PERFECCIÓN // Capítulo 4

La Caída.

“Después Tally.” Dijo Cray, tomando otra vez su mascara. De un tirón abrió la puerta, y el ruido de la fiesta se coló por las escaleras mientras él se lanzaba sobre ella, la seda gris de su traje desapareció entre la multitud.
Tally se quedó allí, mientras la puerta se volvía a cerrar, demasiado impresionada como para moverse. Como su viejo buzo, ella había recordado la fealdad de manera equivocada. La cara de Cray era mucho peor de la imagen mental de los de El Humo. Su sonrisa corvada, sus ojos embotados, y la manera en que su piel sudorosa tenían rojas marcas de cuando la mascara había apretado su cara...
Pero luego la puerta se cerró, y a través de los ecos, Tally pudo escuchar los pasos que todavía subían hacía ella, verdaderos Especialistas, y por primera vez en el día, un pensamiento claro pasó por su cabeza.
Corre
Ella abrió la puerta y se metió entre la multitud.
El ascensor estaba abriendo sus puertas, y Tally arremetió hacía una pandilla de enyesados naturales, con hojas de los últimos días de otoño que eran amarillas y rojas, las cuales se movieron mientras ella pasaba por al lado. Ella se mantuvo caminando-el piso estaba pegajoso por la champaña desparramada- y captó una mirada de la seda gris.
Cray se encontraba yendo hacía el balcón donde se encontraban los Crims. Ella se fue detrás de él. Tally no quería que nadie estuviera acechándola, inmiscuyéndose en sus fiestas, enredando sus memorias cuando ella necesitaba ser burbujeante. Ella tenía que alcanzar a Cray y decirle que nunca más la siguiera.
Esto no era la Ciudad de los Feos ni siquiera El Humo, él no tenía derecho de estar allí. El no tenía nada que ver con ella en sus días de fea.
Y había otra razón para conocer, los Especialistas. Había necesitado una simple mirada de ellos para que cada fibra de su cuerpo se pusiera alerta. Su velocidad inhumana hacía detestarlos, era como mirar una cucaracha atravesar un plato. Los movimientos de Cray parecían inusuales, su humeante confianza, al estar parado enfrente a una fiesta llena de perfectos, era distinta a los especialistas que eran una especie a parte.
Tally llegó al balcón justo a tiempo para ver a Cray escabullirse por la baranda, sacudiendo sus brazos por un momento. Luego recuperó su equilibrio, doblo sus rodillas, y se fue en la noche.
Ella corrió hasta la luz y se inclinó. Cray estaba dando volteretas, pero se encontraba fuera de vista, su cuerpo había sido tragado por la oscuridad. Y después de un momento volvió a aparecer, la gris seda alcanzando una luz de los fuegos artificiales, mientras él daba saltos cruzando el rio.
Zane se quedó a un lado de ella, mirando hacia abajo. “Hmm la invitación no decía que había que utilizar chaquetas de salto.” Él murmuro. “¿Quién era ese, Tally?”
Ella abrió la boca, pero la alarma comenzó a aullar. Miró a su alrededor y vio la multitud que había en la fiesta. El grupo de los Especialistas estaba en la puerta que daba a las escaleras, abriéndose paso ante los confundidos nuevos perfectos. Sus crueles caras no estaban disfrazadas más de lo que había estado la de Cray, y ellos estaban tan sorprendidos de ver los ojos del grupo de los Lobos, y su avance, con un gran sentido y peligroso como cazar gatos, hacía que su cuerpo gritara para mantenerse corriendo.
Al otro extremo del balcón, ella pudo ver a Peris, de pie congelado al lado de la baranda, atontado por el espectáculo. Sus chispas se estaban esfumando, al fin, peor la luz de su chaqueta de salto, brillaba en un verde claro.
Tally lo empujó a través de los otros Crims, juzgando por el ángulo, sabía exactamente cuando saltar. Por un momento, el mundo se convirtió extrañamente claro, como sí el lado de la fealdad de Cray y los crueles Especialistas perfectos, hubieran removido alguna barrera entre ella y el mundo. Todo era brillante y duro, los detalles tan filosos que Tally se encogió por el viento tan helado. Le pegó a Peris, sus brazos agarraban sus hombros, y en ese momento los levantó a los dos sobre la baranda del balcón. Se salieron de la luz y se encontraron con la oscuridad. El disfraz de Peris, se iluminaba por una última vez, las chispas saltaban de la cara e ella tan frías como copos de nieve. Él estaba riéndose y gritando a medias, como asegurando una molesta pero vigorosa broma.
A mitad de camino se le ocurrió a Tally, que la chaqueta de salto podría no sostenerlos a los dos. Ella apretujó con más fuerza, y escuchó como Peris gruñía cuando los levantadores comenzaron a subir. La chaqueta lo tironeo, casi tironeando los hombros de Tally desde sus calcetines. Sus músculos todavía eran poderosos de las semanas de trabajo artesanal que se hacía en El Humo, por el contrario la cirugía los había puesto a punto, pero ella apenas podía mantenerse agarrada, mientras la chaqueta absorbía toda la velocidad de su caída. Sus brazos se deslizaron aún más abajo, hasta la cintura de Peris, sus dedos, dolorosamente se sostenían de las correas de la chaqueta. Debido a que estaban llegando hasta una parada, Tally pudo sentir el pasto, y se soltó. Paris cayó después, su rodilla alcanzó la frente de Tally, y la mandó, tambaleándose hacia atrás, en la oscuridad. Ella había perdido la práctica, y aterrizó en las hojas que crujían debajo de ella. por un momento Tally se quedó quita. La pila de hojas olían suavemente a tierra y raíces, como algo viejo, algo cansado. Ella pestañó, ya que había algo cayendo sobre sus ojos. Quizás estaba lloviendo, miró hacía arriba, a la torre de la fiesta y al globo aerostático, pestaño y recupero el aliento. Ella podía reconocer algunas figuras que se asomaban por el balcón, diez pisos por encima. Tally se preguntaba si alguno de ellos era un Especialista.
Peris había desaparecido. Ella recordaba cuando saltaban, siendo feos, como las chaquetas podían cargarte y llevarte hacía debajo de un tirón. Él debía de haber rebotado hacía el rio después de Croy. Croy...ella quería poder decirle algo. Tally lucho por ponerse de pie y mirar hacia el rio. Su cabeza latía, pero la claridad que le había llegado desde que se había lanzado del balcón, no se había esfumado. Su corazón explotaba como lo hacen los fuegos artificiales cuando iluminan el cielo, de un rosado claro, y de repente sombras en los árboles, cada hoja de césped, estaba en un filoso alivio. Todo se sentía muy real, su intensa revolución al ver la cara fea de Croy, su miedo hacia los Especialistas, las formas y olores que la rodeaban, se sentía como sí una pequeña película se había pegado en sus ojos, dejando al mundo a un lado. Ella corrió colina abajo, hacía el espejo que mostraba el rio y la oscuridad de la Ciudad de los Feos.
“Croy!” ella llamó entre sollozos.
La flor rosa que estaba en el cielo desapareció, y Tally se tropezó con las raíces de un viejo árbol. Ella tropezó hasta una parada. Algo estaba brillando entre la oscuridad.
“¿Croy?” Los fuegos artificiales habían dejado manchas verdes en su visión.
“Tú no te rindes, no?”
él se encontraba en el rio, con los pies buscando un equilibrio, luciendo bastante cómodo. Sus sedas grises habían sido remplazadas con una campera negra, y su cruel mascara de perfecto estaba desechada. Detrás de él, dos figuras rodaron, feos más jóvenes, usando uniformes de universidad, lucían nerviosos. “Yo quería...”Su voz se apagó. Ella quería poder decirle que se vaya, y la dejara sola. Quería gritarle. Pero todo era mucho más claro e intenso...lo que ella quería ahora era poder mantener ese foco de claridad. La invasión de Cray en su mundo, era parte de eso, de alguna manera sabía. “Croy, ellos ya están viniendo”. Dijo uno de los jóvenes feos.
“Qué es lo que quieres Tally?” él pregunto calmadamente.
Ella pestaño, sin entender, preocupada por el hecho de que si decía algo equivocado, la claridad se podía ir, y la barrera se cerraría otra vez. Ella recordaba lo que él le había ofrecido en las escaleras. “Tienes algo para darme?”
Él sonrió, y sacó de su abrigo algo, “Esto? Sí, creo que estas lista para esto, sólo hay un problema, no debes tomarlo de mi todavía. Los Vigilantes ya están viniendo, quizás los Especialistas.”
“Sí, en unos 10 segundos.” Se quejó uno de los feos. Croy lo ignoró. “Pero te lo dejaremos en Valentino 317. Puedes recordarlo? Valentino 317.”
Ella asintió con la cabeza, y después pestaño otra vez. Su cabeza se sentía liviana. Croy frunció el ceño. “Eso espero” Dio vuelta con su tabla con un movimiento, y los otros dos feos lo siguieron. “Hasta luego, y perdón por lo de tus ojos.”
Ellos se desvanecieron en la oscuridad del rio, yéndose en tres distintas direcciones.
“Perdón sobre mi que?” Ella preguntó suavemente.
Y luego Tally se encontró pestañando otra vez, su visión era muy borrosa. Levantó su mano para tocarse la frente. Sus dedos estaban pegajosos, oscuras manchas chorrearon por su palma, ella se quedó mirando fijamente y enmudeció. Finalmente comenzó a sentir el dolor, su cabeza latía al mismo tiempo que su corazón. El choque con la rodilla de Peris, parecía haber lastimado la frente de ella. Sus dedos lograron rastrear una línea de sangre que goteaba alrededor de su frente y bajaba hasta su mejilla, tan calientes como lagrimas.
Tally se sentó en el pasto, sintiéndose mareada de pronto. Los fuegos artificiales iluminaban el cielo otra vez, haciendo que la sangre en su mano se viera de un rojo brillante, cada gota era un pequeño espejo, que reflejaba las explosiones sobre su cabeza. Ahora, habían autos con alas en el cielo, muchos de ellos. Tally sintió que algo se le escapaba mientras sangraba, algo que ella había querido tener...
“Tally”
Al mirar hacia arriba, vio a Peris, quien se reía entre dientes mientras subía la colina.
“Eso no fue un movimiento muy perfecto que digamos, Tally-wa. Yo casi me lastimó con el rio!” Dijo Peris, mientras hacía la mímica de que se estaba ahogando, mientras se resbalaba en el agua. ella se encontró riéndose de su actuación, era raro como se volvía a convertir en una chica burbujeante ahora que Peris estaba allí con ella. “¿Cuál es el problema? ¿Es que no sabes nadar?” Él se rió y se tiró sobre el pasto detrás de ella, mientras peleaba con las correas de su chaqueta de salto. “No estoy vestido apropiadamente” Dijo mientras se frotaba un hombro. “Además...se me pegaron al cuerpo”
Tally trató de recordar porque saltar de la torre le había parecido una buena idea, pero el ver su propia sangre la había dejado perdida, y lo único que quería era dormir. Todo era tan duro y pequeño. “Lo lamento”
“Sólo avísame la próxima vez” Los fuegos artificiales explotan otra vez sobre sus cabezas, y Peris la miró detenidamente, hermosamente confundido. “¿Y esa sangre?”
“Oh, si. Tu rodilla me pegó cuando saltaste. ¿No es eso vago?”
“La verdad que no es muy perfecto que digamos.” Él la alcanzó y apretó su brazo con suavidad. “No te preocupes Tally. Llamaré a un auto, hay toneladas esta noche.” Pero uno ya estaba viniendo. Pasó silenciosamente sobre ellos, con las luces encendidas, haciendo que el pasto se viera con un tinte rojo. Un foco de luz los apuntó. Tally suspiró, dejando que el brillo desconfortable, se llevara todo. Ella se dio cuenta en ese momento las razones por las cuales ese día había sido tan vago. Había estado tratando con demasiado empeño, preocupada por como los Crims votarían, como debería vestirse, demasiado preocupada y sería cuando tendría que haber sido divertida. Con razón, los que se habían colado a la fiesta, la habían llevado hasta el borde. Pero todo esta bien ahora. Con los feos y los malos perfectos fuera de la vista, y con Peris allí para cuidarla, un sentimiento de tranquilidad se apoderó de ella. era graciosos como una patada en su cabeza la había dejado confundida por unos momentos, incluso había hablado con esos feos como si realmente importaran. El auto con alas, aterrizó cerca de ellos, y dos vigilantes saltaron del auto. Uno de ellos traía un botiquín de primeros auxilios en su mano. Quizá mientras ellos le curaban su cabeza, Tally pensó que podría conseguir que le hicieran una cirugía en sus ojos como la de Shay. No exactamente la misma, que no sería divertido, pero de alguna manera una que pudiera combinar. Ella miró hacía uno de los vigilantes, que tenía la cara de un perfecto, calmo y sabio, sabiendo cada cosa que hacía. La cara de preocupación que ambos tenían, hacía que Tally se sintiera menos avergonzada, por tener su rostro cubierto de sangre. Gentilmente la llevaron hasta el auto y colocaron nueva piel en la herida, dándole una pastilla para que no se inflamara. Cuando ella preguntó por los hematomas, ellos se rieron y le dijeron que la cirugía se ocuparía de eso. Nunca más tendría moretones. Y debido a que era una herida en la cabeza, ellos le dieron a Tally un examen neuronal, mostrándole un señalador rojo y negro, una y otra vez, para ver el movimiento de sus ojos. Ese test parecía bastante tonto, pero los vigilantes le dijeron que probaba que ella no tuviera ninguna contusión, o daño en el cerebro. Peris les contó una historia, de cuando el había atravesado una puerta de vidrio en la Mansión de Lillian Russel, y había tenido que quedarse despierto o se podía morir, y todos estallaron en carcajadas. Luego los vigilantes hicieron algunas preguntas sobre los feos que habían llegado desde el rio, los cuales supuestamente habían causado todos esos problemas. “¿Ustedes los conocían?”
Tally suspiró, no quería tener que hablar sobre ello. Era muy vergonzante ser la razón por la que los feos habían estado allí. Pero eran, al final de todos perfectos, y no podría vedarlos tan fácilmente. Ellos siempre sabían, lo que ellos estaban haciendo, y no sería inteligente decir una mentira directamente en sus caras, tan calmas, autoritarias.
“Sí, creo que recuerdo a uno de ellos, Croy.”
“¿Él era de El Humo, no Tally?”
ella asintió, sintiéndose estúpida al usar la ropa de El Humo, que ahora estaba cubierta de polvo y sangre. Era culpa de la Mansión de Valentino, que había cambiado el código para vestirse. No había nada más vago que seguir disfrazado luego de haberte ido de la fiesta.
“¿Sabias lo que quería Tally? ¿Por qué estaba aquí?”
Ella miró a Peris en busca de ayuda. Él estaba escuchando atentamente cada palabra, con sus ojos bien abiertos. Eso la hizo sentir importante.
Se encogió de hombros. “Sólo eran trucos de feos. Tratando de lucirse delante de sus amigos, probablemente.” Lo cual sonaba vago. Croy no vivía en La Ciudad de los Feos, después de todo. Él era de El Humo y se quedaba en lo salvaje, entre las ciudades. Los otros dos que se encontraban con él, podían ser sólo niños de la ciudad que querían hacer algún truco, pero Croy definitivamente, tenía un plan. Pero los vigilantes, sólo asintieron y sonrieron, creyéndole. “No te preocupes, no ocurrirá otra vez. Te echaremos un ojo para asegurarnos de que no suceda.” Ella les devolvió a sonrisa, y ellos la llevaron de vuelta a casa. Cuando Tally llegó hasta su habitación, había un llamado de Peris, quien había regresado a la fiesta. “¿Adivina que?” él grito. El sonido de la multitud se mezclaba con las palabras, haciendo que Tally deseara haber vuelto a la fiesta, incluso con la piel nueva que le habían colocado. Frunció el ceño mientras se tiraba sobre la cama, y el mensaje continuaba. “Cuando volví, los Crims ya habían votado. Creyeron que era totalmente burbujeante que verdaderos Especialistas estuvieran en la fiesta, y nuestra zambullida en el rio, nos dio seiscientas mil helenas, de Zane. Eres toda un Crim, nos vemos mañana. Ah si, y no te borres esa cicatriz hasta que todos la hayan visto. Mejores amigos para siempre.” Cuando el mensaje termino, Tally sintió que la cama daba vueltas. Cerró sus ojos y soltó un largo y lento suspiro de alivio. Finalmente, era una Crim de carne y hueso. Todo lo que había querido se había hecho realidad, era perfecta y vivía en Ciudad Nueva Belleza con Peris y Shay y una tonelada de nuevos amigos. Todos los desastres y terrores del año pasado, haber escapado de El Humo, vivir en la Ciudad Oxido, viajando de vuelta a la ciudad por lo salvaje, de alguna manera todo había dado resultado. Era tan maravilloso, y Tally estaba tan exhausta, que creerlo tomó un tiempo. Volvió a escuchar el llamado de Peris varias veces, luego se sacó el oloroso buzo de El Humo, con sus manos temblorosas, y lo tiró en una esquina. Mañana haría que el Agujero reciclara el buzo. Tally se recostó y miro al techo por un momento. Un llamado de Shay sonó, pero ella lo ignoró, poniendo su anillo de comunicación en silencio. Con todo tan perfecto, la realidad parecía, de alguna manera, muy frágil, como sí la menor interrupción, pudiera impedir su perfecto futuro. Su cama, la Mansión Komachi, e incluso la ciudad alrededor de ella, todo eso parecía tenue, como una burbuja, vacía. Probablemente fuera el golpe en su cabeza, que le causaba esa sensación de rareza, un sentimiento de perdida, que opacaba su alegría. Sólo necesitaba una buena noche para dormir, y con suerte no tendría una resaca al otro día, y todo podría sentirse firme otra vez, tan perfecto como en verdad lo era. Tally se durmió unos minutos después, feliz de ser una Crim. Pero sus sueños fueron totalmente distintos.

Traducido por Dai

draunishe –   – (3 de junio de 2009, 10:30)  

aiiii ke interesante..... k le tendra k dar????? yo cro k es algun regalo de david.. o puede k una nota.... Y k abra soñado??? dios, k interesante esta!!! sigue colgando capis, porfa!!!!

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