Twice Bitten- Capítulo 21

CAPÍTULO VEINTIUNO: SIMPLEMENTE BAILA

La noche siguiente amaneció fresca y clara. Abrí el postigo anti-sol y luego una rendija de la ventana. Una brisa agradable soplaba a través de la ciudad, limpiando un poco la humedad de ayer. Tenía programado entrenar con Ethan de nuevo, así que me levanté y dirigí hacia la cocina, agarré un poco de jugo de naranja, sangre y una donut de tocino, barnizada con glaseado. Sí, oíste bien. Tocino. Y glaseado. En una donut.
Seguro, no estaba ansiosa sobre entrenar nuevamente. Había visto un montó a Ethan en la semana, y no me hubiera importado una noche para mí misma, sin drama político o relaciones conflictivas, sin esgrima o patadas laterales. Pero qué podía hacer yo? Debido a que había hecho mis juramentos, acampar en mi habitación con la donut en mano, no era una opción. Así que, después de haber engullido el desayuno, me deslicé en las chancletas y coloqué una chaqueta deportiva, luego me dirigí hacia el pasillo. Estaba a punto de tomar las escaleras al sótano cuando la vi. Ella estaba de pie en el rellano entre el primer y segundo piso en un traje negro, sus brazos cruzados y con una ceja arqueada.

Era una Maestro hecha en la propia imagen de su Maestro.

Bajé los escalones pero me detuve uno o dos antes del rellano, mis cejas levantadas.

“Esperándome?”

“Tú y Ethan tienen una relación única,” Lacey dijo.

“Tenemos una relación?”

“No juego juegos, Merit.”

Todo evidenciaba lo contrario, pero me forcé a mi misma a ser educada. “Respetuosamente, señora, yo tampoco lo hago. Puedo ayudarla con algo?”

“No me rindo facilmente. Él y yo somos perfectos para el otro.”

Casi gruño una respuesta, pero me contuve. Si realmente creía eso, más poder para ella. Además-él la había invitado aquí, así que tal vez él también lo creía.

“Sabes qué?” Pregunté en cambio, pasándola. “Buena suerte con eso.”

Me siguió hasta el primer piso. Ethan, con su sincronización tan impecable como siempre, eligió ese momento para comenzar a subir las escaleras hacia nosotras, la chaqueta de su traje desechada, su cuerpo delgado, pantalones oscuros, una camisa blanca y corbata negra. Debía estar camino a cambiarse. Sus ojos se agrandaron a la vista de nosotras dos juntas, como si no estuviera preparado para el encuentro de su antigua y poco menos antigua amante-su propia culpa, ya que él nos había tirado bajo el mismo techo.

“Cómo estuvo tu llamada?” Lacey preguntó. “Y cómo están las cosas en Londres?”

Era fácil leer eso entre líneas-Querida Centinela: Tu jefe hizo una llamada telefónica al PG y no te contó sobre ello. Supongo que no estás informada de todo! Con amor, su más grande protegida.

Su segundo golpe de bate, y voló la bola a través de la valla. Tuve que aguantarme un gruñido.

“No tan útil como me hubiera gustado, pero así funciona el PG,” Ethan dijo. Cuando me miró, la línea de preocupación había aparecido entre sus ojos. “Te veré en el Salón de Combate en un momento.”

Asentí. “Liege.”

Caminó pasándome. “Lacey, conmigo, por favor,” él dijo, y ella obedientemente lo siguió.

Miré detrás de mí y observé como lo seguía al igual que un cachorro con una correa mientras tomaban las escaleras hacia el tercer piso. Algo me golpeó mientras ella lo seguía. Ethan era, y siempre sería, su Maestro. Y aunque la había oído estar en desacuerdo con él, levantando sus preocupaciones sobre yo siendo un “soldado común,” había algo condescendiente incluso en su postura. Ella se movía como si fuera de su propiedad, como si no hubiera nada que quisiera más que estar a su lado. Incluso aunque tuviera su propia Casa, ella quería regresar a Cadogan.

Lindsey me había dicho que Lacey era una Muy Buena Estratega. Entonces quizás parte de la adoración era política. Quizás, al igual que él, estaba preocupada por las alianzas, quería asegurar su unión con la cuarta casa más antigua en el país.

O quizás era mucho más simple. Quizás ella sólo lo quería.

Lo que sea que el futuro nos tuviera reservado para Ethan y para mí (o para mí sin Ethan, en el caso que así se diera), hice un voto allí y aquí de no convertirme en uno de esos vampiros. Prometí continuar siendo yo misma, recordar quien era, pensar racionalmente sobre alianzas y sobre las personas con las que podría aliarme. Si solamente hubiera recordado esas cosas un par de noches atrás. . . o cuando Mallory me necesitaba. Pero lo hecho, hecho estaba. Una chica sólo podía seguir adelante.

Estaba practicando patadas como calentamiento cuando Ethan y Lacey hicieron sus apariciones. Él entró al Salón de Combate por la puerta principal; Lacey tomó un lugar en el balcón, esta vez entre una masa de vampiros. El balcón estaba casi lleno, desde Lindsey y Luc-quien debía estar tomando un descanso de sus deberes de guardia-a Margot y Michelle y algunos de los otros vampiros con los que había tomado unas bebidas. Ellos me saludaron, un club de fans para una vez atrás, reticente vampiro. Pero había atravesado la reticencia. . . y me había convertido en uno de ellos, al menos en parte, principalmente porque era una Novata que había sido tratada injustamente por un Maestro. O dos, si contabas a Lacey. O cuatro, si contabas al anterior y actual Maestros de Navarro.

Sin importar cuan lamentables (y cuan embarazosas), esas injusticias habían creado una especie de lazo entre el resto de los vampiros de la Casa Cadogan y yo-una oportunidad para llegar a conocerlos sin mi rango entre nosotros.

No hay mal que por bien no venga? Tal vez. O quizás el mundo simplemente funciona de manera misteriosa.

Ethan caminó hacia mí, su postura formal, su expresión apenas por debajo de sombría. “Prepárate para luchar,” él dijo. Supuse que no estábamos salteando los complicados protocolos de enseñanza. . .y los saludos.

“Liege,” dije, e incliné mi cuerpo de acuerdo al suyo, con las rodillas flojas, los codos doblados, preparada para atacar o defender. Él debía haber tenido su propia agresión para liberar, ya que inmediatamente arremetió con una combinación golpe-patada-golpe que me apresuró a defenderme. Pero eludí sus golpes y la patada, y luego traté un golpe yo misma-una patada creciente que, no obstante él esquivó. Rebotamos alrededor de la estera por un momento, ofreciendo golpes de prueba, pero todavía sin comprometernos con un golpe real. La muchedumbre comenzó a murmurar y pedir acción. Traté una patada lateral, la cual bloqueó fácilmente.

“Apenas estás tratando,” él dijo, pero no se detuvo. Se balanceó a mí alrededor antes de ejecutar una perfecta patada frontal que me dio en la clavícula derecha. Pensé que había contenido la patada; aún así, desestabilizaba el esqueleto, pero la fuerza entera de ésta habría roto el hueso a la mitad. Froté el lugar dolorido, la ira comenzando a hervir mi sangre. Ethan continuó balanceándose y zigzagueando; yo continué tratando de golpearlo. Ese, él parecía pensar, era exactamente el problema-que yo estaba tratando de hacerlo, en vez de realmente hacerlo. Aquí estábamos de nuevo, y se estaba quedando sin formas de motivarme con miedo y rabia.

“Quiero que utilices las habilidades que has aprendido,” él dijo. “Como confiar en tus sentidos e instintos.”

Me agaché para evitar un golpe. “Estoy tratando, Sullivan.”

“Intenta más duro.”

Por qué las personas siempre pensaban que demandarnos que tratáramos más duro ayudaría? Estaba tratando lo más duro que podía. Mi inhabilidad de superarlo no era por falta de esfuerzo de mi parte.

“Quizás simplemente eres mejor que yo.”

Se detuvo en seco, luego se acercó tanto que la parte inferior de sus pantalones blancos rozaron mis piernas. “Eres la Centinela de esta Casa. No es una cuestión de ser ‘mejor que.’ ”

Su expresión se suavizó, luego me miró con esos ojos verdes profundos, y en vez de atacarme, me alentó.

“Te he visto moverte, Merit. Te he visto realizar las Katas con gracia y velocidad, y te he visto combatir con hombres del doble de tu tamaño. Tus habilidades no son el problema. Tú puedes hacer esto.”

Asentí y solté un suspiro, traté de no levantar la vista hacia el balcón para chequear las reacciones de los vampiros que me observaban. No quería ver mí frustración o la de Ethan reflejada en sus rostros.

Ese era el problema? Que tenía un público? No debería tener importancia. Después de todo, había sido una bailarina; no era como si no hubiera actuado frente a una multitud antes. Y luego pensé en la primera vez que había desafiado a Ethan, y de lo orgulloso que había estado de mis habilidades como un vampiro recién nacido. Y pensé sobre qué había sido diferente entonces.

De repente. . .me iluminé.

En esa primera lucha, yo había bailado.

Miré a Ethan nuevamente. “Podría tener algo de música?”

Frunció el ceño. “Música?”

“Por favor.”

“Alguna preferencia?”

Dejé que una sonrisa lentamente curvara mis labios. “Algo con lo que pueda bailar.”

Asintió hacia alguien detrás de mí. Después de un momento, “Rage Against the Machine” comenzó a sonar a través del Salón de Combate. Tomé un momento, cerrando mis ojos y dejando que las palpitaciones de “Guerrilla Radio” aflojaran mis miembros. Dejé que mi cuerpo se ajustara a su ritmo, y cuando la tensión se hubo ido y el mundo pareció enlentecer sobre su eje, abrí mis ojos y lo miré-no como su amante, o la vampiro que había hecho, o su Noviciada, sino como una soldado por su propio derecho.

“Lista?” él preguntó.

Asentí.

“Comienza,” dijo, y como si fuera la cosa más simple en el mundo, ataqué. No pensé sobre ello, no lo analicé, no me pregunté cómo podría eludirse o defenderse. En cambio, con el rugido del bajo resonando a través de mi pecho, arremetí. Comencé con una patada mariposa alta, y antes de que se pudiera defender, aprovechando el impulso que había ganado de la patada, arrasé con una patada alta de taekwondo dirigida a su cara. Gruñó y se dejó caer con su habitual velocidad, luego me atacó con mi misma patada. Pero ya la había visto antes. Esquivé el movimiento, volteando hacia atrás y aterrizando con mi cuerpo intacto, listo para la próxima ronda. “Tendrás que ser más rápido que eso, Sullivan.”

La multitud se puso de pie.
Ambos evitamos nuestras patadas, haciendo equilibrio en las puntas de nuestros pies mientras esperábamos por nuestra próxima oportunidad.

“Eso está mejor,” él dijo.

Le guiñé un ojo. “Entonces vas a amar ésta.”

“No si actúo primero,” dijo, luego dirigió una patada lateral a mi torso, pero me di la vuelta, una mano en el suelo mientras giraba, luego dirigí un contragolpe a su cabeza. No alcancé su cabeza. . . pero lo golpeé en el hombro. Su inercia lo llevó a sus rodillas, pero se levantó con rapidez suficiente. Los vampiros en el balcón aplaudieron con admiración.

Con las manos en mis caderas, le di una mirada evaluadora. “Eso está mejor.”

Bufó complacido.

Ethan pateó nuevamente, y esta vez, pensé que trataría algo un poco diferente. Salté hacia atrás con un exagerado salto de piernas de tijera que me llevó diez pies de altura en el aire y fuera del alcance de sus patadas.

Aterricé de nuevo, y entonces el combate realmente comenzó. Nos movimos y torneamos nuestros cuerpos como si la gravedad no hiciera diferencia alguna, como si fuéramos pareja en un pas de deux (baile de ballet).

“Bien,” soltó, pero había un destello brillante en sus ojos.

Allí fue cuando usé mi mejor arma. Lo miré y fingí una patada lateral. “No soy más que un soldado común,” dije. Se congeló, su expresión cayendo. Y en ese momento de desconcierto, giré y ofrecí otra patada mariposa. Esta vez, lo golpeé en el centro de su pecho.

Voló hacia atrás, luego golpeó el suelo con un ruido sordo.

La habitación enmudeció. . .y luego estalló en aplausos.

Con el pecho palpitando, y el sudor goteando por el esfuerzo, me acerqué y bajé la vista hacia él, no muy segura sobre el protocolo. Qué haces cuando has finalmente derrotado a tu maestro en su propio juego?

Decidí disfrutarlo. Dejé que mi boca se curvara en una sonrisa y arqueé una ceja hacia él.

“Toma, Sullivan, creo que acabo de patear tu trasero.”

Sus ojos estaban muy abiertos, esmeraldas, y decididamente conmocionados. Pero incluso allí en el suelo él me sonrió con orgullo y algún tipo de placer infantil. Cuando estuve de pie por encima de su cuerpo, le ofrecí mi mano. La tomó y lo ayudé a ponerse sobre sus pies.

“Siempre recuerda,” me susurró, “que eres una soldado poco común, no importa lo que digan. Y eres algo digno de ver.”

Asentí, tomé el cumplido y levanté la vista a la multitud en el balcón. Lindsey y Katherine estaban en el frente, sus cuerpos presionados a la baranda, ambas aplaudiendo con la multitud. Agarré el ruedo de una falda invisible e hice una reverencia, luego sostuve una mano en dirección a Ethan. Rió pero hizo una galante reverencia.

“Creo que hemos tenido suficiente diversión por hoy,” gritó. “Regresen a trabajar, vampiros.” Hubo quejas, pero ellos se dirigieron a la salida, hablando animados sobre lo que habían visto.

Fue entonces cuando me di cuenta. Mi inhabilidad de superarlo, el muro que había tenido que atravesar, era mental, emocional. Se trataba sobre dejar ir todas mis preconcepciones humanas sobre la lucha y el movimiento. Era sobre, como Catcher me había dicho una vez, entender la extraña relación de mi cuerpo vampiro con la gravedad. Era sobre recordar, como Ethan había dicho, lo que era la danza libre-olvidar si los movimientos eran perfectos, si lucían bien, o si eran “correctos,” y recordar lo que se sentía estar verdaderamente en tu cuerpo, sentir las extremidades moverse, las caderas balancearse, la piel calentarse, el corazón latir, la respiración acelerarse. Vi el plateado de sus ojos codiciosos, y supe que él se había dado cuenta de lo mismo que yo.

Lacey Sheridan no sería la única Maestro vampiro que Ethan haría.

Y hablando de la última chica que había obtenido entrenamiento de Ethan, levanté la vista y oh tan lentamente cambié mi mirada a la que estuvo antes que yo. Lacey me miraba fijamente, una nueva emoción en sus ojos. No era amistad, sin duda; Lacey y yo nunca seríamos amigas, no con Ethan entre nosotras. Pero había algo parecido al respeto en su expresión. Era el reconocimiento de que había conocido a un enemigo en el campo de batalla que se encontraba a la altura del reto. La vieja yo no hubiera querido esa confrontación.

Sin embargo, a la nueva yo le gustaban los retos, incluso aunque no estuviera completamente segura de que el premio valiera la pena.

Asentí, reconociendo la lucha-el desafío. Arqueó una ceja-no había duda que imitando a Ethan, perfeccionada después de veinte años de servicio en su Casa-luego asintió en respuesta.

Ethan se inclinó hacia mí. “Cámbiate y apróntate,” susurró. “Me gustaría que al menos hagas acto de presencia en su recepción.”

Me contuve de gruñirle. En cambio, le ofrecí una sonrisa educada a Lacey, entonces troté por las escaleras para bañarme y saltar de regreso a mi negro Cadogan.

Traducido por Lu♥

aLiS –   – (9 de septiembre de 2010, 18:40)  

sii tomala como ven a nuestra chica!!!
esto esta bueno ya espero el siguiente capitulo...muchas gracias chicas x el nuevo capitulo enserio se les agradece ...
saludos!!!

Almudena :D –   – (10 de septiembre de 2010, 1:59)  

woooooooooh! Ya era hora de que Merit ganara a Ethan ! jajajajajjaja que buen capituuulo, gracias Luu!
Besos!

Camila  – (10 de septiembre de 2010, 7:25)  

ja! toma esa!
al fin Merit recupera dignidad en este cuento. Gracias por la traducciòn chicas.

Isabel  – (10 de septiembre de 2010, 7:35)  

Odio a Lacey >.< Ojalá Merit le diera una patada como a Ethan! juas juas xDD
Cómo disfruté cuando tiró a Ethan al suelo! jajajajaj

Muchas gracias por el capi Luu, mereció la pena la espera ;)

Cami  – (10 de septiembre de 2010, 7:54)  

ame este capitulo!!!.. Gracias por la traduccion

claudia –   – (12 de septiembre de 2010, 3:28)  

Mil gracias por la traducion, me encanta este capitulo.
ojala hubiera sido mas largo :(

Besos

Mora  – (2 de octubre de 2010, 19:42)  

ohhh por dios
no sabes cuanto
te agradezco
que lo hayas subido
graxxxxxxxxxxxxxxxxx

;)

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