Especiales/ Capítulo 1


Bien aqui les traigo la continuación de Perfección, la traducción se está llevando a cabo en el Foro de Alishea, y también estoy participando en la misma. Besossssss!

Titulo: Especiales
Autor: Scott Westerfeld
Saga: Los feos.

Argumento:

Tally se ha unido a Circunstancias Especiales y ahora está programada para vencer a la resistencia…
Mucho ha llovido desde los tiempos en que Tally era una imperfecta rebelde e indisciplinada. Por aquel entonces, para ella los Especiales eran solo un rumor siniestro: de ellos se decía que eran atractivos, y rápidos y poderosos como nadie. Irónicamente, el destino ha llevado a Tally a convertirse en una de ellos y después de someterse a la más artificiosa de las operaciones, la fuerza, la velocidad y la claridad de su pensamiento le hacen sentir mejor que nunca. No conserva prácticamente ningún recuerdo de su pasado, pero cuando la Dra. Cable le asigna la misión más importante del cuerpo de los Especiales –acabar con la resistencia— Tally deberá escuchar una voz que le habla desde lo más hondo de su corazón, donde todavía laten recuerdos imborrables…

Parte I

SER UN ESPECIAL

Arrancando los pétalos no reúnes la belleza de la flor.
—Rabindranath Tagore, "Stray Birds"

CAPÍTULO 1

Traducido por Jhos.....

INFILTRÁNDOSE EN UNA FIESTA

Las seis aerotablas se deslizaron sobre los árboles con la gracia de un juego de cartas. Todos se agacharon y se deslizaron suavemente sobre las ramas cubiertas de hielo, riendo, rodillas flexionadas y brazos extendidos. A su paso dejaban una lluvia de cristal, pequeños trozos de hielo sacudidos de los pinos que se encendían con la luz de la luna.

Tally sintió todo con una helada claridad: la fragilidad del viento contra sus manos, la gravedad contenida que la mantenía contra su aerotabla. Respiró el bosque, el aroma de los pinos le cortaba la garganta y la lengua, espeso como jarabe.

El aire frío parecía volver los sonidos más nítidos: la cola suelta de la chaqueta de su uniforme crujía como una bandera sacudida por el viento, sus zapatos chirriaban contra la aerotabla en cada vuelta. Fausto estaba poniendo música de baile a través de su EARCAN (Exclusiva red de comunicación radio alternativa), pero para el mundo exterior estaba silencioso. Sobre su frenético ritmo Tally oyó cada contracción de sus nuevos músculos envueltos con monofilamento.

Ella observó a través del frío entrecerrando los ojos, pero las lágrimas hicieron su visión aún más clara. Los copos de nieven resaltaban brillantes en la oscuridad, y la luna volvía plateado el mundo, como una vieja película a blanco y negro viniendo a la realidad.

Ese era el punto de ser un Cortador: Todo era helado ahora, como si el mundo le estuviera abriendo la piel. Shay se deslizó a un lado de Tally, sus dedos la rozaron por un momento y después le dio una sonrisa. Tally trató de regresarla, pero algo se removió en su estomago mientras miraba la cara de Shay. Los cinco Cortadores iban encubiertos esta noche, sus iris negros ocultos bajo lentes de contacto, sus crueles y perfectos rasgos suavizados por máscaras de plástico. Ellos se habían convertido a sí mismos en feos porque se infiltrarían en una fiesta en el Parque Cleopatra. Para el cerebro de Tally, era muy pronto para andar jugando a disfrazarse. Ella solo había sido Especial por un par de meses, pero cuando miraba a Shay esperaba ver el rostro cruel y maravilloso de su mejor amiga, no el disfraz de fea de esta noche. Tally inclinó su tabla a los lados para evitar unas ramas cubiertas de hielo, alejándose. Se concentró en el brillante mundo, en inclinar su cuerpo para deslizarse junto a los árboles. La ráfaga de aire frió la ayudó a enfocarse en su entorno en vez del sentimiento de que algo faltaba en su interior –ese sentimiento que provenía del hecho de que Zane no estaba aquí con ellos.

“Una fiesta cargada de feos a la vista.” Las palabras de Shay cortaron la música, captadas por un chip en su mandíbula y llevadas a través de la red EARCAN, como un susurro cercano. “Estás segura que estás lista para esto, Tally-wa?”

Tally respiró profundo, absorbiendo el frío. Sus nervios todavía a flor de piel, pero sería totalmente absurdo echarse para atrás ahora. “No se preocupe Jefa. Esto va a estar helado.”

“Debería. Es una fiesta después de todo,” dijo Shay. “Seamos felices pequeños feos.”

Algunos de los Cortadores se rieron entre dientes, mirando sus rostros falsos. Tally se hizo consiente de nuevo de su propia máscara de milímetros de espesor: protuberancias y trozos de plástico que hacían su cara defectuosa e irregular, cubriendo la gloriosa red de tatuajes. Prótesis dentales desiguales cubrían sus afilados dientes, e incluso lo tatuajes de sus manos fueron cubiertos con piel falsa.

Una mirada en el espejo le había mostrado a Tally como lucía: justo como un feo. Desgarbada, con la nariz torcida, grasa en las mejillas, una expresión impaciente –impaciente por su próximo cumpleaños, la operación de los cabeza hueca, un viaje al otro lado del río. Una quinceañera como cualquier otra, en otras palabras.

Este era la primera asignación de Tally desde que se convirtió en Especial. Ella esperaba estar lista para cualquier cosa para este momento –aunque la operación le había dado nuevos músculos helados y reflejos ajustados a la velocidad de una serpiente. Y luego había tenido que pasar dos meses entrenado en el campamento de los Cortadores, viviendo en el campo durmiendo poco y sin provisiones.

Pero una mirada en el espejo había sacudido su confianza.

No ayudó el hecho de que al venir pasaran por los suburbios donde vivían los perfectos medianos, volando sobre las interminables filas de casas oscuras, todas iguales. El aburrido y tedioso lugar donde creció le produjo una extraña sensación en sus brazos, lo cual no ayudaba a la sensación del uniforme reciclable contra su sensible nueva piel. El cinturón verde de árboles podados parecía presionar a Tally, como si la ciudad tratara de traerla a lo corriente de nuevo. A ella le gustaba ser un Especial, estar afuera y helada y mejor, y no podía esperar para volver al campo y arrancar esta horrible máscara de su rostro.

Tally apretó los puños y escuchó la red. La música de Fausto y los ruidos de los otros se apoderaron de ella- los suaves sonidos de la respiración, el viento sobre sus rostros. Ella imaginó los latidos de sus corazones en el borde de su oído, como si la excitación creciente de los Cortadores hiciera eco en sus huesos.

“Divídanse,” dijo Shay mientras las luces de la fiesta se hacían más cerca. “No quieren verse demasiado rápidos.” La formación de los cortadores se rompió. Tally se quedó con Fausto y Shay, mientras Tachs y Ho fueron hacia la parte superior del parque Cleopatra. Fausto ajustó su red y la música cesó, dejando solo el impetuoso viento y el distante eco de la fiesta.

Tally respiró nerviosamente de nuevo, y el olor de la multitud le llegó –desagradable sudor y alcohol derramado. El sistema de sonido de la fiesta no usaba EARCAN; lanzaba música cruelmente a través del aire, dispersando ondas sonoras en un millar de reflexiones a través de los árboles. Los feos siempre eran ruidosos.

De su entrenamiento Tally sabía que podía cerrar los ojos y usar el solo eco para recorrer el bosque a ciegas, como un murciélago siguiendo sus propios chirridos. Pero ella necesitaba su visión especial hoy.

Shay había espiado feópolis, y había oído que intrusos estaban infiltrándose en las fiestas- los habitantes del Nuevo Humo repartiendo nanos y causando problemas.

Por eso los Cortadores estaban aquí: Esto era una Circunstancia Especial.

Los tres desembarcaron fuera de las luces estroboscópicas de los aeroglobos, saltando sobre el suelo del bosque de pinos puntiagudos, el cual crujió como el hielo. Shay envió sus tablas a las copas de los árboles a esperarlos, luego se enfocó en Tally con una mirada divertida. “Hueles nerviosa.”

Tally se encogió de hombres, incómoda en su uniforme de sus días de fea. Shay siempre podía oler lo que la gente sentía. “Tal vez sea así, Jefa.”

Aquí al borde de la fiesta, un fastidiosa parte de su memoria le recordó que ella siempre se hacía sentir al llegar a una fiesta. Incluso como una perfecta cabeza hueca, Tally había odiado los nervios que fluían sobre ella cuando las multitudes se presionaban alrededor de ella, el calor de tantos cuerpos, el peso de sus ojos sobre ella. Ahora su máscara se sentía pegajosa y extraña, una barrera que la separaba del mundo, bastante nada especial. Sus mejillas se sonrojaron por un segundo bajo el plástico, como una oleada de vergüenza.

Shay se acercó para apretar u mano. “No te preocupes, Tally-wa.”

“Solo son feos,” susurró Fausto a través del aire. “Y nosotros estamos aquí contigo.” Su mano descansaba en el hombro de Tally, empujándola gentilmente hacia adelante.

Tally asintió, escuchando a los otros, sus respiraciones calmadas a través del enlace EARCAN. Era tal y como Shay lo había prometido: los Cortadores estaban conectados, una pandilla inseparable. Ella nunca estaría sola de nuevo, incluso cuando sentía que algo estaba perdido dentro de ella. Incluso cuando sentía la ausencia de Zane creando pánico al tope.

Se abrió paso entre las ramas, siguiendo a Shay hacia las luces intermitentes,

Los recuerdos de Tally eran perfectos ahora, no como cuando era una cabeza hueca; confusos y enredados todo el tiempo. Ella recordaba lo importante que era una fiesta de primavera para los feos. La primavera significaba días más largos para trucos y viajes en aerotabla, y muchas más fiestas al aire libre por venir.

Pero mientras ella y Fausto seguían a Shay a través de la multitud, Tally no sentía nada de la energía que recordaba del año pasado. La fiesta parecía tan mansa, indiferente y aburrida. Los feos solo se quedaban alrededor, tan tímidos y semiconscientes que cualquiera que estuviera realmente bailando luciría como que lo estaba intentando demasiado. Todos parecían aburridos y artificiales, como extras en un video, esperando que la gente de verdad llegara.

Sin embargo, era verdad los que había dicho Shay: los feos no eran tan despistados como los cabezas huecas. La multitud se dividió fácilmente, todo el mundo se apartaba de su camino. A pesar de lo desiguales de sus rostros, las miradas de los feos eran agudas, llenos de afilados nervios de entendimiento. Ellos eran los suficientemente inteligentes para sentir que los tres Cortadores eran diferentes. Nadie se quedó mirando a Tally por mucho tiempo o se dio cuenta lo que ella era detrás de la máscara, pero los cuerpos se apartaban a su más ligero toque, escalofríos a atravesaban sus hombros mientras ella pasaban como si los feos sintieran algo peligroso en el aire.

Era fácil ver los pensamientos pasar por sus rostros. Tally pudo ver los celos y odios, rivalidad y atracción, todo escrito en sus expresiones y en la forma en que se movían. Ahora que ella era especial, todo era tan claro, como mirar una pista en el bosque desde arriba.

Se encontró a sí misma sonriendo, finalmente relajándose y lista para la caza. Detectar infiltrados en la fiesta iba a ser sencillo.

Tally escaneó la multitud, buscando cualquiera que pareciera fuera de lugar: un poco demasiado confiado, más musculoso de lo normal, y bronceado por vivir en la naturaleza. Ella sabía cómo lucían los habitantes del Nuevo Humo.

El otoño pasado, en sus días de fea, Shay había huido a la naturaleza para escapar de la operación cabeza hueca. Tally la había seguido para traerla de regreso, y ambas habían vivido en el Viejo Humo por algunas largas semanas. Vivir como un animal había sido una completa tortura, pero sus recuerdos eran útiles ahora. Los habitantes del Humo eran arrogantes; creían que eran mejores que la gente de la ciudad.

Le tomó a Tally solo unos segundos divisar a Ho y Tachs en medio de la multitud. Ellos se resaltaban como un par de gatos navegando a través de una manada de patos.

“Piensas que somos muy obvios, Jefa?” ella susurró dejando que la red llevara sus palabras.

“Obvios de que manera?”

“Todos se ven tan despistados. Nosotros lucimos………. Especiales.”

“Nosotros somos especiales.” Shay miró a Tally por encima del hombro, una sonrisa se dibujaba en su cara.

“Pero yo pensé que debíamos estar encubiertos.”

“Eso no significa que no podamos divertirnos!” Shay de repente salió disparada entre la multitud.

Fausto se acercó y tocó el hombro de Tally. “Mira y aprende.”

Él había sido Especial más tiempo que ella. Los Cortadores eran una nueva parte de Circunstancias Especiales, pero la operación de Tally era la que había durado más. Ella había hecho un montón de cosas promedio en su pasado, y le había tomado un tiempo a los doctores eliminar toda la culpa edificada y la vergüenza. Aburridas emociones sobrantes podían confundir su cerebro, lo cual no era muy especial. El poder provenía de la claridad helada, de saber exactamente lo que eres, de cortarse.

Así que Tally se quedó atrás con Fausto, viendo y aprendiendo.

Shay tomó un chico al azar, alejándolo de la chica con la que estaba hablando. Su bebida se derramó y él empezó a alejarse en señal de protesta, pero luego observó a Shay.

Shay no era tan fea como el resto de ellos, Tally se dio cuenta, el violeta en sus ojos era todavía visible incluso a través de sus lentes de contacto. Ellos brillaban como los de un depredador bajo las luces estroboscópicas, mientras ella se acercaba más al chico, apretándose contra él, flexionado los músculo bajo su cuerpo, como una luz a través de una cuerda.

Luego de eso, el no miró a otro lado de nuevo, ni siquiera mientras le entregaba su cerveza a la chica común que los obseravaba con la boca abierta. El muchacho feo colocó sus manos en los hombros de Shay, su cuerpo empezó a seguir los movimientos ella.

La gente los miraba ahora.

“No recuerdo esta parte del plan,” dijo Tally en voz baja.

Fausto se rió. “Los Especiales no necesitan planes. No rígidos, de todas formas.” El se paró cerca detrás de Tally, sus brazos alrededor de su cintura. Ella sintió su respiración en la parte de atrás de su cuello, y un cosquilleo empezó a moverse a través de su cuerpo.

Tally había notado que los Cortadores se tocaban los unos a los otros todo el tiempo, pero ella no estaba acostumbrada a esa parte de ser un Especial. La hacía sentir más extraña que Zane no se hubiera unido a ellos todavía.

A través de la red EARCAN, Tally pudo oír a Shay susurrándole al chico. Su respiración era profunda, a pesar de que Shay podía correr un kilometro en dos minutos sin siquiera sudar. Un sonido agudo, se deslizó a través de la red cuando ella deslizó su mejilla por la del chico y Fausto se echó a reír cuando Tally se estremeció.

“Relájate Tally-wa,” dijo él, frotándole los hombros. “Ella sabe lo que está haciendo.”

Era bastante obvio: El baile de Shay se estaba expandiendo, atrayendo la gente hacia ella. Hasta ahora la fiesta había sido una burbuja nerviosa flotando en el aire, y ella la había explotado, liberando algo helado en su interior. La multitud comenzó a emparejarse, brazos envolviéndose los unos a otros, moviéndose rápido. Quien fuera que estaba poniendo la música debió haberlo notado- el volumen era más alto, el bajo más profundo, los aeroglobos sobre sus cabezas pasaban de la oscuridad a un brillo cegador. La multitud había empezado a saltar arriba y abajo con el ritmo.

Tally sintió su corazón acelerado, sorprendida de cómo Shay había hecho todo eso sola. La fiesta estaba cambiando, cambiando de adentro hacia afuera, y todo debido a Shay. Esto no era como sus estúpidos trucos en sus días de fea –andando a través del río, robando chaquetas de salto- esto era magia. Magia Especial.

Así que, qué si ella estaba usando una cara fea? Como Shay siempre decía en el entrenamiento, los cabezas huecas lo entendían todo mal: no importaba como lucías. Era como te llevabas a ti mismo, como te veías a ti mismo. Fuerza y reflejos eran solo parte de ello –Shay simplemente sabía que ella era especial, y por lo tanto lo era. Todos lo demás era solo papel tapiz, un fondo borroso de una charla apática hasta que Shay los encendió con su luz propia.

“Vamos,” susurró Fausto, alejando a Tally de la multitud. Ellos se movieron al borde de la fiesta, deslizando sus ojos sobre Shay y el chico corriente. “Ve en esa dirección. Mantente alerta.”

Tally asintió, oyendo a los otros Cortadores susurrar mientras se dispersaban por la fiesta. De pronto, todo tuvo sentido…

La fiesta había estado demasiado muerta, demasiado encubrir a los Especiales o su presa. Pero ahora que los brazos de la multitud estaban arriba, agitándose de un lado al otro con el ritmo. Vasos de plástico volaban por los aires, toda una tormenta en movimiento. Si los habitantes del Humo estaban planeando infiltrarse en la fiesta, este momento era el que estaban esperando.

Moverse era difícil ahora. Tally se abrió camino entre un enjambre de jóvenes chicas –prácticamente niñas- todas bailando juntas con los ojos cerrados. El brillo se esparció a través de su irregular piel desde los aeroglobos, y no notaron como Tally se abrió paso entre ellas; su aura especial se había nublado por la nueva energía de la fiesta, por el baile mágico de Shay.

Los cuerpos de los feos rebotando sobre el de ella le recordaron a Tally lo mucho que había cambiado por dentro.

Sus nuevos huesos eran hechos de cerámicas, ligeros como el bambú y duros como diamantes. Sus músculos cubiertos de monofilamentos auto-reparantes. Los feos se sentían suaves e insustanciales contra ella, como peluches que vuelven a la vida, ruidosos pero ninguna amenaza.
Un ping sonó en la cabeza de Tally mientras Fausto modificaba el rango de la red EARCAN, y fragmentos de ruido se deslizaban a sus oídos: gritos de la chica que bailaba junto a Tachs, un golpe sordo desde donde estaba Ho parado junto a los altavoces, y bajo todo eso, todas las cosas distrayentes que Shay susurraba al oído del tonto chico. Era como ser cinco personas a la vez, como si la conciencia de Tally estuviera esparcida por la fiesta, absorbiendo su energía en una mezcla de ruido y luces.

Ella respiró profundo y se dirigió hacia el borde, escrudiñando en la oscuridad fuera de las luces de los aeroglobos. Ella podía observar mejor desde allí, mantener mejor su claridad.

Mientras se movía, a Tally le pareció más fácil bailar, moverse con la multitud en vez de forzar un camino a través de ella. Se permitió a si misma ser empujada por la multitud, como cuando dejó que las corrientes de aire guiaran su aerotabla, imaginando que ella era un ave de presa.

Cerrando sus ojos, Tally absorbió la fiesta a través de sus otros sentidos. Quizás esto era de lo que ser Especial en verdad se trataba: bailar con el resto de ellos, mientras te sentías como la única persona real in la multitud…….

De repente, la piel se le erizó a Tally, agitó las aletas de su nariz. Una esencia, distinta del sudor humano y la cerveza derramada, envió su mente de regreso a sus días de fea, huyendo, a la primera vez que había estado sola en la naturaleza.

Ella olió humo- el olor adherido de una fogata.

Sus ojos se abrieron. Los feos de la ciudad no quemaban árboles, ni siquiera antorchas; no se les permitía. Las únicas luces de la fiesta provenían de los aeroglobos y la luna creciente.

La esencia debía provenir de algún intruso.

Tally se movió en círculos crecientes, observando la multitud, tratando de encontrar a fuente del olor.

Nadie se destacó. Solo un montón de feos bailando, brazos al aire, cervezas volando.

Nadie con gracia o confiado o fuerte……

Entonces Tally vio a la chica.

Ella bailaba lento con un chico, susurrando en su oído con atención. Los dedos de él temblaban nerviosos apoyados en la espalda de ella, sus movimientos eran ajenos al ritmo de la música- los dos lucían como niños en una incómoda cita de juegos. La chaqueta de la chica estaba atada alrededor de su cintura, como si no le importara el frío. Y en el interior de su brazo había un patrón de cuadrados pálidos donde los parches bloqueadores solares habían sido arrancados.

La chica había pasado mucho tiempo afuera.

Mientras Tally se acercaba, captó la esencia de madera quemada otra vez. Sus nuevos y perfectos ojos vieron la tosquedad de la camisa de la chica, tejida de fibras naturales, unidas con hilos y desprendiendo otro extraño olor……...detergente. Esta prenda no fue diseñada para ser usada y luego arrojada al reciclador; había sido lavada, con las manos, con jabón golpeando contra las piedras en una corriente fría. Tally vio la imperfecta forma del cabello de la chica –cortado a mano con tijeras de metal.

“Jefa,” susurró ella.

La voz de Shay respondió perezosa. “Tan rápido, Tally-wa? Me estoy divirtiendo.”

“Creo que tengo a uno de los Humo.”

“Estás segura?”

“Positivo. Huele a ropa lavada.”

“La veo ahora,” la voz de Fausto cortó la música. “Camiseta marrón? Bailando con un chico?”

“Sip. Y está bronceada.”

Hubo un molesto suspiro, algunas disculpas mientras Shay se alejaba del chico feo. “Algo más?”

Tally escaneó la multitud otra vez, estudiando un amplio círculo alrededor de la chica, tratando de captar otro olor a humo. “No que me haya dado cuenta.”

“Nadie más luce gracioso para mí.” Fausto se balanceaba, haciendo su propio escaneo de los alrededores de la chica. Del otro lado de la fiesta, Tachs y Ho se estaban acercando.

“Qué está haciendo ella?” preguntó Shay.

Bailando y….” Tally se calló, sus ojos captaron la mano de la chica dejando caer algo en el bolsillo del chico.

“Le acaba de dar algo.”

El aliento de Shay emitió un ligero silbido. Hasta hace unas semanas, los habitantes del Humo solo habían traído propaganda a Feópolis, pero ahora estaban contrabandeando algo más: píldoras cargadas con nanos.

Los nanos se comían las lesiones que mantenían a los perfectos cabezas huecas, trayendo de nuevo sus emociones violentas y apetitos primarios. Y a diferencia de algunos medicamentos cuyo efecto desaparece con el tiempo, el cambio era permanente. Los nanos eran hambrientas máquinas microscópicas que crecían y se reproducían, la mayoría de ellos todos los días. Si eras desafortunado, podían acabar por comerse el resto de tu cerebro. Una píldora era todo lo que necesitaba para hacerte perder la cabeza.

Tally lo había visto suceder.

“Agárrala,” dijo Shay.

La adrenalina fluyó por la sangre de Tally, la claridad bloqueó la música y el movimiento de la multitud. Ella había visto a la chica primero, por lo tanto era su trabajo, su privilegio atraparla.

Ella torció el anillo de su dedo del medio, sintió el aguijón saltó en un parpadeo. Un pinchazo, y la chica del Humo estaría en suelo, desmayada como si hubiera bebido demasiado. Ella había despertaría en Circunstancias Especiales, lista para ir al quirófano.

Ese pensamiento le puso a Tally la piel de gallina- que la chica sería pronto una cabeza hueca: perfecta, hermosa, feliz. Y momentáneamente perdida.

Pero al menos estaría mejor que el pobre de Zane.

Tally cerró los dedos alrededor de la aguja, con cuidado de no darle a alguno de los feos en la multitud. Unos pasos más cerca, estiró la otra mano para apartar al chico. “Puedo interrumpir?” preguntó ella.

Los ojos de él se agrandaron, y una sonrisa apareció en su rostro. “Qué? Ustedes dos quieren bailar?”

“Está bien,” dijo la chica del Humo. “Quizás ella quiere algo también.” Ella desató la chaqueta de su cintura, poniéndola sobre sus hombros. Se llevó las manos a los bolsillos. Tally escuchó el crujido de una bolsa de plástico.

“Sírvete tu misma,” dijo el chico, y dio un paso atrás, mirándolas de reojo. “Su expresión hizo sonrojar a Tally de nuevo. El muchacho le estaba sonriendo a ella, divertido, como si Tally fuera una más de ellos –como si ella no fuera especial. La máscara en su rostro empezó a quemar.

Este estúpido chico pensaba que Tally estaba aquí para su entretenimiento. Él necesitaba darse cuenta de algunas cosas.

Tally decidió un nuevo plan.

Presionó el botón de su pulsera. Su señal esparcía sobre la máscara de plástico en su rostro y en sus manos, moléculas inteligentes a la velocidad del sonido, su fea máscara explotó en una nube de polvo revelando la cruel belleza debajo. Ella pestañeó rápidamente, sacando los lentes de contacto y exponiendo sus iris negros como el carbón, al frío invierno, Ella sintió soltarse su dentadura postiza y la escupió a los pies del chico, devolviéndole la sonrisa y revelando sus colmillos.

Toda la transformación había durado menos de un segundo, apenas tiempo suficiente para que su expresión se derrumbara.

Ella sonrió. “Desaparécete feo. Y tú” –ella se volteó hacia la del Humo- “Saca las manos de los bolsillos.”

La chica tragó grueso, extendiendo sus brazos a los lados.

Tally sintió la repentina oleada de ojos sobre sus crueles facciones, sintió el deslumbramiento de la multitud por los tatuajes palpitantes que cubrían su piel como suave encaje negro. Ella terminó de hacer oficial el arresto: “No quiero lastimarte, pero si tengo que hacer, lo haré.”

“No tendrás que hacerlo,” dijo la chica calmadamente, luego hizo algo con las manos, ambos pulgares se flexionaron hacia arriba.

“Ni siquiera lo pien….,” empezó Tally, luego vio demasiado tarde los bultos dentro de la ropa de la chica, apretando en torno a sus hombros y muslos.

“El Humo vive!” musitó la chica.

Tally trató de agarrarla…………. Mientras la chica se elevaba en el aire como una banda de goma soltada desde el fondo de una piscina. La mano de Tally atravesó solo espacio vacío. Ella miró hacia arriba, con la boca abierta. La chica seguía subiendo.

De alguna manera las chaquetas de salto habían sido manipuladas para ser activadas en punto muerto.

Pero no debería ella caer hacia abajo de nuevo?

Tally divisó movimiento en el oscuro cielo. Desde la orilla del bosque, dos aerotablas se acercaban por encima de la fiesta, una montada por un habitante del humo vestido de cuero, la otra vacía. Por encima de la chica, se estiró, desacelerando solo un poco mientras la sacaba de la nada y la colocaba sobre la tabla.

Un escalofrío atravesó a Tally cuando reconoció la chaqueta del tipo del Humo, de cuero y hecha a mano. En un flash repentino del aeroglobo, su visión especial divisó la línea de una cicatriz que atravesaba una de sus cejas.

David, pensó.

“Tally! Atención!”

La voz de Shay sacó a Tally de su asombro, sus ojos divisaron más aerotablas deslizándose sobre la multitud, ligeramente por encima de sus cabezas. Sintió como su brazalete registró el tirón de su tabla, y flexionó las rodillas, preparada para su llegada.

La multitud se alejaba de ella, en shock por su cruel y perfecto rostro y el repentino ascenso de la chica –pero el chico que había estado bailando con la chica del Humo la agarró. “Ella es una Especial! Ayúdenlos a escapar!”

El agarre de él a su brazo era débil y torpe, y Tally sacó su aguijón para apuñalar su palma. El chico apartó la mano y la miró con una expresión estúpida por un momento, luego se desplomó.

Para el momento que él golpeó el suelo, Tally ya estaba en el aire. Con las dos manos agarrando los bordes de su aerotabla, inclinó sus piernas, cambiando su peso para dar la vuelta.

Shay ya estaba en su tabla. “Agárralo, Ho!” ordenó ella, señalando el inconsciente chico feo, su propia máscara desapareció en una nube de polvo. “El resto de ustedes, venga conmigo!”

Tally ya estaba acercándose, el filo del viento presionaba contra su rostro, una batalla helada de llanto se construía en su garganta, cientos de rostros miraban arriba desde el suelo saturado de cerveza, asombrados.

David era uno de los líderes del humo –el mejor premio que los cortadores podían esperar de esta fría noche. Tally no podía creer que él se hubiera atrevido a venir a la ciudad, pero ella se iba a asegurar que no se fuera de nuevo.

Se deslizó fuera de las luces de los aeroglobos, volando sobre la selva. Sus ojos se ajustaron rápidamente a la oscuridad, y vio a los dos del Humo a no más de un centenar de metros. Volaban bajo, inclinados hacia adelante como surfistas en una ola inclinada.

Ellos tenían una ventaja, pero la aerotabla de Tally era Especial también –lo mejor que la ciudad podía fabricar. Ella se impulsó hacia adelante, cepillando las copas de los árboles, rompiéndolos en penachos de hielo.

Tally no había olvidado que fue la madre de David la que inventó los nanos, la máquina que había dejado el cerebro de Zane como estaba. Tampoco que había sido David el que había arrastrado a Shay hacia la naturaleza todos esos meses, primero la había seducido a ella y luego a Tally, haciendo todo lo que había podido para destruir su amistad.

Los Especiales no olvidaban a sus enemigos. Nunca.

“Ahora te tengo,” dijo ella.


FIN DEL CAP.

Publicar un comentario

  © Diseño LuxLune by JenV 2010

Back to TOP