Friday Night Bites / Capítulo 14

CAPITULO CATORCE: EL CENTRO NO RESISTIRÁ

Me desperté feliz, al menos hasta que recordé lo que la noche me tenía guardado. Me quejé y agarré la invitación a la fiesta en la casa de mis padres. Ésta era una gala para un programa de tutoría de adolescentes. No era que la causa no fuere legítima, pero siempre me pregunté por las motivaciones de mi padre. Su interés en establecer conexiones, en los apretones de manos, era al menos tan grande como cualquier interés que él tenía en realmente ayudar a la organización.
Las mareas crecientes levantan todos los botes, pensé, y puse la invitación sobre la cama. Me senté y saqué el cabello de mis ojos, luego enderecé mis piernas y toqué el piso. No me molesté en ducharme, sabiendo que sólo acabaría sudorosa nuevamente durante mi sesión de entrenamiento, pero me cambié a mi conjunto aprobado por Catcher – sujetador tipo bandó y unos apenas existentes shorts, lanzando una chaqueta deportiva sobre la parte superior como para estar decente durante el viaje.
Ni bien subí la cremallera de la chaqueta, hubo un golpecito en mi puerta. La abrí en hallé a Helen en el pasillo en un prolijo traje de lana.
“Hola querida,” dijo ella, sosteniendo una bolsa de traje en azul Real que llevaba el logotipo de una tienda muy elegante en la zona de El Bucle. “Estaba simplemente trayendo tu vestido.”
Tomé la bolsa de sus manos, no tan pesada como había esperado dado el tamaño de la bolsa. Con sus manos libres, sacó un pequeño anotador rosado del bolsillo de su texturada chaqueta rosa de traje. Asintiendo, la leyó.
“Esta noche es un evento de etiqueta negra. El color del tema es blanco y negro,” ella leyó y levantó su mirada hacia la mía. “Eso ayudó en mi proceso de selección, por supuesto, pero tomó más que un poquito de artimañas para obtener un vestido de fiesta con esta rapidez. Fue entregado hace unos momentos.”
Me molestó, más de lo que debiera, que ella haya escogido el vestido. Que Ethan no haya escogido el vestido.
Que me molestara estaba simplemente mal en tantas formas.
“Gracias,” le dije. “Aprecio el esfuerzo.” Es una lástima que no pudiera tomar mi lugar.
“Por supuesto,” Helen dijo. “Necesito regresar abajo. Mucho trabajo por hacer. Disfruta de la fiesta.” Ella sonrió y metió el anotador de regreso en su bolsillo. “Y ten cuidado con el vestido. Fue más bien una inversión.”
Fruncí el ceño hacia abajo en dirección a la bolsa del atuendo. “Define ‘inversión.’ ”
“Cerca de doce, en realidad.”
“Doce? Mil doscientos dólares??” me quedé mirando fijamente a la bolsa del vestido, horrorizada ante el pensamiento de que iba a ser responsable por cuatro cifras de inversión de Cadogan.
Helen soltó unas risitas. “Doce mil dólares, querida.” Tiró esa bomba, luego se dirigió de regreso por el pasillo, perdiéndose por completo mi cara de rastrero horror.
Nunca con tanto cuidado, como si portara la Biblia de Gutemberg, posé la bolsa del vestido sobre la cama.
“Lleva dos,” murmuré, y abrí la cremallera de la bolsa.
Un suave sonido escapó de mí.
Era seda negra, una tela tan delicada que apenas podía sentirla entre mis dedos. Y era, de hecho, un vestido de gala. Un corsé de escote recto que caía en un desparramo de deliciosa entintada seda.
Me limpié las manos sobre los shorts, retiré el vestido de la bolsa y lo mantuve en alto contra mi pecho, girando lo justo como para ver la falda moverse. Y vaya movimiento que hacía. La seda fluía como agua negra, la tela de la tonalidad más oscura de negro que haya visto alguna vez. No era la clase de negro que confundes con azul marino en el vestidor. Era negro. Un negro de medianoche sin luna. Era impresionante.
Mi celular sonó y abracé el vestido contra mi cuerpo, con mi mano libre revisé el identificador de llamadas, y lo abrí.
“Oh, mi Dios, deberías ver este vestido que voy a usar esta noche.”
“Acaso acabas de decir algún cumplido acerca de un vestido? Dónde está mi Merit? Qué has hecho con ella?”
“Hablo en serio Mallory. Es impresionante. Esta cosa de fiesta, en seda negra.” Me quedé parada frente al espejo, medio volteada. “Es hermoso.”
“En verdad, estoy totalmente pasmada por la naturaleza femenina de esta conversación. Y aún así, es un poco como si estuvieras madurando. Crees que Judy Blume haya hecho un libro sobre vampiros adolescentes? ‘Estás allí Dios, soy yo, Merit?’ ” Mallory resopló, obviamente satisfecha consigo misma.
“Ja, ja, ja,” dije, ubicando el vestido cuidadosamente arriba de su bolsa. “Tengo una invitación a un evento en lo de mis padres, así que nos estaremos dirigiendo de regreso para Oak Park en un rato.”
“Oh, eso es típico, vampiro. Olvídate de tus viejos amigos ahora que estás de lleno en la alta sociedad.”
“Estoy en conflicto entre dos respuestas. Primero, la obvia: acabo de verte anoche. También aceptable: éramos amigas? Pensé que te estaba utilizando para la renta y marcas gratuitas.”
“Mi turno de reírme,” dijo ella, en lugar de en verdad reírse. “En serio, estoy en la ruta, conduciendo hacia Schaumburg, y quería ver cómo estabas. Presumo que tú y Darth Sullivan regresaron a Cadogan bien?”
“No fuimos perseguidos por rabiosos vampiros, así que lo llamaría un exitoso viaje de retorno.”
“Estaba bien Morgan con eso de tener que irse anoche?”
Con el teléfono apretado entre el hombro y la oreja, ajusté mi coleta de caballo. “Él probablemente no estuviera emocionada de ser reemplazado por Ethan, pero no he tenido la oportunidad de hablar con él.”
“A qué te refieres con que no has hablado con él? Él es prácticamente tu novio.”
Fruncí el ceño ante la desaprobación en su tono de voz. “Él no es mi novio. Nosotros estamos aún sólo….. saliendo. O algo así.”
“Bien, semántica, como sea, pero no crees que deberías haberle llamado?”
No estoy segura de si fue porque pensé que estaba siendo demasiado metiche o porque, en alguna parte, concordaba con ella, pero la dirección de la conversación me molestó. Traté de salir riendo. “Me estás aleccionando acerca de mis elecciones en cuanto a novios?”
“Yo sólo….él es un gran muchacho, Merit, y ustedes parecen pasarla grandioso juntos. Simplemente no quiero que pases de eso por….”
“Por?” No necesitaba instigarla, no necesitaba preguntarlo. Sabía exactamente a qué se refería, exactamente a quién se estaba refiriendo. Y mientras sabía que ella se preocupaba por mí tanto como nadie lo hacía, el comentario me punzó. Mucho.
“Merit,” dijo, mi nombre aparentemente entrando en el lugar del que no quería decir en voz alta.
“Mallory, realmente no estoy de humor para esto en este instante.”
“Porque tienes que salir corriendo y jugar con Ethan?”
Estábamos haciendo esto, me dije a mí misma. Mi mejor amiga y yo realmente íbamos a tener esta discusión.
“Estoy haciendo lo que tengo que hacer.”
“Te está manipulando para que pases tiempo con él.”
“Eso no es verdad, Mallory. Apenas siquiera le gusto. Sólo estamos tratando ahora de lidiar con este problema de las fiestas.”
“No metas excusas por él.”
La ira elevándose, el vampiro elevándose, cerré la puerta de mi armario de una patada con (cortado)
“Bien. Lidia con Ethan bajo tus propios términos. Pero al menos sé honesta acerca de Morgan.”
“Qué se supone que eso signifique?”
“Merit, si no te gusta Morgan, entonces bien, córtalo. No lo alientes. No es justo. Es un buen chico, y se merece más que eso.”
Hice un sonido que fue en partes iguales de conmoción y dolor. “Yo lo estoy alentando? Eso es realmente algo muy feo de decir Mallory.”
“Necesitas decidirte.”
“Y tú necesitas meterte en tus propios asuntos.”
Escuché la aguda inhalación de aire, sabía que la había herido. De inmediato lo lamenté, pero estaba demasiado enojada, demasiado cansada de no tener control sobre mi cuerpo, mi vida, mi tiempo, como para disculparme. Ella me había herido, y yo le devolví el golpe.
“Necesitamos terminar esta conversación antes que digamos algo que vayamos a lamentar,” dije calmadamente. “Tengo suficiente con lo que lidiar, sin mencionar el hecho de que tengo que estar en lo de mis padres en un par de horas.”
“Sabes qué, Merit, si tu vida amorosa no es mi problema, entonces los asuntos con tu papito, tampoco lo son.”
No podía hablar, no podía comprender cómo responder a eso. E incluso si quisiera hacerlo, la emoción estranguló mi garganta.
“Tal vez es la genética,” ella continuó, aparentemente no dispuesta a abandonar la discusión. “Tal vez es la persona que él te está pidiendo que seas. Ambas tenemos vidas diferentes ahora, vidas más grandes de las que teníamos unos pocos meses atrás. Pero la Merit que yo conocía no alejaría a este chico. No a este chico. Piensa en ello.”
El teléfono quedó muerto.

* * *

El limpiaparabrisas golpeaba contra el vidrio mientras conducía, la noche de verano mojada y húmeda, con nubes moviéndose rápidamente azotando el cielo bajo una oscura, siniestra masa que pulsaba con las amenazadoras ramificaciones de relámpagos. Estacioné directamente frente a la austera arquitectura del edificio que contenía el gimnasio donde entrenaba con Catcher, y corrí dentro para evitar a la lluvia que caía.
Catcher ya estaba allí. Estaba en pie en medio de las colchonetas azules que llenaban el cuarto de entrenamiento, vistiendo una camiseta y pantalones térmicos. Tenía la cabeza gacha, sus ojos cerrados, manos presionadas juntas como rezando.
“Toma asiento,” dijo, sin abrir sus ojos.
“Buenas noches para ti también, sensei.”
Abrió un solo ojo, y la mirada que me dio no dejó dudas de cuán poco chistosa encontró mi réplica. “Toma asiento, Merit.” Esta vez sus palabras mordían.
Le arqueé una ceja en respuesta, pero me despojé de mi chaqueta y tomé asiento en una de las anaranjadas sillas plásticas próximas a la puerta.
Catcher permaneció en su pose de silenciosa concentración por unos minutos, finalmente girando sus hombros y abriendo sus ojos.
“Terminaste con la meditación?” pregunté a la ligera.
No respondió, pero se dirigió con fuerza hacia mí, suficiente maldad en sus ojos como para acelerar mi corazón.
“Hay algún problema?” le pregunté.
“Cállate.”
“Perdón?”
“Cá-lla-te.” Catcher dio un paso adelante mío, puso una mano contra su quijada, luego las puso sobre los apoyabrazos de la silla. Se inclinó hacia delante. Su torso arqueado contra el mío, me encorvé en la silla.
“Ella es mi principal prioridad.”
No necesitaba preguntar quién era ‘ella’. Evidentemente, Mal había llamado a Catcher.
“Ella no está feliz.” Se pausó, pálidos ojos verdes siguiendo de arriba abajo mi rostro. “Ella está pasando por un momento difícil. Y entiendo que estés pasando por un momento difícil, Merit. Dios sabe, todos lo captamos. Tuviste problemas adaptándote a la transición de humano a vampiro, y ahora parece que tienes dificultades recordando tu humanidad.”
Se inclinó cada vez más hacia delante. Mi corazón comenzó a latir con fuerza, el calor fluyendo a través de mi cuerpo al tiempo que la ansiedad y la adrenalina tiraba del durmiente vampiro, empujándola cerca de la superficie.
No ahora, le rogué. No ahora. Él vería, sabría y me habría de manejar. Nada bueno podría salir de ello. Por un centésima de segundo, pensé que lo sabía, sus cejas juntándose mientras se acercaba más. Cerré mis ojos, hice la cuenta regresiva, intenté impulsarla para dentro incluso mientras lo sentía sobre mí, la mayor parte de su cuerpo encaramado sobre mi silla, el leve chisporroteo de la magia latente electrificando el aire.
Poco a poco, una gota por vez, la sentí retroceder.
“Ella está teniendo problemas adaptándose, Merit, igual que tú tuviste. Y ella estuvo allí para ti. Es tiempo que tú estés allí para ella. Aflójale un poco. Sé que dijo algunas cosas….lamentables. Y créeme, lo sabe.”
Abrí mis ojos, mantuve mi vista en su camiseta, y asentí, un poquito.
Con un crujido del plástico, se enderezó, dio un paso hacia atrás, y miró hacia abajo en mi dirección, brazos cruzados. Esta vez su expresión portaba una pizca de simpatía. También, su voz era más suave. “Sé que estás tratando de ayudar a Ethan. Tratando de conseguirle acceso, tratando de hacer tu trabajo. Entiendo eso. Y tal vez ése es el problema aquí, tal vez no lo es. Francamente, esos son asuntos tuyos, no míos. Pero antes de que alienes a todos los que se preocupan por ti, Mallory o Morgan, o quien sea, recuerda quien eras antes de que esto sucediera, antes de que cambiaras. Intenta hallar algo de balance. Intenta encontrar un lugar en tu vida para las cosas que importan antes que él (cortado)
Sacudí mi cabeza, irritada de que él asumiera que fuera una falta de esfuerzo, o intentos, lo que me impedía ser la luchadora que él quería cuando, de hecho, era lo opuesto. “Tú no lo captas,” le dije.
Sus cejas elevadas, la sorpresa evidente sobre su cara. “Entonces ilumíname.”
Lo miré, y por un prolongado, silencioso momento, casi sí le digo. Casi confío en él, confío en mí misma lo suficiente como para preguntarle acerca de ello, para decirle que estaba defectuosa – que mi vampiro estaba defectuoso. Separado, de alguna forma. Pero no me pude llevar a hacerlo. Traté de abordar el tema una vez; él había descartado mi preocupación. De modo que sacudí mi cabeza, la bajé.
“No sé lo que sabes,” dijo, “o lo que has visto, o lo que piensas que has hecho. Pero te aconsejo que encuentres a alguien en quien puedas confiar, y sueltes esa carga. Capiche?”
En silencio, asentí.
“Entonces, pongámonos a trabajar.”
Lo hicimos. No me permitiría combatir, habida cuenta de lo que él había considerado mi mediocre esfuerzo dos días atrás. Era un castigo en sus ojos, pero una victoria moral para mí, permitiéndome poner mis esfuerzos en el movimiento y la velocidad en lugar de en contener el instinto predador que amenazaba con sobrecogerme. Y además - dado que no habíamos estado combatiendo, y por ende no arriesgándose a dañar los filos, me dejó practicar con mi katana.
Trabajamos a través de las primeras sietes Katas por casi una hora. Mientras el movimiento de cada Kata duraba sólo unos segundos, Catcher me hacía repetir los pasos – una y otra y otra vez – hasta que estaba satisfecho con mi rendimiento. Hasta que los movimientos se tornaban mecánicamente precisos, hasta que me pudiera mover tan rápido a través de ellos que la (cortado)
Luego de que me enseñara los movimientos básicos de una segunda serie de Kartas, estas utilizando sólo una mano sobre la espada, me liberó.
“Estoy viendo algunas mejoras,” dijo, cuando nos ubicamos en la colchoneta azul, con un desparramo de utensilios de limpieza para la katana ante nosotros.
“Gracias,” le dije, deslizando un pedazo de papel de arroz a lo largo del borde afilado de la espada.
“La pregunta interesante es, por qué no veo la misma clase de esfuerzo cuando estás luchando?”
Miré de reojo hacia él, vi que su mirada estaba fija sobre su espada. Él claramente no comprendía que había estado trabajando el doble para ayudarlo. Y ya había decidido no contarle de modo que no respondí la pregunta. Estuvimos en silencio por un momento, ambos limpiando nuestras hojas, yo negándome a contestar.
“Ninguna respuesta?” finalmente preguntó.
Sacudí mi cabeza.
“Eres tan terca como ella, lo juro por Dios.”
Sin comentarios, aunque coincidía con él, deslicé mi espada dentro de su funda.

Traducido por Chloe♥

Anónimo –   – (8 de noviembre de 2009, 9:20)  

stoi impaciente para el 15 capitulo


me muero de ganas por saber que pasara en la cena con Ethan!!! XD

____________________________

Publicar un comentario

  © Diseño LuxLune by JenV 2010

Back to TOP