Especiales/ Capítulo 18

CAPÍTULO 18
HUESOS


Traducido por Jhos

Después de eso, el viaje parecía interminable.

Algunos días, ella se convencía que el marcador de posición no era nada más que un truco de los de Humo dejándolos en la naturaleza por siempre: El lisiado Zane luchando para sobrevivir las largas noches del viaje, y la sicótica Tally sola dentro de su traje de camuflaje, vacía e invisible. Ambos en infiernos separados.

Ella se preguntó lo que Zane sentía por ella ahora. Después de lo que había pasado, él debió darse cuenta cuan débil era realmente ella: el miedo de la Dra. Cable luchando contra la máquina para deshacerse de un beso, indignada por algo tan simple como una mano temblorosa.

El recuerdo de eso la hizo querer cortarse, para arrancar su propia piel hasta convertirse en algo diferente por dentro. Algo menos especial, más humano. Pero ella no quería volver a cortarse después de decirle a Zane que ya no lo hacía. Sería como romperle una promesa a él.

Tally se preguntó si él les había dicho a los otros Crims acerca de ella. Estaban ellos planeando ya algo- una forma de emboscar a Tally y entregarla a los del Humo? O tratarían ellos de escapar, dejándola atrás, sola en la naturaleza por siempre?

Ella se imaginó entrando a escondidas al campamento de nuevo mientras los otros dormían, y diciéndole a Zane cuán mal ella se sentía. Pero ella no podía soportar mirarlo. Ella quizás había ido demasiado lejos esta vez, lanzándoselo en la cara, sin mencionar cortar sus manos.

Shay ya se había dado por vencida con él. Que, si Zane también decidía que había tenido suficiente de Tally Youngblood?

Hacia el final de dos semanas, los Crims se detuvieron en un acantilado que sobresalía por encima del mar.

Tally observó las estrellas. Fue bastante antes del amanecer, y la línea de los rieles se extendía ante ellos sin interrupción. Pero los fugitivos saltaron todos de sus tablas y se reunieron alrededor de Zane, viendo algo en su mano.

El marcador de posición.

Tally observó y esperó, situándose justo debajo del borde del acantilado, dejando que las aspas la mantuvieran alto por encima de las olas. Luego de unos largos minutos, ella vio humo de una fogata; era claro que los Crims no iban a ir lejos esta noche. Ella se deslizó cerca y se colocó a si misma sobre el precipicio.

Rodeando la alta hierba, ella se acercó al campamento. Las llamaradas de puntos rojos estallaban mientras los Crims calentaban sus comidas.

Finalmente, Tally llegó a un rincón donde el viento le llevaba los sonidos y el olor a comida de ciudad.

“Que hacemos si nadie viene?” una de las chicas estaba diciendo.

La voz de Zane respondió. “Ellos vendrán.”

“Cuanto tiempo?”

“No lo sé. Pero no hay nada más que podamos hacer.”

La chica empezó a hablar de su suministro de agua, y el hecho de que ellos no hubieran visto un río desde las últimas dos noches.

Tally se hundió en la hierba, aliviada- el marcador de posición les había dicho que se detuvieran allí. Este no era el Nuevo Humo, obviamente, pero tal vez este horrible viaje llegaría a su fin pronto.

Ella miró alrededor, olfateando el aire, preguntándose en que era especial este lugar. Entre los olores de las comidas auto-recalentadas, Tally olió algo que le puso la piel de gallina…algo podrido.

Se arrastró hacia el olor a través de la alta hierba, sus ojos barriendo el suelo. El hedor creció y creció, finalmente tan fuerte que casi la hace vomitar. A cien metros del campamento ella encontró la fuente: una pila de peces muertos, cabezas y colas y espinas limpias, con moscas y gusanos arrastrándose sobre ellos.

Tally tragó grueso, diciéndose a si misma que se mantuviera helada mientras buscaba en el área alrededor de la pila. En un pequeño claro, ella descubrió los restos de una pequeña fogata. La madera carbonizada estaba fría, las cenizas habían volado, pero alguien había acampado allí. Mucha gente de hecho.

El fuego sin vida estaba en un pozo profundo, contra la brisa del mar, y construido para dar calor eficientemente, como en todas las ciudades de perfectos, los Crims siempre utilizaban sus fogatas para luz en vez de calor, quemando madera sin cuidado. Pero este fuego había sido hecho por expertos.

Tally vislumbró algo blanco entre las cenizas y se acercó a sacarlo con cuidado…

Era un hueso, más o menos tan largo como su mano. Ella no sabía a qué especie pertenecía, pero estaba marcado con pequeñas depresiones donde dientes humanos habían roído hasta la médula.

Tally no pudo imaginar a niños de ciudad comiendo carne luego de solo un par de semanas en la naturaleza. Incluso los del Humo raramente cazaban para comer- ellos cocinaban conejos y pollos, nada tan grande como de lo que sea que haya provenido este hueso. Y los dientes habían dejado marcas desiguales; quien quiere que fueran; ellos no conocían los dentistas. La gente de Andrew quizás había construido este fuego.

Un estremecimiento recorrió todo su cuerpo. Los habitantes del pueblo que había conocido pensaban en los intrusos como enemigos, como animales para ser casados y asesinados. Y los perfectos no eran “dioses” para ellos ya. Tally se preguntó como los del pueblo se sintieron al descubrir que ellos habían vivido dentro en un experimento toda su vida, y que sus hermosos dioses no eran nada más que seres humanos.

Ella si preguntó si alguno de los reclutas del Humo pensó en vengarse de los perfectos de la ciudad.

Tally sacudió su cabeza. Los del Humo habían confiado en Andrew lo suficiente para ponerlo a cargo de guiar a los fugitivos aquí. Sin duda los otros que habían reclutado no eran maniáticos homicidas.

Pero que, si otros de los habitantes del pueblo habían aprendido a escapar de sus “pequeños hombres”?

Mientras el amanecer se aproximaba, Tally se quedó despierta, sin molestarse de tomar sus usuales siestas. Ella buscó en el cielo señales de aerocarros como siempre, pero también mantuvo un ojo en los acantilados, los infrarrojos en completa potencia. La sensación desagradable en su estómago por ver la pila de pescado podrido nunca se fue completamente.

Ellos vinieron tres horas después del amanecer.

FIN DEL CAP.

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