Some Girls Bite- Capítulo 1

CAPÍTULO UNO: EL CAMBIO.

Principios de Abril
Chicago, Illinois

Al principio, me pregunté si sería un castigo kármico. Me he burlado de los elegantes vampiros, y cómo algún tipo de devolución cósmica, me he convertido en una de ellos. Vampiro. Depredador. Iniciada en una de las más antiguas de las 12 Casas de vampiros de los Estados Unidos.
Y no era solamente una de ellos, era una de las mejores.
Pero me estoy adelantando. Déjame comenzar contándote cómo me convertí en un vampiro, una historia que comienza semanas antes de mi vigésimo-octavo cumpleaños, la noche en la que completé la transformación. La noche en que desperté en la parte de atrás de una limusina, tres días después de haber sido atacada mientras caminaba por el campus de la Universidad de Chicago.
No recordaba todos los detalles del ataque. Pero recordaba lo suficiente para estar aterrorizada por estar viva. Para estar shockeada de haber sobrevivido.
En la parte trasera de la limusina, apreté mis ojos cerrados, tratando de olvidar el ataque.

Oí pasos, el sonido quedó amortiguado por el césped cubierto de rocío después que lo capté. Grité y pataleé, tratando de encontrar una manera de salir, pero él me empujó hacia abajo. Era naturalmente fuerte —sobrenaturalmente fuerte— y mordió mi cuello con una predadora ferocidad que dejó muy pocas dudas sobre quién era. Qué era. Vampiro.
Mientras desgarraba la piel y músculos, el no bebía, no tenía tiempo. Sin ninguna advertencia, se detuvo y saltó lejos, corriendo entre los edificios hasta el borde del cuadrángulo principal.
Mi atacante estuvo temporalmente derrotado, llevé mi mano hasta la herida de mi cuello y me eché de espaldas, sintiendo el calor pegajoso. Mi visión estaba borrosa, pero podía ver la mancha roja-coloreada en mis dedos lo suficientemente clara.
Luego hubo un movimiento a mí alrededor. Dos hombres. Mi atacante hombre sintió miedo de ellos. El primero sonaba ansioso. “Él es rápido. Necesitas apurarte, Liege”. El segundo sonaba demasiado confiado. “Lo alcanzaré”.
Él me puso sobre mis rodillas, y se arrodilló detrás de mí, un brazo de apoyo rodeó mi cintura. Llevaba puesto colonia—con aroma y limpio.
Traté de moverme, de luchar, pero me estaba desvaneciendo.
“Quédate quieta.”
“Ella es encantadora”
“Si,” estuvo de acuerdo. Chupó de la herida de mi cuello.
Me moví nuevamente y él acarició mi cabello. “Quédate quieta”.
Recuerdo muy poco de los siguientes tres días, sobre la genética reestructurando, convirtiéndome en un vampiro.
Aún ahora, sólo llevo unos pocos recuerdos.
Profundamente-sedada, sordo dolor—choques de todo eso llenando mi cuerpo. Entumecida por el frío. Oscuridad. Un par de intensos ojos verdes. En la limo, sentí las cicatrices que debían haber quedado en mi cuello y hombros. El vampiro que me atacó, no había hecho un mordisco limpio—él había desgarrado la piel de mi cuello cómo un animal hambriento. Pero la piel estaba lisa, sin cicatrices, sin moretones, sin vendajes.
Dejé caer mi mano, y me quedé mirando la pálida y limpia piel—y las uñas cortas, perfectamente pintadas de un rojo cereza. La sangre se había ido—y me habían hecho la manicura.
Manteniendo controlado el mareo, me paré. Estaba usando diferentes ropas. Antes llevaba jeans y una camiseta. Ahora llevaba un vestido negro de cocktail, unos tacones de aguja cuyas tiras se ataban justo debajo de mis rodillas con tacones de tres pulgadas.
Eso me hacía una víctima atacada de veintisiete años, limpia y absurdamente libre de cicatrices, usando un vestido de cocktail que no era mio. Supe entonces y allí, que me habían hecho uno de ellos.
La tierra de los vampiros de Chicago.


Había empezado ocho meses atrás con una carta, un tipo de manifiesto vampiro primeramente publicado en el Sun-Times
YTrib, y luego repartido por todos los diarios del país. Era el anuncio al mundo de su existencia. Algunos humanos creyeron que era un engaño, al menos hasta que en la conferencia de prensa tres de ellos desplegaron sus colmillos. El pánico humano causó disturbios por cuatro días en la ciudad del viento, una carrera en el agua y el género en conserva alimentados por el miedo público de un Apocalipsis de vampiros. Los alimentadores se adelantaron, pidiendo investigaciones del Congreso, los oyentes obsesivamente escuchaban y televisaban para obtener cada detalle de la existencia de los vampiros.
Aunque ellos habían sido los únicos que habían seguido adelante, estaban atentos sobre los detalles de los vampiros, labios firmes, colmillos, bebedores de sangre, y caminadores de la noche, esas cosas eran lo único de lo que estaban seguros.
Ocho meses después, algunos humanos seguían asustados. Otros estaban obsesionados. Con el estilo de vida, con el atractivo de la inmortalidad, con los vampiros en general. En particular, con Celina Desaulniers, la glamorosa ciudad del Viento fascinada, y quienes aparentemente la hicieron debutar durante el primer día del Congreso. Celina era alta y delgada, pelo sedoso, y ese día ella llevaba puesto un traje negro lo suficientemente ajustado para dar la impresión de que había sido vertido en su cuerpo.
A primera vista, ella era obviamente inteligente y muy lista, y sabía como tener a los humanos bajo sus garras.
El ingenioso: El gran senador de Idaho, le preguntó que planeaba hacer ella ahora que los vampiros se habían mostrado.
Ella contestó célebremente en tono dulce, "Hará más interesante la oscuridad”.
El veterano del Congreso veinte-añero sonrió con lujuria en su mirada que se convirtió en la portada del New York Times.
No me causó ninguna reacción. Rodé mis ojos y apagué la televisión. Me burlé de ellos, de ella, de sus pretensiones.
Y como recompensa, me volvieron como ellos.
No era el karma una perra?
Ahora ellos me enviaban devuelta a casa, pero me devolvían diferente.
Con los cambios que mi cuerpo había tenido que soportar, me habían vuelto atractiva, me habían sacado la sangre, cambiado de ropa, y me habían puesto SU imagen. Me habían matado. Me habían curado. Me habían cambiado.
La semilla diminuta, ese grano de desconfianza del que me hizo, arraigado.
Seguía mareada cuando la limosina se detuvo frente al Wicker Park, dónde tenían una compañera de piso, Mallory. No estaba somnolienta, pero estaba grogui, enredada en la niebla de mi conciencia que se sentía espesa. Drogas, tal vez, o un efecto residual del cambio humano a vampiro.
Mallory estaba de pie en la acera, su pelo azul claro hasta el hombro brillaba bajo la bombilla desnuda del farol. Parecía ansiosa. Parecía estar esperándome. Ella llevaba puesto su pijama de franela estampado con monos. Me di cuenta que era tarde.
La puerta de la limusina se abrió, miré hacia la casa, y luego a la cara del hombre del negro uniforme y gorra que estaba mirando hacia el asiento trasero.
“Madame?” Extendió su mano expectante.
Mis dedos en su palma, caminé hacia el asfalto, tambaleándome en los tacones de aguja. Casi nunca usaba tacos, los jeans eran mi uniforme preferido.
La escuela no requería mucho más.
Oí el golpe de la puerta. Segundos después, una mano agarró mi codo. Mi mirada viajó del pálido, esbelto brazo hasta la cara con lentes a la que pertenecía.
Ella me sonrió, la mujer que sostenía mi brazo, la mujer que debía haber salido del asiento frontal de la limusina.
“Hola querida, estamos en casa ahora, te llevaré dentro y te estableceremos”.
La confusión me hizo acceder, y no tenía una verdadera razón para contradecirla de todos modos,
Asentí hacia la mujer, que parecía estar a fines de sus cincuenta.
Tenía un corto, sensato pelo gris de acero y llevaba un limpio traje en su delgada figura, aportándole una confianza profesional.

Mientras avanzábamos por la acera, Mallory se movía cautelosamente, avanzando un paso, luego el segundo, hasta llegar a nosotras. “Merit?”
La mujer palmeó mi espalda. “Ella estará bien, querida, solo esta un poco mareada. Soy Helen. Tu debes ser Mallory?”
Mallory asintió, pero mantenía su mirada en mi.
“Encantador hogar. Podemos entrar?”
Mallory asintió nuevamente y subió los escalones. La empecé a seguir, pero el agarre de la mujer en mi brazo me detuvo. “Tu utilizas Merit, querida? Aunque ese sea tu último nombre?”
Asentí hacia ella. Sonrió pacientemente. “Los recientemente subidos utilizan un solo nombre. Merit, si así quieres llamarte, ese será el tuyo. Solo los Master de cada Casa tienen permitido retener sus últimos nombre. Esa es una de las reglas que necesitas recordar.” Ella se inclinó conspiradoramente. “Se considera denigrante romper las reglas”
Su advertencia suave chispeó algo en mi mente, como una luz de una linterna eléctrica en la oscuridad. La miré. “algunos considerarían cambiar a una persona sin su consentimiento, es degradante, Helen.” La sonrisa que se dibujó en su boca no llegó a sus ojos. “Fuiste convertida en un vampiro para poder salvar tu vida, Merit. El consentimiento era irrelevante.”
Le echó una ojeada a Mallory “Ella probablemente pueda tomar un vaso de agua. Traeré dos en un momento.”
Mallory asintió, y Helen, que tenía un look antiguo, con su cartera de cuero, se adelantó, entrando al gran edificio de piedras marrones.
Avancé por las escaleras, pero me detuve para esperar a Mallory.
Sus ojos azules estaban húmedos por las lágrimas. Ella era extraordinaria, tenía la típica belleza, y esa había sido la razón para que se tiñera su cabello con paquetes azules de Kool-Aid.
Ella decía que era su marca distintiva. Que era inusual, seguro, pero no era un mal look para una mujer definida por su creatividad.

“Tu estas—” ella sacudió su cabeza, y luego siguió llorando. “Han pasado tres días, no sabía dónde estabas. Llamé a tus padres cuando no viniste a casa. Tu padre dijo que se encargaría y que no llamara a la policía. Él dijo que lo habían llamado y que le habían dicho que habías sido atacada pero que estabas bien. Que te estabas curando y que te traerían a casa cuando estuvieras pronta. Recibí una llamada hace 5 min, dijeron que estabas camino a casa.” Me dio un abrazo feroz. “Voy a patear tu trasero por no haber llamado.” Mal retiró su abrazo, y me dio una mirada de evaluación de pies a cabeza.
“Ellos dijeron que habías cambiado”
Asentí, las lágrimas amenazaban con salir. “Entonces, eres un vampiro?.” Preguntó. “Eso creo. Sólo desperté... No lo se.”
“Sentís alguna diferencia?”
“Me siento... lenta.”
Mallory asintió con confianza. “Efectos del cambio, probablemente. Ellos dijeron que pasaba, pero que se pasarían.” Mallory debería saber, ya que ella, a diferencia de mi, estaba atenta a todas las noticias sobre los vampiros. Ella me ofreció una débil sonrisa.
“Hey, sigues siendo Merit no?”
Extrañamente, sentí un pinchazo en el aire por parte de mi mejor amiga y compañera de piso. Un hormigueo eléctrico. Pero al estar adormilada y mareada, no le di importancia.
“Sigo siendo yo,” le dije. Y esperaba que fuera cierto.

La casa había sido de la tía abuela de Mallory antes de su muerte cuatro años atrás. Mallory, quién había perdido a sus padres en un accidente de auto cuando era joven, heredó la casa con todo lo que traía, desde las viejas alfombras que cubrían el duro suelo de madera, los antiguos muebles hasta las pinturas al óleo de jarrones con flores. No era moderno, pero era un hogar y olía como uno, esencia de limón, cera de madera, galletas, polvo.
Olía exactamente igual a como lo hacía tres días atrás, pero me di cuenta que la esencia era más profunda. Rica. Los sentidos de los vampiros serían mejores?.
Cuando entramos al living, Helen estaba sentada en la punta del sofá a lunares, sus piernas estaban cruzadas en los tobillos. Un vaso de agua descansaba en la mesa de café frente a ella.
“Vamos señoritas, tomen asiento.” Sonrió y dio una palmadita al asiento. Mallory y yo intercambiamos una mirada y nos sentamos. Tomé el asiento al lado de Helen. Mallory se sentó en el asiento combinado con el sofá, frente a él.
Helen me entregó el vaso de agua. Lo llevé a mis labios, pero me detuve antes de tomar un sorbo. “Puedo tomar y comer cosas además de sangre?.” La risa de Helen era muy animada. “Claro querida. Puedes comer lo que quieras. Pero debes tomar sangre para obtener los nutrientes necesarios.”

Ella se inclinó hacia mí, tocando mi rodilla desnuda con las puntas de sus dedos. “Y yo me atrevo a decirte que lo vas a disfrutar!” Ella dijo las palabras como si estuviera impartiendo un secreto delicioso, compartiendo un escandaloso chisme acerca del vecino de al lado. Tragué, descubriendo que el agua seguía teniendo sabor a agua. Puse el vaso nuevamente en la mesa. Helen apoyó sus manos en sus rodillas, y luego nos favoreció a ambas con una gran sonrisa.
“Bien ocupémonos de nuestros asuntos” Ella metió la mano en el maletín a sus pies y sacó un libro del cuero.
La tapa borgoñón estaba profundamente inscripta con letras de oro y decía— El Canon de las Casas de Norte América, REFERENCIAS.
“Esto es todo lo que necesitas saber para unirte a la casa Cadogan. No es el Canon completo obviamente, ya que es más voluminoso, pero cubre lo básico.”
“La Casa Cadogan?” Preguntó Mallory. “Enserio?”
Miré a Mallory y luego a Helen. “Qué es la Casa Cadogan?.”
Helen me miraba encima de sus gafases.
“Esa será la Casa a la que deberás ir. Una de las tres Casas de vampiros de Chicago—Navarre, Cadogan, Grey.
“Únicamente los Maestros de cada Casa tienen el privilegio de convertir nuevos vampiros. Tu fuiste convertida por el Maestro de Cadogan”
“Ethan Sullivan,” terminó Mallory.
Helen asintió aprobándola. “Eso es correcto.”
Alcé la frente hacia Mallory.
“Internet,”ella dijo. “Te asombrarías.”


“Ethan es el segundo Maestro de la Casa. Siguió a Peter Cadogan en la oscuridad.”
Si solo los Maestros podía convertir nuevos vampiros, este Ethan Sullivan debió haber sido el vampiro que estaba en la limosina, el segundo que me mordió..
“Esta Casa,” comencé. “Yo soy, qué, una vampiro en una hermandad o algo?.
Helen sacudió su cabeza. “Es más complicado que eso. Todos los vampiros legítimos del mundo están afiliados a una de las Casas. Hay en total doce Casas en Estados Unidos; Cadogan es la cuarta más antigua entre esas.”
Helen se sentaba aún más recto, supuse que ella también era un de la Casa de Cadogan.
Me entregó el libro, que debía pesar al menos 10 libras.
Lo apoyé en mi regazo, distribuyendo el peso.
“Necesitas memorizar las reglas, claro, pero tendrás que leer las secciones introductorias y por lo menos familiarizarte con el contenido. Y por supuesto, podrás consultarme cualquier cosa del texto si tienes una pregunta específica. Asegúrate de leer sobre la Comendación”
“Qué es eso?.”
“La ceremonia de iniciación. Te convertirás en un miembro oficial de la Casa, y jurarás a Ethan y al resto de los vampiros de Cadogan. Y hablando de, los pagos típicamente empiezan dos semanas después de que tomes tus juramentos.”
Pestañeé. “Pagos?.”
Ella me dio una de esas miradas sobre sus gafas. “Tu salario querida.” Me reí nerviosamente, el sonido estrangulado. “No necesito un salario. Soy una estudiante. Asistente auxiliar de profesor.” Estuve tres años trabajando de eso, tres capítulos en mi disertación de la literatura medieval romántica.
Helen frunció el ceño. “Querida, no puedes volver a la escuela. La universidad no admiten estudiantes vampiros, y ciertamente no les dan trabajo. El título VII no nos cubre todavía. Proseguimos y te eliminamos, sólo para evitar disputas, así que no tienes nada de que preocuparte—”


Mi pulso golpeaba en mis oídos. “Qué quieres decir, con eliminarme?”
Su expresión se suavizó.. “Merit, tú eres un vampiro. Una Iniciada Cadogan. No puedes volver a esa vida.”
Ya estaba fuera de la habitación antes de que ella pudiera seguir hablando, su voz hacía eco detrás de mí mientras me apresuraba hacia la habitación del primer piso, que era nuestra oficina.
Moví el mouse para despertar a mi computadora, entré a la Web y me conecté al servidor de la universidad. El sistema me reconoció, mi estómago se alivió.
Entonces entré a mis archivos. Mi estatus había sido cambiado tres días atrás. Estaba listada como “No matriculada”. El mundo cambió.
Volví al living, mi voz vacilaba mientras luchaba contra el creciente pánico, y enfrenté a Helen.
“Qué es lo que has hecho? No tenías derecho de sacarme de la escuela!”
Helen volteó hacia su maletín, y sacó una hoja de papel, con su modo calmado tan irritante. “Porque Ethan siente que tus circunstancias son... particulares, recibirás tu salario de parte de la Casa en los próximos diez días hábiles. Ya hemos colocado directamente el depósito. La Comendación está prevista para el día siete, seis días a partir de ahora.
Aparecerás cuando se realice. En la ceremonia, Ethan asignará tu posición de servicio en la Casa”. Ella me sonrió.
“Tal vez algo en relaciones públicas, dadas las conexiones de tu familia en la ciudad.”
“Oh, señora. Movimiento equivocado, trayendo a los padres,” Mallory murmuró. Ella tenía razón. Era exactamente la peor cosa que podía decir, mis padres eran el tema menos favorito. Pero estaba produciendo un efecto lo bastante desagradable por lo menos para despertarme de mi somnolencia. “Creo que ya hemos terminado aquí,” le dije. “Es tiempo de que te vayas.”
Helen levantó una ceja. “Esta no es tu casa.”
Valiente ella para hacer enojar a un nuevo vampiro. Y yo estaba en mi territorio y tenía aliados.
Me giré hacia Mallory con una mueca malvada. Qué tal si averiguamos cuanto de los mitos de vampiros son realmente ciertos? Los vampiros no tienen que tener una invitación para estar en la casa de alguien?
“Amo tu forma de pensar,” dijo Mal, después de dirigió hacia la puerta y la abrió.
“Helen,” dijo ella, “te quiero fuera de mi casa.”
Algo revolvió en el aire, una brisa súbita que sopló a través de la puerta y rizó el pelo de Mallory y me puso la piel de gallina en los brazos.
“Esto es increíblemente de mala educación.” Helen dijo, pero recogió su maletín”. “Lee el libro, firma los documentos. Hay sangre en el refrigerados. Bébela —medio litro cada dos días. Mantente lejos de la luz del sol y de las estacas afiladas, ven para la ceremonia.” Se acercó a la puerta, y de repente, como sí alguien hubiera prendido un interruptor ella había sido expulsada. Helen estaba parada en el último escalón, con las gafas inclinadas, mirándonos desaliñadamente shockeada. Después de un momento, alisó su pollera y acomodó sus gafas, se volteó enojada, y bajó las escaleras dirigiéndose a la limusina.
“Eso fue—de muy mala educación” ella nos dijo. “No pienses que no le diré esto a Ethan!” La saludé con un movimiento de mano.



“Hazlo Helen,” Mallory respondió. “Y dile que le decimos que se puede ir a cagar.” Helen se volteó a mirarme, con sus ojos plateados incendiados en furia. Como plata supernatural.
“Eres una desagradecida.” Ella dijo.
“Soy una in consentida.” Le corregí y cerré de un golpe la pesada puerta de roble con tanta fuerza que las bisagras se sacudieron.
Después de la sacudida de rocas en el asfalto señaló la retirada de la limusina, me recosté en la puerta y miré a Mallory.
Y ella me miró en respuesta. “Ellos dijeron que estabas en el campus sola en el medio de la noche!” Golpeó mi brazo, con el disgusto en su cara. “Qué diablos estabas pensando?” Eso, pensé, había sido la descarga de pánico que ella había tenido que sufrir hasta que se enteró que iba a volver a casa. La garganta se me secó, sabiendo que ella me había estado esperando, preocupada por mí.
“Tenía trabajo que hacer.”
“En el medio de la noche?!”
“Dije que tenía trabajo que hacer!” levanté las manos en el aire con un gesto irritado. “Dios, Mallory, esto no es mi culpa.” Mis rodillas empezaron a temblar. Caminé unos pasos de regreso al sofá y me senté.
Reteniendo el miedo, el horro, y el sentimiento de violación me agobiaron.

Cubrí mi cara con las manos y las lágrimas empezaron a caer. “No fue mi culpa Mallory. Todo—mi vida, la escuela —se ha ido, y no fue mi culpa.”
Sentí hundirse el cojín a mi lado y un brazo alrededor de mis hombros.
“Oh Dios, lo siento. Lo siento. Me desesperé, estaba muy asustada, Mer, Jesús. Sé que no es tu culpa.” Ella me abrazó mientras lloraba, frotando mi espalda, yo lloraba lo suficiente como para tener hipo, mientras lamentaba la pérdida de mi vida, de mi humanidad.
Estuvimos sentadas juntas por un largo tiempo, mi mejor amiga y yo. Me ofreció un Kleenex, mientras revivía unos pocos recuerdos. Pude recordar, el ataque, el segundo grupo de vampiros, el frío y dolor, el confuso viaje en limosina.

Cuando había llorado lo suficiente para dejar a mi cuerpo vacío de lágrimas, Mallory retiró el pelo de mi cara. “Estará todo bien. Lo prometo. Llamaré a la universidad en la mañana. Y si puedes volver... lo resolveremos. Mientras tanto, deberías llamar a tu abuelo. Él querría saber que te encontráis bien.”
Sacudí mi cabeza, no estaba lista para tener esa conversación. El amor que me tenía mi abuelo había sido siempre incondicional, pero nuevamente, cuando había sido humana. No estaba lista para poner a prueba esa correlatividad. “Empezaré con mamá y papá,” le prometí. “Luego encontraré una manera.”

“Miedosa,” Mallory me acusó, pero lo dejó pasar. “La Casa, adivino, fue quién me llamó, pero no se a quien más contactaron. La llamada fue bastante corta. . ‘Merit fue atacada en el campus dos noches atrás. Para poder salvar su vida, la convertimos en un vampiro. Ella volverá a casa esta noche. Ella estará adormilada por el cambio, así que por favor quédate en casa para asistirla durante las primeras horas cruciales. Gracias. ’ Sonó como una grabación, para serte honesta.
“Así que este Ethan Sullivan es un “cheapo,” concluí. “Lo agregaremos a la lista de razones de porque no nos gusta él.”
“Él convirtiéndote en una criatura chupa almas de la noche no es la razón número uno de la lista?”
Asentí arrepentida. “Esa es definitivamente la número uno.”
Me dirigí hacia ella y la miré. “Me hicieron como ellos. Él me hizo como ellos, ese Sullivan.”
Mallory hizo un sonido de frustración. “Lo sé. Estoy tan celosa.” Mal era una estudiante de lo paranormal; desde que la conocía ella tenía un interés en todas esas cosas raras y locas. Ella puso la palma en su pecho. “Soy la oscura en la familia, y eres tu, la inglesa, cobarde que se convierte en vampiro? Hasta Buffy sentiría esa punzada. Aunque,” ella dijo, su mirada emocionada, “obtendré mejor material de investigación sobre la maldición.” Bufé. “Pero material de investigación para qué? Quién infiernos soy yo ahora?.”
“Tu eres Merit,” ella dijo con una convicción que calentó mi corazón. “Pero un tipo de Merit 2.0. y tengo que decir, la llamada telefónica, no obstante, este Sullivan no lo sabe todo. Esos zapatos son Jimmy Choo, y ese vestido es digno de una pasarela.” Ella chasqueó su lengua. “él te vistió como si fueras su modelo personal. Y francamente, Mer, luces bien.”
Bien, pensé, era relativo. Miré abajo hacia el vestido, pasando mis manos sobre la fabricada seda negra. “Me gustaba quien era, Mal. Mi vida no era perfecta, pero era feliz.”
“Lo sé, cariño. Pero a lo mejor te gusta esto también.”
Lo dudé seriamente.

male –   – (17 de mayo de 2009, 21:09)  

hola, muy buena la historia la verdad, una consulta vas a seguir traducciendo este libro?

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