Twice Bitten- Capítulo 12



CAPITULO DOCE: EMPACA LA LUNA

Hasta que Gabriel se subió a una otomana en medio del living de los Breck, parecía, como Adam dijo, como si fuéramos invitados en una reunión familiar.

Hasta ese momento.

Gabriel llamó la atención de la multitud con un potente chiflido que casi hizo estallar mis tímpanos. Ese sonido fue seguido por una cacofonía de tintineos de cientos de tenedores de plata sobre cientos de copas que se detuvieron sólo cuando saltó encima de la otomana y elevó sus manos en el aire.

“Manada!,” gritó, y la sala explotó con el sonido de cientos de voces – gritos, alaridos, silbidos, arengas y aullidos. Y junto con los sonidos se detonó una súbita carga de magia. El aire crepitaba con el eléctrico zumbido de la misma, la existencia toda en una – reafirmante y amenazadora. Después de todo, ésta era una energía predatoria que no era la mía.

Me urgía la necesidad de moverme, y prácticamente saltar fuera de mi piel hasta que Ethan se acercó lo suficiente como para alinear los flancos de nuestros cuerpos. No estaba segura de si él se estaba moviendo hacia mí o alejándose de los miembros de la Manada a nuestro alrededor, pero había algo innatamente reconfortante acerca de la sensación de tenerlo a mi lado. Era tranquilizadora, algo familiar en medio de sensaciones que mis instintos vampíricos no estaban demasiado interesados en sentir.

Quédate quieta, dijo silenciosamente, expresando las palabras no de un amante sino la orden de un Maestro a un Novato vampiro para calmarme. Y como si lo ordenara, mi pulso comenzó a desacelerarse.

Jeff, en su camino hacia el frente del salón, se detuvo a nuestro lado. “Está llamando a la Manada,” explicó. “Hasta donde sé, ustedes son los primeros vampiros en presenciarlo.”

“En Chicago?” pregunté.

“En la historia,” dijo, y siguió avanzando.

“Somos la Manada!” Gabriel anunció, y los cambiaformas comenzaron a juntarse, a agruparse frente a él. Al tiempo que el fondo del salón se despejaba ví a Nick, de pie solo en el límite de la muchedumbre, una posición que asumí él tomó desde que está distanciado con Gabriel. Y estar distanciado con Gabriel, supuse, era como estar distanciado de la Manada.

El resto de ellos abrazados, los brazos entrelazados bien apretados en un enlace al estilo rugby. Pero esta vez, la magia no se filtró fuera. Se condensó a medida que se reunían, sólo el límite tangible desde nuestra posición al borde de la multitud. Entrelazaron los brazos en anillos alrededor de Gabriel, y entonces los aullidos comenzaron nuevamente. Algunos eran constantes, como una armonía en cuatro tiempos de sonidos animales; otros eran chillidos al azar. Los sonidos se elevaron al unísono en un frenético crescendo, las amuchadas hileras de cambiaformas balanceándose en bandos alternados mientras cantaban.

La realización golpeó – éstas no eran simples vocalizaciones; eran comunicaciones – reafirmaciones entre los miembros de la Manada de que estaban juntos, de que sus familias estaban a salvo y que la Manada estaba segura.

Es hermoso, le dije a Ethan, y me consideré afortunada de ser testigo de algo que ningún vampiro ha visto antes.

El llamado continuó por otros diez o quince minutos, los cambiaformas lentamente disgregándose – un anillo por vez – hasta que estuvieron nuevamente separados.

Gabriel aún estaba parado sobre la otomana, manos en el aire, con su ceñida camiseta oscura empapada en sudor. Convocar a la Manada – tal vez el reunir toda esa magia – debe de haber sido un trabajo arduo.

“Bienvenidos a Chicago,” dijo, sonriendo agotado y recibiendo otros alaridos de la audiencia. “Pronto, convergiremos. Tomaremos nuestro destino colectivo para las Manadas, y decidiremos si nos quedamos o nos iremos.”

La multitud de calmó.

“Llegará el momento de realizar esa decisión,” dijo. “Pero ese momento no es esta noche.” Se agachó, y cuando se irguió nuevamente, sostenía a un pequeño de sonrosadas mejillas en sus brazos. Presionó un beso en la frente del niño.

“Nuestro futuro es incierto. Pero perseveraremos, sin importar el resultado. La Manada es eterna, imperecedera.” Se agachó y entregó el niño nuevamente a los brazos extendidos de su madre, y se levantó para enfrentar otra vez a la multitud, manos sobre sus caderas.

“Esta noche, le damos la bienvenida a extraños a nuestro seno. Los llamamos vampiros, pero los conocemos como amigos. Ellos han cuidado de uno de los nuestros, por lo que los invitamos aquí esta noche en nombre de la amistad.”

Gabriel gesticuló hacia nosotros, y en respuesta los miembros de la Manada se voltearon para enfrentarnos a Ethan y a mí. Algunos llevaban sonrisas. Otros llevaban expresiones de absoluta desconfianza y desprecio. Pero incluso aquellos hombres y mujeres asintieron, aceptando de mala gana a los vampiros en medio de ellos, vampiros que habían salvado a uno de los suyos.

Gracias a Dios por Berna, silenciosamente le dije a Ethan.

Gracias a Dios que tú fueras lo suficientemente veloz como para avanzar, respondió.

“Todas nuestras vidas están entrelazadas,” dijo Gabriel. “Vampiro o cambiaforma, hombre o mujer, nuestros latidos son el eco del mismísimo pulso de la tierra. Y los nuestros no son los únicos corazones que están interconectados.” Miró a Ethan, luego me miró a mí. Alguien le pasó una copa, y Gabriel la alzó hacia nosotros. “Les ofrecemos nuestra amistad.”

Los ojos de Ethan se ampliaron instantáneamente, pero encubrió la emoción y ofreció una humilde reverencia a los cambiaformas a nuestro alrededor mientras hacían el brindis.

“Pero no convocaremos esta noche,” dijo Gabriel. “Esta noche, vivimos y respiramos, amamos y disfrutamos de la compañía de nuestros amigos y familiares. Esta noche,” dijo guiñándome un ojo, “comemos.”









Otros diez o quince minutos pasaron antes de que Gabriel atravesara la multitud ofreciendo amables palmadas en los hombros hasta llegar a nosotros, su expresión un rejunte de emociones. Incluso la magia alrededor suyo parecía conflictuada.

“Gracias por permitirnos la oportunidad de estar aquí,” le dijo Ethan. “Fue algo grandioso de presenciar.”

Gabriel asintió. “Ustedes tomaron un riesgo que no todos hubieran tomado.”

“Era lo mínimo que podíamos hacer,” dijo Ethan.

Gabriel me miró. “Fuiste por ella. Te arriesgaste a tí misma para sacarla del peligro, para salvaguardarla.”

“Hice lo que cualquiera hubiese hecho.”

“Salvaste una vida.” Las palabras eran entusiastas, pero aún así había algo filoso en su tono, algo no muy feliz en su expresión.

Él parece bastante conflictuado por ello, le dije a Ethan.

“Estás. . . preocupado por algo?” le preguntó Ethan.

Sacudió su cabeza. “Estaré en deuda con Merit,” dijo. “He pagado parte de ella – lidiando con los Breckenridge y su infundada animosidad.”

Ya conocíamos esa parte – Gabriel la había confesado cuando visitó la Casa Cadogan. No tenía idea de a qué deuda él estaba haciendo referencia, pero debía de ser algo, pensé, relacionado con la familia. Ya sea la suya o la mía, Manada o vampiros, no lo sabía.

Y supuse que no había daño en preguntarlo. “Qué deuda deberás?”

“No puedo develar eso, Centinela. El futuro es fluido. Puedo ver las ondas a lo lejos en el agua, pero eso no significa que el futuro sea inmutable, que los eventos no puedan ser alterados.” Los cambiaformas eran diferentes de los hechiceros en ese aspecto; los hechiceros profetizaban cada vez que podían, aunque las profecías en sí mismas eran, usualmente, difíciles de comprender.

“Puedes darme una pista? Tú mencionaste algo acerca de la familia. La tuya? La mía?”

Gabriel alzó la vista hacia el salón. Seguí su mirada hasta la mujer que estaba en pie al borde del mismo, amigos o conocidos a su lado. Su oscura cabellera estaba suelta alrededor de su rostro, sus mejillas rozagantes, sus manos dando soporte al inflamado vientre. Esta era Tonya, su mujer, y Connor, su hijo, o futuro miembro del clan Keene y de la Manada Central Norteamericana. Un futuro líder?

“No estaré revelando demasiado,” dijo, “al sugerir que la seguridad de mi familia yace en tu esfera de influencia.”

Estuvimos todos en silencio por un momento, el peso de dicho pronunciamiento entre nosotros. No estaba segura de si debería estar halagada de que Gabriel me considerara capaz de proteger a su familia – o preocupada por la responsabilidad que yacía sobre mis hombros.

“Por otro lado, las Manadas no deberían cargar con el peso de mis deudas hacia otros.” Tragó con dificultad. “No puedo ofrecer ninguna garantía acerca de las alianzas. Todo lo que puedo decir es que no descartaré de lleno la idea. Eso es todo lo que puedo ofrecer.”

Y con esa simple sugerencia – la idea de que puede que estuviese dispuesto a considerar una alianza con los vampiros – Gabriel Keen hizo historia.

“Antes de irnos,” dije, llevándonos de regreso a las preocupaciones actuales, “has oído acerca de la motocicleta de Tony? De los resultados de las pericias?”

Asintió. “Sé que hallaron residuos de pólvora.”

“Has sabido algo de él?” Ethan preguntó.

“Ni una palabra. Por qué?”

“Nos preguntábamos si se ha hecho responsable por lo del bar,” dijo Ethan, “tal vez intente adoptar una oposición abierta en contra tuyo o de la convocatoria. Si él estuvo involucrado, y realmente está intentando dar vuelta el balance de poder, ése sería el camino lógico a seguir.”
Gabriel frunció el ceño, luego sacudió la cabeza. “No hemos sabido de él, y el lugarteniente de Tony tampoco ha sabido de él. Asumo que ha ido bajo tierra para salvar su trasero.”

“Esa es una posibilidad,” acordó Ethan.

La mirada de Gabriel viró al tiempo que Fallon le hacía señas desde el otro lado del salón. “Tengo que irme. Los veré mañana en la noche.”

Sin mediar otra palabra, se volteó y caminó de regreso a la barra, dejándonos a Ethan y a mí mirándolo.

Ethan no esperó antes de llegar a la mejor parte. “Puede que él no haya ofrecido una alianza formal, pero eso es por lejos, lo más cerca que hemos llegado a una.”

“Somos un buen equipo,” dije con una sonrisa descarada.

Él bufó, pero había una sonrisa en su rostro.

“Ahora que nos he metido en una comida de la Manada y tal vez tirado en tu regazo una alianza, voy a echar un vistazo al buffet.”

“Acabas de comer.”

Le dí una mirada sardónica. “Soy un vampiro con un metabolismo más rápido que una bala. Además, ese plato era pura carne y guarnición. No recibí el postre.”

“Ve,” dijo, despachándome con una mano. “Vete a buscar chocolate.”

Sonreí ampliamente, luego marché hacia el gigantesco buffet.

Era aún más impresionante de cerca de lo que lo había sido a la distancia. La comida era casera, desde las humeantes cacerolas con guisos y vegetales asados a las tortas de glaseado rosado y cubiertas de coco. Le apunté directo hacia los postres, recogiendo un plato pequeño y tenedor en el camino para almacenar mi recompensa.

Los problemas llegaron llamando tan pronto coloqué una galleta casera sobre mi plato.

“Vampiro, eh?”

Eché un vistazo al cambiaformas que había hablado. Era alto y de hombros amplios, su espesa oscura cabellera recogida en una coleta baja. La mayor parte de su cara estaba cubierta por una densa barba.

“Sip,” dije gentilmente, ofreciéndole una sonrisa. “Vampiro.”

Gruñó, luego se inclinó hacia mí, el aroma a cuero, whiskey barato, y humo de cigarros moviéndose con él. “Te crees que eres la gran cosa, verdad? Pequeña vampiro?”

La predisposición de Gabriel de extender su amistad a los vampiros era claramente una moción para nada unánime. Pero esa amistad estaba en juego, de modo que mantuve mi creciente ira para mí misma y me desplacé un par de pasos por la mesa.

“Simplemente estoy tomando algo de postre,” dije con ligereza. “Luce delicioso.”

Hizo un par de resoplidos al estilo de un jabalí, como si le asombrara que tuviese el descaro de ignorar su intento por sacarme de quicio. “Te estaba hablando,” dijo finalmente, su voz baja y amenazadora.

“Y yo estaba cortésmente ignorándote.” Hice acopio de mi bravuconería y le deslicé una mirada de advertencia. “Soy una invitada en esta casa, y planeo actuar como una. Tal vez tú deberías de hacerlo también.”

Ése fue el final de la discusión – porque su siguiente paso fue físico. Se extendió y tomó mi brazo, entonces me jaló hacia adelante, lanzando maldiciones a medida que se movía. Me eché hacia atrás para intentar liberar mi brazo, tirando el plato en mi mano. Se cayó al suelo e hizo añicos, las migajas y porcelana desparramadas por el piso.

Pero antes de que pudiera reaccionar, él se había ido.

Porque antes de que pudiera reaccionar, Ethan tenía al hombre por el cuello de su camisa y lo estaba empujando hacia la pared.

“Mantén tus manos lejos de ella,” dijo entre dientes apretados.

Con un rápido giro de sus manos, el cambiaformas apartó bruscamente los brazos de Ethan, luego le dio un poderoso empujón para medirlo. “Quién carajo te crees que eres?”

Ethan trastabilló hacia atrás un par de pies, pero se aventó hacia adelante rápidamente otra vez, aparentemente en el intento de ir por una segunda vuelta con el tipo. “Te le llegas a acercar nuevamente, y responderás ante mí, al demonio con la Manada.”

Asombrada de tener semejante conciencia política, me extendí y tomé su brazo, luego lo arrastré de manera que él y el cambiaformas ya no estuvieran frente a frente. “Ethan,” susurré encarnizadamente. “Cálmate.”

Gabriel se abalanzó hacia nosotros, Fallon y Adam detrás suyo.

“Que demonios está sucediendo aquí?”

El salón de baile se tornó completamente en silencio, todos los ojos sobre los vampiros creando el caos en medio de su fiesta.

El cambiaformas hizo rodar sus hombros, como descartando el insulto, luego señaló a Ethan. “Estaba teniendo una conversación con este vampiro, y luego este imbécil me empujó. Y ahora voy a empujarlo yo.”

Gracias a Dios que era un vampiro, como si esa dosis extra de fortaleza fuera lo único que me permitiese contener a Ethan. Él hizo otro amague, lo suficientemente potente como para arrastrarme un par de pies antes de que pudiera detenerlo otra vez.

Adam y Fallon saltaron entre los dos, listos para intervenir si lo intentaba de nuevo.

Ethan, le dije mentalmente. Detente! Ya es suficiente!

“Él la agarró,” dijo Ethan rechinando los dientes, luego se sacudió bruscamente de mi agarre. “Estoy bien.” Pasó sus manos sobre su cabello. “Estoy bien, y tú necesitas poner a tus cambiaformas bajo control.”

Gabriel miró fijo a Ethan, su expresión feroz, con sus manos apretadas en puños. La magia se alzó nuevamente, una nube sofocante, como si estuviera decidiendo nuestro destino.

Maldije mentalmente, asumiendo que éste era el fin de nuestra distensión con los cambiaformas.

Pero justo entonces, Tonya se paró detrás suyo. Con una mano sobre su estómago, estiró la otra para tocar la espalda de Gabriel. Como si respondiera a sus preocupaciones, Gabriel miró entre Ethan y yo. Y luego de un momento, observé al entendimiento suavizar la furia de su rostro.

Él se había dado cuenta de que Ethan casi había se había tirado sobre uno de sus miembros de la Manada porque ese miembro de la Manada casi se había sobre mí.

Luego de un momento de silencio, Gabriel dio un paso hacia Ethan, luego se inclinó como si le ofreciera un consejo a un colega. “Si quieres que esta amistad funcione, entonces te mantendrás a raya. Entiendo tus razones,” dijo, pausando para dar énfasis, “pero esta clase de mierda no trascenderá. No con mi Manada. No con mi gente.”

Ethan asintió, su vista fija sobre el piso.

La voz de Gabriel se suavizó. “Vas a estar preparado para trabajar en la convocatoria mañana?”

“Por supuesto.”

Luego de un instante, asintió. “Entonces te tomaré la palabra, y esos es suficiente para mí.” Se enderezó nuevamente. “Hemos terminado aquí,” anunció al salón. Se terminó. Terminó, y todo está bien, así que regresemos a la cena, quieren?” A continuación tomó la mano de Tonya y se acercó a mi agresor, sujetando con una gran mano sobre su hombro. “Vayamos por un trago y conversemos acerca de los buenos modales.”

A medida que se movió entre la multitud, el ruido ensordecedor y las conversaciones comenzaron a envolvernos nuevamente.

“Deberíamos irnos,” dijo Ethan.

Asentí y le dejé guiarme fuera.




Estuvo en silencio en su camino hacia el auto. Ese silencio y la consiguiente tensión espesó el aire en el coche hasta que estuvimos bien lejos de la propiedad de los Breckenridge y en nuestro camino de regreso a Hyde Park.

Había visto su proteccionismo dos veces ya. Sus gestos habían sido poderosos, pero también habían puesto intranquilidad entre nosotros – como si los gestos fueran demasiado poderosos para una relación tan nueva y verde como la nuestra.

“Mi reacción estuvo fuera de lugar,” finalmente dijo.

“Pensaste que iba a lastimarme.”

Ethan sacudió su cabeza. “He estado criticando a Morgan. Me he quejado de que él sobrerreacciona. De que permite que sus emociones se entrometan en el camino de las necesidades de su Casa.”

Mi estómago se revolvió, y tuve la enfermiza sensación de que sabía hacia dónde iba esta conversación. “Ethan,” dije, pero él sacudió su cabeza.

“Si Morgan hubiese hecho semejante escena, lo habría sacado. Lo habría sacado a rastras por la puerta principal y le hubiese recordado sus obligaciones. Sus deberes hacia su Casa y el resto de los suyos. Francamente me sorprende que Gabriel no haya tomado acción por cuenta propia.”

Gabriel no lo había hecho, pensé, porque con un toque, Tonya le había recordado a Gabriel la razón, Ethan había actuado así – por mí.

“Te metiste para protegerme. Es comprensible.”

“Es inaceptable,” contrarrestó.

Esa palabra golpeó como un puñetazo, y di vuelta mi cara hacia la ventana del acompañante para que él no pudiera ver las lágrimas que comenzaban a llenar mis ojos. Sin importar su gran gesto en casa de los Breck, Ethan estaba preparando su excusa.

“Podría haber puesto en peligro todas las propuestas de Gabriel, destruido toda la buena armonía que él ha estado construyendo entre cambiaformas y vampiros, a causa de mi reacción. Así como así,” agregó, chasqueando sus dedos.

A continuación se calló por un momento.

“Ha pasado mucho tiempo desde que me ha importado alguien. Desde que he permitido al instinto tomar el control.” Su voz se suavizó, como si hubiera olvidado que yo estaba en el auto. “Debería haberlo visto venir. Debería haber considerado la posibilidad de que reaccionara en esa forma.”

Se suponía que apreciara la admisión de que le importaba cuando se estaba ahogando en el arrepentimiento por ello?

“Qué si Gabriel sí ofreciera una alianza, amistad, a causa de lo que hiciste con Berta? Si continuáramos nuestra relación, y nuestras emociones se interpusieran en el camino, se enmarañaran y derivaran en el mismo resultado que entre tú y Morgan – qué sucedería entonces? Toda la amargura? Los malos sentimientos.”

Qué se suponía que dijera? Se suponía que discutiera con él? Que le recordara del éxtasis físico? Que le reafirmara que él no era Morgan, y que nuestra relación era diferente?

“Si formamos una alianza con la Manada, habremos hecho historia. Habremos hecho una alianza que es única en la historia. Y ahora mi reacción ha puesto esa alianza en riesgo. Si así es como voy a reaccionar, entonces no estoy listo para esto – tal vez no sea capaz de esto. No cuando el bienestar y la seguridad de la Casa está en riesgo.” Estuvo en silencio por un momento. “Hay trescientos vampiros de Cadogan, Merit.”

Y yo soy una de esos trescientos, pensé, y me forcé a realizar la siguiente pregunta. “Entonces, qué estás diciendo?”

“Estoy diciendo que no puedo hacer esto. No ahora. Las cosas están uy frágiles.”

Esperé para hablar hasta que estuviese segura de que mi voz no titubeara. “No quiero simplemente pretender que no sucedió.”

“No tengo el lujo de recordarlo. Una chica no es razón suficiente para tirar por la borda mi Casa.”

Tragué ante el nudo en mi garganta y, con las lágrimas secándose sobre mis mejillas, tomé mi decisión. Había desairado los avances de Ethan cuando él había ofrecido sólo sexo. Pero había cedido cuando dijo que me necesitaba.

De hecho, había decidido que yo era desechable.

Me sentí estúpida – ingenua. Pero no le podía dejar que lo vea, así que sellé mi corazón y me encontré con que podía hablar con ese mismo tono frío que él empleaba. “Has cambiado de parecer antes. Si lo terminas ahora y cambias de parecer nuevamente, no regresaré. Me quedaré como Centinela, pero sólo como tu empleada. No como tu amante.”

Le tomó un momento el responder . . . y romperme el corazón.

“Entonces es un riesgo que tomaré.”



* * *


Nos dirigimos a casa en silencio, interrumpido sólo por el recordatorio de Ethan de que nos encontraríamos con Luc antes del amanecer para discutir la convocatoria. Me las ingenié para no tirarme hacia la consola y acelerar por él, pero tan pronto como estuvimos estacionados en el garage, salté fuera del coche y me dirigí hacia las escaleras del sótano y salí por la puerta principal nuevamente.

Faltaban horas aún hasta el amanecer, y no podía pasarlas en la Casa.

Estaba demasiado avergonzada como para quedarme allí, demasiado humillada de haber sido tan informalmente dejada ante la posibilidad de la floreciente amistad de Ethan con Gabriel. Me había entregado porque el salir conmigo ponía en riesgo su lazo con la Manada.

Un lazo que, vaya ironía, yo había ayudado a crear.

Me metí en mi auto y me dirigí al norte atravesando el río, con la esperanza de que la distancia ayudase a aliviar el dolor. Al menos no tendría que llorar dentro del rango de audición de los vampiros de Cadogan.

Debí haberlo sabido. Debía de haber sabido que él no sería capaz de adaptarse, que siempre escogería la estrategia por sobre el amor, que sin importar las palabras que usara, él aún era el mismo frío chupasangres.

Consideré llamar a Noah y aceptar el unirme a la Guardia Roja justo en ese instante, aceptar ser compañera de Jonah para vigilar a los Maestro, para juzgarlos, para tomar acciones cuando cayeran por debajo de su potencial. Pero esa era una traición a la que todavía no podía comprometerme. Ethan tenía sus razones para decidir que una relación entre nosotros no funcionaría. Aún cuando no estaba de acuerdo con ellas, las entendía.

Nada de eso, desafortunadamente, paliaba la vergüenza, la sensación de que me había ofrecido y había sido hallada deficiente, la sensación de que ser puesta a un lado era completamente a causa mía.

Y más importante todavía, la sensación de que por haberme puesto del lado de Ethan, me había enfrentado a una de las dos personas en el mundo que me amaba incondicionalmente.

Ese arrepentimiento me envió hacia Wicker Park, siquiera segura de si ella estaría allí, pero sin una mejor idea. Aparqué fuera de su estrecha casa de piedras rojizas, subí las escaleras, y llamé a la puerta.

Ella la abrió un segundo después. Su cabellera azul estaba más larga y ahora le llegaba a los hombros. Tenía puesta una pollera sencilla y una camisa de manga corta, los pies descalzos, sus uñas pintadas en un arcoiris de colores, desde el índigo al rojo.

Su sonrisa se desvaneció casi al instante. “Mer? Que pasa?”

A pesar del discurso que había planeado en el camino, un ‘Lo siento’ repleto de arrepentimiento fue todo lo que pude ingeniármelas para largar fuera. “Lo siento tanto, tanto.”

Mallory me examinó de arriba a abajo antes de encontrar mi mirada nuevamente. “Oh, Merit. Dime que no lo hiciste.”

TRADUCIDO POR NUESTRA GENIAL CHLOE♥

Perdón por si encuentran algún error again, por temas de no querer demorar más el capitulo se subió sin revisar. Pero ya lo haremos con este y el anterior para cuando armemos un solo documento. Ademas chicas, diganme si Chloe no es maravillosa, ha tenido problemas con su mano y aca esta trayendo un nuevo capi ♥ Sos genial :D

Beeesos y espero que lo devoren lentamente, por nuestro bien...

Isabel  – (29 de julio de 2010, 17:26)  

Ambas son fantasticas!! Muchas gracias por el esfuerzo que toman para traducir!
El capi estuvo muuuuuuuuy tristeee, Ethan pasa de ser un cielo de hombre a cagarla y rompernos el corazón a todas :'(

Mil gracias de nuevo!

lunakari  – (29 de julio de 2010, 17:54)  

muchas gracias...........

odio a Ethan

Unknown  – (29 de julio de 2010, 18:54)  

Absolutamente de acuerdo ambas son unos angeles, gracias por el capitulo.

Dios! Ethan, que se decida!

Roza'  – (29 de julio de 2010, 20:54)  

Ethan es un estupido, idiota..!!! En serio lo ODIO...
Ojala Merit lo haga sufrir...
Este capi me parecio muy triste ):

Chicas geneal la traduccion, lo hacen muy bien.. A la spera del otro capi XD

Lit  – (30 de julio de 2010, 9:24)  

Bueno, pero sin importar las idioteces de Ethan, gracias chicas!! Su esfuerzo es genial!! Besoso ^^

Anónimo –   – (30 de julio de 2010, 9:36)  

las felicito por el gran trabajo que realizan .......
gracias


Ethan es muy cruel y lo va a pagar....bueno eso espero

Anne Polet  – (30 de julio de 2010, 14:42)  

SEEE!!! Ethan metio las patas hasta el fondo!!!... estan buenisimos los capitulos!!!
ojala!!! q suban mas lueguito!!!!
aioz!!! saluditos!!!



Mil gracias!!!!

Almudena :D –   – (30 de julio de 2010, 15:00)  

oo dioss! como puede ser ethan asii??! ufff..!
En fin, muchas gracias por vuestro esfuerzo chicas, deborado muuuy rapidamente el capi jajajajja
:D!

Brody  – (30 de julio de 2010, 15:29)  

aa ethan es un `piccccccc muy fyerte para escribirlo ajaj a pobre merit :) se ubiera kedado con morgan :) gracias por el cap

Camila  – (30 de julio de 2010, 18:17)  

grandioso capítulo!
sabía que algo tenía que pasar, sino el cuarto libro no habría tenido ninguna gracia. :)

gracias chicas por todo su esfuerzo!

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