Twice Bitten- Capítulo 22

CAPÍTULO 22: Déjalo (no)muerto

No esperaba problemas en la fiesta de recepción pero mi encuentro con Jonah me enseñó una valiosa lección acerca de salir sin ningún arma. Había tenido suerte que el vampiro que me acechaba fuera del bar no estaba ahí para atraparme – pero eso ciertamente no era verdad para todos. Así que me puse mi negro Cadogan, resbalé mi daga dentro de mis botas. Levanté mi cabello, mi cadena Cadogan alrededor de mi cuello, y mi buscapersonas estaba enganchado. Estaba tan lista como podía estar-al menos físicamente.

Seguro. Lo había derrotado. Me había aseado y subido las escaleras, he iba a hacer una aparición en la fiesta en honor a su antigua amante. Pero no lo iba a hacer sin refuerzos, al menos espiritualmente. Así que agarre mi teléfono del estante de libros, me senté al borde de la cama y marqué el número de Mallory. La primera cosa que oí fue el entrechocar de ollas y sartenes, y un puñado lejano de maldiciones antes que ella lograra enderezar el teléfono.

“Oh, Dios, alto—alto—mierda—mierda—Merit? Estás ahí?”

“Mal? Estás bien?”

“Lo estoy-En serio—detente. Ahora mismo.”

El estrépito inmediatamente se calló.

“Qué está pasando ahí?”

“Experimentos de ciencia. Tengo que aprender a trabajar con un gato, son familiares, sabes—y ella esta en todo. Ha estado aquí, como, cuatro horas, y cree que es dueña de mi—En serio, gatita mala! Deja eso!—ella cree que es dueña de mi casa. Está destruyendo mi cocina. Así que, qué hay contigo? Vi tu mensaje de texto sobre drama en la convocatoria?”

“Estalló la violencia, pero Gabriel está vivo, y eso es lo más importante.”

“Sabía totalmente que el amuleto funcionaría-como un hechizo!” exclamó, bufando a través del teléfono. Giré mis ojos. “Lo hiciste bien, y lo aprecio. Pero necesito un momento besa-traseros de mejor-amiga.”

“En qué te ha metido él ahora?”

Ah, me conocía tan bien. “Él está ofreciendo una fiesta para Lacey Sheridan. Me dijo que tengo que hacer una aparición.”

“Tú sabes, realmente no me gusta en tantas formas.”

“Eso me ha ocurrido también.”

“Bueno, hagamos una lista de verificación—luces fabulosa?”

“Estoy usando mi traje.”

“Bastante bien. Vas a seguirlo a todos lados en la fiesta o a besar el trasero de ella?”

“No planeo hacer ninguna de esas cosas.”

“Vas a ser tu normalmente brillante y gracioso ser, recordándole por tu muy vivaz y joie de vivre (felicidad de vivir) lo tonto que ha sido?”

Y ese era el por qué amaba a esta chica. “Puedo definitivamente dar lo mejor de mi.”

“Eso es todo lo que puedo pedir—Oh, Dios, gatita mala. Merit, me tengo que ir. Ella tiene mis cerillas de nuevo. Te llamo mas tarde, esta bien?”

“Buenas noches, Mallory.”

“Buenas noches, Merit. Déjalo no muerto.”

Como le dije, iba a dar lo mejor de mi.

Las cosas estaban tranquilas cuando emergí abajo. Caminé a través del corredor del primer piso hacia el patio trasero.

La puerta de Ethan estaba abierta, su oficina a oscuras, así como las otras oficinas administrativas que pasaba. Estaba a medio camino—cerca de la cocina—cuando lo oí.
Música.

A través de las ventanas al fondo de la Casa, podía ver el brillo de un fuego en el patio trasero y la masa de vampiros reunidos alrededor. Tan silenciosamente como pude, abrí la puerta de vidrio-y-metal trasera, y salí. Vampiros vestidos de negro parados en círculos, rodeando el obsesionante hilo de música. Había una sola voz, una mujer, acompañada por un violín. Su voz era clara y triste, el violín rasposo, llorón. Sonaba como un canto fúnebre, una lenta, dulce canción de pérdida o amor, del tipo con las que me había cruzado en mis estudios medievales.

La atención de los vampiros atrapada—la multitud en silencio, las miradas en los músicos en el medio, a quienes aún no podía ver. Dice que la música calma a las bestias salvajes; Yo era una creyente.

Vi los rizos despeinados de Luc frente a mí. Cuando lo alcancé, me miró y sonrió antes de volver a los músicos. Al fin podía verlos—Katherine y un vampiro varón que no conocía. El tocaba el solitario violín; la voz clara pero melancólica era de ella.
“Es una canción de la Guerra Civil,” Luc susurró. “Ethan les pidió, a Thomas y Katherine, tocar una canción esta noche.”

Este debía ser el hermano de Katherine, supuse. “Es hermosa,” le dije.

Estaban sentados uno al lado del otro en una banca baja, de cemento, Katherine en un vestido simple y sandalias, Thomas con pantalones negros y una camisa abotonada hasta arriba. Sus ojos cerrados, el violín metido debajo de su barbilla, sus hombros meciéndose mientras la canción fluía desde sus cuerdas. Los ojos de Katherine estaban abiertos, pero su mirada desenfocada, como si mirara memorias invisibles reproduciéndose ante ella mientras viajaba a través de los versos de la canción.

“Ella fue cambiada en 1864,” susurro Luc. “Ella y Thomas. Su maestro la transformo luego de que Katherine perdiera su esposo, Caleb, en la guerra. Habían estado casados por una semana.”

La canción sonaba autobiográfica. Katherine cantaba por el retorno a salvo de un joven soldado, lamentando el sonido de disparos a través de un valle, y lamentando la muerte del soldado.

Ella lamentaba la muerte de su verdadero amor.

No estoy segura qué fue lo que me hizo buscar, que me hizo registrar la multitud en busca de Ethan, pero lo hice. Vi a Lacey primero. Su expresión estaba en blanco, sin emoción. Si había sido tocada por la canción, por la letra, no lo demostraba.
Él estaba parado a su lado, brazos cruzados. Su mirada. . . en mí.

Nos miramos uno al otro por sobre los vampiros, sobre la música, sus ojos atrapando el brillo de las luces del jardín, siglos de historia en su mirada. Siglos que lo habían hecho frío.

Y entonces su voz hizo eco a través de mi cabeza. Merit.

Él silenciosamente llamó mi nombre, aún mientras se mantenía al lado de ella.
Liege? Le contesté.

Sus ojos brillaban. No me llames de esa forma.

No hay otra forma para que te llame. Tú eres mi empleador. Yo soy tu empleada. Ese es el trato al que habíamos llegado.

Había algo impotente en sus ojos ahora, pero yo no iba a caer por ello nuevamente. Cambié mi mirada hacia el fuego. Lamía hacia el cielo, lenguas de fuego bifurcadas creando sombras brillantes en la yesca. El humo picando, la madera levantándose, la fragancia casi intoxicante, insinuando un estado salvaje que los vampiros en el medio del centro de Chicago, prohibidos de sol, no podían tocar de otra forma.

Contemplé el fuego hasta que la canción hubo terminado, entonces aplaudí junto con los otros mientras Katherine y Thomas compartían una suave y triste sonrisa.

“Adónde saliste anoche?” Luc preguntó mientras Katherine bebía de una copa y Thomas acomodaba su violín. Asumí que no estaba preguntando donde había estado yo—sino donde había estado Lindsey.

“Templo Bar. Lindsey pensó que seria una buena idea sacarme de la Casa.”

“Y cómo has estado?”

“Si te refieres a los cambia-formas, bastante bien. Si te refieres a personalmente, él invitó a su ex-novia a volver al la cuidad. Probablemente puedes adivinar cómo me siento respecto a eso.”

Katherine y Thomas comenzaron nuevamente, esta vez una canción más agasajadora con un sesgo Irlandés. Luc y yo nos mantuvimos juntos en silencio, mirando a Katherine cantar en un cadente acento Irlandés, Thomas a su lado, sus dedos volando a través del violín.

“Yo realmente creo que le importas, sabes.”

“Tiene una forma extraña de demostrarlo.”

“Es un vampiro. Eso lo hace extraño.”

Miré hacia Luc. Incluso en medio de un drama supernatural, usualmente tenía una peculiar sonrisa en su rostro. Pero esta vez, su expresión era cansada, y ya no estaba segura si seguía hablando sobre Ethan. . . o Lindsey. Había pasado algo similar entre ellos? Si era así, me podía compadecer. Era difícil cargar el peso de la lamentación de alguien—y el arrepentimiento que aparentemente le seguía.

“Están tú y Lindsey bien?”

Su expresión se endureció. “Lindsey y yo. . . no lo estamos. Pero eso es status quo.”

“Te gustaría hablar sobre ello?”

La pregunta era muy femenina, pero la mirada que recibí—ojos reducidos, mirada plana—era toda varonil.

“No, Centinela, no quiero hablar sobre ello.”

“Es justo. Tal vez,” sugerí, “si este el producto de la inmortalidad, nos deberíamos preguntar si el sacrificio vale la pena.”

“Hace que uno se lo pregunte,” Luc dijo.

El amor era definitivamente una perra.

Katherine y Thomas terminaron de cantar en un estridente aplauso, éstos dando lugar eventualmente al suave sonido de la música de un chelo. Luc suspiro. “Voy a mezclarme. Vas a estar bien aquí?”

“Derecha como la lluvia,” Le dije. “Siéntete libre.”

Lo observé desaparecer entre los vampiros. Probablemente no fue coincidencia que también vi a Lindsey dando vueltas en otro lugar de la multitud.

“Katherine y Thomas son muy talentosos.”

Miré tras de mí. Ethan estaba parado allí, expresión en blanco, manos en sus bolsillos. “Son muy talentosos,” dijo nuevamente. Miré nuevamente a la multitud, preguntándome a donde su compañía había ido. La encontré al otro lado del jardín, conversando con Malik. Por el momento, el riesgo de drama disminuido. “Sí, lo son.”

“Gabriel llamó,” dijo. “Confirmó que los cambia-formas que atacaron estaban tratando de realizar el contrato y recoger el pago.”

“Quién ordenó el golpe?”

“No les fue dicho, y aparentemente ellos no preguntaron.”

“Eso no es exactamente reconfortante. Está Gabe aún seguro que el drama ha terminado?”

Ethan asintió. “Está muy convencido. Dicho eso, es notablemente corto-de-vista para un hombre con el don de la profecía.”

O solo no tan neurótico como los colmilludos que lo rodeaban. “Y el culpable final?” Pregunté.

“Quién sabe? Tony podría haber estado involucrado, pero aún no sabemos si el era el titiritero o solo un títere. Y ya que hemos sido excusados por Gabriel, Así es como permanecerá.”

Nos mantuvimos en silencio durante otro momento.

“Estás callada esta noche,” dijo.

Esbocé una sonrisa agradable. “Ha sido una semana larga. Sólo estoy tratando de relajarme.” Y estaba tratando evitar más drama. Estuvo callado otros dos o tres minutos, durante los cuales ambos nos mantuvimos allí juntos, vampiros vestidos de negro moviéndose alrededor nuestro. “Puedo decir que algo te está molestando—”

Tuvimos sexo y tú te arrepentiste, pensé silenciosamente, y ahora tu arrepentimiento me está volviendo loca. “Sólo estaba disfrutando de la música.”

“Lo siento.”

Cerré mis ojos apretados, emociones deslizándose sobre mí. No quería hacer esto nuevamente. Yo ciertamente no quería sus disculpas. Sólo me hacía sentir lastima.

“Por favor deja de decir eso.”

“Desearía—”

“Tu indecisión no está haciéndolo mas fácil.”

“Y tú crees que esto es fácil para mí?”

“Ey, Chicos,” dijo una voz familiar frente a nosotros. Lindsey se acercó, Lacey a su lado, la traidora.

“Hermosa fiesta,” Lindsey le dijo a Ethan, entonces me miró. “Y cómo te está yendo esta noche?”

“Estoy bien y tú?”

“Eh,” dijo con un encogimiento de hombros. “Yo no soy tan popular como nuestra querida Centinela, por supuesto.” Puso un brazo alrededor de mis hombros. “La llevamos al Templo Bar anoche, y ella fue un hit.”

Ah, así que ese era el juego—presumirme en frente a Lacey.

Ethan me miró, su expresión gélida. Adiviné que no estaba impresionado por mi súbita popularidad. “Encuéntrate conmigo en mi oficina en cinco minutos.”

Me tomó un momento ajustarme al cambio de tema, pero miré entre él y Lacey. “No hay necesidad de que dejes la fiesta. Podemos hablar luego.”

Antes que pudiera terminar, esa ceja estaba arqueada. “Eso no fue un pedido.”

Sin esperar una respuesta, se fue, una mano en la espalda de Lacey para guiarla.

Lindsey frunció el ceño. “Qué fue todo eso?”

“No tengo idea. Por que crees que quiere reunirse en su oficina?”

“Bueno, o se acaba de dar cuenta que podrías ganar como reina de la primavera y él definitivamente quiere ese puesto, o se quiere poner en una rodilla y disculparse profundamente por ser un estúpido.”

Nos miramos una a la otra. Ella sonrió. “Así que, ya que la segunda opción es malditamente poco probable, estás interesada en ser la reina de la primavera?”

“Va a haber una corona?”

“Qué es una reina de la primavera sin una?” Entonces puso sus manos en mis brazos. “Hazme un favor—lo que sea que diga sobre su relación o tu entrenamiento o Lacey, no juegues a ser tímida. No juegues a ser humilde. Te has estado rompiendo el trasero esta semana, y has estado haciéndolo lucir bien. Te has ganado ese coraje. Lo prometes?”

Lo prometí.

Esperé por quince minutos—quince minutos durante los cuales me forcé a mi misma a revisar los libros y trofeos es sus estantes, y traté de evitar preguntarme qué—o quién—lo retrasaba.

Estaba recostada contra la mesa de conferencias en su oficina cuando entró. No miró, pero cerró la puerta tras él y se dirigió a su escritorio. Revolvió papeles por un momento antes de poner sus manos de un golpe en el borde de su escritorio.

“Necesitamos encontrarte un nuevo reto físico para asegurarnos que tu entrenamiento sea suficiente para permitirte progresar.”

Bueno, tal vez él realmente quería hablar sobre entrenamiento. “Bueno.”

“Éste es un buen momento para que nosotros mantengamos las comunicaciones abiertas con Gabriel. Si la Manada no se va, eso significa que están aquí. Deberíamos pensar en reglas de compromiso en caso que haya mas de ellos que no estén felices con esa decisión.”

“Eso parece apropiado.” Él finalmente me miró, sus ojos nublados.

“Suficiente del juego, Merit. Suficiente del ‘Sí, Liege’ y ‘No, Liege.’ Deja de ponerle sello a todo lo que yo digo. Eras mas valiosa cuando discutías conmigo.”

Por una vez, yo no había estado jugando a ser condescendiente; realmente creía que era apropiado. Pero su tono rogaba por una respuesta, y yo finalmente estaba harta de sus idas-y-venidas.

“Era más ‘valiosa’? No soy una antigüedad. Ni un juguete ni un arma para que manipules.”

“No estoy jugando contigo, Centinela.”

Elevé mis cejas. Yo era Centinela solamente cuando estaba enojado. “Y yo no estoy jugando contigo, Sullivan.”

Nos miramos por un momento, la habitación pesada con palabras no dichas—la conversación que habíamos estado evitando.

“Ten cuidado.”

“No,” dije, y sus ojos se ampliaron. Ethan Sullivan, imaginé, no estaba acostumbrado a que sus empleados le desobedecieran.

“La única cosa que siempre quisiste de mí,” le dije, “es que sea algo que no soy. Si discuto, te quejas que no soy obediente. Si soy atenta, te quejas que le pongo sello a todo lo que dices. No puedo seguir jugando este juego contigo, estas constantes idas-y-venidas.”

“Sabes que no es así de simple.”

“Es así de simple, Ethan. Tómame como soy o déjame ir.”

Negó con la cabeza. “No puedo tenerte.”

“Sí, podrías haberme tenido. Me tuviste. Y luego cambiaste de idea.” Pensé en Lacey, en la fotografía que había visto, en él habiendo tenido una relación con ella a pesar de sus consideraciones estratégicas. Quizás eso era lo que más me molestaba—qué me hacía diferente? Qué me faltaba? Por qué ella, pero yo no?

“No era yo lo suficientemente tentadora?” le pregunte. “No era lo suficientemente elegante?”

No esperaba que él contestara, pero lo hizo. Y fue casi peor. “No hay nada malo contigo.”

Se paró y deslizó sus manos a los bolsillos. Encontré su mirada y vi el fuego verde en sus ojos. “Tú eres perfecta—hermosa, inteligente, intratable en una forma. . . atractiva. Testaruda, pero una buena estratega. Una peleadora asombrosa.”
“Pero eso no es suficiente?”

“Es demasiado. Crees que no he pensado en como sería regresar a mi dormitorio al final de la noche y encontrarte allí—encontrarte en mi cama, para tener tu cuerpo y tu risa y tu mente? Mirar a través de una habitación y saber que eres mía—que yo te reclamé. Yo.”

Tamborileó un dedo contra su pecho. “Yo. Ethan Sullivan. No la cabeza de la Casa Cadogan, no el vampiro de-cuatrocientos-años-de edad, no el hijo de Balthasar o el Noviciado de Peter Cadogan. Yo. Sólo yo. Sólo tú y yo.” Humedeció sus labios y negó con la cabeza. “No tengo ese lujo, Merit. Soy el Maestro de esta Casa. El Maestro de cientos de vampiros a quienes juré proteger.”

“Yo soy una de tus vampiros,” le recordé.

Suspiró y frotó una mano por su frente. “Tú eres mi mayor fuerza. Tú eres mi más grande debilidad.”

“Llamaste a Lacey a que viniera. Ella no es una debilidad?”

Pareció sorprendido. “Lacey?”

“Ustedes tenían—tienen—una relación, verdad?”

Su expresión se suavizó. “Merit, Lacey está aquí por una evaluación. Nosotros hemos estado—en mi limitado tiempo libre—revisando el estado financiero de su Casa. Este viaje estaba programado desde hace seis meses. No la invité aquí para tener una relación.”

“Todos pensaron—”

Me dio una mirada sarcástica. “Tú deberías saber mejor, para tomar los rumores que corren por esta Casa como hechos.”

Miré hacia abajo, suficientemente reprendida y silenciosamente agradecida. Pero eso no cambiaba el asunto mayor. “Te dije que tenias una oportunidad, y tú decidiste que estábamos mejor como colegas. No puedo jugar el juego de estar preguntándome—todos y cada uno de los días—dónde estamos parados. Soy tu empleada, tu subordinada, y es tiempo que actúe como tal. Así que te estoy pidiendo que no traigas esto a colación—no nos traigas a colación. Que no me recuerdes con una palabra o una mirada cuan en conflicto estás.”

“No puedo evitar estar en conflicto.”

“Y yo no puedo evitar que estés en conflicto. Tomaste tu decisión, Ethan, y no puedo continuar teniendo esta conversación una y otra vez. Estamos o no estamos? Estamos o no estamos? Cómo se supone que vamos a trabajar juntos así?”

Él hizo una mejor pregunta. “Cómo se supone que no trabajemos juntos?”

Nos quedamos ahí en silencio por un momento. “Si eso es todo lo que querías,” dije, “Voy afuera de nuevo.” Caminé hacia la puerta, pero él finalmente me detuvo con una palabra.

“Caroline.”

Cerré mis ojos y apreté mis manos en puños. Deseaba resistirlo, pero él era mi Maestro, y me había llamado por mi nombre, y eso solo era suficiente para detener mi marcha hacia la puerta.

“Injusto,” le dije. “Injusto y muy tarde.”

“Tal vez si tuviera más tiempo.”

“Ethan, no creo que haya suficiente tiempo en el mundo.”

“Qué te dije acerca de los Breckenridges, Merit?”

“Nunca quemar puentes,” le recité, y me volví, sabiendo a donde se dirigía.

“Antes de que me acuses de hacerlo, Ethan, recuerda que fuiste tú quien se retiró.

Yo solo estoy cumpliendo con tu pedido. Nos olvidaremos de lo que pasó, trabajaremos juntos, y haremos todo lo que está en nuestro poder para proteger la Casa, y eso será toda su extensión.”

Me detuve antes de entrar al corredor, incapaz de dar el paso final sin mirarlo nuevamente. Cuando lo hice, había dolor en su expresión. Pero le había dado mi mejor intento, y no iba a compadecerme de un hombre que se negaba a alcanzar lo que quería.

“Eso es todo?” pregunté.

Finalmente bajó su mirada. “Buenas noches, Centinela.”

Asentí y me fui.

Caminé a través del primer piso de la Casa, y no me detuve en la puerta principal. Tomé la acera a la puerta y asentí a los guardias, luego revisé la calle hacia la izquierda y derecha, buscando en el camino por paparazzis. Ellos estaban obedientemente agrupados en su cordón designado en la esquina a la derecha. Un llamado simple—me dirigí a la izquierda.

Crucé mis brazos sobre mi pecho, cabeza gacha mientras caminaba. Sabía que Ethan haría esto. Era la forma en la que operaba—un paso adelante, dos pasos atrás.
Reempiece y repita. Hacía un movimiento hacia la intimidad, y luego se retiraba. Entonces se arrepentía de retirarse, y el ciclo comenzaba de nuevo. No era que no me quería; él había dejado eso en claro. Pero cada vez que se dejaba ser humano, la parte estratégica de su cerebro se impulsaba y él se retiraba a la frialdad. Tenía sus razones, y lo podía respetar lo suficiente para imaginar que no importaban. Pero eso no significaba que estaba de acuerdo con él o que pensara que sus razones—sus excusas—eran buenas.

Fruncí el ceño a la vereda, mis pies moviéndose debajo mío, aunque apenas prestaba atención al movimiento. Íbamos a tener que trabajar juntos; eso estaba claro. Me tendría que adaptar. Me había adaptado a ser un vampiro, y me iba a tener que adaptar a Ethan. Levanté la mirada mientras una limusina se estacionaba.

Era larga. Negra. Curvilínea. Pulcra. Indudablemente cara.

La ventana de atrás del lado del pasajero bajó. Adam Keene me miró desde el asiento trasero, aburrimiento en su expresión.

“Adam?”

“Gabe quiere encontrarse contigo en el bar.”

Pestañeé, confundida. “Gabe? Él quiere encontrarse conmigo?”

Adam giró sus ojos compasivamente. “Ya sabes como es él. Dame lo que quiero, cuando lo quiero. Lo que usualmente significa inmediatamente. Probablemente no muy diferente a tu Maestro vampiro?”

“Por qué yo? Por qu´r no Ethan?”

Adam hizo un pequeño bufido, luego miró hacia abajo al teléfono en su mano.

“Yo no soy quien para cuestionar el por qué. . .” murmuró, entonces giró la pantalla del teléfono hacia mí.

“TRAE A LA GATITA,” se leía en el mensaje de Gabriel. Bueno, así que el pedido era legítimo. Pero eso no significaba que meterme en la limosina con Adam era el movimiento correcto. Dudando, miré hacia la entrada, luz desde la Casa derramándose sobre la acera. Si iba, me imaginé conseguiría un sermón de Ethan acerca de dejar la Casa para hablar con Gabe sin permiso. . . y sin su supervisión.

Por el otro lado, si no iba, probablemente tendría un sermón acerca de no jugar en equipo y saltar cuando un Ápex me pedía que saltara. Y entonces aún tendría que seguirlo al bar, y en el asiento trasero de una ostentosa limusina.

Además, tenía mi daga y mi buscapersonas. Ethan podría encontrarme si lo necesitaba.
“Muévete,” gruñí, abrí la puerta y se subí, cerrando la puerta tras de mí. “Comencemos con un Shirley Temple,” le dije, asintiendo al bar en un lado de la limosina, “y veremos que tan lejos llegamos.”

La limosina se detuvo en frente de la Pequeña Roja. La calle estaba vacía de motos, y la lámina de madera aún estaba sobre la ventana. El cartel de CERRADO aún colgaba en la puerta. El conductor salió y abrió la puerta trasera, su cara plana, sin emociones. Solté un “Gracias,” y miré hacia atrás cuando Adam no hizo ningún movimiento para salir. Se mantuvo en su asiento, sus pulgares apretando los botones de su teléfono. Cuando se dio cuenta que me había detenido, me miró y sonrió.

“No es a mí a quien quiere ver,” dijo, hoyuelos en las esquinas de su boca. “Tendré al Sr. Brown aquí dando vueltas la manzana unas cuantas veces para darles a ustedes un minuto, me reuniré con ustedes cuando haya acabado.” Mantuvo levantado su
teléfono como explicación. “Necesito terminar esto.”

“Tu decisión,” dije, luego maniobré la puerta para salir.

“Ey, Gatita,” dijo antes de cerrar la puertas tras de mí.

Miré hacia atrás.

“Diviértete ahí adentro.”

La ventana se levantó nuevamente y la limusina salió a la calle, luego tomó la primera vuelta a la derecha a la manzana. Yo caminé hacia la puerta.

Traducido por Bel♥

Corregido por Lu♥

Cami  – (14 de septiembre de 2010, 18:56)  

waw....nunca lo voy a entender Ethan...gracias por la traduccion!!!

butter  – (14 de septiembre de 2010, 19:36)  

gracias por la traduccion de esta saga que es buenisima!

ojala algun dia salgan en español... todavia nadie compro los derechos... yo me pregunto que estan esperando !!! :'(


saludos!

Camila  – (14 de septiembre de 2010, 19:41)  

ooo, que miedo, ¿será una emboscada?
:S

y si, nunca entenderemos a Ethan.

Gracias por el trabajo chica, como siempre.

Roza'  – (14 de septiembre de 2010, 20:02)  

OMG!!! Me encanto el capi como siempre, esta saga esta geneal, al fin Ethan tendre su merecido... Jum!!
Pro que le esperara a Merit en el bar..?? oh mi dios, ya quiero saber hahahaha... Bueno Luu gracias por la traduccion, super bien jeje y suerte ;)

Almudena :D –   – (15 de septiembre de 2010, 1:19)  

ASco de Ethan ! Ufff gracias por el capitulo, lo necesitabaaa!

Isabel  – (15 de septiembre de 2010, 4:07)  

Bel Y Luu mil gracias por la traduccion!

Yo golpearía a Ethan en toda la cara cada vez que le viera, porque cada día le entiendo menos >.<
Y lo del bar no me gusta nada :S Me huele a emboscadaa! y por si fuera poco encima va sola!
Uff, ojala este el proximo cap prontito, xq esto esta super interesante ;)

Anónimo –   – (15 de septiembre de 2010, 10:41)  

mil graciassss!! o.O' la verdad, entiendo a Ethan, y me encantó cómo la describió con eso de " eres mi mayor fuerza. Mi mayor debilidad" porque precisamente tiene razón, pero por eso debería mantenerla a su lado, para que no fuese herida ni nada xP Lo de Adam no me gustó nada ^^u me suena a pelea, a muchos cambiaformas descontentos contra ella, no a una reunión normal :S Espero que salga bien de esta

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