Hard Bitten - Capítulo XX

CAPÍTULO VEINTE

LA RESACA


Parpadeé y esperé a que la sala dejara de girar. Estaba mirando un techo industrial, hojas de plantas y helechos en los bordes de mi visión. Todavía en la Casa Grey, supuse.

Ojos verdes aparecieron en mi marco de visión. "¿Cómo está tu cabeza?"

"Palpitando".

Empecé a sentarme, pero Ethan puso una mano sobre mi hombro. "Has estado fuera por unos minutos. Toma las cosas con calma."

"¿Qué pasó?"

"Trataste de detener a Jonah de pegarme, e inadvertidamente te pegó."

Ahora recordaba. Me había puesto en el camino de la batalla de Jonah y Ethan, y había terminado peor que eso.

Ethan tendió una mano. "Dame tu mano", dijo, luego deslizó su otra mano detrás de mi espalda. Me senté, cerré mis ojos hasta que el vértigo pasó.

Cuando finalmente los abrí de nuevo, Ethan inclinó hacia atrás mi barbilla, mirando hacia mis ojos. "Mira a la izquierda", dijo, y cuando lo hice, añadió, "y la derecha." Hice eso, también.

"Me dio duro", le dije, tocando cuidadosamente con un dedo el nudo en la parte posterior de mi cabeza. Teniendo en cuenta la velocidad de cicatrización vampírica, no iba a durar mucho más tiempo, pero por ahora, dolía.

"Sí, lo hizo", Ethan estuvo de acuerdo.

"¿Dónde está?"

"¿Jonah? Scott consiguió retenerlo hasta que esté tranquilo y la droga este eliminada. Fue el vino ", agregó Ethan. "De acuerdo con los vampiros de la Casa Grey, obtuvieron el V del Benson’s, donde mutuamente compartieron con un grupo de Rogues".

"Sin duda en nombre de la cooperación inter–Casa", dije secamente.

"Estoy seguro. Además los vampiros de la Casa Grey pasaron de largo que Darius estaría cenando aquí esta noche. Después lograron sacarse de quicio unos a otros sobre las injusticias del PG".
"Probablemente un argumento fácil de hacer para los vampiros Rogue", comenté. "Especialmente si estaban todos con V."

Ethan asintió. "Volvieron a la Casa intentando dar a Darius un pedazo de su mente. También se escabulleron dentro de la cocina con una dosis extra y colocándosela al vino. Querían que experimentara los efectos de ser un verdadero vampiro."

"Irónico que Darius no beba cualquier cosa".

"Mucho. Aunque ahora esta profundamente consciente de los efectos de V".

Una larga sombra apareció sobre mí, y luego habló una voz Inglés. "¿Cómo está?"

Miré hacia arriba. Darius estaba a mi lado.

"Lo logrará", concluyó Ethan, "aunque creo que descansar sería una buena manera para que pase el resto de la noche."

"Creo que es una excelente idea", coincidió Darius. "Unas pocas pintas de sangre podrían acelerar la curación."

Ethan asintió. "¿Y nuestra investigación de V?"

"He hecho que la posición del PG este clara."

"Señor––", comenzó Ethan, pero Darius le hizo callar con una mano.

"Hay más que considerar, Ethan, que el juego que están jugando con su alcalde. Toma cuidado de tu Casa; permite que el Sr. Grey y el Sr. Greer tomen cuidado de las suyas. El resto no es de tu incumbencia, y eso incluye a cualquiera de los miembros actuales del GP. ¿Está claro?"

La mandíbula de Ethan se contrajo, pero logró una inclinación. "Por supuesto, señor."

Darius asintió oficialmente, luego ofreció una sonrisa débil para mí. "Sana rápidamente, Merit", dijo, y después se fue de nuevo, Charlie camino en línea detrás de él.

"Me gustaría ir a casa", dije en voz baja.

"El sentimiento es definitivamente mutuo", dijo Ethan, su mirada aún siguiendo a su maestro político mientras desaparecía en la selva hecha-por-el-hombre. "Vamos a casa."

**

Ethan insistió en llevarme al coche, lo cual se sentía ridículo y romántico en partes iguales. Como una mujer segura de sí misma, no era precisamente cómodo ser llevada como una niña. Por otro lado, Ethan me había hecho un vampiro, manteniendo el vínculo entre nosotros. El olor y el toque de él fueron suaves, logré disfrutar siendo llevada en sus brazos, sin importar la culpabilidad del placer.

Cuando llegamos a la casa de nuevo, protesté lo suficiente para que me dejara caminar escaleras arriba hacia mi habitación, pero negándose a dejarme sola. Mientras Ethan recuperaba sangre de la cocina, me cambié a unos pantalones de yoga, una camiseta de los Cubs y me acosté en mi cama, una pila de almohadas detrás de mi cabeza adolorida.

Ethan regresó trayendo un vaso de plástico gigante con asa, el tipo de vaso que compraría un camionero para proporcionar dosis de cafeína para todo un día de camino.

"¿Fue el vaso más pequeño que pudiste encontrar?"

"Prefiero no subestimar tu potencial de mal humor", dijo, sentándose en el borde de mi cama y ofreciendo el vaso.

Dudé, pero acepté el vaso y comencé a beber a través de la dura pajita de plástico por la parte superior. Después de un momento, me retiré. "¿Hay jarabe de chocolate en la sangre?"

Sus pómulos se sonrojaron un poco. "Ya que no te sentías bien, pensé que un poco de chocolate podría hacerte bien."

Lamentablemente, el chocolate y la sangre no fueron una combinación sabrosa. Pero había pasado por tantos problemas que no soportaría decepcionarlo.

"Gracias", dije, tomando otro sorbo alentador. "Eso fue muy considerado."

Él asintió, luego se sentó en silencio mientras bebía. Tomé hasta que sentí el alivio del hambre latente, después puse el vaso en la mesita de noche junto a mí. Cerré los ojos y me hundí en la cama, mi cabeza contra el respaldo de almohadas. En cuanto estuve tranquila otra vez, el cansancio me abrumó.

"Estoy cansada, Ethan."

"Ha sido otra noche larga", dijo.

Pero negué con mi cabeza–sólo un poco, por lo que mi cabeza no latió con eso. "No sólo es la contusión. Es el trabajo. No quisiera el trabajo de un policía. No estoy del todo segura de querer mi trabajo ahora."
"¿Y perder toda la diversión y la emoción? La oportunidad de revisar los videos de seguridad y las peleas de vampiros drogadictos?"

"No olvides lo de molestar al jefe del Greenwich Presidium".

"Ah, sí. ¿Quién hubiera pensado, hace menos de un año cuando eras graduada, que tu vida llegaría a esto?"

"Ciertamente no yo", dije. Abrí mis ojos otra vez y lo miré. "¿Vamos a terminar esto? ¿O vamos a hacer lo que pidió?"

"No sé. Desde luego prefiero no poner mi destino en manos de Tate." Ethan suspiró y cuadró sus hombros. "Tate llamó a la Casa mientras estábamos fuera. Malik informó que estaba cansado de la demora, y dijo que tenía cuarenta y ocho horas antes de que mi orden fuera emitida."

"Impresionante", murmuré.

Me miró de regreso, sus ojos brillantes esmeraldas. "Tenemos que hablar sobre el beso."

Esta vez, fui la única que se sonrojó. "¿Hay algo de qué hablar? Estábamos drogados."

Me dio una mirada plana, miré hacia otro lado.

"Por lo menos admite que hay algo más que las drogas", dijo en voz baja.

Aparté la vista, mordiendo el borde de mi labio, y reflexioné sobre la ironía. Había besado a Ethan, y el quería hablar de nuestra relación. Ahora habíamos cambiado totalmente los papeles.

"Hay más que eso", estuve de acuerdo finalmente. "Pero sabes como me siento."

"¿Y todavía no estás convencida de que mis intenciones son nobles?"

Estaba cada vez más convencida, me dije a mí misma, pero ¿cómo le digo eso? ¿Cómo iba a confesarlo sin que sonara cruel por no creerle completamente–y sin arriesgar mi corazón diciéndole que había conseguido medio convencerme?

Un silencio incómodo descendió. Por suerte, cambió de tema. "En mi posición, ¿qué harías sobre V?"

"No estoy en tu posición."

"Supongamos que lo estabas", dijo. "Supongamos que tenías una Casa de vampiros bajo tu protección. Supongamos que un funcionario había decidido no permitirte resolver un problema urgente que enfrentaba tu casa por temor a que la existencia del problema llamaría mucho la atención."

Me senté, cruzando mis piernas debajo de mí. "Has respondido tu pregunta, ¿no? tienes un riesgo inminente por la seguridad de tus vampiros, y un riesgo político que podría ocurrir en el futuro. Primero resolver el riesgo inminente. Disculparse, en lugar de pedir permiso".

"¿Y si el resultado final es la Casa bajo custodia legal?"

"Entonces esperamos que el custodio tenga más sentido que el líder del GP."

Por último, Ethan esbozó una media sonrisa. Me golpeó la urgencia de levantar su carga, para hacer completa la sonrisa, para darle el tipo de alivio que había tratado de darme–aunque sin éxito–con sangre sabor-chocolate.

"Tengo una idea", dije.

"¿Qué es eso?"

Hice una pausa, todavía pensándolo completamente, antes de ofrecer, "Nos vemos fuera en cinco minutos–cerca de la fuente."

Arqueó una ceja. "¿Por que?"

"Porque lo digo yo. Confía en mí."

Se debatió por un momento y luego asintió. "Muy bien. Cinco minutos." Se puso de pie y caminó hacia la puerta, mirando hacia atrás antes de salir. "Y nunca lo dudes, Merit–confío en ti".

Desapareció a través de la puerta. Me bajé de la cama, mi dolor de cabeza comenzando a disiparse, y poniéndose a trabajar.

**

Los jardines de la Casa Cadogan eran espectaculares, desde la pista para correr, el asador para la barbacoa, al jardín francés al lado de la Casa. Una fuente colocada en medio del jardín, burbujas de agua para el disfrute de cualquiera de los vampiros que podrían estar sentados en los bancos a su alrededor.

Me quité los zapatos después de cruzar el patio de ladrillos en la parte trasera de la casa, cerrando mis ojos ante la sensación de lujo de la suave, hierba fresca bajo mis pies.

Tus cinco minutos se acercan a su fin, dijo Ethan silenciosamente. Sonreí mientras andaba detrás de la fuente.

¿No estas siempre dándome sermones sobre la paciencia?

Una virtud sobrevalorada, respondió, pero podía escuchar todo el sarcasmo en el pensamiento.

Lo encontré en una extensión elegante sobre uno de los bancos, el único vampiro en la cercanía, y claramente haciendo un pequeño lujo de su alarde. Con ojos cerrados, estaba cabizbajo cómodamente en el asiento, un pie en el banco, el otro en el suelo. Un brazo estaba cruzado sobre su espalda, su otra mano en el liso de su estómago. En su camisa de vestir blanca y pantalones, parecía más como un Caballero que un Maestro de vampiros.

Tal vez estaba reviviendo la historia.

Me senté con las piernas cruzadas en el suelo junto a él, la caja en mi regazo.

"¿Qué tienes ahí?", Preguntó, sin molestarse en mirar.

"Quid pro quo", dije. "Chocolate para el chocolate. Pero habrá que pagar un precio."

"¿Es valioso el premio?" Su voz era baja, con acento divertido.

Le respondí en el mismo tono meloso, ambos sabíamos bien que un flirteo en medio del patio era sólo eso–un flirteo agradable. "Absolutamente lo es."

Ethan se rió entre dientes. "En ese caso, Centinela, adelante."

"¿Cuál fue tu período favorito? ¿Qué periodo te gustó más?"

Sus cejas se levantaron, como si se sorprendiera por la pregunta. Abrió sus ojos y se arrastró un poco en el banco, luego se calmó como pensándolo completamente. "No se pueden negar las comodidades mecánicas de hoy. Los humanos están en la cúspide de los descubrimientos trascendentales que habrían sido imposibles hace sólo veinte años. Y, sin embargo," comenzó, luego calló de nuevo.

"¿Y sin embargo?" sugerí después de un momento.

Suspiró. "Han habido momentos que eran peligrosos, pero estimulantes. Escenas de la historia que tuve la suerte de ser testigo de primera mano. El nacimiento de esta república–el vigor del debate, el fervor de la creencia de que el hombre lo haría mejor que la monarquía. Momentos durante la Guerra Civil en el que hombres y mujeres–aún en momentos de gran peligro–fueron lo suficientemente valientes como para recordarnos lo mejor de nosotros mismos. El ataque (D-day) a Londres, cuando Whitehall se llenó con el corazón estallando de alegría... y la pena."

Ethan suspiró. "La inmortalidad te brinda la oportunidad de ver la historia cuando se hace. Los triunfos de la humanidad y sus crueldades, ambos. Ambos son un alto precio a pagar y de un valor inestimable, por soportar el peso de ese conocimiento."

Se dio la vuelta un poco, apoyando su cabeza en el puño y mirando hacia mí. "Ahora, habiendo caminado a través de mi vida, Centinela, ¿cuál es mi premio?"

Levanté la caja para que la viera y disfruté totalmente de la expresión vagamente consternada en su rostro.

"Estas bromeando."

"Nunca bromeo acerca de los Mallocakes. Siéntate."

No veía a cualquiera sin sospechar, pero hizo lo que le pedí, se arrastró hasta el extremo del banco para darme espacio junto a él. Pero estaba bien en el suelo. Puse espacio entre nosotros y mantuve la interacción casual. Dejándome fingir que los límites emocionales que había puesto entre nosotros todavía estaban firmemente intactos... aún cuando me senté en el suelo interrogándolo sobre su vida y preparándome para alimentarlo con pastelitos rellenos de crema.

Pero cuando la negación era tu red de seguridad, la negación era con la que trabajé.

Quité la tira de papel del cierre de la caja y saqué dos pastelillos envueltos en celofán. Le tendí uno a él, puse la caja a un lado, y sostuve el mío en mis manos.

"He aquí la unión gloriosa de pastel y crema."

Ethan parecía impresionado por la cantidad de azúcar que había puesto en su mano. "En serio, Centinela".

"Confía en mí. No te arrepentirás de esto." Abrí mi paquete y levanté el pastelito. "Ahora, hay varias teorías sobre la mejor manera de comer un Mallocake".

Finalmente, un esbozo de sonrisa. "¿Las hay, ahora?"

"Nuestra bruja favorita, Mallory Carmichael, prefiere remojarlos completamente en leche. No es un mal método, pero creo que los hace húmedos, y tengo esta cosa acerca del pan mojado."

"Eres una fuente constante de admiración."

"Y tan apropiado que prefiero el método ‘peces y panes’. He aquí," dije, partiendo el pastel longitudinalmente por la mitad, después sujeté las dos partes de chocolate. "¡He duplicado el número de pastelitos!"

"Tienes una fuerte tendencia a las tonterías, ¿lo sabías?"

"Es una de mis mejores cualidades", dije, mordisqueando el borde del pastelito. Y como si el pastelito de chocolate fuera en sí una droga, el sabor inmediatamente envió un pulso de calma a través de mi sangre.

Ethan tomó su propia mordida. "No está mal, Centinela".

"Tengo cierto numero de problemas," admití.

"El sabor de la comida no es uno de ellos."

Por un momento, comimos nuestros pastelillos silenciosamente en el jardín.

"Una vez te dije que eras mi debilidad", dijo. "Pero también mi fuerza. Lo dije antes de traicionar tu confianza. Ahora lo sé, y estoy muy arrepentido." Hizo una pausa. "¿Qué tendría que hacer para convencerte de que me dieras otra oportunidad?"

Su voz era más que un susurro, pero el sentimiento era tan fuerte que tuve que mirar hacia otro lado, lágrimas llenando mis ojos. Se trataba de una pregunta legítima–pero no una para la que hubiera una respuesta fácil. ¿Qué haría falta para que yo creyera en Ethan otra vez? ¿Para creer que me elegiría, para bien o para mal, a pesar de la política?

"No estoy segura de que pudieras convencerme de lo contrario. Estoy aprendiendo demasiado rápido."

"¿Y te enseñé que te traicionaría si se presentaba la oportunidad?"

Esta vez, encontré su mirada. "Me has enseñado que siempre este consciente de los pasos siguientes y apariencias, con estrategias y alianzas. Me has enseñado que nunca podías estar seguro de que realmente me querías–y no sólo porque te ayudé a cumplir un fin, o porque era conveniente. Me has enseñado que nunca podías estar seguro de que no ibas a cambiar de parecer si las cosas se rompieran dándote una ventaja estratégica."

La sonrisa de Ethan se marchitó, y por primera vez, se enfrentó a la posibilidad de que sus acciones tendrían repercusiones inalterables. "¿No crees que pueda cambiar?"

Ablandé mi tono. "No creo que una relación sea buena si tengo que pedirte que cambies. ¿Verdad?"

Miró a lo lejos, y luego suspiró cansadamente. "Esto se siente como una batalla que no puedo ganar."

"El amor no debe ser una batalla."

"Y aún así, si no valiera la pena la lucha, ¿cuál sería el punto?"

Nos quedamos en silencio el tiempo suficiente para que los grillos comenzaran a cantar en los huertos que nos rodeaban.

"¿Hay algo que te gustaría decirme sobre Jonah?"

Casi salté por la pregunta, mi corazón repentinamente latió ante el potencial de que mi secreto había sido descubierto. "No", respondí. "¿Por qué lo preguntas?"

"Parecía tener algún interés en ti. ¿lo conoces?"

Gracias a Dios ya tenía preparada al menos parte de una respuesta. "Hemos hablado fuera del Temple Bar, la noche del ataque." La verdad absoluta.

"¿Algo más?" Su mirada era sospechosa, sus ojos rastrearon a través de mi cara como si tratara de medir mi sinceridad.

"No."

"No me mientas, Merit".

"¿Estás pidiendo que no te mienta porque somos amigos, porque fuimos amantes, o porque soy un vampiro de tu casa?"

Sus ojos se ensancharon. "Espero tu honestidad por esas tres razones".

"Esperas–exiges–mi lealtad. Esa no es absolutamente la misma cosa."

Esta vez, entrecerró sus ojos. "¿Qué está pasando? ¿Que no me estas diciendo?"

"Nada que pueda compartir ahora." Y así era. Podría no haberle dicho acerca de la Guardia Roja, la invitación hacia mi, y el papel de Jonah en la organización, pero ahora había confesado que no había sido honesta con él, lo que dificultaría las cosas de nuevo.

Él parpadeó en shock. "¿Tienes información que no compartirás conmigo?"

"Tengo información que no es mía para compartir", aclaré. "La información pertenece a otros; lo sé sólo por casualidad, y no los perjudicaré tomando la decisión de compartirlo. No cuando han escogido no hacerlo."

Su mirada estaba calculando. Evaluando. Después de un momento, asintió. "Que así sea", dijo. Mientras que su derrota fue una victoria para mí como Centinela, todavía sentía como si hubiera perdido algo, como si hubiera roto algún vínculo personal. Me había puesto como Centinela de la Casa a ser su amiga y confidente.

Había hecho lo mismo por lo que lo había reprendido.

Ethan se puso de pie y apretó el celofán en la mano, pasando a mi alrededor y dando un paso atrás en el camino. Se detuvo por un momento, antes de mirar por encima de su hombro. "Es un equilibrio difícil, ¿no es así?, ¿poner a otros antes que tu propia necesidad?"

No me importó que mi propia hipocresía me señalara. Miré hacia otro lado.

Cuando miré de nuevo hacia el camino, se había ido. Mi estado de ánimo no era mucho mejor cuando volví a la segunda planta. Mi cabeza comenzaba a palpitar de nuevo, esta vez por razones diferentes. Puse la caja de Mallocakes de nuevo en la cocina, y luego caminé a mi habitación. Mi mano estaba en la puerta cuando oí una voz detrás de mí.

"No es tan frío como parece, sabes."

Miré hacia atrás. Charlie, el asistente de Darius, de pie en el pasillo, con los brazos cruzados sobre el pecho.

"¿Perdón?" pregunté.

Hizo un gesto hacia la puerta. "¿Podemos entrar?"

"Um, sí," dije, y abrí la puerta. Charlie entró. Lo seguí, luego cerré la puerta detrás de nosotros.

Se sentó en el borde de mi cama y enlazó las manos en su regazo. "Darius está dedicado a las Casas, y no tiene mayor interés en el drama de aquí de los Estados que no son del Reino Unido. El problema es," dijo Charlie, mirando hacia al piso, "es un firme creyente de la jerarquía. Los Maestros deben controlar a las Casas. Los problemas más allá de las Casas son preocupaciones para el GP, y sólo para el GP".

Me gustó la honestidad de Charlie, pero no tenía dudas sobre dónde estaba su lealtad. "Sea como sea, el GP en realidad no ha tomado ninguna medida para controlar a Celina o mantener la paz en Chicago. Estamos haciendo todo lo posible para mantener a la ciudad unida a pesar de lo que ella está haciendo."

Charlie sacudió su cabeza. "¿Se te ha ocurrido que estás jugando en sus manos? ¿Que mediante el reconocimiento de Celina y llevando sus actividades a la luz–en lugar de ignorar sus travesuras–terminaste dándole la única cosa que ella esperaba?"

"¿Cuál es?"

"Atención. De las Casas, el GP, los humanos, la prensa. Celina quiere ser vista, ser escuchada. No estaba recibiendo suficiente atención como un Maestro, por lo que saboteó esa relación para intercambiarlo por diferentes cosas–la atención de los humanos. Y cuando se enteró de que no era la amada de la humanidad, actuó de nuevo. Cada vez que la buscas, cada vez que te defiendes, le das una razón para volver de nuevo."

"¿Estás diciendo que deje a Celina?"

Respondió con nada más que una mirada desafiante. La pregunta en sus ojos era obvia–¿no?

Sacudí mi cabeza, crucé los brazos, me recosté contra la puerta cerrada. "Esta teoría asume que si ignoramos a Celina, ella no actuará. Eso simplemente no es verdad. Cada vez que las cosas se establecen en Chicago–como cuando obtenemos una confesión de ella sobre los asesinatos del parque y la enviamos lejos–aparece de nuevo. Créeme, Charlie, nos obliga a actuar."

Esta vez, él negó con la cabeza. "Lo siento, Merit, pero tenemos un desacuerdo contigo." Fruncí el ceño, y luego me miró. "No me gusta decir esto, haciendo esta acusación. Darius no dirá esto–no esta en su posición hacerlo–pero creo que vale la pena considerarlo."

"¿Qué es eso?"

"Nada de esto comenzó hasta después de que te unieras a la Casa Cadogan".

Mi corazón latía como un tambor en mi pecho. "¿Perdón?"

Levantó una mano. "Escúchame. Para bien o para mal, Celina parecía tener una obsesión contigo. Te mudas a la Casa, obtienes una confesión de ella, y aparentemente como resultado te escoge, y quizás también Ethan, como sus nuevos objetivos."

Me obligué a morderme la lengua. Ethan claramente no le había dicho que había sido víctima de Celina, que me había traído a la Casa porque un Rogue que ella había contratado no había hecho su trabajo por completo. No estaba segura del por que había hecho esa llamada, pero no iba a ser yo quien le diera la noticia al GP. No tenía ninguna objeción de que el GP supiera tan poco de mí como fuera posible.

"Somos conscientes de la situación de Breckenridge," continuó Charlie, "el hecho de que ella te atacó fuera de la Casa. ¿Negarías que pareces ser uno de sus objetivos mas entusiastas?"

"No," dije. Sería imposible negar eso. Por otro lado, "No soy el único objetivo. La Casa Cadogan es un objetivo. Chicago es un objetivo".

Fue salvado por una repentina respuesta, un pitido agudo. Levantó la muñeca, dejando al descubierto un reloj calculadora cuadrado Circa de 1984.

Después de tocar los botones, sonrió con culpabilidad. "Quedé sorprendido por la tecnología cuando fue revelado, y no he encontrado nada comparable desde entonces. Simple y eficiente."

"Genial", dije, tratando de llenar el sarcasmo tan lejos como fuera posible.

Charlie se levantó de nuevo y se dirigió hacia mí, dirigiéndose a la puerta ahora que había concluido su explicación. "Espero que no parezca que estoy tratando de irritarte o culpándote por sus acciones. Evidentemente, es una mujer con libre albedrío y con la capacidad de tomar decisiones por sí misma. Pero considera la posibilidad de que las acciones que te comprometen–como Centinela de tu Casa, con todas sus responsabilidades anexas–soporta sus acciones, también."

Me hice a un lado, dándole acceso a la puerta.

"Realmente deseamos lo mejor para tu Casa. Queremos que todas las Casas de América triunfen, y prosperen."

"Transmitiré ese sentimiento a Ethan", dije cortésmente. A pesar de que mis pensamientos silenciosos eran mucho menos educados, como también supuse que sería el caso de Ethan.

"Excelente. Buenas noches, Merit".

"Buenas noches, Charlie."

Salió otra vez, con una sonrisa eficiente en la cara y un salto en su paso. Y a su paso... inseguridad.

¿Era verdad? ¿Había estimulado las fechorías de Celina por responder a ellas? ¿Estaban los vampiros drogados y los humanos muertos porque la habíamos animado a actuar, a rebelarse contra la Casa Cadogan como un adolescente angustiado? No era justo atribuir la responsabilidad de las acciones de Celina a nuestra puerta. Habíamos tratado de hacer lo correcto por Cadogan y Chicago, últimamente ella era la única que había solicitado el asesinato de humanos, quien nos había chantajeado, y quien estaba ahora probablemente detrás de la venta de drogas. Estas decisiones eran suyas.

Todavía. La acusación de Charlie me carcomía. Incluso si ella hubiera cometido los actos, no era incomprensible pensar que lo había hecho, al menos en parte, porque estaba reaccionando por mí y Ethan, tratando de sacarnos de quicio, tratando de anotar en el juego de ajedrez vampírico que ella había creado.

Odiaba la idea de eso, odiaba la idea de que las batallas que luchabamos día a día eran de alguna manera nuestra culpa, no importaban lo bueno de nuestras intenciones.

Por otro lado, ¿qué otra cosa podíamos haber hecho? No podíamos dejarla exactamente con sus artimañas, creando caos en Chicago solo por cumplir su deseo infantil de atención. No podíamos haber ignorado el intento de chantaje o las amenazas de Tate contra nosotros, incluso si quisiéramos. No era como si Ethan y yo estuviéramos fuera buscando algo para reclamar en contra.

Por supuesto que quería paz y tranquilidad. Por supuesto que quería despertar en la noche y pasar nuestro tiempo de formación, investigación, trabajando para asegurar el éxito de la Casa–en vez de jugar a la defensa contra los merodeadores en la entrada. Cualquier drama, cualquiera que fuera su motivación, sólo había una cosa que iba a resolver el problema de Celina. Sacarla de Chicago, de una vez por todas.

TRADUCIDO POR CHELO

Arianna  – (15 de julio de 2011, 19:05)  

¡Hola! :)

Me encanta esta serie, soy adicta a ella xD
¡Me la he leído ya demasiadas veces!
1º de todo muchas gracias por el trabajo que se está haciendo con la traducción de Hard Bitten :)
2ºEspero que podáis terminar de traducir en breve, si soy una soñadora xDD
¡¡Pero necesito mi ración nueva de Merit y Ethan!!
*-*
3º Luego de que termine de leer Hard Bitten, buscaré entre los libros que ya tienes en tu blog para más dosis adictivas xDD

¡¡Muchos ánimos con la traducción!! :)

Hasta otra.

Anne Polet  – (17 de julio de 2011, 10:19)  

Porfisss!!! animo!!!! fuerza!!1 que sigan!! subiendo capitulos! u.u. muchas suerte! y es genial su blog!!!

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