PERFECCIÓN // Capítulo 14

Traducido por: Juli

Tally regresó a la fiesta a los tropezones.
La fogata había crecido, y su fuego los había hecho formar un círculo amplio. Alguien había pedido troncos de turba de tamaño industrial, lo suficientemente grandes como para quemar todo el carbón que los Crims tenían guardado por un mes. El fuego tenía ramas caídas que habían recogido en el parque, y el chisporrotear de la madera todavía verde le recordó a Tally los fuegos de cocina de Los Humos, cuando el agua que estaba dentro de los árboles recién cortados hervía y el vapor salía con fuerza como si le diera voz a los espíritus enojados del bosque.
Ella miró a la columna de humo que se elevaba, ominosamente oscura contra el cielo. Así es como Los Humos había recibido su nombre. Como el Dr. Cable había dicho, los Humos quemaban árboles que arrancaban vivos de la tierra. Los seres humanos habían estado realizando ese mismo truco por miles de años; unos cuantos siglos antes casi habían generado tanto carbono como para arruinar el clima para siempre. Sólo cuando alguien liberó una bacteria que transformaba petróleo la civilización Oxido había parado, y el planeta se había salvado.
Y ahora, cuando estaban más burbujeantes, los Crims iban por la misma dirección, instintivamente. De pronto, el cálido y alegre fuego sólo hizo que Tally se sintiera peor.
Escuchaba a las voces a su alrededor – alardeando sobre cuánto habían triunfado en el campo de soccer, debatiendo quién había hecho la mejor entrevista para los canales. Su conversación triste con el Dr. Cable había dejado a los sentidos de Tally más ‘afilados’; ella podía separar cada sonido, discernir cada línea de las conversaciones. Y de pronto todos los Crims sonaban tontos, repitiéndose unos a otros las historias de sus insignificantes victorias una y otra vez. Igual que los Perfectos.
"¿Flacucha?"
Se dio vuelta alejando su mirada del fuego y vio a Shay a su lado.
“¿Está Zane bien?” preguntó Shay acercándose, y su ojos se abrieron. “Tally-wa, te ves…”
Tally no necesitó que Shay terminara, lo podía ver en sus ojos: se veía terrible. Tally sonrió cansadamente con esta noticia. Era parte de la cura, por supuesto. Todavía se veía Hermosa – su estructura ósea perfecta, su piel sin ninguna marca – pero la cara de Tally revelaba el desorden en su interior. Ahora que podía pensamientos Feos, ya no sería Perfecta cada minuto del día. El enojo, el miedo y la ansiedad no hacían Perfectos.
“Zane está bien. Sólo soy yo”.
Shay volcó su peso sobre Tally, poniendo un brazo a su alrededor. “¿Por qué estás tan triste Flacucha? Dímelo”.
“Es que… - miró a los Crims que seguían alardeando – es más o menos… todo”.
Shay bajó la voz. “Pensé que hoy todo estuvo bien”.
“Seguro. Perfecto”.
“Hasta que Zane tomó demasiado, por supuesto. Eso es todo lo que pasó, ¿no?”
Tally hizo un sonido evasivo. No le quería mentir a Shay. Eventualmente le diría toda la verdad sobre la cura, lo que implicaría explicar las jaquecas de Zane.
Shay suspiró, apretando a Tally un poco más fuerte. Hubo un momento de silencio, y luego preguntó “Flacucha, ¿qué les pasó a ustedes dos allí arriba?”
“Arriba, ¿dónde?”
“Ya sabes – cuando treparon a la torre de transmisión. Los cambió, de alguna manera”.
Tally jugó con la bufanda en su muñeca, deseando poder decirle a su amiga todo. Pero era demasiado arriesgado compartir la noticia de la cura hasta que estuvieran a salvo y fuera de la ciudad. “No sé qué decir Bizca. Realmente estábamos burbujeantes allá arriba. Puedes ver toda la isla, y te puedes caer en cualquier momento. Morir incluso. Eso hace la diferencia”.
“Lo sé”, susurró Shay.
“¿Qué sabes?”
“Cómo se siente. Trepé a la torre. Fausto y yo adivinamos cómo hackear a los cuidadores y decidimos hacerlo. Para estar burbujeantes para el avance”.
“¿De verdad?” Tally se quedó mirándola sorprendida. La cara de Shay brillaba de orgullo a la luz del fuego, las joyas implantadas en sus ojos resplandecían. Todos los Crims estaban cambiando, pero si Shay estaba hackeando cuidadores y trepando la torre Valentino, estaba mucho más avanzada que el resto. “Eso es genial. ¿Y trepaste a la noche?”
“Es la única manera de lograrlo, ya que tú y Zane fueron totalmente atrapados. Fausto dijo que yo debería de ponerme una chaqueta de salto, pero quería hacerlo como tú lo hiciste. Podría haberme caído – muerto, como tú dijiste. Hasta me corté con el cable”. Con una sonrisa, mostró una marca roja que se extendía por su palma, pero luego pausó un momento, con líneas nada perfectas apareciéndose en su frente. “Pero fue bastante decepcionante”.
“¿Cómo?”
“No me cambió como pensé que lo haría”.
Tally se encogió de hombros. “Bueno, todos somos diferentes…”
“Supongo”, dijo Shay suavemente. “Pero me hizo preguntarme… no fue sólo el hecho de trepar a la torre, ¿o sí? Algo más pasó ese día Flacucha. Ni siquiera habías pasado tiempo con Zane sola antes, pero desde ese día ustedes dos han formado como un pequeño club secreto, sonriéndose a sus propios chistes y susurrando todo el tiempo. Nunca van a ningún lado el uno sin el otro”.
“Bizca…”, Tally dijo y suspiró. “Lo siento si hemos estado actuando muy como noviecitos, pero, sabes, es mi primer amor como Perfecta”.
Shay miró fijamente al fuego. “Eso pensé, al principio. Pero ya va más allá de eso, Tally. Es tan distinto al resto de nosotros – los dos lo son”. Su voz se elevó un poco más que un susurro. “Zane tiene esas jaquecas extrañas que trata de esconder, y esa eras tu, gritando hace un minuto, ¿o no?”
Tally tragó saliva.
“¿Qué los cambió ese día?”
Tally apuntó a su muñeca. “Shhh”.
“¡No me hagas ‘shhh’ a mí! Explícamelo”.
Tally miró alrededor nerviosamente. El fuego consumió más ramas caídas, chisporroteando fuertemente, y la mayoría de los Crims estaban cantando canciones para beber. Nadie había escuchado el enojo de Shay, pero Tally podía sentir el metal frío y duro de la esposa es su muñeca, siempre escuchando. “No puedo decírtelo, Bizca”.
“Sí que puedes”. La cara de Shay pareció cambiar a la luz del fuego, la dulzura perfecta desaparecía a medida que el enojo crecía. “Ya ves, Tally, recordé algunas cosas cuando estuve arriba de la torre, mirando hacia abajo a la tierra y preguntándome si iba a morir. Y luego recordé algunas cosas más mientras me caía hacia el hielo y rebotaba en el campo de soccer. Muchas cosas volvieron de mis días de fea. ¿No es genial?”
Tally se volteó para no ver la dura expresión del rostro de Shay. “Si, seguro que lo es”.
“Qué bueno que estás de acuerdo. Así que, esto es lo que recuerdo: es por ti que estoy aquí en esta ciudad, Tally. ¿Todas esas historias que contaba? Son falsas. Lo que en verdad pasó es que me seguiste fuera de los Humos para traicionarme, ¿o no?”
Tally lo sintió de nuevo, ese mismo golpe en el estómago que había sentido cuando había visto al Dr. Cable en los árboles: atrapada. Desde el momento en que había sentido las píldoras funcionando en ella, Tally había sabido en lo profundo de su ser que este momento iba a llegar, que Shay eventualmente iba a recordar lo que realmente había pasado cuando eras Feas. Pero Tally no había esperado que fuera tan pronto. “Si, te seguí para traerte hasta aquí. Es mi culpa lo que pasó con los Humos. Los Especiales me rastrearon hasta aquí”.
“Cierto, tú nos traicionaste. Después de que me robaras a David, por supuesto”. Shay rió amargamente. “Odio traer todo el tema de David a colación, pero quién sabe si lo recordaré mañana, ¿sabes? Así que pensé en mencionarlo mientras estoy burbujeante”.
Tally se giró hacia ella. “Lo recordarás”.
Shay se encogió de hombros. “Quizás. Pero trucos como el de hoy no suceden todos los días. Así que quizás estés fuera de peligro mañana”.
Tally respiró profundamente, inhalando el olor del humo, de las turbas quemándose, de pino y de champagne derramado. La luz del fuego mostraba todo como si fuese de día, incluso las marcas de sus huellas digitales.
No sabía qué decir.
“Mírame”, dijo Shay. Su tatuaje de relámpago estaba girando mucho, el halo de serpientes borroneándose como los rayos de una rueda de bicicleta. “Dime que te pasó ese día. Mantenme burbujeante. Me lo debes”.
Tally tragó saliva. Ella y Zane se habían prometido no decirle a nadie – no todavía. Pero ninguno de los dos se había dado cuenta qué tanto sabía Shay – lo suficientemente burbujeante como para trepar a la torre por su cuenta, para recordar lo que realmente había pasado en sus días de feas. Probablemente ella podría guardar el secreto, y decirle sobre la cura podría darle esperanzas, por lo menos. Era la única manera en la que Tally podría empezar a resarcirse por que lo que había hecho.
Y Shay tenía razón: Tally se lo debía.
“De acuerdo. Algo más pasó ese día”.
Shay asintió lentamente. “Eso creía. ¿Qué fue?”
Tally señaló a la bufanda de Shay, y juntas la sacaron y la envolvieron alrededor de la muñeca de Tally, otra capa más sobre la esposa. Después de respirar de nuevo, ella dijo en el susurro más bajo que pudo manejar “encontramos la cura”.
Los ojos de Shay se achicaron. “Se trata de matarte de hambre, ¿no?”
“No. Bueno, eso ayuda. Hambre, café, trucos – todo lo que Zane ha estado haciendo por meses. Pero la verdadera cura es… más sencillo que eso”.
“¿Qué es? Lo haré”.
“No puedes”.
“¡Al demonio contigo Tally!” Los ojos de Shay relampaguearon. “Si tu puedes hacerlo, ¡yo también puedo!”
Tally negó con su cabeza. “Es una píldora”.
“¿Una píldora? ¿Cómo vitaminas?”
“No, una píldora especial. Croy me la trajo, la noche de la fiesta de Valentino. Trata de recordar Shay. Antes que tú y yo volviéramos a la ciudad, Maddy había descubierto cómo revertir la operación. Me ayudaste a escribir una carta, ¿te acuerdas?”
La cara de Shay se quedó en blanco por un momento, luego frunció el ceño. “Eso fue cuando ya era Perfecta”.
“Exacto. Después que te rescatamos, cuando nos escondíamos en las ruinas”.
“Qué gracioso, esos días son más difíciles de recordar que aquellos en los que era fea”. Shay sacudió su cabeza.
“Bueno, Maddy descubrió una cura. Pero no estaba probada, era peligrosa. No te la quería dar porque tú te negabas. Querías quedarte Perfecta. Así que me tuve que entregar para probarla. Por eso estoy aquí”.
“¿Y Croy te la trajo hace un mes?”
Tally asintió, tomando la mano de Shay. “Y funciona. Has visto cómo me cambió a mí y a Zane. Nos mantiene burbujeantes todo el tiempo. Así que una vez que nos salgamos de aquí tu puedes –“… la expresión de Shay hizo que Tally se callara. “¿Qué pasa?”
“¿Tu y Zane la tomaron? ¿Ambos?”
“Si”, dijo Tally. “Había dos píldoras, y las dividimos. Tenía miedo de hacerlo sola”. Shay se giró hacia el fuego, quitando su mano de la de Tally. “No puedo creerlo, Tally”.
“¿Qué?”
Shay se giró para estar frente a frente. “¿Por qué él? ¿Por qué no me lo preguntaste a mí?”
“Pero yo…”
“Se supone que eres mi amiga, Tally. He hecho todo por ti. Yo fui quien te dijo sobre los Humos. Yo fui la que te presentó a David. Y cuando viniste a la Ciudad de los Nuevos Perfectos, yo fui quien te ayudó a volverte uno de los Crims. ¿Por lo menos se te ocurrió compartir la cura conmigo? ¡Después de todo es tu culpa que yo esté así!”
Tally negó con su cabeza. “NO había tiempo… Ni siquiera pude…”
“No, por supuesto que no”, agregó Shay. “Ni siquiera conocías a Zane lo suficiente, pero él era el líder de los Crims así que ponerte de novia con él era el siguiente truco en tu lista. Igual que con David en los Humos. Por eso compartiste la cura con él”.
“¡No fue así!”, gritó Tally.
“Tú eres así, Tally. ¡Tú siempre has sido así! Ninguna cura te va a hacer diferente – estabas ocupada traicionando gente hace mucho tiempo. No necesitabas ninguna operación para hacerte egoísta y superficial y tan creída. Ya lo eras”.
Tally trató de responder, pero algo horrible se acumuló en su garganta, obstruyendo sus palabras. Luego notó la calma alrededor, y se dio cuenta que Shay había estado gritando. Los otros Crims las miraban sorprendidos y confundidos, y sólo el chisporrotear del fuego llenaba el silencio. Los Perfectos no peleaban. Casi nunca discutían, y nunca se gritaban unos a otros en medio de una fiesta. Ese tipo de comportamiento detestable le pertenecía por completo a los Feos.
Tally miró a su muñeca, preguntándose si la voz elevada de Shay había pasado a través de las capas de tela y plástico. De haberlo hecho, todo terminaría esa noche.
Shay se soltó y suspiró ferozmente “Quizás sea tan Perfecta como siempre mañana Tally, pero recordaré esto. Lo juro. No importa cuántas cosas lindas te diga, créeme, no soy tu amiga”.
Se giró y caminó hacia los árboles, pisoteando y destrozando las ramas congeladas.
Tally miró a los otros Crims, las copas de champaña resplandeciendo en sus manos a la luz de la luna, reflejando el fuego. Se sentía sola y expuesta con todos ellos mirándola. Pero luego de unos momentos más de horrible silencio, todos se voltearon y comenzaron a contarse historias de nuevo.
La cabeza de Tally daba vueltas. El cambio en Shay había sido tan shockeante, tan completo, y ni siquiera había tomado una píldora. Unos minutos de verdadero enojo la habían transformado de una Perfecta apacible a una bestia salvaje… no tenía sentido.
De pronto, Tally recordó las últimas palabras del Dr. Cable, sobre Zane ayudando a Circunstancias Especiales. Después que sus amigos se escaparan, debe de haber sido llevado a verla, confesando todo lo que sabía sobre los Humos y el misterioso David que llevaba Feos ahí. Quizás eso lo había mantenido burbujeante todos esos meses – su vergüenza por no haberse escapado, su culpa por haber traicionado a sus amigos al Dr. Cable.
Por supuesto, Tally tenía sus propios secretos culposos. Así que ella también se había mantenido burbujeante, nunca sintiéndose a gusto del todo, nunca lo suficientemente segura de lo quería, sin importar cuánta champaña bebiera. Emociones viejas y feas siempre la esperaban, escondidas dentro de ella misma, listas para cambiarla.
Y Shay también había sido transformada – no por culpa, sino por ira contenida. Ocultos detrás de sus sonrisas hermosas, había recuerdos suprimidos de las traiciones que le habían costado su David, los Humos, y finalmente su libertad. Todo lo que necesitaba era trepar a la torre y caer por el hielo – la suficiente estimulación para romper el bloqueo en su mente – para traer esa ira a la superficie. Y ahora odiaba a Tally. Quizás Shay no necesitaría de las píldoras después de todo – quizás los recuerdos de sus días de Fea serían suficiente.
Quizás, gracias a todas las cosas horribles que Tally Youngblood le había hecho, Shay encontraría su propia manera de llegar a la cura.

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