Drink Deep - Capítulo Diez


CAPÍTULO DIEZ

FIESTA DE TÉ DEL SOMBRERERO LOCO


Levantamos nuestras manos al aire.

"No podemos decir que no a una invitación tan dulce", dijo secamente Jonah.

El hada dejó caer su espada solo lo suficiente para permitirnos pasar, mientras que el de atrás nos dio un codazo en la espalda como si fuéramos ganado arreado hasta la puerta. Una vez en la torre, cerraron y aseguraron la puerta de nuevo y enseguida estuvieron a nuestro lado con las katanas preparadas.

No estoy segura de lo que debería haber esperado ver en la morada de una reina de las hadas en la cima de una torre. Mobiliario antiguo, aburrido y cubierto con una gruesa capa de polvo y telarañas? Un espejo roto? Una rueca?

El salón circular era más grande de lo que debería haber sido dada la estrechez de la torre, pero estaba ordenado y decorado con muebles sencillos de madera tallada. Una cama con dosel ubicada al otro lado de la habitación, era circular, con columnas acanaladas envueltas con enredaderas de flores que perfumaban el aire con el aroma de las gardenias y rosas. Una mesa gigante se situaba cerca con cortes ásperos y madera blanqueada por el sol. Había cortinas de seda azul aciano a lo largo de las paredes, pero ninguna ventana para ser vista.

Lo que yo pensaba que era un delicado candelabro tipo araña colgando del techo, tras una profunda reflexión, me di cuenta que era una nube de mariposas monarca. No había lámparas en el candelabro, pero brillaba con una luz dorada y etérea.

Las katanas no eran las únicas armas en juego. De repente escuché el eco de un sonido de una canción de cuna tocada por un instrumento antiguo de un niño, la presión en la sala cambió. Un pedazo de velo se hizo a un lado sobre la cama... y ella salió.

La Reina de las Hadas era pálida y voluptuosa, con un ondulado pelo rubio-rojizo que caía sobre sus hombros. Sus ojos eran azul oscuro, y estaba descalza, vestida con un traje de gasa blanca que no dejaba nada de sus curvas a la imaginación. Una corona de laurel cruzaba su frente, y un medallón largo, adornado en oro descansaba entre sus pechos.

Caminó hacia nosotros con los hombros hacia atrás y sin lugar a dudas con una autoridad real. Tuve el impulso de arrodillarme, pero no estaba segura de la etiqueta. Era apropiado para un derramador de sangre, un enemigo de las hadas, someterse a su reina?.

Se detuvo a unos metros y sentí la oleada de vértigo otra vez. Lo empujé hacia atrás y centré mi atención en su rostro.

Ella nos miró, y después de un momento, levantó la mano, la palma hacia afuera. Siguiendo su ejemplo, los guardias levantaron sus espadas.

"¿Y ustedes son?", preguntó ella, con una suave cadencia Irlandesa en su voz.

"Jonah", dijo, "de la Casa Grey. Y Merit de la Casa Cadogan."

Juntó sus manos frente a ella. "Han sido muchos años desde que permitimos a derramadores de sangre cruzar nuestro umbral. Tal vez los enigmas no son tan fuertes como lo eran antes. La magia ya no es tan oculta. Los guardianes no son tan cuidadosos". Sus ojos se oscurecieron peligrosamente, y decidí que no tenía interés en cruzarme con Claudia.

"Tenemos que hablar con usted, mi señora", dijo Jonah. "Y los que ofrecieron el secreto de su localización fueron bien recompensados."

Por un momento vi en sus ojos la misma avaricia, la misma codicia por el oro, que había visto en los guardias.

"Muy bien, entonces", dijo. "¿Ustedes están aquí para hablar de los contratos? Parece que el dinero es todo lo que han hablado vampiros y hadas sobre estos años."

"No estamos aquí para eso", dijo. "Estamos aquí para discutir los acontecimientos de la tarde en la ciudad".

"Ah, sí", dijo con deliberada lentitud. Ella cruzó la habitación hasta la mesa, y luego miró por encima del hombro a Jonah y a mí.

Ella era todo un espectáculo para la vista, como un personaje despojado de una pintura de cuento de hadas: la Reina de las Hadas escondida, etérea y terrenal al mismo tiempo, echando un vistazo a los mortales con una invitación inocente, atrayéndolos hacia su bosque.

Había conocido mujeres que usaban su sexualidad como ventaja. Celina, por su parte, era del tipo que atraía hombres para hacer sus órdenes con una sensualidad abierta. Pero Claudia atrapaba a los hombres de manera diferente. La sensualidad no era una herramienta, era un hecho. No tenía ninguna razón para tratar de atraerte. Podrías ser atraído. Y si lo fueras, que Dios te ayude. No podía imaginarme sucumbir ante la seducción de la Reina de las Hadas, accidentalmente o no, era un camino seguro a la acción.

Miré a Jonah, preguntándome si sentía el tirón. Hubo un reconocimiento general en sus ojos, pero cuando me miró, estaba claro que los engranajes seguían girando. Me guiñó.

"Tengo otros medios a mi disposición aparte de la seducción, niña", dijo en un tono de regaño, luego se sentó en una de las sillas altas y curtidas de la mesa. "Vamos a hablar de muchas cosas. Pero primero, ustedes se sentarán. Únanse a mí para tomar el té."

Tuve un momento de pánico. ¿No se supone que dice el mito que evites cualquier alimento o bebida que ofrezca un hada?

"Mi señora", dijo Jonah cuidadosamente. "Tenemos necesidad de–"

"Silencio", ordenó, la palabra llevaba el suficiente poder para levantar el vello en la parte trasera de mi cuello. "Vamos a hablar de esas cosas a su debido tiempo. Si pides un favor, se te dará un favor. Siéntense a mi mesa, derramadores de sangre. Siéntese, y dejémonos de bromas. Han sido muchas lunas desde que he compartido mi hospitalidad con su clase."

No estaba muy emocionada por el retraso, pero no pensé que los dos mercenarios de mirada malvada en la puerta permitirían un insulto.

"Sería un honor unirnos a usted", le dije, y su risa sonó en el aire.

"Así que ella habla", dijo Claudia astutamente. "Me alegra saber que eres más que su guardián y protector, niña."

"Es lo que soy", le respondí.

Mientras nos acercábamos a la mesa y tomábamos asiento en nuestro lado, una bandeja de plata llena de alimentos–crujientes rebanadas de pan, montones de uvas, botellas de vino–aparecieron en medio de ella. La bandeja estaba puesta en una cama de pétalos de rosa proyectados en pálidos tonos rosa y amarillo, los colores casi imperceptibles pero sin lugar a dudas allí estaban.

Los observé sospechosamente, y no sólo porque ella quería un bocadillo mientras el cielo estaba ardiendo alrededor de nosotros.

Claudia se sirvió vino en una copa de plata para ella, y luego hizo lo mismo con nosotros. "Beban profundamente", dijo, "porque no hay magia en mi hospitalidad. Si tuviera la necesidad de su permanente compañía sin duda podría asegurarlo sin tales señuelos".

Alzó los ojos oscuros hacia mí, y abrió la puerta con el poder que ella había estado conteniendo. Había mucho de eso, y no era agradable. Claudia pudo haber proyectado la sensualidad mágica, pero la magia por debajo del cascarón era fría, oscura, primitiva, y codiciosa. Enfadarla, decidí, no era una buena estrategia.

"Eres prudente", dijo en silencio. Me sonrojé por la intrusión en mis pensamientos, pero guardando silencio. Estaba aterrada, sin embargo, ella podía leer la mente. Era un truco sobre el que nadie me había advertido–y ciertamente no había sido mencionado en el Canon. Había una sirena en el lago Michigan, Tate tenía algún tipo de poder antiguo, y las hadas podían leer la mente. Tal vez era el Inglés friki iluminado en mí, pero recordé una frase de Hamlet: "Hay más cosas en el cielo y la tierra, Horacio, que las soñadas en tu filosofía."

Jonah se adelantó y cogió una ciruela pequeña de la bandeja. Yo opté por una uva casi tan grande como lo había sido la ciruela; imaginé que frutas más pequeñas, menos magia por volumen. Había que reconocerlo–era la mejor uva que había comido. Tan dulce como lo podía ser una uva, con un sabor que cantaba a primavera, sol y piel bronceada. Si esto era magia, que cuenten conmigo.

Claudia miró entre Jonah y yo. "Ustedes son amantes."

"Somos amigos", dijo Jonah, moviéndose un poco en su asiento, no contento con la admisión.

"Pero tu deseas más", replicó ella.

La molestia descendió, y Jonah y yo evitamos el contacto visual.

Claudia tomó un largo trago de vino, luego me miró. "Tú tienes dudas, porque has perdido a tu rey."

Atrapé una expresión compungida de Jonah por el rabillo del ojo.

La uva se volvió amarga en mi boca. "El Maestro de mi Casa," corregí. "Lo asesinaron".

"Conocí al verdadero Maestro de tu casa. Peter Cadogan. Él hizo un servicio a mi gente, y fue premiado a la manera de nuestro pueblo. Se le dio una joya de gran reputación y fortuna. Estaba protegido por el ojo de un dragón."

Había visto ese premio en el apartamento de Ethan. Era un huevo con esmalte alrededor en la cual se enrollaba un dragón dormido. El ojo del dragón era un gran y brillante rubí. Ethan había guardado el tesoro en una caja de cristal.

"El Huevo de dragón llegó a Ethan después de que Peter murió. Lo atesoró." Los recuerdos comprimieron mis entrañas, y me obligué a seguir hablando, para mantener las lágrimas a raya. "Pero me dijeron que el huevo fue un regalo a Peter Cadogan por la realeza rusa".

Claudia esbozó una sonrisa. "El mundo de las hadas no está limitado por las fronteras humanas. Somos realeza independientemente de nuestro entorno, Rey o Zar, Reina o Zarina. He conocido a muchos en mi tiempo."

"Eso debe haber sido fascinante", dijo Jonah, pero Claudia no se inmutó.

"Nos preocupamos poco por la política, para cambiar de alianzas y cambiar de guardias. No hacen servicio a la longevidad, a la lealtad, al honor." Ella apartó la mirada, la vista perdida en la habitación.

Mientras lo hacía, la comida en la mesa volvió a desaparecer, solo dejando atrás el esparcimiento de pétalos de rosa. Extendí la mano y tracé el contorno de uno con mi dedo, no estaba segura acerca de la comida, pero el pétalo era definitivamente real.

"La vida de los humanos es transitoria", dijo. "Ustedes se conectan con ellos, y sólo se puede esperar lo mismo de sus propias vidas."

"Por eso estamos aquí", le recordó Jonah. "¿Supongo que usted sabe sobre el cielo?" Noté que él mantuvo su tono ligero, cuidando de no mencionar la cuestión de que mi Maestro de hecho nos había enviado aquí a acusar a Claudia de estar detrás de las transformaciones.

"El cielo no es asunto tuyo."

"Es porque el cielo está ardiendo y los humanos creen que los vampiros son los responsables. Y ahora el agua se ha oscurecido por segunda vez."

Ella arqueó una ceja delicada. "Los problemas de los humanos no tienen nada que ver con el cielo. Ellos tampoco se reflejan allí."

Jonah y yo compartimos una mirada. ¿Estaba consciente? ¿No ha visto afuera? Aunque ahora que lo pensaba, no podía oír el choque de un rayo con la torre. Eso era extraño.

Eché una mirada a los guardias y comprobé sus expresiones. Un poco de culpa, pensé, y tal vez un poco de malicia. Tal vez la habían disuadido de abrir la puerta. Se protegía de los sucesos externos, al igual que Rapunzel en su torre.

"Mi señora", dijo Jonah, "con todo respeto, usted podría querer mirar afuera y ver el mundo por sí misma. El cielo no es normal, y no sabemos por qué."

Había indecisión en sus ojos–sólo por un segundo, pero todavía allí. El debate sobre reconocer a un vampiro y lucir como una tonta, o rechazar la petición de Jonah y arriesgarse a descubrir la misma información más tarde.

"No es tan fácil como eso", dijo. "No puedo mirar afuera. Las reglas de su mundo no se aplican aquí, no para mí."

"¿Qué reglas?" pregunté.

Ella me deslizó una mirada desdeñosa. "Soy una antigua, niña. He vivido más vidas de las que puedas imaginar. Pero nosotros no somos una raza inmortal. Sobrevivo en mi torre porque estoy protegida aquí."

No muy diferente del retrato de Dorian Gray, pensé. Eso explica por qué no sabía sobre el cielo.

"Sin embargo", dijo, "Tengo compañeros que me informan sobre asuntos que deba conocer." Ella ofreció una mirada desagradable a los guardias, después, cruzó la habitación hacia una mesa.

Cogió una esfera de vidrio transparente del tamaño de un pomelo y la sostuvo frente a ella a la altura del pecho. Cerró los ojos y empezó a murmurar palabras bajo su respiración. El idioma no era algo que hubiera oído antes, pero la habitación se llenó de nuevo con magia empolvada, la magia de libros y tapices antiguos.

Lentamente, soltó sus manos, y la esfera flotó en el aire frente a ella, girando lentamente sobre un eje invisible. Abrió los ojos y la vio girar. Lo que sea que vio allí, no le gustó.

Sus ojos se ampliaron, y dejó escapar un grito de Banshee. El hechizo se rompió, el globo cayó al suelo y se rompió en un derrame de vidrios.

"El cielo está sangrando", dijo, luego volteó su cabeza a su alrededor, mechones de fresa enmarcando su rostro, para mirar a sus guardias. Se encogieron ante su expresión asesina.

"Lo he visto", dijo. "He visto al cielo sangrar, al agua oscurecerse. La ciudad goteando de magia elemental, ¿y no pensaron en decírmelo?"

Los guardias se miraron unos a otros. "Mi señora", uno comenzó tranquilamente, "acabamos de enterarnos, y no queríamos preocuparle".

"¿No querían preocuparme? Somos la nación del cielo. Dominamos la luna y el sol. ¿No crees que debería ser informada?"

Mi estómago cayó–y no sólo por la magia creciente en la habitación. Este era nuestro tercer intento de conectar los puntos sobrenaturales, y todavía no habíamos logrado hacerlo. No sólo las hadas no habían causado el cambio en el cielo, la reina aún no lo sabía.

"Mi señora", comenzó el otro guardia, pero Claudia levantó la mano. Cerró los ojos, su expresión era de dolor.

"¿Está desencantado el cielo?" Susurré, la esperanza creciendo en mi pecho.

Jonah negó con la cabeza. "No lo creo."

Después de un momento, ella abrió los ojos.

"Hubo un tiempo en que las hadas eran libres de viajar", dijo Claudia. "Antes de que la magia fuera prohibida. Cuando el mundo era verde. El mundo ya no es más verde, y estoy confinada en mi torre. Esos años han pasado, y las hadas no recuerdan la forma del mundo verde. Se enredan en el drama humano tal como ustedes lo hacen. Ellos creen saber cómo sobrevivir. ¿Acaso no soy menos responsable? El mundo se mueve lentamente aquí, y en ocasiones me olvido de la pradera y el campo."

Sin ceremonia, cruzó la sala hacia los guardias, el tejido de gasa rozando contra la piedra con cada paso. Llegó al primer guardia, el guardia hombre, tomó su katana con la mano, y antes de que pudiera agarrar el mango de mi espada, ella la fustigó a través del aire.

Una larga línea rojo-carmesí apareció en la mejilla del guardia.

"Me has fallado", dijo con voz ronca.

El olor de la sangre de hada fluyó a través de la habitación, y mis ojos se movieron hacia la tentación de eso. Por mucho que pudiera disfrutar de la variedad de sangre de bolsas y vampiros, el hambre que ellos inspiraron no era nada comparado con el olor–a través de toda la sala–de unas gotitas de sangre de hada.

Mis colmillos descendieron. Luché para mantener el control sobre mi hambre, para evitar saltar por la habitación y brincar sobre la hemorragia de las hadas para un aperitivo. Gracias a las restricciones de Frank, apenas había tenido sangre en los últimos días, y mi hambre-rugió de nuevo a la vida.

Apreté los dedos alrededor de la empuñadura de mi katana hasta que las uñas comenzaron a enterrarse en la palma de mi mano, confiando en que si perdía el control, perderíamos a las hadas... y posiblemente nuestras vidas.

"Desafiaste a tu reina", le dijo Claudia, "y por ello soportarás la cicatriz."

Ella dejó caer la espada al suelo, donde el acero, rebotó y resonó contra la piedra, finalmente se detuvo, una gota de color carmesí colgaba del fino borde afilado.

Claudia se trasladó hacia la mujer guardia, tiró de su espada, y repitió el acto, ahora el aire estaba doblemente impregnado con sangre y magia.

Me estremecí con anticipación. "Jonah".

"Merit", dijo forzadamente. "Aguanta". Pero su voz era ronca, y cuando miré, vi que sus ojos eran de plata, también.

¿No había alguien que supiera sobre esta reacción? ¿Nadie pensó en advertirnos que si las hadas mercenarias sangraban–cuando la violencia era en su nombre–estaríamos en problemas?

La segunda espada cayó al suelo, y ambas hadas estaban sangrando, ante ellos su reina, y sobre el suelo los instrumentos de su ira.

"Tú, también, soportaras la cicatriz", dijo. "Por negarse a recordar que yo y solo yo soy reina, a quien todos deben lealtad. ¡No tomen decisiones por las hadas!"

Sus palabras aumentaron en crescendo. Los guardias cayeron al suelo mientras el poder se elevaba en la habitación.

Luché contra la necesidad de agacharme, la sed de sangre muy fuerte.

Di un paso. Tomando el primer paso, el segundo, tercero y cuarto fueron más fáciles, estaba cerca de las hadas y el olor era delicioso...

"¡Merit! ¡No!" Jonah dijo mi nombre, pero crucé la habitación tan rápidamente que las hadas no tuvieron tiempo de reaccionar, sólo para luchar en mis brazos mientras me movía por un bocado.

Estaba allí y en su garganta, mostrando mis dientes, lista para atacar. Y no era un insulto o una amenaza o un riesgo para su vida. Era adulación. Un elogio a la sangre que corría por sus venas, correspondiendo a oro líquido... Pero Claudia no quiso saber nada sobre eso.

"¡Derrarmador de sangre!" gritó, y sin previo aviso, estaba en el aire volando por la habitación. Golpeé la pared de piedra detrás de mí con la energía suficiente para liberar el aire de mis pulmones y la sed de sangre de mi cuerpo.

Mi cabeza zumbaba, mi cuerpo estaba adolorido, jadeando por el esfuerzo de tomar aire. Puse una mano en el suelo y apenas logré levantar la cabeza lo suficiente para ver que ella caminaba hacia mí.

"¿Te atreves a buscar sangre de hadas en mi casa? ¿En mi torre?"

Claudia estaba furiosa, tenía los ojos negros, y se dirigió hacia mí con tanta furia que había pocas dudas sobre lo que haría cuando me alcanzara.

Pero entonces fue bloqueada de mi vista. Jonah se interpuso entre nosotros, su katana extendida.

"Si la tocas, te derribaré, las repercusiones son irremediables."

Si no hubiera estado ya en el suelo, me podría haber derribado con una pluma.

"¿Me desafías, derramador de sangre?"

"Desafío a cualquiera que trate de hacerle daño. Les hemos advertido de cosas que nadie más haría, y ha tenido su diversión con nosotros. Salimos de aquí con la balanza equilibrada. Y además, ella es un derramador de sangre, y eso la hace mi amiga y familia. Haría lo mismo–proteger a los suyos."

Mi cabeza daba vueltas ante la verdad de eso.

"Atacó a mi guardia", insistió Claudia.

"Porque la atrajiste con sangre y violencia, y la atacaste en ese sentido. Estamos en paz. Como dueña del cielo, verás que es justo."

Silencio, y luego un asentimiento. "Te perdono la vida por este día porque dices la verdad. Que quede claro que no tengo nada en contra de ti o los tuyos."

Con el acuerdo alcanzado, Jonah tendió una mano hacia mí, y cuando la tomé, me puso sobre mis pies. Todos los huesos y músculos me dolían, la habitación estaba todavía girando, aunque no estaba segura de si eso era una réplica de la sed de sangre, el golpe, o la magia que todavía permanecía en la habitación.

Echó un vistazo a mi cara por las lesiones. "¿Estás bien?"

"Estoy bien".

"Presten atención, derramadores de sangre", dijo Claudia. "No hubo ningún encanto. El cielo no se convirtió porque alguien así lo deseara. Porque alguien lo hechizó por venganza, amor o poder. Si miran hacia el cielo, se ve el síntoma, no el efecto."

"Entonces, ¿qué causa este síntoma?" preguntó Jonah.

"Eso sería una pregunta para quienes lo hicieron, ¿no?"

Como había visto con los guardias, Jonah era amable, pero no especialmente paciente, así que intervine "¿Tiene usted alguna idea de quién pudo haber sido? Los humanos están cada vez más inquietos, y el alcalde nos quiere castigar por transgresiones que no son nuestras. "

"El castigo de los derramadores de sangre no es de mi interés."

"Está afectando a otros además de los vampiros", insistió Jonah. "El lago aspiró la magia de otros en la ciudad. De las ninfas. De los brujos. Fue un peligro y creó problemas para todos".

"Soy la reina de las hadas, derramador, no una niña desamparada que busca la sangre de otros para sobrevivir. Tengo conocimiento del cielo y el dominio sobre él. Tengo legiones de hadas a mi disposición y a Valkiria para montar con ellos. No se atrevan a decirme lo que es y no es peligroso."

Ella suspiró y se acercó a la mesa, donde tomó asiento. "El cielo no se ha quemado por mí o los míos. Hay magia en el viento. Magia vieja. Magia antigua. Y no vamos a permanecer al margen mientras esa magia destruye el mundo."

Mi corazón empezó a latir de nuevo, eso era una pista de que yo podía trabajar con ellos.

"¿Qué significa?" preguntó Jonah.

Claudia sonrió tristemente. "Significa que destruiríamos los prados y campos nosotros mismos antes que permitir su lenta destrucción."

"No puede destruir la ciudad porque no le gusta la dirección que está tomando".

"Si destruimos la ciudad, es solamente porque esa destrucción es inevitable y buscamos un infierno misericordioso sobre un deterioro putrefacto. Váyanse ahora", dijo, levantándose de la mesa y caminando de regreso a su cama y sentándose en ella. "Estoy cansada de ustedes."

Los guardias se acercaron a nosotros, malicia en sus ojos. Había ofendido a su reina, y era hora de pagar. Sin embargo, Claudia volvió a hablar antes de que se pudieran mover.

"Vampiros".

Nos volvió a mirar.

"La ciudad está desequilibrada", dijo. "Agua y cielo revelan ese desequilibrio. Si van a salvarlo, deben hacer esto. Busquen la enfermedad, y devuelvan el equilibrio." Sus ojos se volvieron fríos y oscuros de nuevo. "Porque si no lo hacen, nosotros lo haremos. Y presiento que no les gustará nuestra cura".

No tenía ninguna duda de que ella tenía razón.


Traducido por Hishiru

kika  – (12 de enero de 2012, 10:06)  

Gracias x los capis!!... ñ.ñ

Tabaen  – (12 de enero de 2012, 11:23)  

En verdad que muchas gracias por su trabajo de traducción que sin lugar a dudas es excelente.
No siempre encuentras traducciones tan buenas como estas, asi que muchas gracias. ;)

Lucía  – (12 de enero de 2012, 11:31)  

Graciasssssss! de verdad que eso es lo que me importa más :) entiendo lo que dices, por lo que prefiero que la calidad esté por sobre todo. Saludoooos!

andrea_fenix  – (12 de enero de 2012, 15:00)  

gracias por el capi.... :D se que te esfuerzas y eso es lo que cuenta.. buena traduccion :)

Liam  – (12 de enero de 2012, 15:16)  

Gracias por los capitulos!! =)

Anónimo –   – (13 de enero de 2012, 6:36)  

Mil gracias por estos capitulos y excelente traducción.

Publicar un comentario

  © Diseño LuxLune by JenV 2010

Back to TOP