Twice Bitten- Capítulo 14

CAPÍTULO CATORCE: LA CASA DEL DOLOR


Encontré a Luc sentado al borde de la mesa de conferencias que ocupaba el centro del Cuarto de Operaciones. Lindsey estaba en la estación de computadores opuesta a Luc, donde podía monitorear y hacer un seguimiento de las cámaras de seguridad dentro y fuera de la Casa o investigar cualquier drama sobrenatural que amenazara con derramarse sobre Hyde Park.

Ambos alzaron la vista cuando entré.

“Qué tan malo fue?” Luc preguntó. Supuse que él y Ethan habían hablado acerca de lo sucedido en lo de los Breck.

“No fue fabuloso.”

Lindsey se giró en su silla. “Hay algo más acerca de lo que quieras hablar?” Su voz con un dejo de calma preocupación.

“No en especial.”

“Ethan parecía raro,” dijo. “No nos contó nada acerca de tí y él, pero se le veía realmente extraño.” Casi le respondo con un sarcasmo, pero cuando ví la preocupación en su rostro, y escuché la preocupación en su tono, le lancé un hueso.

“Fui botada, y me gustaría pensar en otra cosa por un tiempillo.” Señalé al desparramo de documentos sobre la mesa de conferencias. “Qué es todo esto?”

“Yo – que él hizo qué?”

Apreciaba el shock en su expresión y la consternación en la voz de Lindsey pero sacudí mi cabeza. “A los negocios, por favor.”

“Tu espectáculo, Centinela,” dijo Luc, luego se bajó de la mesa y se volteó para enfrentarla. “Esto es trabajo de preparación para su trabajo de campo en la convocatoria – diagramas de la Catedral St. Bridget.”

La puerta detrás nuestro se abrió, e ingresó Ethan. Me dio un rápido saludo con la cabeza antes de fijar su vista sobre la mesa.

Me recordé a mí misma que me las había ingeniado para mantener una relación relativamente profesional con Ethan durante todas exceto una de las noches desde que nos conocimos. Si él iba a rechazarme por miedo a mezclar lo personal con lo profesional, yo también podría interpretar a la vampiro de ‘estrictamente negocios’.

“Los planos?” preguntó Ethan.

Luc asintió. “Pedid y se os concederá.”

“Técnicamente,” dijo Lindsey, girándose de vuelta hacia su monitor, “chequea tu e-mail y se os concederá el Líder de la Central Norteamericana.”

“Nimiedades,” dijo Luc. “Están aquí ahora.”

Ethan caminó alrededor de la mesa de conferencias hasta pararse junto a Luc. Le seguí y me ubiqué al otro lado de Luc.

“Tu análisis?” preguntó Ethan.

Luc cambió su expresión, listo para trabajar. “Tuve dos objetivos principales. Uno – el identificar los puntos problemáticos. Zonas donde podrían colarse francotiradores, huecos parroquiales, ese tipo de cosas. Dos – identificar salidas.”

“Y qué hallaste?” preguntó Ethan.

Luc comenzó a hojear los planos. “Hay dos partes principales en la iglesia. La primera arriba, la estructura original, construida a finales del siglo XIX. Antigua arquitectura religiosa en Chicago equivale a anomalías arquitectónicas. Al parecer este arquitecto era paranoico, de modo que hay numerosos escondites.”

“Cambiaformas,” Ethan y yo conjeturamos en simultáneo.

“Muy probablemente,” dijo Luc. “Hemos hallado dos puertas-trampa en la parte central del edificio.” Las señaló en los planos – una en el santuario propiamente dicho, justo por detrás del púlpito, y otra en las gradas del coro detrás del púlpito.

“Que más?” preguntó Ethan.

Luc volteó un par de papeles. “En los ’70, remodelaron el edificio e incorporaron el ala de salones. Y en esa época, agregaron lo que pareciera ser un Panic Room .” La marcó sobre los planos. “Está en el sótano. Parece como si originalmente hubiera sido un refugio anti-bombas, pero con la remodelación la reforzaron con concreto y le incorporaron algo de cableado. Así que ésos son sus interrogantes.”

Ethan asintió. “Salidas?”

Luc volteó los papeles de regreso a los diagramas de la primera planta de la iglesia. “Puertas de entrada, obviamente. También hay una salida dentro del santuario sobre la derecha.” La señaló, luego trazó su dedo a lo largo del extenso y angosto santuario, y a continuación a través de una puerta a la izquierda hacia otro set de habitaciones. “Estas son las oficinas y salones.” Indicó la salida al final de ese corredor. “El punto de salida está aquí, aunque hay ventanas en todas las aulas en la eventualidad de que las cosas se vayan completamente al carajo .”

Me incliné hacia Lindsey, que se paró para unírsenos en la mesa, aún portando el estilizado equipo inalámbrico que la mantenía en comunicación con el guardia en patrulla sobre el terreno esta noche (ya sea Kelley o Juliet, dado que eran los únicos guardias que quedaban) y con las hadas fuera de la verja. “Él parece estar divirtiéndose,” le dije.

“Está en paraíso de los cerdos,” susurró a su vez. “Las cosas han estado pacíficas por tanto tiempo, no había tenido la necesidad de realizar esta clase de trabajo de avanzada. De pronto, tenemos una Centinela, y los cambiaformas quieren que los vampiros salgan a jugar.”

“Seeh,” dije con sequedad. “Claramente toda esta idea de la convocatoria está enfocada en llegar a conocerme mejor. Es la mezcla que siempre has soñado.”

“Pero más peluda,” dijo. “Mucho más peluda.”

Ethan frotó su mandíbula con la mano. “Qué más necesitamos saber?”

“Eso es todo en cuanto a la arquitectura,” dijo Luc. Sacó una silla y se sentó. Ethan y yo hicimos lo mismo. Lindsey retornó a su estación de monitoreo.

“Pero si van a ser ustedes dos contra trescientos y pico de cambiaformas, debemos hablar acerca de las contingencias. Plantear los peores escenarios.

Ethan cruzó una pierna sobre la otra, preparándose para una conferencia de estrategias. “Tus ideas.”

“Tres escenarios me vienen a la mente. El primero, un ataque desde fuera de la conferencia, algo similar a lo que vieron en el bar. El segundo, los cambiaformas están molestos de que ustedes estén allí, y los atacan.”

“Buenos tiempos,” susurró Lindsey. Asentí, mi estómago anudándose un poco. Agacharme bajo una barra para evitar las balas – o incluso un pequeño manotazo de brazo por un matón de la Manada – era una cosa; enfrentarnos a facciones de las cuatro Manadas de cambiaformas era algo completamente distinto.

“El tercero, los cambiaformas no pueden tomar una decisión, se molestan los unos con los otros, y las cosas se vuelven un desparpajo como por arte de magia.”

Ethan echó una mirada a Luc. “Desparpajo? Esa es tu conclusión oficial?”

“Firmada y sellada. Presumo que captas la idea principal.”

Ethan soltó un suspiro. “La capto. No estoy emocionado con ello, pero lo capto. Bueno, qué podemos hacer nosotros para mantener las cosas en calma?”

“Cuán proactivos podemos ser en eso?” pregunté.

Las cabezas se giraron hacia mí. “En qué estás pensando, Centinela?” Ethan preguntó.

“Los vampiros tienen la habilidad de emplear el glamour. Al parecer yo no logro poder hacerlo”- viré mi mirada hacia Ethan – “pero apuesto a que tú puedes.”

La habitación estuvo en silencio por un momento.

“Estás pensando en que encantemos una iglesia repleta de cambiaformas para mantenerlos tranquilos? Anestesiados?”

“Se podría realizar?”

Luc se encorvó sobre la mesa, colocó el codo sobre ella, y apoyó su barbilla en su mano. “Es teóricamente posible, pero nunca hemos visto evidencias de que los cambiaformas sean especialmente susceptibles al glamour. Son seres mágicos. Temería de que lo presintieran, lo pudiesen sentir. Y si sospecharan que estamos intentando manipularlos -”

“Todo el infierno se desataría,” finalizó Ethan. “Interesante propuesta, Centinela, pero apeguémonos al alarde básico. Nos quedamos allí parados con nuestras espadas, sonreímos cortésmente, y vamos por el mango si las cosas se tornan desagradables.”

“Oh, y hablando de eso,” dijo Luc, enderezándose nuevamente y empujando hacia atrás su silla. Caminó hacia su escritorio, donde recogió una pequeña brillante caja blanca. “El final del año fiscal se aproxima, y tuvimos un poco de dinero adicional en nuestro presupuesto.”

“Gracias por retornarlo a la tesorería de la Casa,” murmuró Ethan, pero pude ver el destello de placer juvenil en sus ojos al tiempo que Luc abría la tapa y sacaba dos diminutos auriculares.

“Los más pequeños en el mercado,” dijo Luc, dejando caer los auriculares en su mano y trayéndolos hacia nosotros. Dio vuelta su mano y los colocó sobre la mesa. “Receptor, micrófono, y transmisor inalámbrico.” Hay uno para cada uno de ustedes. Los escucharemos a través de los receptores. Si las cosas de hecho, se tornan en un desparpajo, sólo dilo y tendremos a una docena de guardias fuera de la iglesia.”

“Una docena?” pregunté, sorprendida. “Tenemos a un guardia menos, e incluso si tú, Lindsey, Juliet y Kelley estuvieran allí, eso dejaría ocho vampiros en falta y a nadie resguardando la Casa.”

“Desde su excursión a Navarro,” Luc comenzó, “hemos hablado con los Capitanes de la Guardia de Navarro y Gray. Nos han prestado vampiros en el caso de una emergencia.”

Me enderecé en la silla ante la mención de Jonah, mi aspirante a compañero de la Guardia Roja. Supongo que él no estaba por encima de ofrecer un poco de ayuda a la Centinela de Cadogan, aún si no creyera en sus habilidades.

Ethan ladeó su cabeza hacia mí. “Te encuentras bien, Centinela? Pareces sonrojada.”

“Estoy bien,” encubrí, sonriendo débilmente. “Sólo sorprendida acerca de la cooperación entre oficinas.”

Ethan sacudió su cabeza. “No hemos aclarado lo de guardias adicionales con Gabriel. No estoy seguro de que vaya a apreciar el tener casi una docena más de vampiros en su convocatoria.”

Luc se encogió de hombros. “No se puede evitar. Estoy seguro como la mierda en no enviarte sin la posibilidad de refuerzos. Además, si esto se torna tan malo como para requerir que enviemos una docena extra de aliados, supongo que Gabriel no va a estar demasiado preocupado.”

Ethan asintió.

“No hemos tenido mucho tiempo como para negociar los detalles de un contrato completo, pero también podría llamar a las hadas a ver si estarían interesados en posicionar algunos centinelas o francotiradores alrededor de la iglesia.”

Frunciendo el ceño en forma contemplativa, Ethan se cruzó de brazos. “Pienso que el costo de reclutar y negociar con las hadas a estas alturas excedería los beneficios, en especial dado que no hay garantía de que los vayamos a necesitar.”

“Lo que sea que usted considere mejor, Liege,” dijo Luc con unas risitas.

“Tengo opiniones ya formadas en esa área,” dijo Ethan sucintamente, aprobación en su voz. “Y nuestra palabra de seguridad?”

“Wonderwall”

Lindsey se giró y le echó una mirada sarcástica a Luc. “Tu palabra de seguridad es el nombre de un tema de Oasis?”

“Rubiecita, soy el juez de todas las cosas a la moda en esta Casa. Por qué no la música?”

Lindsey bufó, luego se regresó hacia su monitor y comenzó a digitar sobre la pantalla del computador. “Dicho por un hombre con botas de vaquero. Quiero decir, en serio..Quién usa botas de vaquero?”

Con Ethan echamos un vistazo a sus zapatos. Él estaba, de hecho, usando botas de piel de cocodrilo bien gastadas.

“Epítome de la moda,” dijo Luc. “Veo los MTV. Sé lo que los chicos están usando.”

“Los chicos son un siglo más jóvenes que tú, compadre.”

“Niños,” intervino Ethan, aunque la diversión era evidente en su rostro, “mantengámonos enfocados. Tengo asuntos que atender.”

Lindsey, escarmentada, retornó a su monitor. Tenía la misma urgencia de voltearme, pero ninguna computadora a la cual recurrir. Estaba acostumbrada a sus burlas y flirteo, y usualmente participaba en ellas. Pero hoy me dejaron sintiéndome vacía. Era demasiado casual, y aún estaba tratando de hallar mi balance emocional. Ayudaba un poquito el que Ethan pareciese igualmente incómodo; la mitad de sus preguntas habían sido de una o dos palabras, y a duras penas había hablado de los preparativos de la convocatoria. Estos eran negocios, es verdad, pero hasta Ethan tenía sentido del humor. Bueno, ocasionalmente.

“Nuestro plan en la eventualidad de estas contingencias?” preguntó Ethan.

Luc se paró nuevamente, se movió hacia los planos, y sacó un mapa del Pueblo Ucraniano. “Si las cosas se vuelven un desparpajo, salgan del edificio como puedan,” dijo. “Luego se encuentran aquí.” Dio unos golpecitos a un punto sobre el mapa a aproximadamente dos cuadras de la iglesia, y todos nos inclinamos para ver.

“Nos encontraremos en Pollos y Galletas de Joe,” dijo Luc.

“Como el nombre lo sugiere, Joe es uno de los mejores proveedores de pollo y galletas de la Ciudad de los Vientos. Ése es su punto de encuentro. Cualquier cosa que pase, vayan allí. Los recogeremos. Sólo les pido que tomen un gran trozo para mí y la señora aquí presente.”

“Si las cosas van mal, peleamos?”

Ethan me miró.

“Algunos los cambiaformas ya estaban suspicaces acerca de nosotros,” dije, dejando implícita la posibilidad de que ellos estén aún más suspicaces luego de lo de esta noche. “No quiero empeorar las cosas.”

Ethan frunció el ceño y frotó su frente. “El PG tiene una posición establecida respecto de los cambiaformas.”

“No dispare hasta que le disparen,” ofreció Luc.

Ethan asintió con seriedad. “No atacaremos con armas a menos que seamos amenazados, o a menos que ellos amenacen con dañar a Gabriel.”

Estuvimos todos en silencio por un momento, tal vez preguntándonos si yo había sido lo suficientemente amenazada como para justificar la reacción de Ethan . . . o si es que el PG vaya a solicitar tener algunas palabras con nuestro Maestro.

Todo nos sobresaltamos un poco cuando el celular de Ethan timbró. Lo sacó de su bolsillo, chequeó la pantalla, entonces tiró hacia atrás su silla y se paró. “Puedes responder de ser necesario, pero estaremos allí para ofrecer nuestro apoyo, no para hacer enemigos sin provocación. Hay probables alianzas dentro de las Manadas tanto como las hay por fuera de ellas, y no queremos crear ningún conflicto con ninguna línea allí.”

Había nacido en una de las familias más adineradas de Chicago. Estaba entrenada para interpretar a la distante.

“Tengo una cita,” dijo Ethan, luego deslizó el celular de regreso a su chaqueta. “Puedes retirarte. Nos reuniremos aquí mañana, dos horas antes de la medianoche.”

“Liege,” dije respetuosamente, y capté a Lindsey rodando sus ojos ante mi Condescendiente Agradecimiento – el elegante término vampírico para lame-culos. Cuando Ethan estuvo fuera de la habitación, presumiblemente de camino hacia alguna reunión importante, y la puerta se cerró tras él, ella resopló.

“No puedo creer que juegues a la educada después de que se las tomó.”

“Te lo advertí antes – ningún comentario personal.”

“Una o dos preguntas? Son bastante específicas. Biológicamente específica, eso son.”

“Luc tu empleada está siendo petulante.”

“Bienvenida a mi mundo Centinela. Bienvenida a mi mundo.”




Siendo minutos antes del amanecer, Lindsey y Luc cerraron los controles de la Casa y oficialmente entregaron la protección de la misma a las hadas mercenarias que la resguardaban mientras dormíamos. Ella se ofreció a acompañarme arriba para apoyo moral; más probablemente, quisiera tiempo para preguntarme acerca de la decisión de Ethan de que no podíamos salir.

“Sólo necesito de un detalle o dos,” dijo tan pronto cerramos la puerta del Cuarto de Operaciones tras nosotras.

“No hay detalles para ofrecer. Tuvimos una aventura; él decidió que no podía permitirse el lujo salir conmigo, de modo que ahora estoy trabajando en mi vibra de ‘Sobreviviré’.

Tomamos las escaleras hacia el primer piso, y acabábamos de girar en la punta de la escalera cuando fuimos bloqueadas por un séquito de vampiros – Margot, Katherine, y una vampira con la cabeza rapada y piel cacao que aún no conocía. Ellas literalmente se detuvieron frente a nosotras, un bloqueo hacia el resto de la primera planta.

“Girls,” dijo Lindsey, apoyando sus manos sobre sus caderas, “qué sucede?”

Las chicas compartieron una mirada, luego me miraron, luego se giraron nuevamente hacia Lindsey.
“Odio ser la portadora de malas noticias,” dijo Margot, “pero tenemos una visita.”

Lindsey me miró y frunció el ceño. “En este instante? Es casi el amanecer, y no había nadie en los diarios.” Los diarios eran nuestros reportes de uno al día con las noticias y eventos de la Casa, visitantes planificados, viajes fuera del campus previstos por Ethan o Malik. El de hoy había estado dominado por la fiesta de los cambiaformas, así que negué con la cabeza.

Margot, que lucía bastante incómoda, roía sobre el borde de su labio. “No se supone que diga nada.”

Katherine le echó un golpecito con el codo. “Escúpelo.”

“Es sólo que – él me pidió hace un par de horas atrás realizar una gran comida a la puesta del sol,” dijo Margot. “Bistec au poivre, soufflé, todo el rollo. Y pensé que había algo extraño, porque él no ha pedido por el bistec au poivre en años.”

Mi primer pensamiento, dado que la comida era francesa y el arribo secreto, era que Ethan había invitado a venir a Celina para sentarse a hablar. Como ella había intentado matarme, tenía sentido que quisiera mantener la reunión en bajo perfil.

“Luego escuchamos que estaría trayendo una visita,” dijo la chica nueva, “y que ella está de camino desde el aeropuerto.”

“Oh, y ésta es Michelle,” Lindsey susurró desinteresadamente, gesticulando hacia la chica nueva. Le ofrecí a Michelle una sonrisa y un saludo con la mano.

“Si importa para algo,” dijo Katherine, “si es que hace alguna diferencia, él está siendo un inmenso imbécil, y estamos completamente alentando por ti.” Había lástima en su expresión.

Mi estómago se tensó con los nervios.

“Muy bien, señoritas,” dijo Lindsey, alzando sus manos. “El amanecer está en su aproximación final así que alguien comience por el principio. Qué demonios está pasando?”

Las tres chicas se miraron entre sí nuevamente antes de que Michelle, con una expresión de miseria, mirara de nuevo a Lindsey.

“Es la Reina del Hielo.”

“Oh, mierda,” murmuró Lindsey.

Margot asintió. “Lacey Sheridan está de camino a la Casa.”

Mi corazón por poco se detuvo.

Ese enfermizo sentimiento regresando nuevamente, retorciendo mi estómago y amenazando con hacer retroceder a la pizza que había estado comiendo antes. No sólo Ethan había decidido que yo no valía la pena – sino que ya había hecho arreglos para recoger los pedazos de nuestra incipiente relación con alguien más.

No sabía como no tomar eso a modo personal.

“Santo Dios,” Lindsey masculló. “Ardiente o no, el chico tiene problemas.”

“No puedo creer que le haya pedido que regresara aquí,” dijo Margot. “Especialmente ahora.”

Especialmente ahora que él había dormido conmigo, o roto conmigo?

La compasión en la voz de Margot hizo brotar ardientes lágrimas al borde de mis pestañas, pero pestañeé para contenerlas y miré hacia arriba al techo revestido para evitar que se deslizaran por mis mejillas. En ese momento de debilidad, cuando estaba enfocada únicamente en no llorar frente a estos virtuales desconocidos, algunos de los muros que contenían el ruido y los sonidos comenzaron a caer. Los susurros que ya no podía filtrar para dejarlos fuera comenzaron a circundarme. Muy tarde me dí cuenta de que no éramos los únicos vampiros en el recibidor, esperando que algo sucediera.

Vampiros vestidos completamente de negro estaban parados en grupos de tres o cuatro, algunos con las cabezas reunidas mientras susurraban, algunos con los ojos puestos en mí, algunos otros con la mira hacia la ventana del frente que flanqueaba a la puerta principal.

“Ella está en camino a la Casa,” dijo alguien.

“Y qué con Merit?” preguntó alguien más.

Cerré bien fuerte mis ojos. Mi nombre estaba siendo susurrado por toda la habitación. Había noventa testigos del acto y ahora ante el pedido de que Lacey llegara a Chicago lo endemoniadamente antes posible.

Abrí nuevamente mis ojos. Podía sentir mi piel comenzando a calentarse al tiempo que la humillación y el abatimiento daban paso a una mucho más satisfactoria emoción – la ira. Dolor convertido en furia, y podía comprender exactamente cómo el abandono hacia Celina por parte de algún pretendiente inglés pudo actuar como disparador emocional, transformando la tristeza externa en un amargo rocío de esquirlas. Estoy segura de que ella no fue la única mujer – u hombre – en la historia, a quien cuyo rechazo se haya convertido en combustible, ese fuego en el vientre que la movió a la acción - a la violencia, a la guerra, a la destrucción.

El ego vampírico no era menos frágil de lo que lo era el humano.

Era reconfortante, esa ira, la habilidad de direccionar la emoción hacia Ethan, en lugar de ver el rechazo hacia mí como mi fracaso. Cerré mis ojos al momento que la piel de gallina se alzaba por mis brazos, mi cuerpo hundiéndose en el sentimiento como si fuera un baño caliente.

Cuando la habitación se silenció, los abrí de nuevo.

Las chicas habían silenciado su festín de lástima, todas las cabezas volteando al caminar Ethan por el pasillo principal y pasarnos de largos hacia la puerta del frente.

“Ella debe estar aquí,” murmuró Margot, y nos giramos para verlo moverse.

Ella, me di cuenta, debe haber sido el motivo de la llamada telefónica que recibió cuando dejamos el Cuarto de Operaciones – la razón por la que él nos había despachado.

Ethan abrió la puerta, luego se inclinó para abrazar a una mujer. “Lacey,” dijo, “gracias por venir con tan poco aviso.”

Su voz era cálida, la implicancia de sus palabras bien en claro – él le había pedido que esté aquí.

Ella debe de haber sido el fresco sorbete a mi salsa de ajo, el limpia-paladares que él necesitaba luego de una noche conmigo. Tragué el repentino ataque de náuseas.

Cuando la soltó y se alejó, y comenzaron a darse la mano con el resto de su comitiva, tuve mi primer vistazo.

Era alta y delgada, su cabellera rubia cortada en aguzados mechones que terminaban justo por debajo de su mentón. Su rostro perfecto como el de una modelo – nariz larga y recta, boca amplia, ojos azules que contenían un helado destello. Estaba vestida con un enterizo de pantalón azul claro que se abrazaba a su delgado cuerpo; en su mano derecha había un solo anillo que portaba una sobredimensionada perla.

Ella era hermosa, con compostura, elegante.

Ella era todo lo que él querría.

Y estaba aquí en Chicago, desde San Diego, porque él se lo había pedido.

“La Casa luce adorable, Ethan. Me gusta lo que has hecho.”

Se giró hacia ella y sonrió. Pero mientras volteaba su cabeza para observar por encima a la habitación, al tiempo que captó la vista de los grupetes de vampiros en el pasillo, su sonrisa se desvaneció. Nos examinó, su cuerpo tensándose, y finalmente encontró mis ojos.

Mientras nos mirábamos el uno al otro, me pregunté por qué la había llamado aquí, qué ayuda pensó que ella le podría proveer.

Me pregunté por qué el salir conmigo hubiera sido un sacrificio, pero el invitar a una ex amante no lo era.

No vi nada en sus ojos que pudiera explicarlo, sólo una dosis de asombro de que lo haya atrapado en el acto. No sé qué deseaba decirle, pero di un paso hacia delante, con la intención de decirle algo.

“Alto, alto,” dijo Lindsey, moviéndose para ponerse en pie frente a mí. “No vayas como un refusilo hacia allí. No querrás ser esa chica.”

Bufé, la mitad del cuarto con la atención puesta sobre mí ahora. “Qué chica? La chica que fue reemplazada en cuestión de horas?” susurré con fiereza, luego eché un vistazo a la habitación. “Puede que ellos no supieran acerca de la separación, pero la evidencia es bastante clara. Hay alguien que no lo piense ahora?”

Margot, Katherine, y Michelle miraron todas hacia otro lado.

“Mer,” dijo Lindsey, poniendo sus manos sobre mis brazos, “somos tus amigas, tus compañeras Noviciadas. Pero Ethan es un Maestro, y también lo es Lacey. Avergonzarte frente a ellos sería un nivel completamente distinto de humillación.”

Ella tenía razón.

Está bien, decidí. No lo confrontaría, pero tampoco me lastimaría más a mí misma observando sus interacciones.

Me dí la vuelta y, sin otra palabra, tomé las escaleras hacia el segundo piso. Fui a mi habitación y cerré con llave la puerta tras de mí. No lloré – no lloraría. No otra vez.

Tampoco dormiría.

Siendo minutos antes del amanecer, me cambié en pijamas y me metí a la cama. Había sido una larga noche, pero estaba despierta, un brazo tras mi almohada, mirando fijo al techo. El amanecer estaba llegando, la fuerza que atrajera a mis ojos a cerrarse, a mi cerebro a desconectarse. Pero la parte humana en mí seguía reproduciendo los momentos que compartimos, aunque pocos fueron, y preguntándome si había algo que podría haber hecho, que debería haber dicho, para darnos una oportunidad.

Me hice vulnerable, y estaba pagando el precio. Pero el verdadero insulto era que ahora la Casa entera lo sabía – o lo haría muy pronto – acerca de que fui tan brevemente desechada y reemplazada.

A decir verdad, le había dado una oportunidad. Pero eso no significaba que tenía que continuar tomando malas decisiones. Solté un suspiro y juré renunciar a salir con vampiros.

Fue en ese momento, irónicamente, que mi aspirante a compañero de la GR decidió hacerme un llamado. Asumiendo que se estaba comunicando porque había escuchado por Luc acerca de la ConPack, saqué mi teléfono y lo abrí. “Merit.”

“Es Jonah,” dijo. “Estás lista para esta cosa mañana en la noche?” apreciaba la preocupación en su voz, pero no estaba segura de si estaba dirigida hacia mí en un nivel personal, o porque era un potencial capital de la GR.

“Hemos conocido a los líderes de las Manadas, pasado algún tiempo con los de la CNA, y visto los diagramas del edificio. Tenemos un plan de comunicaciones, y ustedes chicos son el respaldo.” Me encogí de hombros. “Eso es tan preparado como se puede estar.” Omití los detalles de la interacción que habría avergonzado a Ethan; no tenía sentido en que los dos nos sintiéramos miserables.

Jonah ofreció un vago sonido de acuerdo. “Si me preguntan más tarde, nunca tuvimos esta conversación. Pero me preguntaba si este es un momento para requerir del refuerzo de la GR? De tener guardias en espera?”

No podía pronunciar las palabras lo suficientemente rápido. “Este definitivamente no es ese momento. Aprecio la oferta de apoyo, pero hay numerosos cambiaformas por allí que nos odian.” Había visto eso en acción, de primera mano. “Enviar un grupo de operativos especiales y helicópteros negros no va a ayudar. Sólo alimentará el fuego. Créeme – estamos en mejor posición de la que podríamos haber estado si no hubiésemos estado en el bar, pero no estamos ‘dentro’ bajo ningún concepto.”

Estuvo callado por un momento. “Y si cae la mierda?”

“Entonces Luc los llamará. Son la Guardia Roja, lo cual significa que a esas alturas tienen la autoridad de tomar decisiones en su nombre. Pero no pueden moverse con antelación en esta ocasión. Ellos creen que somos demasiado políticos. Indignos de confianza. Si aparecemos con vampiros extras a cuestas – y sin una crisis que lo justifique – habremos probado su punto. Vayamos asumiendo que habrá problemas que podremos manejar. Y si las cosas escalan hasta tu jurisdicción, puedes hacer la llamada.”

Otro momento de consideración. “Estaremos en espera por el momento. Buena suerte.”

Esperaba no la necesitáramos.

TRADUCIDO POR CHLOE ♥
----------------------------------------

Malas noticias: Chloe, por el tema de su mano no va a poder traducir por un tiempo, la verdad es que no se como lo voy a manejar porque yo tambien estoy media complicada con temas de estudio y temas personales, asi que ya les traere mas noticas. La traduccion, obviamente continua, pero no creo que vaya a poder seguir con el mismo ritmo. Perdonen :(

Nicole  – (8 de agosto de 2010, 12:15)  

amo el nuevo capi

lamento lo de chloe y tambien el caso de q no puedan traducir, al menos no tan rapido!
al menos intentenlo please
jeje
las kiero

Camila  – (8 de agosto de 2010, 20:08)  

aaaaww...mandito Ethan, excelente capítulo, lo siguiente tiene que ser "la venganza de Merit"

Lamento mucho lo de Chloe, precisamente ahora que tenemos vacaciones.
:(

bueno, esperaremos lo que tengamos que esperar :D

Almudena :D –   – (9 de agosto de 2010, 1:48)  

oohh dios que intirga,que pasara?! jajaja espero que chloe se recupere prontito y Luu buena suerte en los estudios, ánimo chicas vosotras podeis!

Publicar un comentario

  © Diseño LuxLune by JenV 2010

Back to TOP