Hard Bitten - Capítulo XXI

CAPÍTULO VEINTIUNO

NEGACIÓN PAUSIBLE REFRITA SOBRE PALILLO



Necesitaba un descanso de los vampiros. Además tampoco había sabido de Mallory ya hacía rato, y eso definitivamente necesitaba ser remediado. De modo que cuando me desperté y me vestí, le envié un mensaje de texto para ponernos al día y me enteré de que ella y Catcher estaban entrenando en el gimnasio de él. Traducción: tenía la oportunidad de ver a Catcher torturar a otro que no sea yo; y observar a Mallory trabajar en su magia.

Una decisión sencilla. Dejé la Casa y me dirigí hacia el Near North Side, donde estaba metido, adentro de otro viejo almacén, el espacio de trabajo de Catcher. (Convertir viejos almacenes en espacios de esparcimiento para los vampiros y otros sobrenaturales aparentemente era la nueva tendencia en Chicago).

Difícilmente necesité escabullirme fuera de la Casa. Darius nos había sacado de la investigación de V, así que no había mucha necesidad de que me quedara por allí. Y mi conversación con Ethan anoche había despertado incómodas preguntas acerca de mí y mi hipocresía, que no estaba ansiosa por enfrentar. Sabía que eventualmente hablaríamos; no había probabilidades de evitarlo. Pero no tenía por qué ser ya.

Pero aunque fuera a evadirlo, no era tan inmadura como para no llevar mi beeper; también puse mi daga y la espada en el auto. Aún si estaba en un hiatus investigativo, no era imposible que Paulie haya pasado mi mensaje a ‘Marie’, quien planeaba hacerme una visita no planificada. Por ese lado, mejor estar preparada.

Había echo bastante rápido para los estándares de conducción de Chicago – un paseo a una velocidad sorprendente por Lake Shore Drive – pero me dio unos minutos para reflexionar y ganar un poco de perspectiva. No que fuera a encontrar mucha resolución en un paseo de quince minutos o hasta en un par de horas fuera de la Casa, pero el especio era necesario. Necesitaba recargarme alrededor de la gente que me conocía sólo como Merit…no como Centinela.

Aparentemente había agotado mi suerte en estacionamientos; un nuevo bar había abierto frente al gimnasio de Catcher, así que el vecindario estaba repleto de chicas de largas piernas y muchachos bañados excesivamente en colonia, listos para entrar al bar por un poco de coqueteo y martinis de manzana sobrevaluados. Encontré un espacio a tres cuadras, caminé de regreso al gimnasio, y entré.

El interior del edificio estaba moldeado como una gigantesca T, y el gimnasio – el lugar donde Catcher me había enseñado a usar una espada – estaba por el pasillo central. Sentí la chispa de electricidad en el aire tan pronto como alcancé la puerta. Frotándome el desconfortable cosquilleo por los brazos, eché un vistazo al interior.

Catcher estaba usando sus elegantes lentes nuevos, jogging, y una camiseta; Mallory estaba con pantalones de yoga y sostén deportivo, lo cual era en realidad más ropa de la que él me dejaba usar cuando me entrenaba. Vaya suertuda.

Dicho eso, su entrenamiento era otro cantar por completo. Había sabido que Catcher era impresionante con una espada, y había conocido hechiceros – además de poder curvar el universo a su voluntad – podían tirar bolas de lo que parecía ser fuego mágico. Pero nunca había visto algo como esto.

Era como un juego mágico de Handball. Los dos estaban parados en extremos opuestos de la habitación, lanzando y esquivando esferas coloreadas y brillantes el uno al otro. Catcher levantaba una bola mágica hacia Mallory, y Mallory la evadía o lanzaba la suya propia. En ocasiones los tiros se pegarían el uno al otro y combustionarían cayendo chispas, en otras ocasiones le errarían y explotarían contra las paredes con un chasquido.

Eso explicaba el cosquilleo en el aire – cada vez que un balón explotaba, enviaba una nube de magia pulsando por la habitación. Supongo que ése era el riesgo de observar a hechiceros practicar.

Mallory echó un vistazo y ofreció un rápido saludo a la distancia antes de lanzarle una bola azul de regreso a Catcher.

“Ey, tú!”

Miré. Jeff estaba sentado en una silla plástica al otro lado de la puerta, con un balde de palomitas de maíz sobre su regazo.

“Toma asiento,” dijo, dándole palmaditas a la silla detrás de él. “Estaba en realidad por llamarte.”

“No hay necesidad de llamar ahora,” dije, tomando asiento y agarrando algunos pochoclos. Eran los de olla, los cuales adoraba. Un poco salados, un poco dulces, y probablemente mucho mejores para mí que una caja de Mallocakes.

“Entonces, excavé un poco más sobre el prontuario de nuestro amigo Paulie Cermak.”

“Pensé que dijiste que su expediente estaba sellado.”

Jeff lanzó un trozo de pochoclo, luego la agarró con los dientes. “Oh, lo dije. Pero ‘sellado’ y ‘ya no se encuentra en el sistema’ son dos cosas diferentes.”

“Es este el momento apropiado para lecciones de piratería informática?”

“No si quieres que te dé la información que hallé.”

Estaba dejando de ser una purista de las reglas.

“Lánzamela.”

“Así que, para ponerlo en términos simples, mientras que el expediente había sido oficialmente sellado por orden judicial, una copia de los contenidos del archivo fue almacenada antes de ser sellada, de modo que toda la información aún está allí. Ahora, resultó ser, que había sólo un ítem en el archivo del tipo – tuvo una citación por golpear a alguien en la cara. Algo así como asalto simple.”

Traté de retroceder mi memoria. Pensé que había visto a Paulie Cermak antes. Había sido en televisión? Un reporte del ataque en las noticias de la noche? Pero no podía recordar nada en específico. “Quién fue la víctima?”

“No tengo idea. El tipo jamás presentó cargos, y su nombre fue redactado del archivo previo a ser escaneado.”

Solté un suspiro. “Entonces Paulie Cermak le pega a un tipo. Llaman a la policía, pero la víctima no presenta cargos, y el expediente termina sellado de todas formas.”

“Eso lo resume.”

“Es extraño. Por qué sellar un expediente si nadie presentó cargos?”

Jeff se encogió de hombros y lanzó otro trozo de pochoclo al aire. Este último rebotó en su labio y cayó al piso – o habría caído al piso, si no hubiera rebotado justo cuando un pulso de magia atravesó la habitación. Quedó suspendido por encima del suelo por unos momentos, y luego explotó en pequeños trocitos de pochoclo.

Jeff y yo nos agachamos, luego miramos a Catcher. Estaba en pie con sus manos sobre las caderas, mirándonos por encima. “Pochoclos? En serio?”

“Qué?” Dijo Jeff astutamente. “Es como el mejor partido de tenis de la historia. Necesitamos un aperitivo.”

El labio de Catcher se curvó, y lanzó una bola azul que hizo que nos lanzáramos de nuestras sillas. Pegó contra la pared que estaba detrás de nosotros y explotó en una lluvia de chispas. Me senté nuevamente, frenéticamente removiendo las chispas de mi cabello.

“Hola! Estoy aquí para darle apoyo. Evitemos el pegarme con magia.”

“Sí, Catch,” dijo Mallory. “Ella está tratando de ofrecer apoyo.” Lanzó una bola de magia que lo tuvo saltando para evitar los chispazos y soltando una seguidilla de maldiciones.

“Buenos tiempos,” dije, dándole a Mallory mi aprobación con los pulgares arriba.

“Entonces, antes de que fuéramos tan rudamente interrumpidos,” dijo Jeff, “estaba por decir que no es exactamente algo común de hacerse – el sellar un expediente cuando no hay cargos presentados o lo que sea – pero podría haber montones de razones. La más probable, Paulie Cermark tiene amigos en las altas esferas.” Se echó a reír.

Hice una mueca sarcástica. “Paulie no parece precisamente como si fuera alguien que se la pasa con traje. Tal vez Celina mandó a presionar a alguien.”

“Es una idea. Seguiré excavando.”

“Estás haciendo un gran trabajo,” le dije, golpeándole con mi hombro. “Aprecio el trabajo duro.”

Jeff se sonrojó un poco. “Hasta Catcher dijo que estaba haciendo una muy buena investigación en ésta.”

“Bueno, Catcher jamás se mete en un asunto sobre el cual no tenga una opinión. Hablando de eso, algún avance con lo de V? Asumo que el Departamento de Policía de Chicago está haciendo pruebas y todo eso.”

“Seeh – las hacen, e hicieron. Resultó ser que, la estructura química de V es similar a la de la adrenalina.”

“Eso explica por qué hace que los vampiros estén tan hiperactivos.”

Jeff asintió. “Exacto. Pero eso no es lo más interesante. Catcher anduvo olfateando con un poco de magia por su parte, y piensa que hay otro componente en la droga más allá de lo químico – magia.”

Fruncí el ceño. “Quién más pudo haber incorporado la magia?”

“Eso es lo que lo tiene preocupado.”

Me tenía a mí preocupada también. Aún si podíamos atribuir V a Paulie y Celina, ahora teníamos a una fuente desconocida que estaba lanzando magia gratuitamente por ahí. Y hablando de desconocidos. “Por casualidad has recogido algo más de información acerca del ataque que el Sr. Jackson vio?”

“Sólo la información que ya conocíamos. No ha habido avances hasta donde sé. El caso se está enfriando.”

No estaba segura de si era mejor o peor que los cuerpos que hayan sido hallados. Con esa pregunta en mente, mi teléfono vibró, así que lo saqué de mi bolsillo, esperando sea una pregunta de Ethan: Centinela, dónde estás? O algo parecido.

No reconocí el número, pero contesté de todas formas. “Habla Merit.”

“Niña, tengo algo en lo que creo estarás interesada.”

El acento neoyorquino era inconfundible.

“Paulie. Qué es lo que quieres?”

“Una cierta persona quiere encontrarse contigo.”

“Una cierta persona?”

“Marie,” dijo. “Tú pediste el encuentro, y resulta ser que ella es accesible.”

Por supuesto que lo era. Sabíamos que Celina no dejaría pasar la oportunidad, e incluso si esta ‘Marie’ no era Celina, un encuentro casi con certeza que respondería algunas de nuestras preguntas. “Dónde y cuándo?”

“En el Festival Callejero. Encuéntrame junto al puesto Town.”

Town era un café importante en el Bucle que a diario rankeaba primero en las listas anuales de ‘lo mejor de’. Era un lugar para que los de la alta sociedad vean y sean vistos, un lugar que requería reservas con semanas de anticipación – a menos que conocieras a alguien….o fueras la hija de Joshua Merit. Carne de cerdo a la saltimbocca?. Sí, por favor.

Aunque no imaginaba a Celina como una concurrente al Festival Callejero, Town era justo la clase de lugar que ella eligiría.

“A qué hora?”

“A las once en punto.”

Miré mi reloj. Faltaba un cuarto para las diez. El Festival Callejero terminaba a la una de la madrugada, de modo que la hora de encuentro pegaría en el horario de incremento de bandas, comidas y bebedores de Chicago.

“Presumo que no necesitaré llevar un clavel en la solapa para que me reconozca?”

Paulie dejó salir una risa. “Ella te encontrará. Once PM en punto.”

La línea quedó muda, así que metí nuevamente el teléfono en mi bolsillo y mordisqueé mi pulgar mientras lo analizaba detenidamente.

Celina – bueno, alguien que pensaba debía ser Celina – quería una reunión en un lugar público. Y no sólo un lugar público – un lugar público donde miles de humanos se estarían apilando.

Tendría ella la esperanza de que la multitud le diera el anonimato, o estaba planeando causar problemas en medio de todos ellos?

Tenía que tener algún otro motivo, algo que quisiera llevar a cabo. Tal vez alguna trampa que quisiera armar. Era sólo cuestión de tiempo el averiguarlo – o planear contra toda contingencia.

Cuando finalmente alcé la vista otra vez, encontré a Catcher, Jeff y Mallory mirándome fijo.

“Paulie Cermak,” expliqué. “‘Marie’ quiere encontrarse conmigo en el Festival Callejero, esta noche.”

Catcher y Mallory caminaron hacia nosotros.

“Entonces irás?”

“Acaso tengo otra opción? Darius está furioso, y también Tate”. Hice rodar mis hombros, los músculos doloridos en las articulaciones por la mezcla de magia y tensión.

“Podríamos pretender que esto no es nuestro problema, pero eso no va a hacer desaparecer a V, y no va a ayudar a mantener en pie a la Casa.”

“Así que, cuál es el lado malo de encontrarte con ella?” preguntó Mallory.

“Además de la posibilidad de que me mate? Que Darius me ordenó a mí y a Ethan cortar la investigación.”

La expresión de Catcher fue de incredulidad. “Sobre qué base? Los vampiros están peleando en público. Cómo podría él negar que existe un problema?”

“Oh, él sabe que está sucediendo algo.” Los puse al tanto de la escapada a la Casa Grey. “Darius simplemente cree que es problema de Tate resolverlo. Él aparentemente también piensa que somos nosotros los que creamos el problema – que Celina está reaccionando porque le seguimos dando atención.”

“No estoy impresionada con Darius hasta el momento,” dijo Mallory.

“Ni que lo menciones,” acordé.

“Estoy interrumpiendo?”

Todas las cabezas giraron hacia la puerta. Un lindo chico en camiseta y vaqueros nos sonrió.

“Quién es él?” susurré.

“Ése,” dijo Mallory cansada, “es Simon. Mi tutor.”

Les seré honesta – cuando Mallory dijo que tenía un tutor, esperaba uno algo nerd. Alguien con alguna inclinación académica y tal vez protectores de bolsillo.

Simon estaba tan lejos del estereotipo como era posible: pulido y bonito en la forma del típico ‘vecinito de al lado’, con apenas un lápiz para ser visto. Su cabello estaba bien corto, con ojos azules asomando bajo fuertes cejas.

“Bien hecho,” le murmuré.

“No dirías eso si te estuviera haciendo levitar un peso de doscientas libras en plomo por sexagésima séptima vez consecutiva.” Pero le sonrió cortésmente. “Hola Simon.”

“Mallory,” dijo Simon, luego miró a Catcher.

“Ha pasado tiempo.”

La expresión de Catcher se mantuvo en blanco. Aparentemente no estaba interesado en darle calidez a la reunión con un miembro de la Orden. “Simon, qué te trae a la Ciudad?”

Simon gesticuló hacia Mallory. “Vamos a tomar un tour fantasma.”

Eché un vistazo a Mallory. “Tú vas a un tour fantasma?” No es que Mallory no estuviese interesada en lo oculto. Era la chica con una fijación por Buffy, después de todo. Pero siempre se había negado cuando yo le había pedido de ir, llamando a la idea de un tour fantasma un ‘falso-culto’.

“Simon,” dijo Mallory con una ausente desestimada de mano, “éstos son Merit y Jeff. Ella es un vampiro, pero aún soy su amiga porque soy así de asombrosa, y él es un geniecillo extraordinario de la informática que trabaja para Catcher.”

Simon me sonrió, pero el efecto no fue ni remotamente tan cálido como podrías haberlo imaginado.

“Así que tú eres la Centinela de Sullivan.”

“Soy la Centinela de la Casa Cadogan,” le corregí cortésmente.

“Por supuesto,” dijo, en un tono que sugería que no creía del todo mi aclaratoria.

“Entonces van a ir a un tour fantasma?” preguntó Jeff. “Es alguna clase de investigación mágica?”

“De cierta forma,” dijo Simon. “Los embrujos no son todas viejas patrañas. Algunos de los locales están legítimamente infestados. La tarea de Mallory esta noche será separar hechos de la ficción. Es parte de su práctica.”

Mallory frunció el ceño. “Es eso hoy? Pensé que era mañana.”

“Necesitas reagendarlo? Hay algunas otras cosas de las que me podría hacer cargo mientras estoy en la ciudad.”

Mallory le cortó. “No, hoy está bien. Va a estar en el examen, así que mejor hagámoslo.”

“Oh, Dios mío, eres Harry Potter,” dije, señalándola con el dedo. “Lo sabía!”

Hizo rodar sus ojos, luego miró a Catcher. “Supongo que necesito bañarme e irme?”

Catcher frunció el ceño, claramente incómodo con enviar a Mallory a la ciudad con Simon. No podría decir si la animosidad estaba toda relacionada a la Orden o no.

Catcher miró a Simon. “Podrías darnos un minuto?”

“Por supuesto,” dijo Simon luego de un momento. “Esperaré en el auto. Jeff, gusto en conocerte. Merit, hablaremos en otro momento. Me encantaría escuchar más acerca de la Casa Cadogan.”

Le dí una sonrisa evasiva.

Simon salió nuevamente. Miré a Mallory y Catcher. “Él parece bastante amable.”

“Es un miembro de la Orden,” dijo Catcher sombríamente. “Ellos siempre son ‘bastante amables’ hasta que te llaman alborotador y te despojan de tu membresía.”

“Suena como que la Orden y el PG tienen cosas en común,” dije.

Catcher gruñó en acuerdo.

“Simon es….bueno,” dijo Mallory. “Pero hablando del PG, tú necesitas salir y entremezclarte.” Extendió sus brazos, y di un paso adelante hacia su abrazo. “Como tú me dijiste,” dijo ella, “tú sólo haz lo que debas hacer. Sabes distinguir lo bueno de lo malo, y tus instintos son buenos. Confía en ellos.”

“Y si aún así no lo logro?”

Se echó para atrás, su expresión determinada.

“No hay nada que te propongas que no puedas hacer. Sólo tienes que decidir que puedes lograrlo. Tú ve y encuentra a Celina Desaulniers, y patéale el trasero esta vez.”

Esperemos que termine de esa forma.

Había una limo estacionada fuera de la Casa cuando regresé, así como la usual bandada de manifestantes. Reconocía a dos o tres – los mismos manifestantes estaban acampando noche tras noche, aparentemente su odio hacia nosotros tomando prioridad por sobre cualquiera de sus otras actividades.

Supuse que la limo pertenecía a Tate o a Darius, lo cual no me emocionaba. Ninguno de ellos iba a hacer mi tarea actual más sencilla. Paré en doble fila frente a la Casa y me moví cuidadosamente hacia el interior, en puntas de pie hacia la oficina de Ethan.

Nada de Ethan. Pero Malik estaba parado en medio de la habitación, revisando papeles. Darius estaba en el área de espera, hablando por teléfono.

Le sonreí con cortesía a Darius y caminé hacia Malik. Su mirada se elevó mientras me acercaba, y debe de haber notado mi expresión de agotamiento.

“Y ahora qué?”

Deslicé mi mirada hacia Darius. “En vista del directivo del PG, pensé que podía tomarme la noche libre. Ir hacia el Festival Callejero. A encontrarme con algunos amigos.”

La expresión de Malik quedó en blanco sólo por algunos segundos antes de que cayera en la cuenta.

“Pensé en ver a Ethan por si quiere que le traiga algo. Ya sabes cuánto ama la comida grasienta. El hombre nunca tiene suficiente de fritos y refritos.”

Malik sonrió socarronamente. “Eso hace, Centinela. Creo que lo encontrarás en su apartamento. Él y Darius planean encontrarse en unos minutos, pero tal vez pueda entretenerlo mientras discuten el menú?”

Ante mi asentimiento, Malik caminó hacia Darius. Yo me dirigí hacia la puerta nuevamente. Darius debió haber finalizado su llamada telefónica, a lo que oí a Malik preguntar, “Señor, tuvo usted la oportunidad de ver los terrenos? Los jardines son espectaculares a fines del verano.”

Buen hombre, pensé, tomando las escaleras a dos escalones por vez hasta llegar al tercer piso. Ethan estaba justo caminando por el pasillo cuando lo alcancé. Sin molestarme en pedir permiso, me moví por delante suyo hacia su habitación.

Cuando me volteé nuevamente, él aún estaba en la puerta, con una ceja levantada.

“Malik se está ocupando de Darius. Necesito cinco minutos.”

“Tengo el claro presentimiento que no voy a disfrutar de esos cinco minutos.”

“Muy posiblemente no.”

De cualquier forma, entró y cerró la puerta tras nosotros, luego cruzó los brazos sobre su pecho.

“Esta noche será complicada,” dije.

“Porque…?”

“Porque puede que ella cause estragos en un lugar muy público.”

Dejó caer sus brazos, alarma en su expresión. “Cuán público?”

“El Festival Callejero.”

Ethan cerró sus ojos por un momento. “Tenemos defensas?”

“Quien le habla.”

Los ojos de Ethan se abrieron de golpe. Abrió la boca para objetar, luego la cerró otra vez.

“Sabia elección,” le complimenté, “dado que soy la única defensa que tienes hasta el momento.”

“Es una trampa?”

“Muy probablemente. Y puede que sea la clase de trampa que nos ponga directo en el ojo público. Pero voy a hacer todo lo posible para prevenirlo – o al menos asegurarnos la clase correcta de publicidad.”

Nos quedamos allí parados en silencio mientras él llegaba a su veredicto.

“Asumo que eso es todo lo que vas a decirme?”

“Por tu bien y el mío. Dos palabras, Sullivan: Negación Pausible.”

“Creo que me gustabas más cuando eras una estudiante nerd de posgrado.”

“Tú no me conociste como una estudiante nerd de posgrado,” le recordé. “Bueno, de todas formas, no mientras estuve conciente.” Técnicamente, me conoció como una inconsciente estudiante de posgrado, dado que me cuidó durante los tres días posteriores a mi transición a vampiro, pero yo no lo recordaba. “Como sea, si tienes una mejor idea, estoy completamente dispuesta.”

Me miró por un momento, esa línea de preocupación entre sus ojos. “Desafortunadamente, no la tengo.”

“Tu confianza es inspiradora, Sullivan.”

Me dio una mirada seria. “Lo sabes. Confío en ti, Merit – implícitamente – aún si no me lo dices todo. No te dejaría salir de la Casa si no lo hiciera – hay mucho en juego.”

“En juego, jaja.” Ante su fruncida de ceño, di un respingo. “Lo siento. Bromeo cuando estoy nerviosa.”

“Estás nerviosa?”

Suspiré y me crucé de brazos. “Estamos hablando de Celina. Soy más fuerte que antes? Sí. Pero aún así ella es cientos de años mayor que yo, y apenas he visto de lo que es capaz. Además, estaremos en público. Aún si puedo ocuparme de mí misma, cómo me voy a hacer cargo de todo el resto que estará allí?”

“Podríamos darte guardias perimetrales alrededor del festival,” sugirió Ethan.

“No,” dije, negando con la cabeza. “Eso es demasiado arriesgado para la Casa. Si Darius se entera que estuve allí, puedes decir que actué por cuenta propia, que me escapé en un capricho. Y yo sí tengo un plan en mente.”

Había llamado a Jonah antes; si la Casa Cadogan estaba impedida de actuar, tal vez Noah estuviese dispuesto a plantar unos cuantos Guardias Rojos entre la multitud.

“Algo que puedas compartir?”

Alcé la vista hacia Ethan. Había curiosidad en sus ojos, pero no censura. Quería saber qué tenía en mente, pero me dejaba la decisión a mí.

“Negación Pausible,” le recordé. “Tú maneja la Casa desde aquí. Déjame protegernos allí fuera.”

Ethan suspiró, luego puso una mano sobre mi mejilla. “No te digo esto lo suficiente, pero estoy increíblemente orgulloso de la vampiro en que te has convertido. Quiero que sepas eso.” Reclinó su frente contra la mía. Cerré mis ojos y me embebí en la esencia de algodón de su colonia. “Sé cuidadosa.”

“Lo seré. Lo prometo.” Me alejé y vi una ráfaga de culpa pasar por sus ojos, pero negué con la cabeza. “Tú estás haciendo tu trabajo,” le aseguré. “Ahora déjame a mí hacer el mío.”

Recé por que tuviera la oportunidad de hacerlo bien en esta ocasión.

Era poco realista pensar que encontraría un lugar para aparcar cercano a la Feria Callejera, y no tenía tiempo para esperar por él. Mientras le di a Luc el resumen de cinco minutos, Lindsey llamó un taxi y prometió mover mi auto de lugar. Todos habían oído acerca de Darius prohibiéndome toda actividad; todos acordaron en ayudarme de todas formas. Había momentos cuando se necesitaba que el trabajo esté hecho, y al demonio con las consecuencias. Éste era uno de esos momentos, y estaban todos a bordo.

Una vez en el auto, envié un mensaje a Noah y le pedí refuerzos. Noah accedió casi al instante y me dijo que una tropa de guardias serían reconocibles por su vestimenta: irían vistiendo falsas remeras retro de SECUNDARIA DE LA MEDIANOCHE.

Chico astuto.

Consideré llamar a Jonah, pero esto era un evento público. Eso arriesgaría exponer su membresía a la GR y lo pondría en la misma posición que a mí – soportando la ira de Darius West. No, gracias.

El taxista no dejó de echarme vistazos, sus ojos marrones apareciendo por el espejo retrovisor cada unos pocos segundos como si estuviera esperando a que rompiera la pared plástica que separaba nuestros asientos y le saltara al cuello.

Lo admitiré, la idea de burlarme de él se pasó por mi mente. Pero yo no era como Celina. Tenía conciencia, y un trabajo que hacer, y hacerle una broma colmilluda al taxista no era parte de ese trabajo.

“Aquí está bien,” le dije, deslizando el efectivo por la pequeña compuerta plástica cuando llegó al límite sureste del Grand Park. Me salí del taxi, despidiendo al taxista cuando continuó mirándome fijo por la ventanilla.

“Humanos,” murmuré, y me lancé hacia las tiendas y la multitud. Esta parte del parque estaba vacía, lo cual me daba la oportunidad de prepararme…y entrar en pánico.

Estaba lo suficientemente bien entrenada como para fingir bravuconería frente a Ethan, Luc, y Malik. Pero asumámoslo: estaba asustada. Celina era más poderosa que yo, y accedí a encontrarme con ella en un lugar y hora que ella misma seleccionó. Éste era su juego, y había buenas posibilidades de que yo no fuera a ganarlo….o a salir en una sola pieza.

Caminé por entre los árboles, con la daga en mi bota, mi estómago retorciéndose con los nervios, incluso al tiempo que el olor a comida se acercaba.

Llegué a una cerca naranja de vinilo que rodeaba el festival. La salté, y me metí entre un grupo de borrachas y juerguistas solteras mientras iban de camino hacia la calle principal de la Feria. Eso me dio un primer vistazo del campo de batalla. Columbus Drive estaba con una alineación de carpas blancas. La gente caminaba por la amplia calle entre las mismas, con comida y bebida en mano. El aire estaba espeso con el olor a mezcla para rebozar y cerveza, a gente, sudor y basura, al sonido de miles de conversaciones, alimentos calientes y a la banda de música country en el escenario casero, lo cuales eran casi suficientes como para abrumar mis sentidos.

Me salí de la calle transitada y paré frente a un puesto, cerrando mis ojos hasta que el mundo se acomodara nuevamente en un suave sonido de fondo.

“Cupones?”

Abrí un ojo.

Una mujer meciendo un quejoso pequeñito de mejillas rosadas sobre una de sus caderas, extendió una pila de cupones de comida. “Tenemos de sobra, y se está haciendo tarde, y Kyle se está asustando, así que necesitamos irnos.” Sonrió tímidamente. “Por casualidad querrías comprarlos? Todavía sirven.”

“Lo siento,” dije amablemente. “No necesito nada.” Obviamente decepcionada, suspiró cansinamente y se alejó torpemente, el bebé ahora comenzando a chillar. “Buena suerte,” grité, pero ella ya estaba en busca de alguien más a quien tentar.

No siempre me tocaba interpretar a la heroína.

Caminé alrededor de la tienda y de regreso a la correntada de gente; y estaba casi exhausta otra vez. Mi estómago gruñó ante los olores; había un límite a lo que podía bloquear un vampiro. Silenciosamente me prometí a mí misma una barrita de refrito y una bandejita de papel de tocino envuelto en Tater Tots si lograba atravesar la noche ilesa. No era un combo muy nutritivo, pero supuse que las chances eran bajas de todas formas.

Caminé hacia un cartel que identificaba la locación de las tiendas, encontré el puesto de Town, y verifiqué en mi reloj. Faltaban diez minutos para las once. Diez minutos hasta que empiece el show.

Una mano repentinamente tomó mi brazo. Pegué un salto, esperando hallar a Celina. Para bien o para mal, tuve una clase diferente de sorpresa.

“Hola,” dijo el hombre a mi lado. Era McKetrick, quien cambió su uniforme por jeans y una ceñida camiseta negra. Lo mejor para entremezclarse con los humanos, asumí. Me sonrió grandilocuentemente. Puede que haya sido apuesto, pero el efecto aún así era espeluznante.

Retiré mi brazo. “Si eres inteligente, te alejarás en este instante y te meterás en tus propios asuntos.”

“Merit, tú eres mi asunto. Eres un vampiro, y estaría dispuesto a apostar que estás portando un arma aquí, en espacio público. Sería irresponsable de mi parte dejarte seguir por tu feliz camino, no lo crees?”

Me ahorraría de un montón de líos, pensé, porque no había forma de que pudiera explicar por qué necesitaba que me dejara en paz. Se pondría como loco si supiera que yo estaba aquí para entretener a Celina. Y hablando de eso, se estaba acabando el tiempo, y necesitaba llegar a la tienda de Town.

“Si tú eres inteligente,” le dije, “te estarás yendo por tu propio caminito feliz.”

Ladeó su cabeza. “Pareces algo preocupada. No estarás pensando en iniciar problemas, no? Eso sería de lo más desafortunado.”

“Nunca creo problemas,” le aseguré. Sólo que usualmente parecer aparecer en mis proximidades. Este caso en cuestión: “Dado que yo estaba metida en mis propios asuntos antes de que usted me agarrara, usted es el que está causando problemas.”

“Si te metieras en tus propios asuntos,” McKendrick replicó, “tú estarías en casa entre los de tu clase.”

Me ahorré el problema de responder a su prejuiciosa idiotez por el sonido de una discusión que se desplazaba hacia nosotros. Alcé la vista. Un hombre y una mujer discutían mientras caminaban, cada uno claramente irritado con el otro.

“En serio Bob?, en serio?” preguntó la mujer. “Tú piensas que el mejor curso de acción es gastar el salario completo de la semana en vales de comida? Eso es lo que piensas? Porque tú quieres comer gyros y tartas de queso refritas por el resto de la semana? No que debería sorprenderme. Es la clase de cosa descabellada que tú harías.”

“Oh, sí Sharon. Síguele. Sácalo todo fuera. Aquí en público donde todo el mundo pueda verlo!” El hombre, que estaba a sólo unos metros de mí, alzó sus brazos y los movió en círculos. “Acaso alguien no escuchó a mi amada esposa retándome? Alguno?”

La gente alrededor nuestro se reía nerviosamente, no muy segura de si debieran meterse y terminar con el dramatismo, o solo ignorarlo.

Tenía la misma duda – hasta que el hombre dio un giro completo y pude ver la remera colorada debajo de su chaqueta: SECUNDARIA DE LA MEDIANOCHE estaba escrito en letras blancas desgastadas a lo largo del frente. Estos eran ayudantes de la GR. El tipo me guiñó un ojo, luego se puso directo entre McKendrick y yo. “En serio señor, es ésta la clase de comportamiento que usted esperaría de su mujer? Qué pasó con el ‘en la riqueza y en la pobreza’ y todo eso?

La mujer dio un paso al frente y le clavó un dedo sobre el pecho del muchacho. “Oh, sólo otra cosa por la cual criticarme, eh? Bob? Estoy sorprendida. Realmente sorprendida. Sabes? Debería haber escuchado a mi madre!”

“Oh, seeh, Sharon. Mete a tu madre en esto. Tu pobre, y desconsolada madre!”

Una multitud comenzó a juntarse en torno a la pareja, creando una espesa barrera de hombres entre McKendrick y yo. Dos guardias de seguridad también se aproximaron, adicionando dos humanos más – y dos armas más – a la disputa.

Me fui mientras la oportunidad se dio.

Encontré el puesto de Town y acampé a su lado, pero pasaron quince minutos, luego media hora, y nada de acción. Maldije a McKendrick, segurísima de que él había espantado a Celina.

Por vigésima segunda vez, me paré en puntas de pie para echar un mejor vistazo a los alrededores, casi cayéndome cuando una mujer de cabello oscuro me rozó al pasar. Distraídamente, observé su coleta rebotar mientras caminaba, pero no fue hasta que casi se hubo ido que sentí el cosquilleo de la magia en el aire. No la había reconocido – y no podría haberlo hecho, sino fuera por el poder que despedía tras de sí. Mi corazón comenzó a palpitar con anticipación.

Antes de que ella pudiera huir, la tomé de su muñeca.


TRADUCIDO POR CHLOE

Publicar un comentario

  © Diseño LuxLune by JenV 2010

Back to TOP