Concurso de Aniversario de Ely ♥

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Twice Bitten- Capítulo 18

CAPÍTULO DIECIOCHO: DÉMOSLES ALGO DE QUE HABLAR

La capilla estaba casi llena cuando regresamos, la habitación zumbaba con la suficiente magia y armamento para darme un empujón de cafeína. Gabriel estaba de pie detrás del podio charlando con Adam y otros dos desconocidos cambia formas.

Mientras caminábamos hacia él, pude notar a nuestros, vendrían a ser, hombres de negocios, sentados en una banca, la caja sobre el regazo del hombre que la había llevado dentro, ambos hablando educadamente con los dos cambia formas a su lado.
“Necesitamos un minuto,” le dijo Ethan, y Gabriel excusó a los demás.

“Oí que hubo conmoción en el pasillo?”

Ethan asintió. “Puede que hayamos encontrado a los hombres que tomaron el contrato. Los escuchamos hablando acerca del dinero y del golpe. Y estaban muy bien armados.”

Las cejas de Gabriel se elevaron. “Los chicos enviados a matarme hablaron del golpe en la iglesia?”

“No eran las lámparas más brillantes,” metí baza.

Christopher y Ben se acercaron a Adam, se inclinaron sobre él para susurrarle algo al oído. Adam asintió y luego señaló a Gabriel.

“Ellos se han encargado.” Dijo Gabriel rotundamente. Su tono hizo que los vellos detrás de mi cuello se pusieran de punta y me recordé a mi misma nunca cruzarme en su camino. “Podemos proceder?”

“Hay una chance de quien sea el que pusiera el contrato lo intente de nuevo,” Ethan le advirtió. “Que nos hayamos ocupado de esos dos no significa que hayamos eliminado el riesgo.”

Gabriel se acercó y le dio un golpe varonil en el brazo. “El show debe continuar.”

Sin fanfarrias ni introducciones, Gabriel se paró en el podio. Ethan y yo tomamos nuestras posiciones a su derecha. Mientras que a su izquierda estaban colocados Robin y Jason. Adam y Fallon se quedaron en un punto alejado a su izquierda.

Encontré a Jeff entre la multitud, sentado en el final de la segunda fila, con los brazos cruzados sobre su pecho, la expresión en su rostro, grave.

Gabriel comenzó a hablar, su voz retumbando a través del sistema de altavoces de la iglesia, retumbando a través de las paredes de piedra. Y más extraño aún, recitó un poema. Era de Yeats, supuse, si mi casi competo doctorado en Literatura inglesa estaba funcionando correctamente.

“ ‘He escuchado a las palomas de los Siete Bosques/emitir su débil sonido’,” él dijo. “Y a las abejas del jardín/zumbar en las flores del limero; y apartar/ los gritos inútiles y los viejos dolores/que vacían el corazón.”

No pude evitarlo; mi boca cayó abierta. Una habitación llena de trescientos cambia formas en variados grados de jean y cuero, llevando toda clase de armas, estaba ahora mirando absortos al líder de la Manada Central Norteamericana de cambia formas mientras les leía un poema sobre la naturaleza. Asintieron de acuerdo, con sus cabezas inclinadas como parroquianos fieles en la iglesia, lo que suponía, ellos eran.

“‘Por un momento he olvidado/a Tara destrozada y la nueva plebe/sobre el trono, gritando en las calles/y colgando flores de papel de poste a poste. / Porque eso es lo único feliz de todas las cosas. /Estoy contento-’”

Gabe hizo una pausa, levantó su mirada y levantó las manos hacia la multitud a su alrededor. Gritaron sus afirmaciones, algunos de pie, algunos con las manos elevadas, sus ojos cerrados con entusiasmo mientras celebraban el mundo y pronunciaron su contento. Escalofríos subieron por mis brazos y no sólo debido a la magia en el lugar que había alcanzado niveles eléctricos.

“‘Porque sé que la Calma/vaga riendo y comiendo su corazón salvaje/entre palomas y abejas, mientras el Gran Arquero, quien espera su hora para disparar, todavía cuelga/una aljaba nublada-’”

“Sobre el Pairc-na-Lee!” concluyó el grupo entero todos juntos, y estallaron en aplausos. Sin esperar que el estruendo se calmara nuevamente, Gabriel lanzó la bomba. “Tony Marino, líder de la Gran Manada del Noroeste, está muerto.”

La capilla se quedó inmediatamente en silencio.

“Nos reunimos en el día de hoy las cuatro Manadas, pero con sólo tres alfas. Cuando hayamos terminado, el Gran Noroeste comenzará la tarea de elegir a alguien para hablar por la voz comunal, por la Gran familia. Pero hoy, debemos centrarnos en el negocio en mano.”

Un hombre alto, delgado, de aspecto rudo se levantó de su asiento en el centro de la habitación y golpeó un dedo en la dirección de Gabe. "Al diablo con eso", dijo. "Nuestro Alfa, nuestro padre, ha muerto, y usted nos dice esto ahora? Esto es una estupidez."

Más cambia formas saltaron de sus asientos, uniendo sus voces al clamor. Se podía ver el dolor en sus rostros, la conmoción de su pérdida. Pero eso no era nada en comparación con su irritación con el líder de la Manada Central de Norte América.
Adam, Jason y los otros se tensaron, moviéndose medio paso hacia delante como si se prepararan para la inevitable violencia. Levanté mi mano derecha hasta el mango de mi katana, la manera más fácil de liberarla en caso de ser necesario.

“Y has traído a estos malditos vampiros a la convocatoria!” acusó un hombre con un corte de pelo de estilo militar. “Esta es nuestra reunión, nuestro encuentro. Un encuentro de la Manada, de parientes y amigos. Ellos lo contaminan.”

Gabriel cruzó los brazos sobre su pecho, mientras lanzaban insultos e ira en su dirección. Lucía inexpresivo ante las acusaciones, pero yo me encontraba lo suficientemente cerca para sentir la magia de su enojo levantándose en una gruesa ola.

Por otro lado, comprendí entonces por qué había insistido en seguir adelante con la convocatoria. Había mucha emoción en la sala, y la ciudad estaba sin duda mejor cuidada permitiendo a los cambia formas lanzar todo en la dirección de Gabriel, en vez de afuera al resto de Chicago. Gabe había cuadrado sus hombros; no tenía duda de que podía manejar el dique.

Después de unos minutos, sostuvo las manos en alto. Y cuando eso no funcionó, gritó-en palabras y magia-por toda la habitación.

“Silencio.”

Para un hombre, la capilla se tranquilizó. Y cuando Gabriel volvió a hablar, no había duda de por qué él era el Ápice o de las repercusiones que habría por no hacer caso de su palabra.

"Ustedes están aquí porque las manadas han sido llamadas a una convocatoria. Si desean que los problemas se decidan sin su opinión, no es necesario que estén aquí. Todos o algunos de ustedes pueden ponerse de pie y salir de esta habitación con impunidad."

Se inclinó sobre el atril. "Pero si se quedan o salen, seguirán malditamente los dictados de la Manada. Ese es nuestro modo. Ese es el único modo. Y eso no se cuestiona.”

La energía colectiva en la sala disminuyo, como si los cambia formas en la capilla se hubieran metido el rabo entre las piernas.

"Tienen razón", continuó. "Hay vampiros en medio de nosotros, y eso es un cambio en el protocolo de la Manada. Nosotros no somos como ellos, y tal vez nunca vamos a sanar a las heridas entre nuestros pueblos. Pero con seguridad, la guerra está llegando, nos guste o no. Y tienen razón-hay vampiros que se preocupan poco por los cambia formas, así como hay miembros de la manada que están dispuestos a asesinar a sus alfas. Pero he visto cosas.”

Podrías haber oído caer un alfiler en la habitación debido a la revelación. Los miembros de la Manada deben haber confiado en cualquier profecía que Gabriel estaba a punto de hacer.

"He visto ese futuro", dijo. "He visto el futuro de mi hijo." Golpeó un puño contra su pecho. "Mi hijo. He visto el rostro de quienes lo mantendrán a salvo cuando los tiempos se vuelvan más duros para todos nosotros."

Dejó caer su mirada, y cuando la levantó de nuevo, conocimiento en sus ojos, volvió la cabeza. . . y él me miró. Había súplica en sus ojos.

Mis labios se separaron.

“Los vampiros lo mantendrán a salvo,” dijo y nos miramos a los ojos y vi los eventos futuros correr del suyo y del mío-en sus ojos. Sin líneas de la historia, sin fechas, pero vi lo suficiente, incluyendo los ojos de su hijo y otro par de ojos verdes, ojos que lucían nada más ni nada menos como los de Ethan. No tenía modo de saber cuan fuertes, y cuan exactas eran las visiones de un cambia formas. . . pero llevaban un puñetazo.

Lágrimas picando en mis ojos, Gabriel apartó su mirada.

Dejé caer mi mirada al suelo, tratando de asimilar lo que había dicho, tratando de evitar que mi respiración se volviera tan superficial que me desmayara en la iglesia.
Mérit? Ethan silenciosamente preguntó, pero negué con la cabeza. Esto necesitaba ser procesado antes de ser debatido. Antes de que estuviera lista para discutir sobre esto. . . si alguna vez estaba lista para discutirlo.

La multitud se había tranquilizado de nuevo, el peso de la información que Gabriel había compartido lo suficiente como para hacerlos contemplar, para hacerlos considerar seriamente las cosas que les iba a preguntar.

“Enfrentarán la muerte,” les dijo. “La muerte de Tony, y posiblemente de otros, si nos quedamos. Pero enfrentaremos la muerte si nos vamos, también. El mundo es un lugar duro. Nosotros lo sabemos. Vivimos bajo su código-un código diferente al de los vampiros o al de la humanidad-pero es nuestro código de todos modos. Esa es la decisión que deben tomar esta noche.”

Él levantó las manos. "Vamos a iniciar la discusión."

“Discusión” era una palabra agradable para lo que comenzó. Tan pronto como Gabriel dio lugar para el debate, la mayoría de los cambia formas que le habían gritado a Gabe se separaron de la multitud y se fueron. Eso impulsó a los doscientos restantes cambia formas a ponerse de pie y a gritarles a los desertores. Caos, en realidad.

Gabriel puso sus ojos en blanco, pero saludó a los que se fueron.

“Déjenlos ir,” dijo en el micrófono. "No están obligados a quedarse. Ninguno de ustedes está requerido a quedarse. Pero si caminan fuera o se quedan y participan, se atendrán a la decisión tomada aquí.”

Quedaba claro por el tono de su voz y la amenaza en sus ojos que no estaba haciendo una petición. Estaba haciendo una orden, recordándoles a las Manadas sus obligaciones. Aquellos que optaran por hacer caso omiso de esas obligaciones lo hacían bajo su propio riesgo. Con los cambia formas restantes advertidos, el debate sobre el futuro comenzó realmente.

Un micrófono había sido colocado en el centro del pasillo central de la iglesia para que los cambia formas lo utilizaran. No estaba loca por la ubicación ya que, le daba a todo aquel que se acercara al micrófono un tiro directo a Gabriel, pero no había mucho remedio. Pero eso no significaba que no podía ser proactiva. Sin pedir permiso a Ethan-había visto el miedo en sus ojos después de que había ayudado a Berna al lado de la barra-dejé mi puesto a su lado y me dirigí a la parte delantera de la iglesia, me puso de pie directamente delante del podio. Las balas-y cambia formas-que quisieran dispararle a Gabriel tendrían que pasar por mí primero.

Bien pensado, Ethan felicitó en silencio, pero un aviso habría estado bien.

Es mejor pedir perdón que permiso, le recordé.

A pesar de que los cambia formas eran un arco iris de formas, tamaños y tonos de la piel, las opiniones que expusieron en el micrófono se dividían en dos categorías. A la mitad le molestaba la idea de tener que abandonar sus hogares y negocios para ir a Aurora. La mayoría nos gritaba, le gritaba a Gabriel, hacía gestos groseros.

La otra mitad no quería tener nada que ver con vampiros o con política de vampiros, y estaban convencidos de que la amenaza al bienestar de su sociedad como un todo era en origen, vampírica.

Ellos también en su mayoría nos gritaron, gritaron a Gabriel, y también hicieron gestos groseros.

Después de largos minutos de monólogos mordaces, el orador final alcanzó el micrófono.

Era alto y corpulento, lleva puesto un chaleco de cuero negro gigante sobre su pecho de barril. Llevaba un pañuelo en la cabeza, y su larga barba se había liado en consecutivas bandas. Después de esperar pacientemente su turno para hablar, él se acercó al micrófono, y luego hizo un gesto hacia Gabriel.

"Usted me conoce, señor. No por charlas o palabras. Sabe que trabajo duro, que sigo las reglas, hago lo correcto por mi familia.”

No podía ver el rostro de Gabriel, pero dada la suave seriedad en la voz de este gran hombre, imaginaba que asentía en comprensión.

"No veo el futuro, así que no sé acerca de la guerra. Tiendo a apegarme a mi clase, y no sé mucho acerca de vampiros. No sé lo que viene por el camino, qué tipo de cosas vamos a ver cuando el amanecer se levante, o cuando caiga de nuevo. Francamente, no sé exactamente por qué estamos aquí, o por qué pensamos que necesitamos huir" Tragó gruesamente. "Pero he vivido entre los humanos durante muchas lunas, muchos años. He estado en guerras humanas y he luchado a su lado cuando pensé que era necesario. Ellos se han impuesto para protegerme a mí y a los míos. También he oído hablar de estos vampiros que hicieron el bien por nosotros. Y aquí están de nuevo, ellos se imponen para protegerlo como si estuvieran dispuestos a tomar cualquier peligro que viniera hacia su camino.” Se encogió modestamente. “La política y eso no es lo mío, pero sé lo que es correcto. Ellos dan un paso adelante, pero nosotros no lo hacemos?” Sacudió su cabeza. “No pretendo faltarle el respeto a usted o a su familia, pero eso no es correcto. Simplemente no lo es.”

Asintió hacia mí, este hombre con chaleco de cuero, y luego se volvió y caminó humildemente de nuevo a su banco en el centro de la iglesia. Se deslizó en él, se sentó y parpadeó esperando por lo que viniera después.

Me dolía el corazón por la emoción. No podía dejar mi puesto, pero lo miré hasta que hizo contacto visual, le ofrecí un asentimiento de cabeza. Él asintió en respuesta, dos posibles enemigos reconociendo la virtud del otro.

La vida como un vampiro no era siempre lo que esperaba que fuera.

“Como es nuestro camino,” Gabriel dijo en el silencio de la capilla, “en los bancos ante ustedes hay dos esquelas. Una negra y una blanca. Negra, volvemos a casa a la santidad de los Siete Bosques. Blanco, nos quedamos. Nos arriesgamos a luchar-la batalla de quien sea. Coloquen su voto en la caja a medida que les llegue. Si tienen un apoderado, pueden emitir sus votos también. Emitan sus votos de acuerdo a su conciencia,” él dijo.

Jason bajó de la plataforma, con una caja de madera en sus manos. La llevó hasta la parte posterior de la capilla, y se la entregó al último hombre de la fila. Tomó dieciocho minutos para que el voto fuera tomado-dieciocho minutos de nervios, durante los cuales, la mayoría de los cambia formas de la sala me dieron miradas alternadas de curiosidad y de gravedad. Tuve que esforzarme para no removerme incómodamente debajo del peso de sus miradas colectivas. Cuando la caja hubo atravesado la capilla, Jason la llevó al frente de la sala de regreso, y luego comenzó el conteo. Una tabla larga, no muy diferente del marcador para un
juego de naipes, fue colocada en la mesa donde la caja estaba descansando. A medida que cada voto en forma de mármol fue sacado de la caja, era colocado sobre la mesa.

Negro, luego blanco, luego negro, luego tres blancos, a continuación, seis negros, y así sucesivamente. Aunque mi nuevo amigo había hablado con elocuencia, los cambia formas no se habían convencido completamente. Cualquiera fuera la decisión, no sería unánime.

Después de unos minutos de recuento, Gabriel bajó de la plataforma, y luego a mi lado, acercándose a la multitud. Él estaba simbólicamente reincorporándose a ellos, comprometiéndose a acatar su decisión, cualquiera que ésta fuera.

Gabriel levantó un puño cerrado. “La esquela final. La esquela decisiva.” Abrió la palma de su mano. El mármol era blanco. Ellos se quedaban.

Por unos enteros cinco segundos, se hizo el silencio.

Y el caos se desató a continuación.

Habíamos estado en lo cierto, por desgracia. Aunque los hombres en el corredor podrían haber estado contra Gabriel, no eran los únicos que lo estaban. Y no se había preocupado acerca de la votación- habían planeado afectar el equilibrio de poder después.

La sala estalló en sonido mientras los cambian formas comenzaron a subir al escenario, arrancando pistolas y cuchillos de su cuero al moverse. Yo era la más cercana a Gabriel, por lo que desenvainé la espada y salté delante de él hasta que Ethan y Adam se aparecieron para apartarlo y colocarlo detrás del podio. Teniendo a Gabriel protegido, Fallon, Jason y Robin saltaron al suelo de la capilla. Fallon sacó puñales dobles de sus botas y se unió a mí al frente. Jason y Robin interceptaron a Jeff, y se trasladaron a los lados de la capilla para frenar los ataques laterales.

No eran los únicos que había saltado en defensa de Gabe, sin importar cómo se sintieran los cambia formas acerca de la votación, las esquelas habían sido contadas, y la decisión había sido tomada.

El resto de ellos tendría que acatar la decisión. Tendrían que quedarse y luchar.

Y no aceptarían traidores en medio de ellos.

Envía a Christopher y a Ben a las puertas de salida, le dije silenciosamente a Ethan. Si esto se derrama fuera, alguien llamará a la policía. No necesitamos eso en este momento. Fallon y yo compartimos una inclinación de cabeza, a continuación, dispuestas a empuñar nuestro acero.

La primera ola era toda bravuconería. Un hombre en una chaqueta de cuero vino hacia mí con una sonrisa asesina y un revólver.

"Oh, eso es casi demasiado fácil", dije con una sonrisa, y antes de que pudiera responder, envolví mis dedos alrededor de su mano en el gatillo y la torcí hacia arriba, manteniendo la pistola apuntando al techo y fuera de peligro. Utilicé la torsión para doblar su codo y él cayó de rodillas, con los tendones, nervios y huesos extendidos hasta el punto de ruptura.

Cuando murmuró unos cuantos epítetos poco elegantes, decidí que sería más feliz inconsciente. Deslicé la pistola fuera de su mano, y una patada baja al lado de su cabeza lo puso fuera de servicio.

Mire la pulsera negra en mi muñeca. No podría hacer mucho acerca de la animosidad hacia los vampiros, pero era genial para patear traseros.

El cambia formas siguiente en la línea optó por un cuchillo, y él era más rápido que su amigo ahora durmiendo. Usó un par de empujones y pinchazos que me hubieran agarrado, si fuera una vampiro lenta. Pero era rápida, y podía esquivar, y él no era el más creativo de los combatientes. Por desgracia suya, utilizó los mismos pequeños empujones y pinchazos una y otra vez. Desarmarlo fue muy sencillo, y puse una rodilla en el pecho que lo dejó sin aliento.

Levanté la vista y encontré a Fallon mirándome con una expresión divertida. "Me gustas", dijo ella, con su propia pila de cambia formas ensangrentados a sus pies. “Eres muy ordenada."

Le devolví la sonrisa. “Odio el desorden.”

Mientras tuve un segundo, miré a mí alrededor para informarme del resto de la acción. Había Keenes apostados en las puertas traseras y laterales de la capilla para mantener la lucha cuerpo a cuerpo contenida. Jason y Robin estaban en las alas, luchando contra sus propias bandas de cambia formas enojados. La falta de visión de Robin claramente no afectaba su habilidad para patear traseros.

Alrededor de un tercio de la congregación estaba todavía sentada; los otros dos tercios estaban luchando entre sí, en cualquier recoveco que pudieran encontrar.
“Toda una conferencia,” murmuré y luego posicioné mi cuerpo para el segundo round.

La segunda ola de atacantes nos había visto mejor que la primera ola, por lo que sus caras no eran tan seguras. Pero llevaban las severas, determinadas expresiones de los creyentes-no les importaba si ganaban o no; esta lucha era por principios. También eran más inteligentes combatientes, habían esperado a ver los movimientos de la infantería, y sabían cómo luchábamos.

Al menos tuve que usar mi espada para esta ronda.

El primer cambia formas era una mujer, una cosa pequeña de cabello con permanente y con curvados puñales góticos en sus manos. Era ágil con su acero y buena en la defensa de mis cuchilladas. Pero no golpeaba; todos sus movimientos eran defensivos. Eso significaba-al menos eso asumí-que se cansaría antes de que yo lo hiciera. Pero no tenía sentido retrasar lo inevitable.

Cuando cortó mi antebrazo, puse el plan final en movimiento. Ataqué hacia adelante, reorganizando nuestras posiciones para que quedase a unos metros delante de la primera banca, de espaldas al asiento. Una patada de lado a su torso lanzó su espalda contra el banco. Golpeó el banco y se dejó caer, golpeando el suelo, aún derecha, la cabeza hacia adelante como si estuviera en medio de una siesta.

"Detrás de ti!" Gritó Fallon. Me dejé caer y oí el silbido de un whoosh de una patada voladora sobre mi cabeza. Me volteé y pateé con las dos piernas al cambia formas detrás de mí. No estaba lo suficientemente cerca para un golpe de contacto total, lo que se tambaleó hacia atrás antes de recuperar el equilibrio y venir hacia mí de nuevo.

Fallon, terminó con su grupo de traidores, utilizando una mano para meter largos rizos detrás de su oreja, y luego estiró delicadamente una patada embotada. El hombre tropezó y cayó con los brazos extendidos, rodó al tocar el suelo. Fallon le dio un codazo en la espalda, a continuación, puso una bota en su cuello hasta que se desvaneció por falta de oxígeno. Con sus manos en las caderas, me miró.

"Aprecio la ayuda," le dije.

"En cualquier momento. Eres buena."

“Tú también lo eres,” le dije con una sonrisa, pensando que Jeff definitivamente tenía las manos llenas.

El santuario era un desastre. Un par de bancos de la iglesia estaban rotos. Las velas se habían volcado, derramando cera sobre el suelo, y había agujeros de bala en las columnas de mármol. Los cambia formas violentos habían sido llevado, en su mayoría inconscientes en pilas, listos para su castigo.

Limpié mi katana con el borde de mi remera, luego la deslicé de nuevo en su vaina. Se merecía una mejor limpieza, pero tendría que esperar hasta que estuviéramos seguros en casa de nuevo.

Escudriñé la multitud y encontré a Jeff y Fallon en una esquina. Charlando, con sus cuerpos cerca, su lenguaje corporal hablaba de preocupación mutua. . . e interés mutuo, Jeff levantó la vista.

"¿Estás bien?" gesticulé.

Me dio pulgares hacia arriba antes de volver a Fallon. Ya casi lo había perdido, pensé con una sonrisa. Pero ¿quién mejor para mantener Jeff ocupado y sonriente-que la hermosa heredera de la Manada central de Norte América, quien blandía un puñal.
Con Jeff seguro, regresé al podio para incorporarme a los guardaespaldas.

Ethan, Adam, y Gabriel estaban sentados en la sillería del coro. Ethan encontró mi mirada y asintió con la cabeza- un empresario satisfecho con el esfuerzo de su empleado.

Por desgracia, esta vez fue Gabriel quien había sido herido por un disparo en su bíceps izquierdo. Adam asistiendo la herida, envolvió lo que parecía un mantel del altar alrededor de la herida para detener la hemorragia. Gabriel levantó su mirada hacia mí. “Entonces,” dijo con la huella de una sonrisa en sus labios, “Supongo que nos quedamos.”

"Eso es lo que escuché," dije, y luego adopté el tono de una maestra de escuela.

"Realmente voy a necesitar ver un mejor comportamiento de alguno de tus niños."

Sonrió grandiosamente. “Voy a disfrutar de ti siendo listilla, Gatita.”

Asentí por el cumplido, y luego miré a Ethan. “Estás bien?”

"Absolutamente,” dijo Ethan “Tú y Fallon hicieron un buen equipo."

“No les des ideas,"murmuró Gabriel, luego deslizó una mira estrecha hacia Adam. "Podrías posiblemente hacerlo más apretado?"

Adam le dio una sonrisa adorable mientras aflojaba el vendaje. “Fui enseñado por cierto hermano mayor a no dejar las cosas por la mitad.”

“Sí, y mira lo bien que resultó para mí,” dijo Gabriel con tristeza, observando el santuario. "Hemos destruido media iglesia. Aunque el daño todavía no es tan malo como la reunión del noventa y dos."

"O noventa y cuatro", agregó Adam con una sonrisa maliciosa. Pasó una mano sobre su estómago. "La del noventa y cuatro fue un paseo salvaje."

Gabriel soltó una risa ronca, a continuación, golpeó los nudillos con su hermano. “Cierto, cierto."

“Qué pasará a los combatientes?” Le pregunté.

Gabriel se puso de pie, arrollando su brazo. “Tendremos una pequeña discusión sobre el comportamiento de la Manada y lo que significa someterse a sus normas.”

“Trataron de dejarte fuera del ruedo y sólo obtendrán una charla?” Pregunté en voz alta.

Gabriel me lanzó una mirada sardónica. “No me refiero a una ‘discusión’ literalmente.”

“Los castigarás por igual?” Preguntó Ethan. “Quiero decir, a los que establecieron el contrato y a los que actualmente trataron de dejarte fuera?”

Gabriel murmuró algo que no capté. Dado su tono, asumí que era algo poco halagüeño sobre vampiros. “Nosotros simplemente no los alineamos y comenzamos a dispararles, Sullivan. Hay grados de culpabilidad, al igual que en el mundo humano. En cuanto a la convocatoria, la decisión fue hecha. Independientemente del contrato o del ataque, ellos votaron del modo en que votaron y las Manadas se quedarán.” Miró a Ethan. “Las cosas que hemos discutido-sobre amistad?-Mi pueblo está demasiado cableado para eso en este momento. Quizá en el futuro, quizá nunca, pero ciertamente no en este momento.”

Ethan hizo un buen trabajo manteniendo la compostura debido al rechazo de Gabriel, pero yo sabía que estaba maldiciendo en su interior. Hubiera apostado prácticamente su Casa- o al menos su Centinela- por la posibilidad de una alianza entre Cadogan y la Manada.

"Entendido," dijo Ethan, "Pero el contrato no se ha cumplido. Todavía estás vivo. Eso significa que todavía hay una posibilidad de que alguien te ataque."

Gabriel negó con la cabeza. "El liderazgo de la manada se pasa a través de la familia. Así que si me pasa algo, Fallon se convierte en Alfa, a continuación, Eli, y así sucesivamente hasta Ben y Adam. La única razón para tratar de sacarme habría sido la de influir en el voto. Pero la suerte está echada, por lo que no hay ninguna posibilidad de eso ahora.” Se encogió de hombros. “Según mis cuentas, estoy fuera del blanco.”

No estaba segura de si me creía la teoría de Gabriel, sobre todo porque la violencia estalló después de que el voto fue contado, pero comprendía su necesidad de seguir adelante y dejar a los vampiros fuera de su campanario. Además, no podíamos protegerlo las veinticuatro horas del día. Apenas contábamos con personal suficiente para cubrir nuestra propia Casa. Gabe le tendió su mano sana a Ethan. "Gracias de nuevo por la ayuda. Tu Centinela hace un buen trabajo."

Se estrecharon la mano. "Si lo hace," dijo Ethan.

"Podría ser tiempo de pensar en ese aumento."

"No presiones tu suerte, Centinela".

Una chica tenía que intentarlo.

Me quité la chaqueta de cuero, cuando regresamos al Mercedes, el calor de Junio proporcionando más que el suficiente aislamiento. Pero pasaron unos minutos de conducción antes de que notara el pequeño bulto en mi bolsillo.

"Oh, maldición,” murmuré.

Ethan miró alarmado. "Qué?"

Metí la mano en el bolsillo de la chaqueta y saqué el auricular que Luc me había dado. “Me olvidé completamente de utilizar esto."

Arqueó una ceja, Ethan buscó dentro de su propio bolsillo de sus jeans y sacó su auricular. Supuse que no había sido el único vampiro olvidadizo. Me ofreció una sonrisa secreta. "Tal vez no le digamos a Luc sobre esto.”

"Sabes qué más?"

“Qué es eso, Centinela?

"También me olvidé de mis rollos de repollo."

Rodó los ojos, pero sonreía cuando lo hizo. "Vas a tener que vivir sin ellos, porque no podrías pagarme lo suficiente para hacerme volver a esa iglesia."

"Demasiados cambia formas esta noche?"

"En gran medida, Centinela. Y lo irónico es, que los hemos convencido de quedarse.”

"Bueno, eso es una especie de victoria, ¿no?"

"Dadas nuestras otras opciones, supongo que sí. Has hecho bien hoy, y lo digo sinceramente. Mostraste un montón de valor, y actuaste bien. Tu trabajo honra a la Casa Cadogan.”

El tono de Ethan era solemne, formal. Había oído su tono de Maestro Vampiro de apreciación; éste era diferente. Más parecido al afecto que a la aprobación profesional. Y desde que él había sido quien me había alejado-algo que había hecho a pesar del riesgo-opté por ignorar el trasfondo. Ser rechazada y tratar de seguir siendo profesional-apartando mis sentimientos para mantenerme enfocada en la tarea en mano-era suficientemente duro por sí solo. No podía soportar su remordimiento, también, y no era justo que él tratase de usarme para sentirse mejor.

Así que mantuve el humor ligero. “Lo menos que podía hacer.”

Se removió en su asiento como si estuviera preparando un monólogo. Pensé rápidamente, luego hice mi jugada. Encendí la radio, encontré una estación en la cual sonaba una canción que debía cantar, ybajé la ventanilla. Apoyé un codo en la puerta y volví mi rostro al viento, dejando que la ciudad y los sonidos me llenaran.

El resto del viaje fue en silencio.

Tal vez captó la indirecta.


TRADUCIDO POR DI ♥ Y POR LU ♥

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Not missing!

Para los que se preguntaban si había desaparecido, secuestrada por algún malvado conspirando contra ustedes, o simplemente abducida por los extraterrestres, la respuesta es: NO.

No, si dejamos afuera, a mis profesores, de la categoría "malvados". Porque esa es la razón de que no haya subido capítulos: unas cuatro pruebas seguidas en una semana! Para los que me desearon suerte para la prueba de filosofía, les digo que me fue muuuuy bien :D

Y ahora, les prometo que sin falta mañana subo capítulo.

Las malas noticias es que Chloe me contactó hace unos días, y me informó de que no va a poder regresar para ayudar a terminar de traducir Twice Bitten, por órdenes estrictas del médico de mantenerse lejos de la computadora. Lo bueno es que todavía quedan varios libros para que la saga termine y cuando se ponga mejor ya va a volver con todo! Pero ahora lo importante es su recuperación, aunque obviamente la voy a extrañar mucho :(

Por otra parte tengo que confesar, que me tomé este sábado libre...si, necesitaba decirlo porque me carcomía la culpa. Digamos que la culpa es compartida por la persona que subió Sinsajo la tercer parte de Los juegos del hambre en inglés y que yo por "casualidad" encontré, y el resto es enteramente mi culpa por no ser capaz de resistirme a caer en sus garras tentadoras. Y obviamente me lo terminé. EN UN DÍA. Pero es que era imposible resistirse. Así que les ruego que me perdonen jaja.

Esos fueron los informativos semanales ^^

Hasta mañana!!

Los dejo con la promesa de un nuevo capítulo :)


Lu ♥

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Twice Bitten- Capítulo 17

CAPÍTULO DIESCISIETE: Animales políticos


Fallon no miró en nuestra dirección mientras nos acercábamos, pero por la rigidez de sus hombros y su mirada escrutadota, no tenía duda de que sabía exactamente donde estábamos. Nos mantuvimos a su lado, asegurándonos de que tuviera una clara vista del santuario.

“Vamos a dar una vuelta,” Ethan le dijo. “Gabriel sugirió que confiaba en ti para mantener un ojo en él mientras tanto.”

Fallon le dirigió una mirada. “Mi hermano dijo eso?”

“Lo hizo.”

“Huh,” ella dijo, su rostro repentinamente brillando por el placer. “Ese es un agradable cambio. Siéntanse libres de dar una vuelta. Tengo las cosas controladas por aquí.”

Por las alteradas corrientes de magia alrededor de su cuerpo-una señal de que llevaba armas (plural) de acero pulido-apostaba que ella lo hacía. Ethan asintió, luego se movió hacia la puerta del santuario. Pero Fallon no había terminado con nosotros.

“Ustedes son amigos de Jeff, cierto?”

Me detuve y miré hacia atrás. “Él es un buen amigo, cierto.”

Mordisqueó el borde de su labio. “Él es-él hace-cuál es su status? Tú sabes, en lo relacionado a novias.”

Tuve que esforzarme para morderme una sonrisa. “Soltero. Deberías arriesgarte.”

Levantó su nariz y volvió su vista hacia la multitud. “Demasiadas cosas pasando esta noche.”

“Eso es verdad,” dije, luego me volteé hacia al umbral del ala lateral de la iglesia donde Ethan estaba de pie, esperándome. “Pero tener un compañero en una crisis puede ser de gran ayuda. De todos modos, estaremos de regreso en unos cuantos minutos.”

“Apuntado.

Intercambiamos un asentimiento, y me uní a mi propio compañero nuevamente.

A medida que nos movíamos por el ala lateral, la presión del aire cambiaba. Me di cuenta tardíamente que la magia zumbaba completamente en la capilla. Al igual que una rana en una olla, ni siquiera lo había notado hasta que nos hubimos alejado unos cuantos pasos. Le dije a Ethan sobre la acumulación, mientras caminábamos por el pasillo.

“Es sólo magia,” él preguntó, “o es acero, también?”

Fruncí el ceño. “No estoy segura de poder diferenciarlos. Probablemente ambos?”
“Probablemente,” estuvo de acuerdo, luego señaló hacia las puertas que conducían fuera del vestíbulo principal. “Qué son esos?”

“Salones de clases. Enfermerías.”

“Son lugares poco probables para hacer planes de asesinato.”

“Uno pensaría eso. Si alguien va a hacer un intento contra Gabe, ellos probablemente hayan hecho el planeamiento en algún otro lado.” Señalé la última puerta. “La del final es la cocina.”

Se detuvo, volteó en un medio círculo, y examinó el pasillo, su mirada tropezando con los folletos, el arte de los niños, y los pósters religiosos. “Algo de interés allí?”

“Mi cacerola de rollos de repollo cuenta?”

Hizo un sonido sarcástico. “Sólo para ti, Centinela. Y ahora que estamos fuera del oído de Gabriel, hay algo que quieras decirme sobre la llamada telefónica anónima?”

“Estás sugiriendo que no te dije la completa verdad?”

Me dio una mirada inexpresiva.

“No sería incorrecto asumir que el que hizo la llamada tiene una inclinación periodística.” Ethan abrió su boca para responder, pero antes de que pudiera formar las palabras, la puerta de salida al final del pasillo se estrelló abierta. Ethan y yo, giramos alrededor, manos en nuestras espadas. Dos hombres altos en trajes negros, sombras sobre sus ojos, caminaron dentro. Uno de los hombres llevaba un paquete envuelto en papel marrón, las partes amarradas con cinta aisladora de color negro. Mi corazón dio un vuelco. Sólo había visto paquetes como ese en programas policíacos en la televisión-justo antes de que todo estallara en esquirlas. Los vampiros no se preocupaban por las esquirlas, especialmente no del tipo de madera.

Prepárate, Centinela, Ethan me dijo silenciosamente, como si sintiera mi repentino miedo. Y desde que sin duda estaba lanzando magia al aire, él probablemente lo hacía.

“Podemos ayudarlos, caballeros?” Ethan preguntó.

Ambos hombres arquearon las cejas sobre sus anteojos, pero continuaron avanzando. A pesar del repiqueteo de mi corazón, me moví para estar al lado de Ethan, una barricada de vampiros. Una canción de Les Miserables comenzó, inoportunamente, a resonar en mi cabeza.

“Tenemos una entrega,” dijo el hombre que no estaba sosteniendo el paquete. Extendió su mano hacia un bolsillo de su traje, pero Ethan tenía su espada en alto y extendida antes de que el hombre pudiera sacar lo que sea que estaba buscando.

Desabroché la protección del mango con mi pulgar.

“Whoa,” dijo el hombre con el paquete, su acento de Chicago lo suficientemente pesado que sangraba a través de esa sola palabra. “Estamos aquí solamente para dejar esta entrega, cierto?” Extendió el paquete en sus manos.

“Sostén eso,” Ethan le dijo, luego regresó su mirada al hombre cuya yugular estaba ciertamente a pulgadas de la punta de su espada. “Y tú,” le dijo al otro, “saca esa mano muy, muy lentamente.”

El hombre tragó, pero hizo lo que le dijo. Y cuando su mano estaba fuera de su chaqueta, ofreció una billetera de cuero. “Solo estaba sacando la identificación, camarada.”

“Ábrela,” Ethan dijo.

Él la abrió, luego la levantó para que Ethan la viera, luego yo.

“Tengo un negocio de importaciones/exportaciones” dijo. “Solo soy un hombre de negocios.”

“Y qué hay en el paquete?”

Los hombres intercambiaron una mirada. “Es un regalo para, uh, el mandamás, si captan lo que quiero decir.” Alzó las cejas, como si fuera un gesto para que Ethan entendiera.

“Para su mandamás?” Ethan preguntó.

El hombre asintió con alivio. Aparentemente, ellos eran miembro de la Norte Americana Central (y buenos escondiendo ese hecho), y estaban aliviados de no tener que admitirlo en voz alta. Quizá vivir a escondidas no era tan fácil como Tony lo había hecho parecer. . .

“Y qué hay en la caja?” Ethan preguntó.


El hombre con el paquete se inclinó hacia delante, humedeciendo sus labios con nerviosismo. “Es algún tipo de cosecha fina, si me entiendes? Una cosecha de variedad roja? Es un regalo de una familia que es importante aquí en Chicago, para la familia del Sr. Keene.”

“Ahhh,” dijo Ethan en voz alta, luego cambió al modo silencioso. Qué hay en la caja?

Me incliné un poco y fruncí el ceño, aclarando mi mente para bloquear los ruidos extraños y la magia.

Pero la caja era una pizarra en blanco-sin metal, sin magia-así que cambié a un sentido más simple y tomé una respiración.

Allí estaba.


“Es una bebida,” dije, parándome derecha nuevamente. “Buena calidad, también, tan lejos como puedo decir.”

El hombre sin el paquete rodó sus hombres y ajustó su corbata. “Por supuesto que es buena. Quién crees que somos?”

Ethan sonrió educadamente, puso su mano izquierda en su vaina, y cuidadosamente guardó su espada. Luego se apartó. “Disfruten de la convocación, caballeros.”

Nos volteamos para mirarlos avanzar por el pasillo.

“Creo que esos caballeros están conectados, Centinela.”

“Ellos están relacionados?”

“Conectados a algo un poco más, digamos, organizado?”

Tomó un momento para que la implicación penetrara-Ethan pensaba que ellos eran mafiosos.

“Y los dejas entrar a la capilla?”

“Y con alcohol a cuestas. Son miembros de la Manada con un regalo en mano. No podemos detener a cada miembro de la Manada que trata de entrar a la capilla con una bebida.” Soltó una risita. “La capilla estaría vacía.”

Me reí a pesar de mi misma.

Inclinó la cabeza hacia la puerta de la cocina nuevamente. “Esa era la cocina?”

“Sip.”

“Voy a buscar algo para beber.”

Lo seguí dentro y esperé junto a la puerta mientras él inspeccionaba el refrigerador. Sacó una botella de agua, la destapó y tomó un largo sorbo. Cuando hubo acabado, lanzó la botella vacía y la tapa a un recipiente de reciclaje, luego asintió hacia la puerta nuevamente. La abrí, y pude oír voces moviéndose hacia nosotros por el pasillo.

Y esta vez, un zumbido metálico las acompañaba.

Podía haber sido algo simple-cambia formas que llevaban armas como parte de su curso normal de negocio. Pero esto simplemente se sentía. . .mal. Silenciosamente sostuve una mano para detener a Ethan, luego apunté hacia la puerta, luego a mi oído, luego levanté dos dedos. Asintió y se movió hacia delante, puso su oído en la puerta.

“Piensas que puedes sacarlo?” preguntó uno de ellos.

“Malditamente cierto. Cuanto más rápido hagamos esto, más rápido tendremos el dinero en mano, así que definitivamente voy a tomar la maldita oportunidad,” susurró otro. Había ira en su voz venenosa.

“Huh. Simplemente no sé si podemos hacer que esto funcione esta noche. No como él lo quiere. Habrán un montón de malditos cuerpos en ese salón en unos cuantos minutos.”

Ethan arqueó sus cejas hacia mí. Asentí.

Los pasos se movieron cerca.

Armas, le dije silenciosamente. Revólveres, o cuchillos, no lo sé. Pero están pesadamente armados.

Entonces movámonos, contestó.

Ignorando el aleteo nervioso en mi pecho, fui primera, atravesando la puerta de la cocina.

Los dos hombres-ambos en jeans, botas y chaquetas de cuero-saltaron cuando aparecimos, manos moviéndose hacia sus cinturas. Asumí que estaban buscando sus armas.

“Caballeros,” dije, soltando el seguro de mi katana y levantándola de su vaina lo suficiente para revelar el brillo del acero. “Qué está sucediendo?”

Se miraron el uno al otro, luego a mí. “Tenemos negocios aquí, vampiro.”

“Sí, capté eso. El problema es, que estoy teniendo el presentimiento que su tipo de negocios no será bueno para el resto de nosotros.”

El de la izquierda-más bajo, calvo a los lados-tomó un medio paso hacia delante. Dejó al descubierto uno de los lados de su chaqueta de cuero, revelando un arma metida en la cintura de sus jeans al estilo de los años 80.

A la vista del arma, clavé los dedos en el mango de mi katana para evitar que mi mano temblara. Ya había sido disparada dos veces esta semana; no estaba ansiosa de obtener más.

“Cariño, por qué tú y tu novio aquí toman sus pequeños cuchillos y se van por un largo y agradable paseo, sí? Este no es su asunto.”

“El problema es, jefe,” dije, desenvainando mi espada y disfrutando la ampliación de sus ojos, “que es nuestro asunto. Suena como si tuvieran algún tipo de problema con el líder de la Manada, por así decirlo, y él es amigo mío.”

El más alto-más joven, más lindo, pero igual de egoísta-dio un codazo a su amigo. “Yo me encargaré de ésta.”

Ponte detrás de mí, le dije a Ethan, mientras el chico más joven tomaba un paso hacia delante. Se dirigió al interior de su chaqueta y sacó un arma de fuego negro mate del bolsillo.

“Eres guapa,” dijo, “por lo que te voy a dar una oportunidad más.” Movió la pistola en nuestra dirección.

“Toma una maldita caminata, y nosotros haremos nuestros negocios y todo el mundo contento. Cierto?”

No tenía duda de que él apretaría el gatillo. Él era del tipo-valiente hasta el punto de ser estúpido; narcisista de una manera totalmente contraproducente. Y aunque él sabía que nosotros éramos vampiros, claramente no comprendía lo que eso realmente significaba-que una bala, aunque podría doler como un hijo de perra, sería bastante ineficaz para derrotarme.

Puse los ojos en blancos y giré mi muñeca para voltear la espada, luego solté una amenaza que Celina una vez había usado en contra mía. “Te tendré a mis pies antes de que puedas tener una oportunidad.”

“Perra,” él dijo.

Fue la última cosa que dijo.

Levantó su arma, luego levantó su otra mano para afirmarla. Pero yo ya me estaba moviendo. Roté mi cuerpo, llevando mi pierna en una patada de barrido alto que sacó la pistola de sus manos. Golpeó el suelo y se deslizó detrás de mí, sentí el cambio del aire cuando Ethan se dirigía a por ella. Completé la rotación, luego cambié el peso de mi espada y empujé el mango contra su pecho tan fuerte como pude. En lo que parecía a cámara lenta, soltó una respiración y cayó hacia atrás, manos agarrando su esternón.

Para el tiempo en que golpeó el suelo, ya había enderezado mi katana y la sostenía frente a mí, luego levanté la vista a su amigo más bajo. “Qué hay sobre ti, amigo? Quieres probarme, también?”

Sus ojos grandes por el pánico-el aire grueso con magia por el miedo-tomó unos pocos pasos inseguros antes de voltearse hacia la salida. Pero los refuerzos habían llegado-dos hermanos rubios Keene estaban de pie ante la puerta, brazos cruzados y miradas conscientes sobre los traidores. Debían haber sentido el problema-o Fallon los había enviado para mantener un ojo sobre mí y Ethan. Chica inteligente.

“Excelente momento,” dije, manteniendo un ojo en el hombre en el suelo hasta que pudieron alcanzarlo. Ambos más altos y más fornidos que los intrusos, los tenían en sus manos en cuestión de segundos.

“Hacemos lo que podemos,” dijo el hermano Keene a la izquierda, con su agarre en el cuello del hombre que yo había noqueado. “Me parece que no nos hemos conocido. Soy Christopher.”

“Ben,” dijo el otro, quien tenía el cuello del hombre mayor debajo de su brazo. El hombre forcejeaba en una extraña posición, pero Ben ni siquiera pestañeaba. Sonreí.

“Encantada de conocerlos a ambos,” dije, luego regresé mi mirada a Ethan. Él me miraba fijamente, sus ojos piscinas de plata. Supuse que había logrado impresionarlo.

“No está mal para un “soldado común,” hmm?” Pregunté tranquilamente, luego re-envainé mi katana y me dirigí de regreso a la capilla. Podía sentir su mirada en mi espalda mientras me alejaba por lo que decidí hacer una actuación. Me detuve en la puerta del santuario, luego miré sobre mi hombro y sonreí vampíricamente a través de ojos entornados.

“Vienes?”

Sin detenerme, caminé dentro.

Ahora eso, mis amigos, es a lo que nosotros los vampiros llamamos una buena salida.

TRADUCIDO POR LU♥

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Twice Bitten- Capítulo 16

CAPÍTULO DIESCISÉIS: LOS GRAN MALVADOS LOBOS

Condujimos hasta el barrio Ucraniano en silencio. Cuando llegamos, Ethan aparcó el Mercedes en un espacio en la calle. Era temprano para la ConManada, pero todavía era tarde en una noche de Viernes para el resto del barrio, el cual estaba tranquilo y mayormente vacío de tráfico. Salimos del auto, ajustamos nuestras katanas, y caminamos hacia la San Bridget, la cual estaba bien iluminada por las farolas de la calle y focos en la fachada.

Me detuve por un momento y levanté la vista hasta la catedral.

“Catedral” era definitivamente un nombre apropiado. San Bridget era un edificio hermoso, con piedra de color melocotón y un puñado de torres coronadas por cúpulas de color turquesa que parecían gorros de esquí. Una ventana gigante de vidrio tintado estaba colocada en el frente del edificio, sus tres paneles rectangulares mostrando una escena pastoral de árboles y mariposas, un cervatillo reclinado pacíficamente en el medio.

La iglesia era una joya arquitectónica en el medio de un barrio de clase obrera, como un resto perdido de un antiguo cuento de hadas-una página de la historia que no fue volteada, transportada desde la espesura del bosque de Europa del Este hacia el lado oeste de Chicago. Era, sin embargo, muy parecido al barrio a su alrededor en un aspecto, estaba muy, muy silenciosa. No es que yo esperaba piqueteros y protestas, pero por lo que habíamos visto antes, los cambia formas no eran del tipo de ir con cuidado en una buena noche.

“Sostengo que es extraño que se reúnan en una iglesia,” dije.

“Es inusual,” Ethan dijo detrás de mí, “pero no era nuestra decisión.”

Estuvimos allí de pie en silencio por un momento, el suficiente para hacerme voltear y mirarlo. Encontré su mirada en la mía.

“Qué?” Pregunté.

Me dio una mirada inexpresiva.

“Estamos aquí por negocios.”

“Quiero que el aire esté despejado.”

“El aire está tan despejado como va a estar. Cometimos un error. Los dos lo hemos remediado, así que superémoslo, sí?” dije.

“Un error.” Él realmente tuvo el descaro de sonar sorprendido por mi respuesta, pero no me lo creí. No había usado la palabra “error” en su discurso de culpa luego de la fiesta de los Breckenridge, pero eso era todo lo que había dicho.

“Un error,” repetí. “Podemos ir a trabajar?”

“Merit-,” comenzó, arrepentimiento en su voz, pero sostuve una mano en alto. Su culpa no me iba a hacer sentir mejor.

“Vayamos a trabajar.”

Tomamos las escaleras hasta las puertas que se extendían por el frente de la iglesia. Asumí que aquí era donde las personas se reunían después de los servicios, quizás para darse la mano con el clérigo, quizá para hacer planes de cena o almuerzo.

Las puertas estaban sin seguro y llevaban a un pequeño salón de recepción, cuyas paredes tenían señales para los feligreses indicándoles el camino hacia las habitaciones de los niños y los cafés matutinos. Avanzamos hasta un segundo par de puertas, y jadeé ante la vista frente a nosotros, caminé dentro pasando a Ethan para obtener una vista entera. La vista exterior de la iglesia era impresionante, pero eso no era nada comparado con el interior. El santuario era como un cofre de un tesoro, con suelos de brillante piedra, paredes de vidrio de colores, representaciones con marcos de oro, nichos dorados y frescos. Relucientes columnas y ornamentos de bronce marcando los pasillos de la iglesia. Robin, Jason, Gabriel y Adam estaban de pie en la parte frontal del santuario, pero fue Berna quien obtuvo nuestra atención antes.

“Comerás,” ella dijo, deteniéndose frente a nosotros, una cacerola de aluminio desechable contenida en sus extendidos brazos. La cacerola estaba cubierta con papel de aluminio, largaba vapor por el calor, y podía oler lo que había dentro: carne, repollo, especias-delicia Europea Oriental.

“Tómalo,” ella dijo, y empujó la cacerola, todavía caliente, hacia mis brazos.

“Aprecio el gesto, pero no tienes que seguir alimentándome.”

Ella chasqueó la lengua. “Demasiado delgada,” dijo, extendió dos dedos nudosos y me pellizcó el brazo. Duro. “Ay.”

“Sin carne,” ella dijo, desaprobación en su voz. “Sin carne en los huesos, no encontrarás hombre.” Lugo lanzó una mirada calculadora a Ethan, con una ceja rubia levantada. “Tu eres… un hombre.”

No es que estuviera en desacuerdo, pero ella estaba haciendo una pareja equivocada.

“Gracias Berna,” Dije, esperando atraer su atención de regreso a mí y distraerla de su conexión de amor. Lentamente, como si adivinara mi estrategia, regresó su mirada hasta mí, entonces me dio una apreciativa mirada de arriba abajo que no era nada halagadora. Después de chasquear su lengua nuevamente, nos rodeó y desapareció en el vestíbulo.

Miré a Ethan y le ofrecí los rollos de repollo. “Debería poner esto en tu auto mientras estamos aquí?”

Palideció, aparentemente no loco por la idea de que su Mercedes huela a la trastienda de un club Ucraniano.

“Buenas noches, vampiros.” Me volteé para encontrar a Adam sonriendo por la cacerola en mis manos.

Estaba vestido sencillamente-una camiseta gris a cuadros, y jeans sobre pesadas botas negras-pero eso no disminuyó el atractivo lobuno.

“Buenas noches.” Levanté la cacerola. “Ella continua empujándome comida.”

“Esa es Berna. Es su manera de mostrar afecto.”

No por mi físico, al parecer. Dejando eso de lado, todavía tenía una cazuela humeante con la que tratar. “Hay algún lugar donde pueda dejar esto por unas cuantas horas?”

“Crees que sostener una cazuela de rollos de repollo interrumpirá tu encanto vampírico?”

“Hará un poco más difícil el manejo de mi espada.”

“Bueno, no queremos que eso pase,” dijo tímidamente. “Te llevaré a la cocina y puedes dejarlo ahí. También te da una oportunidad de ver un poco más de la iglesia.”

“Gracias.”

Esperaré aquí, Ethan agregó silenciosamente. Me gustaría hablar con Gabriel sobre Tony.

Buena suerte, ofrecí en respuesta, preguntándome si la pelea en los Brecks sería realmente agua debajo del puente o si Gabe lo sostendría en nuestra contra. Por otra parte, él no había cambiado de opinión sobre nosotros proporcionando seguridad, por lo que debería estar lo suficientemente cómodo.

Mantente en guardia, Liege. Respondí condescendientemente.

Seguí a Adam por el pasillo del lado izquierdo de la iglesia, ofreciéndole a Gabriel y a Jason un saludo mientras pasaba. Se movió a través de una puerta y dentro del ala lateral que Luc nos había mostrado antes. Era obvio que habíamos pasado desde la arquitectura original a la renovación de 1970. Mientras que la capilla era lujosa, el ala lateral era toda recta y estéril. Lo práctico había triunfado sobre las formas aquí, desde los pisos industriales alfombrados a las paredes de bloques de hormigón. Pero a medida que pasamos las habitaciones de enfermería, quedó claro que los feligreses estaban menos preocupados en como lucía la iglesia que en lo que pasaba allí. Me detuve para abrir una puerta y mirar dentro. Dibujos y pósters educacionales decoraban las paredes. Mesas y sillas pequeñas llenaban la habitación, y animales de peluches y bloques de madera fueron apilados cuidadosamente contra una ventana.

“Son una comunidad cerrada,” Adam dijo detrás de mí.

“Lo puedo ver.”

Cuando miramos hasta hartarnos, Adam continuó por el pasillo, luego volteó dentro de una cocina estilo industrial, con el propósito claro de preparar comidas para una grande y hambrienta congregación. Mantuvo abierta la puerta del refrigerador mientras deslizaba la cacerola en uno de los estantes. Una vez hecho esto, cerró la puerta nuevamente, y se recostó contra una de las encimeras de acero inoxidable en el medio de la habitación.

Vi un tablón de anuncios en la pared de enfrente y me acerqué para ver mejor. Una hoja de inscripciones para un almuerzo después de la misa estaba colocada al lado de un folleto para comida enlatada. Dar para recibir, pensé.

Y hablando de recibir, decidí tomar la oportunidad para conocer un poco más sobre Adam y su gente. Comencé con la geografía.

“Entonces, siento curiosidad-por qué el barrio Ucraniano? Cuál es su conexión con este barrio?”

“Cambia formas?”

Asentí.

“Tenemos raíces en Europa Oriental. Nuestras familias son muy unidas. Si juntas las dos, obtienes el barrio Ucraniano.”

“Huh,” dije. “Eso es interesante.”

Arqueó una ceja. “Es interesante, o estás siendo agradable por hacer tu parte para conseguir una alianza vampiros-cambia formas?”

Dijo las palabras con sarcasmo, pero había un hilo de algo más en su voz. Irritación? Ira? Disgusto? No estaba segura si eso era animosidad hacia los vampiros o hacia las políticas en general. Ambas eran emociones de cambia formas.

Sin querer discutirlo, copié ese encogimiento de hombros negligente que él me había dado antes. “Simplemente teniendo una conversación amistosa. No hay nada malo en eso, no es cierto?”

Con un brillo en sus ojos, contestó, “No señora, definitivamente no lo hay.”

Charlamos por un poco más de tiempo, el suficiente para conocerlo más. Había previsto conseguir algo de la vibra del “hermano menor del líder de la Manada,” y aunque era bastante listillo, parecía seriamente preocupado por la Manada.

“Estoy nervioso por esta noche,” admitió mientras tomábamos el pasillo de regreso a la capilla principal. “No es que piense que Gabe no podría manejar cualquier cosa que surja, pero prefiero que las cosas se mantengan libres de violencia si es posible.”

“Alguna idea sobre el culpable del tiroteo en el bar?”

Sacudió su cabeza, su expresión endureciéndose. Se estaba conteniendo.
“Oí que Tony. . .” No estaba segura sobre cómo terminar la oración, así que no lo hice.

“Su muerte cambia las cosas,” Adam dijo, “pero no sé si eso significa que él estaba detrás del ataque.”

“Pensamos lo mismo.”

Adam frunció el ceño. “Es que simplemente ese asesinato planeado no es algo muy de Manada. Un crimen pasional, seguro, pero no un asesinato. Eso es un poco, quizá, vampírico?”

Arqueé una ceja recelosa. Y hablando de prejuicios, pregunté, “Ha dicho Gabriel algo sobre el incidente en lo de los Brecks?”

Adam sonrió sin alegría. “El incidente con Ethan?”

Asentí.

“Bueno, no estaba muy contento por la interrupción, pero creo que estaba más divertido por todo el asunto.”

Crucé los brazos sobre mi pecho. “Divertido?”

Adam se encogió de hombros. “Ellos se conocen por un tiempo. Gabe conoce a Sullivan por ser frío, calmo, calculador. Y eso definitivamente no fue frío, calmo o calculado. Gabe supone que Sullivan está muerto por vos.”

“Se sorprenderían,” dije secamente. La vibración de mi celular me rescató de una elaboración más profunda. Lo saqué de mi bolsillo y miré la pantalla. Era una mensaje de texto, pero no de Luc o Malik o de los guardias de Cadogan. Era de Nick-y no era bueno.

“INFORMANTE DICE QUE HAY UN CONTRATO SOBRE LA CABEZA DEL PERRO MAYOR; GOLPE INMINENTE,” el mensaje decía. Estaba firmado con “NB.”

Me detuve en el medio del pasillo, mi corazón latiendo repentinamente con fuerza. Habíamos estado en lo cierto-quien sea que fuera el culpable, la violencia no se iba a limitar al ataque sobre el bar.

Alguien quería sacar a Gabriel, con o sin Tony.

Eché un vistazo a la puerta de la capilla en frente mío. Necesitaba contarle a Ethan y a Gabriel, pero primero quería hechos. Si Nick tenía información-una fuente, una hora, algo-quería oírlo de sus labios antes de llevárselo a los hombres quienes dudarían de su veracidad al máximo. El vampiro y el cambia formas que ya sospechaban de Nick.

Levanté la vista hasta Adam, quien se había detenido unos metros por delante, su cabeza inclinada mientras me miraba.

“Todo está bien?”
Señalé con un dedo una de las enfermerías. “No hay problema si uso la habitación por un par de minutos? Necesito hacer una rápida llamada de teléfono.”

“Pasó algo?”

Fingí indiferencia. No tenía sentido sonar alarmada hasta que tuviera las pruebas en mano. “No realmente, son tiempos sensibles.”

Tomó unos cuantos segundos, pero él finalmente asintió. “Sírvete vos misma. Puedes encontrarnos en la capilla cuando hayas terminado.”

Sonreí alegremente. “Gracias, Adam. Y gracias por la charla.”

“De nada, Gatita. Cuando quieras más que hablar, Gabriel sabe como contactarme.”

Por ahora, la clave era contactar a Nick.

Resultó ser que contactar a Nick no fue tan difícil. Una vez que estuve en una de las enfermerías con la puerta cerrada, simplemente marqué de regreso el número desde el que el mensaje había sido enviado, y contestó a la primera llamada.

“Breckenridge.”

“Nick? Es Merit.”

“Eso fue rápido.”

“Parecía importante, por la amenaza de muerte y todo. Qué fue lo que escuchaste?”

“Alguien llamó a la línea informativa del periódico y pidió por mí específicamente.”

Fruncí el ceño. “Entonces sabían lo suficiente para no expandir detalles sobre los cambia formas al chico que lo atendió?”

“Ese fue mi primer pensamiento, también. Él debe haber sido un cambia formas, pero no pude decir quién. Conoces esos manipuladores de voz que utilizan los secuestradores en las películas para cambiar el tono de sus voces? Este tipo tenía uno.”

“Qué fue lo que dijo?”

"El mensaje era breve y simple."Oí el arrastre del papel, como si Nick estuviera hojeando un cuaderno. “Él dijo que los disparos al bar no fueron un accidente. Dijo que alguien le puso precio a la cabeza de Gabriel, y que el segundo intento iba a tener lugar esta noche.”

“En una iglesia llena de cambia formas? No es una manera exactamente discreta para sacar a alguien del camino.”

“Sí, un consejo para los no iniciados-en algún punto, será un caos allí. No creo que un disparo, incluso un golpe a corta distancia, sería muy difícil de llevar a cabo.”
Bueno, esa información hubiera sido útil antes de hoy. “Algo más?”

“Eso fue todo, excepto por una cosa más,” dijo, luego se detuvo. Creando drama, pensé, como cualquier buen escritor.

“Él dijo que para encontrar al culpable, teníamos que buscar en la parte más alta de la Manada.”

“Supiste que encontraron a Tony?”

“Sí. Pero eso no significa que no estuvo involucrado. Tuvo la oportunidad-fue su moto la que encontraron. Y podría haber tenido sus motivos, también.”

“Tales cómo?”

“Instalar a alguien más en el asiento de Gabriel. Quizá intentar una consolidación de las Manadas. No sería la primera vez. O tal vez la más simple posibilidad-asustar a todos para que regresen a Aurora.”

“Algo más es extraño, sabes.”

“Qué?”

“El informante,” dije. “Piénsalo-alguien se entera de que Gabriel está en problemas, y tiene la precaución de llamarte, pero usa un dispositivo para disfrazar su voz?”

“Tal vez tenía miedo de ser atrapado.”

“Por llamar a un línea de información anónima?”

“Si tienes la información, es probablemente porque estás lo suficientemente cerca de la escena del crimen para ser parte de ella.”

“O tal vez sabía que reconocerías su voz.”

Ambos lo consideramos por un momento. “Creo que sería mejor si no les dijeras que la información vino de mí,” finalmente dijo. Sabía por qué quería mantenerse en el anonimato-los Brecks aún no estaban de buenas con la Manada. Estaban tratando de volver a entrar ciertamente, pero saber que Nick era la fuente de información sobre un ataque solamente iba a hacer que Gabe sospechara más. Por otra parte, “Soy un vampiro, Nick. Si alguien tiene información como esa, por qué me diría a mí?”

“Porque tú eres la Vengadora Encoletada.”

“Soy apenaz capaz de vengar a nadie. Y como señalaste, soy un vampiro. No es como si ayudar a Berna trajera a alguien dentro del campamento vampiro.” Dejé salir una respiración. “Le diré a Gabe que fue anónimo. Pero si Ethan pregunta, no le voy a mentir.”

Nick estuvo en silencio por un momento. “Trato,” dijo finalmente.

“Vendrás esta noche?”

“No, no iremos. Le hemos dado el poder a otros miembros de la Manada-es una cosa simbólica, otro modo de retractarnos.”

“Bueno, entonces supongo que te veré luego. O no,” dije, en caso de que la votación otorgara una retirada de los cambia formas.

“Buena suerte,” dijo solemnemente, y la línea quedó muerta.

Información en mano, troté de regreso a la capilla para encontrar a Ethan. Habían más cambia formas en los bancos ahora, y unos cuantos dispersos con equipos de sonido y portapapeles. Como los líderes de la Manada Americana, quienes eran todos hombres, excepto por Fallon Keene, quien estaba de pie en el frente de la capilla con una camisa negra, ceñida de mangas largas, una corta falda negra y botas hasta la rodilla, de estilo militar, su mirada recelosa en la congregación. Encontré a Ethan en la parte trasera del salón con Gabriel, los dos solos en una esquina, de pie lado a lado, sus miradas en la multitud. Ambos levantaron la vista mientras los tacones de mis botas resonaron contra el suelo de piedra.

Centinela? Ethan preguntó silenciosamente.

No contesté, esto necesitaba ser dicho a los dos.

Decidí que sería mejor mantenerme lo más posible aferrada a la verdad. “Obtuve una llamada,” dije cuando los alcancé.

“No tenía identificación, y la persona usó uno de esos dispositivos distorsionadores de voces.” Levanté la vista hasta Gabriel. “Él dijo que había un contrato para atacarte, y que sería esta noche.”

Cerró los ojos por un momento. “No es que me sorprenda, pero eso es un maldito inconveniente. La violencia engendra violencia, y no quiero más problemas porque alguien piensa que puede superar al Ápice. No quiero que esto se sepa y afecte la votación. La Manada necesita estar aquí. La decisión necesita ser hecha-y hecha por ellos.”

Ethan frunció el ceño, esa familiar línea de preocupación entre sus ojos. “Qué dijo, precisamente la persona que llamó?”

“Simplemente lo que dije-que habrá un ataque contra Gabriel, y que ese ataque ocurrirá esta noche. Inminente,” Agregué. “Creo que él dijo ‘inminente.’ ”

“No puedo-no cancelaré la ConManada. Las Manadas vendrán esta noche con mierda en sus mentes. No podemos simplemente descartar eso-enviar toda esa energía acumulada de regreso al universo sin salida. Esa sería una muy mala idea para la Manada y la ciudad.”

Dada la seriedad de su voz, y el zumbido eléctrico que ya comenzaba a moverse por la capilla a medida que la audiencia crecía, tomé su palabra. No necesitábamos unos cientos de cambia formas frustrados corriendo por Chicago.

“Entendemos tu posición,” Ethan dijo, “y admiramos la devoción por tu gente. Pero la continuidad de la convención no es el único problema. Si ellos te sacan del camino, rompen el equilibrio de poder. No-alteran completamente el equilibrio de poder. Esas consecuencias son igualmente malas.” Si Ethan estaba siendo así de franco, supuse que él y Gabriel habían atravesado cualquier tensión persistente.

“Qué es lo que propones?” Gabriel dijo.

“Dada nuestra limitada cantidad de tiempo, la mayor cantidad de precauciones que podamos tomar,” Ethan dijo.

“No es para ser mórbida, pero si intentan un ataque, tienen ideas sobre posibles escenarios?”

“El debate puede ser escandaloso. No es imposible que traten de tomar ventaja del caos, hacer un movimiento en el medio de él.”

“Entonces nos mantendremos a tu lado cuando la convocación comience. Sabemos que eres fuerte, pero no eres inmortal. Como Merit ha demostrado, podemos manejar tiros, tu no puedes.”

“No estoy seguro que insultarme sea el modo de manejarlo,” Gabriel murmuró.

“Sabes a lo que me refiero,” Ethan dijo. “En quién confías en la capilla?”

Gabriel escaneó la multitud por un momento. “Fallon. Confío en Fallon.”

“Incluso aunque ella sea la próxima en la línea sucesiva en la Manada después de ti?”

Muy lentamente, Gabriel volteó su cabeza hacia mí, su mirada repentinamente amenazadora. “Estás acusando a Fallon de algo, Centinela?” Magia-astringente y afilada-electrificó el aire.

Mantuve mis ojos en Gabriel, mi expresión neutral, como si estuviera mirando a un perro a punto de atacar. “No estoy acusando a nadie. Estoy, sin embargo, haciendo el papel del abogado del diablo con el propósito de garantizar tu seguridad. Esta noche ese es mi trabajo.”

Tomó unos cuantos segundos que la magia se disipara, pero él finalmente asintió.

Ethan puso una mano en mi espalda. “Tomaremos un paseo alrededor de la iglesia, ver si algo está fuera de lo normal. Hablaremos con Fallon en nuestro camino. Mantente dentro de su línea de visión mientras no estemos.”

“Es siempre tan mandón, Centinela?”

“No tienes ni idea.”

“Sea lo que fuere,” Ethan dijo, “haznos caso y mantente con vida por el momento.” Al asentimiento de Gabriel, caminamos hacia la esquina de Fallon.

“Algunas veces,” Ethan susurró mientras nos movíamos, “el trabajo de proteger a otros consiste en convencerlos de que necesitan protección en primer lugar.”

TRADUCIDO POR LU♥

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Twice Bitten- Capítulo 15

CAPÍTULO QUINCE: (CEV) CONSIGUE EL VAMPIRO


Incluso cuando el sol descendía nuevamente, me tendí en la cama unos buenos quince minutos. Han notado que por muy incómoda que hayas estado cuando te fuiste a la cama – la habitación demasiado calurosa o demasiado fría; las almohadas no del todo bien; el colchón lleno de bultos; las sábanas rasposas – en el momento que debes levantarte, tu cama se ha transformado en la cama platónicamente ideal? La habitación es fría, la cama es suave, y la almohada también podría haber sido el reposacabezas de Dios. La inevitable transformación ocurre, por supuesto, cuando estás obligada a levantarte y salir, cuando nada suena mejor que resguardarse en un montón de algodón frío – especialmente cuando te enfrentas a tu reciente aventura y su antigua amante es la otra opción. Pero incluso los Centinelas tienen que actuar como adultos, así que me senté y quité las mantas.


Había sido una buena semana desde que fui a correr. Ya que tenía un par de horas antes que nos encontráramos para asistir a la convocatoria, me puse un sujetador deportivo, una camiseta, y pantalones cortos para correr así podía disfrutar de tres millas por Hyde Park. Entrenando con Ethan o los guardias era ejercicio, ciertamente, pero no del tipo que relajara tus huesos y mente, sacando todo excepto el martilleo de la acera, el ritmo de tu respiración, y un buen sudor anticuado.


Pero primero, necesitaba algo de combustible para el depósito. No estaba lista para enfrentarme al resto de los vampiros en la Casa, o arriesgar la posibilidad de un encuentro Sheridan-Sullivan. Así que opté por evadir cualquier drama que pudiera estar esperándome abajo y hurgué por desayuno en el segundo piso. Me dirigí por el pasillo y a través de una puerta vaivén hasta la pequeña cocina rectangular. Gabinetes de arce revestidos de granito alineados a lo largo de la habitación, y un refrigerador y otros aparatos estaban integrados en los gabinetes en la misma madera de arce. Los mesones tenían una cesta de servilletas y otros aparatos más pequeños. El refrigerador estaba cubierto de magnetos y menús para llevar Chinos, Griegos, y sitios de pizza en Hyde Park. Esa era la ventaja de vivir cerca de U de C – los estudiantes mantenían el negocio de reparto de comida a todas horas, y eso era bueno para el resto de nosotros.


Fui al refrigerador y lo abrí. No era distinto a algo que puedas haber visto en un edificio de oficinas – un montón de sobras preparadas, envases de yogurt, y postres a medio comer con las iniciales marcadas encima. Era todo el detrito de comidas y fechas de vampiros previos, etiquetados para mantener alejados otros colmillos.


Pero ahí también había dulces para la casa, incluyendo montones y montones de sangre vertidas bolsa de una pinta y cajas para beber más pequeñas. Tomé un segundo para evaluar mi necesidad y decidir que era tiempo de abastecerme. Agarré dos cajas para beber, la agité y metí la pajilla que venía adjunta, di un sorbo… e hice una mueca. Morder a Ethan fue como beber un extraño clásico – rico, complejo, intoxicante. Ahora beber de una caja de plástico sabía exactamente como eso – plano, plástico, estéril. De alguna manera sabía a muerte, como si la sangre hubiese perdido la infusión de energía que obtienes al beber de la fuente directa, por decirlo de alguna manera.


Pero ya que ese suministro había sido cortado, me la bebí, luego hice lo mismo con la segunda caja. Este no era el momento para dejar que la preferencia personal sea un obstáculo de la necesidad biológica, especialmente debido a los desafíos físicos y emocionales que podía enfrentar en un par de horas.


Arrojé las cajas vacías a la basura y por curiosidad abrí un par de gabinetes superiores. Estaban llenos con tentempié saludables – bolsas de granola, frutos secos, cereales de alta proteína, y palomitas de maíz.


“Puaj”, murmuré, luego cerré las puertas del gabinete nuevamente y atravesé la puerta giratoria. Cuando llenaran los gabinetes con Twinkies, regresaría. Hice una nota para hablar con Helen, la guarida de mamá en la casa, sobre eso.


Desayuno en la bolsa, me dirigí al exterior. era una tibia y pesada noche de Junio. No terriblemente tarde, pero las calles aún estaban tranquilas. Pensé en evadir al paparazzi arriesgado por completo haciéndolo un poco demasiado interesado en las actividades vampíricas, así que bajé la calle por la derecha y hacia el grupo en la esquina. Sonreí y moví la mano, luces de flash destellaban mientras me acercaba más.


“Hey”, gritó uno, “es la Vengadora Encoletada!”.


“Buenas noches, caballeros”.


“Algún comentario del tiroteo en el bar, Merit?”.


Sonreí pensativa al reportero, un chico joven en pantalones y una camiseta, una insignia de prensa de plástico alrededor de su cuello- “Solo que espero que los perpetradores sean capturados”.


“Algún comentario de los estacamientos en Alabama?”, preguntó.


Mi sangre se enfrió. “Qué estacamientos?”.


El hombre a mi lado – más viejo, regordete, con una masa de cabello blanco encrespado y similar a un bigote – gesticuló con su pequeño cuaderno estilo reportero. “Cuatro vampiros fueron atacados en un , bueno, lo llaman un ‘nido’ de vampiros. Aparentemente es una especie de movimiento clandestino anti-colmillos”.


Entonces la preocupación de Gabriel sobre estruendos, claramente habían sido reales. Quizás solo fue un incidente aislado. Quizás fue un horrible, pero al azar, acto de violencia que no señalaba el cambio de marea para el resto de nosotros.


Pero quizás no lo era.


“No lo he oído”, dije tranquilamente, “pero mis pensamientos y oraciones van a sus amigos y familias. Ese tipo de violencia, el tipo que crece del prejuicio, es intolerable”.


Los reporteros estuvieron callados por un momento mientras escribían mis comentarios. “Debería marcharme. Gracias por la primicia, caballeros”.


Ellos gritaron mi nombre, intentando hacer preguntas adicionales antes de que trotara a la noche, pero hice mi deber. Necesitaba la carrera, la oportunidad de limpiar mi cabeza, antes de dirigirme de regreso a la Casa Cadogan y el drama que sin duda me esperaba allí – político o de lo contrario.



La primera milla fue incómoda, factible, especialmente como un vampiro, pero dolorosa, en el modo en que las primeras millas lo eran. Pero finalmente, encontré un ritmo, mi respiración y las pisadas alineadas y di una vuelta por el vecindario. Bordeé la Universidad de Chicago, la herida de no estar ya inscrita en mi supuesta madre nutricia, aún estaba abierta.


Una brisa se levantó en el momento en que llegue a la Casa Cadogan, y asentí con la cabeza a los guardias mientras volvía a entrar en los jardines, tratando de disminuir mi respiración, con las manos en mis caderas. Tuve que correr más rápido que un vampiro, para aumentar mi ritmo cardíaco. Y no estaba realmente segura de cuan bueno fue, pero me sentí mejor por haberlo hecho. Se sentía bien escapar por un tiempo de los confines de la Casa Cadogan, para centrarme sólo en mi velocidad, mi ritmo y patear.


Comprendiendo que la limpieza era lo siguiente en mi lista por hacer, volví a mi habitación para tomar una ducha.


Llegué a mi puerta.


Había un pequeño tablón de anuncios en cada habitación de la Casa Cadogan. Un folleto estaba pegado en el mío – un grueso trozo de cartulina portaba un anuncio en letras elaboradas:



Saluda al Maestro!

Unete a nosotros el Sábado a las 10:00 p.m.

Para darle la bienvenida a Sheridan,

Maestro de la casa Sheridan,

Cocteles y música

Atuendo casual.




Rodando mis ojos, retire la invitación de la puerta, luego retrocedí para mirar por el pasillo. El mismo folleto negro y blanco estaba puesto en cada puerta que podía ver – un esfuerzo CEV que no tenía nada que ver con votación o democracia. Me pregunté si esto había sido su idea – una oportunidad para mostrar a los Noviciados de la Casa Cadogan en que equipo estaba él?


Quizás más importante, cuan obligatorio era algo como esto? Era requerida para hacer una aparición? Brindar por Lacey Sheridan? Llevarle un obsequio?.


Arrugué la tarjeta en mi mano, luego abrí mi puerta y entré, pero antes de que pudiera cerrarla de nuevo, escuché pasos en el pasillo. Raramente había vampiros pasando por esta parte del edificio, así que de manera entrometida eché un vistazo por la grieta… y tuve un vistazo.


Ethan y Lacey caminaban lado a lado por el pasillo. Ethan llevaba vaqueros y una acogedora camiseta de manga larga en un verde pálido. Su cabello estaba hacia atrás, la medalla Cadogan en su cuello. El conjunto era lo suficientemente casual que asumí que lo usaría en la convocatoria.


Lacey llevaba un vestido tweed gris con un moderno escote y un par de zapatos de taco negro estampados. Cada mechón de cabello rubio estaba en su lugar, y su maquillaje era tan perfecto como cualquier modelo de portada.


“Debería preocuparte”, decía Lacey.


“Significado?”, preguntó Ethan.


“Centinela o lo contrario, ella es común, Ethan. Un soldado común. Y tengo que decir que realmente no entiendo todo el alboroto”.


Mis labios se separaron. Acaba de decirme común?


“No estoy seguro que ‘común’ sea una palabra que compararía a Merit, Lacey. No niego que es un soldado, pero no creo que ‘común’ le de el debido crédito”.


“Aún así – la fuerza no te hace un Maestro”.


“Bueno, ella tomará la prueba un día, o no”.


Lacey rió entre dientes. “Quieres decir, si la nominarás o no”.


Lacey era la única Maestro vampiro que Ethan había nominado es sus casi cuatroscientos años como vampiro. Ni siquiera le había hecho una Prueba. Los Maestros como Ethan y Morgan, quienes ascendieron en categoría cuando sus propios Maestros fueron asesinados, se les permitió saltar el examen.


Ella sonó irritantemente confiada de que Ethan no me nominaría.


“La verdad, es joven”, dijo Ethan. “Ella tiene un montón que aprender antes de que esté lista – un montón de inmortalidad que comprender antes de que esté lista. Y solo el tiempo lo confirmará. Pero creo que probará ser capaz”.


Él escogió ese momento para levantar la mirada – y encontrar mis ojos a través de la grieta en la puerta. Tomé una decisión de fracción de segundo y abrí la puerta como estuviera saliendo.

Ethan levantó sus cejas en sorpresa. “Mer – Centinela?”.


Lacey se puso detrás de él.


Hice mi inocente. “Oh, hola. Justo estaba saliendo”. Ambos miraron mi conjunto de entrenamiento sudado, y me sentí como la heroína en una película de John Hughes, toda la incomodidad y con cara de cordero degollado.


“Saliendo?”, repitió.


Piensa! Me exigí en silencio, y cuando la genialidad atacó, asentí, alcancé detrás de mi, y levanté mi pie derecho, imitando un estiramiento. “Solo corría, así que me dirigí a las escaleras a hacer unos estiramientos”.


Las cejas de Ethan se fruncieron, la preocupación repentina en sus ojos. Le importaba si escuchaba? Le importaría si ella me hubiese herido?.


“Vas a presentarnos?”, preguntó Lacey.


Por una fracción de segundo, el suficiente para dudar pero no tanto para que ella lo notara. Incliné mi cabeza hacia él, dejándolo ver la fastidiosa pregunta en mis ojos: Si, Ethan. Vas a presentarnos?.


“Lacey Sheridan”, dijo ella, dejando a Ethan sin elección. No extendió la mano, sino que solo se quedó ahí engreída, como si la mera mención de su nombre fuese a bloquearme un par de estacas.


“Merit. Centinela”, añadí, en caso que ella necesitara el recordatorio de que ahora estaba en la Casa de Ethan. Contuve una sonrisa ante el movimiento nervioso de su quijada.


“Yo también fui un guardia”, dijo ella, su mirada inspeccionando mi cuerpo mientras me evaluaba, un oponente preparándose para la batalla. Estábamos peleando por Ethan? Por alguna especie de superioridad en la Casa? Cualquiera que sea la razón, no iba a jugar a eso. Ya estaba cansadísima, y perdí todo mi montón de papas fritas en el negocio.


“Eso es lo que supe”, dije cortésmente. “Soy amiga de Lindsey. Ustedes dos estuvieron juntas de guardias, entiendo, antes de que tomaras la prueba”.


“Si, conozco a Lindsey. Es un guardia sólido. Particularmente buens descubriendo motivaciones”. ella proporcionó la evaluación de Lindey como si, en lugar de discutir de un amigo o colega, le hubiesen pedido una referencia profesional.


Cambié mi mirada de regreso a Ethan. “Asumo que supiste lo de Alabama?”.


Su expresión se nubló. “Si. Los rumores de Gabriel?.


Asentí. “Esa fue mi suposición””.


Él dejó salir un respiro, luego asintió. “Es lo que es. Me gustaría ir a la iglesia dentro de la hora”.


“Liege”, dije de nuevo, con obediencia en mi voz.


Él no gruñó, exactamente, pero la aquiescencia claramente lo irritó. Sonreí mientras me alejaba.


Estaba bañada y vestida – pantalones, botas, y una camiseta debajo de mi chaqueta de cuero – y en mi camino al piso de abajo a la oficina de Ethan cuando mi teléfono sonó. Lo saqué de mi bolsillo y chequeé la pantalla. Era Mallory.


“Hey”, contesté.


“Sé a donde te diriges, pero estoy a punto de estacionarme en frente de la Casa Cadogan. Catcher quiere hablar con Ethan, y tengo algo para ti”.


“Algo apetitoso?”.


“Solo me quieres por mi comida de primera?”.


“Bueno, no, pero admitiré que es una de las razones”.


“Siempre y cuando las razones sean muchas y variadas. Trae tu trasero aquí”.


Sabiendo cuando tomar una orden, cerré y guardé el teléfono, luego completé mi viaje a la puerta principal. El vestíbulo estaba libre del Maestro vampiro, así que salí al exterior con una placentera carencia de drama.


Mal estaba de pie en la entrada en pantalones de pitillo y una camiseta larga, las manos en sus caderas. Ella parecía estar interrogando al guardia. Esperé bajo las escaleras, luego tomé la acera hasta la entrada. Catcher se puso a su lado justo mientras me acercaba, probablemente acababa de aparcar el auto, una mezcla de regocijo y derrota en su expresión.


“Y supe que su pueblo era realmente genial en la Tercera Llave”, decía. “Tienens algún consejo para mi?”.


La hada mercenaria en la entrada la miró con maldad en sus ojos. “Pueblo?”.


Mallory sonrió. “Lo siento, es solo, que sus tradiciones son tan interesantes. Tan naturales. Tan aldeano. Estarías dispuesto a sentarte conmigo y quizá compartir –”


“De acuerdo”, interrumpió Catcher, poniendo sus manos sobre sus hombres y volteándola hacia la Casa. “Es suficiente de eso. Mis dispculpas”, le ofreció al guardia, luego llevó a Mallory por la acera.


“Haciendo nuevos amigos?” le pregunté.


“Son personas realmente fascinantes”.


“Apuesto a que les gustaría ser llamados por sus nombres”.


Mallory deslizó una mirada sosa a Catcher. “Sabes su nombre?”.


Él me miró. Me encogí de hombros. “Solo trabajo aquí”.


“Las especies entre los supernaturales realmente son el ultimo bastión de prejuicio aceptable en este país”, dijo Mal, luego pareció darse cuenta que estaba vestida en cuero y sosteniendo mi espada. “Te ves lista para perseguir a algunos cambiaformas”.


“Esperemos que no llegue a eso. No estás en Schaumburg esta noche?”.


Ella negó con la cabeza. “Esta noche tengo pasantía otra vez, lo que significa que debo estar en casa haciendo pociones y todo eso”.


“Buena suerte con eso”.


“Buena suerte con tus cambiaformas. Y eso es por lo que estoy aquí”. Metió sus dedos en un bolsillo ceñido en su cadera y hurgó. “Extiende tu mano”.


Arqueé escéptica una ceja, pero lo hice mientras estaba dirigida. Mallory sacó algo, luego lo depositó en mi mano.


Era un brazalete antiguo – una cadena de oro, negra del uso, que cargaba un particular medallón. Lo sujeté. La imagen de un pájaro estaba grabada en la superficie.


“Es un apotrope”, dijo orgullosamente.


“Es un qué?”.


“Apotrope. Es un amulet para la suerte, para prevenir la magia negra”. Ella se inclinó hacia adelante y apuntó a la inscripción. “Eso es un cuervo. Es un símbolo d eprotección. Encontré el brazalete en una tienda en un distrito Escandinavo”.


Fruncí el ceño, confundida. “Chicago tiene un distrito Escandinavo?”.


“Nop”, dijo Catcher. “Pero la tienda estaba al lado de un restaurante que vendía arenque en escabeche. Ella decidió que era un Distrito Escandinavo”.


“Primero cambias muebles; luego cambias vecindarios”.


“Soy prometedora”, dijo ella. “De todas manera, trabejé un poco la acción de Segunda Llave por mi cuenta, y ahí tienes”.


“Bueno, eso fue muy considerado, aunque sin el injustificado plan urbano. Gracias, Mal”.


Ella se enogió de hombros. “Quería darte una tintura de acónito, pero el aguafiestas de aquí dijo que no”.


“Acónito?”, pregunté, mirando a ambos.


“Es venenoso para los cambiaformas”, dijo Catcher, casi rodando los ojos.


Asentí. “Si, puede ser algo malo llevar veneno de acónito para una convocatoria de cambiaformas”.


“Solo habría puesto un poco ahí”, dijo Mallory. “No lo suficiente para darle al cualquiera un dolor de estómago, mucho menos matar a alguien. Y nadie tiene que saberlo”.


“Mejor me quedo con el cuervo. Gracias por traerlo”. Extendí mi muñeca derecha así ella pudo abrochar el brazalete, pero levanté la mirada cuando Catcher hizo un silbido bajo de advertencia.


“Compañía”, dijo él, y ya que su mirada estaba en la puerta, supuse quien podía ser.


“Ooh, es hermosa”, susurró Mal, levantando la mirada una vez que aseguró el brazalete.


“Quien es?”.


“Esa sería Lacey Sheridan”.


Mallory parpadeó. “Lacey Sheridan? La vampiro que Ethan –”


La interrumpí con un asentimiento.


“Ibas a dejarme saber que su antigua novia estaba en la ciudad?”.


“Pensé que ya habías tenido una buena dosis de humillación Merit por la semana”.


Me dio palmaditas en el brazo. “No seas tonta. La humillación vampírica es como un vino fino. Debería ser compartida entre amigos”.


Saqué la lengua, pero Catcher negó con la cabeza. “Aquí vienen”, advirtió. “Pon tu cara feliz”.

Enlucí una sonrisa falsa para saludarlos. Su katana en una mano, usó la otra para gesticular hacia Lacey.


“Mallory Carmichael y Catcher Bell”, dijo. “Catcher, creo que tu y Lacey se conocieron cuando ella estaba en la Casa”.


“Sip”. Eso fue todo lo que dijo Catcher. No se molestó en estirar una mano.


“Es bueno verte otra vez, Catcher”.


Él apenas reconoció el saludo, y mi corazón se entibió. Catcher era brusco, seguro, pero eso usualmente no involucraba ignorar rotundamente a la gente, al menos en mi experiencia. Pude haberle dado a él y Mallory un montón de mierda sobre sus shenanigans desnudos, pero él sabía en que equipo estaba.


“Malory es la antigua compañera de piso de Merit”, dijo Ethan a Lacey, “y una nueva hechicera identificada. Actualmente está entrenando con una Orden representativa en Schaumburg”.


Lacey inclinó su cabeza. “Pensé que la Orden no tenía representantes en el area de Chicago”.

Mallory puso una mano sobre el brazo de Catcher antes de que le pudiera gruñir a Lacey, pero podías ver las ansias de dar un paso adelante en su expresión. Catcher había sido expulsado de la Orden bajo circunstancias que no estaban del todo claras para mi, pero la carencia de una oficina de la Orden en Chicago tenía algo que ver con ello.


“Es una larga historia”, dijo Mallory, “Y es un gusto conocerte”. Miró a Ethan.


“Vas a cuidar de mi chica está noche?”.


“Siempre cuido a mis vampiros”.


Mallory sonrió tiernamente. “Toda la evidencia muestra lo contrario”.


Catcher puso una mano sobre el hombre de Mallory y miró a Ethan con gravedad. “De hecho vinimos por una razón además de espetarte, y no son buenas noticias. Un cuerpo fue encontrado en un almacén a unas ocho cuadras del bar. Era Tony”.


Ethan dejó salir un respiro lento. “Estoy molesto por eso en un número de niveles, no siendo el menor de ellos el hecho de que él sea nuestro principal sospechoso”.


“Aún él puede estar detrás del golpe”,indiqué. “Pero alguien más puede no haber estado feliz con ello – o quiso mantenerlo callado”.


Catcher asintió. “Al menos, hay más de una persona involucrada en lo que sea que esté ocurriendo en el asunto de los cambia formas”.


“Gabriel lo sabe?”, preguntó Ethan.


“Este no es el tipo de información que me gusta tener dos horas antes de la convocatoria”.


“No”, concordó Catcher, “no lo es. Y probablemente no sea el último de tus problemas esta noche”.


“Esperaba problemas”, dijo Lacey, aparentemente uniéndose a la conversación. “Es muy poco probable que el primer ataque fuera al azar, y ya que los perpetradores no han logrado impedir la reunión, he predicho que un segundo golpea sea inminente”.


“Hemos conseguido respaldo”, dijo Ethan, pero su mirada estaba en el césped, su expresión en blanco, como si estuviera contemplando cosas desagradables. “Los guardias de Grey y Navarro. Tendremos las comunicaciones abiertas”.


“Lo mejor que puedes hacer”, dijo Catcher.


Nos quedamos ahí por un momento, probablemente todos preguntándonos lo que nos deparaba la noche.


“Voy a llevar a Lacey a instalarse así puede trabajar en mi oficina mientras no estamos”, dijo Ethan, mirándome. “Nos vemos en las escaleras del primer piso en cinco”.


“Liege”, dije, inclinando mi cabeza con una elegante condescendencia perfecta.


Su labio superior se curvó en insatisfacción, pero después un saludo con la mano para Mallory y Catcher y alguna despedida incómoda entre Lacey y Mallory, él escoltó a Lacey de regreso por la acera.


“Liege?” repitió Catcher. “Apuesto que puedo contar con una mano las veces que te he escuchado decir eso”.


“Estoy optando por la aquiescencia”, dije, mi mirada aún en los Maestros.


Catcher sonrió pero un poco pícaro. “Apuesto que eso lo cabrea”.


Le di una sonrisa. “Creo que lo odia. Lo que lo hace más agradable”.


“Y ya que desea a Merit la aquiescente desde el dia en que pusiste un pie en la Casa Cadogan”, señaló Mallory, “ni siquiera es inmaduro. Solo le estás dando lo que pidió”.


“Precisamente”, concordé con un asentimiento, aunque no estaba de acuerdo completamente – era divertido, seguro, y apropiado en su modo, pero aún así inmaduro.


“Sabes”, dijo Malloy, su cabeza inclinada mientras los veíamos caminar, “ella es toda rubia y anticuada… como un abogado o algo por el estilo. Y eso no es un cumplido”.


“Chupasangres de todas formas”, dijo Catcher entre dientes.


Le di palmaditas en su brazo. “Sabes, eso fue muy tierno, lo que hiciste. Ser rudo con la Pequeña Señorita Brillo de Sol”.


“No te alegres tanto. No es que esté de tu lado”, dijo Catcher, entonces asintió hacia Mallory. “Pero habría dormido en el sofá por una semana si no tomaba su lado”.


“Y mi lado es tu lado”, concluyó Mallory, luego estiró sus manos. “Necesitamos correr. Necesito comenzar a cocinar. Que pases una Buena noche, de acuerdo?”.


Di un paso al frente y la abracé, luego retrocedí nuevamente. “Seré tan buena como me sea posible, y pediría lo mismo para ustedes”. Les di mi mejor mirada materna.


Catcher resopló. “Si no jugamos Twister desnudos, estaremos perdiendo nuestras horas despiertos”.


“Sip”, dijo Mallory mientras lo jalaba por la acera, “Ese es el amor de mi vida. Él es un romántico de corazón”.


Fiel a su palabra, Ethan se encontró conmigo en el vestíbulo cinco minutos más tarde, sin el Maestro de la Casa Sheridan. Pero fue seguido por Luc y Malik. Luc estaba en vaqueros y una camiseta blanca. Malik – alto, de piel oscura, y ojos verdes – llevaba pantalones negros d evestir, zapatos d punta cuadrada negro, y una escueta camisa blanca abotonada, el botón superior de su camisa abierto para revelar su medalla Cadogan. Malik, el único vampiro casado en mi aquiescente, también era uno de los más atractivos – cabeza afeitada, ancho, ojos claros, pómulos marcados. Pero tenía el semblante más solemne que haya visto en algún vampiro.





“Creo que estamos listos,” dijo Ethan, mirando entre ellos. “Malik, La Casa es dejada a tu cuidado y confianza. Luc, regístrate en nuestro equipo. Si Dios quiere, la necesidad de ellos no hará falta. Pero solo en caso . . .”


“Ya está hecho,” dijo Luc. “Hicimos en enlace antes, y todos estamos en contacto. Grey y Navarre están n espera. Ambos tienen sus auriculares?”.


Como estudiantes obedientes, sacamos nuestros auriculares, los cuales habíamos atesorado en nuestros bolsillos, y se los mostramos a Luc.


“Buenos niños”, dijo con una risa entre dientes. “No necesitan ponérselos hasta que estén en el lugar. Pueden querer hacer eso en un momento privado, y no con cmabiaformas respirand bajo sus cuellos, n sea que ellos crean que somos incluso más intrigantes de que ya creen que somos. Cuando los hagan entrar, nosotros estaremos en la otra salida”.


“Quieres que intente de nuevo con Darius?”.


Todos nos volteamos a Malik. Darius era la cabeza del Prsdo Greenwich, el onsulado Europeo del Oeste.


Ethan negó con su cabeza. “No ahora. Hemos intentado ponernos en contacto con él, y no nos responde. En este punto, es mejor pedir disculpas después que permiso ahora”.


“Crees que él pueda decir que no?”, pregunté. Ethan me fulminó con la mirada.


“Creo que GP es impredecible en su actual forma. Le diremos que estábamos en contacto con cambiaformas - que ofrecemos apoyo estratégico a cientos de cambiaformas – y que presionamos el botón de pánico de GP”.


“Invitamos una calamidad,” tradujo Luc.


Asentí mi entendimiento. Ethan dejó salir un respiro. “Si estás del todo cómodo con tu estación respectiva, nosotros saldremos.”


“Buena suerte,” dijo Luc, luego me dio una palmada en el hombre. “Patea sus traseros, Centinela.”


“De verdad espero que no llegue a eso.”


“Ya somos dos,” dijo Ethan. Él y Malik susurraron algo — el acto era probablemente uno de los rituales relacionados a Ethan dejando la Casa del cuidado de Malik — luego tomó las escaleras al sótano.

Traducido por Dana con la ayuda de xEmilyx

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Twice Bitten- Capítulo 14

CAPÍTULO CATORCE: LA CASA DEL DOLOR


Encontré a Luc sentado al borde de la mesa de conferencias que ocupaba el centro del Cuarto de Operaciones. Lindsey estaba en la estación de computadores opuesta a Luc, donde podía monitorear y hacer un seguimiento de las cámaras de seguridad dentro y fuera de la Casa o investigar cualquier drama sobrenatural que amenazara con derramarse sobre Hyde Park.

Ambos alzaron la vista cuando entré.

“Qué tan malo fue?” Luc preguntó. Supuse que él y Ethan habían hablado acerca de lo sucedido en lo de los Breck.

“No fue fabuloso.”

Lindsey se giró en su silla. “Hay algo más acerca de lo que quieras hablar?” Su voz con un dejo de calma preocupación.

“No en especial.”

“Ethan parecía raro,” dijo. “No nos contó nada acerca de tí y él, pero se le veía realmente extraño.” Casi le respondo con un sarcasmo, pero cuando ví la preocupación en su rostro, y escuché la preocupación en su tono, le lancé un hueso.

“Fui botada, y me gustaría pensar en otra cosa por un tiempillo.” Señalé al desparramo de documentos sobre la mesa de conferencias. “Qué es todo esto?”

“Yo – que él hizo qué?”

Apreciaba el shock en su expresión y la consternación en la voz de Lindsey pero sacudí mi cabeza. “A los negocios, por favor.”

“Tu espectáculo, Centinela,” dijo Luc, luego se bajó de la mesa y se volteó para enfrentarla. “Esto es trabajo de preparación para su trabajo de campo en la convocatoria – diagramas de la Catedral St. Bridget.”

La puerta detrás nuestro se abrió, e ingresó Ethan. Me dio un rápido saludo con la cabeza antes de fijar su vista sobre la mesa.

Me recordé a mí misma que me las había ingeniado para mantener una relación relativamente profesional con Ethan durante todas exceto una de las noches desde que nos conocimos. Si él iba a rechazarme por miedo a mezclar lo personal con lo profesional, yo también podría interpretar a la vampiro de ‘estrictamente negocios’.

“Los planos?” preguntó Ethan.

Luc asintió. “Pedid y se os concederá.”

“Técnicamente,” dijo Lindsey, girándose de vuelta hacia su monitor, “chequea tu e-mail y se os concederá el Líder de la Central Norteamericana.”

“Nimiedades,” dijo Luc. “Están aquí ahora.”

Ethan caminó alrededor de la mesa de conferencias hasta pararse junto a Luc. Le seguí y me ubiqué al otro lado de Luc.

“Tu análisis?” preguntó Ethan.

Luc cambió su expresión, listo para trabajar. “Tuve dos objetivos principales. Uno – el identificar los puntos problemáticos. Zonas donde podrían colarse francotiradores, huecos parroquiales, ese tipo de cosas. Dos – identificar salidas.”

“Y qué hallaste?” preguntó Ethan.

Luc comenzó a hojear los planos. “Hay dos partes principales en la iglesia. La primera arriba, la estructura original, construida a finales del siglo XIX. Antigua arquitectura religiosa en Chicago equivale a anomalías arquitectónicas. Al parecer este arquitecto era paranoico, de modo que hay numerosos escondites.”

“Cambiaformas,” Ethan y yo conjeturamos en simultáneo.

“Muy probablemente,” dijo Luc. “Hemos hallado dos puertas-trampa en la parte central del edificio.” Las señaló en los planos – una en el santuario propiamente dicho, justo por detrás del púlpito, y otra en las gradas del coro detrás del púlpito.

“Que más?” preguntó Ethan.

Luc volteó un par de papeles. “En los ’70, remodelaron el edificio e incorporaron el ala de salones. Y en esa época, agregaron lo que pareciera ser un Panic Room .” La marcó sobre los planos. “Está en el sótano. Parece como si originalmente hubiera sido un refugio anti-bombas, pero con la remodelación la reforzaron con concreto y le incorporaron algo de cableado. Así que ésos son sus interrogantes.”

Ethan asintió. “Salidas?”

Luc volteó los papeles de regreso a los diagramas de la primera planta de la iglesia. “Puertas de entrada, obviamente. También hay una salida dentro del santuario sobre la derecha.” La señaló, luego trazó su dedo a lo largo del extenso y angosto santuario, y a continuación a través de una puerta a la izquierda hacia otro set de habitaciones. “Estas son las oficinas y salones.” Indicó la salida al final de ese corredor. “El punto de salida está aquí, aunque hay ventanas en todas las aulas en la eventualidad de que las cosas se vayan completamente al carajo .”

Me incliné hacia Lindsey, que se paró para unírsenos en la mesa, aún portando el estilizado equipo inalámbrico que la mantenía en comunicación con el guardia en patrulla sobre el terreno esta noche (ya sea Kelley o Juliet, dado que eran los únicos guardias que quedaban) y con las hadas fuera de la verja. “Él parece estar divirtiéndose,” le dije.

“Está en paraíso de los cerdos,” susurró a su vez. “Las cosas han estado pacíficas por tanto tiempo, no había tenido la necesidad de realizar esta clase de trabajo de avanzada. De pronto, tenemos una Centinela, y los cambiaformas quieren que los vampiros salgan a jugar.”

“Seeh,” dije con sequedad. “Claramente toda esta idea de la convocatoria está enfocada en llegar a conocerme mejor. Es la mezcla que siempre has soñado.”

“Pero más peluda,” dijo. “Mucho más peluda.”

Ethan frotó su mandíbula con la mano. “Qué más necesitamos saber?”

“Eso es todo en cuanto a la arquitectura,” dijo Luc. Sacó una silla y se sentó. Ethan y yo hicimos lo mismo. Lindsey retornó a su estación de monitoreo.

“Pero si van a ser ustedes dos contra trescientos y pico de cambiaformas, debemos hablar acerca de las contingencias. Plantear los peores escenarios.

Ethan cruzó una pierna sobre la otra, preparándose para una conferencia de estrategias. “Tus ideas.”

“Tres escenarios me vienen a la mente. El primero, un ataque desde fuera de la conferencia, algo similar a lo que vieron en el bar. El segundo, los cambiaformas están molestos de que ustedes estén allí, y los atacan.”

“Buenos tiempos,” susurró Lindsey. Asentí, mi estómago anudándose un poco. Agacharme bajo una barra para evitar las balas – o incluso un pequeño manotazo de brazo por un matón de la Manada – era una cosa; enfrentarnos a facciones de las cuatro Manadas de cambiaformas era algo completamente distinto.

“El tercero, los cambiaformas no pueden tomar una decisión, se molestan los unos con los otros, y las cosas se vuelven un desparpajo como por arte de magia.”

Ethan echó una mirada a Luc. “Desparpajo? Esa es tu conclusión oficial?”

“Firmada y sellada. Presumo que captas la idea principal.”

Ethan soltó un suspiro. “La capto. No estoy emocionado con ello, pero lo capto. Bueno, qué podemos hacer nosotros para mantener las cosas en calma?”

“Cuán proactivos podemos ser en eso?” pregunté.

Las cabezas se giraron hacia mí. “En qué estás pensando, Centinela?” Ethan preguntó.

“Los vampiros tienen la habilidad de emplear el glamour. Al parecer yo no logro poder hacerlo”- viré mi mirada hacia Ethan – “pero apuesto a que tú puedes.”

La habitación estuvo en silencio por un momento.

“Estás pensando en que encantemos una iglesia repleta de cambiaformas para mantenerlos tranquilos? Anestesiados?”

“Se podría realizar?”

Luc se encorvó sobre la mesa, colocó el codo sobre ella, y apoyó su barbilla en su mano. “Es teóricamente posible, pero nunca hemos visto evidencias de que los cambiaformas sean especialmente susceptibles al glamour. Son seres mágicos. Temería de que lo presintieran, lo pudiesen sentir. Y si sospecharan que estamos intentando manipularlos -”

“Todo el infierno se desataría,” finalizó Ethan. “Interesante propuesta, Centinela, pero apeguémonos al alarde básico. Nos quedamos allí parados con nuestras espadas, sonreímos cortésmente, y vamos por el mango si las cosas se tornan desagradables.”

“Oh, y hablando de eso,” dijo Luc, enderezándose nuevamente y empujando hacia atrás su silla. Caminó hacia su escritorio, donde recogió una pequeña brillante caja blanca. “El final del año fiscal se aproxima, y tuvimos un poco de dinero adicional en nuestro presupuesto.”

“Gracias por retornarlo a la tesorería de la Casa,” murmuró Ethan, pero pude ver el destello de placer juvenil en sus ojos al tiempo que Luc abría la tapa y sacaba dos diminutos auriculares.

“Los más pequeños en el mercado,” dijo Luc, dejando caer los auriculares en su mano y trayéndolos hacia nosotros. Dio vuelta su mano y los colocó sobre la mesa. “Receptor, micrófono, y transmisor inalámbrico.” Hay uno para cada uno de ustedes. Los escucharemos a través de los receptores. Si las cosas de hecho, se tornan en un desparpajo, sólo dilo y tendremos a una docena de guardias fuera de la iglesia.”

“Una docena?” pregunté, sorprendida. “Tenemos a un guardia menos, e incluso si tú, Lindsey, Juliet y Kelley estuvieran allí, eso dejaría ocho vampiros en falta y a nadie resguardando la Casa.”

“Desde su excursión a Navarro,” Luc comenzó, “hemos hablado con los Capitanes de la Guardia de Navarro y Gray. Nos han prestado vampiros en el caso de una emergencia.”

Me enderecé en la silla ante la mención de Jonah, mi aspirante a compañero de la Guardia Roja. Supongo que él no estaba por encima de ofrecer un poco de ayuda a la Centinela de Cadogan, aún si no creyera en sus habilidades.

Ethan ladeó su cabeza hacia mí. “Te encuentras bien, Centinela? Pareces sonrojada.”

“Estoy bien,” encubrí, sonriendo débilmente. “Sólo sorprendida acerca de la cooperación entre oficinas.”

Ethan sacudió su cabeza. “No hemos aclarado lo de guardias adicionales con Gabriel. No estoy seguro de que vaya a apreciar el tener casi una docena más de vampiros en su convocatoria.”

Luc se encogió de hombros. “No se puede evitar. Estoy seguro como la mierda en no enviarte sin la posibilidad de refuerzos. Además, si esto se torna tan malo como para requerir que enviemos una docena extra de aliados, supongo que Gabriel no va a estar demasiado preocupado.”

Ethan asintió.

“No hemos tenido mucho tiempo como para negociar los detalles de un contrato completo, pero también podría llamar a las hadas a ver si estarían interesados en posicionar algunos centinelas o francotiradores alrededor de la iglesia.”

Frunciendo el ceño en forma contemplativa, Ethan se cruzó de brazos. “Pienso que el costo de reclutar y negociar con las hadas a estas alturas excedería los beneficios, en especial dado que no hay garantía de que los vayamos a necesitar.”

“Lo que sea que usted considere mejor, Liege,” dijo Luc con unas risitas.

“Tengo opiniones ya formadas en esa área,” dijo Ethan sucintamente, aprobación en su voz. “Y nuestra palabra de seguridad?”

“Wonderwall”

Lindsey se giró y le echó una mirada sarcástica a Luc. “Tu palabra de seguridad es el nombre de un tema de Oasis?”

“Rubiecita, soy el juez de todas las cosas a la moda en esta Casa. Por qué no la música?”

Lindsey bufó, luego se regresó hacia su monitor y comenzó a digitar sobre la pantalla del computador. “Dicho por un hombre con botas de vaquero. Quiero decir, en serio..Quién usa botas de vaquero?”

Con Ethan echamos un vistazo a sus zapatos. Él estaba, de hecho, usando botas de piel de cocodrilo bien gastadas.

“Epítome de la moda,” dijo Luc. “Veo los MTV. Sé lo que los chicos están usando.”

“Los chicos son un siglo más jóvenes que tú, compadre.”

“Niños,” intervino Ethan, aunque la diversión era evidente en su rostro, “mantengámonos enfocados. Tengo asuntos que atender.”

Lindsey, escarmentada, retornó a su monitor. Tenía la misma urgencia de voltearme, pero ninguna computadora a la cual recurrir. Estaba acostumbrada a sus burlas y flirteo, y usualmente participaba en ellas. Pero hoy me dejaron sintiéndome vacía. Era demasiado casual, y aún estaba tratando de hallar mi balance emocional. Ayudaba un poquito el que Ethan pareciese igualmente incómodo; la mitad de sus preguntas habían sido de una o dos palabras, y a duras penas había hablado de los preparativos de la convocatoria. Estos eran negocios, es verdad, pero hasta Ethan tenía sentido del humor. Bueno, ocasionalmente.

“Nuestro plan en la eventualidad de estas contingencias?” preguntó Ethan.

Luc se paró nuevamente, se movió hacia los planos, y sacó un mapa del Pueblo Ucraniano. “Si las cosas se vuelven un desparpajo, salgan del edificio como puedan,” dijo. “Luego se encuentran aquí.” Dio unos golpecitos a un punto sobre el mapa a aproximadamente dos cuadras de la iglesia, y todos nos inclinamos para ver.

“Nos encontraremos en Pollos y Galletas de Joe,” dijo Luc.

“Como el nombre lo sugiere, Joe es uno de los mejores proveedores de pollo y galletas de la Ciudad de los Vientos. Ése es su punto de encuentro. Cualquier cosa que pase, vayan allí. Los recogeremos. Sólo les pido que tomen un gran trozo para mí y la señora aquí presente.”

“Si las cosas van mal, peleamos?”

Ethan me miró.

“Algunos los cambiaformas ya estaban suspicaces acerca de nosotros,” dije, dejando implícita la posibilidad de que ellos estén aún más suspicaces luego de lo de esta noche. “No quiero empeorar las cosas.”

Ethan frunció el ceño y frotó su frente. “El PG tiene una posición establecida respecto de los cambiaformas.”

“No dispare hasta que le disparen,” ofreció Luc.

Ethan asintió con seriedad. “No atacaremos con armas a menos que seamos amenazados, o a menos que ellos amenacen con dañar a Gabriel.”

Estuvimos todos en silencio por un momento, tal vez preguntándonos si yo había sido lo suficientemente amenazada como para justificar la reacción de Ethan . . . o si es que el PG vaya a solicitar tener algunas palabras con nuestro Maestro.

Todo nos sobresaltamos un poco cuando el celular de Ethan timbró. Lo sacó de su bolsillo, chequeó la pantalla, entonces tiró hacia atrás su silla y se paró. “Puedes responder de ser necesario, pero estaremos allí para ofrecer nuestro apoyo, no para hacer enemigos sin provocación. Hay probables alianzas dentro de las Manadas tanto como las hay por fuera de ellas, y no queremos crear ningún conflicto con ninguna línea allí.”

Había nacido en una de las familias más adineradas de Chicago. Estaba entrenada para interpretar a la distante.

“Tengo una cita,” dijo Ethan, luego deslizó el celular de regreso a su chaqueta. “Puedes retirarte. Nos reuniremos aquí mañana, dos horas antes de la medianoche.”

“Liege,” dije respetuosamente, y capté a Lindsey rodando sus ojos ante mi Condescendiente Agradecimiento – el elegante término vampírico para lame-culos. Cuando Ethan estuvo fuera de la habitación, presumiblemente de camino hacia alguna reunión importante, y la puerta se cerró tras él, ella resopló.

“No puedo creer que juegues a la educada después de que se las tomó.”

“Te lo advertí antes – ningún comentario personal.”

“Una o dos preguntas? Son bastante específicas. Biológicamente específica, eso son.”

“Luc tu empleada está siendo petulante.”

“Bienvenida a mi mundo Centinela. Bienvenida a mi mundo.”




Siendo minutos antes del amanecer, Lindsey y Luc cerraron los controles de la Casa y oficialmente entregaron la protección de la misma a las hadas mercenarias que la resguardaban mientras dormíamos. Ella se ofreció a acompañarme arriba para apoyo moral; más probablemente, quisiera tiempo para preguntarme acerca de la decisión de Ethan de que no podíamos salir.

“Sólo necesito de un detalle o dos,” dijo tan pronto cerramos la puerta del Cuarto de Operaciones tras nosotras.

“No hay detalles para ofrecer. Tuvimos una aventura; él decidió que no podía permitirse el lujo salir conmigo, de modo que ahora estoy trabajando en mi vibra de ‘Sobreviviré’.

Tomamos las escaleras hacia el primer piso, y acabábamos de girar en la punta de la escalera cuando fuimos bloqueadas por un séquito de vampiros – Margot, Katherine, y una vampira con la cabeza rapada y piel cacao que aún no conocía. Ellas literalmente se detuvieron frente a nosotras, un bloqueo hacia el resto de la primera planta.

“Girls,” dijo Lindsey, apoyando sus manos sobre sus caderas, “qué sucede?”

Las chicas compartieron una mirada, luego me miraron, luego se giraron nuevamente hacia Lindsey.
“Odio ser la portadora de malas noticias,” dijo Margot, “pero tenemos una visita.”

Lindsey me miró y frunció el ceño. “En este instante? Es casi el amanecer, y no había nadie en los diarios.” Los diarios eran nuestros reportes de uno al día con las noticias y eventos de la Casa, visitantes planificados, viajes fuera del campus previstos por Ethan o Malik. El de hoy había estado dominado por la fiesta de los cambiaformas, así que negué con la cabeza.

Margot, que lucía bastante incómoda, roía sobre el borde de su labio. “No se supone que diga nada.”

Katherine le echó un golpecito con el codo. “Escúpelo.”

“Es sólo que – él me pidió hace un par de horas atrás realizar una gran comida a la puesta del sol,” dijo Margot. “Bistec au poivre, soufflé, todo el rollo. Y pensé que había algo extraño, porque él no ha pedido por el bistec au poivre en años.”

Mi primer pensamiento, dado que la comida era francesa y el arribo secreto, era que Ethan había invitado a venir a Celina para sentarse a hablar. Como ella había intentado matarme, tenía sentido que quisiera mantener la reunión en bajo perfil.

“Luego escuchamos que estaría trayendo una visita,” dijo la chica nueva, “y que ella está de camino desde el aeropuerto.”

“Oh, y ésta es Michelle,” Lindsey susurró desinteresadamente, gesticulando hacia la chica nueva. Le ofrecí a Michelle una sonrisa y un saludo con la mano.

“Si importa para algo,” dijo Katherine, “si es que hace alguna diferencia, él está siendo un inmenso imbécil, y estamos completamente alentando por ti.” Había lástima en su expresión.

Mi estómago se tensó con los nervios.

“Muy bien, señoritas,” dijo Lindsey, alzando sus manos. “El amanecer está en su aproximación final así que alguien comience por el principio. Qué demonios está pasando?”

Las tres chicas se miraron entre sí nuevamente antes de que Michelle, con una expresión de miseria, mirara de nuevo a Lindsey.

“Es la Reina del Hielo.”

“Oh, mierda,” murmuró Lindsey.

Margot asintió. “Lacey Sheridan está de camino a la Casa.”

Mi corazón por poco se detuvo.

Ese enfermizo sentimiento regresando nuevamente, retorciendo mi estómago y amenazando con hacer retroceder a la pizza que había estado comiendo antes. No sólo Ethan había decidido que yo no valía la pena – sino que ya había hecho arreglos para recoger los pedazos de nuestra incipiente relación con alguien más.

No sabía como no tomar eso a modo personal.

“Santo Dios,” Lindsey masculló. “Ardiente o no, el chico tiene problemas.”

“No puedo creer que le haya pedido que regresara aquí,” dijo Margot. “Especialmente ahora.”

Especialmente ahora que él había dormido conmigo, o roto conmigo?

La compasión en la voz de Margot hizo brotar ardientes lágrimas al borde de mis pestañas, pero pestañeé para contenerlas y miré hacia arriba al techo revestido para evitar que se deslizaran por mis mejillas. En ese momento de debilidad, cuando estaba enfocada únicamente en no llorar frente a estos virtuales desconocidos, algunos de los muros que contenían el ruido y los sonidos comenzaron a caer. Los susurros que ya no podía filtrar para dejarlos fuera comenzaron a circundarme. Muy tarde me dí cuenta de que no éramos los únicos vampiros en el recibidor, esperando que algo sucediera.

Vampiros vestidos completamente de negro estaban parados en grupos de tres o cuatro, algunos con las cabezas reunidas mientras susurraban, algunos con los ojos puestos en mí, algunos otros con la mira hacia la ventana del frente que flanqueaba a la puerta principal.

“Ella está en camino a la Casa,” dijo alguien.

“Y qué con Merit?” preguntó alguien más.

Cerré bien fuerte mis ojos. Mi nombre estaba siendo susurrado por toda la habitación. Había noventa testigos del acto y ahora ante el pedido de que Lacey llegara a Chicago lo endemoniadamente antes posible.

Abrí nuevamente mis ojos. Podía sentir mi piel comenzando a calentarse al tiempo que la humillación y el abatimiento daban paso a una mucho más satisfactoria emoción – la ira. Dolor convertido en furia, y podía comprender exactamente cómo el abandono hacia Celina por parte de algún pretendiente inglés pudo actuar como disparador emocional, transformando la tristeza externa en un amargo rocío de esquirlas. Estoy segura de que ella no fue la única mujer – u hombre – en la historia, a quien cuyo rechazo se haya convertido en combustible, ese fuego en el vientre que la movió a la acción - a la violencia, a la guerra, a la destrucción.

El ego vampírico no era menos frágil de lo que lo era el humano.

Era reconfortante, esa ira, la habilidad de direccionar la emoción hacia Ethan, en lugar de ver el rechazo hacia mí como mi fracaso. Cerré mis ojos al momento que la piel de gallina se alzaba por mis brazos, mi cuerpo hundiéndose en el sentimiento como si fuera un baño caliente.

Cuando la habitación se silenció, los abrí de nuevo.

Las chicas habían silenciado su festín de lástima, todas las cabezas volteando al caminar Ethan por el pasillo principal y pasarnos de largos hacia la puerta del frente.

“Ella debe estar aquí,” murmuró Margot, y nos giramos para verlo moverse.

Ella, me di cuenta, debe haber sido el motivo de la llamada telefónica que recibió cuando dejamos el Cuarto de Operaciones – la razón por la que él nos había despachado.

Ethan abrió la puerta, luego se inclinó para abrazar a una mujer. “Lacey,” dijo, “gracias por venir con tan poco aviso.”

Su voz era cálida, la implicancia de sus palabras bien en claro – él le había pedido que esté aquí.

Ella debe de haber sido el fresco sorbete a mi salsa de ajo, el limpia-paladares que él necesitaba luego de una noche conmigo. Tragué el repentino ataque de náuseas.

Cuando la soltó y se alejó, y comenzaron a darse la mano con el resto de su comitiva, tuve mi primer vistazo.

Era alta y delgada, su cabellera rubia cortada en aguzados mechones que terminaban justo por debajo de su mentón. Su rostro perfecto como el de una modelo – nariz larga y recta, boca amplia, ojos azules que contenían un helado destello. Estaba vestida con un enterizo de pantalón azul claro que se abrazaba a su delgado cuerpo; en su mano derecha había un solo anillo que portaba una sobredimensionada perla.

Ella era hermosa, con compostura, elegante.

Ella era todo lo que él querría.

Y estaba aquí en Chicago, desde San Diego, porque él se lo había pedido.

“La Casa luce adorable, Ethan. Me gusta lo que has hecho.”

Se giró hacia ella y sonrió. Pero mientras volteaba su cabeza para observar por encima a la habitación, al tiempo que captó la vista de los grupetes de vampiros en el pasillo, su sonrisa se desvaneció. Nos examinó, su cuerpo tensándose, y finalmente encontró mis ojos.

Mientras nos mirábamos el uno al otro, me pregunté por qué la había llamado aquí, qué ayuda pensó que ella le podría proveer.

Me pregunté por qué el salir conmigo hubiera sido un sacrificio, pero el invitar a una ex amante no lo era.

No vi nada en sus ojos que pudiera explicarlo, sólo una dosis de asombro de que lo haya atrapado en el acto. No sé qué deseaba decirle, pero di un paso hacia delante, con la intención de decirle algo.

“Alto, alto,” dijo Lindsey, moviéndose para ponerse en pie frente a mí. “No vayas como un refusilo hacia allí. No querrás ser esa chica.”

Bufé, la mitad del cuarto con la atención puesta sobre mí ahora. “Qué chica? La chica que fue reemplazada en cuestión de horas?” susurré con fiereza, luego eché un vistazo a la habitación. “Puede que ellos no supieran acerca de la separación, pero la evidencia es bastante clara. Hay alguien que no lo piense ahora?”

Margot, Katherine, y Michelle miraron todas hacia otro lado.

“Mer,” dijo Lindsey, poniendo sus manos sobre mis brazos, “somos tus amigas, tus compañeras Noviciadas. Pero Ethan es un Maestro, y también lo es Lacey. Avergonzarte frente a ellos sería un nivel completamente distinto de humillación.”

Ella tenía razón.

Está bien, decidí. No lo confrontaría, pero tampoco me lastimaría más a mí misma observando sus interacciones.

Me dí la vuelta y, sin otra palabra, tomé las escaleras hacia el segundo piso. Fui a mi habitación y cerré con llave la puerta tras de mí. No lloré – no lloraría. No otra vez.

Tampoco dormiría.

Siendo minutos antes del amanecer, me cambié en pijamas y me metí a la cama. Había sido una larga noche, pero estaba despierta, un brazo tras mi almohada, mirando fijo al techo. El amanecer estaba llegando, la fuerza que atrajera a mis ojos a cerrarse, a mi cerebro a desconectarse. Pero la parte humana en mí seguía reproduciendo los momentos que compartimos, aunque pocos fueron, y preguntándome si había algo que podría haber hecho, que debería haber dicho, para darnos una oportunidad.

Me hice vulnerable, y estaba pagando el precio. Pero el verdadero insulto era que ahora la Casa entera lo sabía – o lo haría muy pronto – acerca de que fui tan brevemente desechada y reemplazada.

A decir verdad, le había dado una oportunidad. Pero eso no significaba que tenía que continuar tomando malas decisiones. Solté un suspiro y juré renunciar a salir con vampiros.

Fue en ese momento, irónicamente, que mi aspirante a compañero de la GR decidió hacerme un llamado. Asumiendo que se estaba comunicando porque había escuchado por Luc acerca de la ConPack, saqué mi teléfono y lo abrí. “Merit.”

“Es Jonah,” dijo. “Estás lista para esta cosa mañana en la noche?” apreciaba la preocupación en su voz, pero no estaba segura de si estaba dirigida hacia mí en un nivel personal, o porque era un potencial capital de la GR.

“Hemos conocido a los líderes de las Manadas, pasado algún tiempo con los de la CNA, y visto los diagramas del edificio. Tenemos un plan de comunicaciones, y ustedes chicos son el respaldo.” Me encogí de hombros. “Eso es tan preparado como se puede estar.” Omití los detalles de la interacción que habría avergonzado a Ethan; no tenía sentido en que los dos nos sintiéramos miserables.

Jonah ofreció un vago sonido de acuerdo. “Si me preguntan más tarde, nunca tuvimos esta conversación. Pero me preguntaba si este es un momento para requerir del refuerzo de la GR? De tener guardias en espera?”

No podía pronunciar las palabras lo suficientemente rápido. “Este definitivamente no es ese momento. Aprecio la oferta de apoyo, pero hay numerosos cambiaformas por allí que nos odian.” Había visto eso en acción, de primera mano. “Enviar un grupo de operativos especiales y helicópteros negros no va a ayudar. Sólo alimentará el fuego. Créeme – estamos en mejor posición de la que podríamos haber estado si no hubiésemos estado en el bar, pero no estamos ‘dentro’ bajo ningún concepto.”

Estuvo callado por un momento. “Y si cae la mierda?”

“Entonces Luc los llamará. Son la Guardia Roja, lo cual significa que a esas alturas tienen la autoridad de tomar decisiones en su nombre. Pero no pueden moverse con antelación en esta ocasión. Ellos creen que somos demasiado políticos. Indignos de confianza. Si aparecemos con vampiros extras a cuestas – y sin una crisis que lo justifique – habremos probado su punto. Vayamos asumiendo que habrá problemas que podremos manejar. Y si las cosas escalan hasta tu jurisdicción, puedes hacer la llamada.”

Otro momento de consideración. “Estaremos en espera por el momento. Buena suerte.”

Esperaba no la necesitáramos.

TRADUCIDO POR CHLOE ♥
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Malas noticias: Chloe, por el tema de su mano no va a poder traducir por un tiempo, la verdad es que no se como lo voy a manejar porque yo tambien estoy media complicada con temas de estudio y temas personales, asi que ya les traere mas noticas. La traduccion, obviamente continua, pero no creo que vaya a poder seguir con el mismo ritmo. Perdonen :(

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