Capítulo 17 / El vampiro en mis sueños

CAPITULO DIECISIETE

DOMINIC

No podía creer mi espantosa suerte – yo, un Príncipe de las Tinieblas, y un completo fracaso en eso. El amor de mi vida estaba a punto de convertirse en el bocadillo de un hechicero del que ella había estado enamorada, a quien no le prestaba una milésima de atención, y yo no tenía la fuerza para salvarla.
“Marissa; si tú, Kate y yo podemos golpearlo con un raya lumínico, podríamos temporalmente drenarle su fuerza,” le comuniqué telepáticamente, dándome cuenta ahora que Joshua debía ser un sirviente de Lynetta, furioso conmigo mismo por no haberlo descifrado antes. Él podía dejar pasar al vampiro y más de sus lacayos de sangre a la casa de Marissa en cualquier instante, y todos estaríamos condenados.
“Estás demasiado débil, Dominic,” dijo, sosteniendo mi mano con un agarre estrujante. Su cuerpo temblaba ligeramente, haciéndome sentir peor.
Intenté ocultar la mirada avergonzada que debió haber cruzado por mi rostro.
Redujo el aferre sobre mi mano, tal vez presintiendo cuán poderosa se había vuelto su fuerza física. “Tú no eres un fracaso, Dominic! Pero no puedo alcanzar a Kate con mis pensamientos, y dudo que Joshua me vaya a permitir ir físicamente hasta ella. Si él supiera lo que nosotros estamos por hacerle-”
“Él no creerá que tu seas capaz de hacerle semejante cosa, así de dulce como eres.”
No dijo nada en respuesta, pero podía notar que no me creía.
“Y sabe que estoy demasiado débil para intentarlo por mi cuenta,” continué, ignorando su implicación de que ella no creía que fuera siempre dulce. Yo la conocía mejor – incluso cuando estaba enfadada, ella tenía buenas razones para estarlo. Sus acciones nunca eran calculadoras o malvadas, no como las de Lynetta.
“Eres un maldito, Joshua!” Marissa gritó de repente, lo suficientemente alto como para despertar la todos los habitantes de la casa – si es que hubiera habido alguno aparte de Kate y nosotros.
Joshua sonrió – una apariencia que era pura malevolencia. “Si estás intentando despertar a Kate, ella está dormida. Desgastada por la cantidad de sangre que ya le drené.”
Marissa palideció, lágrimas empañaban sus ojos, y contuvo su estómago. Me preocupé de que fuera a vomitar por sobre toda la cama. Éstas definitivamente no eran buenas noticias, y no podía evitar sentir una vez más que lo había echado a perder totalmente. Si no hubiera tratado de acabar con Lynetta, tendría más fuerza para enfrentar a este demonio ahora.
“No te preocupes, querida Marissa,” Joshua prosiguió, aunque su tono era amenazador, no reconfortante. “Kate estará bien en la mañana. Ten por seguro, no bebí suficiente de su sangre como para disuadirme de desear la tuya también.”
Marissa se enderezó y pegó un salto fuera de la cama. Su camiseta cubría sus braguitas, pero aún así Joshua se llenó en la visión de ella, como si estuviera parada desnuda ante él. Me sentí completamente inútil, con mi cuerpo débil e incapaz de responder a las flagrantes acciones del hechicero, aunque la ira quemaba dentro de mí y quería destrozar su cabeza con mi puño.
Luego Marissa comenzó a recitar extrañas palabras en su cabeza, palabras que no podía comprender, ni podía enganchar la forma en que las decía. Entonces, finalmente fueron captadas en mi mente. “Felshion, Cárpatos, Rasmussin, Loregi, Aqua, Killon!”
Repetí sus palabras silenciosamente mientras ellas las tarareaba nuevamente, aunque no tenía la mínima idea de que es lo que ella tramaba. Las palabras parecían ligeramente familiares pero no podía excavar en la esquiva memoria de dónde las había escuchado antes. Definitivamente no podía girar en torno a mis pensamientos la manera en que lo hizo, como si hubiera hablado el exótico lenguaje extranjero toda su vida y yo no pudiera dominarlo. Aún así, sabía por la desesperación y determinación en su voz, que ella tenía un plan, el único que teníamos hasta el momento, y quería desesperadamente saber cuál era.
La tercera vez que ella dijo el encantamiento, fue la vencida. La entidad acuática se apareció. Aquella que Marissa había conjurado sobre el escenario. La misma que la profesora dijo no contaba como hechizo. Y entonces caí en la cuenta. Había visto algo como esto cuando estaba en la escuela primaria. Un demonio acuático. Al menos eso es lo que presumí que ella era por las fotos que había visto de aquellas evasivas criaturas en un libro acerca de entidades más extrañas que las de la ficción, aunque nunca había visto una en carne y hueso, bueno, agua, antes. Haberla visto en los recuerdos de Marissa no contaba.
En traje de acuática seda – líquida como su cara – y largos bucles azulados goteando hasta sus caderas, la demonio se movía con fluidez, sus acciones, fascinantes.
De nuevo, Marissa comenzó el cántico, sólo que esta vez en voz alta, sus palabras firmes, en comando. “Aqua, Killon, Sleuthing, Hellion, Racine.”
Repetí sus palabras, y luego también lo hizo Kate desde el pasillo, su vos rasposa y débil.
Mi corazón se elevó al ver a Kate, su cara pálida, casi tan incolora como la larga camiseta blanca que vestía. Marissa le dio a Kate una media sonrisa. Pero rápidamente ella giró su atención sobre el demonio y lo direccionó hacia Joshua, quien estaba congelado ante la aparición del demonio. Y Marissa creyó que no era buena con los hechizos? Suspiré bien profundo por dentro. Mi alma gemela estaba repleta de contradicciones. Nunca había escuchado de una bruja o un hechicero que fuera capaz de convocar a ninguna clase de demonio.
La esculpida cara de la demonio siguió sin ninguna expresión mientras envolvía sus brazos alrededor de Joshua, quien se mantenía quieto atado al hechizo. En trance por su belleza? O tan asustado que no se podía mover? nunca sabré la razón, supuse, ni importaba realmente mientras la demonio nos asistiera cuando nosotros necesitábamos realmente alguna clase de intervención a nombre nuestro.
La demonio succionó el agua del cuerpo de Joshua, tirando de ella como arroyos de azulada bruma, impulsándola hacia su propia forma acuosa. Luego de varios segundos, Joshua colapsó en el piso. Su deshidratada piel estaba ajustada contra los huesos, sus ojos cerrados bien apretados, su rostro carente de emoción. Él ya no constituía una amenaza – por el momento, al menos.
Marissa comenzó a recitar nuevamente. Recosté mi cabeza nuevamente sobre la almohada, exhausto, incapaz de seguir las palabras que decía en esta ocasión. Sólo la escuché decir “el Golfo de México,” y supuse le dijo al demonio que regresara a su hábitat acuático. Tan rápido como la demonio había aparecido, su fluida figura azul se esfumó en un remolino.
Apresurándose hacia Kate, Marissa envolvió sus brazos alrededor de ella. “Te encuentras bien Kate?”
“Todos tus gritos me despertaron,” Kate protestó, medio en broma, sus palabras con cansancio.
Marissa sonrió y abrazó a su amiga. Egoístamente, deseé que me abrazara a mí de la misma manera.
“Qué vamos a hacer con Joshua?” Kate preguntó, manteniendo su mano sobre la herida punzante en su garganta.
“Matarlo,”dije, sin un resquicio de duda.
Las dos chicas me miraron como si yo sólo quisiera buscar venganza. Pese a todo lo que él había hecho, no podían ver cuán peligroso él era para todos nosotros?
“Si es que no lo ha hecho ya, él puede dejar entrar a Lynetta,” expliqué, no apreciando que las chicas no hubiesen acordado de una conmigo. Ese fue todo el convencimiento que hubiera necesitado, si yo fuera ellas, pensé. No me detuve allí, temeroso de que aún no hayan captado el punto. “No sólo eso, sino que él tiene en la mira a Kate también. Y a ti, Marissa. Él me matará una vez que tenga la oportunidad también.”
Marissa asintió, aunque podía notar que no le gustaba la idea de destruir a un compañero hechicero que ella había conocido por años. La parte que realmente me daba una patada en las tripas, era la de que ella realmente había tenido un flechazo con él. Aún lo tendría?
Ella miró hacia mí, sus ojos azules bien amplios. “No, Dominic. Sólo me intereso por ti.”
“Tengo una idea,” dijo Kate, inclinándose sobre Marissa en busca de apoyo. “Mi tía Zoe es dueña de la tienda ‘Uña Sexy’.”
Sin palabras, me le quedé mirando fijo, preguntándome si Kate había perdido alguno de sus cabales cuando había dado demasiada sangre. Ahora no era el momento de hacerse las uñas.
Kate continuó hablando, su voz aún áspera, sin aliento. “Está conectado a un salón de camas de bronceado. Una puerta sin llave lleva de una parte del edificio a la otra. La amiga de mi tía dirige el salón de bronceado, y ellas se cuidan mutuamente el negocio, de modo que ambas no tengan que estar allí todo el tiempo.”
Aún seguía sin captar hacia donde derivaba esto.
Kate me frunció el ceño, supongo que perturbada porque me veía desconcertado. “Las camas de bronceado utilizan luz ultravioleta para quemar a sus víctimas,” continuó explicando, su voz exasperada.
De inmediato captando el punto, sonreí. Pero cómo íbamos a ir hasta allí?
“Yo conduciré el auto,” Marissa rápidamente ofreció.
“Yo tengo una llave del lugar porque le hago de manicura en ocasiones para ayudar a mi tía,” dijo Kate.
Sacudí mi cabeza, luego salí de la cama. “No puedes ir sola Marissa. Iré contigo.”
Kate de inmediato hizo foco en mis boxers con brillantes labios colorados y me dio unas risitas ahogadas.
Le fruncí el ceño.
“El trabajo del demonio acuático sobre Joshua debería durar hasta la mañana, pero pienso que sacarlo de la casa esta noche es la única opción que tenemos,” dijo Marissa, sus palabras dichas rápido, como si quisiera tener esto hecho ya, y no pude estar más de acuerdo con ella. “Kate, en verdad crees que estás en condiciones de venir con nosotros?”
Me sentía de la misma forma acerca de la condición de Kate, aunque yo no me encontraba mucho mejor.
“Me siento terriblemente cansada y mareada, pero no quiero ser dejada sola.”
Después de lo que había sucedido, definitivamente podía comprender su reticencia a ser dejada sola aquí. Aunque me pregunté, por qué Joshua no había dejado entrar a Lynetta o a los otros a la casa de Marissa. Querría ir por Marissa primero y supuso que no tendría oportunidad una vez que Lynetta pusiera sus manos sobre ella? Habría estado en lo cierto.
“Está bien. Ve a vestirte, y nosotros haremos lo mismo. Vendré por ti en media hora, y luego iremos a la tienda de tu tía,” dijo Marissa, toda seria, como si fuéramos al cine y la película estuviera por comenzar.
Cerró y trabó la puerta mientras Kate caminaba de regreso hacia la habitación de Marissa.
“Primero,” dijo Marissa, tomando completamente el control, caminando de regreso a la cama, “necesitas tener un pequeño postre.”
Le sonreí, totalmente de acuerdo. “Me gusta cuando tomas el mando, Marissa.”
“Seeh, apuesto le dices eso a todas las chicas.”
Moví sugestivamente mis cejas, divertido por su comentario. “Yo, no.”
“Más diversión para mí entonces.” Entonces sus cejas se unieron frunciendo el ceño en tristeza. “Seeh, a excepción de la última vez cuando te dije que no le hicieras frente a Lynetta por tu cuenta y tú no me escuchaste.”
Realmente me tenía con ésa. Me encogí de hombros. “Recuerda lo que Kate dijo, es algo de chicos.”
Una sonrisa fugaz tocó sus labios luego de subirse a la cama junto a mí, se inclinó y besó mi boca ligeramente, como si me fuera a romper.
Ella se sentía suave y tierna, y corrí mis dedos a través de la satinada cabellera rubia. “No entiendo cómo puedes pensar que no te quiero en la forma en que lo hago.”
“Shh” dijo, manteniendo su dedo en mis labios.
Atrapé su mano y succioné su dedo. “Cada pedacito de ti es sabroso.”
Elevando sus cejas, me dio una mirada juguetona de incredulidad. “Probablemente sea porque estás muerto de hambre.”
“Lo estoy. Te había dicho más temprano que lo estaba.”
“Si, y ni siquiera conseguiste un mordisco de la pizza tampoco.”
“Lo hiciste tú?”
Sacudiendo su cabeza, Marissa se inclinó y besó mis labios. Ella pellizcó mi labio inferior, luego lo succionó, revolviendo mi sangre a la enésima potencia.
Recorriendo con mi dedo por sobre su garganta, sentía la sangre pulsar sobre sus venas, atrayéndome. Extendió su cuello hacia mí. “Adelante, mi príncipe. Muérdeme.”
Sonreí, luego enrede libremente mi lengua a la de ella. Acaricié su mejilla y continué moviéndome más abajo, su respiración volviéndose superficiales en anticipación. Mis caninos se habían extendido incluso antes de que me diera cuenta, y cuando los enterré en su piel, ella soltó un ligero grito ahogado.
Intenté retroceder, pero nuevamente, ella me sostuvo firmemente. “No te detengas, Dominic. Sólo me asusta por un minuto, luego el placer me baña como una cálida ola.”
Succioné su sangre, el dulce líquido que me llenaba con deseo. Anhelaba hacerla mía en todo sentido. Mi compañera por siempre. Todo el tiempo, acaricié su brazo, o su espalda o rastrillé mis dedos a través del dorado cabello. Ella descansaba debajo mío, en silencio, sus ojos cerrados, sus manos yaciendo a sus lados. Cualquier movimiento de su parte le causaría que se tensara y la sangre se retraería ocasionándole dolor.
Finalmente, me alejé, sintiéndome más fuerte de lo que nunca antes me había sentido. Besé sus labios. Ella abrió sus ojos. “No me rogaste que te diera mi sangre.”
“No lo habría hecho, Marissa. Somos almas gemelas. Tú hubieras ofrecido, y si no lo hacías, no te habría forzado a darme tu sangre. Siempre debes estar dispuesta, o no sería mejor que él.” Señalé a la marchita figura de Joshua, un arrugado montón de piel seca pegada sobre los huesos y cubierta en holgada ropa sobre el piso de la habitación.
Me quedé mirando a los restos, luego volteé hacia Marissa, aún asombrado de su increíble talento. “Cómo sabías cómo convocar a un demonio acuático?”
“No soy tan talentosa. Ella es mi Demonio Patrono.”
Elevé una ceja sin entender. Una había escuchado de semejante cosa.
“Tal vez hayas notado cuán azules son mis ojos.”
Asentí. Sus hipnotizantes ojos habían atrapado los míos la primera vez que la vi. “Tus ojos son hermosos – me encantaron en seguida.”
Sus cejas se apretaron con un gesto pensativo. “Tú no serás un Acuariano, no?”
“Sip, ese soy yo.” Aunque a excepción de conocer el símbolo y que mi piedra de nacimiento era la amatista, realmente no conocía mucho más acerca del signo del zodíaco y que ella lo trajera a cuenta como lo hizo, me intrigó.
“Hmm. Pensé que lo serías. Eso es mi papá. Imagino que el hecho de que haya nacido bajo un signo regido por el agua es probablemente la razón por la que le agradas a mi demonio patrono, afortunadamente para ti. Acaso sabías que los Acuarianos son conocidos por ser generosos, humanitarios, honestos y leales, inventivos, muy inteligentes e independientes?”
Saqué pecho, en apreciación a los rasgos positivos de la personalidad de ese signo. Sonaban justo como yo.
“Por el otro lado,” ella advirtió, una pizca de chispa en sus ojos, “ellos pueden llegar a ser contradictorios, perversos, impredecibles, desapegados y nada emocionales.”
“Pueden llegar a ser, es la clave. Con certeza, yo no.” Sonreí cuando sus labios se curvaron hacia arriba.
Ella señaló hacia el charco sobre el piso dejado por el demonio. “Muy raramente una bruja o un hechicero tienen un demonio patrono. Nací sobre un barco de pesca en el Golfo. Una tormenta tropical casi hunde nuestro barco, y mi madre, en todo su temor, me trajo antes de tiempo. La tormenta pasó, las aguas se calmaron. Mi padre me sostuvo en alto hacia el agua y alabó al demonio por haber cuidado de nosotros.
“El demonio se elevó de las aguas y estudió mis ojos azules, y siendo ellos, del mismo color que los suyos, la complació. Ella susurró el encantamiento que yo recité en la habitación. Desde entonces, ella ha sido mi demonio patrono. La llamé para unirse a mi en la celebración de mi cumpleaños número diecisiete. Ella empezó a girar como una tromba marina y todos jugamos en las salpicadas.” Marissa me sonrió y tocó mi mejilla con la punta de sus dedos. “Ella se preguntaba por qué un hechicero estaba recitando también el cántico. Pero luego ella asumió que estábamos ligados juntos como pareja.”
“Lo estamos. Aunque en el momento, creí que tú necesitabas mi ayuda.”
Marissa echó unas pequeñas risitas. “Siempre.”
Alguien golpeó a la puerta. “Chicos ya están decentes?” Kate gritó, su voz aún sonando algo aturdida.
“Un minuto!” Marissa gritó en respuesta con tono de pánico.
“Seeh, justo como me sospechaba. Casi me quedo dormida esperando por ustedes chicos,” Kate refunfuñó.
Tan pronto como Marissa y yo estuvimos vestidos, levanté a Joshua del suelo. Afortunadamente, la sangre de Marissa me había rejuvenecido, y Joshua no pesaba más que piel y huesos. Nos apresuramos escaleras abajo, pasando el living y entramos a la cocina.
Antes de que alcanzáramos la puerta de la cochera a través de la cocina, escuchamos en la cerradura de la puerta delantera. Como metal retorcido rechinando contra metal, todos nos congelamos.
Marissa agarró mi brazo, y Kate sujetó el otro como si pudiera protegernos a todos. Me quedé parado en el medio de las dos chicas, sosteniendo la momificada forma de Joshua, preguntándome quién estaba irrumpiendo en la casa de Marissa – con una llave – y qué íbamos a hacer a continuación.

TRADUCIDO POR CHLOE ♥

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