Capítulo 12 / El vampiro en mis sueños

Capítulo Doce
MARISSA
Estaba segura de que había una aventura incluso para mi pobre amiga Kate para la cual no estaba preparada. Mi corazón martilleando, deslicé mi mano sobre la boca de Kate para evitar que invitara al chico repartidor de pizzas dentro a mí casa, mientras Dominic golpeaba la puerta en la cara del impostor.
Pobre Kate. Sus ojos no podrían haberse ensanchado más, ni su piel se podría haber vuelto más blanca. Ella se había tomado todo muy bien hasta que Dominic y yo reaccionamos tan violentamente con el repartidor de pizza. El pensamiento de que el vampiro podría haber ganado entrada en mi casa y dejar que Lynetta u otro vampiro entrara, enviaba escalofríos a lo largo de mi espalda.
“Eso estuvo demasiado cerca para mi comodidad.” Dominic dijo, mirándonos a las dos para asegurarse de que no estuviéramos demasiado sacudidas por la terrible experiencia.
“Lynetta continuará enviándolos, no es cierto?” Pregunté, esperando que dijera que no para apaciguar la intranquilidad formándose en la boca de mi estómago. Pero mi corazón sabía que ella vendría por él, su elección. Y ella me destruiría, también, por tratar de robárselo.
“Uhm, chicos,” Kate dijo, observando a la ventana frontal, su ceño arrugado, “Qué haremos con el amigo repartidor de pizzas?”
Para mi sorpresa, Dominic se desvaneció repentinamente de la casa y se materializó al lado del chico delivery. El chico asintió, saltó dentro de su auto y se alejó conduciendo.
Esta vez Dominic volvió a la casa vía puerta frontal. “Él recordó que la pizza le pertenecía a John Smith en San Francisco, California.”
Kate soltó una risita. “Imagino que la pizza estará congelada para el momento que llegue allí.”
Sin querer que Kate escuchara mi pregunta, le hablé a Dominic telepáticamente, con la preocupación impresa en mi cerebro. “Por qué él olía a sangre?”
“Él hacía poco había comido una rata.”
Mi cabeza comenzó a punzar. Estoy segura de que mi rostro estaba más traslúcido que pálido. “Ya regreso.” Me apresuré hacia el baño.
Segundos después sostuve mi cabeza sobre el excusado, agradecida de haberlo hecho a tiempo y no haber tenido que limpiar el desastre en el salón. Alguien golpeó la puerta.
“Marissa?” Dominic medio susurró, su voz entrecortada por la preocupación. “Marissa, lo siento. No te lo tendría que haber dicho.”
Limpié las lágrimas de mis mejillas y abrí la puerta del baño de un tirón. “Es eso lo que estamos destinados a hacer?”
Terminaría asesinando mamíferos, alimentándome de su sangre, succionando la fuente de vida de sus temblorosos cuerpos? Nuevamente, sentí la urgencia de volver al excusado.
“No si logramos matar a Lynetta.”
Todo se resumía a eso. “Cómo conseguiremos lograr semejante hecho?”
Dominic suspiró una respiración entrecortada y pasó su mano sobre mi brazo. “Encontraremos el modo. Lo debemos hacer.”
Sonidos metálicos resonaron en la cocina. Levanté mis cejas en pregunta.
Dominic apuntó con su dedo en dirección al ruido. “Kate está buscando algo más para que comamos.”
Corrí hacia la cocina, la náusea en mi estómago instantáneamente se calmó mientras mi mente se enfocaba en una nueva preocupación. “Ella tiene un corazón de chef, pero quema todo lo que cocina.” Me volteé hacia Dominic quien me seguía los pasos. “Falta de atención en la tarea. Se distrae fácilmente.”
“Oí eso!” Kate gritó, risa en su voz.
Suspiré pesadamente cuando la vi revolver mayonesa y atún en un cuenco. Emparedados de atún. Ella no se podría haber equivocado con eso.
Kate levantó la vista de su trabajo. “Exactamente cómo podemos matar un vampiro? He leído libros de ficción sobre el tema-estacarlos en el corazón, cortarles la cabeza, exponerlos a la luz del sol-algo más que me haya faltado?”

Ambas miramos a Dominic para oír que tenía para decir sobre esto la autoridad en el tema.
Él se encogió de hombros. “No lo sé.”
“Qué quieres decir con que no lo sabes?” La voz de Kate se elevó una octava mientras colocaba la mayonesa con atún en las rodajas de pan blanco.
“Simplemente eso. Nunca he visto uno muerto. Así que no sé si los cuentos de ficción tienen algo de cierto o no.” Él caminó frente a la puerta de vidrio negro del horno.
Podíamos ver la reflejo de Dominic en el vidrio, por lo que sentí un poco de alivio de que continuara teniendo algo de humano.
“Ves? No todos los cuentos son seguros.”
“Ah, pero qué si eso es solo porque estás parcialmente convertido?” Pregunté.
“Puede ser.” Él cargo su plato y vaso de leche hasta la mesa. “No tengo idea si un completo vampiro se reflejaría en un espejo o no.”
Miré a mi propio reflejo. “Qué hay sobre el ajo?”
“No hay reacción a eso. Mi madre es una gran fanática en condimentar la comida. A menos que sea un plato de postre ella le agrega ajo a todo. Comí su pollo y lasaña la semana pasada, y no tuve problema.”
“Cruces?” Pregunté.
Sacudió su cabeza y tomó un sorbo de su leche. “Tampoco eso. Incluso fui a la iglesia con la familia de una amigo de mi hermano y experimenté con agua bendita. Ningún efecto.”
Kate cortó su emparedado en cuadrados. “Qué hay sobre cargar la suciedad del lugar de tú nacimiento?”

“Antiguos cuentos de esposas,” Dominic y yo dijimos al mismo tiempo.
Estaba realmente agradecida por eso. Me podía imaginar tratando de obtener un ataúd cubierto de suciedad de mi lugar de nacimiento en Minnesota a Texas por correo.
Dominic levantó la mitad de su emparedado, luego se detuvo. “Me pregunto si Lynetta todavía puede controlar mi mente ahora que tengo algunas habilidades de hechicero.”
Mis latidos de aceleraron. “Piensas que ahora ella no te podrá controlar?” Esperanza surgió a través de mí.
Sus ojos brillaron débilmente. “Voy a enfrentarla por cuenta propia sin involucrarte.”
Mi estómago dio un vuelco. No era la bruja más valiente sobre la Tierra, pero tampoco era un gatito asustadizo. Además, qué pasaría si Dominic estaba equivocado? Que si Lynetta todavía podía controlarlo, aunque hubiera ganado habilidades de hechicero? Nosotros realmente no teníamos idea de lo que ella era capaz. No podía permitirle que le hiciera frente él solo. No había dicho él que era su salvadora? Que estaba escrito en las estrellas? Todavía la mirada terca en su rostro indicaba que él había tomado una decisión.
“He tomado una decisión, Marissa. No quiero tu ayuda en esto.”
Yo sabía que estaba tratando de protegerme, por eso refrené mi irritación con él por rechazarme de esa manera, pero no podía dejarle que luchara contra Lynetta por cuenta propia. Podía ser terca, muy terca, también- “Lo siento, cuando tomaste mi sangre, nos convertimos en compañeros de sangre.” Le dije con resolución. Toqué mi sin comer emparedado, mi apetito instantáneamente aplastado.
Traté de leer sus sentimientos, sus pensamientos, pero la pared de piedra estaba levantada en su lugar nuevamente. La conexión que tenía con él se había desarmado instantáneamente.
Aunque no me tenía que decir lo que estaba pensando. Lo sabía de todos modos por la posición rígida de su mandíbula, la determinación en sus oscuros ojos marrones. Él planeaba dejarme antes de que el velo de nubes que tapaba el sol desapareciera del otro lado de la Tierra? Tenía la intención de enfrentar al vampiro por cuenta propia?
Él evitó mis ojos, y me dí cuenta que estaba leyendo todos mis pensamientos. Deseé poder erguir mi propia pared para mantenerlo fuera.
Levantó su vista. Sonreí. Él no quería que lo dejara fuera. Levanté mi vaso de leche hacia él para brindar. No quería que me dejara fuera tampoco.
“Es para mejor,” dijo suavemente.
“Nosotros no sabemos eso, Dominic. Y no puedes arriesgarte.”
Hasta ahora, Kate se había reservado los comentarios, escuchando silenciosamente, ponderando por encima de la conversación. Ella finalmente dijo, “Déjalo ir, Marissa. Es una cosa de hombres. Es para probar que tan macho es. Déjalo hacer lo que piensa que tiene que hacer.”
No podía creer que Kate fuera tan... tan increíblemente desalmada. Ella no tenía ni idea que tan malvada, tan cruel Lynetta podía ser. Ni modo quería que él tuviera que enfrentarla solo. Empecé a objetar. “Pero-”
Kate me dio una de sus miradas-el tipo que dice, “Lo discutiremos luego, cuando Dominic no esté por aquí.”
Quería discutir con ella, con él, para decirle que dejara ese plan tonto y peligroso. Pero yo concedí. Sabía en mi corazón que él estaba equivocado y que lo podía perder para siempre. También reconocí que se resistió obstinadamente a la idea de que lo ayudara ahora que tenía sus habilidades de hechicero y estaba determinado a protegerme a toda costa.
Mis manos apretaron mi regazo, miré hacia abajo, a mi no-comido emparedado y traté de conciliarme a mi misma con sus deseos. Luego me volteé hacia él, mis propios ojos húmedos con lágrimas. “Sigues necesitando mi sangre, no es cierto?”
Su nuez de Adam se meció cuando tragó.
Yo me dí cuenta de él pensó que yo no le ofrecería mi sangre a menos que dejara su plan idiota. Extendiendo el brazo, tomé su mano. “Has lo que debas hacer, Dominic. Pero te ofrezco mi sangre libremente, a pesar de lo que elijas hacer.”
Su mano apretó la mía. “No puedo decir más que no quiero que Lynetta de haga daño.”
Asentí, aunque yo no tenía la misma confianza en sí mismo que él parecía tener de que le iría bien enfrentándola solo.
“No me iré a más tardar esta noche.”
“Hasta que estemos dormidas y seamos inconscientes de que te has ido.”
Reafirmé mi preocupación, con un filo en mi voz. No podía evitar la ansiedad creciendo en cada fibra de mi ser.
“Yo te habría dicho mi plan Marissa. No me iré sin un beso de despedida.”


Le podría haber gritado. Todo lo que quería de mí era un beso de despedida?
Sus labios se levantaron pecaminosamente sexys. Dejó caer la pared momentáneamente para permitirme leer sus pensamientos. “No, querida Marissa, eso no es todo lo que quiero de ti. Pero por ahora, mientras el mal me espera, sólo puedo pensar en lo que me gustaría hacer contigo en mis brazos.”
Nuevamente, la pared se elevó para evitar que leyera su mente más que eso. Traté de entrometerme en sus pensamientos.
Hoyuelos se formaron cuando me dio una de sus sonrisas más besables. Sus ojos chispearon e incluso sus cejas se levantaron.
Un gruñido se retorció en lo profundo de mi ser. Quería saber estos deseos que tenía por mí.
Su sonrisa se amplió.
Aparté la mirada de sus ojos chocolate fundiéndose por el deseo, mis propias mejillas se calentaron, para alcanzar su nivel.
“Bueno,” Kate dijo agarrando su plato vacío, “quieren jugar un juego de mesa por un rato si no tenemos otros planes como los métodos de exterminación de vampiros para discutir?”
No, no quería jugar ningún juego de mesa! Quería saber que tenía en mente Dominic para hacer conmigo.
Sus ojos se enfocaron en mis labios. Ellos se elevaron en respuesta. Soltó una risita bajo su respiración y luego ayudó a limpiar la mesa para el juego.
De algún modo encontraría la manera de tirar abajo la barrera que había puesto para bloquearme. También, tenía que descubrir como prevenir de que leyera mi mente. Lo más importante de todo, tenía la intención de frustrar su plan de ver a Lynetta por cuenta propia. De algún modo.

TRADUCIDO POR MI ♥

Publicar un comentario

  © Diseño LuxLune by JenV 2010

Back to TOP