Capítulo 23 / Vampire Academy II / Frostbite -Traducido por Jen

El clima era cálido en el día de mi ceremonia molnija. De hecho, era tan cálido que gran parte de la nieve del campus se había derretido, cayendo por los laterales de los edificios de piedra de la Academia. El invierno está lejos de terminar, por lo que sabía que todo se congelaría de nuevo en algunos días. Por ahora, sin embargo, me sentía como si todo el mundo estuviese llorando.
Había escapado del incidente en Spokane con heridas leves y cortes. Las quemaduras de cuando las esposas se derritieron habían sido las peores. Pero todavía me era difícil hacerle frente a las muertes que había causado y la que había visto. Quería esconderme en algún lugar, y no hablar con nadie, excepto quizás con Lissa. Pero mi madre me encontró en mi cuarto el día que llegamos a la Academia y me dijo que era hora de que recibiese mis marcas.
Me llevó varios minutos comprender lo que me estaba diciendo. Entonces recordé que decapitar a 2 Strigoi, me había hecho merecedora de recibir las tatuajes molnija. Las primeras. La compresión de eso me sorprendió. Toda mi vida, teniendo en cuenta mi trabajo como guardiana, había esperado recibir esas marcas. Las veía como unas marcas de honor. Pero ahora? Serían recordatorios de cosas que quería olvidar.

La ceremonia tuvo lugar en el edificio de los guardianes, en un enorme salón que utilizaban para las reuniones y los banquetes. No era nada en comparación con la gran sala del hotel. Era eficiente y práctico, como los guardianes. La alfombra era de un tono verde. Las paredes tenían fotos en blanco y negro de San Vladimir durante años. No había otras decoraciones o sonidos, pero aún así, la solemnidad y el poder eran palpables en todo momento. Todos los guardianes del campus – menos los principiantes – estaban presentes. Ellos se reunieron en círculos en el edificio principal, juntándose en grupos y sin hablar. Cuando comenzó la ceremonia, se colocaron en filas de forma obediente y me observaron.
Me senté en un taburete en la esquina del salón, inclinándome hacia adelante con mi pelo delante de la cara. Detrás de mí, un guardián llamado Lionel sujetaba una aguja para tatuar contra mi cuello. Lo conocía de siempre de la Academia, pero nunca supe que el era el encargado de hacer las marcas molnija.
Antes de comenzar, les murmuró a mi madre y a Alberta.
"No tiene la marca de la promesa", dijo. "Aún no se ha graduado".
"Procede", dijo Alberta. "Ella los mató. Hazle las marcas molnija, ya hará la marca de la promesa más tarde. "
Teniendo en cuenta el dolor que solía experimentar esporádicamente por las prácticas, no esperaba que los tatuajes doliesen tanto como dolían. Pero me mordí el labio y estuve en silencio mientras que Lionel las hacia. El proceso pareció llevar una eternidad. Cuando terminó, con un par de espejos, y con algunas maniobras pude ver a mi cuello. Dos pequeñas marcas estaban allí, una al lado de la otra, en mi enrojecida y sensible piel.
Molnija significa relámpago en ruso, y eso es lo que simboliza el dibujo. Dos marcas. Una por Isaiah, y otro por Elena.
Después de que las viese, me puso una venda y me dio instrucciones sobre como debía cuidarlas mientras sanaban. La mayoría parte no las escuché, pero pensé que podría preguntarlas después. Todavía estaba medio conmocionada por todo.
Después de eso, todos los guardianes vinieron hacia mí uno por uno. Todos me dieron alguna señal de afecto, - un abrazo, o un beso en la mejilla, - y palabras amables.
"Bienvenido a las filas", dijo Alberta, su rostro se veía envejecido y suave cuando me dio un abrazo.
Dimitri no dijo nada cuando fue su turno, pero como siempre, sus ojos hablaban por él.
Orgullo y ternura llenaban sus facciones, y tuve que tragarme las lágrimas que estaban a punto de salir. Pasó una mano suavemente por mi mejilla, asintió, y se alejó.
Cuando Stan - el instructor con el que siempre me llevaba mal - me abrazó y me dijo, "Ahora eres una de nosotros. Siempre supe que serías la mejor ", pensé que me iba a desmayar.
Y entonces cuando mi madre se me acercó, no pude evitar que una lágrima se derramase por mi mejilla. Ella me la limpió y pasó sus dedos cuidadosamente por mi cuello. "No lo olvides nunca ", dijo.
Nadie me dijo: "Felicidades," y me alegré. La muerte no es algo por lo que emocionarse.
Cuando esto terminó, sirvieron la comida y las bebidas. Fui a la mesa del buffet y me serví un plato. Comí sin saborear los alimentos y respondí a las preguntas de los demás sin saber siquiera lo que estaba diciendo la mayor parte del tiempo. Era como si yo fuera una Rose robot, dejando que las cosas pasaran como se esperaba. En mi cuello, mi piel picaba debido a los tatuajes, y en mi mente, seguía viendo los ojos azules de Mason y los ojos rojos de Isaiah.
Me sentía culpable por no aprovechar mi gran día, pero fue un alivio cuando el grupo finalmente comenzó a dispersarse. Mi madre caminó hacia mí, mientras que los demás se despedían. Aparte de sus palabras durante la ceremonia, no habíamos hablado mucho desde mi crisis en el avión. Todavía me hacia gracia - y me sentía un poco, demasiado avergonzada. Ella nunca hizo ningún comentario, pero nuestra relación había cambiado un poco. No estábamos ni cerca de ser amigas... pero tampoco éramos lo que se dice enemigas.
"El Lord Szelsky se irá dentro de poco," me dijo mientras caminábamos por el pasillo, no muy lejos de en donde le había gritado el primer día que nos encontramos. "Me voy con él."
"Lo sé", le dije. No había ninguna duda de que se iría Así era como funcionaban las cosas.
Los guardianes seguían a los Moroi. Ellos son lo primero.
Ella me miró por unos segundos, sus ojos marrones pensativos. Por primera vez en mucho tiempo, sentí que nos mirábamos a los ojos, a diferencia de su mirada como si fuese superior. Ya era hora, también, teniendo en cuenta que era 15 centímetros más alta que ella.
"Lo hiciste bien", dijo finalmente. "Teniendo en cuenta las circunstancias".
Apenas era medio cumplido, pero no me merecía más. Ahora entendía los errores y la falta de juicio que me habían llevado a la casa de Isaiah. Algunos habían sido por mi culpa; otros no. Quería poder cambiar algunas cosas, pero sabía que ella tenía razón. Lo hice lo mejor que pude teniendo en cuenta todo lo que había sucedido.
"Matar a los Strigoi no fue tan glamoroso como pensé que sería," le dije.
Ella me dio una sonrisa triste. "No. Nunca lo es".
Pensé en las marcas de mi cuello, y en las muertes. Me estremecí.
"Oh. Eh." Deseosa por cambiar el tema, metí una mano en mi bolsillo y saqué el pequeño colgante de un ojo azul que me había dado. "Esto que me diste. Es un na-nazar" Tartamudeé al decir la palabra. Parecía sorprendida.
"Sí ¿Cómo lo sabes?"
No quería explicarle el sueño que tuve con Adrián. "Me lo han dicho. Es para la protección, ¿verdad? "
Una mirada reflexiva cruzó su cara, luego suspiró y asintió. "Sí. Proviene de una antigua superstición del Medio Oriente... allí creen que los que quieren hacerte daño, pueden conseguirlo con una maldición o un "mal de ojo." El Nazar sirve para repeler el mal de ojo... y generalmente protege a quienes lo utilizan.
Pasé mis dedos por el cristal. "Oriente Medio... entonces, lugares como, eh, Turquía?"
Los labios de mi madre se contrajeron. “Lugares exactamente como Turquía." Ella vaciló.
"Fue… un regalo. Un regalo que me dieron hace mucho tiempo..." Su mirada se perdió en sus pensamientos. "Llamaba mucho… la atención de los hombres cuando tenía tu edad. Atención que parecía un elogio al principio, pero al final no lo era. A veces es difícil diferenciarlo, diferenciar entre lo que es verdadero amor y lo que otros hacen para aprovecharse de ti. Pero cuando sabes que es de verdad... bueno, lo sabes."
Entendí por qué ella era tan súper protectora con mi reputación – ella había arriesgado la suya cuando tenía mi edad. Tal vez hacer algo más que eso había sido dañado.
Sabía también por que me había dado el Nazar. Mi padre se lo había dado a ella. Y como no creí que me fuese a decir algo sobre ello, no le pregunté. Pero era lo suficiente para saber que tal vez, solo tal vez, la relación de ellos, después de todo, no había sido sólo acerca de los genes y el trabajo.
Nos despedimos y regresé a mis clases. Todo el mundo sabía donde había estado por la mañana, y mis compañeros querían ver las marcas molnija. No los culpaba. Si yo estuviese en su lugar, también habría tenido curiosidad.
"Venga, Rose", suplicó Shane Rayes. Estábamos yendo a nuestra clase de prácticas, y el me estaba tirando de la coleta. Hice una nota mental para usar mi cabello suelto.
Varios nos seguían y se hacían eco de su petición.
"Sí, venga. Déjanos ver los que conseguiste por tus habilidades con la espada!"
Sus ojos brillaban con emoción y entusiasmo. Yo era una heroína, la compañera de clase que había acabado con el líder de una banda de Strigoi que nos había estado atemorizando durante las vacaciones. Pero me encontré con los ojos de alguien que estaba parado en la parte de atrás del grupo, alguien que no estaba emocionado ni excitado. Eddie. Al encontrar mi mirada, me dio un pequeña, y triste sonrisa. El me entendía.
"Lo siento, muchachos” Les dije girándome. "Tienen que permanecer tapadas. Órdenes del doctor".
Y poco después vinieron las preguntas sobre cómo había matado a los Strigoi. La decapitación era una de las más raras y difíciles técnicas para matar a un vampiro, no es como si llevar una espada te fuese a ayudar. Así que intenté contarles lo mejor que pude, lo que había sucedido, asegurándome de contar los hechos y no glorificar las muertes.
El día escolar terminó demasiado pronto, y Lissa me acompañó hasta mi habitación.
Ella y yo no habíamos tenido la oportunidad de hablar mucho desde lo que había ocurrido en Spokane. Yo había tenido que contestar a muchas preguntas y luego tuvimos el funeral de Mason. Lissa también tenía sus propias distracciones con la realeza Moroi que ahora abandonaba el campus, entonces ella tampoco tenía mucho tiempo libre.
Estar cerca de ella me hacia sentir mejor. A pensar de que, podía entrar en su cabeza en cualquier momento, no era lo mismo que estar cerca físicamente de alguien que te importa.
Cuando llegamos a la puerta de mi habitación, vi a un ramo de fresias en el suelo. Suspirando, recogí las fragantes flores sin mirar la tarjeta que tenían.
"¿De quien son?" preguntó Lissa mientras yo abría la puerta.
"Son de Adrian", le dije. Entramos, y le señalé la mesa, donde estaban algunos otros ramos. Puse el nuevo junto a los demás. "Estaré feliz cuando se vaya. Creo que no podré soportar mucho más de esto. "
Se giró sorprendida. "Oh. Um, no lo sabes."
Capté una sensación de alarma a través de nuestra conexión, lo que significaba que lo que estaba por venir ni me iba a gustar.
"¿qué pasó ahora?"
"Él no se irá. Se quedará aquí por un tiempo. "
"Él se tiene que ir," Discutí. Hasta donde sabía, la única razón, de su estancia aquí era a causa del funeral de Mason, y aún no sabía por qué lo había hecho, por que el apenas conocía a Mason. Quizás Adrian sólo quería lucirse. O tal vez para continuar persiguiéndonos a Lissa y a mí. "El está en la universidad. O quizás en un reformatorio. No lo sé, pero el hará algo”
"Se está tomando unas vacaciones este año."
La miré.
Sonriendo a causa de mi conmoción, ella asintió. "Se va a quedar y va a trabajar conmigo... y la Sra. Carmack. Todo este tiempo, el nunca supo ni lo que era el Espíritu. Sólo sabía que no era especializado en nada, pero que tenía algunas habilidades extrañas. No se lo contó a nadie, excepto cuando ocasionalmente encontraba a otro usuario del Espíritu. Pero ellos no sabían mucho más de lo que él sabía".
"Debería haberlo descubierto antes," recordé. "Había algo raro cuando estaba a su alrededor... siempre quería hablar con él, ya sabes... Sólo tenía un… carisma. Como tu. Supongo que todo está conectado con el espíritu y la compulsión y lo que sea. Hace que me guste... aunque no me gusta".
"No?" Me provocó.
"No", le respondí rápidamente. "Tampoco me gusta esa cosa de los sueños."
Los ojos color jade de ella me miraron con fascinación. "Eso es genial", dijo. “Siempre fuiste capaz de decir lo que me estaba pasando, pero yo nunca he sido capaz de comunicarme conmigo de la misma manera. Me alegra que escaparais... pero me hubiese gustado ayudar a descubrir donde estabais".
"Yo no", le dije. "Estoy feliz de que Adrian no te haya hecho dejar los medicamentos."
Había descubierto esto pocos días después de haber estado en Spokane. Lissa al parecer, había rechazado la oferta de Adrián de dejar las píldoras y así aprender más del Espíritu. Sin embargo, ella me había admitido, que si Christian y yo permanecíamos desaparecidos más tiempo, lo hubiese hecho.
"¿Cómo te has sentido últimamente?" Le pregunté, recordando su preocupación con la medicina. "Todavía sientes que las píldoras no están funcionando?"
"Mmm ... bueno, es difícil de explicar. Todavía me siente cercana a la magia, como si tal vez, ya no estuviese tan bien bloqueada. Pero no estoy sintiendo ningún otro efecto mental... nada de estar triste ni nada parecido. "
"Wow, esto es genial."
Una bella sonrisa iluminó su rostro. "Lo se. Me hace pensar que puede que haya esperanza para mí, y pueda aprender a usar la magia algún día. "
Verla tan feliz me hizo sonreír de nuevo. No quería que esos sentimientos oscuros regresaran y estaba feliz de que hubiesen desaparecido. No entendía cómo o por qué, pero desde que ella se sentía bien --
Todos tienen luz a su alrededor, excepto tu. Tú tienes sombras. Tú recoges las de Lissa.
Las palabras de Adrian aparecieron en mi mente. Preocupada, pensé en mi comportamiento estas últimas semanas. Algunos ataques de rabia. Mi rebeldía - inusual incluso para mí. Extraños sentimientos que estaban dentro de mi pecho...
No, decidí. No había similitudes. Los sentimientos de Lissa se debían a la magia. Los míos al estrés. Por otra parte, me sentía bien ahora.
Viendo que me estaba mirando, traté de recordar dónde habíamos dejado de hablar. "Tal vez eventualmente consigas encontrar una manera de utilizarla. Quiero decir, si Adrian encontró una forma de usar el Espíritu sin medicamentos... "
Ella comenzó a reír. "No lo sabes, ¿verdad?"
"¿Qué?"
"Qué Adrian se auto medica."
"Se auto medica? Pero él dijo -" gemí. "Por supuesto que se auto medica. Los cigarrillos. La bebida. Solamente Dios sabe qué más. "
Ella asintió. "Si. Que casi siempre tiene algo en su sistema. "
"Pero probablemente por la noche no... y esa es la razón por la que entra en mis sueños. "
"Hombre, me gustaría hacer esto", dijo.
"Quizá algún día lo aprendas. Simplemente no te conviertas en una alcohólica en el proceso. "
"No lo haré", dijo. "Pero voy a aprender. Ninguno de los otros usuarios de Espíritu puede hacer esto, Rose- bueno, al margen de San Vladimir. Pero aprenderé al igual que el. Aprenderé a usarlo - y no voy a dejar que me haga daño".
Le sonreí y le agarré de la mano. Tenía fe absoluta en ella. "Lo sé".
Hablamos durante la mayor parte de la noche. Cuando llegó el momento de ir a practicar con Dimitri, me separé de ella. Mientras caminaba, pensé en lo que me estaba perturbando. Aunque en los ataques del grupo de Strigoi había más miembros, los guardianes tenían la confianza de que Isaiah era el líder. Eso no significa que no hubiese más amenazas en el futuro, pero les llevaría más tiempo reagruparse.
Pero no podía dejar de pensar en la lista que había visto en el túnel en Spokane, que tenía una lista de las familias reales por el tamaño. Isaiah había mencionado el nombre de los Dragomirs. El sabía que casi habían desaparecido, y por lo que había dicho, sonaba como si quisiese acabar con ellos.
Claro, el ahora estaba muerto... pero habría otros Strigoi con la misma idea? Negué con la cabeza. No podía preocuparse por eso. Hoy no. Todavía necesitaba recuperarse de todo lo que había sucedido. Pero pronto. Dentro de poco tendría que hacerle frente a ese tema.
Ni siquiera sabía si todavía teníamos nuestras prácticas pero me fui a los vestuarios de todos modos. Después de cambiarme de ropa para la práctica, corrí al gimnasio y me encontré a Dimitri en el cuarto de suministros, leyendo un libro del Salvaje Oeste que a él tanto le gustaban. Me miró cuando entré. Apenas lo había visto en los últimos días, por lo que pensé que debía de estar ocupado con Tasha.
"Sabía que vendrías", dijo, colocando una marca páginas en el libro.
"Es hora de entrenar."
Negó con la cabeza. "No. Hoy no habrá entrenamiento. Aún necesitas recuperarte".
"Estoy bien de salud. Preparada para las prácticas." Intenté sonar segura.
Pero Dimitri no se lo creyó. Me hizo un gesto para que me sentase a su lado. "Siéntate, Rose."
Dudé por un momento antes de obedecer. Acercó su silla más cerca de mí, para que nos sentásemos uno frente al otro. Mi corazón se aceleró, mientras le miraba a los ojos.
"Nadie supera su primer asesinato... una muerte... fácilmente. Incluso con los Strigoi... bueno, técnicamente quitar una vida. Es difícil. Y después de todo por lo que pasaste..." Dio a la cabeza y, a continuación, cogió mi mano. Sus dedos eran como los recordaba, largos y fuertes, con callos debido a los años de formación. "Cuando te vi... cuando te encontré en aquella casa... no puedes imaginar cómo me sentí".
Tragué. "¿Cómo... cómo te sentiste?"
"Devastado... el dolor me golpeó. Estabas viva, pero la forma en que estabas... no pensé que te fueras a recuperar. Y eso me consternó, pensar que eso te había sucedido siendo tan joven.” Apretó mi mano. "Pero te recuperarás – ahora lo sé, y estoy feliz. Pero aún no. Todavía no. Perder a alguien que te importa no es fácil. "
Bajé la mirada, observando el suelo. "Es culpa mía", dije en voz baja.
"¿Hmm?"
"Lo de Mason. Que haya muerto. "
No necesité ver el rostro de Dimitri para saber que la compasión lo había llenado. "Oh, Roza. No. Tomaste algunas malas decisiones... deberías habernos dicho a los demás a donde ibas, pero... no te puedes echar la culpa. Tu no lo mataste".
Lágrimas empezaron a surgir de mis ojos y lo miré. "Es como si lo hubiera hecho. El se fue - por mi culpa. Nos peleamos... y yo le había contado lo de Spokane, incluso aunque me dijiste que no lo debía contarlo... "
Una lágrima resbaló de mi ojo. Realmente, tengo que aprender a controlarlo. Como había hecho mi madre, Dimitri suavemente limpió la lágrima de mi mejilla.
"No te puedes culpar por eso," dijo. "Puedes lamentar la decisión, y desear haber hecho las cosas de una forma diferente, pero al final, Mason también tomó una decisión. Eso fue lo que él optó por hacer. A fin de cuentas, fue su decisión, sin importar lo que tu hiciste." Cuando Mason regresó por mi, me di cuenta de que el había dejado que sus sentimientos por mi lo dominasen. Eso era lo que Dimitri temía siempre, si él y yo tuviésemos algún tipo de relación, nos pondría - y a los Moroi que protegiésemos- en peligro.
"Sólo desearía haber sido capaz... no sé,… de hacer algo... "
Tragándome las lágrimas, quité mis manos de junto a las de Dimitri y me levanté antes de que dijese algo estúpido.
"Debería irme", le dije rápidamente. "Avísame cuando empezamos a entrenar de nuevo. Y gracias por... la conversación. "
Comencé a girarme, y entonces de repente le oí decir, "No."
Le miré. "¿Qué?"
Me miró, y algo cálido, maravilloso y poderoso que surgió entre nosotros.
"No", repitió. “Es lo que le dije. A Tasha ".
"Yo..." Cerré la boca antes de golpease el suelo. "Pero... ¿por qué? Eso solo sucede una vez en la vida. Podrías haber tenido hijos. Y ella... a ella, ya sabes, le gustas... "
El fantasma de una sonrisa apareció en su rostro. "Sí, lo se. Y es por eso que tuve que decir que no. No podía irme... no podía darle lo que ella quería. No cuando..." Dio algunos pasos en mi dirección. "No cuando mi corazón pertenece a otra persona."
Casi me eché a llorar de nuevo. "Pero parecía que te gustaba. Y siempre estás hablando de que actuó como una niña".
"Actúas como una adolescente", dijo, "porque lo eres. Pero sabes cosas, Roza. Cosas que personas mayores que tú no saben. Aquel día..." Supe al instante al día al que se refería. Aquel que lo había empujado contra la pared. "Tenías razón, sobre cómo lucho por mantener el control. Pero nadie lo descubrió - y lo que dijiste me asustó. Tú me asustas. "
"¿Por qué? No quieres que nadie lo sepa? "
Él se encogió de hombros. "Si lo saben o no, no me importa. Lo que importa es que nadie - aparte de ti – me conoce tan bien. Es difícil cuando una persona pude ver tu alma. Te fuerza a abrirte. A ser vulnerable. Es mucho más fácil estar con alguien que sólo es un amigo ocasional. "
"Como Tasha".
"Tasha Ozera es una mujer increíble. Es hermosa y valiente. Pero ella no-"
"Ella no te entiende," terminé.
El asintió. "Lo sabía. Pero aún así, todavía quería la relación. Sabía que sería más fácil y que ella me podía mantener alejado de ti. Pensé que podría hacer que me olvidase de ti".
Yo había pensado lo mismo con Mason. "Pero no podía."
"Sí. Y, bueno... ese es el problema".
"Por qué no podemos estar juntos".
"Sí"
"Debido a la diferencia de edad".
"Sí"
"Pero más importante, porque vamos a ser los guardianes de Lissa y tenemos que centrarnos en ella - no en nosotros".
"Sí"
Pensé en eso por un momento y entonces le miré a los ojos. "Bueno", le dije finalmente, "De la manera en que yo lo veo, todavía no somos guardianes de Lissa."
Me preparé para la respuesta. Sabía que sería una lección de vida Zen. Algo sobre la fuerza interior y la perseverancia, sobre como las decisiones que tomamos hoy, influyen el futuro o alguna otra tontería.
En lugar de eso, él me besó.
El tiempo se detuvo cuando se me acercó y puso sus manos en mi cara. Acercó su boca y movió sus labios contra los míos. Al principio apenas era un beso, pero pronto aumentó, siendo cada vez más profundo y fuerte. Cuando finalmente se alejó, me besó en la frente. Dejó sus labios allí varios segundos, mientras me abrazaba.
Yo quería que aquel beso durase para siempre. Pero rompió nuestro abrazo, pasó algunos dedos por mi pelo y mi mejilla y dio un paso hacia la puerta.
"Nos vemos más tarde, Roza".
"En nuestra próxima práctica?", Le pregunté. "Seguiremos practicando, ¿verdad? Quiero decir, todavía tienes muchas cosas que enseñarme".
Se detuvo en la puerta, me miró y sonrió. "Si. Muchas cosas".

Traducido por Jen

Anónimo –   – (11 de mayo de 2009, 5:56)  

han dejado de traducir frostbite?? me muero x ver como acaba

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