Hard Bitten - Capítulo X

CAPÍTULO DIEZ

COMO UN JEFE

Me quedé inmóvil, dándome cuenta por primera vez–y demasiado tarde–que no estábamos solos en la oficina. Apreté mis ojos cerrándolos, la vergüenza subiendo por mis mejillas. Tanto para mantener en secreto nuestra infiltración en las raves.

Unos segundos más tarde, finalmente abrí los ojos otra vez, esperando ver la furia de Ethan. En su lugar, ofreció una dulce mirada rígida.

Tal vez él había cambiado.

"Lo siento mucho," murmuré, antes de dirigirme a Darius. Se puso de pie junto con Malik y Luc, frente a los muebles de cuero en la sala de estar de la oficina que no habían estado allí en mi última visita. Helen hacia un trabajo eficiente.

Darius era alto y delgado, con la cabeza rapada y los ojos azules. Sus rasgos eran afilados y casi arrogantes –nariz recta, boca grande, un mentón aristócrata marcado por una hendidura perfecta.

"Esa es una historia muy interesante que contar", él dijo. El acento de Darius era claramente Inglés; su dicción habría dejado a la reina orgullosa. "Vamos a tomar asiento. Ethan, ¿no te unes a nosotros, también?"

Sentía que la petición era en realidad una orden, así que tomé asiento en una de las sillas de cuero ante el sofá. Mientras que Ethan me siguió de cerca, Luc y Malik tomaron asiento en las dos últimas sillas. Ethan tomó la silla a mi lado.

Darius se sentó en el sofá, después hurgó dentro de su bolsillo y sacó una delgada, caja de plata. La abrió y sacó un delgado cigarrillo negro. No fue hasta que él lo había levantado hacia su boca que miró a Ethan por su permiso.

"Se mi invitado", dijo Ethan, pero era claro que no estaba contento acerca de que Darius fumara en la Casa.

El cigarrillo en la comisura de su boca, Darius puso la caja de vuelta en el bolsillo y sacó una caja de cerillas. Encendió uno, dejando una punzada de azufre en el aire, tocó el extremo del cigarrillo antes de sacarlo con un movimiento de su muñeca. Dejó los desechos dentro de un plato pesado de cristal sobre la mesa de café colocado en el centro del círculo del mueble.

Exhaló por un momento, luego levantó una sola ceja–supongo que ahora sabía de dónde había sacado Ethan ese tic–y sopló una corriente de humo fragante por un lado de su boca.

"En este clima político", comenzó, "con estas oportunidades, ¿enviaste a tu centinela a una rave?"

"No estoy segura de que fuera una rave", expresé, tratando de salvar lo que podía. "Creíamos que podría ser una rave–o algo haciéndose llamar una rave–pero esto está en una escala diferente. Muy grande y muy violenta".

"Las raves siempre son violentas", dijo Darius. "Esa es la naturaleza de una rave".

Abrí la boca para discutir, pero lo pensé mejor. Después de todo, desde que solo había visto una, él definitivamente conocía mejor que yo si la sed de sangre era inusual.

"Lo que es atípico", continuó, "es un miembro del personal de la Casa siendo utilizado para infiltrarse en esas cosas".

"La infiltración fue nuestra única opción", dijo Ethan.

La incredulidad irradiaba en el rostro de Darius, y su tono fue inexpresivo. "Su única opción".

Ethan se aclaró la garganta. "Seth Tate nos informó que sabía que los presuntos asesinatos de tres humanos fueron hechos por vampiros. Él tiene una orden para mi detención a la mano, y ha amenazado con ejecutar la orden en la semana, si no resolvemos el problema. La oportunidad para investigar surgió, y la tomamos".

"¿El ha ejecutado la orden?"

"Todavía no, pero él––”.

“Entonces tenías opciones", dijo Darius, en un tono que no admitía discusión y nos recordó a todos que mientras Ethan era el Maestro de la Casa, Darius era el Maestro de las Casas.

Y luego volvió su fría mirada azul sobre mí.

"Tu eres la Centinela".

"Lo soy, señor".

"Te ves hecha un lío."

Tuve que trabajar para no alisarme el pelo y mi camiseta arrugada. Había dormido en mi ropa, y mientras me había limpiado un poco en la Casa Grey, estaba segura de que todavía me veía muy mal. Por otro lado, me veía horrible porque había estado trabajando, no porque careciera de las habilidades básicas de higiene.


"Estaba en una misión, señor".

"Así era," Darius murmuró. "¿Y estás regresando a la Casa en este preciso momento? ¿Has atravesado Chicago viéndote de ese modo?"

Esperé para dar a Ethan la oportunidad de ofrecer sugerencias silenciosas, decirme sobre que cosas debía o no decirle a Darius –aunque el gato estuviera ya fuera de la bolsa. Cuando se quedó en silencio, asumí que ese era permiso suficiente y dije la verdad- y nada más que la verdad.

"Ya era tarde, señor. Estábamos corriendo cerca a la salida del sol".

El cigarrillo estaba entre sus dedos, Darius se humedeció los labios, y lentamente cambió su mirada a Ethan. "Ahora es tiempo de perfeccionar la imagen pública, para endulzarla y afilarla, no enviarla arrugada y sucia por la ciudad como una especie de chica-fiestera ya usada".

Me puse rígida ante el insulto, Ethan se agitó en su silla. "Ella es un soldado. Que su campo de batalla sea inusual no hace menos al campo de batalla, ni hace que el uniforme sea menos que un uniforme".

Aprecié que él tomara el golpe por mí, realzó lo que algunos creían que era mi "simple"
status como un soldado en la Casa. Y, honestamente, ¿qué más honorable servicio era ese? ¿Tomando decisiones desde un continente lejano, en una camisa de vestir, fumando cigarrillos de una caja de plata?

Levanté la barbilla y crucé la mirada con la de Darius. "Soy un soldado", confirmé. "Y no tengo reparos sobre eso".

Sus cejas se levantaron con interés. "Y has regresado de una batalla".

"En un modo de hablar."

Darius se sentó en su silla de nuevo. "Has dicho que el evento de esta noche, lo que sea que haya sido, era inusualmente violento". Tomó otra calada, la sospecha manifestada en su rostro. "¿Has ido a otra rave? ¿Tienes una base de comparación?"

"No la tengo”, admití. "La comparación es basada en la información de otras fuentes, y la de un sitio que visité después de los hechos. Nuestra inteligencia dice que las raves en Chicago son pocas y distantes entre sí, y eso–quizás para evitar el riesgo de detectarlas–son generalmente negocios muy íntimos. Unos pocos vampiros como mucho. Eso no es lo que vimos esta última noche".

"Aunque estoy en desacuerdo con sus conclusiones, eso no es un mal reporte". Se volvió a Ethan. "Puedo ver porqué te gusta ella, Ethan".

"Es más que capaz," acordó Ethan. "Pero supongo que una actualización del trabajo de nuestra Centinela no es lo que lo trajo desde el otro lado del charco.".

Darius se inclinó hacia delante y puso el resto del cigarrillo en el cenicero. "Las cuestiones en Chicago, como ustedes saben, están aumentando. Cambia-formas. Rogues. El ataque a su Casa".

Ethan cruzó una pierna sobre otra. "Como ha visto, nos estamos encargando de esas cosas".

"Esas cosas sugieren una decidida falta de organización y control político entre las
Casas de Illinois. Cuando Celina fue reemplazada, te convertiste en el Maestro de más alto nivel en Chicago, Ethan. Es tu responsabilidad, tu deber para con el Presidio, mantener la estabilidad dentro de tu dominio".

Y lo hubiera hecho, pensé, si usted hubiera logrado mantener a Celina en Inglaterra, donde pertenece.

"¿Qué significa eso?", Preguntó Ethan.

"Significa que hay una posibilidad significativa de que la Casa Cadogan sea colocada bajo custodia legal por el Presidio hasta que Chicago este bajo control".

No tenía necesidad de saber los detalles de “bajo custodia legal” para tener la idea general–el PG amenazaba con hacerse cargo de la Casa.

La sala quedó en silencio, al igual que Ethan. La única señal de que él había escuchado la amenaza de Darius era la línea de preocupación marcada entre sus ojos.

"Con el debido respeto, señor, no hay necesidad de esa acción impetuosa”. El tono de Ethan era cuidadosamente neutral, sus palabras eran cuidadosamente moduladas. Sabía que él estaba lleno de emociones–no había forma de que Ethan no estuviera hirviendo sobre la posibilidad de que el PG interviniera y se hiciera cargo de su Casa. Pero estaba haciendo un trabajo impresionante al mantener sus emociones bajo control.

"No estoy enteramente seguro de que eso haya sido con el debido respeto, Ethan. Y como estoy seguro que tú lo apreciarás, colocar una de las Casas de América en custodia legal no es algo que el Presidio tome a la ligera. Nos trae recuerdos incómodos".

"¿Incómodos?" Le pregunté. Probablemente no debería haber hablado, siendo el vampiro de menor rango en la habitación, pero a veces la curiosidad se imponía.

Darius asintió. "La Revolución Americana fue una época difícil para las Casas Británicas y Estadounidenses, como podrás imaginar. El PG aún no se había formado–todavía faltando décadas para su formación–y el Conseil Rouge retenía el poder. Siendo francés, el Conseil apoyó la libertad de las colonias. Siendo británicos, no lo hicimos".

Asentí con comprensión. "Y siendo lo que es la inmortalidad, algunos de aquellos colonos siguen vivos en las Casas de América".

"De hecho".

"Una excelente razón," expuso Ethan, "para evitar la discusión de la custodia legal".

"La discusión ya está en marcha, Ethan. Sé que no apruebas al Presidio o las acciones que tomamos, pero tenemos reglas y procesos por una razón".

¿Entonces Celina puede ignorarlas? Me pregunté.

Llamaron a la puerta, la cual se abrió un poco. Un hombre pulcramente vestido con pantalones de vestir, camisa abotonada, y tirantes–con un torcido cabello castaño ondulado –miró hacia adentro. “Señor, su llamada a las Casas de Nueva York está lista". Su voz era igualmente británica y elegante; debía ser parte del séquito de Darius.

Darius levantó la vista y lo miró. "Gracias, Charlie. Estaré allí en un momento".

Charlie asintió, después desapareció de nuevo a través de la puerta. Cuando se hubo marchado, Darius se puso de pie. El resto de nosotros hizo lo mismo.

"Seguiremos conversando después", dijo Darius, y asintiendo hacia a mí. "Buena suerte con tu continua formación".

"Gracias, Señor".

Cuando se hubo marchado, y la puerta se cerró de nuevo detrás de él, el silencio reinó. Ethan puso los codos en sus rodillas y pasó las manos por su cabello.

"Custodia Legal", repitió Luc. "¿Cuándo fue la última vez que eso pasó?"

"No desde la anterior crisis financiera de La Segunda Guerra Mundial ", respondió Malik. "Muchos, muchos años".

"Está siendo poco razonable," dije, mirando en torno a ellos. "Nada de esto es culpa de Cadogan. Es la culpa de Adam Keene. Es la culpa del PG– Es la culpa de Celina. Estamos pagando las consecuencias de sus malos actos, y ahora ¿quieren poner al PG a cargo de la Casa?"

Ethan se irguió de nuevo. "Esto es lo extenso y lo resumido de eso. El asignado para custodiar entraría en la Casa, iniciará una investigación de los procedimientos de la Casa, y tendrá la autoridad–el PG le concederá la autoridad–para aprobar cada decisión que se haga en la Casa, independientemente de si es grande o pequeña. Un custodio que informe de todas las decisiones al PG, incluyendo a Darius, incluyendo a Celina". Ethan me miró, sus helados ojos verdes. "Y me pregunto si hará relucir el problema de que nuestra Centinela le acaba de informar que Chicago se dirige directo al infierno". Tanto la calma, la serenidad, y el perdonar de Ethan había sido un acto de Darius.

Por desgracia para él, había llegado demasiado lejos para que fuera intimidada por una frase sarcástica o una desagradable mirada. Había salido y enfrentado al peligro por él y la Casa, y no estaba cerca de echarme para atrás porque a él no le gustaban las consecuencias. Le devolví la misma mirada.

La sala quedó en silencio, hasta que Ethan ladró una orden, con la mirada todavía en mí. "Discúlpennos, por favor".

Cuando nadie se movió, miró alrededor de la habitación. "No estaba pidiendo permiso."

Eso fue suficiente para enviar a Luc y Malik corriendo hacia la puerta, ambos me ofrecieron miradas simpáticas.

No fue hasta que nos quedamos solos, la puerta cerrada detrás de ellos, que Ethan finalmente apartó la vista. Por un minuto, se sentó en silencio, con la espalda rígida.

Finalmente, regresó a su escritorio y se instaló detrás de él, poniendo el espacio–y el mobiliario–entre nosotros.

Lo había conocido lo suficiente como para llamarlo "típico Sullivan". Era el tipo de acción que habríamos añadido al juego de beber Ethan Sullivan, cayendo en algún lugar entre sus imperiosas cejas arqueadas y su hábito de referirse a cualquier Noviciado en su Casa por la posición, en lugar de por su nombre.

"Centinela", dijo finalmente, uniendo los dedos sobre su escritorio.

Di un paso hacia adelante, con la intención de hacerle creer lo mucho que lamentaba haberle dicho descuidadamente a Darius. "Ethan, lo siento. Estabas en el teléfono, y no se me ocurrió ver si había alguien detrás de mí".

Él levantó una mano. "Le dijiste donde habías ido. No estoy seguro de si estrangularte ahora o simplemente dejar que el Presidium me ayude y que ellos lo hicieran".

Si yo fuera él, también me estrangularía. Solo asintí.

Cuando Ethan finalmente me miró otra vez, había desesperación en sus ojos.

"Un custodio. En mi maldita casa. Una Casa que he vigilado, guiado, criando cuando es necesario. ¿Sabes que insulto es ese? Tener un administrador–algún especialista en organización que no puede guiar a unos vampiros con un mapa y una brújula–¿me reemplazará? Diciéndome lo que he hecho bien o mal, ¿cómo debería "arreglar" las cosas que he roto?".
Mi corazón se apretó con simpatía. Debió haber sido difícil de escuchar que no sólo el líder supremo de los vampiros no estaba contento con su trabajo, pero que estuviera considerando enviar a alguien del otro lado del charco para asegurarse de que el trabajo era realizado correctamente. No me habría encantado, tampoco. ¿Y lo peor? Esto era al menos en parte mi culpa. Quiero decir, parecía poco probable que Darius hubiera viajado tan lejos si no tuviera dudas sobre la Casa, pero eso no significaba que no lo empujaría sobre el borde de la custodia.

"Esta casa es vieja, Mérit. Se trata de una respetable Casa. El nombramiento de un custodio es una bofetada en la cara". Él miraba lejos, sacudiendo la cabeza con tristeza. "¿Cómo no puedo tomar eso como un insulto a todo lo que he hecho desde la muerte de Peter?".

Ese Peter era Peter Cadogan, homónimo de la Casa y primer maestro. El hombre que había tenido las riendas hasta su muerte, cuando Ethan se hizo cargo.

"Lo tomaría como algo personal, también".

Ethan ladró una risa. “Difícilmente eso lo tomaría como algo personal, Centinela. Es que es eso, es una bofetada contra mí y Malik, Luc, Helen–todo el personal. Cada iniciado, cada Noviciado que ha servido. Cada sacrificio hecho. Tu básicamente le dijiste que no tenemos las cosas claras".

"No sabemos si lo que vimos anoche es común. Eso no era media docena de vampiros y un par de seres humanos, Ethan. Allí eran decenas de vampiros, decenas de seres humanos. La fiesta era enorme, era estridente, y no era sólo sobre un poco privacidad".

"Así que no era una rave".

"No el tipo de raves que conocíamos antes. Los vampiros se encontraban en el borde, en el espesor de la magia. Los vampiros estaban buscando pelea por todo el lugar".

"¿Tu y Noah tuvieron que defenderse?".

Odiaba mentir a Ethan. Lo odiaba. Pero no era justo por mi parte limpiar mi conciencia a expensas de Jonah, así que me lo tragué y jugué con la historia.

"Defendernos, sí. No nos envolvimos en cualquier lucha secundaria, aunque las cosas se pusieron desagradables cuando hicimos nuestra salida. Había encontrado un humano que necesitaba ayuda–drogada o glamourada; no estoy segura que era. Necesitaba salir, y allí eran pocos los vampiros que no estaban contentos de verla irse. Noah derramó sangre como una distracción, y los vampiros se volvieron locos. El lugar estalló en lucha, pero logramos sacarla y la enviamos a casa. Ella estaba suficientemente agradecida–lo suficientemente avergonzada–no pensé que ella nos causaría problemas en el camino”.

Suspiré y miré hacia otro lado. "Odio decir esto, Ethan. Me mortifica tener que pensar acerca de una mujer en una mala posición como una carga. Ella se hizo mercancía para estos vampiros. Eso no debería suceder dos veces. No por nosotros".

Miré de nuevo a él, y agradecí la simpatía en sus ojos.

"Eres un vampiro muy humano", dijo cariñosamente.

"Si tu lo dices".

"Una vez lo consideré una carga. Y para algunos vampiros, todavía lo hago. Pero por ti–esperaremos que no te drenen".

Nos quedamos en silencio por un momento, mirándonos. Finalmente rompí el silencio. Alcancé el interior de mi bolsillo, saqué el sobre, y se lo entregué. "Esto es por lo que pensamos que los humanos pudieron haber sido drogados".

Ethan inspeccionó el sobre, luego puso las pastillas en su mano. "¿Qué es V?"

"No lo sé. Asumo que representa "Vampiro". ¿cuál es el chiste? El humano que me lo dio, Sarah, había aprendido acerca de la rave en el Temple Bar".

Su mirada fue fría. "Alguien está utilizando el bar de la Casa Cadogan para atraer humanos?".

"Ese parece ser el caso".

Un músculo en su mejilla tembló, pero después de un momento, pareció relajarse de nuevo.

"Al menos lograste no decirle a Darius acerca de eso".

Había una sonrisa en sus ojos que me hizo sonreír.

"Agradezcamos a Dios por los pequeños milagros", estuve de acuerdo. "Sarah dijo que escuchó acerca de la rave por un chico... y una mujer llamada Marie".

Ethan se congeló, antes de regresar las píldoras al sobre. "Hay probablemente cientos de mujeres llamadas Marie en Chicago".

"Es verdad," estuve de acuerdo.

Me entregó el sobre. "No hay manera de saber que era Celina. Ella no ha usado ese nombre en dos siglos".

"Eso también es verdad” dije, tocando el sobre con mis dedos.

"Usualmente tienes mas argumentos sobre este punto".

"Usualmente tengo más pruebas para seguir adelante".

Él sonrió. "Todavía podríamos hacer de ti una Centinela".

Por supuesto, mientras que usualmente tenía más evidencia de que Celina estaba involucrada en algo desagradable, eso no cambiaba los hechos... "Es que aún es mucha coincidencia que la rave sea promocionada usando uno de los anteriores alias de Celina".

"Un alias que nos ha dejado sabotear siendo la última vez que lo usa ", me recordó Ethan. Él tenía una punto–Celina envió e-mails incriminatorios a Peter como "Marie Collette". Pero el había olvidado un hecho clave.

"Celina no sabía que habíamos rastreado ese e-mail en particular, ella usaba otra media docena. Y no sabe como encontramos los que son acerca de Peter. Ella sólo sabe que él dejó de seguir sus órdenes. Y, lo más importante, probablemente no sabía que ella lo había atrapado. ¿Cuáles son las probabilidades de que una chica en particular tuviera que decirme sobre alguien llamada 'Marie' atraía humanos frente a un bar?"

"¿Cuáles son las probabilidades de que Celina utilizaría un alias que pudiéramos identificar afuera de nuestro propio bar?"

Bueno, dicho así, no suena tan convincente.

"Solo porque en este momento no tengo todas las evidencias no significa que no hay pruebas que encontrar".

"Y así comienza", murmuró, y luego levantó la mirada, ya no se divertía. "Mérit, el jefe del GP está a unos pasos de nosotros en este momento. Te estoy ordenando que no divulgues su nombre de nuevo––".

Cuando abrí mi boca para objetar, levantó una mano.

"Hasta que no haya más evidencia que un nombre ella podría o no usarlo. Ahora considero que el tema se ha terminado. ¿Entendido?"

"Entendido", le dije, entonces mojé mis labios. "¿confías en mí?"

Su mirada fue un poco más seductora de lo que podría preocuparme. "¿confío en ti?"

"No suena como a Darius esperando a que me ensucie las manos. Pero este es mi trabajo, y francamente, soy buena en eso.

"Para sorpresa de todos."
Le puse una cara petulante. "Sabemos que algo raro está pasando ahí fuera. Si la escena de la rave es la forma en que entraremos y las cerraremos–al modo en que hacemos que los vampiros no estén por ahí sacrificando humanos en masa, entonces–seguiremos el itinerario de la rave. Necesito salir de nuevo, y necesitamos mantener tirando esta cadena".

"No se puede ser un enemigo del GP. Y no sólo porque eres un miembro de esta Casa", agregó preventivamente a mi estrecha mirada. "Comprendo tu impaciencia y el honor de tu compromiso. Pero si ellos creen que tu postura es en contra de ellos, te harán declinar, Mérit. Su soberanía es importante. Celina vive porque no ha desafiado esa soberanía, si tú lo retas, supondrían una amenaza directa a Darius y los demás. Y ese será tu principio y fin".

“Lo sé. Pero esa no es razón suficiente para permitirles romper a la ciudad en partes".

Su expresión–mitad resignación dolorosa, mitad orgullo–reflejado en mis propias emociones. "No te estoy entrenando, invirtiendo en ti, para poder darte al GP como una especie de sacrificio de la Ciudad de los Vientos".

Su voz era suave, seria, pero allí estaba la emoción en sus ojos. Emoción real.

"No tengo la intención de ser un sacrificio. Y tampoco intento dejarte ser uno".

Miró hacia otro lado. "Ellos tienen un ojo puesto en la Casa. Ellos sabrán lo que estamos haciendo".

Aquí viene el pateador, pensé, reforzándome. “No si tu no estás involucrado".

Hizo una pausa, evidentemente sorprendido, luego se inclinó hacia atrás en su silla. Podría estar nervioso acerca de la idea, pero desperté su interés. "¿Qué significa?"

"Significa que tengo amigos poderosos. Mallory. Catcher. Gabriel. Mi abuelo. Noah”. No mencioné a Jonah y al resto de la Guardia Roja. "Puedo trabajar con ellos para lograr que el GP no logre permitirte hacerlo".

Frunció el ceño, Ethan se sentó de nuevo y acomodaba unos papeles ausentemente sobre su escritorio. Después de un momento, negó con la cabeza. "Si tu estás trabajando sin mi autorización, también estas trabajando sin mi protección. Y si te ves atrapada, al GP no le gustará la idea de una Centinela incontrolable corriendo por Chicago".

"Pero van a permitir que un ex-Maestro incontrolable corra alrededor de Chicago?"

"Ella sólo mató a humanos", me recordó secamente. "Estamos hablando de un desafío al GP".

"Estoy hablando de hacer lo que sea necesario, y lo que es correcto. Tenemos manifestantes humanos afuera y un alcalde que tratará de poner a Dios en tu contra y a la Casa para que pueda hacerse de un nombre por sí mismo. También tenemos muchos vampiros realmente cabreados que comenzaran una lucha sin provocación sólo por que se divierten con hacerlo. ¿Esperaras a que corran alrededor de Chicago? Además," agregué en voz baja, sabiendo que él necesitaba escucharlo, "Ahora soy más fuerte de lo que era antes. Ahora estoy más calificada de lo que era antes".

Él me miró, la preocupación se estiraba en sus ojos.

Dios, odiaba verlo preocupado. Odiaba lo que había hecho para ponerlo así. Y aún así fui hacia él, todas las razones para lo contrario. Me deslicé entre su silla y el escritorio, y cuando se inclinó hacia mí y apoyó la frente en mi abdomen, deslicé los dedos en la gruesa seda de su pelo dorado.

"Seré cuidadosa".

Ethan gruñó y envolvió sus manos alrededor de mi cintura. Pasé mis dedos por su pelo–el mismo movimiento una y otra vez–y luego tracé las yemas de mis dedos por su espalda. Poco a poco, sentía la tensión salir de sus hombros.

Miró de nuevo, sus ojos eran ahora verdes piscinas centellantes.

Sonreí hacia él. “Pareces borracho".

"Me siento... relajado".

No confiaba en que no cruzaría más líneas de las que ya había saltado, así solté sus manos y me alejé, luego me moví alrededor de su escritorio y me senté del otro lado.

Me imaginé que vería la irritación en sus ojos cuando le devolví la mirada. Por segunda vez, me sorprendió. Sonreía, del tipo honesto, humilde, una dulce sonrisa.

"Tal vez estoy mejorando en esto?", preguntó. "¿Mejor cortejarte en la manera en que debes ser cortejada?".

Crucé una pierna sobre la otra y encontré su mirada. "Mi trabajo es asegurar la santidad de esta Casa. El velar por la cordura del Maestro pareciera ser un buen comienzo".

"¿Es esa la historia a la que te estás apegando?"

"Esa es mi respuesta."

"No me lo trago".

Esbocé una sonrisa, los ojos medio escondidos debajo de mis pestañas. "No tienes que hacerlo".
"Hmmph", dijo, pero estaba claramente satisfecho por la réplica.

Esta vez, fue él quien tomó la ofensiva. Se puso de pie, se movió alrededor de su escritorio y fue hacia mí. Me enderecé, cada nervio de mi cuerpo en estado de alerta mientras se acercaba. Cuando llegó a mí, me tomó las manos, el mismo movimiento que el alcalde Tate había usado hace un par de noches.

"Estoy suficientemente consciente como para admitir que prefiero tener el control ", dijo. "Es una consecuencia, que pienso, es la responsabilidad de mantener esta Casa. Pero te dije lo que siento por ti––"

“No, en realidad".

Parpadeó. "¿perdón?"

Le di una sonrisa. "Me dijiste que estabas empezando a recordar cómo se sentía el amar a alguien. No hiciste una confesión específica hacia a mí".

Sus labios estaban apretados, pero fue suficientemente inteligente para hacer la pregunta pertinente. "¿Va a hacer una diferencia si digo eso?"

"No. Pero una chica le gusta sentirse apreciada".

La única advertencia que tuve fue el flash en sus ojos antes de que se moviera, se puso de rodillas. Me quedé helada, mi estómago se apretó. Aparté mis bromas, un chico sobre sus rodillas significaba que no estabas preparada para escuchar esas cosas.

Ethan se adelantó y deslizó una mano alrededor de mi cuello, su pulgar trazaba el punto donde se encontraba el pulso. "Mérit, te a––"

"No lo hagas". Sabía que lo había incitado a eso, pero no significaba que yo estaba lista para esas palabras. Podía escuchar los ruegos en mi voz, pero me las arreglé para detenerlo antes de que saliera la palabra con A. "No lo digas. Expresándolo allí sólo hará más difíciles nuestros puestos de trabajo".

"No me siento halagado por el hecho de que no estas segura de si lo estoy diciendo en serio o no".

"¿Y tú?"

Me dio una mirada plana, pero luego su expresión cambió a algo mucho más significativo. Y eso hizo que me preocupara.

"¿Qué?" Le pregunté.

"Somos vampiros."

"Soy consciente de ello".

"Como vampiros, ofrecemos, negociamos, y honramos nuestros acuerdos".

Levanté las cejas. "¿Y qué acuerdo estas intentando establecer?"

"Quiero un beso. Un beso ", añadió, antes de que pudiera cuestionar con él, "y voy a mantener la declaración para mí mismo. Un beso, y después cesaré al flirteo, como tu lo llamas, a menos que y hasta que tú vengas a mí con tus propias declaraciones".

Deslicé una mirada para ver su expresión. La psicología inversa no estaba más allá de él, y el trato no tenía mucho sentido contradictorio. No podía negar la atracción entre nosotros, pero me sentía bastante segura de que manejaría no hacer insinuaciones sexuales a mi jefe.

"¿Un beso?" Reiteré.

"Un beso".

“Trato hecho” dije. Con la esperanza de soltar el arma, cerré los ojos y le ofrecí los labios fruncidos. Ethan se echó a reír, pero ignorándome el tiempo suficiente para abrir un ojo.

"No creas que lo vas a conseguir fácilmente". La mano en mi cuello se deslizó hacia abajo, su pulgar apoyado en el hueco de la base de mi cuello, el resto de los dedos extendidos a través de mi clavícula. Sus ojos verdes se quedaron extrañamente sobre los míos, al menos hasta que sus pestañas enredadas bajaron y él se movió.

Pero no me besó.

Su boca se cernía un poco más allá de la mía, estaba fuera de alcance sólo en la medida que se negaba a lanzarse hacia delante–y se negaba a ejecutar la negociación.

"Estás haciendo trampa", murmuré. Estaba decidiendo acerca de si me alegraba de ello o no. Tenía miedo de que sus labios tocaran los míos, perdería la voluntad de resistir, y tenía miedo de que si cedía, perdería mi corazón otra vez.

Ethan negó con la cabeza. "Dije un beso, y lo dije en serio. Un beso, mis términos, reclama en el momento adecuado".

De repente, cambió su boca a mi oído, sus dientes rozando el lóbulo. Me estremecí por la chispa que cantaba por mi espalda, mis ojos retrocedieron por el ridículo placer de eso.

"Este no es un beso", susurró, sus labios en mi oreja.

"Tampoco está el espíritu de la negociación".
"No hay que centrarse en los formalidades, Mérit".

Y entonces sus labios regresaron de nuevo, situándose en contra de mi mandíbula, burlándose con la posibilidad de que podría hacerlo.

Con la anticipación de eso.

Encontré la necesidad de dar un paso adelante, para impulsar a mis labios contra él para hacer algo. Para empujar a mis labios contra él porque me estaba incitado a ello.

"Voy a tenerte en mi cama de nuevo, Centinela. A mi lado. Es una promesa".

"¿Quieres decir que te estas burlando dentro de esta seducción?"

"¿Está funcionando?"

Mi respuesta fue menos una palabra que un quejido frustrado. Estaba lo suficientemente consciente de saber que la única cosa que me gustaba era esperar a no conseguir lo que quería. En mi experiencia, esperaba que fuera divertido más a menudo.

Por otro lado, se trataba de un juego que podía fácilmente ser jugado por dos.

Levanté la mano y empujé un mechón de pelo detrás de su oreja, después, tracé la línea de sus cejas y la mandíbula con un dedo, bebía la mirada en cada parte de su cara, desde los perfectos pómulos a los grandes labios.

Esta vez, él se congeló.

Enrojecido con el poder femenino, tracé la línea de su cuello, envolví un puño en la parte superior de su camisa y tiré hacia adelante.

Sus ojos se abrieron, y le regresé una sonrisa.

Esta vez, lo torturé, rozando mis labios a lo largo de la línea de su mandíbula, y luego a su oído. Mordí delicadamente, lo suficiente para escuchar un pesado suspiro. No estaba segura de lo que significaba, si lo estaba torturando porque pensaba que merecía ser objeto de burlas al igual que él me había estado molestado, o si quería la satisfacción de hacerlo por mi cuenta.

Mi corazón latía con fuerza, el ritmo acelerado por el miedo, el temor y el simple deseo.

"¿Te gusta ser objeto de la burla?" Susurré.

"Me gustan los preliminares", dijo, palabras de confianza, pero su voz era áspera por la excitación.

Tomé el filo de su voz ronca como referencia. Quería burlarme de él, no nos empujaría más allá del punto sin retorno. Puse una mano plana contra el pecho de Ethan y lo empujé hacia atrás. Se levantó tambaleándose sobre sus pies, mirando hacia a mí con frustración en los ojos.

Una cucharada de su propia medicina, pensé. Estar así de cerca de algo que quería... y aún así estar tan lejos.

Me puse de pie, caminé alrededor de la silla y me fui hacia la puerta, luego dejé escapar un suspiro y enderecé mi cola de caballo.

"Eso es todo?"

Mi corazón latía como un tambor, la sangre corría por mis venas más rápido de lo que debería estar. "Un beso, me dijiste. Tuviste tu oportunidad de tomarlo".

Ethan se humedeció los labios, se arregló el cuello, y regresó a su escritorio. Se sentó en su silla, después me miró, había algo suave en sus ojos.

"Un beso", prometió. "Y después de eso, la próxima vez que nos toquemos, será porque tu me lo pides".

No fui tan ingenua como para decirle que no preguntaría, negar que yo lo buscaría de nuevo. Lo sabía mejor; los dos lo sabíamos mejor.

"Tengo miedo", finalmente confesé.

“Lo sé". Su voz era tranquila. “Lo sé, y me mata esa expresión de miedo en tus ojos".

Los dos nos quedamos en silencio por un momento.

"¿Cuál es el siguiente paso?", pregunté, regresándolo de nuevo al negocio una vez más.

"¿Una bebida fuerte?"

Abrí la boca para responder, pero luego se me ocurrió algo. Pensé en lo que Sarah había dicho, y luego hice un gesto hacia sus muebles nuevos y relucientes. "Ya sabes, una bebida fuerte no puede ser tan mala idea".

"¿Te has decidido finalmente al alcohol, Centinela?"

Le sonreí de nuevo a él, un brillo en mis ojos. "Estamos llegando al final de la construcción. Tal vez debería reunir a algunos noviciados para tomar una copa en Temple Bar".

Sus ojos se abrieron apreciativamente. "Ofreciendo una oportunidad casual de investigar si alguien está usando mi bar para reclutar víctimas humanas. Buena idea, Centinela".

"No sé de lo que estás hablando, Sullivan. Estoy hablando de un par de copas con mis amigas. "

Nos quedamos en silencio durante un momento, el nuevo trato solidificado entre nosotros. Yo era los ojos y oídos de Ethan, su herramienta para resolver el presente problema con Tate. Pero además de mantenerlo a salvo, no podía darle más información que la necesaria. No estaba loca por tomarlo contra el GP, y yo todavía no tenía mucha experiencia jugando al Centinela sin Ethan a mi lado, pero me gustaba la idea de jugar al Centinela sin la constante lucha entre la química de Ethan, yo y el peligro que traía consigo.

Miró su reloj. "En caso de que estés vagamente curiosa, Darius, sin duda, estará de regreso para dar amenazas adicionales, pero finalmente se retirará al Trump. Una combinación entre jet y cárcel vampiro. Si te diriges al bar, en digamos, tres horas, probablemente te extrañará por completo".

"Qué mala suerte". El acuerdo quedó hecho, me dirigí hacia la puerta. "Voy a mantenerte informado sobre cualquier los especiales pertinentes de bebidas".

"¿Centinela?"

Miré hacia atrás.

"La próxima vez que te sientas conversadora, no te olvides de ver primero la habitación".

Traducido por Chelo.


PD: Corregí el capitulo por la mitad porque tengo que irme a estudiar para un examen, y generalmente me lleva mas tiempo corregir que traducir. Corregir no es lo mio ya ven. Asi que el capítulo a la perfección va a estar cuando tengamos el libro completo para descargar. Y de nuevo les pido que si ya leyeron el libro, se guarden cualquier comentario que puede spoilear a otras lectoras. Gracias.

Marijose  – (31 de mayo de 2011, 12:08)  

la metedura de pata de merit... en fin.. y ke pena, con lo ke me gusta la tension entre ella y ethan... jooo :(

Anne Polet  – (31 de mayo de 2011, 21:05)  

ah!!!! me tienen mas q expectante!!! y ellos y su tension sexual!!!1 xD muchas gracias por el capitulo ojala que suban luego el otro... gracias de nuevo aioz!

Anónimo –   – (1 de junio de 2011, 4:15)  

Muchas gracias por el capitulo. Se resisten las ganas de leer cuando sera el beso
saludos

mia, Buenos Aires.

Anónimo –   – (1 de junio de 2011, 17:02)  

guau esto se esta poniendo mejor
ethan es persistente me gusta
muchas gracias
chiks lesm mando saludos

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