Hard Bitten - Capítulo X

CAPÍTULO DIEZ

COMO UN JEFE

Me quedé inmóvil, dándome cuenta por primera vez–y demasiado tarde–que no estábamos solos en la oficina. Apreté mis ojos cerrándolos, la vergüenza subiendo por mis mejillas. Tanto para mantener en secreto nuestra infiltración en las raves.

Unos segundos más tarde, finalmente abrí los ojos otra vez, esperando ver la furia de Ethan. En su lugar, ofreció una dulce mirada rígida.

Tal vez él había cambiado.

"Lo siento mucho," murmuré, antes de dirigirme a Darius. Se puso de pie junto con Malik y Luc, frente a los muebles de cuero en la sala de estar de la oficina que no habían estado allí en mi última visita. Helen hacia un trabajo eficiente.

Darius era alto y delgado, con la cabeza rapada y los ojos azules. Sus rasgos eran afilados y casi arrogantes –nariz recta, boca grande, un mentón aristócrata marcado por una hendidura perfecta.

"Esa es una historia muy interesante que contar", él dijo. El acento de Darius era claramente Inglés; su dicción habría dejado a la reina orgullosa. "Vamos a tomar asiento. Ethan, ¿no te unes a nosotros, también?"

Sentía que la petición era en realidad una orden, así que tomé asiento en una de las sillas de cuero ante el sofá. Mientras que Ethan me siguió de cerca, Luc y Malik tomaron asiento en las dos últimas sillas. Ethan tomó la silla a mi lado.

Darius se sentó en el sofá, después hurgó dentro de su bolsillo y sacó una delgada, caja de plata. La abrió y sacó un delgado cigarrillo negro. No fue hasta que él lo había levantado hacia su boca que miró a Ethan por su permiso.

"Se mi invitado", dijo Ethan, pero era claro que no estaba contento acerca de que Darius fumara en la Casa.

El cigarrillo en la comisura de su boca, Darius puso la caja de vuelta en el bolsillo y sacó una caja de cerillas. Encendió uno, dejando una punzada de azufre en el aire, tocó el extremo del cigarrillo antes de sacarlo con un movimiento de su muñeca. Dejó los desechos dentro de un plato pesado de cristal sobre la mesa de café colocado en el centro del círculo del mueble.

Exhaló por un momento, luego levantó una sola ceja–supongo que ahora sabía de dónde había sacado Ethan ese tic–y sopló una corriente de humo fragante por un lado de su boca.

"En este clima político", comenzó, "con estas oportunidades, ¿enviaste a tu centinela a una rave?"

"No estoy segura de que fuera una rave", expresé, tratando de salvar lo que podía. "Creíamos que podría ser una rave–o algo haciéndose llamar una rave–pero esto está en una escala diferente. Muy grande y muy violenta".

"Las raves siempre son violentas", dijo Darius. "Esa es la naturaleza de una rave".

Abrí la boca para discutir, pero lo pensé mejor. Después de todo, desde que solo había visto una, él definitivamente conocía mejor que yo si la sed de sangre era inusual.

"Lo que es atípico", continuó, "es un miembro del personal de la Casa siendo utilizado para infiltrarse en esas cosas".

"La infiltración fue nuestra única opción", dijo Ethan.

La incredulidad irradiaba en el rostro de Darius, y su tono fue inexpresivo. "Su única opción".

Ethan se aclaró la garganta. "Seth Tate nos informó que sabía que los presuntos asesinatos de tres humanos fueron hechos por vampiros. Él tiene una orden para mi detención a la mano, y ha amenazado con ejecutar la orden en la semana, si no resolvemos el problema. La oportunidad para investigar surgió, y la tomamos".

"¿El ha ejecutado la orden?"

"Todavía no, pero él––”.

“Entonces tenías opciones", dijo Darius, en un tono que no admitía discusión y nos recordó a todos que mientras Ethan era el Maestro de la Casa, Darius era el Maestro de las Casas.

Y luego volvió su fría mirada azul sobre mí.

"Tu eres la Centinela".

"Lo soy, señor".

"Te ves hecha un lío."

Tuve que trabajar para no alisarme el pelo y mi camiseta arrugada. Había dormido en mi ropa, y mientras me había limpiado un poco en la Casa Grey, estaba segura de que todavía me veía muy mal. Por otro lado, me veía horrible porque había estado trabajando, no porque careciera de las habilidades básicas de higiene.


"Estaba en una misión, señor".

"Así era," Darius murmuró. "¿Y estás regresando a la Casa en este preciso momento? ¿Has atravesado Chicago viéndote de ese modo?"

Esperé para dar a Ethan la oportunidad de ofrecer sugerencias silenciosas, decirme sobre que cosas debía o no decirle a Darius –aunque el gato estuviera ya fuera de la bolsa. Cuando se quedó en silencio, asumí que ese era permiso suficiente y dije la verdad- y nada más que la verdad.

"Ya era tarde, señor. Estábamos corriendo cerca a la salida del sol".

El cigarrillo estaba entre sus dedos, Darius se humedeció los labios, y lentamente cambió su mirada a Ethan. "Ahora es tiempo de perfeccionar la imagen pública, para endulzarla y afilarla, no enviarla arrugada y sucia por la ciudad como una especie de chica-fiestera ya usada".

Me puse rígida ante el insulto, Ethan se agitó en su silla. "Ella es un soldado. Que su campo de batalla sea inusual no hace menos al campo de batalla, ni hace que el uniforme sea menos que un uniforme".

Aprecié que él tomara el golpe por mí, realzó lo que algunos creían que era mi "simple"
status como un soldado en la Casa. Y, honestamente, ¿qué más honorable servicio era ese? ¿Tomando decisiones desde un continente lejano, en una camisa de vestir, fumando cigarrillos de una caja de plata?

Levanté la barbilla y crucé la mirada con la de Darius. "Soy un soldado", confirmé. "Y no tengo reparos sobre eso".

Sus cejas se levantaron con interés. "Y has regresado de una batalla".

"En un modo de hablar."

Darius se sentó en su silla de nuevo. "Has dicho que el evento de esta noche, lo que sea que haya sido, era inusualmente violento". Tomó otra calada, la sospecha manifestada en su rostro. "¿Has ido a otra rave? ¿Tienes una base de comparación?"

"No la tengo”, admití. "La comparación es basada en la información de otras fuentes, y la de un sitio que visité después de los hechos. Nuestra inteligencia dice que las raves en Chicago son pocas y distantes entre sí, y eso–quizás para evitar el riesgo de detectarlas–son generalmente negocios muy íntimos. Unos pocos vampiros como mucho. Eso no es lo que vimos esta última noche".

"Aunque estoy en desacuerdo con sus conclusiones, eso no es un mal reporte". Se volvió a Ethan. "Puedo ver porqué te gusta ella, Ethan".

"Es más que capaz," acordó Ethan. "Pero supongo que una actualización del trabajo de nuestra Centinela no es lo que lo trajo desde el otro lado del charco.".

Darius se inclinó hacia delante y puso el resto del cigarrillo en el cenicero. "Las cuestiones en Chicago, como ustedes saben, están aumentando. Cambia-formas. Rogues. El ataque a su Casa".

Ethan cruzó una pierna sobre otra. "Como ha visto, nos estamos encargando de esas cosas".

"Esas cosas sugieren una decidida falta de organización y control político entre las
Casas de Illinois. Cuando Celina fue reemplazada, te convertiste en el Maestro de más alto nivel en Chicago, Ethan. Es tu responsabilidad, tu deber para con el Presidio, mantener la estabilidad dentro de tu dominio".

Y lo hubiera hecho, pensé, si usted hubiera logrado mantener a Celina en Inglaterra, donde pertenece.

"¿Qué significa eso?", Preguntó Ethan.

"Significa que hay una posibilidad significativa de que la Casa Cadogan sea colocada bajo custodia legal por el Presidio hasta que Chicago este bajo control".

No tenía necesidad de saber los detalles de “bajo custodia legal” para tener la idea general–el PG amenazaba con hacerse cargo de la Casa.

La sala quedó en silencio, al igual que Ethan. La única señal de que él había escuchado la amenaza de Darius era la línea de preocupación marcada entre sus ojos.

"Con el debido respeto, señor, no hay necesidad de esa acción impetuosa”. El tono de Ethan era cuidadosamente neutral, sus palabras eran cuidadosamente moduladas. Sabía que él estaba lleno de emociones–no había forma de que Ethan no estuviera hirviendo sobre la posibilidad de que el PG interviniera y se hiciera cargo de su Casa. Pero estaba haciendo un trabajo impresionante al mantener sus emociones bajo control.

"No estoy enteramente seguro de que eso haya sido con el debido respeto, Ethan. Y como estoy seguro que tú lo apreciarás, colocar una de las Casas de América en custodia legal no es algo que el Presidio tome a la ligera. Nos trae recuerdos incómodos".

"¿Incómodos?" Le pregunté. Probablemente no debería haber hablado, siendo el vampiro de menor rango en la habitación, pero a veces la curiosidad se imponía.

Darius asintió. "La Revolución Americana fue una época difícil para las Casas Británicas y Estadounidenses, como podrás imaginar. El PG aún no se había formado–todavía faltando décadas para su formación–y el Conseil Rouge retenía el poder. Siendo francés, el Conseil apoyó la libertad de las colonias. Siendo británicos, no lo hicimos".

Asentí con comprensión. "Y siendo lo que es la inmortalidad, algunos de aquellos colonos siguen vivos en las Casas de América".

"De hecho".

"Una excelente razón," expuso Ethan, "para evitar la discusión de la custodia legal".

"La discusión ya está en marcha, Ethan. Sé que no apruebas al Presidio o las acciones que tomamos, pero tenemos reglas y procesos por una razón".

¿Entonces Celina puede ignorarlas? Me pregunté.

Llamaron a la puerta, la cual se abrió un poco. Un hombre pulcramente vestido con pantalones de vestir, camisa abotonada, y tirantes–con un torcido cabello castaño ondulado –miró hacia adentro. “Señor, su llamada a las Casas de Nueva York está lista". Su voz era igualmente británica y elegante; debía ser parte del séquito de Darius.

Darius levantó la vista y lo miró. "Gracias, Charlie. Estaré allí en un momento".

Charlie asintió, después desapareció de nuevo a través de la puerta. Cuando se hubo marchado, Darius se puso de pie. El resto de nosotros hizo lo mismo.

"Seguiremos conversando después", dijo Darius, y asintiendo hacia a mí. "Buena suerte con tu continua formación".

"Gracias, Señor".

Cuando se hubo marchado, y la puerta se cerró de nuevo detrás de él, el silencio reinó. Ethan puso los codos en sus rodillas y pasó las manos por su cabello.

"Custodia Legal", repitió Luc. "¿Cuándo fue la última vez que eso pasó?"

"No desde la anterior crisis financiera de La Segunda Guerra Mundial ", respondió Malik. "Muchos, muchos años".

"Está siendo poco razonable," dije, mirando en torno a ellos. "Nada de esto es culpa de Cadogan. Es la culpa de Adam Keene. Es la culpa del PG– Es la culpa de Celina. Estamos pagando las consecuencias de sus malos actos, y ahora ¿quieren poner al PG a cargo de la Casa?"

Ethan se irguió de nuevo. "Esto es lo extenso y lo resumido de eso. El asignado para custodiar entraría en la Casa, iniciará una investigación de los procedimientos de la Casa, y tendrá la autoridad–el PG le concederá la autoridad–para aprobar cada decisión que se haga en la Casa, independientemente de si es grande o pequeña. Un custodio que informe de todas las decisiones al PG, incluyendo a Darius, incluyendo a Celina". Ethan me miró, sus helados ojos verdes. "Y me pregunto si hará relucir el problema de que nuestra Centinela le acaba de informar que Chicago se dirige directo al infierno". Tanto la calma, la serenidad, y el perdonar de Ethan había sido un acto de Darius.

Por desgracia para él, había llegado demasiado lejos para que fuera intimidada por una frase sarcástica o una desagradable mirada. Había salido y enfrentado al peligro por él y la Casa, y no estaba cerca de echarme para atrás porque a él no le gustaban las consecuencias. Le devolví la misma mirada.

La sala quedó en silencio, hasta que Ethan ladró una orden, con la mirada todavía en mí. "Discúlpennos, por favor".

Cuando nadie se movió, miró alrededor de la habitación. "No estaba pidiendo permiso."

Eso fue suficiente para enviar a Luc y Malik corriendo hacia la puerta, ambos me ofrecieron miradas simpáticas.

No fue hasta que nos quedamos solos, la puerta cerrada detrás de ellos, que Ethan finalmente apartó la vista. Por un minuto, se sentó en silencio, con la espalda rígida.

Finalmente, regresó a su escritorio y se instaló detrás de él, poniendo el espacio–y el mobiliario–entre nosotros.

Lo había conocido lo suficiente como para llamarlo "típico Sullivan". Era el tipo de acción que habríamos añadido al juego de beber Ethan Sullivan, cayendo en algún lugar entre sus imperiosas cejas arqueadas y su hábito de referirse a cualquier Noviciado en su Casa por la posición, en lugar de por su nombre.

"Centinela", dijo finalmente, uniendo los dedos sobre su escritorio.

Di un paso hacia adelante, con la intención de hacerle creer lo mucho que lamentaba haberle dicho descuidadamente a Darius. "Ethan, lo siento. Estabas en el teléfono, y no se me ocurrió ver si había alguien detrás de mí".

Él levantó una mano. "Le dijiste donde habías ido. No estoy seguro de si estrangularte ahora o simplemente dejar que el Presidium me ayude y que ellos lo hicieran".

Si yo fuera él, también me estrangularía. Solo asintí.

Cuando Ethan finalmente me miró otra vez, había desesperación en sus ojos.

"Un custodio. En mi maldita casa. Una Casa que he vigilado, guiado, criando cuando es necesario. ¿Sabes que insulto es ese? Tener un administrador–algún especialista en organización que no puede guiar a unos vampiros con un mapa y una brújula–¿me reemplazará? Diciéndome lo que he hecho bien o mal, ¿cómo debería "arreglar" las cosas que he roto?".
Mi corazón se apretó con simpatía. Debió haber sido difícil de escuchar que no sólo el líder supremo de los vampiros no estaba contento con su trabajo, pero que estuviera considerando enviar a alguien del otro lado del charco para asegurarse de que el trabajo era realizado correctamente. No me habría encantado, tampoco. ¿Y lo peor? Esto era al menos en parte mi culpa. Quiero decir, parecía poco probable que Darius hubiera viajado tan lejos si no tuviera dudas sobre la Casa, pero eso no significaba que no lo empujaría sobre el borde de la custodia.

"Esta casa es vieja, Mérit. Se trata de una respetable Casa. El nombramiento de un custodio es una bofetada en la cara". Él miraba lejos, sacudiendo la cabeza con tristeza. "¿Cómo no puedo tomar eso como un insulto a todo lo que he hecho desde la muerte de Peter?".

Ese Peter era Peter Cadogan, homónimo de la Casa y primer maestro. El hombre que había tenido las riendas hasta su muerte, cuando Ethan se hizo cargo.

"Lo tomaría como algo personal, también".

Ethan ladró una risa. “Difícilmente eso lo tomaría como algo personal, Centinela. Es que es eso, es una bofetada contra mí y Malik, Luc, Helen–todo el personal. Cada iniciado, cada Noviciado que ha servido. Cada sacrificio hecho. Tu básicamente le dijiste que no tenemos las cosas claras".

"No sabemos si lo que vimos anoche es común. Eso no era media docena de vampiros y un par de seres humanos, Ethan. Allí eran decenas de vampiros, decenas de seres humanos. La fiesta era enorme, era estridente, y no era sólo sobre un poco privacidad".

"Así que no era una rave".

"No el tipo de raves que conocíamos antes. Los vampiros se encontraban en el borde, en el espesor de la magia. Los vampiros estaban buscando pelea por todo el lugar".

"¿Tu y Noah tuvieron que defenderse?".

Odiaba mentir a Ethan. Lo odiaba. Pero no era justo por mi parte limpiar mi conciencia a expensas de Jonah, así que me lo tragué y jugué con la historia.

"Defendernos, sí. No nos envolvimos en cualquier lucha secundaria, aunque las cosas se pusieron desagradables cuando hicimos nuestra salida. Había encontrado un humano que necesitaba ayuda–drogada o glamourada; no estoy segura que era. Necesitaba salir, y allí eran pocos los vampiros que no estaban contentos de verla irse. Noah derramó sangre como una distracción, y los vampiros se volvieron locos. El lugar estalló en lucha, pero logramos sacarla y la enviamos a casa. Ella estaba suficientemente agradecida–lo suficientemente avergonzada–no pensé que ella nos causaría problemas en el camino”.

Suspiré y miré hacia otro lado. "Odio decir esto, Ethan. Me mortifica tener que pensar acerca de una mujer en una mala posición como una carga. Ella se hizo mercancía para estos vampiros. Eso no debería suceder dos veces. No por nosotros".

Miré de nuevo a él, y agradecí la simpatía en sus ojos.

"Eres un vampiro muy humano", dijo cariñosamente.

"Si tu lo dices".

"Una vez lo consideré una carga. Y para algunos vampiros, todavía lo hago. Pero por ti–esperaremos que no te drenen".

Nos quedamos en silencio por un momento, mirándonos. Finalmente rompí el silencio. Alcancé el interior de mi bolsillo, saqué el sobre, y se lo entregué. "Esto es por lo que pensamos que los humanos pudieron haber sido drogados".

Ethan inspeccionó el sobre, luego puso las pastillas en su mano. "¿Qué es V?"

"No lo sé. Asumo que representa "Vampiro". ¿cuál es el chiste? El humano que me lo dio, Sarah, había aprendido acerca de la rave en el Temple Bar".

Su mirada fue fría. "Alguien está utilizando el bar de la Casa Cadogan para atraer humanos?".

"Ese parece ser el caso".

Un músculo en su mejilla tembló, pero después de un momento, pareció relajarse de nuevo.

"Al menos lograste no decirle a Darius acerca de eso".

Había una sonrisa en sus ojos que me hizo sonreír.

"Agradezcamos a Dios por los pequeños milagros", estuve de acuerdo. "Sarah dijo que escuchó acerca de la rave por un chico... y una mujer llamada Marie".

Ethan se congeló, antes de regresar las píldoras al sobre. "Hay probablemente cientos de mujeres llamadas Marie en Chicago".

"Es verdad," estuve de acuerdo.

Me entregó el sobre. "No hay manera de saber que era Celina. Ella no ha usado ese nombre en dos siglos".

"Eso también es verdad” dije, tocando el sobre con mis dedos.

"Usualmente tienes mas argumentos sobre este punto".

"Usualmente tengo más pruebas para seguir adelante".

Él sonrió. "Todavía podríamos hacer de ti una Centinela".

Por supuesto, mientras que usualmente tenía más evidencia de que Celina estaba involucrada en algo desagradable, eso no cambiaba los hechos... "Es que aún es mucha coincidencia que la rave sea promocionada usando uno de los anteriores alias de Celina".

"Un alias que nos ha dejado sabotear siendo la última vez que lo usa ", me recordó Ethan. Él tenía una punto–Celina envió e-mails incriminatorios a Peter como "Marie Collette". Pero el había olvidado un hecho clave.

"Celina no sabía que habíamos rastreado ese e-mail en particular, ella usaba otra media docena. Y no sabe como encontramos los que son acerca de Peter. Ella sólo sabe que él dejó de seguir sus órdenes. Y, lo más importante, probablemente no sabía que ella lo había atrapado. ¿Cuáles son las probabilidades de que una chica en particular tuviera que decirme sobre alguien llamada 'Marie' atraía humanos frente a un bar?"

"¿Cuáles son las probabilidades de que Celina utilizaría un alias que pudiéramos identificar afuera de nuestro propio bar?"

Bueno, dicho así, no suena tan convincente.

"Solo porque en este momento no tengo todas las evidencias no significa que no hay pruebas que encontrar".

"Y así comienza", murmuró, y luego levantó la mirada, ya no se divertía. "Mérit, el jefe del GP está a unos pasos de nosotros en este momento. Te estoy ordenando que no divulgues su nombre de nuevo––".

Cuando abrí mi boca para objetar, levantó una mano.

"Hasta que no haya más evidencia que un nombre ella podría o no usarlo. Ahora considero que el tema se ha terminado. ¿Entendido?"

"Entendido", le dije, entonces mojé mis labios. "¿confías en mí?"

Su mirada fue un poco más seductora de lo que podría preocuparme. "¿confío en ti?"

"No suena como a Darius esperando a que me ensucie las manos. Pero este es mi trabajo, y francamente, soy buena en eso.

"Para sorpresa de todos."
Le puse una cara petulante. "Sabemos que algo raro está pasando ahí fuera. Si la escena de la rave es la forma en que entraremos y las cerraremos–al modo en que hacemos que los vampiros no estén por ahí sacrificando humanos en masa, entonces–seguiremos el itinerario de la rave. Necesito salir de nuevo, y necesitamos mantener tirando esta cadena".

"No se puede ser un enemigo del GP. Y no sólo porque eres un miembro de esta Casa", agregó preventivamente a mi estrecha mirada. "Comprendo tu impaciencia y el honor de tu compromiso. Pero si ellos creen que tu postura es en contra de ellos, te harán declinar, Mérit. Su soberanía es importante. Celina vive porque no ha desafiado esa soberanía, si tú lo retas, supondrían una amenaza directa a Darius y los demás. Y ese será tu principio y fin".

“Lo sé. Pero esa no es razón suficiente para permitirles romper a la ciudad en partes".

Su expresión–mitad resignación dolorosa, mitad orgullo–reflejado en mis propias emociones. "No te estoy entrenando, invirtiendo en ti, para poder darte al GP como una especie de sacrificio de la Ciudad de los Vientos".

Su voz era suave, seria, pero allí estaba la emoción en sus ojos. Emoción real.

"No tengo la intención de ser un sacrificio. Y tampoco intento dejarte ser uno".

Miró hacia otro lado. "Ellos tienen un ojo puesto en la Casa. Ellos sabrán lo que estamos haciendo".

Aquí viene el pateador, pensé, reforzándome. “No si tu no estás involucrado".

Hizo una pausa, evidentemente sorprendido, luego se inclinó hacia atrás en su silla. Podría estar nervioso acerca de la idea, pero desperté su interés. "¿Qué significa?"

"Significa que tengo amigos poderosos. Mallory. Catcher. Gabriel. Mi abuelo. Noah”. No mencioné a Jonah y al resto de la Guardia Roja. "Puedo trabajar con ellos para lograr que el GP no logre permitirte hacerlo".

Frunció el ceño, Ethan se sentó de nuevo y acomodaba unos papeles ausentemente sobre su escritorio. Después de un momento, negó con la cabeza. "Si tu estás trabajando sin mi autorización, también estas trabajando sin mi protección. Y si te ves atrapada, al GP no le gustará la idea de una Centinela incontrolable corriendo por Chicago".

"Pero van a permitir que un ex-Maestro incontrolable corra alrededor de Chicago?"

"Ella sólo mató a humanos", me recordó secamente. "Estamos hablando de un desafío al GP".

"Estoy hablando de hacer lo que sea necesario, y lo que es correcto. Tenemos manifestantes humanos afuera y un alcalde que tratará de poner a Dios en tu contra y a la Casa para que pueda hacerse de un nombre por sí mismo. También tenemos muchos vampiros realmente cabreados que comenzaran una lucha sin provocación sólo por que se divierten con hacerlo. ¿Esperaras a que corran alrededor de Chicago? Además," agregué en voz baja, sabiendo que él necesitaba escucharlo, "Ahora soy más fuerte de lo que era antes. Ahora estoy más calificada de lo que era antes".

Él me miró, la preocupación se estiraba en sus ojos.

Dios, odiaba verlo preocupado. Odiaba lo que había hecho para ponerlo así. Y aún así fui hacia él, todas las razones para lo contrario. Me deslicé entre su silla y el escritorio, y cuando se inclinó hacia mí y apoyó la frente en mi abdomen, deslicé los dedos en la gruesa seda de su pelo dorado.

"Seré cuidadosa".

Ethan gruñó y envolvió sus manos alrededor de mi cintura. Pasé mis dedos por su pelo–el mismo movimiento una y otra vez–y luego tracé las yemas de mis dedos por su espalda. Poco a poco, sentía la tensión salir de sus hombros.

Miró de nuevo, sus ojos eran ahora verdes piscinas centellantes.

Sonreí hacia él. “Pareces borracho".

"Me siento... relajado".

No confiaba en que no cruzaría más líneas de las que ya había saltado, así solté sus manos y me alejé, luego me moví alrededor de su escritorio y me senté del otro lado.

Me imaginé que vería la irritación en sus ojos cuando le devolví la mirada. Por segunda vez, me sorprendió. Sonreía, del tipo honesto, humilde, una dulce sonrisa.

"Tal vez estoy mejorando en esto?", preguntó. "¿Mejor cortejarte en la manera en que debes ser cortejada?".

Crucé una pierna sobre la otra y encontré su mirada. "Mi trabajo es asegurar la santidad de esta Casa. El velar por la cordura del Maestro pareciera ser un buen comienzo".

"¿Es esa la historia a la que te estás apegando?"

"Esa es mi respuesta."

"No me lo trago".

Esbocé una sonrisa, los ojos medio escondidos debajo de mis pestañas. "No tienes que hacerlo".
"Hmmph", dijo, pero estaba claramente satisfecho por la réplica.

Esta vez, fue él quien tomó la ofensiva. Se puso de pie, se movió alrededor de su escritorio y fue hacia mí. Me enderecé, cada nervio de mi cuerpo en estado de alerta mientras se acercaba. Cuando llegó a mí, me tomó las manos, el mismo movimiento que el alcalde Tate había usado hace un par de noches.

"Estoy suficientemente consciente como para admitir que prefiero tener el control ", dijo. "Es una consecuencia, que pienso, es la responsabilidad de mantener esta Casa. Pero te dije lo que siento por ti––"

“No, en realidad".

Parpadeó. "¿perdón?"

Le di una sonrisa. "Me dijiste que estabas empezando a recordar cómo se sentía el amar a alguien. No hiciste una confesión específica hacia a mí".

Sus labios estaban apretados, pero fue suficientemente inteligente para hacer la pregunta pertinente. "¿Va a hacer una diferencia si digo eso?"

"No. Pero una chica le gusta sentirse apreciada".

La única advertencia que tuve fue el flash en sus ojos antes de que se moviera, se puso de rodillas. Me quedé helada, mi estómago se apretó. Aparté mis bromas, un chico sobre sus rodillas significaba que no estabas preparada para escuchar esas cosas.

Ethan se adelantó y deslizó una mano alrededor de mi cuello, su pulgar trazaba el punto donde se encontraba el pulso. "Mérit, te a––"

"No lo hagas". Sabía que lo había incitado a eso, pero no significaba que yo estaba lista para esas palabras. Podía escuchar los ruegos en mi voz, pero me las arreglé para detenerlo antes de que saliera la palabra con A. "No lo digas. Expresándolo allí sólo hará más difíciles nuestros puestos de trabajo".

"No me siento halagado por el hecho de que no estas segura de si lo estoy diciendo en serio o no".

"¿Y tú?"

Me dio una mirada plana, pero luego su expresión cambió a algo mucho más significativo. Y eso hizo que me preocupara.

"¿Qué?" Le pregunté.

"Somos vampiros."

"Soy consciente de ello".

"Como vampiros, ofrecemos, negociamos, y honramos nuestros acuerdos".

Levanté las cejas. "¿Y qué acuerdo estas intentando establecer?"

"Quiero un beso. Un beso ", añadió, antes de que pudiera cuestionar con él, "y voy a mantener la declaración para mí mismo. Un beso, y después cesaré al flirteo, como tu lo llamas, a menos que y hasta que tú vengas a mí con tus propias declaraciones".

Deslicé una mirada para ver su expresión. La psicología inversa no estaba más allá de él, y el trato no tenía mucho sentido contradictorio. No podía negar la atracción entre nosotros, pero me sentía bastante segura de que manejaría no hacer insinuaciones sexuales a mi jefe.

"¿Un beso?" Reiteré.

"Un beso".

“Trato hecho” dije. Con la esperanza de soltar el arma, cerré los ojos y le ofrecí los labios fruncidos. Ethan se echó a reír, pero ignorándome el tiempo suficiente para abrir un ojo.

"No creas que lo vas a conseguir fácilmente". La mano en mi cuello se deslizó hacia abajo, su pulgar apoyado en el hueco de la base de mi cuello, el resto de los dedos extendidos a través de mi clavícula. Sus ojos verdes se quedaron extrañamente sobre los míos, al menos hasta que sus pestañas enredadas bajaron y él se movió.

Pero no me besó.

Su boca se cernía un poco más allá de la mía, estaba fuera de alcance sólo en la medida que se negaba a lanzarse hacia delante–y se negaba a ejecutar la negociación.

"Estás haciendo trampa", murmuré. Estaba decidiendo acerca de si me alegraba de ello o no. Tenía miedo de que sus labios tocaran los míos, perdería la voluntad de resistir, y tenía miedo de que si cedía, perdería mi corazón otra vez.

Ethan negó con la cabeza. "Dije un beso, y lo dije en serio. Un beso, mis términos, reclama en el momento adecuado".

De repente, cambió su boca a mi oído, sus dientes rozando el lóbulo. Me estremecí por la chispa que cantaba por mi espalda, mis ojos retrocedieron por el ridículo placer de eso.

"Este no es un beso", susurró, sus labios en mi oreja.

"Tampoco está el espíritu de la negociación".
"No hay que centrarse en los formalidades, Mérit".

Y entonces sus labios regresaron de nuevo, situándose en contra de mi mandíbula, burlándose con la posibilidad de que podría hacerlo.

Con la anticipación de eso.

Encontré la necesidad de dar un paso adelante, para impulsar a mis labios contra él para hacer algo. Para empujar a mis labios contra él porque me estaba incitado a ello.

"Voy a tenerte en mi cama de nuevo, Centinela. A mi lado. Es una promesa".

"¿Quieres decir que te estas burlando dentro de esta seducción?"

"¿Está funcionando?"

Mi respuesta fue menos una palabra que un quejido frustrado. Estaba lo suficientemente consciente de saber que la única cosa que me gustaba era esperar a no conseguir lo que quería. En mi experiencia, esperaba que fuera divertido más a menudo.

Por otro lado, se trataba de un juego que podía fácilmente ser jugado por dos.

Levanté la mano y empujé un mechón de pelo detrás de su oreja, después, tracé la línea de sus cejas y la mandíbula con un dedo, bebía la mirada en cada parte de su cara, desde los perfectos pómulos a los grandes labios.

Esta vez, él se congeló.

Enrojecido con el poder femenino, tracé la línea de su cuello, envolví un puño en la parte superior de su camisa y tiré hacia adelante.

Sus ojos se abrieron, y le regresé una sonrisa.

Esta vez, lo torturé, rozando mis labios a lo largo de la línea de su mandíbula, y luego a su oído. Mordí delicadamente, lo suficiente para escuchar un pesado suspiro. No estaba segura de lo que significaba, si lo estaba torturando porque pensaba que merecía ser objeto de burlas al igual que él me había estado molestado, o si quería la satisfacción de hacerlo por mi cuenta.

Mi corazón latía con fuerza, el ritmo acelerado por el miedo, el temor y el simple deseo.

"¿Te gusta ser objeto de la burla?" Susurré.

"Me gustan los preliminares", dijo, palabras de confianza, pero su voz era áspera por la excitación.

Tomé el filo de su voz ronca como referencia. Quería burlarme de él, no nos empujaría más allá del punto sin retorno. Puse una mano plana contra el pecho de Ethan y lo empujé hacia atrás. Se levantó tambaleándose sobre sus pies, mirando hacia a mí con frustración en los ojos.

Una cucharada de su propia medicina, pensé. Estar así de cerca de algo que quería... y aún así estar tan lejos.

Me puse de pie, caminé alrededor de la silla y me fui hacia la puerta, luego dejé escapar un suspiro y enderecé mi cola de caballo.

"Eso es todo?"

Mi corazón latía como un tambor, la sangre corría por mis venas más rápido de lo que debería estar. "Un beso, me dijiste. Tuviste tu oportunidad de tomarlo".

Ethan se humedeció los labios, se arregló el cuello, y regresó a su escritorio. Se sentó en su silla, después me miró, había algo suave en sus ojos.

"Un beso", prometió. "Y después de eso, la próxima vez que nos toquemos, será porque tu me lo pides".

No fui tan ingenua como para decirle que no preguntaría, negar que yo lo buscaría de nuevo. Lo sabía mejor; los dos lo sabíamos mejor.

"Tengo miedo", finalmente confesé.

“Lo sé". Su voz era tranquila. “Lo sé, y me mata esa expresión de miedo en tus ojos".

Los dos nos quedamos en silencio por un momento.

"¿Cuál es el siguiente paso?", pregunté, regresándolo de nuevo al negocio una vez más.

"¿Una bebida fuerte?"

Abrí la boca para responder, pero luego se me ocurrió algo. Pensé en lo que Sarah había dicho, y luego hice un gesto hacia sus muebles nuevos y relucientes. "Ya sabes, una bebida fuerte no puede ser tan mala idea".

"¿Te has decidido finalmente al alcohol, Centinela?"

Le sonreí de nuevo a él, un brillo en mis ojos. "Estamos llegando al final de la construcción. Tal vez debería reunir a algunos noviciados para tomar una copa en Temple Bar".

Sus ojos se abrieron apreciativamente. "Ofreciendo una oportunidad casual de investigar si alguien está usando mi bar para reclutar víctimas humanas. Buena idea, Centinela".

"No sé de lo que estás hablando, Sullivan. Estoy hablando de un par de copas con mis amigas. "

Nos quedamos en silencio durante un momento, el nuevo trato solidificado entre nosotros. Yo era los ojos y oídos de Ethan, su herramienta para resolver el presente problema con Tate. Pero además de mantenerlo a salvo, no podía darle más información que la necesaria. No estaba loca por tomarlo contra el GP, y yo todavía no tenía mucha experiencia jugando al Centinela sin Ethan a mi lado, pero me gustaba la idea de jugar al Centinela sin la constante lucha entre la química de Ethan, yo y el peligro que traía consigo.

Miró su reloj. "En caso de que estés vagamente curiosa, Darius, sin duda, estará de regreso para dar amenazas adicionales, pero finalmente se retirará al Trump. Una combinación entre jet y cárcel vampiro. Si te diriges al bar, en digamos, tres horas, probablemente te extrañará por completo".

"Qué mala suerte". El acuerdo quedó hecho, me dirigí hacia la puerta. "Voy a mantenerte informado sobre cualquier los especiales pertinentes de bebidas".

"¿Centinela?"

Miré hacia atrás.

"La próxima vez que te sientas conversadora, no te olvides de ver primero la habitación".

Traducido por Chelo.


PD: Corregí el capitulo por la mitad porque tengo que irme a estudiar para un examen, y generalmente me lleva mas tiempo corregir que traducir. Corregir no es lo mio ya ven. Asi que el capítulo a la perfección va a estar cuando tengamos el libro completo para descargar. Y de nuevo les pido que si ya leyeron el libro, se guarden cualquier comentario que puede spoilear a otras lectoras. Gracias.

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Hard Bitten - Capítulo IX

CAPÍTULO NUEVE

SÉ SIEMPRE HUMILDE. . . A MENOS QUE SEAS INMORTAL Y ENTIENDAS SOBRE INTERÉS COMPUESTO


Me desperté, pestañeando por el resplandor de las luces desconocidas. Estaba acurrucada en una bola sobre una gigante cama trineo que olía a colonia esencia a madera y canela. Me enderecé y abarqué el entorno desconocido. Una cama enorme coronada por una pila de cama de ropa. Un igualmente enorme televisor plano en el extremo frente a una cómoda. E inclinado contra esa cómoda, con sus brazos cruzados sobre su pecho, estaba Jonah. Estaba vestido más casualmente que anoche con una remera escote en V, jeans y zapatillas.

“Buenas noches, Centinela.”

“Dónde estamos?”

“En la Casa Grey. Mi habitación.”

“Casa-,” Comencé a repetir, pero la noche me vino a la mente. Me quedé dormida en su auto, y él me debe haber traído aquí. No, no sólo haberme traído-haberme cargado-dentro de la Casa Grey mientras estaba dormida.

“No estaba cómodo con dejarte en tu auto. Estabas completamente desmayada, y que estés aquí era más fácil de explicar que yo apareciendo contigo en la Casa Cadogan. El amanecer se estaba acercando; tenía que hacer una llamada.”

Eso tenía sentido, aunque no estaba emocionada por haber sido cargada como una chica indefensa en uno de mis atuendos destripadores favoritos.

“Gracias. Alguien más me vio entrar?” Si era así, ya que había pasado la noche en la habitación de Jonah, podía imaginar muy bien yo misma qué estarían pensando. Sentí el calor elevándose por mis mejillas.

“Nop. Todo el mundo estaba acostado para ese entonces.”

Levanté mis pies sobre la cama y enterré los dedos en la cara y densa alfombra.

“Dónde dormiste?”

Señaló con su pulgar sobre su hombro. “En el living. Soy un caballero, y no hay nada sobre seducir a una vampiro inconsciente que me atraiga.” Se encogió de hombros. “Además, el sol ya casi estaba fuera. Y nosotros también. Podría haberme dormido a tu lado, y ninguno de los dos se hubiera enterado. Ambos hubiéramos sido ángeles.”

Sabía lo suficiente sobre chicos como para estar de acuerdo, pero apreciaba que me hubiera dado espacio. Era un acto caballeroso, y no algo que tomara por sentado.

“Gracias.”


Se encogió de hombros. “Tomé prestado tu celular. Le envié un mensaje a Ethan para dejarle saber que estabas bien. Pensé que probablemente tuvieras que reportarte cuando regresaras, y una llamada de mi parte hubiera sido realmente sospechosa.”

Asentí en acuerdo. Por supuesto, sólo porque no se hubiera expuesto a Ethan no significaba que no fueran a haber preguntas. Ethan todavía se preguntaría dónde había pasado el día.

Miré al living donde él había dormido. Un sofá de felpa y un sillón de un cuerpo estaban posicionados cerca de otra televisión de pantalla plana montada en la pared. El resto de la sala era igual de agradable. Alfombra de lujo, colores ricos, molduras de corona y revestimientos. Un videojuego en un soporte estaba colocado contra la pared, y una camiseta enmarcada de Ryne Sandberg colgaba de la otra.

Este lugar podría haber sido presentando en los Cribs de vampiros.

“Es un lugar muy agradable.”

“Nueva Casa, nuevos alojamientos. Bueno, Casa relativamente nueva, de todos modos. Solamente ochenta años, lo cual no es mucho cuando la inmortalidad es el contexto.” Caminó hasta una mini nevera construida dentro de un gabinete en la pared más lejana y la abrió, revelando ordenadas filas de botellas de pico largo. Sacó una y caminó hacia mí.

“No creo que el alcohol vaya a ser lo mío en el día de hoy.”

“No es cerveza.” Cuando la extendió hacia mí, la miré mejor. Era sangre. En una botella tradicional de cerveza, pero definitivamente no la bebida tradicional. Era otro producto Blood4You-desafortunadamente nombrado LongBeer. Ellos realmente podrían usar la experiencia de Mallory en marketing.

“Luces como si pudieras necesitarla.”

Asentí en acuerdo y abrí la tapa, mis dedos temblando por el hambre repentina.

La sangre estaba fría y tenía un gusto picante en ella, como si hubiera sido tratada con una pizca o dos de Tabasco. Era deliciosa. Pero más importante, saciaba la necesidad. Me terminé la botella en cuestión de segundos, luego la bajé nuevamente, agitada.

“Creo que la necesitabas?”

Asentí, limpiando mi boca con la parte posterior de mi mano. “Lo siento. Algunas veces el hambre se apodera de mí.”

Jonah se acercó y tomó la botella de mi mano. “Puede suceder. Y tuviste una gran noche anoche.”

“No tan grande como debería haber sido, pero sí lo suficientemente grande. Me dio hambre en la fiesta, y tuve suerte de no enloquecer como todo el mundo allí.”
Dejó caer la botella en un contenedor al lado de la nevera. “Hablando de eso, definitivamente hiciste explotar a los vampiros.”

“No fui yo,” Le aseguré. “Una vampiro me empujó y terminé con dos vampiros en mi cara tratando de eliminarme.”

Jonah frunció el ceño. “Parecía haber mucha agresión en el aire.”

“Y notaste sus ojos?” Pregunté.

“Totalmente plateados, casi sin pupila. Ellos estaban completamente vampirizados.”

“Había también un montón de magia en el lugar. Pones esas dos cosas juntas y obtienes vampiros ansiosos por una pelea.”

Sacudí la cabeza. “Esto no puede ser solamente sobre el volumen-todos los vampiros en el lugar juntos. Las Casas no podrían existir si estar cerca de otros vampiros los hacen lo suficientemente predadores para luchar sin razón alguna. Tal vez sea una cosa mental? Un vampiro ordena violencia y el resto de ellos caen en la línea?”

Jonah sacudió su cabeza. “Tengo otra teoría. Qué pasa si la magia no estaba siendo derramada solamente por los vampiros-qué si los estaba dirigiendo?”

“Estás sugiriendo que alguien estaba usando magia contra nosotros? Alimentando la agresión?”

Asintió. “Haciendo a los vampiros súper predatorios.”

“De acuerdo,” permití, “di que es magia. Pero a quiénes implica eso? Hechiceros? Ellos usualmente tratan de mantenerse lejos del drama vampírico, y hay solamente, como, tres en el área de Chicago. Conozco a dos de ellos, y hacer que los vampiros jueguen a ser gladiadores no está exactamente en su lista de cosas por hacer.” Por supuesto, nunca había conocido al tutor de Mallory, pero tenía una muy buena idea de cómo estaba pasando su tiempo-entrenándola a ella.

“Bien, entonces probablemente no sean los hechiceros. Cómo encontraste a Sarah?” Jonah preguntó.

“Estaba sentada en el suelo, luciendo completamente volada. Sin mordeduras visibles, así que algo más tenía que estar sucediendo. Es posible hacer que alguien se sienta enfermo con glamour? Quiero decir, hacerlos físicamente más débiles usando glamour?”

Frunció el ceño, considerándolo. “Nunca lo he visto. Pero eso no significa que no sea posible. Aprendiste algo de ella? Cómo supo sobre la fiesta?”

Le pasé la información que ella me había dado sobre el Templo Bar y sobre el hombre que había visto fuera. “También me dio esto,” dije, buscando el sobre en mi bolsillo. Lo saqué, luego abrí la solapa y vacié su contenido en mi mano.

Dos píldoras blancas cayeron en mi palma.

“Bueno,” él dijo, “eso puede explicar por qué estaba tan fuera de sí.”

Sostuve una tableta contra la luz. La misma V curvada estaba grabada en su superficie.

“Ella dijo que no tomó nada.”

“También estaba avergonzada sobre lo que había sucedido.”

“Cierto,” estuve de acuerdo. “Tate dijo que el Sr. Jackson había sido arrestado por posesión de drogas. Así que quizás los vampiros están drogando a los humanos para hacerlos, qué, más susceptibles al glamour?”

“Dada la multitud que viste anoche, eso te parecería inverosímil?”

Desafortunadamente, no lo hacía. Por supuesto, tampoco teníamos evidencia de ello. Sarah podría haber estado bajo los efectos del glamour-no es que vampiros manipulando humanos fuera una gran mejora con respecto a drogarlos.

En cualquier caso, era digno de ser investigado. Puse las píldoras de regreso al sobre, luego lo coloqué en mi bolsillo nuevamente. “Las llevaré de regreso a la oficina del Ombud,” Le dije.

“Tal vez ellos puedan averiguar algo más.”

Con el interrogatorio terminado, Jonah me dejó refrescarme en su pequeño baño. Limpié los restos de rimel y subí nuevamente mi cola de caballo.

Cuando salí, estaba sacando un vibrante celular de su bolsillo. Levantó la vista hacia mí.

“Voy a tomar ésta. Regresaré enseguida. Siéntete como en casa. Hay más sangre si la necesitas.”

Asentí hacia él. “Gracias.”

Salió fuera y cerró la puerta tras de sí, dejándome sola en el genial conforte de su suite.

Doblé la esquina, moviéndome dentro de la sala de estar y hacia un grupo de papeles encuadrados en la pared. Ellos eran diplomas de cuatro doctorados: tres de escuelas estatales de Illinois (historia, antropología y geografía) y uno del Noroeste (literatura Germana y pensamiento crítico). Cada diploma llevaba una variación de su nombre-John, Jonah, Jonathan, Jack-y sus fechas se extendían en el tiempo a través del siglo XX.

Supuse que la escuela de posgrado era posible para un vampiro.

La puerta se abrió. “Lo siento,” dijo detrás de mí. “Era Noah. Ahora está enterado de que pasaste la noche en su piso.”

“Bien pensado,” dije, asumiendo que Ethan no me preguntaría sobre los puntos más finos de la casa de Noah-o cualquier otro detalle sobre Noah más allá de los pocos que ya sabía.

Señalé los diplomas. “Eres todo un estudiante.”

“Es ‘estudiante’ un eufemismo para ‘friki’?”

“Es un eufemismo para ‘hombre con cuatro doctorados.’ Cómo lograste todo esto?”

“Mientras escondía el hecho de que soy un colmilludo, quieres decir?”

Asentí, y él sonrió caminando hacia mí. “Muy cuidadosamente.”

“Un montón de clases nocturnas?”

“Exclusivamente. Todos estos fueron antes de que las clases online fueran una opción.” Sonrió secretamente mientras miraba los certificados. “En épocas anteriores, la escuela de posgrado era todavía un lugar para excéntricos. Era fácil actuar como el genio solitario-el que solamente tomaba clases a la noche, dormía durante el día, etcétera.”

“Asististe a clases con profesores para la especificación? Hacerlo, parecía mucho más difícil.

“No lo hice. Tuve suerte de recibir dinero para las becas, y me gustaba investigar, así que me mantuvieron lejos de los salones de clases. De otro modo, hubiera sido difícil de lograr.” Inclinó su cabeza hacia mí. “Pasaste tiempo en la universidad?”

“Antes de haber sido cambiada, sí.”

Debe haber oído el arrepentimiento en mi voz.

“Supongo que hay una historia allí?”

“Estaba en la escuela de posgrado en la Universidad de Chicago antes de ser convertida en vampiro. Literatura Inglesa. Tres capítulos en mi tesis.” Antes de que pudiera detenerme a mí misma, la historia entera estuvo fuera. “Estaba caminando a través del campus una noche, y fui atacada.” Levanté la vista hacia él. “Por uno de los Rogues que Celina contrató.”

Sumó dos más dos. “Tú eras una de las víctimas del parque. La que fue mordida en el campus?”

Asentí. “Ethan y Malik estaban allí. Intervinieron, asustaron al atacante, y Ethan me llevó a casa y comenzó el Cambio.”

“Dios, eso fue afortunado para ti.”

“Lo fue,” estuve de acuerdo.

“Entonces Ethan salvó tu vida.”

“Lo hizo. Y me convirtió en un vampiro Cadogan y en la Centinela de la Casa.” Fruncí el ceño. “También me sacó de la universidad. No creía que pudiera regresar como vampiro.” Eso fue justo después de que el Registro Vampírico Norteamericano expusiera que era una Iniciada en el diario, así que probablemente estuviera en lo cierto.

“Tenía un punto,” Jonah dijo. “La universidad como un vampiro sacado del armario no sería una tarea fácil. Hubiera sido un poco más fácil, creo, como un viejo vampiro que conociera las reglas, que conociera como jugar el juego. Para un Iniciado todavía aprendiendo el oficio?” Se encogió de hombros. “Hubiera sido difícil.”

“Lo dice el hombre con cuatro doctorados.”

“Es un punto justo. Pero pareces haberte ajustado a ser un vampiro, incluso si la transición no fue exactamente por opción.”

“No fue fácil,” admití. “Tuve mis momentos de irritante protesta. Pero eventualmente alcancé el punto donde tenía que aceptar quien era y lidiar con ello-o dejar la Casa y pretender ser un humano de nuevo.” Me encogí de hombros. “Opté por la Casa.”

Jonah humedeció sus labios, luego me miró de reojo. “Debería dar crédito donde el crédito es debido. Lo hiciste bien anoche.”

“Eso sería más halagador si no hubiera tanta sorpresa en tu voz.”

“Mis expectativas eran bajas.”

“Sí, soy consciente de ello.” Pensé sobre la primera vez que nos vimos, sobre el desdén en su voz. “Y por qué es eso exactamente? Por qué el sentimiento anti-Centinela?”

Bufó. “No se debe tanto a ser anti-Centinela-”

“Sino anti-Merit?” Terminé por él.

“Conozco a tu hermana,” dijo. “Charlotte. Tenemos amigos en común.”

Charlotte era mi hermana mayor, actualmente casada con dos hijos y comprometida a tiempo completo con las veladas caritativas y recaudadoras de fondos. Amaba a mi hermana, pero yo no era parte-por elección-de los elegantes círculos en los que ella se manejaba. Por lo tanto no me sorprendía exactamente que él la conociera.

“Bien,” dije.

Suspiró, luego me miró un poco culpable. “Había asumido-siendo una Merit- que tú eras su clon.”

Me tomó un momento asimilar su respuesta.

“Y ahora qué?”
“Yo sólo supuse-ya que son hermanas y todo. Y ambas Merits. . .” dejó de hablar, pero no necesitaba terminar el resto de la oración. Jonah no era el primer vampiro que confesaba haberme juzgado basándose en mi apellido-y el equipaje que acompañaba la riqueza y notoriedad. No estoy diciendo que el dinero no tenga sus ventajas, pero ser juzgada por tus propias acciones-en gran medida por objeto-no era una de ellas.

Por otra parte, eso explicaba por qué había sido tan frío las primeras veces que nos vimos. Había esperado una vampiro malcriada de los nuevos ricos de Chicago.

“Amo a mi hermana,” le dije. “Pero estoy lejos de ser su clon.”

“Ya veo.”

“Y ahora qué crees?”

“Oh. Bueno.” Sonrió, y allí había orgullo en sus ojos. “Ahora que te he visto en acción. Que he visto este ángel vengador-”

“Prefiero Vengadora Encoletada,” dije secamente.

Ese era el apodo que Nick Breckenridge (alias “el chantajista”) me había atribuido.

Jonah rodó sus ojos. “Este ángel vengador vampiro,” continuo, “yendo al rescate de humanos y rugiendo a los supernaturales que se interponían en su camino. Y ahora me pregunto si no serías una no tan mala adición a la GR.”

“A diferencia del choque de trenes que hubiera sido hace un par de meses atrás?”

Tuvo la gracia de sonrojarse.

“Sé que no estabas impresionado por mí. No lo escondiste exactamente. Y yo no me llamaría a mi misma ángel vengador. Soy la Centinela de mi Casa, y hago lo que puedo para protegerlos.”

“Para protegerlos solamente a ellos?”

Encontré su mirada firme. “Por ahora, solamente a ellos.”

Nos quedamos allí de pie por un momento y dejamos que la frase se interpusiera entre nosotros. Estaba otra vez, dejando pasar la oportunidad de convertirme en su compañera, pero admitiendo que no la descartaba por completo.

La inmortalidad, después de todo, duraba un largo tiempo.

Asintió. “Debería probablemente llevarte de regreso a tu auto.”

“Esa sería una buena idea. Necesito volver a casa.” De regreso a la Casa, de regreso a Ethan. De regreso a una rutina que no involucraba que peleara con locos vampiros-pero ahora involucraba mentirle a él sobre ellos.

Jonah agarró sus llaves, y dejamos su habitación.

La vista fuera era increíble.

La Casa Grey estaba ubicada en una bodega convertida cerca del Wrigley Field, y ellos habían definitivamente hecho uso del espacio. Su puerta era una de las tantas a lo largo de la pared, las cuales estaban espaciadas de manera similar que un hotel. El pasillo estaba abierto por el otro lado, una delgada barandilla hecha de acero daba paso a un atrio de cuatro pisos. Al otro lado del atrio, en el mismo nivel en el que nos encontrábamos de pie, había otra hilera de puertas. Habitaciones, suponía.

Me acerqué a la baranda y miré hacia abajo. El centro del espacio por debajo de nosotros estaba ocupado por un árbol de doce metros de alto y una exuberante isla de verdor.

Había también plantas y árboles a lo largo de un camino que serpenteaba a través del espacio. Postes negros se situaban a intervalos a lo largo del camino, cada uno usando una bandera de un equipo de Chicago.

Era diferente a nada que hubiera visto antes-y sin duda diferente a todo lo que había visto en la esfera de los vampiros.

“Esto es espectacular,” dije cuando Jonah se me unió en la barandilla. Levanté la vista al cielo, el cual era todo de vidrio. Pero eso no podría funcionar en una Casa de vampiros. “Cómo crecen los árboles? Quiero decir, no tienen que cerrar la claraboya durante el día?”

Jonah hizo un círculo con sus manos. “El techo tiene una cubierta parabólica que gira para cerrarse durante el día.” Hizo girar sus dedos. “Se cierran al igual que el obturador de una cámara, así deja un espacio en el medio para el árbol. Y el mecanismo es foto-sensitivo, por lo que el círculo sigue al sol al rotar la Tierra para asegurar que el árbol siempre tenga luz.”

“Eso es increíble.”

“La tecnología es bastante impresionante,” estuvo de acuerdo. “Scott se ha tomado el tiempo para tratar nuevas cosas, lo cual no se puede decir siempre sobre los Maestros.”

“Ellos tienden a ser un poco aburridos.”

Hizo un vago sonido de acuerdo. “El resto del follaje recibe luz cuando los obturadores giran.”

“Y si un vampiro tiene una emergencia y necesita moverse a través del atrio durante el día?”

“No sería necesario,” Jonah dijo simplemente. “La arquitectura interior de la Casa está organizada de manera que nunca tengas que cruzar el espacio del atrio para llegar a cualquier habitación o salida.” Apuntó hacia abajo. “Los salones a los lados del atrio no son esenciales-oficinas o parecidos-y hay espacios con sombras en cualquier caso.”
Se volvió y comenzó a caminar por el pasillo, y yo lo seguí a un elevador y a un estacionamiento a nivel del sótano que era bastante similar al nuestro: larga bóveda de concreto, un montón de caros autos.

Me detuve en seco cuando pasamos un convertible plateado. Era pequeño y redondo con luces curvadas, una cubierta de ventilación, y lucía exactamente igual al tipo de auto que conduciría James Bond.

“Es éste-es ese un Aston Martin?”

Levantó la vista. “Sí. Es el auto de Scott. Ha estado vivo por casi doscientos años. Un hombre acumula premios en ese tiempo.”

“Ya veo,” dije, apretando mis manos para luchar contra el impulso de pasar mis dedos a través de la impecable pintura. Nunca había visto uno en persona. Nunca había visto uno fuera de las películas. Pero era impresionante. No me consideraba una fan de los autos, pero era difícil que no me gustaran las largas líneas y dulces curvas. Y lo que imaginaba era un bastante rápido motor.

“Tiene un montón de, tú sabes, caballos de potencia o lo que sea?”

Sonrió y desbloqueó la puerta de su híbrido, y todavía estaba sonriendo cuando nos subimos. “No eres una gran entusiasta de los coches?”

“Puedo apreciar algo hermoso. Pero los autos son sólo un capricho para mí.”

“Debidamente notado.”

Condujimos desde Wrigleyville de regreso a Magnificent Mile y hasta mi auto. Y estaba totalmente de suerte-mi auto había estado estacionado en el mismo lugar por casi veinticuatro horas, pero mientras que debajo del limpiaparabrisas había un ticket, no había un cepo en el neumático. Aparcar en las calles de Chicago era una actividad peligrosa.

“Vas a ser molestada por haber dormido fuera?” Preguntó a través de la ventana abierta mientras cerraba mi puerta.

Solamente si Ethan cree que estoy durmiendo con Noah, pensé para mi misma.

“Voy a estar bien,” Le dije a Jonah. “Además, no es que pudieras acompañarme a casa. Hubieras volado tu cubierta.”

“Cierto. Deberíamos probablemente hablar de nuevo. No creo que esta sea la última vez que vayamos a oír hablar sobre lo que sucedió anoche.”

“Probablemente no.” Mi estómago se revolvió. No estaba emocionada por la posibilidad de dirigirme de regreso a otra “rave,” si esa era la manera en que la llamaríamos. Tenía habilidades de batalla, pero no el estómago para ella. Era fácil ayudar a alguien necesitado, pero sería más agradable si esa necesidad no existiera en primer lugar.

“Hablaré con los barman del Templo Bar, para ver si han notado algo sospechoso. Y te dejaré saber si averiguo algo sobre el número de teléfono. También hablaré con ellos sobre las drogas. Querrán saber si sustancias ilegales están siendo distribuidas y qué efectos tienen.”

“Suena como un plan. Mantenme informado.”

“Lo haré. Gracias de nuevo por la ayuda.”

Jonah esbozó una sonrisa. “Para algo están los compañeros.”

“No te apresures. Todavía no somos compañeros.” Con una final, conocedora sonrisa, se apartó de la acera, dejándome al lado de mi solitario Volvo. Qué había dicho Mallory sobre no querer regresar a su vida? Y qué le había dicho yo? Algo sobre aceptar las opciones que se nos presentaban y no tener en cuenta las cosas desagradables? Entré al Volvo y cerré la puerta detrás de mí, soplando el cerquillo de mi frente mientras encendía el auto.

“Buenos tiempos,” murmuré, mientras giraba el volante y me unía al tráfico. “Buenos tiempos.”



Cuando estuve estacionada frente a la Casa, me tomé un momento para poner en marcha la siguiente parte de la investigación. Marqué el número de Jeff.

Su respuesta fue entusiasta. “Merit! Oímos que algo de mierda sucedió anoche. Estás bien”?

“Hey, Jeff. Estoy bien. Te pondré al día después. Pero ahora necesito un favor.”

“Jeff esperará. Qué sucede?”

Recité el número que Jonah me había dado. “Es el número que envió un mensaje sobre la fiesta, la cual puede o no puede haber sido una rave. Puedes rastrearlo?”

“Estoy en eso,” dijo, y oí el rítmico clack de las teclas. “Nada en la primer ronda,” dijo después de un momento. “Dame un poco de tiempo. Lo encontraré.”

“Eres un muñeco.”

“Tú y yo ambos lo sabemos. Te llamaré.”

“Gracias, Jeff.”

Con eso hecho, y el teléfono guardado nuevamente, levanté la vista a la Casa. Probablemente lo mejor era terminar con la parte difícil. Me dirigí dentro-esta vez a través de variados epítetos hacia mi persona por parte de los protestantes-y directo a la oficina de Ethan.

La puerta de la oficina estaba abierta, y él estaba sentado en su escritorio, un teléfono en su oído. Esperé hasta que lo bajó y luego comencé. Las palabras salieron de prisa.

“Fue en un rascacielos en Streeterville, pero no era una rave íntima, no como pensábamos de ellas. En ésta había al menos dos docenas de vampiros. Un montón de magia, un montón de glamour, y un montón de pelea. Todo el mundo estaba explosivo, como si estuvieran esperando por una excusa para arrasar. Había muchos humanos, y hubo un poco de derramamiento de sangre. También está la posibilidad de que estuvieran siendo drogados para hacerlos susceptibles al glamour.”

Los ojos de Ethan cambiaron a algo detrás de mí.

“Señor,” dijo después de un momento, “esta es Merit, Centinela de la Casa Cadogan. Merit, Darius West. Director del Presidio de Greenwich.”

Oh, demonios.

TRADUCIDO POR LUU

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Hard Bitten - Capítulo VIII

Capítulo 8
El arte de la guerra




Empezó con un empujón, una vampiro obviamente ebria tropezándose hacia atrás. Nuevamente estábamos dentro de lo que pronto sería un penthouse cuando ella chocó contra mí, empujándome hacia dos chicos a mi espalda.

Me miró con malicia. “Disculpa”

“No hay problema,” dije con una sonrisa forzada. Pero cuando me di la vuelta para disculparme con los chicos con los que había chocado, ellos estaban aún menos contentos.

Los dos eran vampiros, ambos de una belleza promedio, ambos en camisas desabotonadas y jeans, uno un poco más alto que el otro. El vampiro más alto tenía pelo negro; el más bajo era rubio. Me encerraron, tan cerca que podía sentir sus colonias baratas y el ligero sabor de sangre que los rodeaba. Habían tomado sangre recientemente -¿pero de alguien en el salón?

Empecé con educación. “Lo siento. Me empujaron.”

“Sí, bueno, mira por dónde mierda vas.”

Okay, un poco sobreactuado, pero estábamos en una fiesta con mucha gente. Quizás ya los habrían pisado antes y estaban hartos de la multitud.

Sonreí levemente. “Claro que si.”

El rubio me tomó del codo. “Eso no suena como una disculpa, sabes. No suena como si verdaderamente sintieras haber chocado con nosotros.”

¿Estaba hablando en serio? A penas lo había empujado.

Zafé mi brazo. “Otra vez, lo siento.” Miré casualmente alrededor, buscando por Jonah ó por alguna señal de las chicas, pero la multitud parecía haberse espesado y ninguno estaba a la vista. Por primera vez, deseaba haber estado con Ethan en lugar de Jonah. Por lo menos él y yo nos podríamos haber comunicado telepáticamente.

“No me gusta tu actitud.” dijo el rubio.

“¿Discúlpame?” ofrecí “Estaba tratando de salir de tu camino.” Mientras batía mis pestañas, lo miré, tratando de encontrar alguna pista sobre afiliación de alguna Casa. Pero no tenía medalla, ni jersey. Mala suerte en este punto.

“¿Sabes la contraseña?” preguntó.

“Em, tentadora” dije, con aburrimiento en mi voz. “Voy a buscar a mi cita.” Me giré para apartarme de los chicos y hacia la parte del salón en la cual se había ido Jonah, pero los vampiros anticiparon mi movida. El de cabello negro se movió por delante para bloquearme, mientras el rubio se posicionó a mi espalda.

“No está completa” balbuceó el de cabello negro.

El otro estrechó su mirada. Sus ojos estaban del mismo tamaño del vampiro que había visto antes -sus pupilas puntitos negros entre un mar plateado. Estos chicos estaban seriamente vampirizados esta noche. ¿Era un efecto de toda la magia que había en el aire? ¿Mis ojos lucían iguales a ellos ahora mismo?

“¿Cuál es la otra mitad de la contraseña?” demandó.

Mi estómago se congeló. Incluso si el mensaje que tenía Jonah ofrecía el resto de la contraseña, no tenía idea de cuál era. Si les daba una contraseña falsa los iba a molestar aún más. Era hora de tirarme un lance, y puesto que estaba vestida para ello, opté por actuar como una chica fiestera.

Enrollé un par de perlas alrededor de mi dedo y me incliné. “Ustedes chicos no necesitan de mí la otra mitad de la contraseña, ¿verdad? Mi novio fue quien habló con el de seguridad. ¿Lo han visto en alguna parte? Cabello rojizo. Realmente alto?”

“Todos son responsables de la contraseña,” dijo el chico de cabello negro. “Si no la sabes, no perteneces aquí.” Esperé hasta que se giró hacia mí para poder ver sus ojos: iguales a los de los otros dos. Completamente plateados, pero las pupilas se le contraían como si estuviera mirando al sol.

“Y no te conozco,” confirmó el chico rubio, su expresión volviéndose fría. Que no me conociera era un pequeño milagro dadas mis aventuras de primera plana. “No me gustan los vampiros que no conozco.”

Guiñé un ojo. “Tal vez deberías conocerme. Si mi novio está de acuerdo, quiero decir.”

Los dos intercambiaron una mirada, y luego cometieron su primer error. El vampiro rubio pasó un brazo por mi cintura y me empujó hacia atrás contra él. “Suficiente de juegos. Vendrás conmigo.”

Levanté mi voz en un chillido agudo. “Oh, por Dios, ¡saca tus manos de mí!”

“Aw, si peleas sólo lograrás excitarlo, solcito.”

“No en esta vida.” Murmuré, luego clavé el taco de mi bota en el pie del chico rubio. Gritó una sarta de maldiciones pero me liberó. Eso era lo que estaba esperando. Me alejé un paso, luego miré al chico de cabello negro con inocencia.

“Me lastimó.”

“Sí, bueno, se va a poner peor.” Se abalanzó hacia adelante, los brazos abiertos para capturarme, pero no tenía intención de entrar en una pelea con un socialmente desagradable vampiro ebrio de magia, en una fiesta en la cual me estaba colando. Sin embargo, tampoco era tan orgullosa como para mantener mis golpes por encima del cinturón. Puse una mano en su hombro y lo golpeé con la rodilla en la ingle, lo cual hizo que se tirara sobre sus rodillas.

“Idiota.” murmuré, antes de adoptar un tono agudo otra vez. “Y tú mantén tus manos para ti mismo!” grité con mala cara, antes de pararme sobre él - acurrucado en el piso, gruñendo- y apresurarme hacia el anonimato de la multitud. Quizás tenía un minuto o dos antes de que comenzaran a buscarme, lo que significaba que debía encontrar a Jonah para poder salir de inmediato. Aún no podía decir si Tate ó Jackson habían estado en lo cierto con respecto a la violencia, pero algunos de estos vampiros estaban a un pelo del disparo -y yo estaba en su línea de fuego.

Miré alrededor para encontrar alguna señal de quien podría haber sido mi compañero, pero no estaba en ningún lado. Todavía manteniendo un ojo en la chica, probablemente, pero eso no iba a ayudarme. La multitud se había espesado, lo que era genial en cuanto a escudo contra esos matones, pero no para encontrar una aguja en un pajar.

Decidí hacer círculos concéntricos alrededor del lugar. Con cada vuelta, me movía un poco más cerca al medio. Tenía que chocarme con Jonah eventualmente, y con suerte también confundiría a los chicos que pensaban que no era nada más que una colada con colmillos.

Me abrí camino hacia la pared de plástico, la cual estaba cubierta de humedad, y comencé a costearla, con los ojos bien abiertos por alguna señal de Jonah. Tuve que agacharme y hacer espacio entre la multitud para lograr algún progreso, pero aún así no lo veía.

Lo que sí veía eran vampiros y humanos disfrutando su mutua compañía. Muebles colocados al azar por aquí y por allá.

Los vampiros estaban recostados sobre los muebles, y los humanos, mezclados entre los vampiros, recostados sobre ellos. Parecían más que contentos de ser el centro de esa colmilluda atención.

Y quiero decir “colmilluda” literalmente. Algunos de los humanos ya habían sido elegidos -con vampiros en la muñeca ó agarrados de la carótida de alguien. Me esforcé para bloquear el interés que la sangre proporcionaba -deseando haber tomado una bebida profiláctica antes de haberme marchado- y para evitar sacudir a los humanos a su sano juicio. Pero sus expresiones gritaban puro consentimiento… hasta que descubrí a uno que no parecía muy interesado. Me detuve.

Estaba sentada en el piso, con la espalda contra un poste de metal. Sus rodillas flexionadas, la cabeza colgando hacia un costado, los ojos pestañeando lentamente, como si tuviera problemas para enfocarse en el mundo a su alrededor.

Glamour. Y mucho, si el hormigueo en el aire era alguna indicación.

Humanos incursionándose en la oscuridad voluntariamente era una cosa. Pero esto parecía muy distinto. Algo mucho menos consensual.

Ethan me había dicho una vez que el glamour era acerca de reducir las inhibiciones humanas. Que un humano no haría nada que él o ella no quisieran hacer normalmente. Pero no había nada en los ojos de la chica que hablara de placer… ó consentimiento.

Nunca había bebido de un humano antes. Claro, realmente tampoco había tenido la urgencia. Mis recientes experiencias con humanos no habían sido exactamente agradables. Suficiente con decir que no encontraba nada remotamente interesante, vampiro o no, acerca de morder a una chica que parecía estar drogada más allá de su capacidad para consentir el acto. Suponía que racionalidad podía vencer al hambre.

Me acuclillé frente a ella y no pude ver ninguna mordida. Y aunque podría haber sido mordida en algún lugar oculto, no había sangre en el aire.

“¿Estás bien?” le pregunté.

Levantó la cabeza para mirarme, sus ojos orbes negras, sus pupilas casi totalmente dilatadas. Contrarios a los ojos de los vampiros. “Estoy perfectamente contenta.”

Estaba lo bastante segura de que ella no lo creía. “Creo que ese es el glamour hablando. Han- ellos han-”

“¿Si bebieron mi sangre quieres decir?” Sonrió algo triste. “No. Sigo esperando que lo hagan. ¿Crees que sea porque no soy lo suficientemente bonita?” Extendió una temblorosa mano y tocó el final de mi coleta. “Eres muy bonita.”

Pero luego su mano cayó, y sus ojos revolotearon hasta cerrarse. Lucía pálida. Demasiado pálida. No estaba segura de si el glamour era lo suficientemente fuerte como para enfermar a un humano, ¿tal vez algo había caído en su bebida?

Cualquiera fuera la razón, necesitaba sacarla de aquí.

Sus ojos volvieron a abrirse, solo una línea debajo de sus pestañas. “Vas a vivir por siempre, sabes. Todos los vampiros lo hacen.”

“Desafortunadamente, es probable que no quienes se meten en tantos problemas como yo.”

Debería haber tocado madera antes de decir eso, pero por lo menos pude oler sangre vieja en el vampiro detrás de mí antes de que atacara.

Maldije en silencio antes de pararme y dar la vuelta para enfrentarlo. Era alto y musculoso, con cabello negro y rizado, y un mentón demasiado cuadrado. Había sangre en la comisura de sus labios, y estaba orgullosa de decir que no tenía el menor interés en ello.

Y sus ojos -completamente plateados como los de aquellos vampiros que había visto.

“¿Estás tratando de apropiarte de ella, vampiro?”

“Está enferma,” le dije. “Este no es un lugar para ella. Quieres sangre humana, búscala en otra parte.”

Los vampiros a nuestro alrededor comenzaron a mirarnos, sus miradas yendo de él a mí como si estuvieran tratando de elegir que bando deberían tomar. Él los miró, con una mirada engatusadora en su rostro.

“Aw, ¿Tenemos una simpatizante de humanos en nuestras manos? ¿Sientes pena por los pequeños humanos?”

No tanta pena, más bien empatía. Sabía lo que significaba estar ebria sin haberlo consentido. Con mucha suerte, había superado mi ataque, pero no se lo deseaba a nadie.

Desafortunadamente, los vampiros a mi alrededor no estaban muy convencidos.

“Siento pena por quien sea que no esté aquí por elección propia.”

Se rió con ganas, una mano apretando su abdomen mientras reía. “¿Crees que alguno de estos humanos no quieren estar aquí? ¿Crees que no pagarían por estar aquí con nosotros? Deja que los humanos nos pongan nombres. Que la prensa nos llame monstruos. Somos todo lo que ellos aspiran ser. Fuertes. Más poderosos. Eternos.”

Hubo vagos murmullos de acuerdo en la multitud. Aparentemente había pasado de una demostración anti-vampiro a una congregación pro-vampiro en cuestión de horas.

¿Sabes lo que pensaba? Pensaba que la gente necesitaba parar con sus ciegos prejuicios y pensar más racionalmente. Parar de forzarse a ellos mismos a caer en el molde de amantes ó enemigos. Algunos vampiros tenían problemas, como este chico demostraba, y había bastantes humanos en Chicago -algunos electos- quienes no eran exactamente un modelo a seguir.

“Suficiente,” dije. “Basta de charla. Esta chica no está en condiciones mentales de consentir nada. La voy a sacar de aquí.” Apreté mis manos en puños, preparándome para una batalla, y fregué mi pantorrilla contra el interior de mi bota, sintiendo el bulto de la daga oculta allí.

Pero el vampiro no estaba comprando mi discurso, y claramente no estaba asustado de mí. “No eres mi Maestro, niña. Encuentra otra cosa que hacer. Algún chico bonito al cual morder.”

“No la voy a dejar.”

Él estrechó su mirada y sentí en mi cabeza la intensidad de su glamour, la pérdida de preocupación y miedo, y la urgencia de encontrar un lugar en el suelo y ofrecerme a él, a pesar de las circunstancias.

Pero mantuve mis ojos en él y peleé contra el mareo. Enderecé mi espina y le di una mirada cuestionadora. “¿Estabas tratando de hacer algo?”

Ladeó su cabeza, con interés en su expresión. Luché contra la urgencia de escabullirme y esconderme de su intrigante mirada, pero mientras yo fuera su objetivo -y no la chica - quizás podría tolerarlo.

“Eres… interesante.”

Casi hago rodar mis ojos, pero luego me di cuenta del regalo que me había dado. Lo miré con astucia.

“¿Te gustaría descubrir cuán interesante?”

Como una coqueta adolescente, enrollé el final de mi coleta, luego la tiré hacia atrás, revelando mi cuello.

En cuanto a carnadas se refería, quizás no era mucho, pero funcionó lo suficiente. Bajó la mirada -observándome detrás de pestañas encapuchadas- y comenzó a caminar hacia mí como un león de caza. Había visto a un vampiro acechar antes -había visto a Ethan en su mejor momento, moviéndose en mi dirección con lujuria en sus ojos. Esta no era esa clase de lujuria. Esta no era sobre amor y conexión -sino control. Ego. Victoria.

Devolví la mirada, incluso mientras la intensidad en su expresión hacía que mi piel se arrastrara. Él bebería -pero no se detendría, no hasta que no quedara nada de mí ó de ella. Quizás era la magia en el aire que lo llevaba al borde; quizás era su propio instinto predatorio. Cualquiera fuera la razón, no quería formar parte de ello.

En un movimiento suave como seda que hubiera llenado a Catcher de orgullo, saqué la daga de su estuche con una mano, luz brillando por el filo, el acero dejando un hormigueo confortable en mi palma. Apreté mis dedos alrededor de la empuñadura.

El vampiro finalmente pareció darse cuenta que iba en serio. Su expresión cayó.

Con la daga en mano, miré a la chica.

“¿Puedes levantarte?”

Ella asintió, con lágrimas derramándose por sus ojos. “Estoy bien. Pero quiero ir a casa.”

Extendí mi mano. Cuando ella la tomó, la ayudé a levantarse. Desafortunadamente, haberla levantado no nos había ayudado mucho. Todavía estábamos rodeadas -por un vampiro molesto del cual la había robado, y por una docena más que no tenía un interés específico en la chica pero que parecían bizarramente dispuestos a pelear.

¿Era esta la violencia de la cual se había referido el señor Jackson?

Tragué el miedo que se anudaba en mi garganta, y me erguí, mirando a la multitud con valentía forzada. “Voy a sacarla de aquí ahora mismo. ¿Alguien tiene algún problema con eso?”

Debería haber sabido mejor que haberlo dicho en forma de pregunta.

“Inténtalo, pastelito” dijo el vampiro que me quería, y un escalofrío helado corrió por mi espalda. Era fuerte, rápida e inmortal, pero la chica no. Incluso si lograba luchar para salir de la multitud, no podía pelear y protegerla al mismo tiempo.

Lo que necesitaba, pensé, era una distracción.

Su aparición no podría haber llegado más a tiempo.

“¡Maldita sea!” escuché al otro lado del salón, seguido del crujido de vidrio que silenció al resto de la multitud.

El aroma metálico de la sangre cubrió el aire, y todos en la vecindad se dieron vuelta hacia el centro del aroma. Vi a Jonah entre la multitud, mirando a un vampiro acobardándose.

Sangre había sido derramada, quizás de un vaso roto ó un jarrón. No era una mala manera para llamar la atención de vampiros -y darme una oportunidad de llegar hasta la puerta.

Miré a la chica sostenida de mi brazo. “¿Cuál es tu nombre?”

“Sarah,” dijo. “Sarah.”

“Bien, Sarah, vamos a tener que correr para salir. ¿Estás lista?”

Ella asintió, y en cuanto el alborotador y el resto de los vampiros empezaron a moverse hacia las olas de aroma, huimos.

Entendía la atracción de la sangre. Estaba comenzando a tener hambre. Nos acercábamos al final de la noche, y habían pasado horas desde que había comido… ó bebido sangre. El olor se ponía innegablemente delicioso, así que mordí mi labio para mantenerme concentrada, la aguda punzada de dolor alejó el hambre. Como parecía estar sucediendo muy a menudo, este no era el momento ni el lugar.

Guié a Sarah a través de los vampiros que ahora se dirigían hacia la sangre, su brazo sobre mi hombro, mi brazo alrededor de su cintura. No corrimos precisamente con gracia, pero nos acercamos a la puerta y al borde del caos.

Y el caos definitivamente erupcionó.

El salón se convirtió en un huracán de violencia mientras los vampiros se apresuraban y se arrastraban encima de unos a otros para llegar a la sangre. Un vampiro enojado empezó a pelear con otro, y esa pelea se interpuso en la conversación de otros, lo cual también molestó a esos vampiros. Y mientras la violencia se incrementaba, también lo hacía la magia - esparciéndose en el aire y haciendo a los vampiros aún más predatorios de lo que ya eran.

“Pensé que podrías necesitar refuerzos.”

Miré a mi derecha, aliviada de encontrar a Jonah a mi lado otra vez. “Te tomó bastante tiempo. Gracias por la distracción.”

“De nada. No esperaba que sacaras una cuchilla y raptaras a un humano.” Miró a Sarah. “¿Qué ocurrió?”

“No lo sé. ¿Drogas? ¿Glamour? No estoy segura. De cualquier manera, necesitamos sacarla de aquí.”

“Estoy justo detrás de ti.” dijo asintiendo, y nos encaminamos a los ascensores.

Las puertas estaban abiertas cuando llegamos; ayudé a Sarah a entrar mientras Jonah apretaba botones hasta que las puertas se cerraron, silenciando el sonido de pelea detrás de nosotros. Volví a poner la daga dentro de mi bota.

No fue hasta que estábamos a mitad de camino del edificio que solté el suspiro que había estado conteniendo. Miré a Sarah. “¿Estás bien?”

Ella asintió. “Estoy bien. Pero todas esas personas ahí. Necesitamos sacarlas también.”

Jonah y yo intercambiamos miradas.

“¿Tal vez podrías llamar a la policía?” preguntó. “Diles sobre la fiesta, así cuando llegan, ¿pueden sacar al resto de los humanos?”

Jonah me miró. “Si los policías vienen…”

Asentí, entendiendo su preocupación. Si necesitábamos policías para acabar con esta cosa, estaríamos nadando en mala prensa y de vuelta a la oficina del alcalde -asumiendo que Tate todavía no había emitido la orden de arresto de Ethan.

Pero quizás no necesitábamos a los policías. Quizás sólo necesitábamos el miedo que suponían los policías…

“Podemos hacerlo mejor que ellos,” dije mientras las puertas del ascensor se abrían nuevamente. “Ayúdala a salir. Te veré allí en un minuto.”

Cambiamos de posiciones junto a Sarah, y mientras ellos se movían hacia la puerta principal, yo me apresuraba hacia el escritorio de seguridad. La mirada del guardia siguió a Jonah y a Sarah saliendo por la puerta principal, su mano en el walkie- talkie en su escritorio.

“Hey,” dije cuando llegué, llamando su atención. “Recién recibimos una llamada -la policía está en camino hacia el último piso. Mejor apresúrate hacia arriba y asegúrate de que se vayan, ó de seguro habrá arrestos y grandes problemas. Sé que no quieres eso en los diarios de mañana. Tu, um, clientela con colmillos no van a estar muy contentos.”

El guardia asintió entendiendo, luego tomó su walkie, apretó un mando, y pidió apoyo. Esperaba que tuviera suficiente -y quizás también algún repelente de vampiros mientras
estaba en ello.

Lo dejé hacer sus preparativos, tragando aire fresco y limpio cuando logré salir. Miré a Jonah y Sarah renguear mientras cruzaban la calle hacia una plaza. Ayudó a Sarah hasta un banco de hierro forjado; yo me quedé donde estaba hasta que estuve segura de que mi mente estaba despejada y mi hambre bajo control.

Un minuto o dos más tarde, crucé la calle.

“Evacuación en proceso,” dije a Jonah, luego me acuclillé frente a Sarah. “¿Cómo te sientes?”

Ella asintió. “Estoy bien. Sólo que realmente, realmente avergonzada.” Presionó una mano contra su estómago. Cualquier confusión mental que la había silenciado ya había pasado, y comenzó a llorar.

Jonah y yo intercambiamos miradas incómodas.

“Sarah,” dije despacio. “¿Puedes decirnos qué ocurrió? ¿Cómo es que terminaste allí?”

“Escuché que unos vampiros harían esta fiesta.” Pasó una mano debajo de la nariz. “Pensé, Oh, vampiros, quizás podría ser divertido, ¿sabes?. Al principio estuvo bien. Pero después -no lo sé. La tensión en el salón se elevó, y luego comencé a sentirme muy extraña, y me senté en el piso. Podía verlos de reojo. Se movían a mi alrededor dándome un vistazo, como si estuvieran tratando de ver si estaba lista.”

“¿Lista?” pregunté.

“¿Lista para dar sangre?” ella se encogió de hombros y suspiró. “Y luego llegaste.” Sacudió su cabeza. “Sólo estoy verdaderamente avergonzada. No debería haber estado allí. No debería haber ido.” Levantó la cabeza para mirarme. “Realmente quiero ir a casa. ¿Crees que puedas encontrarme un taxi?”

“Estoy en ello.” dijo Jonah, caminando hacia la calle para divisar algún taxi. Era tarde, pero estábamos a un par de cuadras de Michigan, así que no sería imposible el encontrar
uno.

Mientras se alejaba, miré a Sarah nuevamente. “Sarah, ¿Cómo supiste de la fiesta?”

Se ruborizó y alejó la mirada.

“De verdad nos ayudaría si me dijeras. Podría ayudarnos a detener este tipo de fiestas.”

Suspiró, y luego asintió. “Mi amiga y yo estábamos afuera de un bar -¿uno de esos bares de vampiros? Conocimos a un hombre allí.”

“¿Sabes qué bar de vampiros era?”

“¿Temple?”

Mi estómago se revolvió. Ése era el bar de Cadogan. “Continúa.”

“Así que, fui afuera para tomar aire fresco -había mucha gente- y había un hombre allí. Me dijo de una fiesta se llevaría a cabo y que pasaríamos un buen rato. Mi amiga, Brit, no quería ir, pero yo sí quería, ya sabes, para ver de qué se trataba.”

Así que Sarah había tenido información sobre la rave en Bar Temple, y Jonah había encontrado el celular en Benson. Eso significaba que quienes frecuentaban los bares también sabían acerca de las raves. Ethan se pondría furioso con esto.

“El hombre con el que hablaste -¿Cómo era?”

“Oh, um, era algo bajito. Mucho mayor. Cabello negro. ¿Medio canoso? Y también había una chica con él. Lo recuerdo porque tenía puesto este sombrero gigante con el cual no podía ver su rostro. Oh, pero cuando estaba volviendo a entrar, él la llamó por un nombre. Medio pasado de moda, como Mary ó Martha…” Sarah apretó sus parpados mientras trataba de recordar.

Mi corazón dio un vuelco en anticipación. “¿Era Marie?”

Sus ojos se abrieron otra vez. “¡Sí! Era Marie. ¿Cómo supiste?”

“Suerte.” dije. Quizás no conocía a un hombre bajito en particular, pero sí conocía a una vampiro con predilección a causar problemas. Y érase una vez, ella había sido conocida como Marie.

Antes de que pudiera seguir cuestionando, Sarah hizo una mueca.

“¿Estás bien?”

“Solo tengo dolor de cabeza. Había algo raro en el aire, creo.”

Excelente predicción para mi siguiente pregunta. “¿Tomaste algo mientras estabas allí?¿Quizás alguna bebida que alguien te pasó?”

Ella sacudió la cabeza. “Me estás preguntando sobre drogas, pero no tomo drogas. Y sé que no debo tomar nada que no me haya servido yo misma. Pero sí vi esto. Otra chica -una humana- me lo pasó.”

Sacó un sobre de papel, del tamaño de una pequeña tarjeta de regalo, de su bolsillo. Era blanco, y tenía una V inscripta al frente. Lo guardé en mí bolsillo para después. Y luego hice una pregunta que me hizo odiarme un poco, pero debía ser preguntada. Había mucho en juego.

Necesitaba saber si ella se convertiría en un riesgo para Cadogan.

“¿Sarah, estás pensando en ir con la policía?”

Sus ojos se abrieron de par en par. “Oh, Dios, no. No debería haber ido a la fiesta., y si mis padres se enteran, si mi novio se entera, se volverían locos. Además,” agregó con timidez, “si llamo a la policía, te meterás en problemas también ¿verdad? Eres un vampiro también, pero tú me ayudaste.”

Asentí, alivio en mi pecho. “Soy un vampiro,” confirmé “Mi nombre es Merit.”

Ella sonrió un poco. “Merit. Me gusta. De alguna manera te describe. Como si siempre hubieras estado destinada a ser buena, ¿sabes?”

Esta vez, fui yo quien tuvo que contener una repentina lágrima.

El sonido de la puerta de un auto abriéndose desvió mi mirada hacia la calle. Jonah estaba parado al lado de un taxi blanco y negro, con la puerta abierta.

“Vamos llevarte a casa.”

Sarah asintió. Todavía se tambaleaba sobre sus pies, pero logramos caminar los doce, ó cuantos fueran, pasos hasta el taxi. En la puerta, ella se dio la vuelta y me sonrió.

“¿Estarás bien?” pregunté.

Asintió. “Lo estaré. Gracias.”

“No tienes que agradecerme. Siento lo que ha pasado. Siento que te hayan hecho sentir incómoda.”

“Está olvidado. Pero no olvidaré esto,” dijo “no lo que hiciste esta noche.”

Cuando la puerta se cerró, miramos al taxi alejarse.

Jonah me miró, y luego miró al cielo. “El amanecer llegará pronto,” dijo. “Deberíamos volver a casa.” Hizo un gesto hacia la calle. “De hecho, estacioné bastante cerca. ¿Quieres que te alcance hasta tu auto?”

“Eso sería genial” acordé, mientras la adrenalina era reemplazada por el cansancio.

Caminamos en silencio un par de cuadras, luego nos detuvimos al llegar a un sedan híbrido.

“¿Pensando en el medio ambiente?”

Él sonrió con tristeza. “Si el clima se vuelve malo, nosotros estaremos aquí. Ya que estamos, podríamos planificar hacia el futuro.”

Cuando destrabó las puertas y nos subimos, le di las indicaciones hasta el lugar donde había estacionado mi auto, luego cerré los ojos y apoyé la cabeza contra el asiento.

Me quedé dormida en cuestión de segundos.

TRADUCIDO POR RO

CORREGIDO POR CHLOE

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Hard Bitten - Capítulo VII

CAPITULO SIETE: MÁS HUMANO QUE EL SER HUMANO


La Torre de Agua de Chicago se emplazaba como un adornado pastel de bodas en el centro de la Milla Esplendorosa . Había sobrevivido al Gran Incendio , y ahora obraba como símbolo de la ciudad – y fondo para las fotos de turistas.

Jonah estaba apoyado contra la barandilla de piedra junto a las escalinatas del edificio con unos jeans estrechos y una camisa agrisada, su mirada sobre el teléfono que tenía en la mano. Su cabello estaba suelto alrededor de un rostro que bien pudo haber sido esculpido por el mismísimo Miguel Ángel – si Miguel Ángel hubiere esculpido a un hombre que tuviera la apariencia de un Dios Irlandés. Pómulos perfectos, nariz delgada, quijada cuadrada, y grandes ojos azules con forma de almendra enmarcados por mechones de su cabellera castaño cobriza.

Sí, Jonah era muy atractivo, aún con la expresión adusta que ensombreció su rostro cuando alzó la vista. Se metió el teléfono en un bolsillo y se acercó. Lo observé mirarme, apreciando el cuero y debatiéndose si para esta escapada en particular yo sería de ayuda o un obstáculo.

“Llegas temprano,” dijo.

Me recordé a mí misma que debía elegir mis batallas. “Prefiero temprano a tarde. Pensé que tal vez podríamos hablar de estrategias antes de entrar.”

Hizo señas calle abajo, por Michigan hacia el río. “Vayamos a caminar y hablemos.”

Y así empezamos a caminar por la Avenida Michigan, dos vampiros altos y bien vestidos, probablemente luciendo como si estuviéramos en una cita en lugar de planeando infiltrarnos en una orgía sangrienta de vampiros. Y parecíamos lo suficientemente normales, aparentemente, como para que nadie nos identificara como vampiros. Ah, los beneficios de la noche.

“Cuántos vampiros?” le pregunté.

“No lo sé. Las raves son eventos bastante íntimos, así que si ésta es una, no muchos.”

“Si hallaste el teléfono con la invitación en Benson, piensas que perteneció a un vampiro de la Casa Grey?”

Jonah me fulminó con la mirada. “Espero, por el bienestar de los vampiros de la Casa Grey, que no. Pero como bien has dicho, el bar tiene una política de puertas abiertas a todos, y generalmente mantenemos nuestra afiliación a una Casa en secreto. De modo que pudo haber pertenecido a cualquiera.”

Asentí. “Siempre has estado en la Casa Grey?”

“No. Nací como Rogue. Crecí en la parte dura de la Ciudad de Kansas. No es más sencillo de los lugares para madurar. Casi no lo logro. Y entonces llegó Max.”

“Él es quien te convirtió en un vampiro?”

“Fue él. Me ayudó a escapar de un mal ámbito. Bueno, en la medida que heredar las políticas vampíricas y el drama sea un escape.”

“Puedo entenderlo.”

“Lo supuse. Sin ofender, pero Sullivan es de los más políticos que hay.”

Me reí en voz alta. “Nunca se ha dicho algo más cierto. Él es un buen Maestro. Se preocupa mucho por su Casa.” Pero a exclusión de todo lo demás, silenciosamente agregué.

“Y ustedes dos --?”

Corté la pregunta. La mayoría de los vampiros de Cadogan sabían que Ethan y yo habíamos compartido una noche juntos, así que no era de sorprender que Jonah, miembro de un grupo de espionaje, también lo supiera. Pero mientras apreciaba que me estuviera dando la oportunidad de clarificarlo, me molestaba que asumiera que yo fuera a ser un riego, emocionalmente, o de otro tipo. Empezar de cero habría sido agradable.

“No estamos juntos,” le aseguré.

“Sólo verificaba. Me gusta tener una idea de todas las complicaciones posibles que se puedan verter en mi camino.”

“Ninguna desde este extremo,” le aseguré. Para gran decepción de Ethan.

Nos separamos al tiempo que una bandada de adolescentes venían bajando por Michigan. Eran las dos de la madrugada, y hacia ya rato las tiendas habían cerrado, pero era también una noche de verano y la escuela aún no había iniciado. Supongo que vagar por la Avenida Michigan era una actividad relativamente segura si eras un adolescente con demasiado tiempo de sobra.

“Como sea, Max era un vampiro con un poder digno de un Maestro, pero sin Casa. El PG lo consideraba inestable y no le darían un título oficial. Estaban en lo cierto respecto de la inestabilidad. Qué creo yo? Que Max era bipolar de humano, y convertirse en vampiro no ayudó.”

“No es una buena idea tenerlo corriendo por la Ciudad de Kansas sin supervisión.”

“Y ese fue exactamente el problema. El PG no pensó que estuviera lo suficientemente cuerdo para una Casa, pero eso simplemente significó que un psicópata ególatra estuviera vagando haciendo un vampiro tras otro. La creación de la Casa Murphy fue una forma del PG de poner riendas sobre los Rogues y dar seguimiento a Max. Le dieron a Rich la Casa y nos apadrinaron bajo alguna clase de antiguo aprovisionamiento del Canon.”

“Cómo terminaste en Chicago?”

“Fui transferido a Grey cuando Scott obtuvo su título de Maestro. Cada nueva Casa consigue robarse unos pocos Noviciados de otras para ayudar a llenarla. Ellos tienen la capacidad de iniciar nuevos vampiros también, obviamente, pero el intercambio les da algo para empezar.”

“Te preocupa que alguien en la fiesta te reconozca? Quiero decir, has estado por ahí por un tiempo, y si alguien de allí es de la Casa Grey….”

“Si alguien allí es de la Casa Grey, pensarán que estoy allí para buscarlos, obligarlos a cumplir con las reglas de la Casa, y arrastrarlos nuevamente hacia la racionalidad – justo antes de que patee sus traseros. La Casa Grey no es como la Casa Navarro. Puede que disfrutemos de los deportes, pero respetamos la autoridad. Somos un equipo, una unidad. Hay una clara cadena de comando, y la seguimos.”

“Y Scott es el entrenador?”

“Y el General,” estuvo de acuerdo él.

Mientras que eso pueda ser en teoría verdadero, pensé, aún así Jonah era miembro de una organización cuya misión era vigilar secretamente a los Maestros. Eso no encajaba exactamente con la analogía de Scott es mi General.

“Como sea, sin preocupaciones por mi parte,” concluyó Jonah.

Pasamos una fila de turistas cargados con sobras de comida del restaurante y bolsas de compras. Lucían exhaustos, como si estuvieran bien pasados de la hora de regresar a su hotel.

“Nunca antes he estado en una rave,” dije después de que los pasamos. Lo miré. “Has estado tú?”

“Casi en una, no entré.”

“Estoy nerviosa,” confesé.

“No tengo ninguna objeción con los nervios antes de un operativo,” dijo Jonah. “Te mantienen alerta. Bien plantada. Siempre y cuando no te quedes congelada – y por lo que he escuchado acerca del ataque a Cadogan, no te vas a congelar.”

“He sido buena hasta el momento.”

“Hasta el momento cuenta.” Se paró ante el semáforo y apuntó a la izquierda. “Cruzaremos aquí, luego subiremos un par de cuadras.”

Cuando la luz cambió, cruzamos la calle y nos dirigimos hacia el este, a un par de cuadras de Michigan.

“Es aquí,” dijo Jonah.

Era…definitivamente algo peculiar. El edificio se asemejaba a una brillante lanza negra incrustada en las orillas del Río Chicago – al menos hasta los primeros tres o cuatro pisos. Aún estaba en construcción, su armazón envuelta en plástico. Un cartel de madera anunciaba que el edificio sería el futuro hogar de una compañía financiera. Con vampiros como estos, pensé, quien necesita enemigos?

“Hoy,” dijo Jonah, “la jugamos de invitados. Actúa como si pertenecieras.” Empujó a través de las puertas giratorias del edificio. Mientras lo seguía, Jonah le sonrió al hombre de detrás del escritorio de seguridad y se acercó, luciendo exactamente como si perteneciera a una fiesta vampira en un Penthouse.

“Estamos aquí por la, em, fiesta,” dijo Jonah en forma casual.

“Código de seguridad?” preguntó el uniformado.

Jonah sonrió. “Tentadora.”

Por un segundo, pensé que él lo había captado mal. El uniformado miró a Jonah, luego a mí, antes de decidir al parecer si estábamos en el edificio por legítimas razones, e hizo ademanes hacia el elevador. “Último piso. Manténganse alejados de los bordes. Es una fea caída.”

Jonah caminó hacia el elevador, luego presionó el botón. Cuando llegó, nos deslizamos dentro.

“Estás lista para esto?” me preguntó cuando la puerta se cerró.

“No estoy del todo segura.”

“Puedes hacerlo. Sólo recuerda, si ésta es una rave, nuestro objetivo no es clausurarlos esta noche. Nos inmiscuimos, y descubrimos qué es lo que el sr. Jackson puede haber visto. Identificamos perpetradores, enemistades, todo lo que podamos. Un solo paso adelante ya es suficientemente bueno para nuestros propósitos.”

“Eso suena bastante razonable.”

“La GR es una organización muy razonable.”

“No que vaya a importar esta noche,” señalé.

“La GR siempre importa. Nuestro bienestar es siempre importante.”

La intensidad de su voz me hizo preguntar, “Es esto una prueba? Un proceso de vetado de la GR?”

El elevador nos llevó hasta el último piso, y una voz femenina anunció ‘Suite Penthouse’ mientras las puertas se abrían.

“Sólo por casualidad,” respondió finalmente Jonah, poniendo una mano sobre mi cintura. “Vamos.”

Asentí, mientras salíamos del elevador.

Llamarlo Penthouse era extremadamente exagerado. Puede que algún día llegara a serlo. Pero hoy, era una construcción.

El espacio en sí mismo era enorme, gigantesco, en su mayor parte un rectángulo vacío con un núcleo central de vigas de acero que asumía yo, marcaban el espacio donde las paredes interiores eventualmente se erigirían. La habitación en sí era oscura, iluminada por un puñado de luces de la obra y el ondulante resplandor de las luces de la ciudad que atravesaban el plástico que recubría las paredes externas. El piso era de concreto y estaba marcado por los escombros de la construcción, y cajas de materiales que se ubicaban en pilas atravesando la habitación.

En conjunto, el efecto era espeluznante, como el lugar al que dos amantes se escabullirían para besuquearse en una película de terror – justo antes de que el asesino aparezca repentinamente a través de la pared, con cuchillo en mano.

No ví ningún humano, sino un par de docenas de vampiros de pie en pequeños grupos esparcidos en el espacio, sus atuendos yendo desde la alta costura hasta lo meramente casual, de Jimmy Choo hasta remeras de tiendas de segunda mano. Con tantos vampiros en juego, parecía poco probable que todos fueran Rogues sin conexiones a Casas.

“Ves a alguien que reconozcas?” le pregunté a Jonah, explorando la multitud en busca de alguna señal de afiliación a alguna Casa – medallones de oro en cadenas para los vampiros de Cadogan y Navarro, buzos para los vampiros de la Casa Grey. Pero no reconocí a ninguno de los vampiros de Cadogan, y no vi nada que me diera alguna pista de qué otro lado podrían haber venido.

“Nadie,” me dijo distraídamente.

Este misterioso y mágico reventón de vampiros que se balanceaban al tiempo que la guitarra de Rob Zombie tocaba “More Human Than Human” zumbando en el aire, el cual estaba denso con la magia. Una gran nube de ella, de la potente, eso inmediatamente me erizó la piel de los brazos.

“Magia,” murmuré.

Sus dedos se estrecharon contra mi cintura. “Mucha magia. Mucha cantidad de glamour. Sucumbirás a él?”

Podía sentir los zarcillos del glamour moviéndose alrededor mío, testeándome, tratando de penetrar en mi interior. Había sentido antes la magia probándome – la primera vez que conocí a Celina, cuando la trabajó sobre mí para tener una idea de mi poder.

Pero incluso con Celina, no había sentido esta cantidad acumulada en un solo lugar. Me centré y forcé a respirar a través de ella, a relajarme y dejar que la magia fluyera como pudiera. Generalmente la resistencia sólo hacía que el glamour sea más difícil de resistir, como si aceptara el desafío de persuadirte hacia su lado.

Pero no pensaba que este glamour estuviera tratando de convencerme de nada. No sentí a ningún vampiro tratando de hacerme creer que eran más listos, más lindos, o fuertes de lo que en verdad eran, o convencerme de que dejara a un lado mis inhibiciones. Tal vez esta fuera la onda colectiva de magia que se filtraba de una habitación repleta de vampiros. Añade eso al retumbe del bajo y los agudos de la guitarra, y tenías la receta para la migraña.

Hice rodar mis hombros y me imaginé a la magia barrenando sobre mí como una tibia ola de la Costa del Golfo. Mientras fluía y descubría que no le ofrecía ningún juego a ser ganado, la ola siguió su paso. El aire aún punzaba de magia, pero me podía mover a través de él, en lugar de a la inversa.

“Estaré bien,” le dije calmadamente a Jonah, con mis brazos y piernas cosquilleando.

“Sí que tienes resistencia,” dijo, echándome un vistazo con admiración en sus ojos.

“No puedo usar el glamour,” confesé. “La resistencia es el don que obtuve. Pero esta sensación, este cuarto, está mal. Está raro.”

“Lo sé.”

Me obligué a tirar la conexión que ya había hecho. “Celina puede trabajar esta clase de magia. Tal vez no esta cantidad, pero sí se siente como ella. En la manera en que te examina.”

“Bien pensado. Esperemos que no nos crucemos con ella también.” Soltó su agarre a mi cintura, pero entrelazó sus dedos con los míos. “Hasta que lo descifremos, mantente cerca.”

“Estoy a tu lado,” le aseguré.

Asintió, entonces me guió a través de la multitud.

Un vampiro o dos nos miraron mientras caminábamos, pero la mayoría nos ignoró. Hablaban entre ellos – sus palabras inaudibles, pero sus gestos dejando en claro la emoción en sus ojos. Estaban listos y esperando por que algo comience. Era una magia expectante.

Mientras pasamos un grupete, el vampiro más cercano a nosotros tiró la cabeza de lado y nos miró. Sus colmillos habían descendido y sus iris estaban plateados, sus pupilas encogidas a diminutos puntos, aún con la tenue iluminación.

Su labio superior se curvó, pero otro vampiro en su grupo lo arrastró nuevamente dentro de cualquier argumento en el que se encontraban.

“Tengo que admitir, esto no es exactamente lo que esperaba.”

Miré alrededor del espacio y noté que el plástico había sido quitado en un extremo de la habitación, y la apertura llevaba a un balcón. “Intentemos allí,” sugerí. “Si hay humanos aquí, ellos van a querer admirar la visual.”

Jonah asintió en consentimiento y nos hicimos camino hacia afuera. El balcón carecía de muebles – pero estaba repleto de humanos.

“Aún así no es exactamente lo que esperaba,” murmuró.

Estaban esparcidos por allí y por aquí, mayormente mujeres, probablemente menores de veinticinco o por ahí. Al igual que los vampiros, las chicas vestían de todo, desde vestidos de fiesta y tacones a atuendos góticos con minifaldas y borseguíes. Una chica, una rubia que era un poco mas alta y curvilínea que el resto, usaba una tiara con serpentinas blancas y una faja de satén rosa que le atravesaba el pecho. Cuando la multitud se despejó, pude ver el NOVIA escrito en la faja en letras brillantes. La chica a su lado le tenía la mano, ambas sonriendo con anticipación.

Con tanta indiferencia como pudimos, caminamos hacia el borde del balcón, donde una barandilla había sido instalada. El lago se extendía a un lado de nosotros, al otro, la ciudad. Jonah deslizó un brazo alrededor de mi cintura, y continuamos con la cubierta de dos enamorados disfrutando de una charla previa a la carnicería.

“Una aspirante a novia en busca de una última aventura prematrimonial?” dije en voz baja.

“Muy posiblemente. Puede que estén totalmente concientes de en qué se están metiendo. Echa un ojo a las pulseras.”

Le di otro vistazo a las chicas. Alrededor de la muñeca de cada una había una pulsera de silicona.

“Qué con ellas?”

“Las pulseras las marcan como simpatizantes de los vampiros. Aquellas que aún piensan que somos oscuros y deliciosos.”

Como la chocolatada alta en cacao, pensé. “Incluso cuando el resto de la ciudad comienza a tornarse contra nosotros?”

“Aparentemente. Apoyo el soporte, aunque un brazalete de plástico no es que grite exactamente ‘Alianzas políticas a largo plazo’.” Se encogió de hombros. “Pero aquí están, y tanto como Morgan y Scott puedan deplorarlo, beber de humanos no es un pecado.”

“Valientes palabras para un vampiro que no es de Cadogan.”

Jonah bufó. “Me atengo a mi declaración. En todo caso, esperamos a ver algo fuera de lugar – y entonces intercedemos.”

Le sonreí, luego tiré juguetonamente de un mechón de su cabellera cobriza, interpretando el papel para el que había sido llamada. “Me parece bien.”

Sonrió, y la mirada fue lo suficientemente efectiva como para hacer que incluso mi endurecido corazón diera un brinco. “Y yo que pensé que serías terca y difícil de trabajar contigo.”

Esta vez, le di un pellizco en el brazo que esperaba haya lucido como coqueteo – y no como desprecio. “En caso de que lo hayas olvidado, me entrenó Ethan Sullivan. Y en caso de que no lo sepas, Catcher Bell me adoctrinó en el arte de la espada. Fui criada con el ‘difícil de trabajar contigo.’”

Se echó a reír. “Entonces estás perdonada.”

“Tan noble.”

Puso su mano sobre el corazón como un hombre confesando amor. “Esa es la naturaleza de servicio de la GR.”

Le di una rápida palmadita en la mejilla. “Cariño, en eso tendré que tomarte la palabra.”

Vagamos por los alrededores del balcón por un rato, con los dedos entrelazados, compartiendo ocasionalmente furtivos susurros estratégicos. Si esta era una verdadera rave, había mucho menos de batería y contrabajo y bastante pocos collares de los que destellan en la oscuridad de los que había esperado. Sin embargo, píldoras y polvos aún eran desperdigados por ahí, y había tanto glamour en el aire que mi piel se arrastraba con él, mi cuello comenzaba a doler de sacudir constantemente esa peculiar picazón.

Mantuvimos un ojo sobre los humanos, y desde nuestra posición a unos metros por encima de la ciudad, observamos a la obra tomar forma. Los vampiros se movían dentro y alrededor de los grupos de humanos, plagándolos de alcohol y glamour. Los vampiros estaban claramente en contacto con sus instintos depredadores internos – y actuaban en consecuencia. Una vez que las copas de champaña fueron pasadas, los humanos fueron separados y divididos, luego escoltados, uno por uno, de regreso al penthouse. Probablemente ellos no estuvieran concientes de que habían sido señalados como los becerros en una manada.

Por el otro lado, no habíamos visto nada que luciera remotamente parecido a una alocada violencia. Esta fiesta era definitivamente mayor que las raves anteriores, pero no era exactamente la libertad-para-todo que el sr. Jackson había descripto.

Cuando un vampiro alto, de cabello oscuro tomó a una de las chicas góticas de la mano y la llevó de regreso adentro a través del plástico, Jonah me dio un golpecito. “Vayamos adentro. Yo la llevaré, me aseguraré de que las cosas se mantengan a flote. Tú mentén un ojo al resto de ellas”

“Lo haré,” dije, ignorando el revoloteo en mi estómago cuando besó mi mano y caminó de regreso al cuarto.

Lo seguí, y lo admití: dejando a un lado mis problemas con los muchachos, podía apreciar una buena caminata en un vampiro de la Casa Gray . Desafortunadamente, había estado haciendo justamente eso cuando me encontré rodeada.

Traducido por Chloe

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