Hard Bitten - Capítulo XVIII

CAPITULO DIECIOCHO

LA V ES DE VALOR.


Ethan estaba esperando en el primer piso, junto a una columna, y alzó la mirada cuando pisé el último escalón. “Luces encantadora.”

“Gracias.” Alisé con las manos la falda consciente de mí misma. “Ninguna queja por el hecho de que esté llevando este vestido de nuevo?”

La sonrisa de Ethan era burlona. “No me digas que estabas esperando recibir otro.”

“Eso sería ridículo. Estoy muy por encima de esas preocupaciones juveniles.”

Su sonrisa se volvió un poco más filosófica.

“A ti te gustan las cosas que te gustan. Esas cosas te encantan, y nunca deberías avergonzarte de ello. El placer que te dan las cosas más simples- comida, ropa, arquitectura- es una cualidad muy atractiva.”

Aparté la vista de la calidez de sus ojos. “Estamos listos?”

“Llevas tu daga?”

“Rara vez salgo de casa sin ella.”

“Entonces a la Baticueva, Centinela.”

Él estaba de un humor extrañamente alegre, un humor más exaltado del que yo había esperado, dado el evento al que íbamos a asistir. Ethan definitivamente podía verse formal; se veía bien en esmoquin y sabía cómo conversar con la multitud. Pero la audiencia no era probable que fuese a ser receptiva.

Cuando estábamos en el coche, ya con los cinturones abrochados, nuestras miradas se encontraron.

“Crees que McKetrick intentará detenernos esta vez?”

Él bufó, y arrancó el coche. “Dada nuestra suerte, es bastante probable.”

Afortunadamente, estaba equivocado. Llegamos a Lake Shore Drive sin más incidente que un desagradable rezongo, que ralentizó el tráfico a paso de tortuga. Era tarde, pero eso no descartaba una masa compacta de descerebrados- el atasco más habitual, causado cuando los conductores disminuyen la velocidad para echar un vistazo al siniestro. En este caso, ni siquiera era un accidente, tan sólo un par de chicas de fiesta, que hacían muecas junto a su coche mientras un policía escribía una multa.

Estábamos en algún lugar cerca de Navy Pier cuando hablé sobre el tema que él no había mencionado. “Vas a contarme acerca de tu llamada con Darius?”

Había decidido que prefería tenerlo golpeando árboles que guardándose para sí las cosas. Al menos con el boxeo de árboles podía calcular cuán grande era el problema en el que estábamos metidos. Con el silencio, no tenía ninguna pista.

A Ethan le tomó un rato contestar. “No hay necesidad de hablar de ello.”

“No hay necesidad de decirle a tu Centinela lo que la cabeza del PG piensa acerca de la Casa?”

“Baste decir que tuvo palabras bien escogidas sobre mi liderazgo.”

Le eché un vistazo. “Y eso es todo lo que me vas a contar? No descargarás tu ira?”

“Hay momentos en los que la política invade la Casa. Algunas veces es inevitable. Pero mi trabajo como Maestro es aislarte de esas cosas. No de hacer estrategias y alianzas y cosas como esas, sino de la presión política de lo más alto. Tú vas a encargarte de los deberes propios de tu posición- y preocuparte acerca de mi trabajo o el de Darius no es una de esas tareas.”

“Gracias. Excepto que eso no me ayuda exactamente a prepararme para la inevitable patada en el rostro del PG.”

Él hizo una pausa. “Algunas veces eres demasiado inteligente para tu propio bien, ya lo sabes.”

Sonreí enseñando los dientes. “Es una de mis mejores cualidades.”

Gruñó. “Bien, para ahorrarte los detalles más sórdidos, está bastante convencido de que nuestra investigación acerca de las raves tan solo está empeorando el problema- y otorgándole más atención. Es de los que opinan que se trata de asuntos que el PG puede manejar, y siempre y cuando el PG sienta que actuar es apropiado, lo hará.”

“Wow.” Dije sarcástica. “Eso no es para nada corto de miras e ingenuo.”

“La atención a los detalles nunca fue el punto fuerte de Darius. Llámalo la previsión de la inmortalidad- a menudo pierde de vista los árboles por el bosque.”

Ethan tamborileó los dedos sobre el volante. “No sé qué decir para convencerle de lo contrario, para hacerle entender la gravedad de la situación.”

“Tal vez deberíamos arreglar que McKetrick y Darius tengan una charla.”

Él se rió entre dientes. “No es una mala idea en conjunto. No obstante no estoy seguro de quién ganaría- el luchador británico, o el americano.”

“Me pregunto si, hace cuatro meses, pensarías esta clase de cosas?”

Él me miró. “A qué te refieres, Centinela?”

Lo pensé un momento, intentando darle forma a la idea. “En nuestros buenos días, pienso que nos hicimos mejores el uno al otro. En nuestros trabajos, quiero decir.”

Aclaré rápidamente. “Tú me recuerdas la Casa, las cosas por las que luchamos.”

“Y tú me recuerdas cómo es ser humano.”

Asentí, sintiéndome un poco tonta al haber dado voz a mis pensamientos.
“Somos un buen par,” dijo, y no estuve en desacuerdo.

Habíamos llegado a un entendimiento. Parecía que trabajábamos bien juntos en ese momento- como si hubiésemos encontrado ese delicado punto de equilibrio entre amigos y amantes.

No quería ser una de esas chicas que se sentían atraídas por cosas que no podría tener. Pero no era realmente lo que parecía. Contra viento y marea- y contra cada pedacito de advertencias sobre relaciones dictados por madres y novias a través de los siglos- él parecía realmente estar cambiando. Había dejado de aprovecharse de la química que fluía entre nosotros para conquistarme con palabras, con confianza, y con respeto.

Eso no es algo que hubiese esperado, pero me pareció más serio… y más aterrador. Como una chica con buen criterio, ¿cómo se supone que debería reaccionar ante un chico que había hecho lo impensable y había crecido?

Era una pregunta difícil. Mientras que la idea de estar juntos era algo emocionante… Todavía no estaba lista. ¿Podría estar preparada, con el tiempo?

Honestamente, no lo sabía. Pero tal como Ethan me había dicho una vez, tenía toda la eternidad para probar que estaba equivocada.

Encontró un aparcamiento afuera de la Casa Grey. Era extraño acercarse al edificio por segunda vez bajo la apariencia de una invitada a la cena que nunca había visto el interior. Decidí mostrarme sorprendida e impresionada- pero a pesar de cualquier sensación que pudiese darle, aún sería una mentira hacia Ethan.

Con el Maestro a mi lado, volví a entrar en la casa Grey. Charlie, el asistente de Darius, estaba parado frente a la exuberante vegetación de la entrada. Llevaba pantalones azul marino, y una chaqueta color caqui, con una camisa azul pálido por debajo. Sus pies estaban calzados con mocasines, sin calcetines. Era un conjunto algo extraño para Agosto, en Chicago, pero lo formal encajaba con él.

Charlie no nos dejó imaginar su tarea. “A Darius le gustaría hablar con vosotros.”
Ethan y yo intercambiamos una mirada. “¿Dónde?” Preguntó él.

Charlie sonrió presuntuoso. “Scott ha ofrecido su oficina. Por aquí,” dijo, extendiendo un brazo.

Le seguimos a través de la entrada hacia una de las puertas por debajo de las escaleras- una de las habitaciones que Jonah había dicho que no eran importantes. Abrió la puerta y esperó mientras entrábamos.

La habitación era gigante, casi tan larga como un campo de fútbol. Parecía una vieja bodega- con suelos de madera muy gastados y paredes de ladrillo pintadas, y un techo con vigas descubiertas. Había escritorios repartidos por todo el espacio. Supuse que Scott y su equipo ocupaban la oficina.

Pero si era así, no estaban aquí en este momento. Darius estaba sentado junto a Scott en un sofá bajo y moderno. Ambos llevaban traje. Jonah estaba de pie detrás de ambos, y me hizo una seña de reconocimiento… y luego, según vi por el rabillo del ojo, una mirada prolongada. Probablemente me lo estaba imaginando, pero cuando involuntariamente me encontré con su mirada, rápidamente apartó la vista como si hubiera sido pillado haciendo algo malo.

Tal como dije, complicaciones.

Morgan estaba de pie unos pasos más allá, con los brazos cruzados sobre el pecho, llevando la camisa y los pantalones con los que le había visto puestos- y quitados- más temprano. Nos miró cuando entramos, pero no hicimos contacto visual.

Mi estómago se hundió, y supe exactamente lo que venía. Me arriesgué a hacer contacto telepático con Ethan.

Estate preparado. Le dije. Creo que Morgan le dijo a Darius sobre Paulie Cermak.
Charlie salió de nuevo, y cerró la puerta detrás suyo. Darius empezó tan pronto como la puerta se cerró.

“El señor Greer me dijo que habíais estado investigando a Celina.”

Esta vez, fue mi conexión mental con Morgan la que estaba activada- no era algo que tuviese que tener, dado que él no me había convertido en vampiro, pero era útil cuando necesitaba una riña encubierta.

Confié en ti, le dije. Te confié información, ¿y decidiste llevársela a Darius?
Él no respondió, tan solo sacudió la cabeza. Era el movimiento de un cobarde- o de un niño. Y no ayudaba exactamente a disminuir mi enfado.

Ethan podría haber sido tomado por sorpresa la otra vez que Darius había ido a la ofensiva, pero esta vez estaba preparado para el asalto. “Como bien sabes, mi señor, estamos obligados por el Canon a seguir las leyes y dictados de la ciudad en la que estemos Alojados. El alcalde Tate nos pidió que investigáramos la naturaleza de las nuevas raves. Eso hicimos.”

“Implicasteis a un miembro de la Presidencia.”

“Hemos seguido la información hacia donde nos llevó.”

“¿Y os llevó a Celina?”

Muy lentamente, Ethan volvió su mirada helada hacia Morgan. “Creo que el señor Greer fue el vampiro que confirmó la relación de Celina con el hombre que se cree que está distribuyendo V por toda la ciudad.”

Morgan miró a su vez a Ethan, enseñando los dientes, la magia de repente se derramó por la habitación cuando su obvio enfado floreció.

La reacción de Ethan fue casi inmediata. Sus ojos se platearon, sus colmillos descendieron, y su propia magia- más fría y crujiente que la de Morgan- se derramó, de la misma forma. Ethan dio un paso hacia delante, con la amenaza en sus ojos, y conmigo a su espalda.

Había visto a Ethan enfadado anteriormente- incluso con Morgan- pero nunca nada como esto.

“Recordarás tu lugar.” Dijo Ethan, haciendo alusión a que él había sido Maestro de Casa más tiempo del que Morgan había vivido. Demonios, yo había sido vampiro más tiempo del que llevaba Morgan siendo Maestro, y no era mucho decir.
Pero esta vez Morgan no se dejó intimidar. Dio un paso hacia delante y pegó un dedo a su pecho.

“¿Mi lugar? El mío es la Casa más antigua de América, Sullivan. Y no lo olvides. No soy yo el que está avergonzando a todas las Casas provocando un drama que no necesita ser provocado.”

“¿Estás loco?” Preguntó Ethan. “¿Entiendes lo que está pasando ahí fuera en este mismo instante? El problema- los riesgos- ¿las Casas están revueltas por lo que hizo tu antigua Jefa? ¿O por lo que está haciendo ahora?”

“¡Suficiente!” Dijo Darius poniéndose en pie de un salto. “Suficiente de esto. Sois Maestros de vuestras Casas, y estáis actuando como niños. Esta conversación es una vergüenza para todas las Casas Americanas y el GP- sin cuya generosidad no existirían.”

Eso era exagerarlo un poco, pensé.

“Desde este instante, ambos os comportareis como Maestros de Casa. Como los príncipes que estáis destinados a ser. No peleándoos como niñatos humanos.”

Darius levantó la mirada, ojos de hielo perforándome.

“Tu Centinela está fuera de las calles. No estará comprometida en ninguna otra investigación o cualquier cuestión que tu alcalde imagine que exista.”

Los ojos de Ethan difícilmente podrían estar más abiertos.

“¿Y si la autorización de arrestarme es ejecutada?”

La mirada de Darius retornó a Ethan. “El alcalde de la ciudad de Chicago probablemente sea lo bastante inteligente como para saber que una prisión artificial no puede mantenerte dentro. Sin embargo, disfrutará usando la encarcelación para coaccionarte a resolver sus problemas por él, esos problemas que aún son suyos. Y, lo más importante, ¿habéis visto alguno de vosotros la evidencia de que las tres chicas que vuestro alcalde cree asesinadas estén realmente muertas? ¿Habéis tenido alguna noticia acerca de tres chicas desaparecidas en Chicago?”

Catcher había prometido que echaría un vistazo a la muerte de las chicas, pero no me había enviado ninguna información en todo este tiempo. Pero no porque no hayan resuelto el crimen quiera decir que el crimen no haya sido cometido.

Tomé la palabra. “Los testigos presenciales creen que las tres chicas fueron asesinadas. Y las cosas que él describió fueron precisas- vampiros de gatillo fácil, que se colocan con la violencia, listos para luchar.”

“En otras palabras.” Comenzó Darius, de una manera supremamente presumida. “¿Al igual que vampiros?”

Déjalo estar, Centinela, resonó la voz de Ethan en mi cabeza. Pelear contra seiscientos años de creencias arraigadas no es una batalla que puedas ganar.
Está equivocado, protesté.

Puede ser. Pero nuestra pelea es por Chicago, no por Darius West, da igual cual sea su poder. Disputa aquellas batallas que puedas ganar. Por ahora, añadió al estilo clásico de Ethan, mantente al margen.

“¿Y el hecho de que las raves se estén volviendo más duraderas y violentas?” Preguntó Ethan.

“Los vampiros están actuando como vampiros, como siempre actuaron. Si unos pocos vampiros errantes rompen la regla de la ciudad que acoge su Casa, deja que la ciudad responda.”


“¿Y si eso no es suficiente?”

“Entonces el GP lo discutirá, y el GP actuará. Mantén el control de tu propia Casa, Ethan, y deja que el GP haga su trabajo. No eres quién para considerar esta cuestión como propia.”

Un pesado silencio llenó la habitación.

“Sire,” dijo Scott, finalmente hablando. “Fui informado de que nuestros invitados llegaron. Ya que presentaste tus directrices, ¿tal vez Ethan pueda reconocerlas y podamos ir a cenar?”

Darius inclinó su cabeza hacia Ethan, el movimiento más perruno que vampírico.

“¿Ethan?”

Ethan se humedeció los labios, y supe que estaba estancado. Teniendo en cuenta el rollo que le habían largado, supe por qué.

“Sire, reconozco ser consciente de tus directrices y… actuaré según tus órdenes.”

Bien podría estar cruzando los dedos detrás de la espalda, por la rebelión que se leía en su lenguaje corporal. Pero no podrías criticar su respuesta. Sonó completamente obediente- en palabras y tono.

Aquellas palabras, probablemente vestigios de un ritual feudal, eran suficientes para Darius, quien asintió. “Vamos a beber, comer y divertirnos.”

Caminó hacia Ethan, con un brazo extendido. En un movimiento similar que había visto hacer a Ethan y Malik, Ethan extendió su brazo, de la misma manera, se agarraron los antebrazos, y compartieron un varonil medio abrazo.

Susurros lo siguieron, tan bajos que no pude escuchar ni una palabra.

Cuando el ademán estuvo completo, Ethan y Darius salieron de la oficina. Morgan les siguió, y luego Scott. Fui la última en salir, pero no llegué muy lejos.

Morgan me arrinconó en el pasillo, poniendo su mano en mi brazo para detenerme. “Ella era mi Jefa. Tuve que decírselo.”

“No.” Susurré, “no tenías que decírselo. Sabías que estábamos manejándolo, que estábamos investigando. Lo que aparentemente tenías que hacer era venderme- a mí y a mi Casa- traicionándome, porque nuestra relación no funcionó y todavía estás enfadado por ello.”

Sus ojos se abrieron de asombro, pero no dijo nada.

“Ya he terminado de ayudarte,” le dije. “Éramos quienes luchaban para mantener las Casas, la ciudad, juntos. Pensé que podía contar contigo como un aliado, es por lo que te di la información. Pensé que podría ayudar si estábamos en lo mismo. Estaba obviamente equivocada, porque actuaste como un adolescente hormonal de catorce años, en lugar de un hombre crecidito.”

“Aún soy un Maestro,” dijo hinchando el pecho un poco.

“Para Navarro eso queda por ver, porque estás dejando que Celina tome el control. ¿Y para mí?” Me incliné un poco hacia delante. “Tú no eres MI Maestro.” Me alejé, indudablemente dejando un sendero de magia fugada, detrás de mí.

Había pensado cuando Morgan se hizo cargo de Navarro, que no tendríamos un enemigo en ese lugar, alguien que usase a la gente cada vez que le diese la gana. Pero, como con tantas otras cosas desde que había sido convertida en vampiro, estaba equivocada.

Traducido por Bess

Se los dejo corregido hasta la mitad porque tengo que irme a cocinar!! jajaj beeeeesos chicas y gracias por la paciencia♥

Claudia  – (6 de julio de 2011, 5:55)  

Hola! Muchas gracias por el excelente trabajo! Me encanta esta historia y esperaba con gran entusiasmo por este libro! Lo siento si he escrito algo mal, soy brasileña y yo no sé escribir en español muy bien. ^_^" Muchas gracias!

-Bess-  – (6 de julio de 2011, 8:09)  

bueno, en realidad en blogger soy -Bess- lo otro que pusiste es mi correo electrónico xD

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