Capítulo 10 / Vampire Academy II / Frostbite

El viaje de esquí no podría haber sido en mejor momento. Me era imposible sacarme a Dimitri y a Tasha de la cabeza, pero por lo menos hacer las maletas y el prepararme me servía para tener el 100% de mi cerebro en ello. Vale, el 95%.
También tenía otras cosas con las que distraerme. La Academia puede - con razón – ser súper protectora cuando se trata de nosotros, pero a veces eso se traducía en cosas bastante chulas. Ejemplo: La Academia tiene acceso a algunos aviones privados. Esto significa que los Strigoi no nos pueden atacar en el aeropuerto, y también significa que vamos a viajar con estilo. Los aviones eran mas pequeños que los aviones comerciales, pero los asientos son muy cómodos y tienes mucho espacio para estirar las piernas. Se inclinan tanto para atrás que incluso puedes acostarte para dormir. En los vuelos largos, tenemos pequeñas consolas en los asientos que nos dan opción de oír la televisión. A veces incluso nos dan de comer. Aunque apostaba que este vuelo, sin embargo, sería demasiado corto para ver alguna película o para que nos diesen alguna comida.
Salimos el día 26. Cuando subí al avión, miré alrededor en busca de Lissa, queriendo hablar con ella. No habíamos hablado desde el almuerzo de Navidad. No me sorprendió verla sentada con Christian, y parecían no querer ser interrumpidos. No podía oír su conversación, pero él tenía su brazo a su alrededor y ella tenía esa expresión de coquetería que sólo ella podía brindar. Sigo convencida de que el nunca la podría cuidar tan bien como yo, pero el claramente la hacia feliz. Les di una sonrisa y los saludé mientras pasaba a su lado hasta donde Mason me estaba esperando. Mientras caminaba, pasé por donde Dimitri y Tasha se sentaban juntos. Sutilmente los ignoré.
"Hola", dije al sentarme junto a Mason.
Él me sonrió. "Hola. ¿Preparada para el desafío de esquí? "
"Más preparada que nunca."
"No te preocupes", dijo. "Seré suave contigo."
Me mofé y me relajé en el asiento. "Eres tan creído."
"Los chicos sensatos son aburridos."
Para mi sorpresa, deslizó su mano sobre la mía. Su mano estaba caliente y sentí como mi piel hormigueaba al sentir su contacto. Me asustó. Estaba convencida de que Dimitri era el único que me hacía sentir así.
Es hora de pasar página, pensé. Dimitri, obviamente, no esta interesado. Debería haberlo hecho hace que mucho tiempo.
Entrelacé mis dedos con los de Mason, sorprendiéndolo. "Será divertido".
Y así fue.
Intenté recordar que estábamos aquí a causa de una tragedia, que había Strigoi y seres humanos por ahí fuera que podrían atacar de nuevo. Nadie más parecía recordar esto, sin embargo, debo admitir, que incluso yo tenía mis dificultades para recordarlo.
El Resort era magnífico. Estaba construido de forma muy similar al de una cabaña, pero en una choza de pino no habría espacio suficiente para tantas personas y no habría instalaciones tan lujosas. Tres pisos de dorada madera se alzaban entre los altos pinos. Las ventanas eran altas y graciosamente arqueadas, pintadas para los Moroi. Lámparas de cristal - eléctricas, pero con forma de antorcha – colgaban en la entrada dando a la construcción un brillo, casi como si fuese una joya.
Las montañas - que mis ojos mejorados apenas podían distinguir en la noche – nos rodeaban, y apostaba que la vista quitaría el aliento cuando fuese de día. A un lado estaban las zonas de esquí, con colinas empinadas y montículos de nieve, así como los teleféricos. Y al otro lado había una pista de hielo, lo que me encantó ya que lo había estado deseando desde el día de la cabaña. Cerca, las montañas estaban reservadas para los paseos en trineo. Y eso solo era el exterior.
Dentro, se hicieron todo tipos de arreglos para satisfacer las necesidades de los Moroi. Los alimentadores estaban disponibles, preparados para servir las 24 horas del día.
Las pistas funcionaban de noche. Custodias, y guardianes estaban distribuidos por todo el lugar. Era todo lo que un vampiro vivo podía desear.
El vestíbulo tenía un techo de catedral y un enorme candelabro colgaba de el. El suelo estaba hecho de mármol, y la recepción está siempre abierta, dispuesta a cuidar de todas nuestras necesidades. El resto del alojamiento, los pasillos y las habitaciones, tenían una combinación de colores de rojo, negro y dorado. El tono rojo oscuro predominaba sobre las demás tonalidades, y me pregunté si la semejanza que tenía con la sangre era solo una coincidencia. Espejos y cuadros adornaban las paredes y pequeñas mesas ornamentales estaban distribuidas por todo el lugar. En ellas había jarrones de orquídeas púrpuras que impregnaban el aire de un olor picante.
La habitación que compartía con Lissa era más grande que nuestras dos habitaciones de la Academia juntas y tenían los mismos colores que el resto del lugar. La alfombra era tan afelpada y profunda que me quité los zapatos y caminé por ella descalza, adorando la manera en que mis pies se hundían en aquella suavidad.
Teníamos camas king size, con edredones de plumas y tantas almohadas que juro una persona podía perderse entre ellas y no se volvería a ver. Unas puertas francesas llevaban a un amplio balcón, que, teniendo en cuenta que estábamos en la última planta, sería genial si fuera no hiciese tanto frío. Sospecho el jacuzzi para dos personas que teníamos era perfecto para compensar el frío.
Sumida en tanto lujo, llegué a un punto de sobre carga en el que no quería marcharme de allí. El baño de mármol con jacuzzi. El televisor de plasma. Una cesta de chocolate y otros dulces. Cuando finalmente decidimos ir a esquiar, tuve que prácticamente arrastrarme fuera del cuarto. Probablemente podría haber pasado el resto de mis vacaciones allí y sería perfectamente feliz.
Pero finalmente salimos, y cuando logré sacarme a mi madre y a Dimitri de la cabeza, empecé a divertirme. Ayudó el hecho de que el lugar era enorme, y tenía pocas posibilidades de encontrarme con ellos.
Por primera vez en semanas, pude centrarme en Mason y comprobar lo divertido que era. También pasé más tiempo con Lissa, lo que mejoró muchísimo más mi estado de ánimo.
Lissa, Christian, Mason y yo, tuvimos una especie de doble cita. Los cuatro pasamos la mayor parte del primer día esquiando, aunque los dos Moroi tenían cierta dificultad para seguirnos. Considerando lo que Mason y yo hacíamos en clases, el y yo no teníamos reparos a la hora de proponer nuevos desafíos. Nuestra naturaleza competitiva hacia que intentásemos superarnos mutuamente.
"Sois unos suicidas", comentó Christian, en algún momento. Era de noche, y los postes de luz iluminaban su perplejo rostro.
El y Lissa habían estado esperando en la base de la colina, mirando como Mason y yo descendíamos. Nos movíamos a mucha velocidad. La parte de mí que está tratando de aprender control y sabiduría con Dimitri sabía que era peligroso, pero el resto de mí disfrutaba con aquella imprudencia.
Mason sonreía mientras derrapaba en la meta, salpicando nieve. "No, esto es sólo un calentamiento. Quiero decir, Rose pudo acompañarme todo el tiempo. Cosa de niños. "
Lissa negó con la cabeza. "¿No os lo estáis tomando muy en serio?"
Mason y yo nos miramos. "No"
Volvió a negar con la cabeza. "Bueno, nosotros vamos a entrar. Tratad de no mataros"
Ella y Christian se fueron, enganchados del brazo. Los miré, entonces me volví a Mason. "Aún aguanto un poco mas. ¿Y tú? "
"Absolutamente".
Nos dirigimos de nuevo a la cima de la colina. Cuando estábamos a punto de descender, Mason me llamó.
"Bueno, ¿qué tal eso? Saltamos aquellos montículos, después saltamos sobre esa cresta, giramos, desviamos aquellos árboles, y terminamos allí. "
Seguí su dedo que señalaba un camino irregular con unas cuestas muy empinados y grandes montículos. Fruncí el ceño.
"Eso es realmente una locura, Mase."
"Ah", dijo triunfante. "Te rindes finalmente."
Lo miré enojada. "No me rindo." Después de examinar de nuevo la ruta, estuve de acuerdo.
"Ok. Vamos."
Hizo un gesto. "Tu primero".
Respiré profundamente y salté. Mis esquís se deslizaban por la nieve, y un frío viento golpeaba mi cara. Di el primer salto limpio y preciso, pero en la siguiente parte de la ruta la velocidad aumento, y me di cuenta de lo peligroso que era. Tenía que tomar una decisión. En caso de pasar, Mason tendría razón - y yo quería impresionarle. Si lo conseguía, me sentiría más segura sobre lo que era capaz de hacer. Pero si lo intentaba y no lo conseguía... podría romperme el cuello.
En algún lugar de mi cabeza, una voz que se parecía sospechosamente a la de Dimitri comenzó a hablarme sobre la opción correcta y de cuando tenía que aprender a ser moderada.
Decidí hacer caso omiso de la voz y seguir adelante.
El viaje fue difícil, pero lo hice perfectamente, un movimiento loco tras otro. La nieve volaba a mí alrededor con cada peligroso giro. Cuando llegué a la meta, miré a la cima y vi a Mason gesticulando abiertamente. No podía entender sus palabras, pero podía imaginar sus aplausos. Esperé a que descendiera.
Pero el no lo hizo. Porque cuando Mason iba por la mitad del camino no pudo dar uno de los saltos. Sus esquís se quedaron atrapados y sus piernas giraron. Rodó hacia abajo.
Lo alcancé casi al mismo tiempo que el resto del equipo del hotel. Para el alivio de todos, Mason no había roto el cuello ni nada. Parecía que se había torcido un tobillo, lo que probablemente limitaba las probabilidades de esquiar el resto del viaje.
Uno de las instructoras se acercó, su rostro lleno de furia. "¿Se puede saber en que estaban pensando?" Exclamó. Ella se dirigió a mí. "No puedo creer que hicieras esas maniobras estúpidas!" Mientras seguía sus ojos se fijaron en Mason. "Y claro tu tenias que seguirla!"
Quise decir que había sido idea suya, pero en este momento no importaba de quien era la culpa. Me alegraba de que el estuviera bien. Pero cuando entramos la culpa empezó a corroerme. Había actuado de forma irresponsable. ¿Y si el se hubiese herido de gravedad? Visiones terribles bailaban en mi mente. Mason, con una pierna rota... con una fractura de cuello... ¿En que estaba pensando? Nadie me había obligado a hacer ese recorrido. Mason lo había sugerido... pero yo no me había negado. Dios sabía que podía haberlo hecho. Tendría tener que soportar algunas bromas, pero Mason estaba lo suficientemente loco por mí como que mis dotes femeninas probablemente hubiesen impedido esa locura. Me había dejado llevar por la emoción y el riesgo - como cuando había besado a Dimitri - sin pensar lo suficiente en las consecuencias porque secretamente, dentro de mí, aquel impulsivo deseo de ser salvaje todavía seguía vivo. Mason también lo tenía, y el de él me llamaba.
Aquella voz mental de Dimitri me castigó de nuevo.
Una vez que Mason regresó sano y salvo a su habitación y le había puesto hielo en el tobillo, llevé nuestro equipo hasta el almacén. Cuando regresé dentro, pasé por una puerta diferente que normalmente no usaba. Esta entrada se situaba detrás de un gran porche de madera con un pasamanos ornamentado. El porche estaba a un lado de la montaña con unas vistas de los otros picos y valles de nuestro alrededor que quitaban el aliento – si permanecías al frío durante el tiempo suficiente para admirarlo. Lo que la mayoría de la gente no hacia.
Subí las escaleras del porche, pisando fuertemente para quitarme la nieve de las botas. Un denso olor, acre y dulce, estaba en el aire. Algo que me resultaba familiar, pero antes de que pudiera identificarlo, de repente una voz habló en las sombras.
"Hola, pequeña dhampir".
Asustada, percibí que alguien estaba en el porche. Un chico, un Moroi – apoyado contra la pared, no muy lejos de la puerta. Tenía un cigarrillo en la boca, le dio una larga calada y, a continuación, lo arrojó al suelo. Pisó el borde y me dio una sonrisa. Ese olor, pensé. Los cigarrillos de Clavo. Cuidadosamente, me detuve y crucé los brazos, mientras lo examinaba. Era algo mas bajo que Dimitri pero no era tan delgado como algunos de los chicos Moroi. La larga, chaqueta color carbón - probablemente de algún tipo de cachemir extremadamente caro- que cubría su cuerpo excepcionalmente bien, y los zapatos de cuero que vestía indicaba que tenía mucho dinero. Tenía el pelo marrón que parecía estar cortado de forma desigual a propósito para que pareciese un poco descuidado, y sus ojos eran de color azul o verde - no había la suficiente luz como para saberlo con certeza. Su rostro era hermoso, y supuse que era algunos años mayor que yo. Parecía que acababa de salir de una cena.
"¿Sí?", Le pregunté.
Sus ojos examinaron mi cuerpo. Estaba acostumbrada a la atención de los chicos Moroi. Pero, por lo general, no era tan evidente. Y normalmente no llevaba ropa de invierno y un ojo negro asustador.
Se encogió de hombros. "Simplemente decía hola, eso es todo."
Esperé por más, pero todo lo que hizo fue poner sus manos en los bolsillos. Encogiéndome de hombros, di algunos pasos más adelante.
"Sabes, hueles bien", dijo de repente.
De nuevo paré de caminar y le dio una mirada confusa, lo que sólo hizo que su sonrisa tonta se agrandase un poco más.
"Yo... um, ¿qué?"
"Hueles bien", repitió.
"¿Estás bromeando? He sudado todo el día. Estoy asquerosa." Quería largarme, pero había algo que me atraía de este chico. Al igual que el descarrilamiento de un tren. No lo consideraba atractivo por sí mismo, sólo interesante para hablar.
"El sudor no es malo", dijo, apoyando su cabeza contra la pared y mirando hacia arriba de forma pensativa. "Algunas de las mejores cosas de la vida suceden mientras sudamos. Sí, si sudas mucho y eres viejo y mal oliente, es asqueroso. Sin embargo, en una bella mujer? Embriagador. Si pudieses oler las cosas como un vampiro, sabrías de lo que estoy hablando. La mayoría de las personas lo arruinan todo llenándose de perfume. El perfume puede ser bueno, especialmente si usas uno que combina con tu química. Pero sólo se necesita un poco. Mezcla el 20% de eso con el 80% de tu propio sudor... mmm." Él inclinó la cabeza a un lado y me miró. "Mortalmente excitante".
De repente me acordé de Dimitri y su aftershave. Si. Eso era muy excitante, pero ciertamente no iba a hablarle a este chico de eso. "Bueno, gracias por la lección de higiene", le dije. "Pero no tengo ningún perfume, y me voy a quitar todo este sudor con un baño. Lo siento.
Sacó un paquete de cigarrillos y me ofreció uno. Se me acercó, lo suficiente para sentir el olor de algo más en él. Alcohol. Rechacé el cigarrillo y tomó uno para si.
"Mala costumbre", le dije, mientras observaba como lo encendía.
"Una de muchas", respondió. Inhaló profundamente. "¿Estás aquí con la San Vlads?"
"Sí"
"Entonces serás una guardiana cuando crezcas".
"Obviamente".
Expiró el humo y observó como desaparecía en la noche. Con los sentidos avanzados de los vampiros o sin ellos, era sorprendente que él pudiese sentir el olor de algo cerca del olor del cigarrillo.
"¿Cuánto tiempo te falta para graduarte?", Preguntó. "Puede que necesite un guardián".
"Me graduaré en la primavera. Pero ya tengo un protegido. Lo siento.
Sus ojos brillaron sorprendidos. "¿Si? ¿Quién es?
"Ella es Vasilisa Dragomir.”
"Ah". En su rostro apareció una enorme sonrisa. "Sabía que eras problemática en cuanto te vi. Eres la hija de Janine Hathaway."
"Soy Rose Hathaway," Le corregí, no quería ser reconocida por la fama de mi madre.
"Encantado de conocerte, Rose Hathaway." Me ofreció su mano y yo se la apreté. “Adrian Ivashkov. "
"Y decías que yo era la problemática", refunfuñé. Los Ivashkovs eran una de las familias reales, y una de las más ricas y poderosas. Eran del tipo de personas que creían que podían tener todo aquello que quisiesen y pasaban por encima de todo lo que se pusiese en su camino. No era de extrañar que fuese tan arrogante.
Se rió. Tenía una risa agradable, rica y casi melódica. Me hizo pensar en caramelo caliente, derramándose de cuchara. "Útil, ¿no? Nuestras reputaciones nos preceden".
Negué con la cabeza. "No sabes nada sobre mí. Y yo sólo sé de tu familia. No sé nada de ti."
"¿Quieres?" Preguntó con burla.
"Lo siento. No estoy interesada en chicos viejos. "
"Tengo 21. No soy tan viejo".
"Tengo novio." Fue una pequeña mentira. Mason, ciertamente no era mi novio todavía, pero esperaba que Adrian me dejase en paz si pensaba que ya estaba comprometida.
"Es gracioso que no lo mencionaras en su momento," reflexionó Adrian. "No fue él el que te puso ese ojo morado, verdad?
Sentí como me ruborizaba, incluso en el frío. Tenía la esperanza de que él no notase el ojo, lo que era una estupidez. Con sus ojos de vampiro, probablemente lo había notado desde el momento que puse un pie en el pórtico.
"Él no estaría vivo si lo hubiese hecho. Me paso... durante el entrenamiento. Quiero decir, me estoy formando para ser guardiana. Nuestras clases siempre son duras".
"Eso es muy excitante ", dijo. Tiró su segundo cigarrillo al suelo y lo pisó.
"¿Qué te den un puñetazo en el ojo?"
"Bueno, no. Por supuesto que no. La idea de ponerse duro contigo es excitante. Soy un gran fan de los deportes de contacto. "
"Seguro que lo eres", le dije secamente. El era arrogante y presuntuoso, pero aún así no lograba marcharme.
El sonido de pasos detrás de mí me hizo girar. Mia apareció en el camino y subió las escaleras. Cuando nos vio, se detuvo de repente.
"Hola, Mia."
Nos miró.
"Otro chico?" Preguntó. Por su tono, se podría pensar que tenía mi propio harén de hombres.
Adrian me dio una mirada interrogatoria y divertida. Apreté los dientes y decidí no responder. Opté por la educación, lo que no me caracterizaba.
"Mia, este es Adrian Ivashkov".
Adrian uso el mismo encanto que había utilizado conmigo. Se estrecharon las manos.
"Siempre es un placer con amigos de Rose, especialmente una tan hermosa." Habló como si el y yo nos conociéramos desde la infancia.
"No somos amigas", le dije. Ahí se esfumó toda la educación.
"Rose sólo sale con chicos y psicópatas", dijo Mia. Su voz tenía el desprecio habitual que ella usaba conmigo, pero había una mirada en su cara que mostraba claramente que Adrian le interesaba.
"Bueno", dijo el alegremente: "Ya que soy un psicópata y un hombre, eso explica por qué ella y yo somos buenos amigos".
"Tú y yo tampoco somos amigos", le dije.
Se rió. "Siempre lo pones difícil, eh?"
"Ella no es tan difícil", dijo Mia, claramente molesta por que Adrian se centraba mas en mi.
"Pregúntale a la mitad de los chicos de nuestra escuela."
"Sí", le dijo, "y a la otra mitad le puedes preguntar por Mia. Si puedes hacerle un favor, ella hará más por ti." Cuando nos declaró la guerra a Lissa y a mí, Mia había conseguido que 2 chicos le contasen a toda la escuela que yo había hecho cosas horribles con ellos. Lo irónico fue que ella consiguió que mintiesen al acostarse con ellos.
Una sombra de vergüenza cruzó su cara, pero se recompuso.
"Bueno", dijo, "por lo menos no lo hago gratis".
Adrian hizo un ruido de gatos.
"¿Terminaste?", Le pregunté. "Ya te pasó la hora de acostarte, y a los adultos les gustaría hablar ahora." La juventud de Mia era una dolorosa herida para ella, una que a mi me gustaba utiliza con frecuencia.
"Claro", dijo resueltamente. Sus mejillas habían enrojecido, intensificando su apariencia de muñeca. "De todas formas tengo cosas mejores que hacer." Se giró y se fue hasta la puerta, y entonces se detuvo. Miró a Adrian. "Sabes, su madre es la responsable de su ojo morado. "
Entró. La elegante puerta de cristal se cerró detrás de ella.
Adrián y yo nos quedamos en silencio. Por último, cogió otro cigarrillo y lo encendió. "¿Tu madre?
"Cállate".
"Eres una de esas personas que tienen o almas gemelas o enemigos mortales, ¿no? Ningún término medio. Vasilisa y tú probablemente sois como hermanas, ¿verdad? "
"Supongo".
"¿Cómo está ella?"
"¿Eh? ¿Qué quieres decir?"
Se encogió de hombros, como si no importase, y tengo que decir que estaba exagerando al parecer informal. "No sé. Quiero decir, sé que os escapasteis... y todo aquello que sucedió con su familia y Víctor Dashkov... "
Me tensé al oír el nombre de Víctor. "¿Y?"
"No sé. Sólo pensé que era demasiado para ella, ya sabes, hacer frente. "
Lo estudié con calma, preguntándome a donde quería llegar. Había unas pequeñas fugas sobre el frágil salud mental de Lissa, pero se habían contenido. La mayor parte de la gente lo había olvidado o pensaban que era mentira.
"Me tengo que ir." Decidí que evitarlo en este momento era la mejor táctica.
"¿Estás segura?" Parecía un poco decepcionado. Pero sobre todo parecía tan arrogante y divertido como antes. Algo sobre el me cautivaba, pero sea lo que sea no era suficiente como para contrarrestar todo lo que estaba sintiendo, o para arriesgarme a hablar de Lissa. "Pensé que era el momento para hablar de los adultos. Y hay muchas cosas de adultos de las que me gustaría hablar".
"Es tarde, estoy cansada, y tus cigarrillos me están dando dolor de cabeza," gruñí.
"Supongo que es justo." Fumó un poco más y soltó el humo. "Algunas mujeres piensan que me hace parecer sexy".
"Creo que fumas para tener tiempo y así pensar en tu próxima frase graciosa".
Se asfixió con el humo, atrapado entre la inhalación y la risa. "Rose Hathaway, no puedo esperar para verte de nuevo. Si eres tan encantadora cuando estás cansada e irritada y tan linda manchada y con ropas de esquí, debes de ser devastadora cuando estás bien. "
"Si por "devastadora" entiendes que debes temer por tu vida, entonces sí. Tienes razón. "Abrí la puerta. "Buenas noches, Adrian."
"Nos vemos más tarde".
"Difícilmente. Te lo dije, no me interesan los chicos mayores".
Entré. Cuando las puertas se cerraron, le oí llamarme por detrás, "Claro que no. "

Traducido por Jen

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