Twice Bitten: Capítulo XXIII

CAPÍTULO VEINTITRÉS: MANADA DE MENTIRAS

Le di a la sala una revisión de trescientos sesenta grados. El bar estaba vacío de clientes, y Berna no se encontraba en ningún lado a la vista. Pero con gente o sin ella, el aire estaba lleno de magia. También olía a sangre fresca y moretones, mi paladar hormigueaba por la posibilidad de un temprano almuerzo. Pero ésta no era sangre para sorber; era sangre ya derramada.

Hank Williams cantaba suavemente a través de la máquina de discos, gorjeando una canción inquietante sobre aves y soledad. La máquina de discos repentinamente comenzó a tartamudear, y la canción empezó a saltar, se detuvo y comenzó de nuevo.

Me acerqué a la barra, donde el olor a sangre era más fuerte, y toqué cuidadosamente con la punta de mis dedos un lugar en la madera. Retiré los dedos, húmedos con sangre.

“Oh, esto no es bueno,” murmuré, limpiándome las manos en los pantalones y escaneando la habitación en busca de señales de una lucha que hubiera llevado esa sangre allí. Un bajo gemido de pronto resonó de la parte trasera de la habitación. Era un sonido de dolor, quizás con cierta desesperación en él. El cabello detrás de mi cuello se erizó. La sangre en la barra el gemido en la habitación trasera-algo estaba muy, muy mal. Eché un vistazo a la puerta, deseando haberle pedido a Adam que se quedara y me escoltara hasta el bar.

Qué demonios había pasado mientras él había estado en camino para recogerme?

Y Gabriel tenía la teoría que la ConManada pondría un fin al drama cambia-formas.

Dejé salir una maldición y pensé sobre mis opciones. Opción uno: podía esperar que Adam regresara, pero eso me dejaba en el bar, con Dios sabe qué en el otro lado de la puerta.

Opción dos: podía actuar por mí misma. Eso, por supuesto, me hacía correr el riesgo de herirme y de sufrir la ira de Ethan, pero alguien más estaba herido allí. No podía solamente cruzarme de brazos y esperar a que muriera.

Levanté el dobladillo de mis pantalones, saqué la daga de mi bota, y la ajusté en mi palma hasta que el agarre fue perfecto. Me paré junto a la barra por unos cuantos segundos más hasta que junté el coraje para avanzar un paso. Cuando estuve lista, dejé salir un suspiro y me arrastré con el arma en la mano hasta la puerta. Cuando alcancé el cuero rojo, coloqué mi mano en la puerta y la empujé.

La habitación estaba oscura, luz derramándose a mi alrededor mientras estaba de pie ante la puerta, una mano todavía en el cuero.

El olor a sangre era más fuerte aquí, junto con otra cosa. . . un cosquilleo de emoción, de miedo. Magia de manada.

A medida que mis ojos se ajustaban a la oscuridad, una forma emergió-un hombre en el suelo, apoyado contra la pared, ensangrentado y con moretones, con una rodilla doblada y con la otra pierna extendida. Su remera estaba rasgada, sus jeans destrozados en las rodillas.

A pesar de que el cosquilleo se sentía familiar, le tomó un momento a mi cerebro darse cuenta lo que estaba viendo.

A quién estaba viendo.

Era Nick.

“Oh, mi Dios.” Corrí hacia él, ignorando el dolor de mis rodillas al golpear el piso de baldosas. Dejé caer la daga y comencé a ver la gravedad de los cortes y las magulladuras. “Te encuentras bien?”

Gimió en respuesta.

“Qué te sucedió?” Pregunté. Y más importante, cómo? Nick era un cambia-formas. Él no sería el Ápice, pero había sentido la estela de su magia, sabía que él era poderoso. Quién tenía el poder para herir a Nick?

“Gabriel,” Nick murmuró, luego tosió roncamente. “Fue Gabriel.”

Aparté la confusión. “Gabriel?”

“El cree que yo-,” Nick comenzó, pero antes de que pudiera terminar, mi daga se deslizó hasta el otro extremo de la habitación. Conmocionada, me congelé, una mano en la frente de Nick, mi corazón repentinamente martilleando en mi pecho, mientras la veía girar en la esquina más lejana.

“Demasiado tarde,” Nick murmuró.

Tragándome el miedo, miré hacia atrás al pie en la bota que había pateado mi daga hacia la esquina, y al cambia-formas al que pertenecía. Ojos dorados refulgiendo.

Gabriel.

Mi corazón hizo un ruido sordo. Con las destrezas de batalla mejoradas o no, me sentí tan enclenque y débil como nunca, acurrucada en el suelo ante un hombre lo suficientemente poderoso para hacer al aire punzante con su magia.

“Fui yo,” confirmó.

Él había hecho esto? A Nick? Uno de los miembros de su propia Manada? Traté de razonarlo, pero no le pude dar sentido. Qué podía haber hecho Nick que provocara este tipo de violencia en Gabriel?

Sin palabras, Gabriel caminó hacia la puerta y encendió la lámpara sobre su cabeza con un audible click, inundando la habitación con luz. Parpadeé por las manchas blancas, luego me puse de pie y lo miré otra vez. Sus nudillos estaban en carne viva, y un moretón florecía en su pómulo derecho. Nick había conseguido golpearlo, entonces, pero en última instancia había sido superado por el alfa en la habitación.

Y aquí estaba yo con él, mis colegas a millas de distancia, mi daga en el otro lado del salón.

Era momento de utilizar la única arma que me quedaba-un bueno y antiguo embauco vampírico. Adopté el tono más altivo del que fui capaz. “Qué le hiciste?”

Gabriel arqueó una ceja, como si se sorprendiera de que retara su autoridad, su derecho de lidiar con un miembro de su Manada a su antojo. Después de un momento de mirarme fijamente, se volteó y deslizó una silla de la mesa, luego se sentó. Su postura era negligente-desgarbada, piernas extendidas, un codo apoyado sobre la mesa. No estaba segura de si realmente era indiferente de que un vampiro acababa de entrar en. . .bueno, algo, o si simplemente era algún tipo de estratagema.

“Me mentiste, Merit.”

“Disculpa?”

Gabriel cruzó sus piernas a la altura de los tobillos, luego trazó un círculo sobre la mesa con la punta de un dedo. Mi piel comenzó a picar con el efecto punzante de su magia. Luché para mantener contenidos mis colmillos y el plateado de mis ojos incluso mientras mis genes gritaban, corre o prepárate para luchar. Ahora.

“Me dijiste que habías sabido lo del contrato sobre mi vida porque habías recibido una llamada anónima.” Levantó su vista hacia mí, el color de su iris arremolinándose con obvia furia. “Eso era una mentira.”

Encontré su penetrante mirada con una expresión neutral.

Gabriel asintió con la cabeza hacia Nick. “De hecho, he sabido que el Sr. Breckenridge aquí fue tu no tan anónima fuente. Un hombre con quien has tenido una relación personal muy larga.”

Fruncí el ceño hacia Gabriel. Nick me había dado la información porque él había recibido una llamada anónima.

Y, sí, había tenido una relación personal con Nick. . .pero en la secundaria.

Confundida, miré a Nick, quien sacudió su cabeza. “Él cree que yo lo hice. Cree que lo planeé-los ataques. Los atentados contra su vida.”

“Tú sabías,” Gabriel dijo secamente.

Nick ladró una risa estrangulada. “Con todo el debido respeto, Ápice, soy un maldito reportero. Recibo información. Es mi trabajo.”

“Él estaba tratando de ayudarte,” agregué. “Me lo dijo así podría pasar la advertencia, y sabrías de que había riesgo de un ataque en la conferencia. Eso es por qué te dijimos. Eso es por qué estábamos preparados cuando el caos comenzó.”

“Estoy lamentando haber hecho la convocación, lamentando no simplemente haber hecho que los cambia-formas regresaran a Aurora. Un cambia-formas-un líder-está muerto, y ahora hay una división entre el resto de ellos. Tienes alguna idea de cuánto me frustra? Cuándo yo confiaba en ti?”

Dada la furiosa magia en el aire-y el olor a azufre en ella-tenía una idea bastante buena de ello.

“Nick no lo hizo. Él no podría haberlo hecho. Tú sabes que hace todo lo posible para protegerte, para proteger a la Manada. Recuerdas hace unas semanas atrás cuando él trató de derribar nuestra Casa porque simplemente tenía la sospecha de que podríamos dañar cambia-formas? Y tú no tienes derecho a cuestionar mis motivaciones o las de Ethan después de lo que hicimos esta semana.”

“Sabemos como nos llaman,” Gabriel dijo. “Simuladores.”

Levanté mis cejas. “Yo no los llamo de esa forma. Ethan no los llama de esa forma. E incluso si hay vampiros que usan ese término, nosotros ciertamente no tenemos un monopolio de prejuicios. Hay cantidad de cambia-formas con algún odio grado A por los vampiros.” Nick solía ser uno de esos cambia-formas. Y aquí estaba yo protegiéndolo.

“Me mentiste. No tomo con amabilidad la traición, Merit. No tomo con amabilidad ser engañado. Por qué debería dejarte escapar de eso con impunidad?”

Al diablo con esto, pensé y me lancé a por la daga. Gabe me dejó alcanzarla; no levantó ni un dedo del pie del suelo mientras volvía y me paraba frente a Nicholas, arma en mano.

Me moví alrededor, manteniendo mi cuerpo y espada entre Gabriel y Nick. No es que tuviera un montón de amor perdido por Nick, pero Gabriel estaba en lo más alto en mi lista negra a esta altura. Iba a tener que averiguar lo que estaba pasando, pero estaba malditamente segura de que lo haría con acero en mi mano.

“No te acerques,” Le advertí, mi daga apuntando hacia su pecho. “No quiero tener que lastimarte.”

Me sonrió, lobunamente. “Me divierte que pienses que puedes herirme, Merit. Has combatido con algunos cambia-formas, seguro. Pero ellos no eran alfas.” Como si quisiera probar su punto, se puso de pie y extendió una mano. Creo que quiso desarmarme, sacar la daga de mi mano, pero subestimó mi velocidad. Lo ataqué e hice contacto, una línea roja apareció en su antebrazo. Sus ojos se ensancharon instantáneamente, y bajó su vista, sorprendido por lo que había hecho, pero sin estar todavía intimidado.

Yo, por otra parte, me estaba sintiendo malditamente intimidada.
“Como no dudarás en recordar, ayer recibí un disparo. Esto es sólo un rasguño. Haré que Berna me traiga una Band-Aid. Berna,” llamó, su cabeza medio inclinada hacia la puerta.

No hubo respuesta.

“Ella no está allí,” Le dije. “El bar está vacío.”

“El bar no está vacío,” dijo. “Ellos todavía están trabajando. Berna,” Gabriel gritó nuevamente, pero su llamado fue encontrado con silencio. Volvió su mirada a mí, asombro en su expresión.

Las piezas encajaron juntas. “Adam,” susurré.

La voz de Gabriel vaciló. “Qué hay con Adam?”

“Él me recogió de la Casa en una limusina y me trajo hasta aquí. Dijo que querías hablarme. Me mostró un mensaje de texto que habías enviado. Me dejó aquí y dijo que iba a dar una vuelta manzana para darnos unos cuantos minutos para hablar.”

“Yo no envié un mensaje de texto.”

“Lo sé ahora. Creo que nos ha engañado.” Miré a Gabriel. “Te dijo que Nick y yo te engañamos?”

Hubo un destello de alarma en los ojos de oro de Gabriel, al menos hasta que los cerró de nuevo, su expresión demacrada. “Dijo que ustedes dos estaban trabajando juntos para crearme problemas en Chicago.” Miró a Nick. “Dijo que tenía pruebas de que usarían el dinero de sus familias para quedarse a cargo de la Manada.”

Nicholas bufó y apartó la vista. “Yo nunca lo haría. Nunca.”

“Él es mi hermano,” Gabriel dijo suavemente, frustración en su voz, como si deseara que Nick entendiera por qué había confiado en Adam, incluso aunque la historia fuera un poco demasiado parecida a una novela televisiva para ser enteramente creíble.

“Asumo que estaba tratando de que te molestaras conmigo y Nick,” dije. “Tal vez, nos incapacitarías o terminarías con nosotros. Y luego qué?”

“Y luego él trata de terminar conmigo mientras ustedes están aquí-”

“Y ellos pensarán que yo lo hice,” terminé por él. “Adam me sacará y dirá que me atrapó en el acto de asesinarte. Y ese será el primer disparo en la guerra entre los cambia-formas y los vampiros.” Suavicé mi voz.

“Gabriel, si tú no me llamaste, por qué si no él habría arreglado para que viniera?”

Mientras Gabriel consideraba mi pregunta, yo consideré la casualidad que me había llevado afuera de la Casa.

Y qué si no hubiera estado allí? Habría él entrado a la Casa buscando a Ethan?

Habría caído Ethan en la trampa?

“Te dijo que Ethan estaba en esto?” Pregunté.

Gabriel asintió. Y luego, como si el peso de la traición de su hermano repentinamente lo hubiera golpeado, sus párpados se cerraron. “Querido Dios,” él dijo, sacudiendo su cabeza, asimilándolo. “Tienes razón-por qué otro motivo arreglaría todo para que vinieras?”

“Podía haber estado detrás de todo?” Pregunté. “De la muerte de Tony? Del ataque al bar? La convocación? El contrato? Quiero decir, es tu hermano.”

“Supongo que esa es la motivación. Él es familia. Está en la línea para la posición de alfa-pero está último en la línea. Debe querer la posición, y yo soy el obstáculo actual para ese plan. No el único obstáculo, ya que Fallon y el resto de ellos están antes que Adam, pero el obstáculo actual.” Soltó una sarta de insulto que enrojecieron mis orejas e hicieron que Nick gimiera desde su lugar en el suelo.

“Mató a un Ápice, por el amor de Dios.” Gabriel hizo la señal de la cruz, dos yemas moviéndose de su cabeza a su corazón, luego sobre su pecho, como si se estuviera protegiendo de la reacción kármica que la herida mortal de Adam podría haber incitado. . . o tal vez disculpándose con el universo por ello.

“Él es bueno,” dije en voz baja. “Nunca implicó directamente a Tony, pero nos señaló en la dirección correcta para que lo culpáramos nosotros mismos.”

“Lo que hace a la idea ser mucho más creíble.”

Asentí, luego miré a mí alrededor. Si Adam estaba todavía rodeando la cuadra, esperando que Gabriel terminara conmigo, íbamos a necesitar un plan, y rápido. “Hay otro modo de salir de aquí?”

Sacudió su cabeza. “Hay una salida de incendios, pero está atravesando la puerta en el otro extremo del bar.”

Dejé salir una respiración, apretando y reapretando el mango de la daga. Habíamos sido engañando y alguna realmente, realmente mala mierda iba a suceder en este bar en la Villa Ucraniana. Mejor aún, nadie sabía que estaba aquí, y no tenía un teléfono conmigo. Adam tenía un teléfono, el cabrón, pero que bien me haría en este momento. Traté de aminorar el martilleo de mi corazón y evitar que mis ojos se volvieran plateados. No quería estar atrapada en la parte trasera de un bar sin salida. Me sentía como la estúpida heroína en una película de terror, dispuesta a entrar a la guarida del león sin un teléfono o espada, ahora atrapada en una disputa familiar entre un Ápice y su hermano bien parecido a Caín.

Refuerzos, supuse, era mi única oportunidad. Podía llamar a Luc o a Ethan-o incluso a Jonah-y reportar que Ethan estaba tratando de terminar con nosotros. “Tienes un teléfono?”

“Detrás de la barra,” Gabe dijo.

En el momento en que miramos la puerta de cuero que conducía de regreso al bar, preparando nuestro movimiento, la campana sobre la puerta delantera sonó.

“Está de regreso,” Gabriel dijo.

A pesar de mis esfuerzos de mantenerlos contenidos, mis colmillos descendieron y mis ojos se platearon. La sangre comenzó a correr a través de mis venas y mi cuerpo se preparó para la batalla.

“Señor?” Nick llamó. “Por favor?”


Gabriel se acercó a Nick, puso una mano detrás de su cabeza, y presionó sus labios en la frente de Nick. Susurró algo que no pude oír, pero las palabras eran bajas y dichas con seriedad. Luego Gabriel volvió su vista a mí, como si presencia afectara la respuesta que le daría a la petición de Nick.

“Cambia,” él dijo, “y hazlo rápido. No sé cuánto tiempo tendremos.”

Nick cerró sus ojos de alivio y comenzó el lento proceso de levantarse.

“Ningún vampiro ve esto y vive,” Gabriel dijo, su voz grave. “Lo permito ahora porque uno de los míos te puso en esta situación. Pero tú no viste nada.”

Asentí. Incluso aunque no hubiera tomado sus palabras enserio, la expresión en sus ojos señalaba con bastante claridad que estaba confiándome algo trascendental-el derecho a observar a un cambia-formas trabajar su magia personal.

“Señor,” dije, reconociendo su autoridad. Cuando Gabriel asintió y se volteó de regreso hacia la puerta, la primera línea de defensa contra el ataque venidero de Adam, me arriesgué a mirar a Nick. Se había sacado su remera, revelando un velloso-pero amoratado-pecho, y se estaba quitando sus jeans. Sin esperar el espectáculo-no se suponía que los cambia-formas se quitaran sus ropas?-me volteé nuevamente, pero no antes de que Nick me atrapara inadvertidamente mirando.

“No es enteramente necesario desnudarse,” Le oí decir mientras la tela caía al suelo, “pero estos son mis jeans favoritos.”

Asentí con la cabeza en entendimiento pero mantuve mis ojos lejos.

“Si quieres verlo,” Nick ofreció suavemente, “mejor miras ahora.”

La única vampiro viva para ver a un hombre cambiar en. . . algo? No había forma de que me perdiera esto.

Miré hacia atrás, captando la entereza de un muy desnudo y bien formado periodista. Tenía pies atléticos, largos y torneados muslos. Sus hombros eran fuertes, sus brazos musculosos, pero también estaba golpeado y magullado, cortado y mordido. Había tomado claramente una paliza a manos de Gabriel. Nick asintió, y luego comenzó. . .y mi boca se abrió por el shock. No era lo que había esperado. Había visto Inframundo y el resto de las películas que detallaban la transformación de humano a lobo. Había asumido que el cambio era uno físico-un cambio sangriento de músculos y hueso, un intercambio de garras y pelaje por piel humana y pies.

Pero no había nada anatómico sobre esto. Levanté una mano para proteger mis ojos mientras la luz brillaba alrededor del cuerpo de Nick, una nube de colores cambiantes como la magia-lo suficientemente gruesa como para tomar una forma tangible-se arremolinaba a su alrededor.

Siempre había creído, al igual que el entendimiento común vampírico, que los cambia formas eran como nosotros-superpredadores que habían llegado a existir por una mutación genética que había alterado la forma de sus cuerpos. Eso no era lo que era esto, esta luz suave y la neblina de color. Los cambia-formas eran predadores solamente en segundo lugar.

Primero, y más importante, ellos eran magia-limpia, pura, magia inherente.

No como nosotros.

Gabriel se volvió hacia mí, sus ojos ámbar iluminados con una arrogancia depredadora. Pero la emoción se suavizó. Sacudí mi cabeza.

“He visto esa mirada antes, Merit. No es ni tan bueno ni tan malo como piensas.” Volví mi vista a Nick, quien estaba todavía envuelto por la niebla que lo hacía invisible. Y luego la niebla cambió de forma, de alta y delgada forma de un hombre, a algo bajo, algo horizontal.

Cuando avanzó hacia mí a través de esa neblina, felino, un delgado gato negro-puma? Jaguar?-en el medio de un bar en Chicago, mi corazón casi se detiene. Él era alto-su cabeza lo suficientemente alta para alcanzar mi codo, su abrigo tan suave y negro que brillaba como el terciopelo debajo de la luz del techo, sus patas fuertes, lo suficiente grandes para cortar un pedazo de vampiro, en caso de que sintiera la necesidad. No cabía duda de su poder. No cabía duda tampoco de su vitalidad. Mientras Nick había estado derrotado y magullado, el gato estaba saludable. Tal vez era por eso que había pedido cambiar, así podría curarse y perder los cortes y moretones. Y quizás ese era el por qué de que tuviera que pedirlo-porque Gabriel había prevenido su recuperación.

Ellos podían imaginarse casuales, relajados, menos estratégicos y ansiosos que los vampiros. . . pero había seguramente una jerarquía en la cadena alimenticia de los cambia-formas.

Y la jerarquía importaba.

Nicholas caminó hasta mí y acarició su rostro contra mi muslo.

“Ahora quién es el ‘Gatito’?” Murmuré, y aunque el bajo sonido gutural que hizo era definitivamente felino, era sin embargo sarcástico.
“Muy bien, niños. Aprontémonos para el show. Breckenridge, encárgate de Merit.” Levantó su mirada hasta mí. “Serás una soldado, una guerrera, algún día, cuando estés lista. Ese es tu legado y el de los tuyos. Me heriste, incluso sin tu acero. Pero él es mi hermano. Esta es mi batalla, la batalla de mi familia, así que te estoy pidiendo que difieras.”

“No quieres mi ayuda?”

Gabe ladró una risa. “Soy un Ápice, y él es un pariente. Este es el orden natural de las cosas, el modo en el que el mundo opera. No hay nada que puedas hacer mas que salir lastimada, y hacer que Sullivan se encabrone conmigo. En el caso que sobreviva a esto, estoy seguro de que me gustaría evitar eso.”

Mi corazón tartamudeó, pero era lo suficientemente inteligente para tomar su consejo, al menos hasta que el honor requiriera que interviniera. Miré alrededor de la habitación y decidí por una mesa que estaba colocada en una esquina, el mazo de cartas del juego de póker encima de ella. Me arrastré debajo de ella-un vampiro escondiéndose de una lucha. Seguro, era un poco humillante, pero yo, también esperaba salir viva.

Nick me siguió, luego se volvió y se sentó sobre sus cuartos, poniéndose entre la puerta y yo-unos cuantos cientos de libras de un ahora cambia-formas felino entre cualquiera que sea el infierno que estaba a punto de desatarse y yo.

Gabriel comenzó el metódico proceso de quitarse sus propias ropas, los músculos de su cuerpo tensos debajo de ellas. Cuando estuvo listo y de pie desnudo ante la puerta, cruzó sus brazos y esperamos.

Cuando Adam finalmente abrió la puerta de la habitación trasera, había shock en su expresión.

Decidí no tomarlo como un cumplido de que estuviera sorprendido de que todavía estaba viva.

“Qué-sucedió aquí?” Preguntó vacilante. Estaba luchando, imaginé para analizar la situación, para averiguar si existía un modo de salvar el guión que había desarrollado o si necesitaba escribir un nuevo final.

“Todavía estoy vivo,” Gabriel señaló. “Nick también todavía está vivo, como lo está Merit. Todo el mundo salude.”

Me salteé el saludo, pero ofrecí un gruñido, el cual fue dirigido al chico que me había enviado directo a una trampa-una trampa que él había creado.

“Así que dame una actualización básica,” Gabriel dijo. “El punto era, qué, dejar fuera a Tony, culparlo del ataque al bar, y tenerme asesinado? Y cuando eso no funcionó, decidiste sacarme tú mismo, sacar a Merit, culparla de mi asesinato, y asumir el control de la Manada?” Cruzó los brazos sobre su pecho. “Y cuando todo eso estuviera hecho, qué? Tomas las Casas y conduces a las Manadas a la gloria genocida?”

Los rasgos de Adam se endurecieron, sus labios estirados en una delgada línea. Y luego sus ojos se oscurecieron y comenzó con su discurso. “Y que has hecho por nosotros? Tenemos reuniones mientras los vampiros son tratados como celebridades. Ellos tienen el control. Nosotros somos parte de este mundo-uno con este mundo, como nada más que exista-pero actuamos como niños corriendo detrás de las polleras de sus madres!”

Tenía que admitir, que ese discurso no era exactamente difícil de encontrar en estos días. A pesar de que los cambia-formas en la convocación no lo hicieron, Celina y sus compinches sí. Era el mismo argumento hecho por los vampiros que querían poder en el mundo humano. Había oído a Celina decirlo, y dos semanas atrás había oído a Peter Spencer hacer el mismo argumento.

“La manada actúa como la Manada,” Gabriel replicó. “No existimos para controlar el destino de los humanos o de los vampiros. Nosotros controlamos nuestro destino, y eso es suficiente.”

“No cuando podríamos hacer más.”

Ser supernatural claramente no te daba inmunidad contra las debilidades del ego.

“Liderar esta Manada no es sobre poder,” Gabriel dijo secamente, como si hubiéramos estado pensando la misma cosa.

“No es sobre ego o usar el manto del liderazgo.”

“Pienso que Papá estaría en desacuerdo.”

Un pulso de magia gélida llenó el aire; adiviné que Gabriel no estaba emocionado sobre Adam metiendo a su padre en esto.

“Papá ya no está aquí. Yo hablo por la Manada ahora.”

Adam rodó sus ojos. “Tú apenas hablas, y ese es exactamente mi punto, hermano. Ambos sabemos por qué estoy aquí. Terminemos con esto. Tengo cosas que hacer.”

La presión en la habitación cambió de repente, como si la fuerza de la magia que ambos habían provocado hubiera alterado la atmósfera, y esa diferencia era suficiente para hacer que mis oídos dolieran. Y entonces ellos cambiaron.

La luz era más brillante de lo que había sido cuando Nick se transformó, quizás porque Gabriel era un Ápice, y Adam compartía algunos de esos genes. Nick dejó salir un bajo gruñido y saltó más cerca de mí, hasta que su pata trasera golpeó mis rodillas. No estaba segura si el movimiento estaba hecho para protegerme, o porque él estaba tan nervioso como yo lo estaba. Demasiado curiosa como para resistirme, extendí una mano acaricié un lado, el cual se sentía como terciopelo grueso extendido sobre un músculo tenso. Se estremeció ante el contacto, pero se acostumbró a él muy pronto.

La niebla se levantó otra vez, rodeando a Adam y a Gabe, y luego se hundió a medida que cambiaban, la ropa de Adam aparentemente evaporándose con la fuerza de la magia. Ellos eran enormes, y nuestra suposición había sido correcta.

Ellos eran lobos, ambos, y enormes. Eran fácilmente más grandes que Nick, y ambos tenían grueso pelaje del color al acero y pálidos ojos verdes. Sus cuerpos eran barriles, sus hocicos puntiagudos, sus orejas planas contra sus cabezas mientras se preparaban para luchar. Adam era más pequeño que Gabriel, tal vez porque era más joven. También tenía una marca blanca en su hombro izquierdo, que era la única forma de distinguirlos mientras se movían.

Y sí que se movieron. Hicieron su primer golpe simultáneamente, ambos de pie sobre las patas traseras para hacer retroceder al otro con las garras delanteras. Sus mandíbulas estaban desnudas, labios hacia atrás para revelar gruesos dientes blancos. Saltaron por un momento antes de golpear todas sus cuatro patas nuevamente, Adam en una posición inferior-tal vez en reconocimiento de su sumisión a Gabriel-antes de haber decidido aparentemente que el tiempo había pasado para esa sumisión. Con un alto, penetrante grito, se abalanzó con dientes y garras a los hombros de Gabriel.

Gabriel se apresuró a recuperarse, pero no antes de que la sangre se derramara de la herida en su hombro. Dejó salir un alto grito agudo que hizo que estampara mis manos contra los oídos, antes de que el gemido se volviera un gruñido canino. Rodó, llevando a Adam con él, luego pateó a Adam con la suficiente fuerza para impulsarlo a través de la habitación.

Y como si las imágenes y sonidos no fueran suficientes, cada vez que se abalanzaban, enviaban un pulso de magia al aire que hacía difícil aspirar oxígeno. Mis sentidos, ya en el borde, estaban casi desbordados. Esto no era dos lobos simplemente luchando para hacer valer su dominio. Esta era una batalla de fuerzas mágicas-poderosas fuerzas mágicas-por el control de la Manada y sus miembros. . .y el futuro de los cambia-formas. Gabriel representaba el status quo; Adam representaba un muy, muy diferente futuro.

Adam se puso de pie nuevamente, se sacudió la fuerza del impacto, y con la cola alta, pelo erizado, y orejas planas, atacó. Trató de mejorar a Gabriel nuevamente, con sangre en la punta de los dientes mordiendo el hocico del lobo más grande, pero Gabriel no se rendiría. Se sacudió para que Adam perdiera su agarre, luego hizo su propio movimiento por el dominio, clavando a Adam en el suelo y mordiendo el hocico de Adam. Adam gritó de dolor, el sonido más parecido al de un cachorro que a un lobo de gran tamaño, pero Gabriel no cedió.

Adam se revolvió debajo de él, tratando de invertir las posiciones, pero Gabe rotaba mientras Adam se movía, sus caninos desnudos y emitiendo gruñidos guturales para mantener la posición dominante.

Al igual que los luchadores cuerpo a cuerpo, ellos continuaron de ese modo por un rato, sillas deslizándose mientras ellos despeinaban la parte trasera de la habitación y el suelo de linóleo comenzaba a tener marcas sangrientas de su lucha. Adam no se rendiría, pero tampoco cedería Gabriel. Me pregunté si Gabe había luchado esta batalla antes, y cuántas veces lo había hecho para mantener su posición de Ápice, o para mantener en orden la Manada. Adam hizo un intento final por la corona, corriendo al extremo más lejano de la habitación para recuperarse, luego lanzándose hacia Gabriel con la fuerza que le quedaba. No podía quedar mucho de ella en él. Habían estado luchando durante diez o quince minutos, y Adam llevaba la peor parte de la lucha. Su lisa, gris y gruesa piel estaba ahora enredada y desnuda en lugares, sangre filtrándose de la heridas en su rostro, cuello y patas frontales. Pero venía otra vez hacia Gabriel, con sus caninos de dos pulgadas de largo mordiendo el hocico de Gabriel mientras Adam trataba de lanzarlo al suelo.

Gabriel aulló ante el contacto pero consiguió maniobrar sus patas lo suficiente debajo del torso de Adam para empujarlo nuevamente. Esta vez, Adam golpeó de lleno la pata de la gruesa mesa de madera del otro lado de la habitación.


El jarrón de flores plásticas se derrumbó, y la madera se agrietó al astillarse la pata con el impacto.

Adam, todavía sobre su lado, cola ahora metida sumisamente entre sus patas, gimió. Estaba vivo, pero había perdido su búsqueda por la Manada. Me pregunté que destino le esperaba.

Nick se acercó unos cuantos pasos, y con otra ráfaga de magia, cambió de regreso a su forma humana. Gabriel hizo lo mismo, cortes y rasguños todavía evidentes en su rostro y brazos. Salí de debajo de la mesa, siempre la vampiro valiente, y saqué el polvo de mis pantalones. La habitación estaba silenciosa mientras se vestían nuevamente, deslizándose en jeans y remeras, luego calcetines y zapatos. Los gestos de Gabriel eran simples y eficientes, y me pregunté si el acto de re-vestirse era un tipo de meditación para él, un proceso de reajuste al mundo humano y a su forma humana, después del tiempo pasado en el cuerpo de un lobo.

Cuando Nick estuvo vestido, se movió de regreso a mí. “Estás bien?” preguntó, revisando mi rostro. Asentí, luego cambié mi mirada a Gabriel.

“El cambio no lo sanará?” Susurré.

“Solamente heridas hechas como humano pueden ser sanadas cambiando. Heridas hechas como un cambia-formas son más costosas. Sanará eventualmente, pero no hay un arreglo instantáneo.”

Gabriel, ahora vestido, ofreció a Nick y a mí asentimientos de reconocimiento, luego se movió hacia su ahora postrado hermano. Se agachó sobre una rodilla y miró fijamente dentro de los ojos de Adam. Adam todavía sobre su lado, gimió de nuevo.

“Cambia,” Gabriel demandó.

Tuve solamente un momento para levantar mi mano contra la repentina luz. Cuando pestañeé nuevamente, Adam yacía en el suelo, desnudo y doblado, su cuerpo un lío de cortes y magulladuras.

“Eres una decepción para mí, para la familia, para la Manada,” Gabriel dijo.

La magia volvió a elevarse en la habitación, pero no la ráfaga enérgica de antes. Esta magia era antigua, pesada y opresiva. Aunque no tenía nada que ver conmigo, mis pulmones quemaron con el esfuerzo de tomar y soltar el aire denso con el peso y consecuencia de la decepción de Gabriel. No había forma de evitarlo.

“Uno no elige ser Ápice,” le dijo a Adam. “La Manada te elije a ti. Ser Ápice no es sobre poder, riqueza o estatus. Es sobre familia y compromiso. Lecciones que aparentemente yo, fallé en enseñarte.” Había melancolía en su voz al tomar parte de la culpa de las acciones de Adam.

“Ser Ápice no se trata sobre hacerse cargo. Es seguro como el infierno que no se trata de poner en peligro a la familia. Y si me hubieras dejado fuera? Entonces qué? Fallon es la próxima en la línea, no tú. Y sé que ella tiene la fuerza y el sentido suficiente para mantener a la Manada. Tú estás en la parte inferior de la escalera de sucesión, mi chico, y mientras yo podría haber preguntado si podrías probar que eres más fuerte que el resto de ellos, eso me demostraría que nunca estarás listo.”

Gabriel se levantó nuevamente, luego miró ausentemente el otro lado de la habitación, una decisión pareciendo pesar en su mente. Después de un minuto de silencio, suspiró. “Eres responsable de la muerte de un líder de la Manada. Yo no puedo, dado los votos que le hice a nuestro padre, terminar contigo, a pesar del dolor y vergüenza que has causado.”

Gabriel sacudió su cabeza, resignación en sus ojos. “Y tal vez seas afortunado. Tal vez los miembros de la Gran Noroeste no lo hagan, tampoco. Pero será su decisión para hacer.”

“Gabriel-,” Adam pidió vacilante, pero Gabriel lo rechazó.

“Te presentarás tú mismo a los miembros de la Gran Noroeste, y ellos decidirán tu destino. Y si no estás dispuesto a ir por tu propio acuerdo, te enviaré en un cajón, si eso es lo que se necesita para tenerte allí.

Con el destino de Adam aparentemente decidido, Gabriel soltó un suspiro que pareció sacar el peso del mundo de sus hombros, luego me miró. “Parece que te debo otra maldita disculpa por meterte en otra disputa de la Manada. No me importa deberte disculpas. Tendré a alguien que llame a Sullivan para que esté informado cuando regreses. Adivino que si no obtiene ese informe, estarás pasando las próximas dos horas en su oficina, reviviendo los sucesos.”

Asentí. “Así es bastante como parece funcionar.”

“Y cuando te pregunte por tu versión de los eventos, cuánto le contarás?”

Le di a la pregunta una seria consideración. No había forma de que le mintiera a Ethan. Pero omitir? Tal vez. Especialmente si le explicaba a él por qué estaba omitiendo ciertos detalles.

“Le diré solamente las cosas que necesita saber,” contesté honestamente. Gabriel pareció satisfecho con eso.

“Suficientemente bueno. Aunque va a molestar una mierda sobre esto, sobre tú siendo involucrada en algo tan malditamente estúpido y peligroso.”

“Soy un arma,” dije con remordimiento. “Si él se enoja, es porque has puesto en peligro a su arma.”

“Merit, si realmente crees eso, te he estado dando demasiado crédito.”

Su expresión era lo suficientemente seria para poner sorpresa en la mía. “Entonces tiene una manera extraña de demostrarlo”

“Bebé, él es un vampiro.”

Por qué todo el mundo continuaba diciendo eso?

Estaba a punto de pedir un aventó a casa cuando mi beeper sonó. Curiosa, lo desabroché y bajé la vista. Decía “CADOGAN. VIOLACIÓN. ATAQUE. 911.”

Miré fijamente el mensaje; le llevó un momento a mi cerebro para envolver todo el contenido. Y entonces lo que debía haber sido obvio desde el primer amanecer: había habido una violación, un ataque a la Casa Cadogan.

“Oh, Dios,” dije, mi mente repentinamente corriendo. Luego miré a Adam. “Qué es lo que has hecho?”

“Merit?” Gabriel preguntó, pero levanté una mano y mantuve mi mirada en su hermano.

“Adam, que es lo que hiciste?”

Miró sobre su hombro, mezquindad en sus ojos. “Es demasiado tarde. El plan estaba en marcha. Ya los envié a atacar.”

Mi corazón casi se detiene. Incluso Gabriel palideció. “Enviaste a quién?”


“Cambia-formas. Algunos humanos. Aquellos que querían tirar abajo a los vampiros.”

“Oh, Dios,” dije. “Hay una fiesta. Ellos están afuera de la Casa.” Desprotegidos.

“Tengo que regresar.”

“Bien, bien,” Gabriel dijo. “Nick mantén un ojo en Adam. Llamaré a la Manada.”

“Y a mi abuelo!” Agregué.

“Trae a tantos como puedas a Hyde Park. Traeré mi moto. Regresaremos, y detendremos esto.”

Si Dios quiere, todavía podíamos.

Traducido por Luu♥

AVISO: Perdón por la demora, esto me está SUPERANDO :( me refiero al tema ese de blogger, estuve medio día tratando de solucionarlo cuando al fin creo que lo logré, instalando un nuevo explorador que no me ponga ningún error, voy a subir el capítulo lo más feliz y al aparecer la página donde tengo que colocar el texto, no termina de cargar que desaparece :(:( Mi GENIAL idea, fue que antes de que pudiera cambiar la congelara y acá estoy, espero que funcione :( Para colmo de los colmos, se me rompe el mouse, óptico, deja de funcionar el láser, por lo que dije caput, desenchufo el mouse pongo uno nuevo que estaba sin usar y no funciona :/ mi último intento volver a colocar el otro, todavía sigo sin saber ni cómo ni por qué VOLVIÓ a la vida. En fin, están conspirando en mi contra :(

aLiS –   – (20 de septiembre de 2010, 18:35)  

guauu!! q gran capitulo
y lo que falta
muchas gracias lu
espero impaciente el proximo capitulo ...
por fa no te tardes mucho jeje
x q no voy a poder dormir asii...

Unknown  – (20 de septiembre de 2010, 20:12)  

Gracias por el capitulo

contra viento y marea ;)

Elena  – (20 de septiembre de 2010, 21:49)  

gracias por tu esfuerzo en verdad es muy apreciado y valorado!

Anónimo –   – (21 de septiembre de 2010, 5:46)  

OH DIOS!! OH DIOS!!! Lo siento por tu ordenador pero espero que se solucione rápido y puedas colgar el siguiente porque ^^' ufs, creo que todos estarán de acuerdo en que se dejó en una parte interesante xP Espero que no muera ninguno u.u y Merit llegue a tiempo para salvar la fiesta como siempre xD

Almudena :D –   – (21 de septiembre de 2010, 7:17)  

Ohh my good! quiero leer ya el siguiente , que pasara :S :S
puuuuuuuuuuuf muchas graciass Luuu!

Isabel  – (21 de septiembre de 2010, 11:14)  

Que pedazo de capítulo! Spero q Merit llegue a tiempo a la Casa! :S

Luu mil gracias por el capi a pesar de todos los problemas que has tenido ;)

Lit  – (21 de septiembre de 2010, 12:15)  

Ánimo!!!! Las cosas se están poniendo dificiles pero quiero que sepas que desde este lado te apoyamos. Ánimo, ánimo!!! ^^

teresasp  – (21 de septiembre de 2010, 15:02)  

Muchas gracias x el capitulo!!! se ha quedado muy interesante. espero con ansias el siguiente. espero q lo del ordenador no sea naa

Anónimo –   – (23 de septiembre de 2010, 14:10)  

genial, genial, solo genial
gracias.
no nos dejes tanto en suspenso ok
tu trabajo es fantastico y muy pero muy agradecido.

Anónimo –   – (25 de septiembre de 2010, 14:27)  

ohh por dios! que intrigaaa! estoy loca por leer el siguiente! y Luu tu trabajo es fantastico! gracias por estos fabulosos capitulos! (K)

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