Some Girls Bite- Capítulo 3

Debés luchar por tus derechos.

“Merit?”
Fui sacada de mi fantasía por el repentino diluvio de adrenalina, apreté los puños de las manos. Había oído de la lucha-o-lucha por instinto, que los animales utilizaban para sobrevivir o escapar, buscar resguardo y ocultarse. Antes de esta noche, siempre había sido un pensamiento abstracto y poco constructivo. La ley de la supervivencia. Pero lo sentí luego del ataque en nuestra casa, y cuando enfrenté a Ethan Sullivan por primera vez, lo sentí algo íntimo.
Alguna parte previamente ausente de mi mente despertó y empezó a analizar los alrededores, para debatir si plantar el talón en la tierra y correr lo más lejos posible de él, enfrentarlo, dar la cara, y aunque tuviera que hacer un condenado esfuerzo, hacerle ver en lo que me había convertido.
Ese era uno de esos momentos, pensé, uno de esos has-o-no has momentos que decidían la dirección de tu vida, eso te recordaba cuánto coraje y libre podías ser. Sentí un codazo en mis costillas y un susurro feroz. “Merit!” Miré detrás de mí, dónde Mallory estaba parada, mirándome curiosamente. “Te encuentras bien?
Ethan estaba diciendo hola. Tienes algo que quieras decirle?”
Dirigí mi mirada a Ethan, quién me miraba cautelosamente, luego me turné en los vampiros de la habitación de quiénes habíamos captado la atención.
Pararon de tipear las teclas de sus PDAs y se quedaron mirando fijamente.
Sin mirarlo, pregunté. “Podemos hablar en privado?”
Él se detuvo, aparentemente sorprendido, y entonces dijo en una voz lo bastante suave como para causar un segundo escalofrío debajo de mi espalda, “Por supuesto.”



Sus manos en mi codo, Ethan me escoltó a través de la multitud de sorprendidos vampiros, devuelta a la puerta, y luego en la habitación de al lado. Era una oficina, masculina y bien diseñada. Su oficina. A la derecha había un escritorio de roble de un tamaño considerable, a la izquierda había un área con asientos de cuero marrón claro. Al final de la habitación había una larga, mesa de conferencia ovalada que simplemente estaba de pie antes de un banco de ventanas cubierta por cortinas de terciopelo azul marino.
Ambas paredes estaban ocupadas con estantes cubiertos de libros, trofeos, fotografías, y recuerdos.
Mallory nos siguió, y Ethan cerró la puerta. Él movió las manos como invitación a que nos sentáramos en dos sillas frente a su escritorio, pero Mallory se movió hacia los estantes hasta el final de la habitación, con sus manos cruzadas tras su espalda, empezó a leer los mementos.
Ella nos dio privacidad sin dejarme sola con él.
Apreciando el gesto, me mantuve parada.
Ethan cruzó sus brazos y me miró expectante. “Bueno? ¿A qué le debo el placer, Merit?”
Me quedé mirándolo fijo por un momento, tratando de recordar porqué visitar la oficina de un vampiro Maestro en Hyde Park era una buena idea, cuando mi boca que al parecer no era privado al debate interior, repentinamente soltó, “No te di permiso para cambiarme.” Ethan me miró por un momento antes de voltear su cabeza. Él se alejó, moviéndose con confianza en sí mismo, hasta la silla de cuero tras su escritorio. Para toda la ropa entallada y los impecables estilos, su poder era obvio. Él justamente zumbó con él. Y mientras sus movimientos eran frescos y elegantes, ocultaban algo oscuro, algo amenazando bajo la superficie—un tiburón ocultándose debajo de las engañosas aguas lisas.
Él barajó los papeles en su escritorio, luego cruzó sus piernas y miró hacia arriba, hacia mí con esos obscenos ojos esmeralda.

“Francamente, eso no es lo que esperaba oír. Estaba esperando algo parecido a ‘Gracias, mi Liege, por salvar mi vida. Estoy tan contenta de estar viva.’ ”
“Si salvarme realmente fue tu meta, podrías haberme llevado a un hospital. Un doctor podría haberme salvado. Tú unilateralmente decidiste hacerme algo diferente.”
Él frunció su frente. “Piensas que el vampiro que te mordió primero pretendía dejarte vivir?”
“No tuve la chance de preguntarle.”
“No seas ingenua.”
Había visto la conferencia de prensa sobre la muerte de Jennifer Porter, y sabía las similitudes entre nuestros ataques. Así que, incapaz de sostener ese punto, comencé otro. “Mi vida nunca será la misma.”
“Sí, Merit,” él dijo, con frustración en su voz, “tu vida humana nunca será la misma. Fue, lamentablemente tomada de ti. Pero te hemos dado otra.”
“Tendría que haber sido mi decisión.”
“No teníamos mucho tiempo, Merit. Y dado que eres totalmente consciente de la opción que yo tenía que hacer, esta actitud susceptible está bajo tuyo.”
No estaba en desacuerdo, pero quién era él para decirme eso? Mi garganta se estrechó por la emoción. “Discúlpame no haber ajustado al hecho que mi vida se ha volteado al revés. Discúlpame por no haber reaccionado ante eso con gracia.”
“O gratitud.” Él murmuró, y me pregunté si él sabía que había hablado lo suficienteme alto para poder oírlo. “Te di tu vida. Y te hice como yo. Al igual que el resto de tus hermanos y hermanas. Somos tales monstruos?” Deseé haber podido decir que sí. Quería decir que sí, para fingir horror.
Pero una lágrima bajó por mi mejilla, propulsada por una combinación de cólera y culpa ya que no había sido rechazada por Ethan Sullivan cómo había planeado ser. Yo limpié la lágrima lejos con la parte de atrás de mi mano.

Ethan me miró por un largo tiempo, y pude leer la decepción en sus ojos. Me molestó, esa decepción, más de lo que podría admitir.
Él entrelazó sus dedos juntos sobre el escritorio, inclinándose hacia delante.
“Entonces, quizá, cometí un error. La Casa Cadogan tiene permitido doce nuevos vampiros este año, Merit. Eso te convierte a ti en una de esos doce asignados. Piensas que vales la pena? Piensas que puedes contribuir a Cadogan en suficiente medida para devolver esa inversión? Traerte a la Casa fue una mejor decisión de mi parte que salvar a alguien más a quién le podría haber dado una nueva vida?”
Lo miré, evaluando el regalo que me había dado, sin embargo por mucho que no quisiera ser uno de ellos, estaba asumiendo la idea.
Me deslicé en la silla frente a mí.
Ethan asintió. “Pensé que eso podría lograrlo. Ahora, tus objeciones de haber sido cambiada han sido debidamente nombradas. Así que por el momento, cómo dices que nos movamos? No quiero esto entre nosotros, aunque hayas decidido que soy tu enemigo mortal.” Él levantó sus cejas en desafío. Y no me molesté en negarlo.
Me detuve y luego pregunté, “Debidamente nombradas?”
Ethan sonrió concienzudamente. “Nombradas, recitadas enfrente de una testigo.” Su mirada se dirigió a la esquina de la habitación, y miró a Mallory con curiosidad. “No me presentaste a tu compañera.”
“Mallory Carmichael, mi compañera de piso.”
Mallory echó una ojeada desde el libro grueso que estaba leyendo. “Yo.”
“Y tu guardaespaldas, presumo.” Él dijo, mientras se levantaba y caminaba a una barra metida en una orilla de estantes a la izquierda de la habitación. Vertió un licor ámbar en un gordo vaso y me miró mientras tomaba su contenido. “He conocido a tu padre.”
“Lamento oír eso.”


Él acunó el vaso en sus manos. “No eres cercana a tu familia?”
“Mi padre y yo no nos llevamos bien. Tenemos prioridades diferentes. Él está solemnemente enfocado en construir su reino financiero.”
“Mientras que Merit no,” Mallory dijo desde la esquina. “Ella le encanta soñar con Lancelot y Tristán.”
“Lancelot y Tristán?” Preguntó.
Avergonzado a la implicación adolescente amor-golpeada, yo tartamudeé fuera. “Yo-estaba-trabajando en mi disertación. Antes.” Ethan terminó su bebida y puso el vaso en la barra, luego se apoyó en ella, con los brazos cruzados. “Ya veo.”
“Honestamente, dudo que lo hagas. Pero si esperas que cambiarme te haga acceder al dinero de la familia Merit, no estás de suerte. No tengo—ni dinero, ni el acceso.”
Ethan parecía sobresaltado momentáneamente, y no me miró cuando se alejó de la barra nuevamente hacia el escritorio. Cuando estaba sentando nuevamente, me frunció el ceño—no con rabia. Pero pensé, desconcertado.
“Qué si te dijo que te puedo dar cosas? Eso facilitaría la transición?”
Al otro lado de la habitación, Mallory gimió.
“No soy mis padres.” Yo era el destinatario de otra mirada fija larga, pero esta sostuvo un vislumbre de respeto. “Estoy comenzando a darme cuenta de eso.”
Finalmente encontrando mi fundamento—él podría ser un vampiro, pero él simplemente estaba sujeto a los prejuicios humanos como todos los demás— me relajé en la silla, cruzando los brazos y piernas, y arqueando una ceja hacia él. “Eso es lo qué piensas?” Que he visto el Arman y la dirección de Hyde Park, y me excité tanto que había olvidado que no me pidieron permiso?”
“Quizá los dos juzgamos mal la situación,” él argumentó. “Pero si ese es el ánimo de tu familia, por qué te haces llamar Merit?


Miré a dónde estaba Mallory, quién estaba agarrando un hilo que colgaba de una de las pesadas cortinas de las ventanas. Ella era la única que sabía toda la historia, y yo no iba a agregar a Ethan Sullivan a ese grupo.
“Es mejor que la otra opción,” le dije.
Ethan pareció considerarlo antes de apartar su mirada de una pila de papeles en su escritorio. Él los barajó.
“Y tu no estás muerta. No estás muerta, o los muertos andantes y Buffy no es un recurso anatómico fiable. Tú no moriste esa noche. Tú sangre fue tomada y remplazada. Tú corazón nunca dejó de latir. Tú eres mejor ahora, genéticamente, de lo que eras antes. Una predadora. La cima de la pirámide alimenticia.
Te convertí en una inmortal, asumiendo que serás capaz de mantenerte fuera de los problemas. Si sigues las reglas, podrás tener una larga, productiva vida como un vampiro Cadogan. Diciendo esto, te ha dado Helen todo lo que necesitas? Recibiste una copia del Canon?”
Asentí.
“Tienes sangre todavía?”
“Bolsas de sangre fueron entregadas a la casa, pero no tomé ninguna. Para ser honesta, no parecían ser tan apetecibles.”
“Tomaste muchas durante la transición, así que la sed no te ha golpeado todavía. Te dará otro día. La querrás bastante cuando la Primera Hambre llegue.” Los labios de Ethan ladearon hacia arriba, y sonrió. Era un poco desarmadora, esa sonrisa. Él lucía joven, feliz, más humano.
“Dijiste sangre empaquetada?”
“Eso fue porque era entregada. ¿Por qué es eso gracioso?”
“Porque sos un vampiro de la línea Cadogan. Podes tomar directamente de humanos o de otros vampiros. Sólo no mates a nadie.”
Puse una mano en mi estómago, como si el toque pudiera calmar la ola grasienta que de repente rodó a través de él.
“No voy a morder a nadie. Yo no quiero beber en absoluto, empaquetado o por otra parte, personas o no. No podes ir por ahí” ”—moví una mano en el aire—“mordisqueando gente.”
Ethan chasqueó su lengua. “Y pensar—que estábamos tan cerca de tener una conversación normal. Merit eres un adulto. Te sugiero que aprendar a aceptar tus circunstancias, y rápido. Te guste o no, tu vida ha cambiado. Necesitas aceptar los términos de quién eres.”
“Sé quién soy.” Le dije.
Una ceja dorada se alzó hacia arriba. “Tú sabes quién tú eras. Yo sé quien sos, Merit, y quién llegarás a ser.”
“Y qué es eso?”
Su rostro era completamente, serenamente, confiado. “Mía. Mí vampiro. Mi sometida.”
Los términos posesivos me hicieron enfurecer, y creció, floreciendo y fluyendo a través de mi cuerpo con una temperatura que erizaba mis pies. Ese calor era delicioso, y todavía la emoción se sentía extraña—separada, de algún modo.
Como si no fuera mi rabia, pero rabia dentro de mí. Cualquiera que fuera la fuente, era dominante, fuerte, y emocionante.
Me paré y le pregunté, mi voz áspera y alta, “Querrías poner a prueba esa teoría?”
La mirada de Ethan se dirigió a mis labios, y mojó los suyos, pero cuando respondió, segundos después, su tono era frío. Compuesto. El tono de un Maestro a un súbdito, rebelde, a un peón.
“Te olvidaste de quién eres, Iniciada. Tienes dos días de edad. Yo tengo 394 años. Realmente quieres probar tu temple contra mí?”
No era completamente estúpida. Sabía que mi respuesta a esa pregunta sería un absoluto no. Pero eso no detuvo a mi cuerpo, que aprendí que operaba en una frecuencia completamente diferente del resto de mi cerebro, de responder con toda la valentía podría pasar revista, “Por qué no?”
Un silencio pesado descendió, el único sonido penetrante era el sólido latido de mi corazón. Ethan empujó hacia atrás su silla.
“Ven conmigo.”
“Qué es lo que acabas de hacer?”
Mallory y yo seguimos a Ethan a través del primer piso de la Casa Cadogan.
“No lo sé,” susurré en respuesta. “La vampiresa Merit es más valiente que la Merit humana.”
“Yeah, bueno, mejor consigues la forma de reconstruir la genética, ‘porque la vampiresa Merit te acaba de hundir en una seria mierda.”
Tomamos un derecho, vuelo descendiente, de las escaleras, y seguimos a Ethan a través de otro pasillo con muchas puertas de madera antigua. La habitación a la que entramos era enorme y brillante, el centro del piso de madera estaba cubierto con un juego de esteras de tatami. Las paredes de la mitad de veinte pies de altura, estaban cubiertas por madera brillosa, el resto, un balcón colgante, soportado por columnas macizas de madera, una vitrina con una impresionante colección de armamento antiguo, incluyendo espadas, mazos, arcos, hachas, cuchillos de aspecto perverso. Esta era una habitación para luchar.
Tomó un momento para que la implicación se instalara.
“Estás bromeando, cierto?” Pregunté, volteándome hacia él. “No puedes pensar realmente que voy a luchar contigo.”
Ethan me consideró fríamente y comenzó a desbrocharse su camisa.
Pregunta respondida, pensé, y aparté mi vista después del primer vistazo de pecho desnudo.
Caminé al centro, pensando que me sentiría mejor si tenía un mejor conocimiento de mis alrededores.
El arsenal de Ethan era impresionante—un set de picas cruzadas, con cintas azules colgadas de sus extremos, un sable pesado; un escudo de madera negro que tenía un árbol, roble dorado, con las bellotas pintadas de rojo; las filas de katanas desenfundadas.
“Experiencia?” Ethan me dijo.
“Ballet y trote. Y cualquier fuerza extra que me puede haber dado ser una colmilluda por dos días.”

Cometí el error de voltearme justo cuando se estaba sacando la camisa sobre su cabeza. Mi boca se volvió seca.
Sus hombros eran anchos y perfectamente esculpidos, como el resto de su torso. Su pecho era firme, su estómago plano, sólo punteado por el arrugue del ombligo y una línea delgada de pelo rubio oscuro que desaparecía en la cintura de sus pantalones.
Alrededor de su cuello tenía una delgada cadena de oro, de la cual colgaba un diminuto oval. Lucía como la medalla de un santo, aunque dudaba que algún santo aprobara que un Maestro vampiro la llevara puesta.
Ethan me atrapó mirándolo y levantó una ceja, y rápidamente aparté la vista. Mallory gritó mi nombre, ondeándome frenéticamente hacia dónde ella estaba de pie al borde de las esteras. Cuando la alcancé, ella me sacudió la cabeza.
“No podes estar seriamente pensado que vas a pelear con este tipo. Él podría patear tu trasero con un brazo atado detrás de su espalda, mucho menos con todos sus voluminosos poderes de vampiro. Él es probablemente más fuerte que tú, y más rápido. Probablemente pueda saltar más alto. Demonios, él probablemente te atraiga para que salga aquí mismo en las esteras.” Simultáneamente miramos a dónde se encontraba Ethan, medio desnudo, sacándose sus mocasines negros. Los músculos de su abdomen se contraían mientras se movía. Al igual que las líneas de los músculos de sus hombros.
Dios, pero él era hermoso.
Cerré los ojos.
Hermoso pero malvado. Perverso. Pozos sucios de repugnante malevolencia. O algo. “Jesús.” Mallory susurró. “Quiero apoyar tu búsqueda de venganza y eso, pero quizá deberías dejar que te atraiga.” Ella me miró, y puedo decir que ella estaba tratando de no reír. “O estás arruinada o estás arruinada, no?” Rodeé mis ojos. “No estás ayudando.”
La barajada de pasos sonó a través del cuarto. Las dos miramos. Vampiros estaban llenando el balcón, todos vestidos de negro, todos dando miradas de odio a Mallory y a mí. Obtuvo su desprecio obviamente, el peso del riesgo que había tomado estaba llegando a mis huesos. Acorde con el oportuno Canon, la sociedad vampírica estaba basada en las anticuadas nociones del feudalismo, incluyendo lealtad a la Casa y a su Maestro. Yo estaba dentro de la Casa—dentro de la Casa de Ethan—yo lo desafié a una lucha.
Veintisiete años tratando de vivir bajo el radar de mis padres, de nunca causar los suficientes problemas para llamar su atención, y había cometido dos grandes errores en dos días. Caminar por el campus casi me había matado. Retar a Ethan . . . Bueno, lo descubriremos pronto.
“Probablemente esta no fue la mejor decisión que alguna vez he hecho,” admití.
“No.” Mallory estuvo de acuerdo, pero cuando la miré, sus ojos brillaron de apreciación. “Necesitas tomar una decisión.”
“Un minuto atrás dijiste-”
“Olvídalo. Sé lo que dije.” Ella interrumpió. “Cambié de opinión. Los genios tienen ese derecho. Esto es lo correcto. Esta es la nueva Merit.” Ella me abrazó rápidamente, luego retrocedió. “Patea su trasero chica muerta.”
Ethan se nos unió, e hizo una galante reverencia. Cuando se puso derecho nuevamente, él me cloqueó debajo la barbilla.
“No pierdas el valor ahora, Iniciada.”
“No fue mi coraje—lo que el vampirismo cambió.”
“Tú eres vampiro, Merit, ahora y siempre. Pero a veces la mente necesita una oportunidad para entenderlo.” Él ofreció. Yo lancé una mirada angustiada al balcón. “Espero que eso pase pronto.”
Él se río. “No voy a lastimarte, a pesar del echo que rompiste todas las reglas del Canon, haré un trato contigo.”
Lo enfrenté, forzándome a encontrar sus ojos verdes, a pesar del temblor de mis manos. “Qué?”
“Si podes golpearme una vez, te liberaré de tus obligaciones conmigo.”


Era lo opuesto a lo que esperaba, que era algo como “Si sobrevives a esto, te dejaré curarte antes de castigarte por desafiarme”. Para esos estándares era un buen trato. Busqué en su rostro, no muy segura si hablaba enserio. “Cómo se yo que mantendrás tu palabra?”
Ethan dirigió su mirada al balcón de vampiros sobre nosotros. “Ellos saben.”
Cuando nuestras miradas se volvieron a encontrar, asentí. Le di la amenaza de muerte que no había podido nombrar por estar siendo una estúpida, a Mallory, y seguí a Ethan al medio de la habitación. Él se volvió y arqueó ligeramente. “Un golpe. Es todo lo que necesitas hacer.” Sin mucha más espera, dio un elegante puntapié que me hubiera golpeado en el medio de la cara si no hubiera caído hacia atrás. Me golpeé con la estera en la espalda, mi respiración expulsando fuera con el impacto. Tirada allí, todo el mundo se reía de mí, no estaba segura que me tendría que asustar más: el echo de que casi me había golpeado en la cara, o el echo que había sido lo suficientemente rápida para evitarlo.
Había cambiado.
“Buenos reflejos.”
Miré hacia arriba para encontrar a Ethan unos pasos más lejos, mirándome curioso. Él no era el único con preguntas. Me preguntaba cuánto más podía hacer, así que apoyé mis palmas detrás, levanté mis piernas, y me puse de pie de un solo golpe.
“Muy bien.”
Yo me encogí de hombros fuera del cumplido, pero estaba entusiasmada por el movimiento. No había bailado clásico en años, Yo siempre saboreé los pocos segundos de ser aerotransportado en un, grand jeté—la breve sensación de luchar contra la gravedad . . . y ganar. Esto era similar, pero infinitamente más satisfactorio. Mi cuerpo se sentí hasta más liviano, más vivo que cuando estaba en la cima la plataforma baile. Quizá habían ventajas de ser vampiro.


Sonreí a Ethan. “Tómalo simplemente como un giro de prueba.” Luego giré en busca de una debilidad. Ethan rebotaba en sus pies, y curvó una mano hacia mí en invitación. “Entonces veamos que puedes hacer.”
Alguien puso música, y Nine Inch Nails “The Hand Tjat Fedds” llenó la habitación.
“A propósito.” él murmuró, y curvó su mano de nuevo. NIN era una elección interesante para un vampiro de casi cuatrocientos años. Cualquiera fuera el problema, no pude culpar su gusto en la música.
Devuelta al reto, traté de golpearlo. Yo giré adelante, mientras rodando mi muñeca intenté clavarle el codo, pero él lo evitó, siguió el movimiento de mi mano, y giró su pierna en un barrido bajo que casi trajo mis pies fuera de bajo de mí.
Pero yo salté a tiempo y me arqueé atrás en una voltereta sobre las manos que me guardó unos pies y fuera de su alcance.
O eso pensé, hasta que él se apresuro hacia delante tan rápido, que él quedó borroso.
Me arrojé hacia atrás de nuevo, el movimiento casi fue fácil, pero él seguía viniendo. Cuando salté por última vez, instintivamente me agaché, que puso el golpe que él había dirigido a mi mandíbula fuera de alcance. Él golpeó el aire, y yo extendí los brazos para agarrar sus rodillas, pero él voló encima de mí, mientras aterrizaba detrás de mí con un golpe manso.
Yo empujé de nuevo mis pies, y me volteé para verle sonreír abiertamente, sus ojos verdes llameando. “Estoy impresionado. Hagámoslo de nuevo.”
Luego su expresión se volvió solemne, comenzó a moverse sobre sus pies, y torció una mano nuevamente en invitación.
Rodando mis ojos a la copia de Matrix, traté de hacer un golpe mariposa. Lo había visto una vez con un instructor de kick-boxing tratando de hacerlo, pero como un humano yo no había tenido el poder o había estirado para ejecutarlo.
Ser un vampiro había cambiado las reglas. Ahora tenía la fuerza para empujarme a mi misma por el aire y balancear mis piernas alrededor, y girar mi cuerpo horizontalmente.
Todavía, los reflejos de Ethan eran mejores que los míos, así que lo perdí nuevamente. Él torció su torso hacia atrás casi 180 grados, todo eso mientras seguí sobre sus pies, y evitando completamente mis piernas extendidas.
“Muy cerca,” él ofreció.
“No lo suficiente.” Pero sonreí cuando lo dijo, emocionada por haber podido manejar el movimiento. Agradó a la muchedumbre, también, y ellos gritaron apreciativamente. “Cuidad, Liege!” Alguien gritó. "Ella podría marcar con una cicatriz esa cara bonita. " Ethan se rió amablemente. "Dios prohíbelo," él dijo la galería. “Entonces solo tengo una fabulosa riqueza y unos instintos sagaces en los que confiar.” Los vampiros se rieron juntos, y volteó la cabeza para sonreírle a la multitud.
Esa era mi oportunidad, y la tomé. Ethan estaba distraído, así que me apresuré hacia él, pero el apestoso bastardo anticipó mi movimiento. Él afiló a la izquierda justo antes de que pudiera derribarlo. Yo aseguré mis brazos para pegar el suelo cuando yo volé más allá de él, agarró mi brazo, y me giró en el aire, para empujarme al suelo. Caí sobre mi espalda con Ethan encima de mí, su cuerpo estirado encima del mío. Capturó mis muñecas en sus manos y las empujó detrás de mi cabeza.
La muchedumbre hizo erupción en silbidos y sugerencias lujuriosas. “Tú me mordiste!” Lo acusé.
Sus labios a pulgadas de mi cara, sonrió lobunamente. “Y tan fácilmente.” Yo me retorcí, pero él me empujó más duro contra la estera y resbaló una rodilla entre mi cuerpo. “Iniciada, podes suponer exactamente donde va a llevar todo esto.”
Gruñí irritada. Al menos me dije a mi misma que era irritación, y no sobre todo el echo de que olía deliciosamente, una limpia combinación de lino, algodón y jabón. No el echo de que el peso de su cuerpo sobre el mío se sentía completamente natural— un calor lánguido que fluyó de repente a través de mi pecho, como si la unión de nuestros cuerpos hubiera cerrado un circuito.
Intenté alejar la sensación y, el vergonzoso plateado de mis ojos—tenía que admitir, tuve una repentina, nueva simpatía por los hombres que se tenían que enfrentar con esconder su excitación—los mantuve cerrados. Ethan me dejó calmarme, y cuando finalmente abrí mis ojos, su cara estaba inexpresiva.
“Estás de acuerdo en que no acertaste el golpe?”
Hice una pausa, pero asentí. “Al menos que estés dispuesto a darme un regalo?”
Por un latido de corazón, su mirada se dirigió a mis labios. Me pregunté si me besaría, si lo pensaba, si sentía la misma sensación que yo. Pero miró lejos, luego soltó mis muñecas, y se levantó. Me ofreció una mano, que tomé, y dejé que me pusiera de pie . . . para la desilusión y abucheos de la galería.
“Es esto por lo que viniste?” Preguntó, cuando estuvimos los dos de pie nuevamente. “Para pelear conmigo?”
Mallory debió haber oído la pregunta por encima del murmullo de la multitud, por lo que se adelantó con la nota en mano. “Vinimos por esto.”
Ethan limpió su frente con la palma de su mano, luego tomó la nota. Él la leyó, con una expresión dura.
“Dónde tomaron esto?”
“Estaba alrededor de un ladrillo que fue lanzado a través de la ventana de nuestro living,” le dije.
Su mirada me penetró. “Están heridas?” Él analizó mi cuerpo, buscando heridas. “Estamos bien. Éramos tres en la casa, y estamos todos bien.”
“Tres?”
“El novio de Mallory estaba allí.”
“Ah.”
Apunté a la nota con un dedo. “Sobre qué es eso? Hay una guerra vampírica y no nos enteramos? Mi cambio molestó a alguien?”
Frunció el ceño y releyó la nota. “Quizá tu primer atacante está resentido por no haber podido terminar su trabajo, o sobre que yo lo haya terminado por él. Pensamos que el que te mordió era una Rouge—un vampiro que vive fuera del sistema de las Casas.
La nota puede sugerir que es cierto. También es posible que haya una conexión entre tu ataque y el ataque que mató a Jennifer Porter.”
No era la primera vez que consideraba esa conexión, pero la idea era más desconcertante saliendo de sus labios. Dio la legitimidad a la posibilidad que yo era la víctima intencional de un asesino-vampiresco en serie. Pero también hizo crecer otras preguntas.
“Sabes, es mucha coincidencia que estabas caminando por el campus al mismo tiempo que fui atacada por un vampiro.”
Dirigió sus profundos ojos hacia mí. “Fue una considerable cantidad de suerte involucrada.”
Nos miramos por un momento.
“Ethan,” dije suavemente. “Tú no mataste a Jennifer Porter, no?”
Sus pestañas cayeron, medias lunas de rubio largo, oscuro contra la piel dorada. “No, no la maté. Nadie de mi Casa lo hizo.”
No estaba segura si creerle, al menos no tenía una razón para dudar de su honestidad, no cuando había hecho un trato conmigo, hasta cuando, puedo admitir, generosamente. Había abiertamente retado a la cabeza de mi Casa, y mi sufrimiento fue una pequeña humillación ante unos cuantos vampiros que no conocía. Abrí mi boca para preguntar sobre la nota, pero antes de poder soltar nada, alguien gritó desde la galería. Ellos empezaron a gritarnos, un acuerdo general que merecía una paliza.
“Liege!” uno gritó. “No puedes dejarla ir cuando te enfrentó.”
Él levantó su mirada a los vampiros. “Tienes razón. La mandaré a su habitación sin postre y sin su celular!”
La multitud comenzó a reír, pero Ethan levantó una mano nuevamente, como si estuviera conduciendo la sinfonía de sus voces, ellos se callaron inmediatamente. Cualquiera que fueran mis problemas con su autoridad, ellos eran mucho menos reticentes.

“Amigos, ella hizo un esfuerzo de buena-fe al enfrentarme. Y ya que no ha tomado todavía los juramentos, ella no -me echó un vistazo-“técnicamente rompió ninguna regla del Canon.
Además, ella subió hace un dos días no más, y casi pudo pegarme. Ella hará un indisputablemente suma importante a la Casa, y todos nosotros sabemos cuan. . . delicadas nuestras alianzas son."
Había menos risas disimuladas ahora, mezcladas con las inclinaciones renuentes.
“Más importante, ella vino aquí temiendo por su vida.” Él levantó la nota. “Ella se alzó dos días atrás, y fue amenazada.”
La pelirroja que lo acompañaba anteriormente se paró en el borde del balcón. “Estás seguro que ella no nos traerá la guerra, mi Liege?”
Si tenía alguna pregunta que era ella de él, su cadera sagazmente galleada y ojos de la alcoba eran la respuesta. Novia. Amante. Consorte, si estábamos hablando de términos feudales.
Esperaba ver los ojos esmeraldas de Ethan en sus lujuriosas curvas, pero cuando me giré hacia él, su mirada estaba en mí, sonriendo arrogante, como si supiera que estaba evaluando a su mujer.
Me encogí de hombros. “Ella parece lo suficientemente amable, si te gustan con busto, voluptuosa, y vistoso tipo.
“Mucho para mi desánimo”- y eso cercó claro en el irritablemente tono llano de su voz-“Descubrí repentinamente un gusto por lo terco, morenas elásticas con un horrible sentido de la moda.”
Él podría haber estado repitiendo líneas de Orgullo y Prejuicio, por todo el desdén que sonaba a través de su voz, su obvia aversión de estar atraído por una mujer tan “déclassé”.
Media consciente nuevamente de mis ropas casuales-pero consciente del echo que lucía bien en ellas-me manejé para no arrastrar mi remera o vaqueros. En vez de eso, resbalé mis dedos pulgares por el borde de mi cinturón, y apreté mis dedos contra mis caderas planas.
Ethan miró intensamente el movimiento. Cuando sus ojos me encontraron nuevamente, levanté una ceja. “Ni siquiera en tus sueños, Sullivan.”
Él solo gruñó en respuesta. Yo sonreí malignamente.
La puerta del salón de lucha se abrió, y Malik entró con un hombre alto. Éste usaba sus pantalones y camisa con disgusto, y por lo fuerte y fija que era su mandíbula, anchos hombros, y revuelto pelo aclarado por el sol, adiviné que estaría más cómodo, en jeans y botas vaqueras. Dejé caer mi mirada, para comprobar su calzado. Suficiente segura, eran botas negras de caimán, con las puntas plateadas. Un punto para mí.
También se me ocurrió, que no había visto ni un vampiro que no fuera atractivo. Estaban todos en forma, altos, impecablemente arreglados, innegablemente apuestos. Halagador, adivino, que me hayan hecho uno de ellos, al menos que pienses mucho en las circunstancias. Ethan se acercó a los hombres y entregó la nota. La revisaron por turnos, hablando ocasionalmente, mirándonos a mí y a Mallory. Ella unió su brazo con el mío.
“He considerado que será un placer ver esto.”
La miré insegura.
“Te conozco hace tres años. Todo este tiempo, has estado vigilando tu torre de marfil que tu misma construiste. Necesitas ser rescatada. Y si no puedes ser rescatada por tu príncipe, alto, sexy, y vivo.”-ella miró al trío de vampiros deliberadores y escaneó a Ethan medio desnudo-“él ciertamente es la segunda mejor opción.” Ella hizo una risita malvada. “Y tu te quejas de tus exámenes orales. Este chico será el más grande reto de tu vida.”
“Llamarlo un ‘reto’ significa que estoy interesada. Y yo no estoy interesada. Estaba haciendo mi deserción.”
“Estás interesada,” ella declaró. “Y de la manera posesiva en que te mira, debo decir que él está interesado también.”
“Él piensa que no soy sofisticada.”
Ella me miró. “Tú eres tú. Maleducadamente tu. Y el no podrá conseguir nada mejor que eso.
Besé su mejilla. “Gracias, Mal.”
“Yup.” Ella me soltó y miró a los tres vampiros, que estaban parados firmemente frente a nosotras, discutiendo nuestro destino. Luego frotó sus manos juntas. “Ahora. ¿Cuál es para mí?. ¿Qué tal el Vaquero Pete?”
Formulé una respuesta que me ahorré por “(a cuál, accidentalmente, podría ser parecida a algo como, “No tenés un novio?”) Ethan, quién nos dijo que nos acercáramos con un solo movimiento de dedo. Cuando alcanzamos al grupo, él gesticuló hacia sus camaradas. “Malik, mi Segundo, quién creo ya conocen, y este es Luc, Capitán de mi Guardia.”
Él se movió hasta nosotras. “Merit, dos-días-de edad Iniciada, y Mallory, su compañera de piso, quién tiene la paciencia de una santa.”
Mallory se rió, traidora, pero consiguió lo que esperaba. Aunque Malik y Luc asintieron en forma de saludo, Luc frunció el entrecejo entonces bajó a ella de sobresaliendo seis pies y cambió.
“Tienes magia.”
Mallory pestañeó. “Qué significa eso?”
Ethan pasó un dedo delicadamente por su pelo mientras se encogía. “Ah,” él dijo asintiendo. “Me lo pregunté.”
“Preguntarte qué?” Ella preguntó.
“Quién trajo la magia,” Malik dijo tan casualmente cómo si estuvieran discutiendo del estado del tiempo.
Mallory puso sus manos en las caderas. “Qué demonios estan ustedes, si me permiten usar el término, hablando de?
Luc inclinó su cabeza hacia Mallory, pero miró a Ethan. “Es posible que ella no lo sepa?”
“No sepa qué?” Pregunté, la irritación creciendo. “Qué diablos está pasando?”
Como si no hubiera hablado, Malik se encogió hacia Luc. “Si todavía ella no se unió, es posible que la Orden no se haya metido en su pre-adolescencia. Esto es Chicago después de todo.”
“Cierto,” dijo Ethan. ”Deberíamos llamar a el Ombud, decirle que hay una nueva bruja por aquí.”
“Nueva bruja?” Mallory preguntó palideciendo. “Tiempo fuera. ¿Quién es una bruja?”
Ethan la miró, con la ceja arqueada, y su tono no podría haber sido más insulso. “Tú, claro.”
Mientras Mallory asimilaba esa pequeña revelación. Ethan y su grupo, me informaron sobre las relaciones actuales de Chicago.
Mientras que casi todos los vampiros del mundo-todos los vampiros registrados-estaban afiliados a una Casa, una minoría era categorizada como los Rougues, vampiros que no tenían ataduras a una Casa ni lealtad a un Maestro en particular. Había un numero de maneras de cómo podía pasar-ser mordido por un vampiro que no era un Maestro y no era lo suficientemente fuerte para comandar al reciente cambiado; por defecto de una Casa; o ser mordido por un no afiliado vampiro que no había tomado los juramentos de lealtad. Porque por el implícito peligro que significaba para la estructura de la Casa, ellos eran tratados como proscritos. Y como no eran lo suficientemente fuertes de manera individual para tomar una Casa de vampiros, eran usualmente ignorados por las Casas, a menos que ellos habían escogido, algo irónicamente, para atar juntos en las unidades anarquistas. Los vampiros de Chicago, creían que la muerte de Jennifer Porter era el trabajo de un Rogue, tal vez uno no satisfecho con vivir bajo la sombra de las Casas de Chicago. Esta posibilidad ocupaba dos problemas.
Primero, los humanos no sabían que los vampiros Rogue existían. Ellos sabían sobre las Casas, y parecían estar conformes conque los vampiros estuvieran organizados en cuerpos políticos, que fueran supervisados por sus Maestros, y vivieran bajo un código-el Canon. Esa era un tipo de existencia que los humanos podían aceptar. Y por eso era que los vampiros empezaron a preocuparse por los Rouges, sobre el echo de que vampiros sin ataduras a una Casa, ni supervisión, ni leyes, estuvieran viviendo en su medio.
Segundo, como los vampiros en la conferencia de prensa apuntaron, la medalla Cadogan, idéntica a la de Ethan (y comprendí tardíamente con una mirada alrededor del salón, el resto de los vampiros de Cadogan) usaban ajustadas a su cuello, habían encontrado en el sitio de la muerte de Porter. Ethan estaba confiado que nadie en su Casa había estado involucrado, y él había estado de acuerdo en cooperar plenamente con la investigación del departamento de policía de Chicago. Éste lo había entrevistado, y él había estado de acuerdo en entrevistar a cada vampiro en la residencia de la Casa Cadogan para asegurarse a sí mismo y a los detectives del Departamento de Policía, que sus vampiros eran inocentes al igual que él.
Él sospechaba, como la hacían los representantes de la Casa Navarre que habían hablado (incluyendo Celina Desaulniers, su Maestro.) Que un Rogue era el culpable de la muerte de Porter. Pero eso no explicaba el porque ella había sido asesinada, especialmente desde la presencia de Greenwich, la organización que regulaba los vampiros de Norte América y Europa Occidental, quiénes castigarían a los culpables.
Antes de la muerte de Jennifer Porter, la posibilidad de un muerta-por-estaca había sido lo suficiente fuerte para proteger a los humanos. Ahora-quién sabía?
Quienquiera que fuera el culpable, los tres (Ethan y su grupo) creían que mi ataque era el segundo atentado del asesino, y la nota, evidencia, de su molestia por haber fallado en matarme.
“Mi nombre estaba en el periódico de hoy,” les recordé, “Así que la persona que envió la amenaza con el ladrillo no tenía que ser necesariamente el que me mordió.”
“Pero estaba solo tu último nombre,” Malik dijo. “Es dudoso que él haya sido capas de descubrir quién eras simplemente por causa de eso.”
Ethan sacudió su cabeza. “Ella es una Merit. Para bien o para mal, a menudo su familia aparece en los diarios, él ha sido capaz de descubrir cuál Merit estaba involucrado.
Robert y Charlotte son mayores y tienen hijos. No son típicos candidatos para un cambio.”
Perturbadoramente, pensé que él sabía demasiado sobre mi familia.
“Pero si él quería matarme,” pregunté, “Por qué la nota? El lenguaje sugería una opción, cómo si hubiera escogido a Ethan en vez del vampiro que me atacó, elegir Cadogan sobre cualquiera que sea el grupo al que esta afiliado. Si el me iba a matar, por qué iba a importar?”
Luc frunció el entrecejo. “Entonces quizá esto no está relacionado a la muerte de la chica Porter?”
“Quizás si lo está, quizás no.” Ethan pronunció.
“Sin más información, no podemos descartar ninguna de las posibilidades. Lo que sí sabemos es que somos los segundos vampiros en la escena del ataque. El lenguaje de la amenaza sugiere que cualquiera fueran los planes para Merit-muerte o otra cosa- no los pueden llevar a cabo. Ellos le echan la culpa a ella y en un término más general, a nosotros, dándole un tono a la nota, tal vez, al sistema de la Casa.”
“Entonces estamos pensando definitivamente en Rogues” Malik sumó, o una Casa con alguna animosidad tácita hacia nosotros. Grey?”
Luc bufó. “Los días de apertura fueron la semana pasada. La atención de Scott está completamente en otras cosas en este momento. Es improbable que él esté involucrado en esto aun cuando ellos se preocupen por la política de la Casa. Qué hay sobre Navarre?”
Ethan dijo. “Con la antigüedad y el prestigio de la Navarre —”
“O ellos piensan” Malik interrumpió.
Con una expresión divertida, Ethan terminó, "Navarre tendrían poco para ganar de belicoso de nosotros. Celina es fuerte, el GP la adora, y ella se posiciona como el niño del cartel para los vampiros de Chicago. No hay ninguna razón para que ellos se preocupen por Cadogan.”
“Lo que significa que tenemos investigaciones que hacer,” Luc concluyó.
Ethan asintió hacia mí. “Luc pondrá centinelas en tu casa. Continuaremos investigando la amenaza, tal vez, cuanto más sepamos sobre la muerte de Porter, aprenderemos más sobre esto. Si vez algo sospechoso, o si te atacan de nuevo, llámame inmediatamente. Sacó una tarjeta del bolsillo de sus pantalones y me la entregó. La leí, en limpias letras negras:
CASA CADOGAN
(312) 555-2046
NAVR NO. 4 | CHICAGO, IL
“NAVR número cuatro?” Pregunté, con la tarjeta entre mis dedos.
“Ese es nuestro número de registro,” Malik explicó, y recordé el NAVR debajo del anuncio en el sun-times. “Somos la cuarta Casa de vampiros establecida en los Estados Unidos.”
“Ah.” Deslicé la tarjeta dentro de mi bolsillo. “Gracias. Llamaremos si pasa algo.”
"No que esta visita no ha sido educativa," Ethan dijo, con sus ojos en Mallory, “pero debemos volver al trabajo. Creo que tuvimos bastante emoción por una noche.”
Él despidió Malik y Luc y nos hizo señas hacia la puerta de la habitación.
Las miradas de los vampiros que pasábamos todavía miraban con hostilidad, pero al menos eran también curiosas.
Por otra parte, no estaba segura si eso era mejor o peor, yo generalmente prefería mantenerme debajo del radar de personas-succionadoras, predadores.
O yo tendría, si yo hubiera tenido en cuenta ese tipo de cosa.
Ethan nos escoltó a través de la Casa. Cuando llegamos a la puerta principal, él puso una mano en mi brazo.
“Mallory, podría tener unas palabras con Merit, por favor?”

"Es su diapasón," ella contestó, e hizo botar a través de la puerta a los pasos debajo. Él me miró. “Mi diapasón?”
“Es una cosa de soccer. Qué es lo que necesitas?”
Su boca se apretó en una línea austera, y yo podría decir que él estaba preparando el discurso. “Lo que pasó esta noche es inusual.” Dijo. “Para un Iniciado retar al Maestro es virtualmente fuera de lugar, cómo el que el Maestro no castigue al individuo que retó su autoridad. Estoy dándote un descanso debido a que tu no elegiste ser un vampiro, porque nuestras leyes piden el consentimiento, y tu no estabas en posición de ofrecerlo.”
Su mirada bajó hacia mí con esos fríos ojos verdes.
“Eso dice, que si haces una falta de ese tipo nuevamente, serás disciplinada. Si alguna vez me levantas la mano de nuevo te arrepentirás de esa decisión. Soy el Maestro de esta Casa, y comando trescientos-ocho vampiros. Ellos buscan en mí, protección, y ellos me dan su lealtad a cambio.
Si cualquiera no entiende eso, yo soy rápido, fuerte y estoy deseoso de demostrar esas cualidades. La próxima vez, no erraré mis golpes. Entendéis lo que te estoy diciendo?”
El frío de su discurso, no dio paso a mi sarcasmo. Asentí.
“Bien.” Él sostuvo su mano hacia la entrada, invitándome a salir de la Casa. “Tienes cinco días antes de la Comendación. El Canon explica los juramentos, la ceremonia y la manera en que serás llamada a servicio. Prepárate.”
Dándole otro asentimiento obediente, bajé los escalones.
“Y has algo con tus ropas.”Él ordenó, justo antes de cerrar la pesada puerta de roble detrás de mí.
Caminamos silenciosamente hasta el auto, donde yo encontré un folleto de un club bajo mi limpiador del parabrisas. Levanté el folleto, miré la hoja, que hacía propaganda a Red un club en la Rivera Norte. Entré al auto, desbloqueé la puerta de Mal, y metí el folleto en la guantera. Fiestera no estaba en mi agenda en este momento. El camino a casa estuvo tranquilo, debido a lo que pensamos era causa de los eventos de la noche. Claramente era eso, especialmente el enigma de Ethan Sullivan. Por los pocos segundos que no supe quien era,
Yo me había intimidado por su cara y forma, intrigado por su sentido casi tangible de poder y determinación.
Pensando que él era hermoso. Infinitamente más desconcertante era el echo de que después descubrí quién era él-y aún sabiendo que el había tomado de mí-podía admitir una persistente atracción. Su arrogancia era irritante, pero era hermoso, inteligente, y respetado por sus sujetos. Ethan usaba tan bien sus poderes-su manto de confianza propia-posesión- al igual que su diseñador, hacia sus ropas. Pero peligroso, sabía, debajo de esa fachada perfecta. Ethan demandaba lealtad completa sin excepciones, y buena disposición para el compromiso. Él tenía herramientas, fuerza, velocidad, cuerpo y confianza suficiente para demostrar su temple contra un antagonista desconocido delante de una galería de observadores. Y mientras me encontraba atractiva –su coqueteo era prueba suficiente de eso- él no estaba emocionado por la atracción. Lo opuesto – él parecía ansioso de liberarse de mí como yo de él.
Para todo eso, yo no había podido desterrar la memoria de mi primer vislumbre de él.
Una imagen de iris verdes, fantasmeaba a través de mis retinas cuando cerraba mis ojos, y supe que nada lo podría alejar.
El impacto había sido tan fuerte- como un cráter surcado en mi psique, mientras dejaba un espacio vacío que un hombre mortal no parecía poder llenar.
Murmuré una maldición cuando me di cuenta hacia donde se dirigía la línea de mi pensamiento, y volví mi atención a las oscuras calles de Chicago.
Mallory aclaró su garganta. “Así que ese era Ethan.”
Doblé el Volvo calle abajo, mientras nos acercábamos a casa. “Ese era él.”
“Y qué estas pensando?”
Me encogí de hombros, insegura de cuanto quería admitir mis sentimientos, ni siquiera a Mallory. “Debería odiarlo cierto? Digo, él me hizo esto. Cambió todo. Se llevó todo.”

Mallory miraba fuera de la ventana del auto. “Estabas lista para el cambio, Merit. Y él salvó tu vida.”
“Él me hizo una muerta andante.”
“Él dijo que no estás muerta. Que solo era un cambio genético. Y hay beneficios, aunque los quieras admitir o no.”
Sólo un cambio genético, ella había dicho, cómo si fuera pequeño, solo un simple problema. “Tengo que tomar sangre,” le recordé. “Tomar. Sangre.”
Mallory me dirigió un gesto desconforme. “Al menos se honesta en esto-podes beber cualquier cosa que quieras. Cualquier cosa, y probablemente esas millas de piernas nunca ganen un gramo. Sangre es una nueva”-ella movió la mano en el aire-“vitamina o algo”
“Tal vez” estuve de acuerdo, “Pero no puedo volver a poner un pie en el sol. No puedo ir a la playa ni conducir con la ventana baja.”
Entonces algo increíblemente perturbador se me ocurrió. “No puedo volver a Wrigley, Mallory. No más juegos Cubs en una templada tarde de un Sábado.”
“Eres al estilo irlandés. Te rostizás con el sol, y no has ido a Wrigley, en qué, dos años? Mirarás a los Cubbies desde la tele de tu habitación, cómo siempre hiciste.”
“No puedo volver a la escuela. Y mi familia me odia.”
“Cariño, tus padres siempre han sido horribles. Al menos hasta ahora,” ella dijo gentilmente, “les podrás demostrar tu comportamiento inapropiado de vampiro.”
Agradable como ese pensamiento era, no suavizó el pesar completamente. Yo supe que necesité oponerme, permitir dejar ir que había perdido y encontrar una manera de sobrevivir, crecer, en mi nuevo mundo. ¿Pero cómo hacer para dejar ir toda una vida de planes? De asunciones sobre tu vida, sobre quien eras y quien serás? Mientras Mallory seguía largando sus consejos y diciéndome que supere “mis pequeñas sutilezas” sobre ser un vampiro, ella no discutió la conclusión del trío bizarro de que ella había traído magia a la Casa Cadogan, que ella era una bruja. No sabía nada más de magia de lo que había aprendido en la tele y por la fijación de Mallory con lo oculto. Y me asustó, que mi compañera de piso usualmente habladora, evitara la discusión.
Así que, detuve el auto en el garage. Traté nuevamente.
“Quieres hablar de alguna otra cosa?”
“Tan lejos como sé, no hay otra cosa de que hablar.”
“Vamos Mallory. Ellos dijeron que tenías magia. Te sientes eem . . . diferente? Digo, si tienen razón, debes sentir algo.”
Ella salió del auto y golpeó la puerta, e hice una mueca de dolor por la salud del Volvo.
“No quiero hablar sobre eso Merit.”
Cerré la puerta del garage y la seguí, ambas ignorando a los guardias vestidos de negro que flanqueaban la puerta principal.
Ellos eran idénticos a los guardias que estaban en el portón de Cadogan, altos y demacrados, con espadas a los lados. Cualquiera que fueran las faltas de Ethan no importaban, era malditamente eficaz. Entramos a la casa, que estaba tranquila, y libre de vampiros.
Mallory falsificó un bostezo y caminó hacia la escalera. “Me voy a la cama.”
“Mallory.”
Ella se detuvo en el escalón del fondo, se volvió, y me miró con muy poca paciencia. “Qué?”
“Sólo-trata de ser cuidadosa. No tenemos que hablar de esto ahora, pero si las amenazas continúan, o si Ethan sabe algo más sobre lo que eres . . .”
“Bien.”
Cuando empezó a subir las escaleras, desesperadamente para confortarla como ella había tratado de hacer conmigo, solté, “Esto podría ser algo bueno Mallory. Podrías tener poderes especiales, o algo.”
Ella se detuvo y miró hacia atrás, con una sonrisa sarcástica. “Como me siento ahora, solo puedo asumir que decirte las mismas idioteces que te dije anteriormente no te ayudaron tampoco.”
Continuó su camino, y oí el golpe de la puerta de su habitación.
Me fui a mi habitación y me acosté en mi cama de dos plazas, mirando al techo hasta que el alba me reclamase.

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