Friday Night Bites / Capítulo 19

CHAPTER NINETEEN

EL LLANTO DEL LOBO

Su primer movimiento fue el más mortífero, una sonrisa de placer infantil que se transformó en la más sexy sonrisa, la sonrisa más satisfactoria que había visto. Era una mirada de pura satisfacción de un depredador, la mirada de un cazador que tenía planeado, maquinado, y que había ganado su premio, que tenía a la presa en sus garras.

Que oportuno, pensé.

“Quédate quieta,” susurró, luego se inclinó nuevamente, los párpados cayendo mientras inclinaba su cabeza. pensé que me besaría, pero eso sólo fue para tentar, un preludio de la actividad que tenía en mente. Presionó su beso en la línea de mi mandíbula, luego en la barbilla, luego mordisqueó mi labio inferior, tirando de él con los dientes.

Cuando me liberó, me miró fijamente de nuevo, frotó su pulgar por mi pómulo. Me observó, me miró. Esta vez, cuando sus pestañas cayeron, me besó plenamente, metiendo su lengua en la caverna de mi boca.

Cerró sus manos alrededor del cabello de mi cuello, probando mi lengua con la suya, haciendo que participe, que luche, que haga nada, sino simplemente aceptar.

Cerré mis manos alrededor de las solapas de su chaqueta, tirando de él hacia (cortado)

Hubo un momento de consideración antes de decidir que no estaba lo suficientemente consternada por mis acciones para dejarlo ir.

Ethan.

No era ni siquiera un susurro, simplemente el llamado mental de su nombre, pero él gimió triunfalmente, sorbió mi lengua dentro de su boca, y la torturó con la fricción y el calor de ella.

Lo besé, le dejé besarme, le dejé apretar mis caderas, doblar sus dedos en la tela de mi camisa, deslizar sus manos alrededor de mi cintura y aplastarlas contra mi espalda, tirar de mí infinitamente más cerca. Hizo un sonido, algún ruido depredador que surgió de su garganta, y luego dijo mi nombre. Y esta vez, no era una pregunta sino un sonido de victoria, el reclamo de su premio.

Presionó más cerca, los dedos abierto y moviéndose lentamente hacia arriba. Mientras presionaba contra mí, sentí la elevación de su erección, su solidez contra mi estómago.

Acuné su rostro en mis manos mientras nos besábamos, en largos sensuales besos mordiscos, la gruesa seda dorada de su cabello cayendo alrededor de mis dedos.

Hasta que llamaron a la puerta de la biblioteca.

Ethan se alejó, una mano en su cadera, la otra en su boca, borrando toda evidencia.

“Sí?” Su voz era alta, un disparo de cañón contrastando con el vacío salón.

Pasé la parte posterior de mi mano por la boca. La puerta se abrió, la silueta de un cuerpo en el umbral, y luego entró Malik. “Ellos están aquí,” dijo, ojos posados en mí, con un atisbo de compasión tácita en ellos, luego miró a Ethan. “Salón frontal.”

Ethan asintió. “Llévalos a mi oficina. Estaremos allí en un momento.” Sin ni siquiera una mirada más, Malik asintió.

Retrocedí nuevamente hasta la mesa y mantuve mi mirada en los cuadernos y textos que comencé a recoger. Mi corazón martilleaba, la culpa que había apartado debido a Morgan, ahora inundando mi pecho.

Qué había hecho? Qué estaba, estábamos a punto de hacer?

“Merit.”

“No.” Terminé de amontonar los cuadernos, los recogí, agarré mi enfundada katana, y los sostuve contra mi pecho como un escudo.
“No lo hagas. Eso no debería haber pasado.” Ethan no respondió hasta que comencé a moverme hacia la puerta. Me detuvo con una mano firme en mi codo. Incluso entonces, una única ceja levantada fue todo la pregunta que obtuve. “Tu me entregaste a él.”

Sus ojos se ensancharon, instantáneamente. Estaba sorprendido, entonces, de que importara, que importara que Ethan me haya querido, por cualquiera de sus razones, a pesar de sus dudas, y que aún me hubiera entregado. A Morgan. Quien estaba esperando un piso por debajo de nosotros.

Aparté mi brazo y caminé hacia la puerta. Cuando la alcancé me detuve, volteé y lo miré, viendo su expresión estupefacta en su rostro. “Tomaste una decisión,” le dije, “Tendrás que vivir con ella.”

Después de un momento de obvio shock, sacudió su cabeza. “Tenemos visitantes.” Su voz era fría. “Vamos.”

Funda y papeles en mano, lo seguí fuera.


Ellos estaban en la oficina cuando llegamos-Morgan, Scott Grey y Noah Beck, todos en las sillas alrededor de la mesa de conferencia de Ethan. No había visto a Scott ni a Noah desde la noche en que había protegido a Ethan contra un vendría a ser golpe succionador lanzado por mi futuro ex novio una noche antes de que Celina intentara asesinar a Ethan. Parecía apropiado que nos estuviéramos encontrando nuevamente bajo las mismas dramáticas circunstancias.

Scott era alto con cabello marrón, vestido en jeans y una remera Cubs. Era un fanático del deporte, por lo que la ropa deportiva era usualmente el uniforme de la Casa Grey. En vez de usar medallas como lo hacían los vampiros de Navarro y Cadogan, la Casa Grey tenía jerséis.

Noah llevaba pantalones negros y una camisa térmica negra, las únicas ropas que siempre le había visto llevar. Noah era más bajo que Scott, lo cual no decía mucho ya que Scott llegaba probablemente a seis pies cuatro, pero Noah era más amplio de hombros. Noah claramente pasaba mucho tiempo en el salón de pesas. Y donde Scott tenía un tipo de atractivo de chico de fraternidad, ahora lucía una pequeña barba (perita, como se dice en mi país) debajo de su labio inferior, Noah era rudamente guapo. Su mirada era al igual, ruada vampíricamente, cabello marrón alrededor de sus grandes ojos azules, labios sensuales, y una barba de pocos días sobre su fuerte mandíbula.

Morgan estaba todavía en sus jeans y remera. También mantenía su chata mirada molesta, la cual me dirigió tan pronto como entré en la habitación.

Me sonrojé, la culpa elevándose alto y caliente por mis pómulos. Culpa y un poco de miedo. Había hecho la cosa que él tanto temía. Me había rendido ante la tentación que había predicho. Temido. Y podía apostar dinero a que todavía llevaba la persistente esencia de la colonia de Ethan.

Luc y Malik estaban de pie en cada extremo de la mesa, ambos en negro Cadogan. Ethan se dirigió hacia la mesa y se sentó a la cabeza, Luc estaba detrás de él.

Me moví hacia el otro extremo de la mesa, ofreciendo asentimientos a Noah y a Scott durante el camino. Cuando Malik tomó su asiento, me quedé de pie detrás de él.

“Caballeros,” Ethan dijo, “ como mencioné anteriormente, tenemos un problema. Necesitamos una solución. Y la necesitamos rápido.”

Expuso la amenaza de Nick, la demanda de veinticuatro horas y la investigación que estaba siendo llevada a cabo por Jeff. Y luego llegó lo personal.

“Hemos sido capaces de obtener esta información,” dijo, (cortado)

Cerré mis ojos, repentinamente exhausta por Ethan Sullivan.

Era una exoneración. Estaba tratando, incluso después de lo que acaba de ocurrir en la biblioteca, de darme una excusa para tomar a Morgan. De explicarle a Morgan que lo que parecía inapropiado-yo apareciendo del brazo de Ethan en un evento social-era actualmente un deber que él había requerido de mí, y uno completamente platónico.

Podría decirse que era una cosa bien pensada para hacer-un intento de reparar el daño que había provocado exigiéndome que lo acompañara a lo de mi padre.

Por otra parte, olía a cobardía. Él me quería, eso era bastante obvio, y esta no era la primera vez que lo demostraba. Pero me seguía pasando nuevamente a Morgan. Siguió esforzándose en mantenernos a Morgan y a mí juntos. Eso hacía alusión a un abismo de problemas emocionales que yo sabía que no me atrevería a explorar.

Pero lo había besado, había visto la mirada en sus ojos-el deseo, el triunfo-de haberme obtenido. Quizá Linds tenía razón, que había más debajo de la superficie fría, calma, de vampiro recatado. Pero era un riesgo . . .

Había navegado en mis pensamientos, de modo que cuando el sonido de mi nombre me sacó de ellos, me di cuenta que estaba a medio camino de levantar los dedos hacia mis labios, tocando el lugar donde nos habíamos conectado. Cubriendo, golpeé el dedo contra mi barbilla, esperando que luciera intelectual.

“Sí?” Pregunté a Ethan, encontré todos los ojos en mí. Morgan, en particular, parecía haber perdido un poco del fuego, aunque todavía parecía sospechar.

“Tienes algo que agregar a mi recuento?” Ethan preguntó. “Tal vez algo sobre la amenaza que contenía el e-mail?”

Incliné la cabeza obedientemente. “Es sangrienta,” dije. “Métodos son mencionados, algunos nuevos, otros de la vieja escuela. Pero no leí nada (cortado)

Ethan inspeccionó a los vampiros jefes de estado. “Alguno de ustedes tuvo éxito en descubrir algo acerca de esta amenaza?”

Las cabezas alrededor de la mesa fueron sacudidas.

“Agujero negro,” Noah dijo. “No tengo nada.”

“Ídem,” Scott dijo.

Morgan se inclinó hacia delante. “Entonces que hacemos ahora? Faltan dos horas para el amanecer, y solamente tenemos, que, un par de horas mañana a la noche.
Eso no nos da tiempo para una completa investigación, si incluso supiéramos con quién empezar.”

“El e-mail nos puede dar alguna dirección esta noche,” Ethan les recordó. “Estamos esperando la conclusión de esa parte de la investigación. En cualquier caso, tenemos que llegar a algún acuerdo antes de que nos separemos. El primer paso, creo, es hacer frente a la amenaza en la medida que podamos. Tanto Merit como yo les hemos dado a los Breckenridges la garantía de que la amenaza no provenía de la Casa Cadogan. ¿Pueden ustedes al menos hacer la misma promesa?”

“La amenaza no proviene de Grey,” Scott dijo secamente. “Como ustedes saben, no es nuestro estilo.”

“No es nuestro estilo, tampoco,” Morgan dijo, su voz estaba un poco enfadada. “Los vampiros Navarre no amenazamos humanos.”

No más, pensé, Ethan y yo compartiendo una mirada de complicidad.

“Sabes que no puedo hacer ese tipo de promesa,” Noah dijo. “No tengo ese tipo de autoridad sobre los vampiros independientes. Solamente soy un delegado para propósitos informativos. Eso dicho, no se nada sobre la familia Breckenridge, y ciertamente no he escuchado nada en las tuberías. Si los vampiros fuera de las Casas están involucrados en esto, yo no estoy enterado de ello.”

“Es exactamente por eso el porqué tenemos Casas,” Morgan murmuró, en su silla. “Para prevenir situaciones como estas.” Unió sus manos detrás de su cabeza, y le dirigió una mirada a Ethan. “Entonces (cortado)

“Improbable,” dijo Ethan. “Ellos van a querer obtener información específica en cuanto a la amenaza, como quien hizo la llamada telefónica, y también quien envió el e-mail-”

“Entonces si no lo descubrimos, estamos perdidos,” Morgan concluyó. “Él publicará esta historia, y estaremos perdidos. Van a reiniciar las audiencias, pasar cualquier mierda de legislación que han estado considerando, y nos encerrarán dentro de nuestras Casas por lo que dure la noche.”

“Un paso a la vez,” Ethan dijo calmadamente. “No hay necesidad de saltar a conclusiones.”

“Oh, no utilices esa porquería de Maestro ‘Soy el experto’ en mí, Sullivan. No soy tan viejo como vos, pero no soy un novato, tampoco.”

“Greer,” Scott advirtió. Scott, por lo que había aprendido de mis investigaciones, era relativamente un nuevo Maestro. Pero todavía tenía más poder, más experiencia, que Morgan, y el tono de su voz era un obvio recordatorio de ese echo. Era la primera vez que escuchaba a Scott usar su rango, y eso lo hizo mucho más efectivo.
Morgan reprimió cualquier réplica que había planeado, y se sentó nuevamente en su silla, ojos estrechos, mirada sobre la mesa frente a él. Quizá no era la única que no estaba manejando bien las transiciones. La mía, de humana a vampiro. La suya, de Segundo a Maestro.

“Podemos ofrecer garantías en cuanto a las Casas,” Ethan dijo, recapitulando el acuerdo al que habíamos alcanzado hasta ahora. “Qué más?”

“Actualmente,” Scott dijo. “Tengo una pregunta.” Miró a Morgan. “Aunque con esto no quiero faltarte el respeto, tenemos una nueva lista de raves, amenazas contra nosotros, alguien difundiendo cierta desagradable información sobre cuán manipuladores somos. Eso nos conduce-a nosotros irritándonos entre nosotros. ¿Cuáles son las posibilidades de la participación de Celina?”

La mandíbula de Morgan se tensó.

Ethan y yo compartimos una mirada. “No creo que tengamos fuertes pruebas de todos modos,” dijo, aparentemente decidiendo no levantar la (cortado)

“Y cuánta de esa discordia es personal, Sullivan?” Morgan se inclinó hacia delante, volteó su cabeza hacia Ethan. “Puedes ser realmente neutral sobre Celina?”

Ethan arqueó una sola ceja. “¿Neutral? ¿Sobre Celina? ¿Sus acciones hasta ahora sugieren que sea tratada con neutralidad?”

De acuerdo, pensé, dado que la mujer trató de matar a Ethan y trató de tenerme a mi muerta. Tenía muy específicos, y muy concretos sentimientos sobre Celina Desaulniers. Neutralidad no estaba ni siquiera en el menú.

“Mira,” Noah dijo, “a pesar de sus actos anteriores, antes de involucrarse demasiado en una venganza personal, yo estoy con Greer. Si no tenemos pruebas de cualquier modo, entonces vamos a dejar de lado la asignación de culpa a nadie en particular. El GP la soltó, por lo que estamos sobrepasando nuestros límites si miramos de cerca-ustedes saben como funciona.” Yo no, pero el comentario me hizo dudar. Lo agregué a mi lista de quehaceres bibliotecarios.

“Así que la única cosa que obtendríamos centrando nuestra atención en Celina es agobiar a Greenwich o perder tiempo limitado en una dirección que no tiene el capital político para seguir.” Noah sacudió su cabeza, y se recostó en su silla. “No. No es que crea que es una santa, pero sin detalles, yo digo que hay que mantener la investigación abierta en este punto.”

Scott se encogió de hombros. “Definitivamente no es una santa, pero estoy de acuerdo. “Solté esto para probar las aguas. Si no tenemos evidencia, mantengamos nuestro enfoque más amplio.”

“Eso está decidido entonces,” Ethan dijo pero esa línea de preocupación se había establecido entre sus cejas. Los comentarios no sugerían que Scott o Noah apoyaran ciegamente a Celina, pero necesitaban ser convencidos de su culpa. Esa carga, al parecer, estaba en nosotros.

“Volviendo a los Breckenridges,” Luc sugirió. “Debe haber algo que nos falta. ¿Por qué esta familia? ¿por qué ahora? Si tenían información sobre Jamie y la están usando para conseguir algo de los Brecks, ¿por qué involucrarnos? ¿Cuál es la conexión entre los Brecks y los vampiros? Por qué la animosidad?”

Animosidad.
Esa era la palabra que lo hacía, que forzaba a las piezas del puzzle a encajar en su lugar.

Pensé sobre las preguntas de Nick fuera de la Casa, luego el laberinto.

Luego el hormigueo de magia, el odio en sus ojos.

El movimiento en la maleza, y el animal que me observaba a través de los árboles.

El mismo hormigueo que había sentido en la oficina de Papa Breck.

El obvio prejuicio, el odio hacia los vampiros.

Circulando sus fuerzas alrededor de Jamie, protegiéndolo.

“Ellos no son humanos,” dije en voz alta, luego levanté la vista, encontrando la mirada de Ethan.

“¿No son humanos?” Scott preguntó.

Ethan me miraba fijamente, y vi al instante que entendía. “La animosidad. La desconfianza hacia los vampiros.” Asintió. “Debés estar en lo correcto.”

“¿Qué están diciendo?” Morgan preguntó.

Ethan todavía me miraba, asintió, dándome aliento para tomar la cabeza, para anunciar la conclusión. Miré alrededor del salón, encontré sus miradas. “Ellos son cambiaformas. Los Breckenridges son cambiaformas.”

Por eso había sentido el cosquilleo de magia en torno a Nick. Era una cambiaformas. Y a diferencia del vampirismo, ser un cambiaformas era hereditario, entonces él era uno al igual que su padre, y como sus hermanos. Todos unidos en lealtad a Gabriel Keene, la cúspide, el alfa, de la Manada Central de Norteamérica.

“El animal de visita en la rave,” dije, recordando el cosquilleo de animal y magia. “Ese debió haber sido Nick.”

Morgan giró bruscamente su cabeza hacia mi dirección. “Fuiste al lugar de una rave?” Se inclinó hacia delante, palmas sobre la mesa, y luego volvió la cabeza hacia Ethan. “La llevaste al lugar de una rave? Ella apenas tiene dos meses de edad, por el amor de cristo.”

“Ella tenía su espada.”

“Y repito, ella apenas tiene dos meses de edad. Estás tratando de que la asesinen?”

“Tomé una decisión basado en el conocimiento de sus habilidades.”

“Jesús, Sullivan. No te entiendo.”

Ethan apartó su silla, se levantó y se inclinó sobre la mesa de conferencia, los dedos abiertos sobre la mesa. “En primer lugar, nunca pondría a Merit en una situación que no creería que podría manejar. Además de esto, ella estaba conmigo, como Catcher, y Mallory Carmichael, quien, como hemos comentado, está entrenando sus poderes que son lo suficientemente fuertes como para ofrecer protección a las personas dentro de su círculo. Y entiendo que la Orden está estableciendo su presencia en Chicago para ser capaz de aprovechar sus habilidades.”
Eso hizo ponerme más derecha. Al parecer, los viajes de Mallory a Schaumburg eran un poco más significativos de lo que me había hecho creer.

Se inclinó un poco más hacia delante, calcinó a Morgan con una mirada que me hubiera enviado a un rincón lloriqueando, con el rabo entre las piernas, y arqueó una ceja imperiosa.

“En segundo lugar, te lo he dicho una vez, y esta va a ser la última que te lo diga. Necesitas recordar tu posición. No voy a discutir la edad ni el prestigio de tu Casa, Greer. Pero has sido Maestro durante menos tiempo que Merit ha sido un vampiro, y deberías recordar que le debes tu Casa a ella, porque tu anterior Maestro atentó contra mi vida.” Se detuvo, pero la mirada en sus ojos decía suficiente (cortado)

La habitación quedó en silencio. Después de un minuto, Morgan estrechando la mirada-y Morgan mirando fijamente y desafiante-Ethan lentamente levantó sus ojos verdes hacia mí, y vi algo diferente en ellos.

Respeto.

Mi estómago dio un vuelco por la fuerza de esa mirada, por ser vista como un igual por alguien quien previamente me había visto como algo de mucho menos valor. Nos habíamos convertido en un tipo de equipo, un dúo Cadogan unidos contra nuestros enemigos.

“Ahora,” Ethan dijo, de regreso a su asiento. “Si son cambiaformas, cómo informa eso nuestra investigación?”

“Tal vez está protegiendo al miembro más débil,” concluyó Luc. “Ellos han estado vigilando a Jamie, protegiéndolo, de esta supuesta amenaza en su contra. Y por lo que he entendido, eso es inusual para los Brecks. Jamie previamente había sido la oveja negra. El sin sentido. Tal vez es por eso que escogieron a los Breckenridges. Tal vez alguien sabe algo acerca de Jamie, piensa que eso hace a la familia vulnerable.” Él frunció el ceño. “Jamie podría tener un fallo mágico. Quizá no se pueda transformar completamente, quizá no pueda cambiar a su voluntad. Algo de eso.”

“Si eso es verdad, Papa Breck tiene un problema,” Ethan concluyó.

“Y ya que Jamie todavía está vivo, Papa Breck tiene un secreto,” Luc terminó.

Fruncí el ceño hacia Luc. “Qué quieres decir, ya que Jamie todavía está vivo?”

“Las manadas son estrictamente jerárquicas.” Explicó Noah. “El más fuerte de los miembros lidera la Manada, el más débil sirve, o son sacrificados.”

Sacrificado. Un modo político de sugerir que los polluelos de las manadas eran asesinados. “Eso es . . . horrible,” dije, mis ojos ensanchados.

“En términos humanos,” Noah dijo, “Quizá. Pero ellos no son humanos. Ellos son regidos por diferentes instintos, tienen diferentes historias, diferentes retos en sus historias.” Encogió un hombro. “No estoy seguro si está en nosotros juzgarlos.”

“Matar a los miembros de tu sociedad?” Sacudí la cabeza. “Estoy bastante cómoda juzgándolo, independientemente de su historia. La selección natura es una cosa, pero esto es eugenesia, es Darwinismo social.”

“Merit.” Ethan dijo. Había un reto suave en su voz. “No es ni el momento ni el lugar.”

Cerré la boca, acepté las críticas. Oí un bufido de disgusto de Morgan del otro lado de la mesa, asumí que estaba en desacuerdo con la reprimenda y conmigo obedeciéndola.

“Dejando de lado la ética,” Ethan dijo, “Jamie es claramente todavía parte de la familia. O Gabriel no lo sabe, o lo sabe y no le importa.”

“Jesús Cristo,” Scott dijo, refregando sus manos por la cara. “Era bastante malo cuando éramos nosotros contra el Trib y la Ciudad de Chicago, pero ahora nos vamos a enfrentar con la maldita Central de Norteamérica? Greer tenía razón,” dijo, preocupación claramente en su rostro. “Estamos jodidos.”

“Sugerencias?” Ethan preguntó.

“Déjame hacer una llamada telefónica,” dije, suponiendo que ya le debía un favor a Jeff. Otro más no iba a herir a nadie.

Ethan me miró por un momento, tal vez decidiendo si estaba deseoso de confiar en mi juicio. Asintió. “Hazlo.”

Me ofrecí a encontrar a Jeff en la puerta de la Casa Cadogan. Me imaginé que apreciaría la atención personal y estaría un poco más cómodo en una Casa de vampiros si tenía su propia guardia personal y asistente. Al menos, así fue como se lo expliqué.

Me quedé de pie en el umbral, brazos cruzados, esperando que el RDI (cortado)

Trotó por la escalera del pórtico y me encontró en la puerta abierta. Había un poco más de adoración en sus ojos con la que me sentía cómoda, pero Jeff nos estaba haciendo un gran favor-particularmente como un cambiaformas, caminando dentro de la guarida de sus enemigos-así que me aguanté.

“Hola, Merit.”

Le sonreí. “Ya era hora de que llegaras. Alguna novedad sobre el e-mail?”

“Sí,” dijo, lanzando una mirada preocupada dentro de la Casa. “Pero no aquí. Demasiados oídos.”

Su respuesta no auguraba nada bueno, pero tomé la pista. “Aprecio que hayas venido hasta aquí. Y pasar tu noche averiguando de donde provino el e-mail.”

“Es por eso que ellos me llaman el Campeón*.”

Solté una risita y me moví a un lado para dejarlo entrar a la Casa. “Desde cuando ellos te llaman el Campeón?”

Se detuvo en el hall de entrada mientras cerraba la puerta detrás de nosotros, y me dio una sonrisa. “Recuerdas cómo vos y yo estamos saliendo?”

“Cierto.” Dije solemnemente. “Cómo está yendo eso, por cierto?” Apunté el camino hacia la oficina de Ethan y caminó a mi lado, estudiando la Casa y a los vampiros dispersos.

“Bueno, ellos me llaman el Campeón. Quiero decir, mi trabajo es el sufrimiento, de todos modos.”

“Lo es ahora?”


Llegamos a la puerta cerrada de la oficina, y Jeff pasó una mano a través de su cabello. Nervios, imaginé, pero él me miraba, se rió.

“Si, tu tiendes a ser una. . . distracción. Tu sabes, con (cortado)

“Cuando entremos, soy tu Centinela, también.”

Esta vez sonrió, pensé que un poco de la tensión había desaparecido de sus hombros.

“Y sabes qué?” Le pregunté, agarrando el mango de la puerta.

Pasó una mano por su cabello otra vez. “Qué?”

“Tu eres sin duda mi cambiaformas favorito.”

Jeff rodó sus ojos. “No es que niegue mi atractivo varonil, pero soy el único cambiaformas que conoces.”

“De echo Jeff, ese es nuestro problema.” Abrí la puerta, y entramos.

*juega con la palabra en inglés, “Champ”, es la abreviación de “Champion” que significa campeón, pero champ también significa mordisco-morder.

Anónimo –   – (21 de noviembre de 2009, 10:02)  

me encanta ste parte del cap, stoi impaciente para ver lo k pasa


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Anónimo –   – (21 de noviembre de 2009, 21:12)  

porqe se tardan tanto en poner los capitulos nuevos,,

oye amiga no me podrias pasar la pagina o tu los capitulos en ingles.

te dejo mi e-mail.
assilem_360@hotmail.com
encerio me encantaria poder tenerlos.. :)

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