Friday Night Bites / Capítulo 24

CAPÍTULO VEINTICUATRO


CA . . . CA . . . CA . . . CA . . . CAMBIOS


Un brillo de pálida luz dorada. El olor a limón y comodidad.

El dolor, el frío y las nauseas. Oleadas de ellas.

Dolor que apretaba mi estómago y fiebre que hacía arder mis mejillas, mi piel tan caliente que las lágrimas que se deslizaban por el lado izquierdo de mi cara dejaba fríos caminos de solución salina.

Esto era lo que apenas recordaba de la primera vez que sucedió.

El cambio. Estaba pasando por el resto de él.

Sollocé por el dolor que me atormentaba, se apoderaba de mis músculos, roía mis huesos.

Y en algún punto medio de ese cambio, abrí mis ojos plateados y busqué la alimentación que supe por la que, en ese instante, mataría por ella.

Y en ese instante, como si él estuviera mirando, esperando, una muñeca fue colocada delante de mí.

Mi cuerpo se sacudió con frío, y oí un gruñido, mi gruñido, antes de que tratara de alejarme. Hubo un susurro. Mi nombre. Un encanto mágico.

Merit. Quédate quieta.

La muñeca fue puesta ante mi de nuevo.

La muñeca de Ethan.

Levanté la vista a sus propios ojos plateados. Su mirada bajó hacia mí, un mechón rubio en su frente, hambre en sus ojos. Es ofrecida. De buena gana.

Miré hacia abajo, a las líneas de bermellón que lentamente, muy lentamente, trazaban dobles caminos por su antebrazo, a través de su piel.

“Merit.”

Agarré su brazo con mi mano izquierda, su mano en mi derecha. Sus dedos se cerraron alrededor de mi pulgar. Lo apretaron. Sus pestañas cayeron.

Levanté su muñeca, puse mis labios sobre su piel y sentí su eco-estremecimiento de placer. Oí el gemido terroso que lo acompañaba.

Cerré mis ojos.

Merit.

Bebí.

El circuito se cerró.
Cuando desperté, estaba arrollada en una bola, yaciendo de lado en la fría, suave oscuridad. Reconocí la esencia-era la casa de Mallory, y mi antigua habitación. Haber sido echada de Cadogan podría haber sido mi apuesta.

Pestañeé, llevé con cuidado la mano a mi pecho, el dolor de mis costillas, ahora un dolor sordo. Sin embargo, la oscuridad-y el millón de sonidos y esencias que la llenaban-eran repentinamente chocantes, asfixiantes. Entré en pánico. Me ahogué en un sollozo, y la densa oscuridad a mi alrededor me oyó gritar por luz.

Un brillo dorado iluminó la habitación. Parpadeé, ajustándome a la luz, y vi a Ethan en el cómodo sillón frente a la cama, traje bien planchado, piernas cruzadas, mano alejándose de la lámpara que estaba en la mesa al lado de la silla. “Mejor?”

La cabeza me daba vueltas. Me cubrí la boca. Voz amortiguada, le advertí: “Creo que voy a enfermar.”

Estuvo de pie en un flash, poniendo un cubo plateado de basura de una esquina de la habitación en mis manos. Los músculos se contrajeron y el estómago se me revolvió, pero nada salió. Después de minutos de náuseas, mi estómago dolorido, me senté, descansando un codo en el borde de la vasija plateada, la cual estaba colocada entre mis piernas cruzadas.

Me arriesgué a echarle un vistazo a Ethan. Estaba de pie silencioso al final de la cama, brazos cruzados, piernas tensas, el rostro completamente inexpresivo.

Después de quitar el borde húmedo del flequillo en mi cara, me atreví a decir, “Cuánto tiempo estuve inconsciente?”

“Es casi el amanecer.”

Asentí. Ethan metió la mano en el bolsillo interior de su chaqueta, sacó un pañuelo y me lo ofreció. Sin mirar sus ojos, lo tomé, sequé los míos, la frente y después lo hice una bola en mi mano. Cuando la habitación dejó de dar vueltas, puse el cubo en el suelo, levanté mis rodillas, pasé los brazos alrededor de ellas, y dejé caer la frente.

Cerré los ojos, escuché la basura siendo movida, el crujido de una butaca, y los sonidos ondulantes de la ciudad a mi alrededor. Supuse que el sentido de depredador de oír finalmente había llegado en su totalidad. Me concentré en aislar el ruido de fondo, traté de bajarlo a un nivel que me permitiera funcionar.

Unos minutos después, cuando los gritos se había suavizado a un rugido sordo, abrí mis ojos de nuevo.

“Cuando te desmayaste te trajimos aquí-solo en caso.”

Por supuesto, pensé. Qué más podrían haber hecho? Era afortunada de que no me hubieran reportado inmediatamente al Presido, pedirles que me clavaran una estaca y-siendo un peligro para él, para la Casa, para la ciudad-que me eliminaran.

“Qué ocurrió?”

Lágrimas brotaron de mis ojos al recordar el dolor, y sacudí la cabeza contra él. “Celina, ella estaba fuera de la Casa, quería ponerme a prueba.” Sacudí la cabeza. “Una patada, Ethan, una patada, y me fui abajo. Me entró el pánico, no podía luchar contra ella.”

“Ella te hirió.” Su voz era suave. “De nuevo.”
“Y de nuevo a propósito. Creo que quería que la dejara salir.”

Silencio, entonces, “Dejarla salir?”

Levanté la vista. Estaba sentado en el sillón, inclinado hacia delante, codos en sus rodillas, su lenguaje corporal invitándome a ser franca.

“No soy. . . No soy normal,” Confesé finalmente y sentí que algo del peso dejaba mis hombros. “Algo salió mal cuando me hiciste.”

Me miró fijamente por un minuto, sin pestañear, luego dijo, con un extraño tipo de gravedad, “Explícate.”

Inspiré, limpié una lágrima derramada de mi mejilla, y le dije. Le dije que la vampiro que de algún modo había sido separada de mí, tenía mente y voluntad propia, y había tratado, una y otra vez, de reclamarme. Cómo, una y otra vez, la obligué a retroceder, traté de mantenerla contenida. Y cómo, finalmente, el dolor provocado por la única patada de Celina, sus cuidadosas palabras, la duda que había esparcido en mi mente, forzó a la vampiro a la superficie.

Después de un momento de silencio, cuando no ofreció una respuesta, agregué, “No sé que más decir.”

Oí un sonido ahogado, miré hacia arriba, y lo vi con los codos en sus rodillas, cabeza en sus manos, cabello rubio derramado alrededor suyo, sus hombros temblando.

“Estás riéndote?”

“No. No riendo,” me aseguró, luego rió a carcajadas.

Confundida, lo miré fijamente. “No lo entiendo.”

Soltó un suspiro que hinchó sus mejillas, a continuación, pasó los dedos por su cabello.

“Tú me atacaste. Tú atacaste a tu maestro, el que (cortado)

Levantó la vista hacia mí, ojos esmeralda brillando, y su voz bajó un poco de volumen. “Sabíamos que ibas a ser poderosa, Merit. Esto fue un completa y total sorpresa.” Miró ausente a la pared a mi lado, como si estuviera mirando una repetición de recuerdos.

“Ha pasado antes, dijiste? Cuando la vampiro se ha . . . separado?”

Asentí tímidamente, deseando haber hablado con él, con cualquiera, sobre esto antes de hoy. Cuando la lucha y el dolor y la humillación que sabía que probablemente estuvieran en reserva podrían haberse evitado.

“Desde el comienzo,” le dije. “Cuanto tú y yo luchamos la primera vez, cuando la Primera Hambre vino, cuando conocí a Celina, cuando estaqué a Celina, cuando entrené con Catcher, cuando luché con Peter. Pero nunca . . . la dejé realmente salir.”

Con el ceño fruncido, Ethan asintió. “Eso nos puede decir algo-quizás ella, la vampiro, estaba harta de ser reprimida, como lo estaba. Quizás quería tomar aire.”

“Pensé lo mismo.”

Se quedó en silencio, luego preguntó, trémulamente, “Cómo es?”

Lo miré, encontré una expresión de desnuda curiosidad en su rostro. “Era como . . .” fruncí el ceño, agarré un hilo de la manta, tratando de encontrar las palabras, luego levanté de nuevo la vista. “Es como respirar por primera vez. Como . . . respirar en el mundo.”

Ethan me miró fijamente por largo rato, estuvo en silencio por largo rato, luego ofreció suavemente, “Ya veo.”

Pareció considerarlo bastante tiempo. “Dijiste que Celina te puso una carnada, quizá trató de provocar esta reacción en vos. Cómo lo sabía?”

Le ofrecí mi teoría. “Cuando fui a Red, el club de Morgan, la primera vez, cuando ella me confrontó, podía sentir que me estaba comprobando. La misma cosa que me hiciste en tu oficina después de que te dijera sobre la confrontación. Tal vez tuvo alguna pista de ello allí? Alguna pista de que mi química estaba mal?”

“Hmm.”

Llevé los brazos a mi alrededor. “Supongo que sucumbí a su glamour esta vez?” Me había influenciado tan fácilmente, me hizo buscar a Ethan, me hizo culparlo por mi dolor y confusión. Por mucho que me gustaría culpar por mi alejamiento de Morgan y Mallory a Ethan, incluso podría admitir que esas cosas no tenían nada que ver con él. Ellas eran sobre mí.

“Cuanto más fuerte sea la mente,” Ethan dijo, “menos susceptible es la persona al glamour. Has resistido antes, a ella, a mí. Pero esta vez, sentías dolor, y habías tenido algunos contratiempos en tu relación con Mallory. Y también asumo que tu relación con Morgan no está . . . en su momento más fuerte.”

Asentí.

“El glamour nos puede atrapar en un momento de debilidad. No es para cambiar de tema, Merit, pero mientras estuviste inconsciente, lucías como si estuvieras experimentando una porción del cambio nuevamente,” agregó. “Los temblores, la fiebre. El dolor.”

Ethan, por supuesto, sabía como se sentía el cambio.

También entendía ahora la cosa que yo había finalmente descifrado. Que a pesar de los tres días que había pasado haciendo la transición de humana a vampiro, no había funcionado completamente.

Y tenía una suposición de por qué ese había sido el caso.

“No estaba pasando por él de nuevo,” le dije. “Esta fue la primera completa vez, la finalización del cambio, de todos modos.”

Su mirada saltó hacia la mía, una pregunta en sus ojos. Y yo la contesté, ofreciéndole la conclusión a la que había llegado. “Estaba drogada la primera vez por la que pasé a través del cambio. Después que me mordiste, bebiste de mí, me alimentaste, me drogaste.”

Su expresión en blanco, sus ojos cambiando a un silencioso bosque verde.

Continué, mi mirada en la suya. “Sé que los cambios de otros vampiros fueron diferentes de los míos. No recuerdo cosas que ellos recuerdan. Yo estaba grogui cuando me enviaste de vuelta a la casa de Mallory. Era porque no me había sacudido totalmente lo que sea que me habías dado. Y lo que sea que pasó hoy, recuerdo más de lo que lo hice la primera vez.”

Incluyendo el hecho de que había tomado su sangre. De que había, por primera vez, tomado la sangre directamente de otro. Había tomado la sangre de Ethan, agarrando su brazo como si fuera el lastre que me anclaba a la tierra. Había buscado sus ojos plateados mientras bebía, mientras lloraba, mientras me estremecía por el placer ineludible de ello, por la esencia caliente de whisky que todavía fluía a través de mí, que había curado las heridas que él me había infligido y borrado el dolor persistente del ataque de Celina.

Borrado el dolor, pero no los recuerdos.

“Tú me drogaste,” repetí, no era una pregunta.

Él nos respetaba lo suficiente a ambos para asentir-apenas un asentimiento, más un cierre de ojos en respuesta-pero era suficiente.

Y luego me miró por un largo, silencioso momento. Esta vez no era el Maestro de la Casa quien me miraba, sino el hombre, el vampiro. No “Sullivan,” no Liege, simplemente Ethan y Merit.

“No quería que lo sintieras, Merit.” Su voz era suave. “Habías sido atacada; no lo habías consentido. No quería que tuvieras que pasar por eso. No quería que tuvieras que recordarlo.”

Busqué en sus ojos y encontré que eso era verdad suficiente, sino la totalidad de ella. “Sea como fuere,” dije tranquilamente, “tomaste algo de mí. Luc me dijo una vez que el cambio, todos los tres días de él, eran como una novatada. Horrible, pero importante. Una especie de unión. Algo que podría compartir con el resto de los Noviciados. Yo no tuve eso. Y eso puso una distancia entre nosotros.”

Levantó sus cejas, pero no lo negó.

“No soy como ellos,” continué. “Y lo saben. Soy (cortado)

Apartó la vista. Nos sentamos juntos en silencio, mirando a todas partes, menos al uno o al otro. Pasó el tiempo, quizá minutos, antes de que lo mirara y que apartara la vista de nuevo, culpa en sus ojos. Culpa, asumí, por forzarme a revivir la experiencia, pero también por impedir, aunque hubiera sido no intencional, el cambio completo la primera vez.

Sin embargo, cual quiera que fuera la razón, no había nada para hacer sobre eso ahora. Cualquiera que fueran sus motivos, estaba hecho, y teníamos más problemas inmediatos.

“Y qué hacemos ahora?”

Levantó la vista, ojos verdes agrandándose instantáneamente. Sorpresa, tal vez, de que no insistiera en el tema, de que lo dejara estar. Y que podría hacer? Culparlo por tratar de facilitarme la transición? Regañarlo por el pecado de omisión?

Más importante, preguntarle por qué lo había hecho?

“Sobre esto, no tengo idea,” dijo finalmente, su voz con el tono insensible de Maestro vampiro, lo que sea que había pasado entre nosotros, fracturado de nuevo.
“Si es realmente verdad que estaba relacionado con tu cambio incompleto, y el proceso está completo ahora, lidiaremos con tu fuerza, la evaluaremos. En referencia a Celina, esto vendría a ser un bonus agregado a su juego de los Breckenridges. Comenzar una guerra entre cambiaformas y vampiros, lograr capitalizar el echo que la Centinela de la Casa Cadogan es biológicamente . . . inestable.” Sacudió su cabeza. “No puedes darle demasiado crédito por ser organizada, por orquestar planes. La mujer es una maestra manipuladora, una compositora de drama vampírico. Ella sabe como establecer el escenario, disponer de su máquina Goldberg, luego soltar el gatillo y dejar que (cortado)

“Mientras que ella esté aquí, hasta que podamos alejarla de nuevo, seguirá haciéndolo,” Estuve de acuerdo. “Y no podemos alejarla hasta que el PG entienda quién es, lo qué es.”

“Merit, deberías resignarte al echo de que, como Harold, el resto de ellos comprenden quién y qué es. Y que ellos aceptan ese echo.”

Asentí y froté mis brazos.

Ethan suspiró y volvió al sillón. Se sentó de nuevo, cruzando una pierna sobre la otra. “Y por qué, en este escenario en particular, te envió de nuevo hacia mí?”

“Para terminarte? Entonces tú o Luc me terminarían a mí?”

“Si me matabas, estaría fuera del mapa-un Maestro fuera de su camino. Sería conveniente para ella que yo hubiera desparecido. Si no fueras lo suficientemente fuerte para superarme, se habría imaginado que cualquier castigo que te hubiera puesto te mantendría fuera de su camino.”

Más silencio mientras evitaba preguntar exactamente lo que tenía en mente: castigo.

Ethan rompió el silencio. “Entonces, Centinela, cuál es la siguiente pregunta?”

“Identificar sus aliados,” dije finalmente. “Ella se debe estar quedando en algún lado, tal vez tiene conexiones financieras o de otro tipo quienes la trajeron de vuelta a Chicago. Necesitamos descubrir a través de quién está trabajando, y por qué ellos la están permitiendo hacerlo.” Levanté la vista hacia él. “Sangre? Fama? Una posición en cualquier nueva orden mundial que tiene en mente? O son esas las personas quiénes han sido siempre sus aliados?”

“Estás pensando en Navarro.”

Su tono era suave, inusualmente gentil, y tenía razón. Estaba pensando unos muy incómodos pensamientos sobre el actual Maestro de (cortado)

“No lo sé.”

“Tal vez necesitamos re-pensar tu posición.”

Lo miré. “Y cómo es eso?”

“Hasta ahora, estabas vigilando la Casa Cadogan. Patrullando el edificio, en colaboración a los guardias de la Casa, estudiando el Canon. Te hemos dado los roles y las responsabilidades que, históricamente, una Centinela hubiera tenido. Ellas hubieran sido atadas al castillo, físicamente protegiéndolo, pero también asesorando al Maestro, al Segundo, al Capitán de los Guardias, en problemas relacionados a la seguridad, políticas, maniobras.”

Sacudió su cabeza. “El mundo es un lugar muy distinto ahora. Estamos gobernados por un cuerpo situado a un continente de distancia, y nos relacionamos con vampiros a una distancia de miles de kilómetros. Ya no simplemente defendemos nuestro propio territorio, sino que tratamos de establecernos ante el resto del mundo.” Levantó la vista hasta mí. “En este proyecto, hemos ampliado tu rol, al menos socialmente, para incluir una mayor proporción de la ciudad. No está claro lo que vamos a obtener de esta estrategia. A pesar de que parece que nos hemos anticipado a la crisis inmediata de los Breckenridge, Nicholas sigue siendo una preocupación. Su animosidad es evidente, y no creo que podamos asumir que hemos enviado de forma segura al problema a dormir.”

“Entonces que estás proponiendo?”

“Creo que te necesitamos en las calles, en vez de cuidar el territorio. Nuestra mejor esperanza de la lucha contra los planes insurgentes de Celina puede ser la base de las tácticas de los nuestros.” Se levantó y se dirigió a la puerta. “Necesito hablar con Luc, e identificaremos algunas estrategias.”

Las cuales, supuse, me informarían en algún momento después.

“Ethan, qué vamos a hacer sobre. . . lo que hice?”

“Serás castigada. No hay manera de evitarlo.” Contestó un poco más rápido de lo que me hubiera hecho sentir cómoda. Mi estómago dio un vuelco (cortado)

“Lo sé,” le dije. “Si vale algo, lo siento.”

“En parte lo siento,” dijo. “Y en parte estoy contento de que lo hayamos resuelto. Tal vez esto . . . limpie el aire.”

Si quería decir con eso que limpiaría el aire entre nosotros, lo dudaba, pero asentí de todos modos. “Estoy fuera de la Casa Cadogan?”

Esta respuesta le tomó más tiempo contestarla. Más consideración, tal vez, o más evaluación política. Más estrategia. Frotó inconscientemente su cuello mientras lo estudiaba, pero luego sacudió su cabeza. No estaba segura si debía estar aliviada o no.

“Te quedarás en Cadogan. Pasa el día aquí, vuelve mañana a la noche. Lo primero que tienes que hacer es ir a verme. Pero ajustaremos tus deberes, y entrenarás-y esta vez no con Catcher. Necesitas ser entrenada por un vampiro, alguien quien entienda como actúa un depredador, quien pueda ayudarte a controlar tu-vamos a llamarlo, instinto depredador.”

“Quién?”

Parpadeó. “Yo, supongo,” fue su respuesta, y luego la puerta se abrió y se cerró, y él se había ido.

Miré fijamente la puerta cerrada por un momento.

“Mierda,” fue todo lo que podía pensar para decir.

Sabía quien era antes que la puerta se abriera, antes de que ella incluso golpeara, por el algodón-el dulce brillo de su perfume en el pasillo.

Echó un vistazo dentro, cabello azul apareciendo en el espacio entre la puerta y el marco. “Tu cabeza todavía está dando vueltas?”

“Todavía estás tratando de tirar esa mierda de llamas azules hacia mí?”

Se sobresaltó y abrió la puerta, luego entró a la habitación, abrazando sus brazos. Estaba en pijama, una corta camiseta y unos enormes pantalones de algodón, dedos de pies pintados (cortado)

“Por qué estaban de camino a Cadogan?”

Mallory se inclinó contra el mango de la puerta. Hubo una vez-pocos días atrás-cuando ella se hubiera dejado caer junto a mi en la cama. No estábamos allí más, habíamos perdido ese sentimiento fácil de comodidad. “Catcher se iba a reunir conmigo, e íbamos a hablar con Ethan. Catcher tenía algunas . . . preocupaciones.”

No era difícil de traducir la duda en su voz. “Sobre mí. Tenía preocupaciones sobre mí.”

Levantó una mano. “Estábamos preocupados por ti. Catcher pensó que te estabas restringiendo cuando entrenaban, pensó que algo estaba pasando.” Soltó una respiración, pasó una mano a través de su cabello. “No teníamos ni idea que eras un tipo de extraña super vampiro.”

“Lo dijo la mujer quien puede disparar bolas de fuego con sus palmas.”

Levantó sus ojos, me miró. Vi algo allí-dolor o preocupación-pero se vieron atenuados por su propia resistencia a ser sincera conmigo. Eso hizo un nudo incómodo en mi estómago.

“Esto no es fácil para mí tampoco,” dijo.

Asentí, dejé caer mi mirada, dejé caer mi barbilla dentro de la almohada en mi regazo. “Lo sé. Y sé que lo arruiné. Lo siento.”

“Lo arruinaste,” estuvo de acuerdo, y empujó la puerta. La cama se hundió mientras se sentaba a mi lado, y se contoneaba en una posición de piernas cruzadas. “Y yo te presioné sobre esta cosa de Morgan. Es simplemente-”

“Mallory.”

“No, Merit.” Dijo. “Demonios, déjame terminar esto de una vez. Quiero cosas buenas para ti. Pensé que Morgan era una de esas cosas buenas. Si él no lo es, entonces que así sea. Es solo que . . .”

“Crees que estoy enamorada de Ethan.”

“Lo estás?”

Una pregunta justa. “Yo . . . No. No como tu crees. No como tú y Catcher. Es estúpido, lo sé. Tengo esta cosa, esta idea. Esta mierda de idea de ‘Sr. Darcy,’ sobre la que él cambia su mente. Que vuelve por mí. Y que levantaré la vista una noche, y él estará allí frente a mí. Y él me mirará un día y dirá, ‘Eras tu. Siempre fuiste tu.’ ”

Quedó en silencio, luego ofreció, tan tranquila, tan suave, “Tal vez el tipo de chico que vale tu tiempo es el tipo de chico quién estuvo allí desde el principio. Quién te quiso desde el principio.”

“Lo sé. Quiero decir, intelectualmente, lo entiendo. Es solo que . . .”
Admítelo, pensé para mí misma. Admítelo y sácalo de allí, y al menos de ese modo no estará más rondando en tu cabeza.

“No estoy de acuerdo con él mucha veces, la mayor parte de las veces, y me vuelve loca, pero lo entiendo. Sé que lo vuelvo loco, pero siento como que . . .él me entiende de algún modo, también. Aprecia algo sobre mí. Soy diferente, Mallory. No soy como el resto de ellos. Y no soy más como tú,” Levanté la vista hacia ella y vi ambos, tristeza y aceptación en sus ojos. Pensé en lo que Lindsey había dicho, y repetí sus palabras. “Ethan no es como el resto de ellos, tampoco. Por toda esas estrategias, el discurso de las alianzas, se mantiene apartado a si mismo de ellos.”

“Se mantiene apartado de ti.”

No todo el tiempo, pensé, y esa era la recompensa que me mantenía regresando a por más.

“Y tú te estás apartando a ti misma de mí, de Morgan.”

“Lo sé,” dije de nuevo. “Mira, sobre Morgan, hay otras consideraciones. Lo que tu sabes no es la historia completa.” Lo que yo sabía no era la historia completa tampoco, pero no estaba segura de si estaba lista para decir parte de ella, para decirle a Mallory sobre la persistente relación entre el actual y la pasada Maestro de Navarro. “No importa. Está terminado de todos modos.”

“Terminado?”

“Más temprano. Antes de que ella me encontrara. Lo terminamos.” No importaba realmente. Él no confiaba en mí, nunca había confiado en mí. Tal vez por sus propias inseguridades, tal vez por los rumores que parecían seguirme, tal vez por el sentimiento de que nunca había sido realmente suya.

Mallory interrumpió mi ensoñación y fue, como de costumbre, directa. “No hay nada que queramos más que lo que sabemos que no podemos tener.”

Asentí, aunque no estaba segura si se refería a mí o a Morgan. “Lo sé.”

La habitación se quedó en silencio por un minuto. “Luces muerta,” dijo.

Volví mi mirada hacia ella, vi lágrimas llenando sus pestañas. Y todavía no podía retroceder, la barrera seguía entre nosotras.

“Pensé que te había matado.”

Suspiró, secó ausente una lágrima. “Catcher tuvo que contenerme. Los vampiros enloquecieron; creo que querían sacarnos. Ethan chequeó tu pulso, dijo que estabas viva, y él estaba todo ensangrentado. Sangre por todas partes. Vos lo estabas, también, cortes y rasguños en tus brazos, en tus mejillas. Ustedes dos se dieron una paliza el uno al otro. Catcher te recogió, y alguien le trajo una camisa a Ethan, y todo el mundo entró al auto. Traje tu espada.” Señalo a una esquina donde se equilibraba sobre su pomo contra la pared de la habitación. Estaba de vuelta en su vaina, limpiada, probablemente por Catcher, quién había tomado exquisito cuidado de la ensangrentada hoja de la espada.

“Él te cargó hasta aquí.”

“Catcher?”

Mallory sacudió su cabeza, luego frotó sus ojos y pasó sus manos a través del aire, pareciendo sacudirse la emoción.

“Ethan. Condujo con nosotros. Ellos-los vampiros, tus vampiros-lo siguieron en otro auto.”

Mis vampiros. Me había convertido en algo más para ella. Un tipo diferente de cosa.

“Catcher dijo que necesitabas dormir, y que te curarías de todo.”

Bajé la vista a mis brazos, los cuales estaban pálidos y prístinos nuevamente. Había sanado, como había predicho.

“Así que Ethan te trajo hasta aquí, Catcher tomó cuidado de mí, supongo, y Lindsey y Luc-todos esperamos abajo.” Ella me miró. “Estuviste inconsciente todo el tiempo?”

Regresé mi mirada hacia ella, mi mejor amiga, y no le dije lo que había hecho.

Que había pasado por alguna parte del cambio de nuevo, y en la confusión de ella, la lujuria de sangre de ella, había tomado sangre de alguien más.

Su sangre.

La sangre de Ethan.

Y había sido como volver a casa.

No podía incluso comenzar a lidiar con eso, procesarlo.

“Estaba inconsciente,” le dije.

Mallory me miró, pero asintió, tal vez no comprándolo completamente, pero no discutiendo el punto. Suspiró y se inclinó hacia delante, me envolvió con un abrazo. “Hay una razón por la que ellos le dicen desesperadamente romántico.”

“Y no racionalmente romántico?”

“Bien-desarrollado-pensativamente romántico.”

Medio me reí y sequé mis propias lágrimas. “Eso no tiene ningún sentido.”

“No te burles de mí.” Me apretó, luego me dejó ir.

“Tu me fuegopeloteaste. Me noqueaste.” Me hiciste beber de él, pensé, pero no lo dije en voz alta, por no estar equipada para el análisis Freudiano que seguiría a la confesión. “Tengo derecho a burlarme un poco.”

“No es fuego. Es una forma de transmitir magia. Un tipo de conducción.” Mallory suspiró y se puso de pie. No había notado cuan cansada (cortado)

“Por mucho que me gustaría continuar con esta conversación, lo cual honestamente no es del todo cierto, el amanecer está casi aquí. Ambas necesitamos dormir.” Se dirigió hacia la puerta y con una mano en el mango se quedó allí por un momento.
“Vamos a cambiar. Esto nos va a cambiar a ambas. No hay garantías de que lleguemos al final todavía gustándonos.”

Mi estómago se anudó, pero asentí. “Lo sé.”
“Hacemos lo mejor que podemos.”

“Claro.”

“Buenas noches, Merit,” ella dijo y apagó la luz, luego cerró al puerta detrás de ella y se fue.

Me recosté, una mano debajo de mi cabeza, una en mi estómago, ojos en el techo. Esta no había sido particularmente una buena noche.

Anónimo –   – (3 de diciembre de 2009, 10:43)  

wohhh!! :OO Pero que fuerteeexD
en fin, deseando el ultimo capitulo, espero que dure muchooxD
Gracias Luu !!! Todo gracias a tii!!
besos , Al.

°¡shana!°  – (3 de diciembre de 2009, 11:08)  

eres lo maximo, gracias x traduccir el libro, enserio, esta muy bueno est capitulo

Publicar un comentario

  © Diseño LuxLune by JenV 2010

Back to TOP