Hard Bitten - Capítulo XXII

CAPÍTULO VEINTIDÓS

EL DIABLO VESTIDO DE AZUL


Celina lentamente se volvió para enfrentarme. Llevaba un vestido azul real, de una sola pieza, con botas hasta el tobillo, su cabello recogido en una cola de caballo. Sus ojos se agrandaron con evidente shock.

Bien, ahora estaba confundida. Por qué lucía sorprendida de verme?

Con su brazo todavía en mi mano, se movió un paso más cerca. “Si eres inteligente, niña, dejarás libre mi mano mientras que todavía puedas usar la tuya.”

“Me dijeron que querías verme,” Le informé. “Por un amigo en común.”

Casi instantáneamente, su expresión cambió. Sus ojos se redujeron, sus fosas nasales se ensancharon, y su magia se elevó en una enojada y picante nube.

Los humanos todavía se movían pasando con comida y tazas de plástico de cerveza en la mano, completamente ajenos al reactor mágico que estaba lanzando suficiente poder para iluminar el Loop.

“Esa pequeña mierda,” murmuró, seguido de unas cuántas precisas maldiciones.

Asumí que se refería a Paulie, pero si ella no me había estado esperando. . .

“Con quién creías que te reunirías?”

Su expresión fue soberbia. “Como bien sabes, y como el PG te ha recordado, mi vida no es asunto tuyo.”

“Chicago es asunto mío. La Casa Cadogan es asunto mío.”

Ella se burló. “Eres una vampiro en una Casa de cuarta categoría. Y dormir con su Maestro no es exactamente el logro más brillante.”

Resistí el impulso de hacer los tirones de cabello y clavadas de uña de las que me había quejado unos días atrás. En cambio, le dí la misma mirada pretenciosa que me había dado. No es que fuera ingenua sobre Celina o su poder-o del daño que podía hacerme. Pero estaba cansada de tener miedo.

Y si el PG actuaría como si no fuera una amenaza, entonces yo también lo haría.

“Mi vida tampoco es asunto tuyo,” repliqué. “Y no me importa cuán bien has logrado convencer al PG de que eres una buena ciudadana y no tienes nada que ver con el caos en esta ciudad ahora mismo. Sé que es mentira, y no te tengo miedo. No más. Y tampoco le tengo miedo al PG, así que te daré la oportunidad de responder esta pregunta.” Presioné mis uñas en la carne de su brazo.

“Pusiste V en las calles?”

Celina miró alrededor, pareciendo darse cuenta de que la gente a nuestro alrededor nos miraba fijamente.

Y de todas las reacciones que podría haber imaginado, la que ella devolvió ni siquiera estaba en la lista.

“Quizás lo hice,” dijo, lo suficientemente fuerte para que todos oyeran. “Quizás ayudé a poner V en las calles. Y qué?”

Mi boca cayó abierta por la sorpresa. Celina acababa de anunciarles a unos cientos de humanos que había puesto V en las calles. Era un golpe, pero no había modo de que hiciera ese tipo de anuncio si no creía que tuviera una salida.

Cuál era su juego?

Los humanos alrededor nuestro se detuvieron, ahora mirándonos sin vergüenza. Un par de ellos sacaron sus teléfonos y comenzaron a grabar la escena.

“Cuál es tu conexión con Paulie Cermak? Sé que hablaste con él en la Casa Navarro.”

Ladró una risa. “Paulie Cermak es un pequeño gusano. Tiene un almacén en Greektown que alberga V, y ha estado encargándose de la distribución desde allí. Ese es el por qué no había V en su casa.” Ella me dio una mirada apreciativa. “Lo que es más interesante es cómo lo supiste. Morgan te lo dijo, no?” Me miró de arriba a abajo. “Te ofreciste a ti misma por un poco de información?”

Además de sentirme enferma por la sugerencia, sentí un poco de simpatía por Morgan.

La locura de Celina no excusaba el hecho de que Morgan no seguro, pero sí explicaba por qué no era confiable. Si había aprendido a ser un Maestro siguiendo los pasos de Celina, probablemente no había ninguna esperanza para él.

“Y las raves?”

“Las raves fueron la piaza clave,” ella dijo. “La clave de todo el sistema. Eran medios para poner V—y humanos—en las manos de los vampiros.”

Celina miró alrededor, se dio cuenta de que había captado público humano que había reconocido quién era ella-y el hecho de que se suponía que debía estar encerrada en Inglaterra, y no de pie en el medio del Festival Callejero confesando sus crímenes contra los ciudadanos de Chicago.

Si hubiera estado en su lugar, hubiera negado todo. Hubiera bajado mi cabeza y zambullido en la multitud, buscando un escape. Pero Celina no era el típico vampiro. Con nada cerca de arrepentimiento o miedo en sus ojos-y mientras la miraba fijamente, asombrada por su audacia-comenzó a dirigirse a la multitud.

“Por demasiado tiempo, compré la idea de que los humanos y los vampiros podían simplemente coexistir. Que ser un vampiro significaba aprisionar ciertos impulsos, trabajar en comunión con los humanos, liderarlos.”

Comenzó a girar en círculo, ofreciéndole su sermón a la multitud. “Estaba equivocada. Vampiros deberían ser vampiros. Verdaderamente, completamente vampiros. Somos la siguiente evolución de los humanos. V nos recuerda quienes somos. Y ustedes, también-todos ustedes-podrían tener nuestra fuerza. Nuestros poderes. Nuestra inmortalidad!”

“Mataste humanos!” Gritó uno de los humanos. “Mereces morir.”

La sonrisa de Celina vaciló. Ella había cambiado posiciones en un segundo intento de integrarse con los humanos, pero sin embargo no había funcionado. Abrió su boca para hacer frente a la afirmación, pero las siguientes palabras no fueron suyas.

Cuatro oficiales del Departamento Policial de Chicago la rodearon. Tres la apuntaron con armas; el cuarto agarró sus muñecas y las esposó detrás de su espalda.

“Celina Desaulniers,” él dijo, “tiene el derecho a permanecer en silencio. Cualquier cosa que diga podrá ser usada en su contra en un tribunal de justicia. Tiene derecho a un abogado. Si no puede pagar uno, uno será designado a usted. Entiende los derechos que le he leído?”

Celina forcejeó una vez, y era lo suficientemente fuerte que el hombre que la había esposado y la retenía tuvo que luchar para mantenerla en el suelo. Pero después de un momento ella se detuvo, su expresión volviéndose gratamente en blanco.

Ese no era un buen signo.

“Ella tratará de encantarlo,” le advertí. “Mantente concentrado y combátela. No puede hacer que haga nada; tratará solamente de reducir sus inhibiciones. Podrás querer que el Defensor del Pueblo lo encuentre en la estación. Tiene personal que lo puede ayudar.”

Tres de los policías me ignoraron, pero el cuarto asintió con apreciación. No podría ser fácil recibir un discurso de una delgada vampira con cola de caballo.

“No hay necesidad de encantarlos,” Celina dijo, su mirada azul en la mía. “Estaré fuera antes de que puedas advertirle a tu amante que me encontraste aquí. Oh, y disfruta tu conversación con Darius. Estoy segura de que estará emocionado al saber esto.”

Se fue voluntariamente. Después de un momento, la multitud se disipó completamente, sin dejar evidencia de la recaptura de Celina o del discurso proselitista que había dado.

Eso me dio un minuto para centrarme en la pregunta más importante: Qué demonios acababa de pasar?

Me quedé de pie allí por un momento, todavía tratando de envolver mi mente alrededor de la confesión de Celina y su arresto.

En pocas palabras: algo se me tenía que estar escapando. La cosa entera había sido demasiado fácil y se sentía totalmente armada. Celina claramente no sabía que iba a reunirse conmigo, pero sin embargo había confesado a la multitud entera de que había estado ayudando a Paulie a distribuir drogas y armar las raves. Y luego trató de convencerlos de que se unieran al carro de vampiros.

Cómo eso tenía sentido?

Simplemente no lo tenía. Mientras no era infeliz porque Celina estaba fuera de las calles y de regreso a las manos del Departamento Policial de Chicago, no podía entender su ángulo. Ella tenía que tener uno.

No había forma de que una mujer tan ególatra como Celina hiciera una confesión sin pensar que obtendría algo de ello. Quizás eso era. Pensaba que podría salir de esto?

Pensaba ella que era inmune a los problemas porque tenía la protección del PG?

Desafortunadamente, esa posibilidad no era totalmente irreal.

No sabía que juego ella estaba jugando, pero sabía que este no era el final de la historia. El drama vampírico raramente terminaba tan fácilmente.

Suspiré y saqué mi teléfono, preparándome para darle a Ethan una rápida actualización antes de buscar un taxi. No estoy segura qué me hizo levantar la vista, pero allí estaba él-justo frente a mí.

Paulie estaba sentado en una pequeña y plástica mesa de café dentro de una carpa de cerveza. Dos vasos vacíos frente a él y un tercero a medio llenar, en su mano.

Lo levantó hacia mí, un brindis por mi participación en lo que sea que estaba dirigiendo.
Al menos para Paulie, esto había sido un juego. Había engañado a Celina, pero por qué? Para sacarla del camino? Así perdería al vampiro intermediario-la mujer trayendo drama indeseado a la entera operación-y para tener acceso a su participación en las ganancias?

Cambié mi peso corporal hacia delante para lanzarme hacia él. Pero antes de que pudiera moverme, fui detenida por la misma cosa que había apartado de mí a McKetrick-humanos.

Esta vez, una familia se movió frente a mí.

Una madre y un cochecito doble con niños durmiendo a la cabeza; un padre con un infante durmiendo en su cadera tirando de un carro rojo que llevaba a un tercer pequeño dormilón.

La familia entera estaba atada con una cinta. Era un vagón familiar de un tren.

Para el momento que la caravana estuvo fuera de mi camino y levanté la vista nuevamente, Paulie se había ido.

TRADUCIDO POR LUU

beeludinatalee  – (19 de octubre de 2011, 21:56)  

Oh dios! como les agradezco la traducción de los capitulos, estuve buscando el libre desde que termine el anterior y hace tres días los encontré. No puedo creer el final, amo esta saga y me puse a llorar por la muerte de Ethan, ojala que lo traigan de vuelta. No queda más que esperar al proximo. Gracias por el trabajo que se tomaron traduciendo y por hacer un archivo pdf ¡Son geniales!

Anónimo –   – (15 de noviembre de 2011, 21:11)  

vos las seguis?? sos tan buena onda que la continuaras?? ::) porfis ;) por vosotras sus lectoras?? ;)

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