Hard Bitten - Capítulo V

Capítulo V

ABAJO POR EL RÍO


Cuando me desperté otra vez, me vestí con mi uniforme personal-pantalones vaqueros y una sudadera, botas altas con tacón, mi medalla Cadogan, mi espada, y mi buscapersonas- y salí fuera.

Me detuve en la verja de la Casa, intentando percibir el nivel de acoso que tendría que atravesar para conseguir llegar al coche. Una de las dos hadas en la puerta adivinó mi estrategia.

“Están tranquilos esta noche,” dijo. “Ethan lo planeó por adelantado.”

Levanté la vista hacia él. “Él lo planeó por adelantado?”

El hada señaló abajo de la calle. Miré a escondidas fuera de la puerta, sonriendo cuando comprendí la estrategia de Ethan.

Un furgón de comida italiana estaba aparcado en la esquina, una docena protestantes se colocaban a su lado, sándwiches en mano, sus pancartas apoyadas contra el lado del furgón.

Ethan debe haber hecho una llamada telefónica.

“Bifes calientes en nombre de la paz,” murmuré, después me di prisa cruzando la calle para llegar a mi transporte, un Volvo cuadrado anaranjado. El coche era viejo y había visto días mejores, pero me llevaba a donde necesitaba ir.

Esta noche, necesitaba ir al sur.

Ustedes pensarían que un nombre tan extravagante como el “Defensor del Pueblo” le habría conseguido a mi abuelo una oficina agradable en algún edificio de lujo en la zona Loop.

Pero Chuck Merit, el policía convertido en administrador sobrenatural, era un hombre del pueblo, sobrenaturales o de otra forma. Por lo tanto en vez de una oficina elegante con vistas al río, él tenía un edificio de ladrillos achaparrado en el lado sur de un barrio en donde el césped estaba rodeado por vallas metálicas.

Normalmente, la calle estaba tranquila. Pero esta noche, los coches se extendían a través del jardín de la oficina y hasta dos bloques calle a bajo.
Había visto a mi abuelo rodeado por coches antes-en su casa en medio de una pelea entre ninfas del agua. Esos coches habían sido descapotables con reconocidas matrículas vanidosas; éstos estaban destartalados, coches muy usados con abolladuras y pintura salpicada de oxido.

Aparqué e hice mi camino a través del jardín.

La puerta estaba sin llave, algo inusual para la oficina, y música – la retumbante voz de Johnny Cash – resonaba en todas partes.

La decoración del edificio era todo años 70, pero los problemas eran modernos y conducidos paranormalmente. Así supuse, eran los hombres y mujeres que se mezclaban en el vestíbulo, con vasos de plástico con una bebida naranja en mano. Se giraron y me miraron fijamente a medida que los iba sobrepasando, sus ojos pequeños mirando mientras caminaba por del vestíbulo. Sus facciones eran similares, como si pudieran haber sido primos relacionados por abuelos comunes. Todos tenían caras levemente porcinas, narices vueltas hacia arriba, y mejillas rechonchas.

En mi camino de vuelta a la oficina que Catcher compartía con Jeff Christopher – un adorable cambia-formas con descabelladas habilidades tecnológicas y un antiguo enamorado mío- pasé una larga mesa con fruta: brochetas de piña y papaya en un cuenco de sandía; rebanadas de naranja sangrientas salpicadas con semillas de granada; y una cáscara de piña llena de arándanos y uvas. Asumí que eran los aperitivos para los huéspedes de la oficina.

“Merit!” La cabeza de Jeff asomó por fuera de la puerta y me hizo señas para que entrara. Empujé a algunos pocos hombres y mujeres más y entré a la oficina. Catcher no estaba a la vista.

“Te vimos en el monitor de seguridad,” Jeff dijo, sentándose en la silla de detrás de su panel de monitores. Su pelo marrón estaba más largo, y ahora casi llegaba a sus hombros. Era lacio y con raya al medio, y comúnmente metido detrás de sus oídos. Jeff había combinado una camisa, como siempre, con pantalones color caqui, sus mangas remangadas hasta los codos, probablemente para permitirse maniobrar sobre su monstruoso teclado. Jeff era alto y larguirucho, pero aunque carecía de músculo lo compensaba con sus habilidades en la lucha. Él era un cambia-formas y una fuerza a considerar.

“Gracias por encontrarme,” le dije. “Qué se está cociendo allí fuera?”

“Casa abierta para los trolls del río.”

Por supuesto eso era. “Pensé que las ninfas de agua controlaban el río?”

“Eso hacen. Dibujan las fronteras; los trolls las hacen cumplir.”

“Y la fruta?”

Jeff sonrió. “Buen punto. Los trolls del río son vegetarianos. frutarianos, en realidad. Ofréceles fruta y puedes atraerlos fuera bajo los puentes.”

“Y ellos prefieren no salir de los puentes.”

Miré hacia atrás. Catcher estaba de pie en la puerta, con un plato de fruta en la mano y, tal como Mallory había dicho, monturas rectangulares se apoyaban en su nariz. Eran un contraste interesante con la cabeza rapada y los pálidos ojos verdes, pero funcionaban. Él había pasado del experto aficionado en artes marciales al elegante chico inteligente. La Centinela definitivamente lo aprobaba. También aprobaba su típica camiseta sarcástica. Hoy decía: SALÍ DE LA CAMA PARA ESTO?

“Sr. Bell,” dije, ofreciendo un pequeño saludo a mi anterior entrenador de katana. “Me gustan las gafas.”

“Aprecio tu aprobación.” Él se trasladó a su escritorio y comenzó a apuñalar la fruta con un escarbadientes.

Así pues, Catcher era hechicero, y Jeff era un cambia-formas. Los vampiros estaban también representados, en parte por lo menos. Porque los Maestros de Chicago eran bastante herméticos con los tejemanejes de sus Casas, mi abuelo tenía empleado a un vampiro en secreto que le informaba-uno que sospechaba, en gran parte sin evidencia, que era Malik.

“Viven bajo los puentes?” Pregunté en voz alta, volviendo a los trolls.

“Llueva o esté soleado, sea verano o invierno,” Catcher dijo.

“¿Y porqué la casa abierta? Es eso justamente parte para mantener buenas relaciones sobrenaturales?”

“Ahora esas cosas se están extendiendo,” Catcher dijo, frunciendo el ceño mientras usaba el escarbadientes para eliminar las semillas de un pedazo de sandía, “estamos trabajando a través de la guía de teléfonos. Cada población consigue una visita-por la tarde con el Defensor del Pueblo.”

“Las cosas definitivamente están cambiando,” Jeff acordó.

“Las cosas se están volviendo ruidosas.”

Todos nos giramos, cuando un troll del río ancho de espalda con pantalones cortos, pelirrojo miró a la oficina. Sus amplios ojos parpadeando curiosamente hacia nosotros. Él no tenía mucho cuello del que hablar, así que su torso entero giró sobre su eje mientras que él nos miraba. Una brisa ligera de magia revolvió el aire.

“Hey, George,” Catcher dijo.

George asintió y ofreció un pequeño saludo con la mano. “Se esta volviendo más ruidoso. Las voces. La charla. Los vientos están cambiando. Hay cólera en el aire, pienso.” Él se detuvo brevemente. “No nos gusta.” Él cambió su mirada hacia mí, con una pregunta en sus ojos: ¿Soy parte del problema? ¿Haciendo la ciudad más ruidosa? ¿Añadiendo cólera?

“Ésta es Merit,” Catcher explicó en voz baja. “La nieta de Chuck.”

El conocimiento floreció en la expresión de George. “Chuck es como un amigo para nosotros. Él es… más silencioso que el resto.” No estaba del todo segura qué significaba “silencioso” para George - tenía la sensación que significaba más para él que una simple ausencia de sonido-pero estaba claro que lo mencionó como un elogio.

“Gracias,” dije con tanta sinceridad como podría poner en esa palabra.

George me miró por un momento. Pensativo. Evaluando, quizá, antes de que él finalmente asintiera.

El acto parecía acarrear más significado que apenas una aceptación de mi agradecimiento-como si hubiese sido aceptada por él. Asentí de nuevo, mi acto igual de significativo.

Éramos dos criaturas paranormales – miembros de tribus diferentes, pero sin embargo unidos por el drama de la ciudad y un Defensor del Pueblo intentando diligentemente de frenar la marea- aceptándonos el uno al otro.

Hecha la conexión, George desapareció otra vez.

“Son de voz suave,” comenté cuando se hubo ido.

“Lo son,” Jeff dijo. “Se ocupan sólo de sí mismos, excepto cuando las ninfas los requieren. E incluso entonces, aparecen, trabajan en la tarea, y vuelven otra vez debajo de los puentes.”

“Qué tipo de cosas hacen?”

Jeff se encogió de hombros. “Generalmente levantamientos pesados. Siendo el músculo para una ninfa a lo largo de su trecho del río si hay un conflicto de fronteras, quizás haciendo cumplir la paz, quizás ayudando a limpiar ese trecho del río si las aguas se están moviendo demasiado deprisa.”

Aparentemente hecha su explicación, Jeff se estiró hacia fuera para enderezar un marco de plata que ahora estaba en una esquina de su escritorio. Previamente había visto la muñeca de felpa que se sentaba encima de uno de sus monitores, pero el marco era nuevo.

Me acerqué y miré alrededor de su escritorio para echar un vistazo a la fotografía. Era una foto de él y de Fallon Keene. Ellos habían aparentemente simpatizado cuando la familia Keene y los representantes del resto de las manadas habían venido a Chicago para decidir si permanecer en sus respectivas ciudades o irse a su hogar ancestral en Aurora, Alaska.

Las manadas habían votado quedarse, y la familia Keene todavía no había vuelto a su HQ en Memphis. Ese plazo debe haberles dado a Jeff y a Fallon tiempo para conseguir conocerse el uno al otro.


En la fotografía, Jeff y Fallon estaban juntos delante de una pared plana de ladrillo, con sus dedos entrelazados, mirándose el uno al otro. Y en sus ojos-algo pesado e importante. ¿Amor, ya?

“Ustedes parecen muy felices,” le dije a Jeff.

El rubor apareció en sus mejillas. “Catcher me está dando la lata también con lo de moverme demasiado rápido.,” dijo, manteniendo su mirada sobre los monitores delante de él. “Pero él es sólo uno para hablar.”

“Él está viviendo ya con mi antigua compañera de piso,” convine.

“Aún en el cuarto,” Catcher dijo. “Y hablando de cosas en el cuarto, qué te trae por aquí?”

“Sólo la mierda habitual oscureciendo la entrada. El primer punto en la agenda-alguna clase de organización del imitador G.I Joe., dirigida por un hombre llamado McKetrick. Pusieron una barricada no lejos de la casa. Tenían equipos militares completos, botas de combate, ropa negra, SUVs negras sin las matrículas.”

“Ningún helicóptero negro?” Jeff preguntó.

“¿Lo sé, vale? McKetrick se estilaba a si mismo como una clase de salvador humano contra la invasión vampírica. Él piensa que los colmillos nos convierten en un error genético.”

“Un error que él va a remediar?” Catcher preguntó.

Asentí. “Exacto. Él dice que su objetivo es conseguir echar a los vampiros de Chicago y, asumo, llenando ese vacío con su brillante personalidad.”

“Haremos algunas indagaciones. Descubriremos lo que podamos.” Catcher inclinó curiosamente su cabeza. “Cómo pudieron escapar de la barricada?”

“Ethan llamó a nuestros miembros favoritos de la manada. Keene trajo a la familia y algunos más.”

“Bien,” Jeff dijo “Um, estaba allí Fallon?”

“Ella estaba. Pero con una gorra de los Cardinals. No puedes hacer algo sobre eso?”

Él se encogió de hombros avergonzado. “Sé escoger mis batallas. Por lo tanto no. Oh-y haz oído? Tonya tuvo el bebé. Un muchacho de cuatro kilos. Connor Devereaux Keene.”

Sonreí devuelta hacia él. Tonya era la esposa de Gabriel; ella había estado muy embarazada la última vez que la había visto, y ya habían decidido “Connor” como nombre. “¿Cuatro kilos? Eso es un muchacho grande.”

Jeff sonrió de manera cómplice. “Eso es lo que ella dijo.”

Catcher carraspeó. “Cuál es el segundo punto?”

“Raves.”

Ambos me miraron. “Qué hay sobre ellas?” Catcher preguntó.

“Esa era mi primer pregunta en realidad. En el mejor de los casos, tenemos raves saltando a la vista del público de verdad esta vez.”

“Y en el peor?” Catcher preguntó.

“Tenemos algo con marcas de una rave, pero eso implica en realidad vampiros cometiendo atrocidades contra múltiples humanos. Tres supuestas muertes hasta ahora, pero no hay pruebas físicas.” Había silencio en la oficina.

“Hablas en serio?” Catcher preguntó, con tono grave.

“Totalmente en serio.” Les di los detalles sobre el Sr. Jackson y su experiencia, en la investigación del alcalde, y en nuestra visita a su casa. Me preocupó que no tuvieran ya esos detalles; mi abuelo, después de todo, era el Ombudsman sobrenatural de la ciudad. Él debería haber sido la primera persona a la que Tate llamara.

“Es por mí?” Pregunté. “¿Tate está guardando información a él porque soy su nieta? Porque estoy en Cadogan?”

Catcher empujó lejos su plato de fruta, apoyó sus codos en la mesa, y frotó sus sienes. “No sé, y no me gusta la idea. Pero lo que sí sé es que Chuck no estará contento con la posibilidad de que seamos un grupo que solamente figura, una oficina que Tate mantiene abierta para hacer que los supernaturales piensen que él da una mierda-”

“Mientras que está guardando importante información de nosotros,” Jeff finalizó.

“Por otro lado,” Catcher dijo cuidadosamente, “no debería ser nuestro trabajo investigar. Ése es el papel de los detectives del CPD. Pero él normalmente nos avisaría con antelación así podríamos hacer contacto con las Casas o los Rogues.” Él sacudió su cabeza. “Siempre pensamos que Tate era un poco ladino. Conjeturo que esto prueba que tienes que mantener un oído en la tierra incluso cuando estás supuestamente en el grupo informado.”

“¿Y hablando de mantener un oído en la tierra, cuáles son las noticias sobre las raves? Cualquier cosa nueva en el espacio?”

Él frunció el ceño. “Asumí que habías hablado con Malik o Ethan y sabías sobre las tres que hemos rastreado?”

“He oído sobre ellas,” gruñí. Con un cabeceo, Catcher se levantó y fue a una pizarra recién instalada en un extremo de la oficina, destapando un marcador verde, comenzó a escribir. Acompañado por el chirrido del marcador, comenzó dibujando lo qué parecía ser un pescado anguloso.

“Qué es éso?”

“Chicago,” dijo sin darse la vuelta.

“¿En serio? ¿Así es cómo representas la ciudad para la que trabajas? Como un pescado?”

“Realmente parece un pescado,” dijo Jeff emocionado. “Oh, quizás es una carpa asiática. Estás haciendo una metáfora sobre raves y especies invasoras?”

“Inteligente,” dije sonriéndole a Jeff.

Él se inclinó hacia atrás en su silla, sonriendo orgulloso. “Eso es lo que dicen las señoras.”

Puse mis ojos en blanco y me giré de nuevo hacia Catcher, quien estaba mirándonos a ambos sobre sus gafas de Buddy Holly. Tuve que morder mi labio para aguantar la carcajada.

“Como estaba diciendo,” continuó, antes de colocar asteriscos en el mapa en distintos lugares, “sabemos acerca de tres nuevas raves en los dos últimos meses.”

“Informes del vampiro secreto?” Pregunté en voz alta.

“Dos de ellos,” Catcher admitió. “El tercero es de Malik. Todos eran informes de segunda o tercera mano.”

Okay, esto prácticamente hacía volar mi teoría sobre Malik-siendo-la-fuente-secreta.

“También está la rave que visitamos a lo largo de la orilla del lago,” Catcher agregó, colocando otro asterisco en la pizarra.

No descubrimos nada sobre aquella hasta después de que la rave acabara y los vampiros hubieran cerrado la tienda. Como resultado, nos llevamos solamente una idea sobre el número de participantes y una pista en cuanto a quién también había investigado – La Guardia Roja y un cambia-formas que más tarde supimos que había sido nuestro chantajista.

“Están también las raves de las que sabíamos antes de que visitáramos esa. Y la que Tate identificó. Estaba en West Town.”

Catcher asintió, asió un marcador azul, y completó esos asteriscos. Eché un vistazo al “dibujo” de Catcher,” pero todavía no podía hacer ni cabezas ni colas de él. Excepto que todavía parecía un pescado.

“Podrías por lo menos mostrarnos donde está Navy Pier? Le pregunté. “No tengo ni idea de lo que estoy mirando.”

Catcher refunfuñó, pero nos hizo el favor, y dibujó un rectángulo minúsculo asomando hacia fuera a un lado del pescado.

Jeff se rió entre dientes. “Es ese Navy Pier, o es Chicago solamente feliz de verme?”

Me reí y resoplé un poco, por lo menos hasta que Catcher golpeara con un puño encima de la mesa.

“Hey,” protesté, señalándolo, “mi Maestro podría estar encarcelado en Cook County antes del fin de semana, y eso para mí no será precisamente bueno. El sarcasmo es mi manera de mitigar la tensión, como tú sabes, puesto que nos has visto a mí y a Mallory hacerlo.”

Irónicamente, diciendo cárcel en voz alta otra vez hizo retorcer mi estómago con los nervios. Pero la expresión de Catcher se ablandó. Él miró detrás a la pizarra, con una sonrisa ladeada. “Supongo que parece un poco ridículo.”

“Y puesto que lo has reconocido, puedes continuar,” yo sugerí magnánimamente.

“Entonces las raves,” dijo sin demora, “se esparcen a través de la ciudad. Ningún patrón evidente. Ninguna localización evidente de la actividad.”

“Y eso es bastante que decir,” dije, incorporándome. “Lo que dices es que no hay cuartel general de las raves, no hay un lugar donde las fiestas se realicen, de todas formas, y los vampiros son lo bastante listos para ir rotando.”

“Así que ni humanos ni Maestros – si se trata de vampiros reconocidos por las Casas-sospecharían,” Jeff agregó.

“Exactamente,” Catcher dijo.

“Qué hay sobre el tamaño?” Pregunté. “¿La escala? El Sr. Jackson estaba convencido de que allí había una docena de vampiros, y que toda la cosa era como la violenta American Psycho.”

“Justo como el sitio que visitamos, nuestro último informe dice que las raves son un puñado de vampiros y algunos humanos. Pequeño, intimo. Centrado en el acto de dar y de aceptar sangre. Para continuar con la analogía de las películas, éste no es El club de la lucha. Más bien Amor al primer mordisco,” Jeff dijo.

Catcher puso sus ojos en blanco otra vez. “Por lo tanto con este nuevo incidente estamos hablando sobre algo sin precedentes en términos de tamaño y violencia, sin informes de las personas desaparecidas, y ninguna evidencia real de un crimen.” Él se encogió de hombros.

“Esto sugiere que el Sr. Jackson no era del todo honesto. El problema es, que nosotros no hemos hablado con ningún vampiro que estuviera allí en realidad. Ése podría ser el verdadero golpe maestro-consiguiendo a alguien desde el principio. Desde abajo. Descubriendo quiénes están metidos, cómo se están pasando la información, quiénes están participando, y si están participando por voluntad propia.”

“Puedes tirar de los datos del CPD?” Pregunté. “Ver lo que tienen que decir sus archivos?”

“Dicho y hecho,” Jeff dijo, sentándose adelante y comenzando a teclear ligeramente en su teclado. “Puede ser que tenga que cavar un poco para encontrar algo- su arquitectura IT es una mierda-pero te dejaré saber.”

Por supuesto, solo porque la oficina del Ombud no tuviera la información no significaba que no se pudiera conseguir. Era probablemente hora de dar un toque a mi próxima fuente. …

“Gracias,” dije a ambos. “Pueden darme una llamada si oyen algo más?”

“Por supuesto. Supongo que Sullivan va a enviarte fuera a alguna clase de viaje de caza del vampiro psicópata?”

“El pronóstico es fuerte.”

“Llámeme si necesitas respaldo,” Catcher dijo.

“Por supuesto,” convine, pero tenía otra idea sobre eso. Después de todo, Jonah se había ofrecido como compañero.

“Y si vas,” Catcher agregó, “busca información identificativa, estate atenta sobre cualquier palabra de cómo están contactando vampiros o identificando a los humanos.”

“Lo haré.”

“Quieres que encuentre a Chuck antes de irte?” Jeff preguntó. Le saludé en respuesta.

“No te preocupes. Él está ocupado. Déjenlo dirigir su casa abierta.”

“Estoy bastante seguro de que puedo manejar a ambos trabajo y familia,” dijo una voz áspera en la puerta. Miré atrás y sonreí mientras que mi abuelo caminaba en la oficina.
Estaba bien vestido esta noche, negociando en camisa de manga larga con cuadros de tela escocesa con una chaqueta de pana. Pero él se mantenía fiel con los pantalones de color caqui y los zapatos de suela gruesa.

Caminó hacia donde me sentaba en el borde del escritorio y plantó un beso en mi frente. “Cómo está mi vampiro preferido?” Puse un brazo alrededor de su cintura y le di un medio abrazo.

“Hay algún otro en la lista?”

“Ahora que lo mencionas. No. Tienden a ser caros de mantener.”

“Amén,” Catcher y Jeff dijeron simultáneamente. Les di una mirada mordaz.

“Qué te trae por estos lares?”

“Estaba informando a Catcher y Jeff sobre nuestro último drama. Larga historia corta, operaciones encubiertas y raves, puntos dobles para mí.

Él hizo una mueca.

“Cosa que no me emocionaría incluso si no fuera tu abuelo.”

“No,” convine.

“Odio ser yo mismo el portador de las malas noticias” dijo, “pero tu padre me dice que ustedes no han hablado desde hace algunas semanas.” No me importaba mi padre, pero me importaba incluso menos el hecho de que él pudiera meter a mi abuelo en medio de nuestra pelea.

“En realidad, lo vi dejando la casa del alcalde anoche. Tuvimos un intercambio de palabras muy agradable,” Aseguré a mi abuelo.

“Buena chica,” él dijo con una sonrisa. Salté del escritorio. Era hora de conseguir el resto del programa de investigación en la calle.

“Necesito darme prisa, y tu necesitas volver a tu fiesta, así que los dejaré a ellos dándote los detalles.”

“Como si existiese la posibilidad de que pudiera evitarlo,” mi abuelo dijo. Me abrazó una vez más, después me dejó ir. Me despedí y caminé de nuevo hacia la puerta principal, los trolls del río asentían con sus cabezas cuando pasaba como si hubiese sido examinada. No como un vampiro, quizá, pero por lo menos la nieta de un hombre en el que confiaban.

Los amigos de las altas esferas definitivamente ayudaban - especialmente si tú tenías enemigos incluso en los puntos más altos. Mi teléfono sonó apenas conseguí meterme nuevamente dentro de mi coche. Tiré de la puerta para cerrarla y lo arranqué rápidamente. Era Mallory.

“Hey, pelo azul. Qué pasa?” Ella no habló, sino que ella comenzó enseguida a sollozar.”¿Mal, qué va mal? Estás bien?”

“Catarsis,” Ella dijo. “Es uno de esos llantos de catarsis.”

Resoplé. Había estado preparada para chirriar las gomas en la prisa por llegar a ella si hubiese estado en peligro. Pero toda chica sabe la importancia de un llanto de catarsis-cuando no estas llorando necesariamente por algo específico, pero porque todo se ha convertido en un nudo gigante retorcido. “Algo de lo que quieras hablar?”

“Más o menos. No realmente. No sé. Puedes reunirte conmigo?”

“Por supuesto. Dónde estás?”

Ella lloriqueó. “Todavía estoy en Schaumburg. Estoy en el Goodwin de la I-90. ¿Sé que está lejos, pero podrías encontrarme en las afueras? Tienes tiempo?”

Goodwin era uno de esos restaurantes ubicuos de veinticuatro horas que veías en los parques de las oficinas y en los estacionamientos de los hoteles. La clase frecuentada por jubilados a las cuatro de la tarde y adolescentes en la medianoche. No podría llamar a Mallory gourmet, pero ella tenía definitivamente un interés por la cocina moderna. Si nos estábamos reuniendo en un Goodwin, ella quería alimentos blandos o el anonimato.

No estaba enloquecida por cualquiera de las opciones.

“Estoy saliendo de la oficina del Ombud. Me llevará cerca de cuarenta y cinco minutos llegar allí. Está bien?”

“Sí. Estoy estudiando. Estaré aquí.”

El estudiando explicaba la opción del restaurante. Nos despedimos y yo miré atrás a la puerta de la oficina por un minuto, preguntándome si debería dirigirme adentro y advertir a Catcher que su chica estaba en un ataque de estrés. Pero era una BFF, y había un código de honor. Un protocolo. Ella me había llamado a mí, no a Catcher aunque él estaba en la oficina y claramente accesible. Eso significaba que ella necesitaba desahogarse conmigo, de modo que sería lo que haríamos.

“En camino,” murmuré, y arranqué el coche.

***

Mientras conduje, hice planes para la segunda parte de mi investigación. Y esa parte era un poco más complicada, sobre todo porque no pensaba que le gustara a mi fuente.

La primera vez que nos habíamos encontrado, Jonah había sido brusco. La segunda vez lo descubrí en las calles oscuras de Wrigleyville, habiéndome seguido así que él podría echarme un vistazo. Probando mi valía, por así decirlo.

La Guardia Roja había sido organizada hace dos siglos para proteger a los Maestros vampiros, pero ahora funcionaban para mantener un ojo vigilante a sus propios Maestros.

Cuando Noah Beck, el líder de los Rogues de Chicago, me hizo la oferta de ser miembro, él me había informado de que Jonah, capitán de la guardia de la casa Grey de Chicago, podría ser mi compañero si firmaba. La oferta me aduló, pero uniéndome a un grupo cuyo propósito era vigilar Maestros podría haber provocado la Tercera Guerra Mundial en la casa Cadogan.

Ethan, si tuviese conocimiento de ello, podría haber visto el movimiento como una bofetada en su cara. Me consideraba un vampiro de baja resistencia, añadiendo a propósito que mi reserva del drama no era realmente mi taza de té. Jonah, habiendo estado singularmente poco impresionado conmigo, probablemente no estaba triste de que hubiera dicho que no. No estaba esperando que esta llamada de teléfono fuera a ir mejor, pero la GR tenía detalles sobre las raves-incluyendo la que ellos habían limpiado.

Y puesto que mi visita a la oficina del Ombud no había sido exactamente productiva sobre la base recogiendo-información (no obstante muy productiva sobre la base política de los trolls del río), Jonah era una fuente y necesitaba sacarle algo. Él me había llamado antes una vez, así que cuando me estaba dirigiendo al norte hacia Schaumburg, marqué su número. Él contestó después de un par de llamadas. “Jonah.”

“Hola. Soy Merit.” Hubo una pausa incómoda.

“Negocios de la Casa?” Asumí que él estaba preguntando si yo estaba llamando de parte de la casa Cadogan -o por nuestra conexión con la GR.

“No exactamente. Tienes un minuto para hablar?” Otra pausa.

“Dame cinco minutos. Te volveré a llamar.”

Se cortó la línea, así que me cercioré de que mi timbre funcionase bien y puse el teléfono en el sostenedor de vasos mientras hacía mi camino hacia la I-90. Jonah fue puntual; el reloj del salpicadero se había movido exactamente cinco minutos cuando llamó de nuevo.

“Tuve que salir fuera,” explicó “Ahora estoy en la calle. Imaginé que así podría evitar el drama” Los vampiros de Scott Grey vivían en una nave convertida en el barrio de Andersonville, no lejos del Wrigley Field. Los patos afortunados.

“Qué pasa?” preguntó.

Decidí contarle la verdad. “El Alcalde Tate nos llamó ayer a su oficina. Nos dijo que tenía la declaración de un testigo en la que una banda de vampiros habían matado a tres humanos.”

“Maldición.” Su insulto fue bajo y sonó un poco cansado. “Algo más?”

“Tate sugirió que la violencia era parte de la cultura de las raves. Pero en base a nuestros informes, esto suena diferente. Más grande. Más malo. Si el testigo, el Sr. Jackson, estaba diciendo la verdad, ésta tiene las marcas de una cierta clase de ataque. Lo que sucedió en la rave puede que sea el menor de los problemas. En cualquier caso, es hora de hacer algo con ellas, y para hacer eso, necesito de información.”

“Así que me llamaste a mí?”

Puse mis ojos en blanco. La pregunta sugería que él me estaba haciendo un favor-y con eso que él podía pedir uno a cambio. Tan típico de vampiros. “Eres mi mejor esperanza para las respuestas,” dije siendo práctica.

“Desafortunadamente, no tengo mucho que contarte. Sé sobre la última rave- alguien de la GR la limpió-pero solo porque Noah me informó. No estaba allí.”

“Piensas que Noah pueda tener más información?”

“Quizás. Pero por qué no le llamas a él directamente?”

“Porque te ofrecieron como mi compañero.” Jonah hizo una pausa.

“Esta llamada es señal de tu interés en la GR?”

Es un último esfuerzo desesperado para recoger información, pensé, pero le ofrecí otro en su lugar, “Pienso que esto es lo suficientemente grande para superar a las Casas o a los miembros de la GR.”

“Muy bien. Haré algunas preguntas y volveré a tí si descubro cualquier cosa. Asumo que no le dirás a nadie que hemos hablado.”

“Tus secretos están a salvo conmigo. Y gracias.”

“No me lo agradezcas hasta que desentierre algo. Estaré en contacto.”

La línea se cortó, así que guardé el teléfono. Cada día que pasaba había más drama y complicaciones. Raramente las noches pasaban sin drama vampírico.

A veces dejarse ver en pijama con un buen libro sonaba como una idea fenomenal. El teléfono sonó casi inmediatamente después de que lo hubiera colgado. Miré la pantalla; era mi padre.

Consideré brevemente mandarlo directamente al buzón de voz, pero había estado haciéndolo mucho últimamente – lo bastante que mi falta de comunicación golpeó en el radar de mi abuelo. No quería mis problemas en su plato, así que suspiré, y abrí de un tirón el teléfono, y lo levanté a mi oído. “Hola?”

“Me gustaría hablar contigo,” dijo mi padre, aparentemente como modo de saludo. Esto era realmente inevitable. Estoy segura que mi padre tenía una serie de temas pendientes para mí. El truco era imaginarse qué asunto en particular estaba hoy en su mente.

“Sobre?” Pregunté.

“Algunas cosas en el horizonte. Me he enterado de algunas inversiones de las cuales pienso que Ethan puede estar interesado.” Ah, eso explicaba el buen humor en Creeley Creek. Si había algo que hacía feliz a mi padre, era la posibilidad de una ganancia sobre el capital y una comisión gorda. No obstante, aprecié que él estuviese interesado en trabajar con Ethan-a pesar de su intento por enterrarnos a todos.

“Estamos en el medio algo ahora mismo. Pero definitivamente voy a informar a Ethan de tu oferta.”

“Él puede llamarme a la oficina,” dijo mi padre Él se refería a su rascacielos en la Avenida de Michigan a través del Millennium Park. Solo las mejores propiedades inmobiliarias de la ciudad para el mejor magnate gigante de las propiedades inmobiliarias. Con esa instrucción, la línea se cortó.

Si solo pudiera haber escogido a mi familia….

Traducido por Mary

Corregido por Lu


Hice una corrección rápida porque tengo que irme a estudiar, así que si se me pasó algo perdónenme, luego lo leeré de nuevo.

Camila  – (31 de mayo de 2011, 15:11)  

Muchas gracias por el capítulo chicas!, me había atrasado en leerlos pero ya me pongo al día. Besos!

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