Capítulo 6 / El vampiro en mis sueños
Capítulo Seis
LOS SUEÑOS
Furiosa con Dominic, pero incapaz de mantenerme despierta más tiempo para sostener el rencor, mis ojos se cerraron y mi mundo colisionó, cambió y colapsó. En su lugar vi un nuevo mundo, pasado de tiempo, extraño, fugazmente-totalmente raro.
A través de los ojos de Dominic, vi visiones del pasado como un forastero, observé la historia revelarse-al menos una fracción de la historia de Dominic.
Una versión ligeramente más vieja de Dominic, su cabello tan oscuro pero pinchudo, sus ojos más claros, sus labios más finos. “Cuántas veces debo decírtelo, Dominic? No te metas con brujas!”
“Hey, James, ella me sonrió a mí. Está interesada.”
Él estaba equivocado. Yo sabía que estaba equivocado.
James sacudió su cabeza. “Ella le estaba sonriendo al hechicero que estaba comiendo una hamburguesa al otro lado del restaurante. No a ti.”
Sí, escucha a James. Él tiene razón.
Dominic golpeó a su hermano en el hombro. “Según tú. Solo mira esto.”
Cada nervio se tensó, podía ver a donde se dirigía todo esto, pero era incapaz de detener sus futuros movimientos.
Las tres brujas sentadas en la mesa amarilla. La pelirroja, Carissa Merriweather, mojó una papa frita en salsa ketchup, la morena, Linnie Armstrong, lamió la mostaza fuera de la hamburguesa, cubriendo su lengua de amarillo, y la rubia, Pequeña Señorita Perfecta Debbie Damint-la que había capturado el interés de Dominic-arrojó su pelo hacia atrás, luego tomó un mordisco de su emparedado de pollo.
Debía alejarme. Ninguna de esas chicas aguantaría a un molesto chico humano. Pero me estaba moviendo como un tren sin frenos por el camino de una inflexible chica-con poderes desconocidos-y estaba segura de que sufriría las consecuencias amorosas.
“Hey,” Dominic le dijo a Debbie. Sus ojos azules chispearon con la luz fluorescente, y él pensó que era la chica más hermosa que había visto en un largo tiempo. Especialmente cuando ella le había sonreído.
Pero tan pronto como él abrió la boca para decir algo más, la bruja se paró, su rostro duro. “Qué es lo que quieres?” Sus palabras y sus ojos eran helados.
Yo nunca la había visto reaccionar tan vehementemente, pero otra vez, ella ponía sus encantos en hechiceros no en humanos. Inmediatamente, quise moverme fuera de su camino antes de que hiciera algo desagradable. Lo quise hacer, pero estaba congelada a la baldosa del suelo.
Dominic debería haber tomado el consejo. Él debería haber escuchado a su hermano, pero estaba seguro de que ella le había sonreído, no a tal hechicero. “Te gustaría ir a ver una película conmigo más tarde en la noche?”
“Piérdete,” ella gruñó.
Sí, piérdete. Buen consejo. Y si pudiera, hubiera hecho caso de él.
Pero Dominic no lo estaba comprando. Tan lejos como él estaba enterado, la bruja no lo quería decir. Las otras chicas se rieron y él supo que era por ellas que la chica había cambiado su actitud.
Pero estaba equivocado. Y si no se retiraba, algo malo iba a suceder.
“Conviértelo en un sapo,” Carissa dijo, sus ojos verdes ensanchándose.
“Sí, uno verrugoso, cosa viscosa,” Linnie, el loro de las tres, estuvo de acuerdo, asintiendo con la cabeza, luego tomando otro sorbo de su soda.
Esperé y recé porque las brujas no fueran nada buenas con los hechizos. Debbie no estaba en ninguna de mis clases excepto P.E., aunque había oído que era un genio en pociones. No tenía idea sobre las otras chicas y sus habilidades con los hechizos.
Dominic sonrió. La rubia de ojos azules no haría una cosa tan ruin.
Yo lo sabía mejor. La mirada fresca en los ojos de Debbie, la manera en que sus labios empezaron a moverse silenciosamente. Traté de neutralizar el hechizo, pero no tuve éxito. El hechizo trabajó a su manera con cada molécula de mi cuerpo, encogiendo y cambiando las células. El ritmo de los latidos de mi corazón pasaron del de un asustado conejo al de algo mucho más pequeño.
En un latido de corazón, Dominic se encontró a sí mismo mirando desde el suelo, su voz croando, su piel cubierta de hoyuelos verde oliva y definitivamente viscosa. Las brujas rieron.
“Oh, Dios,” rechiné fuera. Todos se habían vuelto gigantes, elevándose por encima de mí, mirándome fijamente. Las muchachas tenían sonrisas repugnantes, sus ojos negros por el humor, mientras James miraba como si estuviera a punto de enfermarse. Me sentí increíblemente baja, como mi alrededor, cuerpo gordo abrazando el suelo. Peor, una mosca revoloteando atrapó mi atención y tuve el peor impulso de atraparla con mi lengua. Ewww.
James le suplicó a Debbie. “Le has enseñado una lección. Por favor conviértelo.”
“Nah,” Carissa dijo, girando un rizo rojo alrededor de sus dedos. “Déjalo de ese modo por lo menos hasta la noche.”
Una chica gritó cuando vio a Dominic. El escuálido gerente, quién parecía ser un estudiante tratando de ganar algo de dinero extra, limpió sus manos en un delantal y se apresuró hasta el lugar. Sus cejas se surcaron y señaló hacia Dominic. “Saca a la rana fuera de aquí.”
“Sapo,” Carissa dijo, burlándose. “Las ranas pueden convertirse en guapos príncipes. Los sapos se suponen que sean una sola cosa-sapos habitantes del lodo.”
“Por favor, prometo llevarlo a casa conmigo y esta será la última vez que sabrán de él.” James dijo.
Por favor, escuchen a James.
Los labios de Debbie se curvaron. Dominic sabía que ella lo cambiaría nuevamente.
Yo sabía que no lo haría.
Pero Dominic pensó que ella solamente lo había cambiado en primer lugar debido a sus amigas.
Yo sabía que no era cierto.
Por media hora, el gerente insistió en que ellos lo llevaran afuera, James le suplicó a la bruja, y Dominic pidió un baño de barro para su picante, piel seca.
Y yo no podía esperar para salir de esta pesadilla mientras otra mosca zumbaba cerca y estaba perdiendo el control sobre mis punzadas de hambre.
Luego una bruja mayor y sus niños entraron al restaurante y tan pronto como ella lo hizo, Debbie y las otras chicas lucieron preocupadas.
Claro, usar magia en humanos para el entretenimiento de una bruja o hechicero no estaba permitido. Y si pudiera, le hubiera enseñado a Debbie algunos hechizos por cuenta propia, si pudiera recordarlos.
Debbie meneó sus dedos rápidamente en el aire y dijo alguna encantación bajo su respiración.
Instantáneamente, sentí alivio. Estaba casi al nivel de James otra vez, mi piel buena y lisa, y mi voz nuevamente normal.
Antes de que Dominic pudiera hablar, James le dio un tirón y lo sacó fuera.
“De todos los planes bobos tuyos. No puedo creer que te hayas metido en esto.”
“No le digas a Mamá y a Papá, está bien?”
Tuve el presentimiento de que pasaría. Por favor, por favor no les digas sobre esto. Ellos probablemente me castigarían por un buen mes.
James sacudió la cabeza.
Niños riendo en una mesa exterior, el picante aroma de las hamburguesas asadas saliendo del restaurante, la sensación del aire caliente presionando contra mí se desvaneció en la nada.
Luego como si las luces en un teatro fueran encendidas repentinamente, y la obra estuviera a punto de comenzar, me encontré nuevamente dentro del lugar de las hamburguesas, diferentes autos aparcados en la puerta frontal, diferente gerente escuálido y una chica que parecía estar en un verdadero problema.
Lynetta batió sus largas pestañeas negras tan pronto como ella espió a Dominic en el Puesto de las Hamburguesas. Su incitadora sonrisa era perfectamente genuina. Y cuando apuntó un dedo hacia él y lo torció, indicándole con el gesto que se uniera a ella, él supo que era un sueño vuelto realidad.
Pero traté de advertirle-ella es un vampiro! No te le acerques!
Aunque usualmente le gustaban las rubias de ojos azules, el cabello y ojos de esta chica era tan negros como el brillante ónix-insondable.
Él parecía volar a través del lugar de las hamburguesas atestado de gente para unirse con ella.
No, no el lugar de las hamburguesas. Nosotros estábamos repentinamente en un oscuro callejón al otro lado de la calle, el olor de asfalto húmedo por la reciente lluvia y el olor de la basura de cocina en un contenedor repleto se mezclaban en el aire. ¿Cómo en el mundo habíamos llegado allí?
Por un momento me sentí desorientada, mi estómago arremolinándose con una extraña sensación, como si hubiera estado girando en un Sombrero Enojado en las tazas de té (se refiere a un juego de los parques de diversiones) y se hubiera detenido repentinamente.
Lynetta tiró a Dominic entre sus brazos y comenzó a besarlo como si no hubiera un mañana.
No hubiera un mañana. No... no, no habrá un mañana si la dejas hacer esto!
De repente los olores nocivos desaparecieron. Nada existía aparte de la mujer presionando su cuerpo agradable y cerca. Sus labios llenos sabían como fruta prohibida-un dulce vino. El contenido alcohólico casi lo hizo desmayarse con impetuosidad.
No, no, no el vino. La mujer. La vampiro!
Ella lamió sus labios, separándolos, luego enrolló su lengua con la suya. Él gimió.
Lo podía haber pateado. Haberlo liberado del hechizo de la vampiro! Ella es vieja!
Espera... espera, demasiado vieja para ti. Y realmente malas noticias.
Sus manos todavía sostenían su rostro, sus ojos cerrados, él estaba enamorado.
Idiota!
Y luego sus dientes rozaron su cuello. El preludio al mordisco.
Libérate! No quiero sentir esto. Traté de separarme.
Sus labios acariciaron su garganta y él pudo apenas estar de pie cuando ella lo mordió. Duro.
El dolor, pinchazos como puñaladas, la sensación ardiente, quise colapsar. Mis rodillas se debilitaron. Mis sentidos fallaron. Me sentía como si estuviera cayéndome de una cápsula espacial, abandonada en el vacío.
Su sangre estaba en los labios de él, en su lengua y debajo de su garganta. Y luego todo lo que él recordaba era estar solo en un oscuro callejón, sin señales de la chica, su mente cambiando, su piel pálida, y extrañas imágenes estaban cruzándose debajo de sus ojos.
No quería ver que era lo que ocurría después, mi estómago contraído, mis puños formándose debajo de mi almohada, pero no era lo suficientemente poderosa para detener esto.
Dominic cerró sus ojos, tratando de bloquear fuera las extrañas imágenes flotando a través de su cansado cerebro, pero no lo logró. Se reclinó contra la pared de ladrillos del oscuro callejón, su estómago dando vueltas.
Quería irme, regresar a casa, segura, lejos del mundo en el que me encontraba. Pero estaba lejos, muy lejos de casa, en un diferente tiempo y lugar.
La plaga había golpeado duramente a Inglaterra y cientos de personas habían muerto en la ciudad. Incluso el príncipe de la corona se había enfermado, pero cuando Lynetta pensó que ella no podría tomar otra respiración, algo sucedió. Débil por la inanición, apenas se podía mover, pero su garganta quemaba como si estuviera prendida fuego, y ella ansiaba sangre como nunca había deseado algo antes. Todos en su familia-su madre, padre, tías y sus dos hermanas-habían muerto, sus cuerpos habían sido quemados con el resto de las víctimas de la plaga, su casa había sido declarada en ruina.
Los olores aquí eran incluso peor que los del callejón en donde estaba hacia momentos.
Una vela ya no iluminaba la habitación tarde a la noche, pero Lynetta podía ver la habitación como si estuviera iluminada por el cebo flameante. El sonido de una rata escurriéndose a través del suelo en la oscuridad atrapó su atención, y ella hasta podía oír el sonido de los latidos de su corazón. Cada músculo estaba rígido y frío, ella rodó fuera del colchón de paja y se dirigió hacia la rata.
El pánico me llenó. No, no. Las ratas llevan la plaga. No toques la rata!
Con un esfuerzo monumental, se dirigió en picado hasta el roedor. Pero en vez de estrellarse contra la mesa donde la rata se escondió por seguridad, ella medio se deslizó, medio voló.
La sensación me hizo sentir como si me hubieran crecido alas, mi cuerpo ingrávido. Por un instante me olvidé de la rata. Pero entonces los rugidos en mi barriga crecieron.
Lynetta no pensó haberlo hecho a tiempo para alcanzar al escurridizo roedor. Y ella realmente no estaba segura de lo que haría con la cochina criatura si la atrapaba. Pero en el siguiente instante, ella lo sostenía en sus manos, arrancó su cabeza y estaba bebiendo de su templada sangre. Y amando cada gota de ella.
Yo me estremecí, incapaz de conseguir sacar la imagen de la piel y la sangre fuera de mi cerebro, o el sabor del bicho fuera de mi boca. Sangre cruda, asquerosa, todavía el sabor de ésta caliente contra mi lengua hacía reaparecer el deseo.
“Hambrienta?” Un hombre preguntó, entrando a la habitación de Lynetta. “Mi nombre es Conde William Dubois, a su servicio.” Él hizo una gran reverencia como si ella fuera la reina de Inglaterra.
Lo miré fijamente. Mi Dios. Él lucía como... como Dominic.
Ojos y cabello oscuro, el hombre tenía seis pies de altura, su piel pálida, sus labios manchados con sangre y se alzó nuevamente con una sensual sonrisa.
“Lynetta Tolliver,” ella dijo, estrechando fuera su mano. Él desapareció y reapareció ante ella, agarró su mano, y la besó con gran fineza.
Casi me desmayo.
Lynetta casi lo hace, también, pero ella no pensó que era por la gallardía del caballero, sino que era porque estaba enferma y hambrienta.
Imágenes de él con ella a lo largo de los siglos pasaron ante mis ojos como series de video clips cambiantes. Luego vi como otro vampiro rasgaba la garganta de William y Lynetta mataba al asesino de su amante. Todo sucedió rápidamente, era casi un borrón.
Peligrosa y salvaje, ella quiso a alguien más, alguien para remplazar a William, y comenzó a acechar las calles de su nuevo amante.
Espiando a Dominic Vorchowsky en el lugar de reunión adolescente, ella ondeó su dedo hacia él, moviéndolo hacia atrás y hacia delante, su mirada se reunió con la suya, seduciéndolo, disponiéndolo, comandándolo. Él remplazaría su amor perdido por toda la eternidad.
Y no podría resistirse a sus encantos.
Quise gritarle al vampiro, quise luchar por Dominic, por su alma, por su anterior vida, y aparté mis mantas, pero no pude despertarme completamente de los sueños.
Entonces me establecí en un sueño profundo donde la oscuridad gobernaba.
* * *
Esperé a que Marissa gritara nuevamente mi nombre, pero no lo hizo, yo supe que ella solamente necesitaba dormir. Como yo lo necesitaba. Al menos esperé que ella fuera más razonable cuando amaneciera.
Yo me retorcí en la cama, sabiendo que compartiendo la sangre de Marissa, estaba destinado a visitar sus sueños, sus recuerdos, su pasado. Justo como cuando Lynetta había tomado mi sangre. Todavía no podía creer cuanto me parecía al Conde William Dubois. Podía haber sido la reencarnación de William. Aunque no lo era. Además de los destellos de los recuerdos de Lynetta, no sabía nada más sobre el hombre.
Mi mente cambió y mis pensamientos cambiaron al mundo de una bruja-el de Marissa.
No estaba seguro de donde me encontraba. Un teatro, repleto de estudiantes. Miré hacia el escenario. Una bandera grabada en relieve se encontraba a la derecha del escenario. Y una mujer mayor de pelo gris hizo señas a una niña. “Tu turno, Debbie Damint.”
“Alguna vez pensaste cuál sería tu hechizo para el proyecto?” Kate le preguntó a Marissa.
Ella sonrió. “Absolutamente.”
“Has estado preocupándote sobre él todo el semestre y nunca dijiste una palabra. Así que. ¿Qué idea se te ocurrió?”
“Ya verás.”
Todo el mundo en la clase de hechizos tomó asiento en el auditorio, y luego, uno por uno, los estudiantes mostraron sus hechizos, empezando con las clases medias. Kate conjuró un dragón imaginario que era tan real, que su profesora la amenazó con moverla a la clase avanzada-otra vez. Pero ella nunca solicitó el ingreso a la clase.
Restos del humo del dragón flotaron fuera del escenario y la profesora hizo señas para que Marissa mostrara su hechizo. Con un brinco a su paso, ella caminó hacia el escenario. Algunos de los estudiantes estaban durmiendo, algunos hablando entre ellos, muy pocos estaban prestando atención. Pero ella obtendría su atención-garantizó.
Ella levantó sus manos y comenzó la encantación. Después de repetirla por tercera vez, un remolino de agua azul giró alrededor del suelo hasta que el agua formó la figura de una mujer.
Su mirada aguamarina, grande y expresiva, sus labios llenos se volvieron una sonrisa ligera, su cabello alcanzando sus delgadas caderas, mezclándose con ella el vestido azul cerúleo acuoso, cintas de cobalto contrastando con el claro azul-ella era una de las criaturas más interesantes que había visto.
La mujer personificaba la belleza. Seguro, el dragón de Kate era bastante genial. Pero esto iba sin duda más allá de lo extraordinario. Un proyecto de A+ con seguridad.
Ciertamente, ella tenía la atención de todos. Una mujer estaba ondeando su mano al escenario y el profesor de Marissa estaba asintiendo. La profesora se apresuró por las escaleras hacia el escenario, pero mantuvo distancia de la figura de agua. “Ése no es un hechizo apropiado, Marissa Lakeland. ¿Usted tiene uno real preparado para la clase?”
Me sentí horrible. ¿Por qué no era ese un hechizo aceptable? Nunca había visto algo como esto. Ninguno de los conjuros de los otros estudiantes se aproximaba a esto.
“Yo... yo puedo lanzar el hechizo de la flecha de cupido.”
Su profesora frunció el ceño.
“Necesitas participantes deseosos adelantados del tiempo. Toma asiento.”
La criatura estaba de pie cerca, su piel acuosa y ropa que brillaban débilmente con las luces luminosas, mirando a los estudiantes.
“Pero mi grado...”
“Cero. No puedes...” La mujer gris hizo señas hacia la entidad. “Esto no cuenta.”
Un cero. Fruncí el ceño hacia la profesora. ¿Cómo podía ser ella tan injusta? La criatura de agua era el mejor hechizo de todos.
Marissa ondeó su mano a su creación y habló bajo su respiración, entonces tomó su asiento al lado de Kate. Las lágrimas corrieron por sus mejillas. Intentando consolarla, Kate dio golpecitos a su mano. “Yo podría haberte dicho que traerla aquí no habría sido aceptable.”
Humeando, apreté mis dientes. Si yo hubiera sido la profesora, Marissa hubiera recibido una A+ y créditos extras, también.
Un charco de agua se encontraba en el escenario en el lugar donde la criatura había estado. Los próximos cuatro estudiantes se resbalaron en el suelo húmedo, y la profesora, mientras fruncía el ceño el tiempo entero, detuvo los procedimientos hasta que ella pudiera conseguir que un conserje trapeara el suelo.
El escenario y los estudiantes, la profesora y el teatro cambiaron, oscurecieron, desaparecieron.
Abrí mis ojos y escuché el sonido de Marissa revolviéndose, pero me di cuenta que su mente estaba finalmente cubierta en un profundo sueño, gracias a las estrellas.
Si Marissa había sido arrastrada a los sueños cambiantes mientras dormía, sinceramente esperaba que no hubiera visto a Lynetta besándome, o cuanto lo había disfrutado. Gemí y pasé mis dedos a través de mi cabello. Tenía una molesta sospecha de que estaría molesta conmigo por la mañana.
TRADUCIDO POR MI ♥