Especiales/ Capítulo 20

CAPÍTULO VEINTE

Traducido por mí

PERSECUCIÓN


Pronto los perfectos estaban todos en el helicóptero, y los dos aldeanos retrocedieron, ondeando sus manos y sonriendo.
Tally no esperó a que despegara. Se dirigió en dirección al sur hacia la costa, de vuelta en la dirección por la que había venido, quedándose debajo de los acantilados que la mantenían fuera de vista. El truco sería esperar hasta que la máquina estuviera lo suficientemente lejos de los aldeanos antes de saltar hacia el cielo abierto. Después de semanas de escondite, ella no quería ser atrapada tan cerca de su meta.
Las aspas giratorias del helicóptero cambiaron de posición, los quejosos aparatos lentamente comenzando una golpiza brutal en el aire. Ella resistió la urgencia de mirar hacia atrás, manteniendo sus ojos en la tortuosa y rugosa pared del acantilado. Se deslizó a lo largo de ella, sólo a la distancia de un brazo, manteniéndose baja y fuera de vista. Los oídos de Tally le dijeron cuando el helicóptero se elevó en el aire detrás de ella. Instó a su tabla a ir más rápido, preguntándose que velocidad máxima podía alcanzar el artefacto de los Oxidados. Tally nunca había empujado una tabla de Circunstancias Especiales tan rápido como podía ir. A diferencia de las tablas diseñadas para los normales, la de los Cortadores no tenían características de seguridad para evitar que hicieras algo estúpido. Si las dejabas, las hélices de elevación girarían hasta sobrecalentarse, o peor. Ella sabía por el entrenamiento de los Cortadores que las hélices no siempre fallaban graciosamente-podías presionarlas hasta que se hiciera añicos y volara en una lluvia de caliente metal blanco...
Tally cambió a visión infrarroja y lanzó una mirada a la hélice frente a su pie izquierdo; ya estaba de color rojo caliente como las brasas del fuego. El helicóptero la estaba alcanzando, su tronar acercándose detrás y por encima de ella, golpeando el aire. Se dejó caer por debajo del nivel del acantilado, las olas pasaban por debajo de ella en una mancha salvaje, cada afloramiento de las rocas amenazaban con arrancar su cabeza. En el momento que el helicóptero llegó a su par por arriba de ella, estaba a unos cientos de metros del suelo y todavía elevándose. Tenía que hacer su movimiento ahora.
Tally se dobló hacia atrás y disparó sobre el borde del acantilado, rozando la tierra a un punto directamente debajo del helicóptero, fuera de la vista de sus ventanas bulbosas. Debajo de ella, los dos aldeanos se habían reducido a meros puntos.
Su traje de camuflaje estaba sintonizado con el cielo azul, así que, incluso si todavía estuvieran mirando, solo verían lo plateado de su tabla.
Mientras Tally subía hacia la máquina tronadora, su tabla comenzó a temblar, el vórtice por debajo del helicóptero agitándola con sus puños invisibles.
El aire pulsaba a su alrededor, como un sistema de sonido con el bajo demasiado alto. De repente, su tabla cayó debajo de ella, y Tally se encontró a si misma cayendo por un momento. Luego su superficie adherente volvió a sus pies de nuevo. Bajó la vista para comprobar si una de sus hélices había fallado, pero las dos estaban girando. Entonces, la tabla volvió a bajar, y Tally se dio cuenta de que ella estaba golpeando bolsas al azar de baja presión en el vórtice, la tabla viéndose de repente sin aire suficiente para empujar en contra. Tally dobló sus rodilla y subió más rápido, ignorando el blanco resplandor caliente de sus hélices de elevación y los golpes de embate de la tormenta a su alrededor. No tenía tiempo para ser precavida-el helicóptero estaba todavía ascendiendo, todavía ganando velocidad, y estaría pronto fuera de alcance. Repentinamente, el viento y el ruido desaparecieron-había alcanzado una zona de calma, como el ojo de un huracán. Tally levantó la vista. Ella estaba directamente debajo del vientre de la máquina, al abrigo de las turbulencias creadas por las aspas giratorias. Esta era su oportunidad de subir a bordo.
Se elevó más alto, extendiendo sus manos enguantadas.
Sus brazaletes tiraron hacia arriba, conectando con el metal en la nave. Otro metro más arriba y ella estaría allí. . .
De la nada, el mundo parecía inclinarse alrededor de Tally. El helicóptero cambió hacia un lado y luego se alejó. La máquina se inclinó lateralmente, haciendo un giro repentino, retirando la protección de Tally de su cuerpo enorme, como salir de una curva en el camino de una tormenta.
El viento golpeó a Tally en olas turbulentas, azotando sus piernas por debajo de ella y enviando la tabla aleteando en la distancia. Sus oídos estallaron con los remolinos y las corrientes del vórtice del helicóptero y por un aterrador segundo vio las gigantescas aspas acercarse a ella en una gran pared borrosa de fuerza, el ruido pasando por sus oídos, golpeando a través de su cuerpo.
Pero en vez de cortarla en pedazos, las hélices la arrojaron lejos, girando en el aire, el horizonte girando a su alrededor. Por un momento, incluso su especial sentido del equilibro falló, como si el mundo estuviera girando por el caos.
Después de unos segundos de caída libre, Tally sintió un tirón en las muñecas, e hizo un gesto para llamar a su tabla. Ésta, se había equilibrado y estaba disparando hacia ella a toda velocidad, levantando sus aspas de elevación tan calientes que se habían vuelto más blancas que el sol. Agarró la tabla, y la superficie recalentada de montar quemó sus manos incluso a través de los guantes, el olor del plástico adherente en su punto de fusión ardiendo en su nariz. El calor era tan intenso que su traje de camuflaje se transformó solo a modo armadura, tratando de ofrecer algo de protección.
Todavía girando, Tally colgó de la tabla por un momento, hasta que su forma como alas la estabilizó. Luego rodó hacia arriba y se posicionó de manera que pudiera conducirla. Cambió el traje nuevamente a modo de camuflaje de color azul cielo y miró hacia delante, el helicóptero se alejaba en la distancia.
Tally dudó, dándose cuenta que debería rendirse ahora, volver al lugar de encuentro, y esperar por el próximo grupo de fugitivos. Seguramente los helicópteros hacían este viaje regularmente. Pero Zane estaba ahí, y ella no podía abandonarlo ahora. Shay y el resto de Circunstancias Especiales ya estarían dirigiéndose hacia allí.
Tally instó a su tabla sobrecalentada a ir más rápido. El helicóptero había perdido altura y velocidad durante su giro, y pronto ella lo estaba alcanzando.
El calor de la superficie de su tabla comenzó a quemar las plantas de sus pies, y Tally sentía su vibración cambiando debajo de ella. las aspas de elevación se estaban expandiendo por el blanco calor, cambiando el sonido y tacto de tabla. La empujó hacia delante, hasta que la tormenta girando alrededor del helicóptero comenzó a golpearla de nuevo, el aire, el ruido, retumbando mientras hacía otro acercamiento.
Pero esta vez, Tally sabía qué esperar, lo que había aprendido de la forma del invisible vórtice en su primer intento. El instinto la guió a través de sus espirales y remolinos hasta la pequeña burbuja de protección por debajo de la máquina. Su tabla se quejaba furiosamente ahora, pero la instó hacia arriba debajo del tren de aterrizaje, con los brazos extendidos. . .
Cerca y más cerca.
Tally sintió el momento de quiebre a través de las plantas de sus pies, la vibración inestable de la tabla cambiando repentinamente a un estremecimiento salvaje. Un grito de metal resonó en sus oídos mientras las aspas de elevación se desintegraban, y se dio cuenta que era demasiado tarde para tomar cualquier dirección, solamente hacia arriba. Dobló sus rodillas y saltó . . .
En el pico de su salto, Tally se revolvió en busca de algo que agarrar, sus dedos rozando las tablas almacenadas. Pero estaban empacadas sin asideros y los puntales de aterrizaje del helicóptero estaban fuera de alcance.
Tally comenzó a caer . . .
Apretó los controles de sus brazaletes, estableciéndolos hasta agotar sus baterías para tirar de ella hasta las toneladas de metal por encima tan fuerte como pudieran. Repentinamente, la fuerza tiró de sus muñecas-el magnetismo combinado de veinte tablas arrancándola y manteniéndola suspendida. Los brazaletes la arrastraron hacia arriba, clavando a Tally contra la superficie más cercana, sus brazos casi arrancados de sus órbitas por el brusco tirón.
A continuación, el chirrido de su tabla se convirtió en una tos convulsiva, luego se cayó. Los oídos de Tally capturaron el chirrido metálico de la tabla, rompiéndose en pedazos a medida que caía, hasta que las aspas del helicóptero se llevaron el ruido en la distancia.
Tally se encontró atrapada en la parte inferior del helicóptero, su vibración traspasándola como olas. Por un momento, se preguntó si los pasajeros y los pilotos habían oído como su tabla se desintegraba, pero luego Tally recordó su propio vuelo en helicóptero el año anterior. Para hacerse oír, se habían visto obligados a gritar sobre el ruido de las hélices.
Después de unos minutos colgando de sus muñecas, Tally desactivó el magnetismo de una de sus pulseras y levantó ambos pies, enrollándolos en torno a un puntal de aterrizaje. Apagó la otra, luego colgó desde la rueda por un momento terrorífico en el furioso viento antes de tirar de ella hasta un pequeño espacio entre las tablas de los fugitivos. Desde allí, veía como el viaje se desarrollaba. El helicóptero continuó su curso, el mundo cada vez más exuberante y bosques extendiéndose como el mar escabulléndose por detrás. Subió aún más alto, moviéndose más rápido hasta que los árboles no eran más que un borrón verde. Sólo unos pocos lugares había sido tocados por la maleza blanca aquí.
Manteniendo un agarre cuidadoso, Tally se quitó los guantes y comprobó sus manos. Las palmas estaban quemadas, con unos pocos trozos de plástico derretido en ellas, pero los tatuajes seguían pulsando, incluso los que ya estaban rotos por las cicatrices de los cortes. Su medspray había quedado en su tabla, con todo lo demás. Solamente sus brazaletes, su cuchillo ceremonial y el traje de camuflaje habían sobrevivido.
Pero lo había logrado. Tally finalmente se permitió a si misma a soltar un lento suspiro de alivio. Observando el paisaje pasar por debajo, el placer de haber logrado un realmente helado truco la llenó.
Los dedos de Tally rozaron el vientre de metal viejo del helicóptero-Zane estaba a sólo unos pocos metros de ella. Él también había logrado un buen truco. A pesar de sus lesiones y su daño cerebral, casi había llegado hasta el Nuevo Humo. Cualquiera que fueran los pensamientos de Shay sobre Tally, ahora no podría negar que Zane se había ganado el derecho de unirse a Circunstancias Especiales. Después de todo esto, Tally no aceptaría un no por respuesta. Por el programa interno de Tally, había pasado una hora cuando los primeros signos de su destino comenzaron a aparecer debajo.
Aunque el bosque era todavía denso, unos pocos campos rectangulares aparecieron a la vista, los árboles talados y apilados para dejar espacio a algún tipo de proyecto de construcción. Entonces, más marcas de nuevas construcciones; enormes excavadoras de tierra y levantadores magnéticos. Tally frunció el ceño. El Nuevo Humo estaba loco si pensaban que podrían escapar con una tala limpia.
Pero luego, más paisajes familiares comenzaron a pasar debajo. Los edificios bajos del centro de las fábricas, luego la densa hilera de casas de los suburbios. Luego un grupo de edificios más altos que se elevaban en el horizonte, y el aire comenzó a llenarse con autos voladores. Un anillo de campo de fútbol y dormitorios pasaron debajo, exactamente como en Uglyville al igual que en su propia ciudad.
Tally sacudió su cabeza. todo esto no habría podido ser construido por los del Humo. . .
Luego recordó las palabras de Shay a noche en que se habían colado en Ciudad Nueva Belleza para ver a Zane, sobre cómo David y sus amigos habían conseguido trajes de camuflaje de sus misteriosos aliados, y se dio cuenta de la verdad.
El Nuevo Humo no era algún tipo de campamento en la naturaleza, donde las personas hacían sus necesidades en hoyos y comían conejos muertos, quemando árboles por combustible. El Nuevo Humo estaba justo aquí, extendido debajo de ella.
Una ciudad entera se había unido a la rebelión.

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