Capítulo 2 / El vampiro en mis sueños

CAPITULO DOS

DOMINIC

“Soy el Príncipe de las Tinieblas,” dije calladamente mientras observaba a mi rubia salvadora correr para alcanzar a su larguirucha amiga.
Marissa Lakeland. Por qué en el mundo ella tenía que ser una bruja? Si ella hubiera sido una humana corriente, podría haber iniciado el proceso enta noche. Fácilmente. Simplemente borraría su mente, la haría exponer su garganta a mí…..
Un gemido escapando de mis labios, y su cabeza tirada hacia atrás mientras miraba en mi dirección. Sus ojos, azuladas piscinas, miraban a la oscuridad y la niebla. Sonreí. Ella está tan encantada por mí como yo lo estoy por ella.
Mi sonrisa se desvaneció. La noción de que ella quisiera exponerme por lo que yo era instantáneamente puso un paño frío sobre nuestra relación. Bruja.
La última vez que había tenido un desafortunado enredo con una bruja adolescente, todo lo que pude hacer fue croar afuera mi exasperación. Incluso ahora, aún podía sentir la forma en que mi piel se sintió – viscosa, húmeda y fría, ya no más suave y lisa, sino porosa, y de un enfermizo color verde-amarronado. En serio, debería haber sabido mantenerme fuera de su camino. Mi hermano me había advertido que las brujas tenían una gran aversión para con los humanos, pero estando en uno de mis más ariscos estados de ánimo, planeé demostrarle cuán encantador podía ser y cuán encantada estaría la bruja de comer una hamburguesa conmigo.
Cierto. por dos horas tuve que sufrir la más horrible humillación mientras mi hermano le rogaba a la bruja que me regresara a mi apuesto yo. El dueño de ‘Sitio Hamburguesa’ incluso exigió que fuera echado de su restaurante. Pero después de eso, tuve que soportar a James reprendiéndome por buena parte de la noche. Sabía que nunca me dejaría olvidarlo. Afortunadamente, nunca les contó a mamá y papá.
Sólo que esta vez, no podíamos ocultar mi error de nuestros padres. En virtud de las circunstancias, sentí que ellos lo estaban llevando bastante bien.
Sin embargo, si no le solicitaba ayuda a Marissa pronto, estaré por siempre perdido en el oscuro mundo de los no muertos. Pero me ayudaría ella? Su amiga parecía más segura de sí misma. No sería ella una mejor opción?
No. Marissa era la única destinada a ser mi salvadora. Tan pronto como vi a las dos chicas en la esquina de la hamburguesería, lo supe. Su larga, brillosa cabellera rubia atrapó mi mirada primero. Su delgada, recortada figura, pequeña y bonita como una Pixie, luego. Pero fueron sus ojos, seductores como las aguas del Caribe, las que capturaron mayormente mi atención. Pispiando en ellos, podía verle cada pensamiento.
Eché unas risitas. Ella pensó que yo era apuesto. Luego fruncí el ceño. Exponerme al mundo así ella podía obtener la atención de algún hechicero? Mis caninos picaban queriendo asomar. Por siempre, ella sería mía.
Una bruja. Por qué ella tenía que ser una bruja?
Pateé una hoja en la acera. Por qué no podía haber sido una normal y ordinaria chica humana? Miré de regreso a su silueta, desvaneciéndose en la distancia. Porque por alguna razón, ella era la indicada y la única que podía salvarme – después de todo, estaba escrito en las estrellas.
Desmaterializándome, me apresuré tras ella. Tenía que aprender todo lo que pudiera acerca de ella. Donde vivía, dónde pasaba el rato, quienes eran sus amigos.
Por sobretodo, la mejor manera de hacerla mía.
Una vez que me hallé cerca de las chicas nuevamente, la que Marissa llamaba Kate se giró y le preguntó, “Por qué sigues mirando por sobre tu hombro? Crees que él nos está siguiendo?”
Marissa corrió sus manos sobre las sedosas mangas de su blusa. “No lo sientes tú también?”
Ella parecía ligeramente ansiosa, y mis tripas se retorcieron de pensar que le había causado que me temiera. Cómo la podría convencer de que tenía que ayudarme si ella estaba temerosa de mí?
Kate revisó el área, pero no pudo verme o sentirme como Marissa pudo. Esa era otra razón por la que sabía Marissa era la correcta. Ella y yo teníamos una clase de conexión- una que iba más allá de lo físico. Ella me sintió, incluso si sus ojos no podían verme.
“No hay nadie,” Kate remarcó, aunque su voz no sonaba convencida para nada. Tomó su ritmo de nuevo. “Sólo estás nerviosa.” Miró a su reloj. “Y es ya muy pasada de nuestra hora de dormir.” Descendiendo por una pasarela hacia un hogar estilo rancho de un piso, se puso frente a Marissa. “Vas a estar bien? Me refiero, no estás lejos de llegar a tu casa pero tu cara está tan….pálida. Estás asustada, Marissa?”
“No. Estoy bien” Marissa sacudió su cabeza con vehemencia y se enderezó. “Te veo en la mañana para la escuela.”
“Seeh. No sueñes nada esta noche que yo no soñaría. Alto, oscuro y apuesto, succionando en tu cuello.” Kate se riéndose de su propio humor, aunque su tono de voz parecía de alguna forma tentativo, luego se apresuró hacia su puerta delantera.
Marissa tomó una dubitativa bocanada de aire, luego salió de la pasarela. Tomó pasos más grandes de los que creo ella normalmente debía hacer, su ritmo frenético. De alguna forma tenía que aliviarla, pero materializarme en frente de ella no era la forma. Aún así, quería hablar con ella una vez más antes de que desapareciera dentro de su casa por el resto de la noche. En realidad, quería besar esos curvados labios de ella y hacerla sonreír.
Luego quería morderla, y…….
Pero racionalmente, sabía que necesitaba irme con calma con ella. No atemorizarla más. Así que, qué se me dio a mí por aparecérmele de la nada en frente de ella así como lo hice?
La paciencia no era definitivamente una de mis virtudes. Tenía que conseguir que accediera a ayudarme antes que fuera demasiado tarde. El tiempo se me estaba acabando. Además, mi impulsiva naturaleza no había sido aplastada cuando Lynetta me convirtió en vampiro.
Un estruendoso chirrido emitió Marissa desde las profundidades de su garganta tan pronto como me le aparecí en frente suyo. Intenté la más sensual de mis sonrisas, esperando que no parezca demasiado malévolamente pecaminosa. Haciendo un festín de mis ojos en los suyos, era pura delicia, pero mi única intención era calmar sus miedos.
Sus labios se apartaron en sorpresa y sus amplios ojos mostraban su temor. Sentí su sangre correr por sus venas a la velocidad de la luz. Lo cual definitivamente no ayudaba ni un poquito cuando la ascendente sed de sangre en mi sistema me coaccionaba a hacerla mía. Como la incalculable adicción al chocolate que tenía, no podía evitar desearla. Tratando de frenar mi interés en su sangre, intenté pensar en una forma de apaciguar sus nervios, algo que pudiera decir para calmarla. Cómo deseé que fuera humana para poder usar mis encantos vampíricos en ella y así fácilmente borrar el terror de su mente.
“Qué quieres conmigo?” chilló, sus azules ojos apenas pestañaron como si temiera que fuera a repentinamente desvanecerme de nuevo.
Sin embargo, su algo calma respuesta era un comienzo. Ella no gritó, estaba hablándome.
“Tú me trajiste a ti, Marissa. No puedo evitarlo.” Me ahogué en las siguientes palabras. “Podemos ser amigos?”
No podíamos ser sólo amigos – no en el sentido común de la palabra. Amantes y compañeros por siempre, eso era lo que estábamos destinados a ser. Si sólo pudiera convencerla de dar el primer paso. Si sólo ella me diera su sangre vital…..voluntariamente, amorosamente. Si sólo –
Ella apretó sus esbeltas manos por un momento como si estuviera contemplando algo, luego, habiendo decidido lo que ella haría, las elevó. Meneando sus dedos hacia mí, silenciosamente dijo antiguas palabras, sus labios moviéndose sin voz.
Sin mi expreso permiso, mis labios se abrieron. Marissa realmente no se parecía mucho a la otra bruja adolescente, podía verlo. En lugar de usar un hechizo ruin en mí, todo lo que ella intentaba era un hechizo defensivo.
Sus blondas cejas unidas. “Qué es tan gracioso?” su tono era enojado, ya no temeroso.
Bien. Podía lidiar con el enojo. El temor era más difícil de sobrellevar, particularmente cuando la gente comprende lo que era.
“Tus hechizos…” casi le digo la verdad. Que sus hechizos de brujería no funcionan sobre mí, ahora que era un vampiro. Al menos no creía que funcionaran, pero si la hacían sentir más a gusto, le permitiría continuar inalterada.
Luciendo totalmente exasperada, dejó caer sus manos a sus lados.
“Terminaste?” no creía que ella haya completado su hechizo.
Sus acciones indicaban que ella no había terminado su entrenamiento de bruja tampoco. Si lo hubiera hecho, no habría sido tan fácilmente distraída su concentración por una mera sonrisa. Agradecido de que ella tuviera corazón y no intentara lanzar ninguna maldición o hechizo en mí, tomé un entrecortado respiro.
“Si tú eres un --”
Me crucé de brazos, tratando de calmar la indignación que lentamente quemaba dentro de mí, de que la chica que sería mi compañera quisiera usarme para enganchar a un hechicero. “Tú quieres entregarme a tu orden de brujos. Seré examinado, escarbado y aguijoneado, desnudado, y a continuación, puesto en pantalla.”
Sus cejas se elevaron, y sus pulposos rosados labios se fruncieron. La idea de que sería despojado de mis ropas cruzó rápidamente por su cabeza, pero no pude enganchar si esto era para ella algo bueno, o malo. Entonces sus labios se curvaron ligeramente hacia arriba. Nada bueno.
Intenté nuevamente convencerla de su locura. “Es eso lo que quieres? Probarles a los otros cómo puedes derribar a un poderoso Príncipe de las Tinieblas?”
Si no había nada más, tal vez pudiera apelar a su sentido de justicia.
Ella se cruzó de brazos, sus ojos aún fijos en los míos, pero a pesar de la revelación, ella ocultó sus sentimientos bien. “Así que, tú eres uno.”
No estaba seguro de si ella realmente creyera que yo fuera uno, no a menos que lo admitiera. “Si tú lo dices.” Extendí mi mano hacia ella, disponiéndola a aceptarme por lo que era, sabiendo que mi poder de comandarla era inútil. “Amigos?”
Aparentemente molesta, ignoró mi mano. “No deseo entregarte para ser escarbado, aguijoneado y puesto en pantalla.”
No sentí que fuera totalmente sincera, pero era un inicio. “Pero deseas demostrar que soy un Príncipe de las Tinieblas. De qué otra forma lo harías? Alguien te creería sin una prueba?”
Ella inclinó su cabeza a un lado, su rostro aún ocultando cualquier emoción. “Alguna sugerencia?”
Por dentro, sonreí. Morderla podría probarlo. Pero si sugería tal cosa, saldría ella corriendo? El latido de su corazón había disminuido considerablemente, pero aún era más rápido de lo normal. Si daba un paso hacia delante para cerrar el espacio entre nosotros, estaba seguro que ella se las tomaría.
Aún así no se me ocurría otra forma de darle la prueba. Si hubiera sido un antiguo vampiro, puede que tuviera más ideas en mente. Pero ese era el punto. No lo era, y no quería sufrir ese destino. Quería mi vida de regreso, tanto como se pudiera regresar a la normalidad. Marissa era la indicada para ayudarme a hacerlo.
“Amigos?” Nuevamente, ofrecí mi mano, pero ella no se acercó lo suficiente como para tomarla. Arriesgándolo todo, dije, “está bien, si te muerdo, sería eso prueba suficiente?”
Ella sonrió. La más bonita, resplandeciente, de dientes blancos radiantes, sonrisa que jamás había visto. Dientes perfectos en tamaño, forma y color. Podría ser una modelo de algún comercial de pasta dental, u ortodoncista o algo. Lo mejor de todo había sido que ella no había huido, o dado un paso atrás, y su rostro no estaba lleno de ansiedad o terror.
Irguiéndose, preguntó con una voz entretenida, “Morderme?”
Aunque el alegre acento en el tono de su voz al final de sus palabras indicaba que ella había hecho una pregunta, tomé completa ventaja al establecer lo opuesto. “Me lo estás pidiendo?” sabía que no lo hacía, pero aún tenía que tener esperanza, tonto que yo era. Si sólo ella me lo permitiera, terminaría con todos mis miserables fugaces momentos de preocuparme si alguna vez saldré del horrible predicamento en el que estaba metido.
No que no fuera mi culpa. Nunca debí haber besado a la chica que besé, una sirena ella era – una antigua vampiresa, eso era ella. Gruñí internamente a mi insensatez.
Eso me enseñaría a no levantarme a cualquier chica mayor antes de saber más de quién era ella y a dónde había estado antes.
Los ojos de Marissa brillaban con diversión, y sus hoyuelos se hicieron inclusos más grandes. “No, no te ofrecí que me mordieras. Yo…..” ella soltó una risitas. “Estaba repitiendo lo que creí que tú habías dicho. Ésa es tu única sugerencia para que yo pruebe que tú eres un --”
“Príncipe de las Tinieblas,” la interrumpí, deteniéndola de que dijera la odiada palabra vampiro. Aunque esa no era ni de cerca tan espantosa como el término chupasangres.
Cuando la brisa le dio la vuelta a sus rizos rayados por el sol hacia sus ojos, ella los barrió fuera de su cara. “Príncipe de las Tinieblas. No puedes pensar en otra forma de probar tu existencia?
“Me temo que no. Yo sólo acabo de ser convertido, y….” me estaba muriendo por decirle la verdad, pero por qué alguien que ni siquiera me conoce elegiría arriesgar su vida para asistirme? De alguna manera, tendría que usar mis encantos para convencerla me permita morderla, pero cómo podría hacerlo yo, siendo ella una bruja? Suspiré pesadamente. En cuestión de semanas, perderé toda oportunidad de una reversión.
Ella me esperó pacientemente a que terminara lo que tenía que decir.
Esperando mostrar mi angustia y la terrible situación en la que estaba metido, pellizqué mis cejas juntas, intentando mi más lamentable apariencia.
Su sonrisa se desvaneció, pero un destello de ella quedó sobre sus labios. O ella pensó que yo era el peor actor que alguna vez haya presenciado, o pensó que era un gran comediante.
“Si tú me ayudas, podré convertirme en humano nuevamente. Pero sólo tengo hasta el viernes. A medianoche, permaneceré en lo que soy por siempre, una sombra de la noche.”
Sus expresiones faciales no cambiaron, aún así, sentía que ella se encontraba entretenida por lo que yo tenía que decir. “Qué necesitaría hacer?” ella preguntó, toda seria.
La esperanza parpadeó en mi estómago mientras intentaba reducir la tensión en los músculos de mi cuello. “Tienes que compartir tu sangre conmigo.” Al menos ese era parte del trato. No me atreví a decirle el resto tan tempranamente. Un pasito de bebé a la vez.
Ella negó con la cabeza, definitivamente en contra. Nada bueno. “Entonces tú podrías convertirme en lo que tú eres.”
“No mientras yo esté sólo parcialmente convertido. Es la única forma.” Aunque no había querido arrastrarme servilmente, mi tono de voz definitivamente le suplicaba. Aceptaría ella la lástima?
No pude soltar la segunda parte de la ecuación sobre ella. No aún. Primero, el intercambio de sangre. Si ella no accedía a eso, nada más importaba. Entonces, bueno, asesinar a aquel que me había convertido a mí debiera ser lo llevado a cabo a continuación. Eso terminaría el hechizo. Pero Marissa tenía que hacer el asesinato. Como mi verdadera compañera, ella era la única que podía salvarme.
Ella inhaló profundamente. “Lo consultaré con la almohada.” Se dirigió por acera hacia su casa.
No pude detener la forma en que mi corazón se tiró en picada. No quería intentarlo nuevamente al día siguiente – cada hora que pasaba me llevaba más cerca del infierno permanente que deseaba evitar a cualquier costo. Tenía que convencerla a que accediera, al menos al primer paso. “Nadie más que tú puede salvarme, Marissa. Eres la única.”
Visiblemente tragó con dificultad. Al menos sabía que lo estaba considerando. Incluso si no estaba totalmente de acuerdo, no me había rechazado de plano.
La seguí al tiempo que ella se acercaba al porche envolvente de su casa colonial de dos pisos. Sentí que no había nadie en casa, lo que era algo bueno para mí, pero no para ella. Por qué sus padres la dejarían en su casa sola? Tal vez porque fuera más responsable de lo que yo jamás he sido. Por supuesto, las cosas habían cambiado considerablemente desde que había sido convertido. “No hay nada más que pueda decir o hacer para convencerte?”
Ella se detuvo y se giró para enfrentarme, una sonrisa pícara tirando de sus labios. “Llévame al baile de la escuela.”
Titubeé, absolutamente fuera de balance por su demanda. No podía bailar, ni siquiera en el mejor de los momentos. Por otro lado, significaba eso que ella estaba dispuesta a dejarme tener una probadita de su sangre?
“Un asunto de brujas y hechiceros?” pregunté, tratando de mantener mi tono neutral, pero el nerviosismo todavía sonaba en mi voz. Tenía dos pies izquierdos, y ambos habían pisoteado sobre los pies con sandalias de mi cita la única vez que alguna vez tuve el coraje suficiente como para llevar a una chica a bailar. La voz se echó a correr rápido y ninguna chica, sin importar cuán encantadoramente lo pidiera, iría conmigo a un baile luego de ese desastre.
“Sí. Llévame al mismo. No me lo han pedido aún.” Marissa caminó en reversa por el camino de ladrillos hacia su casa, su cabeza decidida, sus ojos chispeantes con interés.
Inmediatamente una sensación de alivio recayó sobre mí. Estaba librado del problema. “No puedo, puedo? No a menos que sea un hechicero.”
Ella entrecerró sus ojos.
No podía imaginar que Marissa siendo tan linda como era, no tuviera ya una cita, pero también sabía que si la podría tener, habría saltado ante la oportunidad de llevarla, si significara que ella compartiría su sangre conmigo. Mi reticencia? El problema de la inquietante preocupación de que bailaría sobre sus pies cuando ella iba a ser mi compañera permanente. Pero porque no era un hechicero el asunto estaba fuera de discusión de todas formas. Aunque ahora estaba una vez más enfrentándome a tratar de persuadirla para seguir adelante con mi plan. “Habría pensado que habías tenido que rechazar a un montón de chicos.”
Me sonrió, haciendo brillar aquellos perfectos dientes una vez más. “Supongo que estaba guardando mis bailes para ti. Pero…..estás en lo cierto. No puedes entrar a menos que seas un hechicero. Supongo que simplemente estaba tan esperanzada que……se me olvidó.”
Lucía tremendamente decepcionada, y me sentí como un verdadero canalla por estar agradecido de no poder asistir. Todavía no podía cambiar lo que era, ni modificar las reglas del baile de brujas y hechiceros.
La habría enganchado – si sólo pudiera llevarla al baile. “Qué tal una película o un desayuno?” una salida a cenar podría resultar un poquito demasiado peligroso.
“Preferiría que pudieras llevarme al baile,” dijo, cruzándose de brazos.
Nada bueno. Entonces otro pensamiento me golpeó. Por qué ella estaba tan apegada a que yo la llevara al baile? Era un truco para meterme frente al tribunal de brujas? Mi entusiasmo de que ella deseara ayudarme repentinamente se desinfló como una burbuja pinchada por una aguja.
Un disturbio en el aire detrás de mí me advirtió de la inminente condena y me llenó de angustia. El endemoniado vampiro había regresado por más de mi sangre y si no salvaba a Marissa, el vampiro tendría poco trabajo con ella.
“Lynetta,” grité, con pánico en mi voz, tratando de distraer a la vampiresa. Marissa estaba sólo a unos pocos pasos de su puerta delantera. Ella podría lograrlo, si se largaba a ello ahora. “Corre dentro de tu casa, Marissa!”
No podía dejar que Lynetta la atrapara. No sabiendo lo que la vengativa vampiresa podría hacerle. Sin importar qué, necesitaba a Marissa para ayudarme a ganar contra el demonio. La idea de que una chica pudiera ayudarme aún no me sentaba del todo bien, pero estaba viniendo a términos con la idea de que la necesitaba a ella más que a mi vida misma.
Lynetta se abalanzó hacia Marissa con la velocidad de un halcón. Me tiré en palomita entre medio de ambas, tratando de retardar el intento de Lynetta de abordar a Marissa.
Sentí a Marissa titubear detrás de mí cuando Lynetta agarró mi garganta con una de sus manos. Ella cerró sus largos, malévolos dedos alrededor de mis muñecas con su otra mano, obligándome de una, a su voluntad.
“Corre, Marissa!” grazné, los fuertes dedos de Lynetta sellándome el aire de mi tráquea para hacer que me comporte. Con todo mi corazón, mi única esperanza era que Marissa se pudiera alejar y jamás ver lo que Lynetta tenía en mente hacerme a continuación.

TRADUCIDO POR CHLOE ♥

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