Some Girls Bite- Capítulo 5

CAPÍTULO CINCO
SÓLO UNA MORDIDA RÁPIDA


Sullivan entró, seguido de Luc y de la pelirroja consorte de Ethan de la habitación de lucha. Desde que no había conocido oficialmente a la llama de Ethan, extendí mi mano cuando ella entró sin prisa por la puerta principal con unos pantalones de cintura alta de cuero y una camiseta sin mangas azul pálido, que ella cargaba injustamente con la tarea de sostener sus pechos colgantes.
“Merit,” dije.
Ella miró mi mano y la ignoró. “Amber,” ella dijo antes de seguir de largo.
“Un gusto conocerte,” murmuré y sombreé al trío a la sala. Encontré a Ethan parado, mientras su linda vampiro y su acompañante estaban en el sofá.
“Merit.”
Jugando segura, opté por los honores. “Liege.”
Él levantó una ceja. “Qué tienes que decir por ti misma?”
Abrí mi boca, luego la cerré nuevamente, tratando de imaginarme sin éxito que era lo que había hecho. “Por qué no empiezas tú primero?”
Hubo dos gemidos provenientes del sofá.
Ethan plantó sus manos en las caderas, barriendo los lados de su chaqueta del traje atrás en el proceso. “Has ido a ver al defensor del pueblo.”
“Fui a ver a mi abuelo.”
“Te advertí ayer-sobre tu rol, tu lugar-y pensé que habíamos acordado que no ibas a retar mi autoridad. Estar de acuerdo en espiar a la Casa, a traicionar a mi Casa, claramente cae en la categoría de “retar mi autoridad”. Él se quedó mirándome. Un momento pasó cuando yo intenté envolver a mi mente alrededor de la acusación.
Sus narinas se abrieron. “Estoy esperando Merit.”
Su tono era indignado. Condescendiente. Profundamente irritante.
Y por lo que había visto hasta ahora, típicamente Sullivan.
Traté de ser una mejor persona y explicarle, “No acordé espiar a nadie, y me molesta la acusación. Quizá no te agrade Sullivan, pero no soy una traidora. No he hecho nada para justificar la acusación.”
Esta vez, él pestañeó. “Pero admites que estuviste en la oficina?”
“Mi abuelo,” empecé cuidadosamente, controlando mi voz para no gritarle, “me llevó a la oficina para conocer a su staff, para decirme sobre los otros supernaturales de Chicago. No acordé en espiar a nadie ni a traicionar a nadie. Y cómo podría? Llevo siendo un vampiro por tres días, y estoy deseosa de admitir que sigo siendo bastante ignorante.”
Amber bufó. “Ella tiene un punto, Liege.”
Le dí crédito-mantuvo sus ojos en mí. Tuve una larga mirada antes que empezara a hablar nuevamente.
“No niegas que fuiste a la oficina del defensor del pueblo.”
Forcejeé para descubrir la lógica que subrayaba las preguntas, pero no encontré nada. “Sullivan, vas a tener que ayudarme acá, porque, contrariamente a la información que me diste, no acordé hacer nada para la oficina del defensor del pueblo. Fui ahí para aprender, para visitar, no para que me asignaran nada. No acordé ni espiar, ni mirar notas, ni dar datos, nada.” Estreché mi mirada, y crucé mis brazos.
“Y no veo que está mal en visitar a mi abuelo en su oficina.”
“Lo que está mal,” Ethan dijo, “es que la oficina de tu abuelo está tratando de sujetar el asesinato de Jennifer Porter en mi Casa.”

“El Departamento de Policía de Chicago está tratando de unir el asesinato con tu Casa,” corregí, “Por todo lo que he oído, mi abuelo y cualquiera en su oficina piensa que ustedes son inocentes. Pero sabes que había una medalla Cadogan en la escena del crimen. Asumiendo que los forenses no plantaron allí la evidencia, la medalla provino de tu Casa. Cadogan está involucrada, sin importar lo que mi abuelo hace, y si te gusta o no.”
“Nadie de mi Casa haría esto.”
“Quizá no el asesino,” estuve de acuerdo. “Pero al menos que entregues las medallas como souvenirs de fiesta, alguien de tu Casa está involucrado. Al menos alguien dejó entrar a la persona que lo tomó.”
No esperé su reacción.
Yo esperé otro delirio, un arranque sobre la lealtad de los vampiros de Cadogan. No esperé su silencio. No esperé que caminara al asiento y se sentara, con los codos sobre sus rodillas, sus manos unidas.
No esperé que pasara sus manos por el cabellos, luego descansara su cabeza en las palmas. Pero eso fue lo que él hizo. Y los movimientos, la postura, era tan humilde, tan cansada, y tan, tan humana, que tuve una repentina, sorprendente urgencia de alcanzarlo, tocar su hombro, reconfortarlo.
Era un momento de debilidad, o una brecha en sus defensas que yo había tratado de abrir contra Ethan Sullivan.
Y eso, en el momento endemoniado, hizo que el hambre se elevara.
Casi pierdo mi respiración por la repentina ráfaga de fuego que corrió a través de mis extremidades, y tuve que sostenerme de la parte de atrás del asiento para mantenerme en pie. Mi estómago se encogió, olas de dolor recorriendo mi abdomen. Mi mente se iluminó y toqué mi lengua hasta la punta de un colmillo, podía sentir el filo de éste.
Tragué instintivamente.
Necesitaba sangre. Ahora.
“Ethan”. Luc dijo su nombre, susurrando detrás de mí.
Una mano agarró mi brazo, y di vuelta mi cabeza para mirar. Ethan estaba parado a mi lado, amplios ojos verdes.
“Cazadora Principiante”. Anunció. Pero sus palabras no significaban nada. Miré hacia abajo, a los largos dedos sobre mi brazo, y sentí el calor de la ráfaga de fuego nuevamente. Arrollé mis pies en su contra, y me deleité con el golpe.
Eso significaba algo. El sentimiento, la necesidad, la sed. Miré a Ethan, mientras arrastraba mi mirada del triángulo de piel que quedaba al descubierto al tener el cuello de su camisa desabrochada, su cuello, la línea fuerte de su mandíbula y las curvas sensuales de sus labios.
Quería sangre, y la quería de él.
“Ethan” susurré en una voz tan áspera que apenas la reconocí.
Los labios de Ethan se abrieron y vi un flash de plateado en sus ojos. Pero se fue en un instante, remplazado por un verde nublado.
Afilé cerca de su cuerpo, mojé mis labios, y luego, sin un solo pensamiento sobre las consecuencias, o lo que el acto significaba, los presioné contra su garganta. Él olía tan bien-limpio, suave, todo hombre y masculino. Él sabía tan bien-poder y hombre. Las puntas de su cabello cepillaron mi mejilla cuando besé la larga línea de su cuello.
“Ethan,” susurré nuevamente, su nombre como una invitación. Una promesa.


Él estuvo paralizado hasta que besé su piel justo debajo de su oreja. Podía oír la sangre cantando en sus venas que arremetía milímetros debajo de mis dientes.
Entonces él suspiró, y el sonido hizo eco de a través de mi cabeza, un reconocimiento de pasión compartido, de deseo mutuo.
Los otros alrededor de nosotros comenzaron a hablar. No quería que hablara. Quería acción. Calor. Movimiento. Raspé mis dientes sobre su cuello-no rompiendo la piel, sólo lo bastante para indicar lo que quería. De la dirección que tomaría.
Su pulso se aceleró, y luché para no morderlo tan rápidamente, para no apresurar el placer de eso. 2: Pero a través de la quemadura de excitación, algo frío, no deseado pinchó. Sacudí mi cabeza y lo retiré.
“Liege, no puedes alimentarla por primera vez. Ella necesita sangre humana. Tienes mucho poder para una primera alimentación. Ella es lo suficientemente fuerte así.
Ethan gruñó pero no se movió. Él se quedó exactamente donde estaba, debajo de mis labios, en una silenciosa sumisión.
Contento, yo resbalé mis manos alrededor de su cintura.
“Sácala de encima de él Lucas!”
Sentí el frío toque nuevamente- una gota de agua enfriada contra mi piel acalorada. Irritante. No bienvenida. Era mi conciencia, me di cuenta, comenzando a despertarme, enfrentando el hambre.
Pero luchaba con el instinto profundo-sentado y la atracción latente. Ganó.
Yo gruñí y di un golpecito con la punta de mi lengua contra su oreja, mientras ignoraba mis propias advertencias.
“Ethan.”
“Luc debes-no puedo-”él gimió terrosamente-y Dios que sonido, suficiente para que cause efecto-tracé una línea de besos debajo de su cuello. “No he comido en dos días. Merit debes parar.” Dado que estaba apoyado en mi cuerpo cuando dijo eso, a sus palabras les faltó convicción. Una mano agarró mi brazo, muy lentamente di vuelta mi cabeza para encontrar unas uñas rojas clavadas en mis bíceps. El toque fue suficiente para distraerme, para hacerme dar cuenta de mis labios contra el cuello de Ethan, de que
Estaba actuando fuera del Canon. Sin hacer caso de sus protestas, había sido empujada a seguir, y estaba preparada para morderlo. Estaba preparada para rasgar sus ropas y tomarlo ahí mismo en el piso.
Estaba preparada, en todas las modas concebibles, para servir a mi señor. Esa visión lo hizo, me empujó a través del hambre con una mano helada, me empujó a través del deseo al otro lado-parte de atrás a la tierra de pensamiento racional y las buenas decisiones.
Reuniendo toda la fuerza que tenía, inhalé y me empujé a mi misma lejos de él y de ella, necesitando espacio para volver a tener el control de mi cuerpo. Me senté con las manos en mis rodillas, abriendo la boca para respirar.
El hambre me dejó sudando aún e mi camiseta delgada y jeans. Todavía podía sentir el hambre, un tigre enjaulado rondando a través de mi cuerpo, deseoso de sustancia, esperando alzarse de nuevo. Supe que cualquier control que desplegué era temporario. Ilusorio. Pero en un profundo, nuevo centro de mí, me deleité con ese conocimiento.
El tigre se paseaba y estaba ansiosa esperando su mero momento. Ella tendría su oportunidad. Ella bebería.
Luc preguntó. “Sangre?”
“Cocina,” Ethan contestó roncamente. “Ellos enviaron bolsas. Amber, ve con él. Danos un minuto.”
“Mucho control para haber pasado 72 horas,” Luc observó. “Ella lo contuvo.”

“Si quisiera observaciones, las hubiera pedido.” Su voz era firme, obviamente molesta.
“Ve a la cocina y prepara la sangre, por favor.”
Cuando estuvimos solos, cuando normalicé mi respiración, me paré derecha nuevamente y me reté a mirar sus ojos. Esperé por una respuesta sarcástica, pero él simplemente me devolvió la mirada, su expresión cuidadosamente inexpresiva.
“Esta bien,” dijo, su tono cortado. “Era de esperar.”
“No de mí.”
Ethan tiró de los bordes del cuello de su camisa, luego aplanó las solapas de su chaqueta. Volviendo a recomponerse, pensé, quizá porque él quería algo de mí, también. El plateado de sus ojos lo demostraban, por mucho que protestara.
“La primer Hambre puede levantarse de golpe,” Ethan dijo. “No hay necesidad de disculparse.”
Levanté una ceja hacia él. “No me iba a disculpar. Si no fuera por ti, no tendría esa sed.”
“No olvides tu lugar, Iniciada.”
“Como si me lo permitieras.”
“Alguien tiene que recordártelo,” Ethan dijo, parándose más cerca por lo que los puños de sus pantalones tocaron mis zapatillas.
“Me prometiste sumisión. Acordaste que tu comportamiento rebelde ya estaba terminado. Acordaste no retarme nuevamente.
Y todavía te empeñas en derrumbar las paredes de la Casa Cadogan alrededor de nosotros."
“Maestro o no,” dije, mirándolo con furia, “retráctate, o te retaré nuevamente.” Había sido traicionada tantas veces en la vida como para conocer el valor del honor y honestidad, y tratar de vivir con códigos.
“No te he dado ninguna razón para dudar de mi lealtad, que es una bastante tremenda cosa dado como me cambiaste.”
Sus narinas se abrieron, pero no contradijo la declaración. “Merit, entonces ayúdame, si apoyas a la oficina de Tate sobre mi Casa. . . .”
Lo miré en blanco. “Tate? Alcalde Tate? Ni siquiera sé que quiere decir apoyar a su oficina. Por qué apoyaría su oficina?”
“El defensor del pueblo es una creación del Alcalde.”
Todavía no entendía su punto. “Entiendo eso. Pero por qué le importaría al Alcalde lo que yo haga? Por qué le importaría que uno de sus empleados lleve a su nieta al trabajo?”
Ethan me miró fijamente. “Porque aunque estés separada de tu padre, él sigue siendo Joshua Merit, y ti sigues siendo su hija. Además de eso, eres la nieta de uno de los hombres más influyentes de la ciudad. Y en caso de que necesitáramos más combustible, eres claramente más fuerte de lo que sería normal.” Sacudió una mano en dirección a la cocina. “Hasta ellos lo reconocen.”
Ethan metió sus manos en los bolsillos y se alejó, volteándose para mirar una hilera de libros en el estante próximo a la puerta principal. “Tate no es de confianza,” dijo. “Él sabe sobre nosotras-ha sabido sobre nosotros- y aunque su cita de tu abuelo parece bien-intencionada, el hombre está reservando algo.
Entendemos que él sepa sobre los vampiros Rogue, pero no ha soltado esa información al público. Eso levanta preguntas-está él tratando de evitar más pánico, o es la información un arma que usará contra nosotros más adelante? Y, el no habla con las cabezas de las Casas; en vez de eso, él trabaja a través de la oficina del defensor del pueblo.
Tan útil como puede ser que él sea”-él retrocedió-tan bien intencionado pueda que sea, tu abuelo sigue trabajando para Tate. Tate controla el bolsillo y la dirección de la policía. Eso significa que él maneja las riendas.”
“Mi abuelo es su propio hombre.”
Ethan se alejó del estante de libros, cruzó sus brazos, y me miró. Una línea cruzaba su frente. “Piénsalo Merit: Los vampiros anuncian su existencia aquí, en Chicago. Somos las primeras Casas en USA que lo hacen. Tate está primero entre los Alcaldes en ese sentido-primero su mandato de establecer policía supernatural, o lo que se refiere a hacer las alianzas con las Casas, manteniendo seguridad.
Un hombre puede usar ese poder, esa posición. Pero lo que sea que ha planeado-y aseguro que le hombre tiene planes, probablemente los ha tenido desde que supo sobre nosotros-él no ha sido directo. No puedo permitirme que te vuelvas parte de sus planes, o que mi Casa quede atrapada en ellos. Así que hasta que hayas aprendido lo suficiente para actuar apropiadamente, para usar la discreción cuando tengamos que discutir nuestros asuntos, te mantendrás lejos de la oficina del Ombud.”
No me mantendría alejada, y el probablemente lo supiera, pero no tenía sentido comenzar a discutir otra vez.
En vez de eso, incliné mi cabeza hacia él. “Cómo supiste que fui a su oficina?”
“Tengo mis fuentes.”
No lo duda. Pero mientras me preguntaba qué fuente estaría cubriendo-Catcher, Jeff, el vampiro encubierto que servía a la oficina del defensor del pueblo, o alguien más asignado a cuidarme-No iba a preguntar. Él nunca me lo diría.
Pero alguien le había dado información de mis actividades, alguien que no había estado lo suficientemente cerca para saber exactamente porque estaba ahí. Eso era muy importante para pasarlo por alto.
“Un consejo gratis,” le dije. “La persona que te está dando información no estaba dentro del edificio. Porque si lo hubieran estado, hubieran sabido porque estaba yo allí, y que era lo que habíamos hablado. Y más importante, que no discutimos. Ellos hicieron deducciones y se arreglaron para convencerte de que esas deducciones eran ciertas. Ellos están jugando contigo, Sullivan, o al menos tratando de esparcir información para incrementar su propio sello.”
Por un momento, Ethan no habló. Él solo me miró, como si estuviera viéndome por primera vez, dándose cuenta repentinamente que era más que su nueva subordinada rebelde, más que la hija de un financiero mogul. “Ese es un buen análisis.”
Me encogí. “Estaba en la habitación. Sé lo que estaba pasando. Ella, o él, no. Y nuevamente al punto, él es mi abuelo. Además de Mallory, él es todo lo que tengo. Él es mi único lazo real familiar. No puedo cortar ese lazo. No lo haré, aunque pienses que es un reto. Aunque pienses que es una rebelión y que va en contra de tu soberana autoridad.”
“Tienes otros lazos ahora, Iniciada. La Casa Cadogan. Yo. Eres mi vampiro ahora. No lo olvides.”
Supuse que lo había dicho como un cumplido, pero su tono era demasiado posesivo para mi gusto.
“Sin importar lo que haya pasado seis días atrás, no le pertenezco a nadie más que a ti misma, Sullivan, y menos que nadie a ti.”
“Tú eres lo que yo te hice.”
“Yo me hice a mí misma.”
Ethan tomó un paso adelante, luego otro, hasta que estaba demasiado cerca para evitarlo, hasta que me puso contra la pared de la sala, hasta que sentí el frío yeso detrás de mí. Estaba atrapada.
Ethan colocó sus manos contra la pared, cada una en cada lado de mi cabeza, manteniéndome allí, mirándome.


“Quieres ser disciplinada, Iniciada?”
Lo quedé mirando, una llama encendiéndose en mi centro. “No especialmente.” Mentira.
Sus ojos buscaron en los míos. “Entonces por qué persistes en bufarte de mí?”
El contacto visual se sentía demasiado íntimo, así que giré mi cabeza y traté de tragarme la complicada excitación, incómodamente consciente que no podría culpar a mis acciones, mi interés, al vampiro oculto en mí. En el cambio genético. Ella y yo éramos la misma-misma mente, misma genética, misma no deseada, innegable, atracción por Ethan Sullivan.
Pero extendí el brazo en ese susurro de negación, puse las manos alrededor, y le sostuve como si se me fuera la vida en ello. En ese segundo, soñé con escapar, con empezar de nuevo, con un nuevo nombre, en una nueva ciudad, donde no anhelara pasar los dedos por sus cabellos, y empujar mi boca contra él hasta que capituló y me tomó contra la fría blanca pared, empujó su cuerpo contra el mío, aliviando la necesidad, para calentar la frialdad.
En vez, yo dije, quizá honestamente, “No me estaba bufando de ti.”
Él no se movió, no hasta que bajó su cabeza, sus labios más cerca de los míos que antes.
“Me querías un momento atrás.”
Esta vez, su voz era tranquila, sus palabras no eran el reto de un vampiro Maestro, pero eran enteramente de un chico, de un hombre: Tengo razón no Merit? Qué me deseabas? Me forcé a ser honesta, pero no me pude forzar a hablar. Así que me mantuve en silencio, y dejé que éste tomara el lugar de las palabras que no podía obligarme a decir: Te deseo. A pesar de mí misma. Te deseo. A pesar de lo que eres, te deseo.
“Merit.”
“No puedo.”
Dejó caer su cabeza, de manera que sus labios se cernieron sobre los míos, su respiración en mis mejillas.
“Cede ante mí.”
Sacudí mis ojos para encontrar los suyos, que eran, profundamente, verde oscuro, de bosques primaverales-ancianos, desconocidos, y escondiendo a un monstruo en el fondo de la madera. “Ni siquiera te gusto.”
Él sonrió un poco malvadamente. “Eso no parece importar.”
Un tortazo no podría haberme sacado del trance más rápido.
Yo torcí bajo sus brazos asegurados, entonces me alejé. “Ya veo.”
“No estoy contento con esto tampoco.”
“Sí, entendí que no querés estar atraído por mí, que piensas que estoy debajo de ti, pero gracias por señalarlo. Y en caso de que no te hayas dado cuenta, no estoy emocionada sobre ello tampoco. No quiero que me gustes, y ciertamente no quiero estar con alguien que está espantado por mí. No quiero ser . . .deseada a regañadientes.”
Él caminó hacia mí con la gracia de una pantera furtiva. Y tan peligroso como una.
“Entonces qué quieres que te diga?” Su voz era baja, poderosa.
“Qué quiero que me pruebes? Para todo lo que sos, terca, sarcástica, completamente incapaz de tomar seriamente mi autoridad, y claramente irrespetuosa, te voy a querer? Piensas que eso es lo qué voy a elegir?”
Ahí estaba nuevamente-la lista de defectos. Las razones por las que el no debería estar atraído por mí. Las razones por las que él odiaba la química esta, en contra de nuestros deseos, resoplando entre nosotros. Mi voz tranquila, el sonido extrañamente lejano, le dije, “No quiero nada de ti.”
“Mentirosa” acusó, y bajó su boca a la mía.
Él me besó, y el circuito se cerró nuevamente.
Sus labios eran suaves y cálidos, e imploraban una reacción, me retaban a unirme, a ceder, aunque fuera un momento, a la química. Mis miembros fallaban, mi cuerpo retándome a unirme a él, a deleitarme en él. Pero estaba demasiad cerca al fuego,
Cuando casi salté hacia él para sacar la sangre de sus venas. Había sido suficiente. Había sido demasiado. Así que mantuve mis labios juntos y traté de voltear mi cabeza-
“Merit,” él entonó, “quédate quieta.” Los dedos de Ethan se deslizaron por mi mandíbula, anudaron por mi cabello, y él usó sus pulgares para inclinar mi mentón hacia arriba. Él tomó un paso pequeño, nuestro cuerpos alineando, adelante, sólo tocándose.
Bajó su cabeza y me besó nuevamente, sus pulgares acariciando mis mejillas mientras movía sus labios sobre los míos, acariciando, calmados, sin forzar. Luego, cuando su lengua se resbaló entre mis labios y tocó la mía, cuando la emoción eléctrica subió por mi espina, yo cedí.
Provisional al principio-y solo respondiendo después de prometerme a mi misma que nunca nunca lo tocaría nuevamente-o besé. Devolví su beso, absorbiendo la lengua que me ofrecía, respondiendo a sus pellizcos y mordidas por mi propia cuenta.
No parecía poder ayudarlo. No podía no besarlo. Él sabía tan bien, olía tan bien.
Él era el cielo, tocino dorado en la oscuridad supernatural que giraba alrededor de mí.
Pero esto no era algo para culpar a la magia. Esto era mucho más elemental, mucho más poderoso. Era necesidad, deseo en su forma más básica.
Pero no me podía permitir eso, no querer a alguien que no me quería. No realmente.
Así que puse una mano en su pecho, y sentí el golpe de su corazón debajo del suave algodón de su camisa de vestir antes de apartarlo. “Detente.”
Él tomó dos pasos hacia atrás, su pecho elevándose y bajando mientras tomaba aire, y me miraba.
“Eso fue un error,” dije. “No debería haber pasado.”
Él mojó sus labios, luego pasó una mano por su mandíbula. “No?”
“No.”
Silencio luego, “Puedo ofrecerte más.”
Pestañeé, levanté la vista y encontré sus ojos. “Qué?”
“Poder. Acceso. Recompensas. Debés estar disponible sólo para mí.”
Mis labios se abrieron, palabras momentáneamente fallando, el shock fue tan abrumador.
“Estás pidiéndome que sea tu amante?”
Se detuvo, y tuve el presentimiento de que estaba decidiendo que es lo que era, de echo, que me estaba ofreciendo. Como si estuviera pesando los costos y beneficios, decidiendo si su erección valía todo los problemas que había causado.
Un rubor cruzó sus esculpidos pómulos. “Sí.”
“Oh, mi Dios.” Bajé mi mirada, puse una mano en mi abdomen, preguntándome cómo se habían vuelto las cosas tan bizarras. “Oh, mi Dios.”
“Es eso un sí?”
Lo miré nuevamente, vi el flash de pánico en su cara. “No, Ethan, Jesús. Definitivamente no.”
Sus ojos destellaron, y me pregunté si él alguna vez habría sido rechazado anteriormente, si alguna mujer en sus casi cuatrocientos años de existencia hubiese rechazado la oportunidad de servirle. “Entiendes que es lo que te estoy ofreciendo?”
“Y vos entendés que no estamos en 1815?”
“No es inusual para los Maestros tener Consortes.”
“Sí,” dije, “y tu actual Consorte está en mi cocina en este momento. Si necesitas. . . un relevo habla con ella.” el shock-el verdadero shock de su oferta-había empezado a irse, remplazado por un poco de dolor, un poco de insulto de que no le gustara lo suficiente para que me ofreciera algo más, y que haya pensado que me estaba halagando con lo poco que me ofrecía.
“Por mucho que me duela decir esto, Amber no es vos.”
Lo miré, “Ni siquiera sé que significa eso. Debería-qué?Es halagador que mientras que no te gusto, estas deseando sacrificarte solo para meterte en mi ropa interior?”
Sus narinas se abrieron, una minúscula línea apareció entre sus cejas. “Eres cruda.”
“Soy cruda? Mi voz, el susurro que salió fue fiero. “Me acabas de ofrecer que sea tu prostituta.”
Él tomó un paso más cerca, su mandíbula apretada, el músculo temblando. “Ser el Consorte de un Maestro vampiro es un honor Iniciada, no un insulto.”
“Es un insulto para mí. No voy a ser tu-de nadie-saliente sexual. Cuando eso. . . me pase, cuando lo conozca, quiero compañerismo. Amor. No confías en mi lo suficiente para lo anterior, y no estoy segura si sos capaz de hacerlo siquiera.”
Él se encogió, e inmediatamente lamenté las palabras.
Tomé un respiro, y tomé espacio, moviéndome al sillón.
Fue un momento largo antes de poder encontrar sus ojos nuevamente. “Lo lamento. Eso fue algo realmente horrible para decir. Es solo que-vivo en un diferente tiempo,” le dije, “con diferentes expectaciones. No nací para servirle a alguien indiscriminadamente, sin pensamientos propios. A pesar de cualquier cosa que puede haber hecho mi padre, me crió para ser independiente. Para encontrar mi propio camino.” Él solo no creía que mi propio camino fuera el correcto la mayor parte del tiempo.
“Estoy tratando de ser yo misma, Ethan. De mantener algo de mi misma en medio de todo esto”-levanté mi mano e hice un gesto abstracto con mis dedos-“Caos. No puedo ser esa clase de chica.”
Esa declaración significaba más, pensé, que solo una respuesta a su oferta, que una respuesta de ser su amante.
No estaba segura de poder llegar a ser lo que él quería-la vampiro accesible, la perfecta pequeña soldado de su armada de Cadogan.
La expresión de Ethan, antes molesta, era ahora completamente inexpresiva, sus ojos verdes vacíos.
“Entonces terminamos aquí. Ya te he explicado la situación. Aunque te guste o no, no somos humanos. No sos humana. No más. Nuestras reglas son diferentes a esas a las que estás acostumbrada, pero son las reglas. No las puedes desacreditar, si no las cumples, me estarás desafiando.”
“No me estoy revelando,” dije, tan calmada como pude, dándome cuenta cuantas líneas ya había cruzado, ya habíamos cruzado, a lo largo de la noche. “Ni estoy tratando de usurpar tu autoridad. Sólo estoy tratando”-busqué las palabras-“de evitarla.”
Ethan estiró los puños de su camisa. “Tenemos reglas por una razón, Merit. Tenemos Casas por una razón-por una multitud de razones, a pesar de tu opinión, a pesar de sí encuentres... validez a la idea. Te guste o no, eres mi subordinada. Si niegas tu Casa, habrán repercusiones-
Serás juzgada como una paria. Una Rogue. Serás rechazada por todos los vampiros-ignorada y ridiculizada porque elegiste no confiar en mí. No tendrás acceso a las Casas, a los miembros o a mí.”
Lo miré. “Tiene que haber algo entre medio de anarquía y subordinación.”
Ethan miró al techo, luego cerró sus ojos. Qué piensas que es subordinación? Tu ves a los vampiros de mi Casa. Tu ves la Casa. Era ésta un calabozo? Lucían ellos miserables? Cuándo me retaste, fui injusto contigo? Te traté cruelmente o te dí una chance justo para probarte a ti misma? Eres más inteligente que esto.”
Él tenía razón, por supuesto. Los vampiros de la Casa claramente lo respetaban y lucía al menos bajo mis ojos, que eran felices con el consentimiento de su líder. Pero eso no quería decir que yo estaba disponible para eso, para confiar ciegamente en él, o en ninguno de ellos. No tenía la determinación ni fe suficiente para eso.
Estuvimos de pie silenciosamente, hasta que Ethan hizo un sonido final y frustrado y llamó a Amber y a Luc.
Mientras ellos caminaban a través del salón, Amber me atravesó con una mirada que ambas sabíamos que era victoriosa.
Ella de alguna manera sabía, habría probablemente oído, lo que él me había ofrecido, y que lo había rechazado. No solo me había sacado de la carrera, sino que le había asegurado su posición. Guiñó desenfadada, y sentí una repentina, no bienvenida puñalada de celos. No quería sus manos en ella. No quería que ella lo tocara. Pero yo había tenido la chance de tomar su lugar, y la había rechazado. La decisión había sido tomada, así que ignoré la irritación y miré para el otro lado.
“Vamos nos,” dijo Ethan.
Luc asintió hacia mí. “Hay sangre en la mesada. Está tibia y lista para calentar.”
Ethan no me miró mientras volteaba hacia la puerta, y sentí el peso de su decepción. Sin embargo, ilógicamente, quería que estuviera orgulloso de mí, orgulloso de mi fuerza y nuestra lucha, no decepcionado por que yo había fallado en entender el básico criterio del comportamiento vampírico. En la otra mano, no debería disculparme por no meterme en la cama de la cabeza de mi Casa.
Luc y Amber lo escoltaron hasta afuera. Habían dos vehículos en el cordón-un Mercedes negro descapotable, supuse que sería de Ethan, y una enorme SUV negra. Luc y Amber se dirigieron a este último. Viajando seguros, supuse.
Cuando tomó el primer paso, Ethan giró y me miró, su cara cuidadosamente inexpresiva.
“Te hubiera preguntado si hubiera tenido la oportunidad Merit. Te hubiera pedido consentimiento, y dejarte tomar la decisión ahí y ahora. Pero no lo hice. No podía, sin que murieras. No había tiempo para debatir los méritos de la afiliación. Lo tendría que haber hecho, pero no podía, así que tuve que tomar la decisión.”
Después de una pauso, continuó, su voz de repente cansada. “El reloj esta moviéndose. Tienes cuatro días antes de la Comendación, antes de tu iniciación formal en la Casa. El tiempo de que tomes un bando va a llegar Merit. Un lado o el otro, decidirás aceptar la vida que se te ha dado, o escapar y vivir en los márgenes de nuestra sociedad, soportando la humillación de ser rechazada por la Casa, por todos los que son como tú. Por todos lo que entiendan que es lo que eres. Quién eres. Tú sed.” Su mirada se intensificó. “Tu deseo. Y esa decisión, tal como es, es tuya.” Con eso bajó trotando las escaleras. Lo seguí hasta afuera, y fui escoltada por los dos guardias de mi puerta, me paré en el porche y dije su nombre. Él miro hacia mí.
“Sobre el... hambre. Siempre será de esa manera?”
Me dio una arrepentida sonrisa. “Más bien ser un vampiro Cadogan, Merit, será como lo hagas que sea tu.”
Le tuve que dar crédito-él tenía razón sobre una cosa. Era tiempo de tomar una decisión. De hacer una elección, aceptar la vida que me había dado, tal como era, o evitar a Ethan, a la Casa, a la comunidad de vampiros. Podía elegir vivir como miembro de las Casas Americanas, o hacer una vida por mi misma en las afueras. Pero una eternidad de mirar amigos, al mundo, cambiando alrededor de mí mientras yo sigo siendo igual, sería estar lo suficientemente sola. Mirar mientras Mallory envejecía, mientras mi abuelo envejecía, mientras que yo lucía eternamente de veintisiete años.
Qué clase de vida sería, pero también rechazar a la Casa, pretender ser humana, sin familia, sin compañía, pero con libros húmedos y bolsas plásticas?
Igual, no estaba lista para tomar el siguiente paso. No todavía.
Había finales perdidos para ser envuelto. Bien, un final perdido mayor. Y ese era entrar al auto a las cuatro de la mañana, dejar el santuario de Wicker Park del barrio de los vampiros. Esta vez, no me dirigía a la Casa. Me dirigía a la universidad. Y era una mujer en una misión, así que cuando llegué, ignoré las advertencias y me estacioné en el primer lugar vacío en la calle que encontré.
Salí del auto, lo bloqueé, y caminé al campus central, con mi cartera vacía sobre mi hombro.
Me paré en el borde del campus y miré la extensión de pasto, caminos y árboles, con la mano en mi cuello. Siempre había amado este lugar, usualmente paraba antes de dirigirme al edificio Walker, en el que estaba el departamento de Inglés, así podía saborear el pasto y el cielo. Caminé hacia donde había sido atacada, me agaché en el lugar donde mi sangre había sido derramada, y toqué el césped con una mano.
No había nada allí, ni sangre, ni césped pisoteado, ninguna indicación en todas estas yardas de tierra de que habían sido testigos de mi nacimiento, mi muerte. De mí. De Ethan.
Las lágrimas que pensé que ya había terminado de derramar, empezaron a caer. Caí sobre mis rodillas, con los dedos clavados en el césped, deseando que las cosas hubieran sido diferentes. Que no hubiera tomado la lamentable decisión de dejar la casa, de caminar por el campus. Me quedé sollozando arrodillada, la frustración, el arrepentimiento, casi agobiante.
Hubo una risa del otro lado. Limpié las lagrimas, y levanté la cabeza. Dos estudiantes, una pareja, caminaban mano en mano por el caminillo, antes de desaparecer entre los edificios. Luego la noche estuvo quieta otra vez, la mayoría de las ventanas a oscuras, ni brisa para mover los árboles que poblaban el campus. Cerré mis ojos. Inhalé, exhalé. Abrí mis ojos otra vez. A pesar del pesar era una noche hermosa. Una de las eternas noches que tendría la oportunidad de ver. Pero además de ver esas noches, tendría que encontrar una manera para luchar contra la pérdida, lamentar vidas que acabarían aunque la mía continuara. Una manera de luchar con mis obligaciones con Cadogan.
Una manera de luchar con Ethan.
Yo tendría que deducir cómo apoyar Mallory, cómo mantener la relación con mi abuelo a pesar de nuestras posiciones. Tendría que deducir cómo decirle a los chicos buenos sobre los chicos malos en el extraño, nuevo mundo al que había sido llevada.
Más importante, tendría que deducir si yo era uno de los chicos buenos. Si Ethan era uno de los chicos malos.
Comprendí el significado de ese extremo. Tendría que haber una opción. Había sido convertida en vampiro sin mi consentimiento-atacada y violada, claro, sin mi consentimiento. El único camino que tenía para poder seguir, era construir una nueva vida, tomar el control de mi nueva vida, sería tomar la decisión consciente por mí misma para mejor o para peor. Vivir o no vivir, como un desconocido vampiro.
Podía tomar esa decisión. Aquí y ahora, podía tomar el control, tomar mi vida otra vez.
“Vampiro es la decisión.” Susurré. No era mucho, pero era suficiente para levantarme en medio de la noche, en el medio del campus.
Y esta vez, me levanté por mis propios términos.
Mi dirección decidida, resitué la cartera vacía, cruzada en mi pecho y me encaminé por el Walker.
El edificio estaba oscuro, cerrado. Saqué mis llaves, destrabé la puerta, y subí por las escaleras.
Cada estudiante graduado tenía una casilla de correo. Usaba la mía como un álbum de recortes, de mi tiempo en Chicago. Un talón del boleto de una función de medianoche de Rocky Horror que había mirado con unos compañeros de TA s y algunos graduados. Un talón de boleto de un partido de basketball que jugamos contra NYU, donde hice mi postgrado.
Abrí mi cartera y cargué papeles, recuerdos, memorias en mi bolso. Memorias tangibles. Evidencia de mi humanidad.
Pero además en mi caja había algo nuevo-un sobre rosado, sellado pero sin firma. Me descolgué la cartera, dejándola en el piso a mis pies, y deslicé mi pulgar debajo del sello. Dentro había una tarjeta rosa festoneada, letras brillantes felicitando a una niña en su sexto cumpleaños. Sonreí, la abrí, y encontré dentro, debajo de un unicornio igual de brillantes, las firmas de un buen trozo de estudiantes graduados del departamento, la mayoría con buenos deseos para mi nueva, colmilluda vida.
No me dí cuenta hasta que vi la tarjeta de cuanto había necesitado esto. Necesitaba la conexión de mi vieja vida y de la nueva. Necesitaba que ellos supieron porqué había desaparecido, porqué dejé de ir a las clases. Era un tipo de cierre. No era una excusa de que no hubiera llamado a mis amigos del departamento, ni de que no hubiera llamado a mi mentor, al jefe de comité. Sólo Dios sabía cuando tendría la fuerza suficiente para hacer eso.
Pero era algo.
Por hoy era suficiente.
Así que agarré mi cartera, dejé la llave en mi caja de correo, y caminé lejos.
Regresé a casa para encontrar, como fue prometido, un vaso ahora-frío de sangre en la mesada de la cocina. La casa estaba tranquila, Mallory todavía dormida. Estaba sola, y agradecida que ella no estuviera allí para ser testigo de lo que estaba a punto de hacer.
Miré hacia el naranja-rojo líquido en el vaso, y dejé que el hambre subiera nuevamente-
Señalada por el zumbido de mi sangre. Mi pulso se aceleró, y no necesitaba un espejo para saber que mis ojos eran plateados. Todavía, era sangre. Mi mente rechazó esto, aunque mi cuerpo la ansiaba.
El ansia ganó.
Envolví el vaso con una mano, dedos temblando, y lo levanté, sabiendo que este era realmente el final de mi vida como humana, y era el comienzo de mi vida como vampiro. No habían más justificaciones, no más racionalizaciones.
Llevé el vaso hasta mis labios.
Bebí.
Me tomó unos pocos segundos vaciar el vaso, y todavía no era suficiente. Drené dos bolsas más que saqué directamente del refrigerador-bolsas que no me molesté en calentar o preparar. Bebí el líquido-más de lo que nunca había puesto en mi cuerpo de una sola vez-en minutos, finalmente parando cuando sentí mi propia sangre lentamente otra vez. Tres bolsas de sangre, y las había ingerido como si estuviera hambrienta de comida y agua, negando sustancias por semanas.
Cuando el hambre fue saciada, obtuve una vista de las bolsas desechadas en el piso. Fui horrorizada por el hecho, por la sustancia, por el hecho de que finalmente había bebido-gustosamente bebido-sangre. Pero sujeté una mano sobre mi boca, obligándome a mi misma a no bajarla, sabiendo que si lo hacía, tendría que beber más. Me deslicé hasta el piso, mi espalda contra un lado de la mesada, y llevé mis rodillas hasta el pecho, forzándome a respirar. Forzando a mi cerebro a unirse con mi cuerpo-a aceptar mis necesidades. Aceptar lo que era.
Vampiro.
Iniciada Cadogan.
Allí fue cuando Mallory me encontró-sentada en el suelo de la cocina, con las bolsas médicas en mis pies-minutos después de que el sol comenzara a salir. Ella estaba preparada para trabajar-traje negro, tacos, joyas gruesas, maletín de satén, pelo azul enmarcando alrededor de su rostro.
Su sonrisa falló. Ella se agachó enfrente a mí. “Merit? Estás bien?”
“Acabo de tomar tres bolsas de sangre.”
Dejando su bolso a mis pies, Mallory agarró una bolsa plástica vacía con la punta de dos dedos. “Si, lo veo. Cómo te sientes?”
Solté una risita. “Bien, creo.”
“Acabas de reírte?”
Reí nuevamente. “No.”
Sus ojos se ensancharon. “Estás borracha?”
“Con sangre? No.” Alejé la idea con una mano. “Es más cómo leche para mí.”
Mallory agarró las otras bolsas, luego caminó hasta la basura y las soltó allí.
“Uh-huh.”
“Y cómo estás tú? Sintiéndote embrujada?”
Ella fue hasta el refrigerador y sacó una soda, luego la abrió. “Me estoy ajustando. Adivino que puedo decir lo mismo por ti?”
Fruncí el ceño, considerando, luego empecé a contar los eventos con los dedos. “Bueno, descubrí que mi abuelo estuvo mintiendo cuatro años sobre su trabajo. Conocí a un hechicero, un cambiador de forma de origen indeterminado, conseguí una propuesta por dicho cambiador de forma, descubrí que fui casi víctima de un asesino en serie, casi conseguí ser golpeada por unas luces eléctricas mágicas, besé a Ethan, rechacé a Ethan, fui amenazada por Ethan.” Me encogí de hombros. “Un día regular.”
Su boca calló abierta, y me miró boquiabierta hasta que la cerró con un clic de sus dientes. “No sé por donde empezar con todo eso. Qué sobre, tu abuelo mintiendo?”
Me levanté del piso, manos sobre la mesada para mantenerme. Tomé un momento para que mi cabeza parara de punzar-los post-efectos, supuse, de beber mucha sangre de una sola vez.
“Bebida, por favor?”
Mallory volvió al refrigerador y agarró otra soda, la mantuvo arriba esperando mi aprobación, y cuando asentí, abrió la tapa. Después de que me la entregara, tomé un largo sorbo, descubriendo para mi deleite que la soda dieta era refrescante después de un litro y medio de sangre humana. Le agradecí por la bebida, luego la llené con lo del Protector del Pueblo y su pizarra de empleados. No le dije sobre la recomendación de Catcher, de que Mallory necesitaba entrenar. Decidí que lo más seguro era ponerlos a los dos en una habitación juntos-todo lo hermoso y testarudo-y mirar la piel volar-
“Debo entrenar esta noche,” le dije. “Me debo encontrar con Catcher en el gimnasio de Near North Side. Quieres venir conmigo?” Ella se encogió de hombros. “Puedo hacer eso.”
“Necesitamos hablar sobre algo? Quiero decir, estamos bien?”
Mallory sonrió arrepentida. “Estamos bien. No es tu culpa de que sea. . .lo que sea que soy.”
“Y tal vez Catcher tenga algunas respuestas para ti.”
“Eso sería amable.”
Terminé la bebida y me deshice de la lata. “Necesito estar en el gimnasio a las ocho treinta. Pero primero debo dormir. El sol está saliendo, tu sabes.” Bostecé y señalé. “No me has preguntado sobre besar a Ethan.”
Ella rodó sus ojos. “Por qué lo necesitaría hacer? Es obvio que le tienes ganas.”
“No, no tengo.”
Ella me dio una mirada escéptica, en respuesta yo me encogí de hombros, faltándome la fuerza para rechazar ese punto. . . y hubiera necesitado bastantes mentiras y una densa negación de todos modos.
“Bien,” ella dijo. “Te daré la razón sólo porque te has convertido hace muy poco en una muerta caminante. Estuvo él bien?”
“Desafortunadamente.”
“Técnica? Habilidades? Manos?”
“Altas notas en todas las categorías. Claro, después de cuatrocientos años, el hombre tiene que tener algunas habilidades.”
“Todo un resume,” ella estuvo de acuerdo. “Y no importaría si era un inexperto e inepto. Sólo estar en la misma habitación, ustedes dos se cubren con ropajes. Todo ese calor, no es sorprendente que te haya venido todo eso,” ella agregó.
“No acertaste una, no?”
Me quedé en silencio.
“Merit?”
“Él me pidió que sea su amante.”
Ella sólo me miró, con la boca abierta.
“Yeah.”
Estuvimos paradas silenciosamente por un momento, hasta que se movió hasta el refrigerador y agarró helado del freezer. Ella encontró una cuchara, sacó la tapa del helado, y me entregó el dúo.
“Nunca nadie se ha merecido esto más que vos.”
No estaba segura de que eso fuera cierto, pero los tomé de todos modos y me ayudé a mi misma con una dosis de Chunky Monkey.
Mallory se inclinó sobre la mesada, y golpeó sus dedos con manicura sobre ella.
“Tú sabes, es una manera de adular medio asno, aunque él tenga un conflicto sobre esto, claramente te encuentra atractiva.”
Yo cabeceé alrededor de una cucharada de helado. “Sí, pero a él no le gusto. Él lo admitió. Él es un tipo de. . .atracción accidental.”
“Te tentaste?”
Me encogí de hombros.
“Eso no responde mi pregunta Merit.”
Qué podría haber dicho? Que hasta en el medio de esto, una pequeña parte de mí, una pequeña habitación en mi corazón (o con más precisión, mi pecho), quería decir sí? Terminar ese beso con caricias y algo más, nada más, que un solo día debajo de unas frescas sábanas?
“No realmente.”
Ella ladeó su cabeza hacia mí, pareciendo evaluarlo. “No puedo decir si estás mintiendo o no.”
“Tampoco yo,” Admití después de otra ronda de cucharada de helado.
Ella suspiró, y se levantó, golpeando mi espalda después de agarrar su bolso y dirigirse a la puerta principal. “Piensa en eso mientras estés hibernando. Te veré esta noche. Iré contigo a entrenar.”
“Gracias, Mallory. Ten un buen día.”
“Lo haré. Duerme bien.
Quizá sin sorprenderme, no lo hice.

Anónimo –   – (2 de junio de 2009, 7:41)  

hola, me encantó el libro... cuando cuelgan más capitulos..

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