Twice Bitten- Capítulo 7




CAPÍTULO SIETE

Ama a la persona con la que estás.


“Primera parada,” Ethan dijo cuando habíamos regresado a la Casa y nos abrimos paso hasta el piso principal. Caminos a través del salón hacia la cafetería, pero nos detuvimos frente a una puerta en la pared derecha. Ethan la empujó, y lo seguí dentro de una brillante cocina de acero inoxidable. Un grupo de vampiros con limpias chaquetas blancas y con esos pantalones globo de chef picaban y mezclaban en varias estaciones.

“Ahora, este es el tipo de cocina que un Novato vampiro merece,” dije con aprobación, tomando las vistas, sonidos y aromas.

“Margot?” Ethan preguntó en voz alta. Una de las chefs le sonrió en respuesta, dijo algo en Francés, y señaló más adentro en la cocina. Ethan asintió con la cabeza hacia ella, tomó la caja de pizza de mis manos, y comenzó a avanzar por el pasillo entre las estaciones de los chefs. Saludó a los hombres y mujeres a lo largo del camino; ya que no conocía a ninguno de ellos, ofrecí sonrisas amables mientras pasaba.

Tampoco sabía que Ethan hablaba Francés.

Pero por supuesto, conocía a Margot. Estaba sentada en un taburete al lado de una gigante mesada de mármol, observando como un joven hombre con cabello oscuro lanzaba la masa sobre la mesada llena de harina.

“Cuida tu presión,” dijo antes de levantar su mirada y sonreírle a Ethan.

“Liege,” dijo, saltando de su taburete. “Qué lo trae a ti y a”-deslizó su mirada en mi dirección, midiendo a quién Ethan había traído a su guarida, luego me ofreció una sonrisa socarrona- “Merit a mi lado de la mansión?”

Ethan colocó la caja de pizza en un lado limpio del mostrador. “Merit y yo estaremos esperando una llamada en mis apartamentos. Podrías arreglar esto y llevarlo hasta arriba con algunos platos y cubiertos?”

Arqueó una ceja curiosa, luego levantó la caja de pizza, sus labios transformándose en una sonrisa. “El Especial de Saul,” dijo afectuosamente, una mano sobre su corazón. “Me tuvo a través de la escuela culinaria. Y dada nuestra historia culinaria hasta la fecha, asumo, Liege, que nuestra Centinela tuvo que ver con esta elección?”

“No es mi comida usual,” estuvo de acuerdo.

Margot me guiñó. “En ese caso, excelente elección, Merit.”

Sonreí en respuesta.

Margot cerró la caja nuevamente, luego palmeó sus manos juntas. “Bueno pongámonos en marcha. Algo para beber, Liege? Todavía no ha abierto la botella de Château Mouton Rothschild que obtuvo en Paris.”

Siendo una Merit, y habiendo sido criada por mi padre para apreciar la diferencia entre un Cabernet y un Riresling, sabía que estaba hablando de un vino caro. . . y combinarlo con comida chatarra. “Quieres beber un Mounton Rothschild con pizza?”

Ethan parecía entretenido. “Me sorprendes, Centinela. Dada tu dieta, hubiera pensado que apreciarías la combinación. Y estamos en Chicago, después de todo. Qué mejor que beber con lo mejor de Chicago algo agradable de Francia?”

Una chica no podía discutir con una lógica como esa.

“El Rothschild está bien,” Ethan dijo, poniendo su mano en mi espalda para llevarme a la puerta otra vez. “Merit está hambrienta, así que toda prisa será apreciada.”

Desde que estaba en lo cierto, evité una respuesta sarcástica, pero no pude evitar volver la vista para chequear la expresión de Margot. No lucía bien: ceja arqueada, brazos cruzados, y una mirada demasiado curiosa.

Iba a escuchar mucho sobre esto más tarde.

Las luces ya estaban encendidas en sus habitaciones, suave música sonando y, a pesar de la estación, un brillo dorado emanando de la chimenea en una esquina. Lucía como si su habitación hubiera sido preparada por miembros del personal para su regreso. Aparentemente los Maestros vampiros tenían un servicio de preparación para el amanecer.

Coloqué mi vaina cuidadosamente en una mesa lateral.

“Siéntete como en casa,” Ethan dijo, “ya que lo es.” Se quitó la chaqueta, la volteó como una capa de torero, y la colocó cuidadosamente en el respaldo de una silla de escritorio.

Cuando tomó su BlackBerry del escritorio y comenzó a teclear a través de él, tomé la oportunidad para darle a la habitación otro estudio. Era, después de todo, un registro de los cuatrocientos años de la existencia de Ethan. Si las cosas no me daban alguna pista del puzzle que es Ethan Sullivan, no podría decir qué lo haría.

Con las manos detrás de la espalda, caminé hasta la pared opuesta del huevo Fabergé, donde un blasón heráldico bordado estaba montado en un bastidor de madera. El blasón tenía un roble con bellotas rojas, un símbolo que había visto antes.

Lo señalé, luego volví la vista hacia Ethan. Estaba de pie, con una mano en el respaldo de la silla, la otra en su BlackBerry.

“Este es el mismo blasón que está en el escudo del Salón de Entrenamiento?”

Levantó la vista, asintió, y volvió a su BlackBerry. “Es el escudo de mi familia. De Suecia.”

“Cuál era tu nombre?” Pregunté. Morgan me había dicho una vez, que los vampiros cambiaban sus identidades cada sesenta años o más, con el fin de evitar levantar demasiadas sospechas humanas cuando ellos no lucían de la misma edad que sus amigos y familiares. “Ethan Sullivan” era su nombre actual, pero asumía que no había nacido con ese nombre-no en Suecia casi cuatrocientos años atrás.

“Mi apellido era Andresen,” dijo, pulgares clickeando las teclas. “Fui nombrado Jakob Andresen.”

“Hermanos?”

Sonrió melancólicamente. “Tres hermanas-Elisa, Annika y Berit-aunque estaba a menudo lejos de ellas. Estaba en el ejército-un hombre de armas antes de que nuestro teniente me pidiera hacer un recado. Cuando regresé, con información sobre la posición de nuestros enemigos en mano, me ascendió.”

Aparentemente habiendo terminado con sus mensajes, Ethan colocó el BlackBerry en el escritorio, deslizó sus manos en los bolsillos y levantó su mirada hacia mí. “Era un capitán de artillería cuando mi tiempo llegó.”

Ethan no era por lo general tan hablador sobre su pasado, así que crucé los brazos sobre mi pecho y le dí mi completa atención. “Cuando fuiste asesinado?”

“Cuando fui cambiado,” corrigió.

Hizo un gesto hacia el lugar en el cruce de su hombro izquierdo y su cuello. “Una flecha al anochecer. La noche cayó, y los vampiros aparecieron, desnudando el campo de sangre, incluyendo la mía. Era fácil meterse en un campo de batalla, por supuesto, no es que fueran particulares. Los vampiros eran diferentes en ese entonces, más cerca de animales que humanos. Eran bandas de recolectores, tomando la sangre que podían encontrar. Entre esa banda, esa primer banda, había un líder. Balthasar. Había estado observando el campo, sabía mi posición, decidió que yo sabía lo suficiente sobre guerra, sobre estrategia, para ser de valor para ellos.”

Entonces, en cierto modo, nuestros cambios habían sido similares. Ethan, cambiado en el medio de una guerra, víctima de un ataque. El cambio, aunque dándole vida después de una muerte segura, tomado sin su consentimiento. Llevado a un cuerpo de vampiros para ser un guerrero, para ofrecer sus servicios estratégicos. Yo, cambiada en el medio de la batalla de Celina para llamar la atención, la víctima de su ataque planeado. Cambiada por Ethan para salvar mi vida, sin mi consentimiento. Traída a la Casa Cadogan para ser una guerrera, una soldado protegiendo la Casa.

Cuando comencé el cambio genético de humano a vampiro, él me había drogado. Dijo que no quería que experimentara el dolor de la transición ya que no era una transición que yo hubiera pedido.

Tal vez ahora sabía por qué.

Ethan se detuvo, su mirada en el suelo, sus ojos paseando mientras recordaba alguna memoria antigua. “Cuando me levanté, después del cambio, me imaginé como un monstruo, algo profanado. No podía ir a casa, no le podía llevar eso a mi familia. No como yo era. No de ese modo. Así que me uní a Balthasar y a su banda, y viajamos juntos por una década.

“Qué pasó después de eso?”

“Un joven emprendedor vampiro-un vampiro que Balthasar había hecho-decidió que la banda estaría mejor bajo su autoridad. Y ese fue el fin de mi relación con esos particulares vampiros. Después de eso, viajé. Las guerras eran comunes en esos tiempos, y yo tenía conocimiento sobre estrategia, habilidades. Me uní a un batallón aquí y allá, viajé al sur hasta que encontré una pacífica porción de tierra para reclamar como mía. Viví de la tierra. Aprendí a leer y a escribir. Traté de construir una nueva vida y no atraer demasiada atención humana.”

Mi voz se suavizó, pregunté, “Alguna vez te casaste?”

“No,” dijo, sacudiendo su cabeza. “No. Como soldado, no sentí que tenía el lujo de mantener una familia en casa.” Sonrió melancólico. “Mis hermanas era niñas suficientes para mí. Fui un cobarde, supongo, por no regresar a ellos, no les di la chance de aceptar en lo que me había convertido. Pero ese era un tiempo muy diferente, y estaría regresando a casa como un demonio. Un verdadero monstruo. No me atrevía a hacerlo.”

“Cuándo te uniste a la Casa?”

“Muchos, muchos años después de dejar Suecia, conocí a Peter. Fundó la Casa Cadogan, y me uní a él en Wales. Y cuando ya no estuvo, me convertí en Maestro. Moví la Casa a Chicago” –extendió sus brazos, abarcando a la mansión a su alrededor- “y aquí estamos.”

“Y aquí estamos,” estuve de acuerdo. Sabía que esa no era toda la historia. Pero sabía lo suficiente sobre las más escandalosas partes recientes-su romance con Amber; su relación con Lacey Sheridan, una ex-guardia Cadogan convertida en la Maestro de la Casa Sheridan-no preguntaría más de lo que probablemente quisiera saber.

“Una sugerencia, Centinela,” dijo. “Escribe las cosas que desees recordar, y mantén esos registros cerca. Asegurados. Es sorprendente cuánto olvidamos cuando los años pasan y pasan.” Con ese consejo, se alejó del escritorio y caminó hacia mí. Se detuvo justo frente a mí, nuestros dedos lo suficientemente cerca para tocarse, y simplemente. . . se quedó allí. Mi corazón comenzó a martillar mientras esperaba la acción-un toque o beso-algún fin a la anticipación que provocaba la piel de gallina en mis brazos.

Opté por terminar la tensión yo misma. “No deberías haberme escudado cuando los disparos comenzaron.”

Me ofreció una mirada imperiosa.

“Ethan, es mi trabajo. Se supone que debo protegerte, no al revés. Luc hubiera puesto mi cabeza en una pica si hubieras recibido un disparo.”

“Cómo sabes que no lo hice?”

Abrí mi boca, luego la cerré de nuevo. “Recibiste alguno?”

Sus ojos se convirtieron en sensuales rendijas. “Quieres buscar y ver?”

“No especialmente.” Mentira, mentirón, se te prende el pantalón.

Ethan arqueó una ceja y comenzó a inclinarse hacia delante. . . Luego se extendió para agarrar algo de la mesa detrás de mí. Cuando retrocedió, carpeta en mano, puse los ojos en blanco por mi reacción. El hombre simplemente me desequilibraba.

Abrió el archivo y comenzó a leer cuidadosamente, caminando mientras consideraba el contenido. Solté un suspiro, relajándome incrementadamente al darme cuenta que aunque él pudiera coquetear, estábamos aquí por negocios. Cualquiera que sea la atracción entre nosotros, él era ante todo el líder de los vampiros.

Un golpe sonó en la puerta.

“Entra,” Ethan dijo sin levantar la mirada.

Las puertas se abrieron, pero con mucho menos bombos y platillos que la última vez que la comida había sido entregada. Después de darme una mirada diabólica, Margot entró un carrito con ruedas cubierto con una tapa de acero. La pizza había sido colocada en una bandeja de plata, con suministros como para un ejército alrededor: chile rojo; queso parmesano rallado; pequeñas botellas de vidrio de agua; servilletas; cubiertos; copas de vino; y por supuesto, el vino.

Ethan levantó la vista. “Hiciste un trabajo respetable encontrando la cena esta vez, Centinela.”

Puse las manos en mis caderas y miré la bandeja y el platillo con la pizza.

“Bueno,” dije, “incluso una chica nacida-y-criada en Chicago necesita un descanso de las salchichas y hamburguesas de queso de vez en cuando.”

“Es una lástima,” Margot bufó, y yo sonreí. Tenía el presentimiento de que me iba a gustar esa chica. Y luego fui distraída por el chocolate.

Señalé a las dos pilas de tres niveles de varios tonos de marrón. “Pasteles de chocolate?”

“Pasteles de mousse de chocolate,” Margot corrigió. “Una parte inferior de chocolate Genovés, cubierta por capas de mousse de chocolate con leche y ganache. Estamos entrenando a un nuevo chef pastelero, y quería practicar sus habilidades para hacer mousse.” Miró a Ethan expectante. “Algo más que pueda hacer por usted, Liege?”

“Creo que has hecho a nuestra Centinela lo suficientemente feliz para nosotros dos.”

“Muy bien. Bon appétit,” dijo, luego hizo una pequeña reverencia antes de dirigirse a las puertas.

“Gracias, Margot,” Ethan dijo, y ella desapareció en el umbral, las puertas cerrándose detrás de ella, pero la recompensa dejada atrás.

Nos llenamos de pizza y del ridículamente fabuloso vino. Ethan había tenido razón-caro o no, combinaba increíblemente bien con la picante pizza de queso.

Para el momento en que Gabriel llamó, nos habíamos trasladado a la sala de estar, un teléfono fijo para conferencias y nuestras copas de vino en la otomana entre nosotros. Me senté de piernas cruzadas en el suelo, mis botas dejadas a un lado. Ethan se sentó en el sofá, una pierna cruzada sobre la otra.

Gabriel lanzó la pelota fuera del campo en su primer tiro. "Gatita", preguntó, "acaso Sullivan te dio un aumento?"

Crucé mis manos sobre la mesa y me incliné sobre el teléfono. "Tristemente, Gabriel, no lo hizo. Creo que mis habilidades están siendo severamente menospreciadas."

“Me cuesta creer que eso sea cierto, Gatita. Pero vampiros son vampiros.”

Tenía el presentimiento que los cambia formas usaban esa frase bastante a menudo, y no halagadoramente. Pero cuando miré a Ethan, tenía una expresión de diversión. Tenía un codo flexionado sobre el respaldo de la silla, su mentón entre su pulgar y su dedo índice. Su cabeza estaba inclinada, su sonrisa torcida, como si estuviera en realidad. . . relajado.

“Algún avance en la investigación?” Preguntó.

“Nada que quisiera saber. La moto de Tony fue encontrada a media milla del bar. El equipo forense la tiene ahora. El Ombud está actuando de intermediario. Nos dejó saber que la policía la está analizando en busca de residuos de pólvora, ese tipo de cosas.”

Ethan arrugó el ceño. “Lamento oír eso.”

“Ambos lo hacemos,” Gabriel dijo. “Esta reunión se supone que es para trazar un nuevo rumbo para los cambia formas, no viejas y cansadoras actitudes.” Suspiró audiblemente. “Ah, bueno. La mierda es lo que es, cierto?”

“Eso es lo que hemos oído,” Ethan dijo. “Así que asumo que eso significa que Tony ha sido ascendido a la cima de la lista de sospechosos?”

“Ese parecería ser el caso. Complica las cosas, por supuesto. Poner a los alfas en peligro no parece ser realmente conveniente, como se imaginarán. No quiero traer a las Manadas juntas con este tipo de espada sobre nuestras cabezas, pero tal vez no tengamos opción.”

“Has determinado la ubicación de la convocación?”

“Si lo he hecho. Estaremos en la Catedral San Bridget. Está aquí en el barrio.”

No pude evitar las palabras que salieron de mi boca. “San Bridget? Se reunirán en una iglesia?”

“Lo haremos ciertamente, Centinela. Pensaste que los cambia formas estábamos fuera de todas las cosas sagradas?”

Un rubor calentó mis mejillas por la reprimenda. “Por supuesto que no. Es que. . .Bueno, es una iglesia. No es el primer lugar que se me viene a la mente.” Especialmente no como la ubicación de una reunión de, como Gabriel había señalado, motoristas bebedores.

“Menos miradas indiscretas y menos daño colateral,” Gabriel dijo. “Sullivan, no sé que es lo que te gustaría ver de antemano; puedo hacer que mi gente le envíe a Luc planos de construcción, y ese tipo de cosas.”

“Está bien por mí,” Ethan estuvo de acuerdo. “Asumo que eso es todo lo que necesitas de nosotros por esta noche?”

“En realidad no lo es.” Gabriel se detuvo por un momento, lo suficientemente largo para que Ethan me ofreciera una mirada de curiosidad. Me encogí de hombros.

“Aprecio lo que hiciste esta noche-ambos. Aceptaron saltar en un conflicto que no es suyo, y no puedo agradecerle a Merit lo suficiente por lo que hizo por Berna. Tomó un riesgo-tomó una chance-para protegerla. Lo hiciste bien, Gatita. Lo hiciste realmente bien.”

“Gracias, señor.”

“De todos modos, tenemos una comida social de Manada mañana a la noche. Jeff sugirió que ustedes dos deberían venir-conocer a unos cuantos más Keenes, tener una idea de quienes somos como grupo. En parte es un gracias. Y no creo que tengamos los mismos tipos de problemas de seguridad por los que preocuparnos.”

Levanté la vista del teléfono hasta Ethan para medir su reacción. Sus ojos estaban ensanchados por la sorpresa, sus labios curvados en una muy autosatisfecha sonrisa. “Sería un honor, Gabriel. Gracias por la invitación.”

“Bueno, bien. Un pequeño problema-será en lo de los Brecks. Tienen una casa enorme, como saben, así que allí hay un salón en el que cabemos todos.”

Hubo una pausa incómoda. “Y cómo están las cosas entre tú y los Brecks?” Pregunté.

Eso llevó a una pausa aún más larga. “Se han ofrecido para organizar la comida para ayudar a reparar la valla,” dijo. “Más allá de eso, es entre los Brecks y la Manada. La ubicación les causará alguna molestia?”

Con mi asentimiento tranquilizador, Ethan ofreció, “Estaremos bien.”

“Es bueno oírlo. Diez p.m. mañana. Estoy fuera.”

Con eso, colgó.

Ethan se extendió hacia delante y apretó un botón en el teléfono, luego me miró.

“De regreso a la guarida, supongo?”

“Luce de ese modo. Me pregunto si esta será nuestra chance de reparar la valla con los Brecks-“

“O si los irritaremos aún más por colarnos en una fiesta de cambia formas?”

“Se me había ocurrido lo mismo,” Estuve de acuerdo.

“De cualquier manera, sólo hay una cosa que hacer al respecto ahora.” Descrucé mis piernas y me puse de pie.

Ethan sonrió ligeramente. “Dos o tres siglos de paz?”

“Bueno, eso seguro. Pero yo estaba pensando en mousse de chocolate.”

De algún modo me había convertido en la guía culinaria de Chicago de Ethan. Había conseguido que comiera un plato de pizza, que probara los perritos calientes de Chicago, y que buceara en una hamburguesa de queso con doble tocino. No estaba segura que pudiera tomar el crédito por el chocolate ya que Margot había arreglado la bandeja, pero supuse que mi enorme entusiasmo contaba para algo. Mientras Ethan llamó a Luc para avisarle que Gabriel le enviaría materiales para la convocación, corté los pasteles de chocolate. Cuando las columnas de chocolate-desde la capa de mousse del pastel hasta el profundo chocolate de la cima-estuvieron en el medio de un blanco plato de postre, agarré dos tenedores. Me volteé desde el carro de regreso a los sillones, pero él ya estaba de pie detrás de mí. Levanté el plato y tenedor, y pinché la parte superior del postre, atravesando las capas.

Se me ocurrió mirarlo mientras me preparaba para morder, y encontré su mirada en mí, su cabeza inclinada, suavidad en sus ojos.

“Qué?”

Una esquina de su boca se elevó. “Probablemente no quieras saber.”

“Ha,” dije, asumiendo que sus pensamientos eran lascivos, luego levanté el chocolate aterciopelado a mis labios. Cerré los ojos mientras me deleitaba en él. Era sin duda el paraíso del chocolate, y Margot era una diosa.

“Bueno?” Preguntó, su voz baja y lenta, no estaba segura si estaba preguntando sobre el postre. Me dije a mi misma que me concentrara en el denso sabor a chocolate, y no en la pregunta en su tono.

Cuando abrí mis ojos de nuevo, estaba todavía mirándome, sus ojos piscinas cristalinas verdes.

“Qué?” Pregunté.

Arqueó una ceja sarcásticamente.

Sacudí mi cabeza. “Con chocolate o sin chocolate, no haremos eso.”

Ethan gruñó, luego tomó un paso hacia delante. “Se te escapó un poquito,” dijo, levantando una mano hacia mi cara. Sus dedos en mi mandíbula, pasó el pulgar a través de mis labios.

Y mientras estuvimos allí, mirándonos, levantó su pulgar a su propia hermosa boca y chupó el chocolate.

Mi boca cayó abierta. Aunque mi propia piel estaba en llamas y mis labios se sentían hinchados por su toque, conseguí susurrar. “No estás jugando limpio.”

“No estoy jugando, Centinela.”

Por un momento, nos quedamos en silencio, ninguno de los dos respondiendo a la obvia invitación. Ethan tomó el plato y tenedor de mis manos y los colocó en el carro.

Luego tomó mi mano y la presionó contra su pecho, contra el algodón almidonado de su camisa. Su corazón latía bajo mi palma, su sangre corriendo debajo de mis yemas. Tuve un repentino recuerdo de la sangre que habíamos compartido-yo en mi vieja cama en la casa de Mallory, Ethan arrodillado ante mí, ofreciéndome su muñeca para atravesar el resto del cambio. Pero incluso media enloquecida por la sed de sangre, la había rechazado. No podía beber; no estaba lista para tomar ese paso, especialmente no con él. Compartir sangre había parecido demasiado íntimo para hacer con alguien con quien ya me sentía en conflicto. Pero luego él había cuidadosamente mordido su propia muñeca y me la había ofrecido nuevamente.

Y mientras su control era por lo general fundamental, se había rendido y me había permitido ver el plateado en sus ojos. Me había permitido ver su deseo.

Eso había sido suficiente para mí. Había agarrado su brazo y llevado su muñeca a mis labios. Bebí-por primera vez, realmente bebí-y mientras alimenté mi enfebrecida necesidad nos quedamos juntos bajo un arco de hambre, deseo y lujuria, lo suficientemente fuerte para electrizar el aire.

El recuerdo me golpeó como un tren de carga, y tiré hacia atrás mi mano, shockeada por su intensidad.

Mientras lo miré ahora, vi el entendimiento en sus ojos. Sabía lo que había recordado, pero también sabía que no iba a cambiar de opinión. “Eres tan terca.”

Le di una mirada significativa. “Siempre has sabido eso. Has sabido quien soy desde el comienzo.”

“Sé que no eres igual que el resto de ellos.”

“No fui hecha como el resto de ellos.” Señalé. “No pedí convertirme en uno de tus vampiros. Me convertí en un vampiro porque tú elegiste hacerme uno de ellos.”

“Y qué, Centinela, te hice?”

La habitación se quedó en silencio, hasta que levanté mis ojos a los suyos. Me pregunté qué veía en los míos mientras me miraba fijamente. Veía él el mismo, fuerte deseo opacado por mis propias dudas?”

“Te hice más fuerte?” Preguntó. “Te hice competente?”

Una esquina de mi labio se elevó. “Yo soy quien soy. Tú solo me hiciste vampiro.”

Mientras todavía tenía la fuerza para hacerlo, tomé unos pocos pasos hacia atrás. “No estamos lejos del amanecer. Probablemente debería dirigirme a mi habitación. Me necesitas para algo más?”

“Te necesito para tantas cosas.”

Oh, pero era tan fácil ser halagada por el pensamiento de que un hombre tan intensamente apuesto me quería tan ferozmente. Por supuesto, ese era exactamente el problema. “Tú me quieres para satisfacción física.”

Cuando no obtuve respuesta, levanté la vista de nuevo, pensando que mi ligereza lo había irritado. Pero no había rabia en sus ojos, simplemente líquida, rica plata-el color del hambre.

Mi columna hormigueó, no solo de excitación, sino por algo más básico-un tipo de apreciación vampírica, un interés en cualquier tipo de juego que estábamos comenzando a jugar.

La pregunta era, estaba lista para perder?

Se movió hacia delante y tomó mi mano, luego juntó nuestros dedos, levantando nuestras manos unidas entre nosotros. “Tú valdrías cualquier costo.”

“Si soy valiosa no es la pregunta.” Mi voz era lujuriosa y baja, y me sorprendió su profundidad. Al parecer, la valentía que había estado fingiendo con Lindsey no había sido todo un show-como vampiro, tenía un montón de confianza en mis armas femeninas. Y, más importante, yo sería la única en decidir si él valía mis atenciones.

“Por qué dudas de mí?”

“Porque ya hemos tenido esta conversación antes. En lo de Mallory. En la biblioteca.”

“Estoy comenzando a recordar-“Se detuvo, sacudió su cabeza, luego comenzó de nuevo. “Estoy comenzando a recordar lo que significa necesitar cosas. Risas. Compañerismo. Amor.” Se inclinó y presionó su frente en la mía.

“Y te necesito, Merit.”

Tragué. Esas eran palabras que no había esperado oír, no había estado preparada para oír. Te quiero , seguro. Te deseo, quizás. Pero no necesito- no la admisión de eso, de la debilidad que connotaba. Así de simple, una palabra de ocho letras me dejó desnuda, destruyendo las defensas que había construido con tanto cuidado.

“Ethan.” Mi voz era apenas un susurro, apenas lo suficiente para atravesar el grueso silencio, pero todavía había una advertencia en mi tono.

Una advertencia que él ignoró.

Fue entonces cuando se movió-cuando avanzó, ahuecó mi rostro en sus manos y presionó sus labios en los míos. Se quedó allí, su boca en la mía, por un largo tiempo, antes de apartarse. Pero mantuvo sus manos en mis mejillas y mantuvo sus brillantes ojos en mi cara.

“Me deshiciste, Merit. Totalmente y completamente. No me tomas enserio. Me retas en cada oportunidad. Y eso significa que cuando estoy contigo, soy menos que la cabeza de esta Casa. . .y soy más que la cabeza de esta Casa. Soy un hombre.” Acarició mis mejillas con sus pulgares. “En mi muy, muy larga vida, te necesito más de lo que nunca he necesitado algo.”

Esta vez, no esperé a que él se moviera.

TRADUCIDO POR LU ♥

Isabel  – (20 de julio de 2010, 14:45)  

Diooooooooossss! Como se pudo terminar el capi asii??
Estoy apunto de hiperventilar! =O
No puedo sperar para el siguiente capi, ya se q tendran otras css que hacer y q traducir no es facil, pero os suplico, os pido, os ruego que no tardeis mucho en subir el proxim capiii...
Es que Ethan es tan, tan incrible y sexyyy *babas*. No se xq creo q cuando sten a punto de acer algo les van a interrumpir xD

Mil gracias x el capi!^^

Isabel  – (20 de julio de 2010, 14:46)  

Vale, acabo de ver q han puesto el otro capi xDD
Gracias, gracias y graciasss!
Ahora me lanzo a por el como mujer desesperada q soy xDD

Camila  – (24 de julio de 2010, 14:21)  

oooh!! voy por el siguiente, menos mal que no comencé a leerlo en la semana, porque no habría parado hasta ver el último!! muchas gracias chicas :D

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