Drink Deep - Capítulo Siete

CAPÍTULO SIETE

CAMBIO DE PARADIGMA


El viaje de regreso fue miserable. Había levantado viento, y éramos lanzadas con la fuerza suficiente para que las manos de la piloto quedaran blancas alrededor de los controles. Ella pasó medio viaje rezando en voz baja.

Estoy bastante segura de que estaba verde cuando llegamos a la pista de aterrizaje nuevamente. Llegué a mi auto sin incidentes, pero me senté en el asiento del conductor por unos minutos, sin querer hacer mi camino a casa hasta no estar segura de que no arruinaría la tapicería. La última cosa que necesitaba un cuadrado Volvo de veinte años de edad era hedor a vómito.

Mientras me tomé un momento, comprobé mi teléfono. Tenía una llamada perdida de Jonah, y Kelley había dejado un correo de voz para comprobarme. Hice mi deber y la llamé a ella primero.

Contestó el teléfono con un chillido. “Eres asombrosa!”

“Soy—ahora qué?”

“Tú! El lago! No sé como lo hiciste, pero eres obradora de milagros!”

Tuve que sacudir mi cabeza para aclararme. “Kelley, acabo de regresar a la ciudad, y no tengo idea de lo que estás hablando.”

“Merit, lo conseguiste! El lago regresó a la normalidad. De pronto, boom, y el agua estaba clara de nuevo y las olas fluían, como si nada hubiera sucedido. No sé lo que le dijiste a Lorelei, pero funcionó totalmente. Hizo la diferencia, Merit. Tú, la haces. Sabes cuánto ayuda esto a la Casa? Los manifestantes se han ido por completo a sus casas. Esto puede sacarnos al PG completamente de nuestras espaldas.”

Sólo había estado fuera del helicóptero por quince o veinte minutos, y el lago no había lucido diferente desde el cielo o cuando aterrizamos. Por mucho que me gustaran los elogios y la posibilidad de que le estuviera dando un respiro a la Casa, era escéptica. Le había creído a Lorelei, y no había nada en esa isla que me hiciera pensar que ella tenía algo que ver con lo que le había pasado al lago, mucho menos que pudiera detenerlo y revertirlo en una hora después de mi visita.

Algo más estaba sucediendo.

“Kel, no estoy segura de que sea tan simple. A lo que me refiero es que estoy contenta de que el lago haya regresado a la normalidad, pero yo no tuve nada que ver, y no creo que ella tampoco. De hecho, no creo que Lorelei haya tenido en lo absoluto nada que ver con el lago. Ella está tan débil como las ninfas.”

“La navaja de Occam, Merit. La solución más simple es generalmente la correcta. Al lago le pasó algo malo, hablaste con Lorelei, el lago regresó a la normalidad. Quizás la asustaste. A caballo regalado no se le miran los dientes, cierto?”

Fruncí el ceño. Que esas cosas sucedieran en orden no significaba que estuvieran relacionadas. Lorelei definitivamente no había hecho magia mientras estuve allí. Habría tenido tiempo para hacer algo después de que me fui?

Esta no era la primera vez que se me presentaba una respuesta que parecía demasiado fácil. Celina había confesado su participación con la comercialización de V mientras estaba de pie en el medio de un festival público. Eso pareció ser brevemente un final milagroso para nuestro drama relacionado con las drogas, al menos hasta que descubrimos que ella estaba bajo el pulgar mágico de Tate. Nada era tan fácil. Pero tal vez, por ahora, Kelley necesitaba creer que estábamos haciendo una diferencia, que realmente conseguimos resolver un problema. Probablemente la Casa entera necesitaba creerlo. Tal vez renunciar a la verdad era ocasionalmente lo correcto, así que le dije lo que necesitaba escuchar.

“Probablemente estés en lo cierto,” le dije. “De otro modo hubiera sido una gran coincidencia.”

“Cierto? De todos modos, ve a jugar! Tómate la noche libre. Estoy emocionada. Excelente trabajo, Centinela. Y me aseguraré que Cabot lo sepa. ”

La línea quedó muerta, pero eso no hizo nada para calmar mi ansiedad. Si no podía discutir mis descubrimientos en la Casa Cadogan, encontraría una audiencia más receptiva. El problema era que mi mejor audiencia—la oficina del Ombud—no sería tan receptiva, tampoco. No me emocionaba la idea de decirle a Jeff que Lorelei culpaba a las Manadas por lo del lago, y decidí que tal confesión necesitaba ser hecha en persona. Decirle que los cambia-formas eran mis nuevos sospechosos no iba a ir bien.

En mi camino a la oficina del Ombud, llamé a Jonah para comprobar. Contestó en el primer tono.

“Bien hecho,” él dijo.

“Gracias por la evaluación de rendimiento. Pero no fui yo. Supiste algo de las ninfas?”

“Oí que están más saludables y robustas y que son ahora grandes fans tuyas.”

“Mierda.”

“Esa no era la reacción que esperaba.”

“Estoy arruinando la diversión, pero en verdad yo no tuve nada que ver con el lago. Lorelei y yo recién terminamos de hablar.”
“Acaban de hablar?”

“Exacto. Ella también estaba débil y empeorando, y niega haberle hecho algo al lago. Y le creo.”

“Y supongo que no te alegra el hecho de que el lago volvió a la normalidad?”

No estaba segura de si debía sentirme halagada o insultada por el pensamiento. Pero de todos modos, él estaba en lo cierto. “Estás en lo cierto. Visitaré a mi abuelo y veré lo que piensa. Quieres unirte?”

“No puedo. Estoy en el medio de algo. Quieres que nos encontremos luego para hacer un intercambio?”

“Podemos hacer eso. Te llamaré cuando termine.”

“Llevaré palomitas de maíz,” prometió, luego colgó.

Me mordí el labio todo el camino a la oficina de mi abuelo al sur, lo suficientemente fuerte para eventualmente saborear el gusto metálico de la sangre. El tiempo del lago como una aspiradora gigante de magia podría haber terminado, pero estaba convencida de que éste no era el final de la historia. Y si tenía razón y lo solución era una coincidencia, teníamos otra fuerza trabajando con magia poderosa en la Ciudad del Viento. Temía descubrir cuál sería el “próximo movimiento” de Tate.

El tráfico era ligero, por lo que el viaje al sur no tomó mucho. La oficina del Defensor del Pueblo estaba ubicada en bajo edificio de ladrillos en un barrio residencial de clase obrera. Estacioné en la calle y me dirigí a la puerta, golpeando el timbre para avisarle a Jeff, Catcher, mi abuelo o a Marjorie, la administradora de mi abuelo, que estaba allí.

Marjorie era una mujer eficiente, y atendió la puerta del mismo modo que contestaba el teléfono—entregándome a otra persona lo más rápido posible.

“Buenas noches,” le dije después de que desactivó la puerta y la sostuvo abierta para mí, pero para el momento que solté las palabras, ella había bloqueado la puerta y se estaba dirigiendo de regreso a su oficina. Tal vez la diplomacia supernatural la tenía enterrada en papeleo.

El edificio lucía una seria decoración de la década de los setenta, y Catcher y Jeff compartían una oficina igual de fea al final del pasillo. Escritorios de metal, probablemente tomados de una subasta en la ciudad, llenaban su pequeño espacio, y pósters de las ninfas del Río se alineaban en las paredes.

Encontré a Jeff y a Catcher en sus escritorios, pero parecían tan profundamente inmersos en su conversación que ni siquiera me escucharon entrar.

“Su cabello es mucho más oscuro,” Jeff estaba diciendo, mientras tipiaba simultáneamente en uno de los tantos teclados que cubrían su escritorio. “Así que estoy bastante seguro de que nuestros hijos tendrán cabello oscuro, también.”

“Ese no tiene que ser necesariamente el caso,” Catcher estuvo en desacuerdo. Él estaba convirtiendo una nota adhesiva en un no se qué de origami. “Lo que quiero decir es que ellos podrían obtener tus genes. Y tu cabello es más claro. Eres más alto que Fallon, también.”

“Cierto, cierto.” Jeff dijo.

Era eso real? Estaban estos dos chicos mágicamente orientados, solucionadores de problemas y patea traseros, hablando sobre como lucirían sus hijos?

Jeff se inclinó y le ofreció a Catcher una bolsa de pistachos.

Catcher sonrió jovialmente—y sin ni siquiera un bufido—dejó el origami y agarró unos cuantos de la bolsa. Jeff puso otros en su boca y los masticó.

“Alguna vez piensas sobre ser un entrenador de baseball, o algo de ese estilo, cuando tú y Mallory tengan niños? Ya sabes, hacer la entera rutina de padre futbolero?”

Catcher lanzó un pistacho al aire y lo atrapó con su boca.

“Mientras rezo para que no frían al universo desde el día uno? Claro, esa idea se me ha ocurrido.” Se sentó derecho y miró a Jeff. “Puedes imaginar a una pequeña con el cabello de Mallory? El rubio, claro.”

“Rompe. Corazones,” Jeff dijo. “Tendrás que tener un rifle en la puerta para alejar a los jugadores. O, supongo, puedes hacer que Mallory lo haga por ti.”

“Podría,” Catcher estuvo de acuerdo, luego—dándose cuenta de que estaba en la habitación—levantó la vista y me miró fijamente. “Lo haré justo después de conseguir que patee el trasero de Merit por espiar.”

Sonreí y entré, ofreciéndole a cada uno un saludo. “Hola, padres orgullosos de niños todavía no concebidos.”

Las mejillas de Jeff se tiñeron de rojo. “Podrías haber avisado.”

“Y perderme la charla parental? No gracias. Fue adorable. Ustedes dos niños, siendo pastelosos y paternales.”

“Supongo que la sirena no te ahogó?” Catcher preguntó secamente, regresándome al punto.

“Ni siquiera cerca. En realidad ella era bastante agradable.”
“Debió serlo,” Jeff dijo con una sonrisa. “Ya que la convenciste de hacer lo correcto. El lago regresó a la normalidad.”

“Gracias a Dios,” Catcher dijo. “Hizo que el viaje valiera la pena y confesó haber arruinado nuestro lago?”

“De hecho, no lo hizo,” dije, sacando una silla para sentarme. “Llamemos a mi abuelo. Él querrá escuchar esto también.”

No quería crear una escena dramática, pero los quería a todos ellos en la misma habitación cuando les dejara saber la realidad sobre nuestra sirena del lago.

Después de unos minutos, mi abuelo entró, me ofreció un abrazo y una sonrisa. Pero luego sus ojos cambiaron, la dicha desapareciendo al prepararse para los negocios.

“Lorelei ha sido la sirena del lago desde que tomó posesión de la Piedra de Agua, la piedra de agua, la cual de algún modo le proporciona su poder al propietario. Ella estaba débil—lucía bastante mal, de hecho—y parecía estar sufriendo. Realmente esperaba que las ninfas fueran las responsables. Regresé a Chicago sin incidentes, y cuando llegué me comunicaron que el lago, repentinamente, había vuelto a la normalidad. Vuelto mágicamente a la normalidad.”

La habitación quedó en silencio.

“No fue ella,” mi abuelo concluyó.

“No a menos que estuviera mintiendo y haya realizado alguna magia realmente rápida.”

Catcher frunció el ceño y comenzó a balancearse en su antigua silla de oficina de metal, la cual chirriaba con sus movimientos. “Así que estamos lidiando con algo desconocido.”

“Ella tenía una teoría,” comencé y le ofrecí a Jeff una mirada de disculpa. “Ella piensa que es la combinación de los cambia-formas y las ninfas en la ciudad que provocan la magia. Sus poderes elementales trabajando juntos o contra los otros, y este es el resultado de todo ese poder en un solo lugar.”

Jeff lucía desconcertado. “Eso es algo nuevo.”

“Es eso siquiera posible?” Mi abuelo preguntó. “Que el número de supernaturales creen magia espontánea?”

Jeff frunció el ceño y rascó ausentemente su cabeza. “Supongo que es teóricamente posible que haya algún derrame de magia, pero esperarías ver un incremento de magia positivo—no algo que está succionando la magia de la ciudad.”
“A menos que sea como el efecto de un tsunami,” Catcher sugirió. “Es posible que estando los cambia-formas todos juntos en un lugar saquen magia del lago por lo que éste comience a succionar la de la ciudad?”

Jeff sacudió su cabeza. “Si eso fuera cierto, cambiaríamos las corrientes oceánicas cada vez que nos reunimos en Aurora o en cualquier otro lugar.” Me miró. “No tengo conocimiento de ningún tipo de aspiradora mágica siendo creada porque hay demasiados cambia-formas. Ésta sería la primera.”

Su tono era educado, pero su expresión dejaba claro que no creía la teoría de Lorelei.

“Yo tampoco lo creo realmente,” dije. “Aunque me gusta incluso menos el hecho de que no tenemos explicación para algo así de poderoso.”

“Podremos no tener una explicación,” mi abuelo dijo, “pero al menos tenemos un respiro. Sé que la Casa no está pasando por tiempos fáciles. Déjanos hacer el trabajo duro del resto de la investigación.”

Mis labios se enroscaron con la mención implícita de Frank. “No puedo programar mi trabajo basándome en lo que podría decir el PG. Me criticarán de todos modos, así que debo hacer lo correcto para la Casa y la ciudad. Y si lo peor sucede…”

“Merit,” Jeff dijo en voz baja, “tú no quieres ser echada de la Casa.”

“No, no quiero,” estuve de acuerdo. “Pero no actuaré como si nada estuviera sucediendo cuando, claramente, algo se está gestando. No puedo dejar que la ciudad se vaya al infierno porque un receptor tiene su cabeza metida en su trasero. Perdón abuelo,” agregué debido al lenguaje.

Él golpeó mi espalda. “Nosotros llevaremos la carga,” dijo. “Tú mantén tu cabeza baja y haz tu trabajo. Sé cuán difícil ha sido para ti últimamente. Cuán difícil debe ser sin Ethan. Él era un buen hombre—un buen Maestro para su gente. Pero los tiempos difíciles no duran para siempre, y Malik te necesitará cuando esté libre y limpio del receptor.”

Era un gran consejo; sólo sería difícil de seguir. Ethan no me había entrenado para permanecer al margen y observar cómo se desplegaba un problema. Me había enseñado a desarrollar estrategias e investigar. A ser un soldado. Y qué soldado bajaba su cabeza porque la presión era demasiada? Seguro, seguir órdenes era importante, pero un soldado debía confiar en su propia conciencia, cierto?

Marjorie se asomó a la oficina y golpeó la puerta para entrar, preocupación en su expresión. “Chuck,” dijo. “Creo que será mejor que vengas aquí fuera.”

Frunciendo el ceño, mi abuelo se puso de pie y caminó hasta la puerta.

Después de intercambiar una mirada, Catcher, Jeff y yo lo seguimos. Nos quedamos de pie en la puerta, cada una de nuestras cabezas asomándose fuera del marco de la puerta a varias alturas, como niños en una cómica comedia.

Mi abuelo estaba de pie en el vestíbulo, Marjorie detrás suyo, sus miradas en la puerta principal. Una indescriptible SUV negra estaba estacionada fuera. Era el tipo de SUV que se movía en la oscuridad de la noche, que no sabías que se aproximaba hasta que sus pasajeros estaban fuera del auto con armas… o cosas peores.

“McKetrick?” Pregunté.

“Ojala,” Marjorie escupió. “Al menos entonces vería algo de acción.”

Todos la miramos fijamente.

“Lo siento, lo siento,” dijo con un grueso acento de Chicago, la palabra sonando más como “santo” que “siento.”

“Hacer el papeleo de los supernaturales se pone un poco aburrido algunas veces, sabes? Pero no. No es McKetrick, que por lo que se es una muy mala persona. Horrible.” Hizo la señal de la cruz. “Dios nos bendiga a todos. Es la alcaldesa.”

“Apaga la alarma,” mi abuelo dijo y Catcher avanzó hasta el vestíbulo, movió el teclado y destrabó la cerradura.

“Sabían que iba a venir?” Pregunté en voz baja.

Mi abuelo sacudió su cabeza. “Es una sorpresa para mí.”

Esperamos su llegada en un pesado y preocupado silencio. La alcaldesa apareciendo sin previo aviso en la oficina del Defensor del Pueblo no presagiaba nada bueno.

Ella fue acompañada hasta la puerta por dos fornidos guardias de seguridad. Cuando la abrieron, ella entró y miró a su alrededor. Llevaba un traje de pantalón color vino tinto. Su cabello volteado en la parte inferior en ondas extrañas, su expresión era desdeñosa. Tenía bisutería gruesa alrededor de su cuello y muñecas, y anillos gruesos en sus dedos.

Tras un momento de despreciable revisión a la oficina, ella hizo contacto visual con mi abuelo. “Sr. Merit.”

“Sra. Alcaldesa,” él dijo en modo de saludo.

“He oído que usted y su...personal… han estado usando los recursos de la ciudad para viajes privados en helicóptero.”

Él parpadeó sorprendido. “Señora, si usted tiene preocupaciones relacionadas con el presupuesto, podemos dirigirnos a mi oficina y discutirlas.”

“Tengo que cumplir un horario, Sr. Merit. Y preferiría una respuesta ahora.”

Mi abuelo se humedeció los labios, luego continuó. “Como se detalla en mi informe de solicitud, necesitábamos un viaje a la Isla del Oso. Creíamos que si residente podía estar involucrada con el lago.”

“Y lo estaba?”

Escoge tus palabras cuidadosamente, pensé. No quieres darle las municiones junto con el arma.

“Estoy seguro que ha visto, que el lago volvió a la normalidad.”

Ella frunció el ceño, y no era una mirada atractiva en ella. Diane Kowalczyk era el tipo de persona que lucía bien—e incluso entonces, sólo bien—únicamente cuando estaba sonriendo con vigor político.

“Sr. Merit,” ella dijo finalmente, “mi trabajo no es desperdiciar el dinero de los contribuyentes en los caprichos supernaturales. Mi trabajo es asegurarme de que los recursos de la ciudad sean usados sabiamente.”

“Mis disculpas, Sra. Alcaldesa,” mi abuelo dijo diplomáticamente. “Si usted lo prefiere, el costo por el uso del helicóptero puede ser doblemente eliminado de nuestro presupuesto anual. Como siempre, tendremos un excedente, y le devolveremos ese dinero a la ciudad.”

La alcaldesa sonrió levemente—y con maldad. “Eso no será necesario. Ya ve, Sr., Merit, que a partir de hoy, no tienen más presupuesto.”

Quedé boquiabierta, al igual que Catcher, Jeff y Marjorie. El lugar se llenó con incómoda magia. La alcaldesa y sus guardias parecían ajenos a ella, y nos miraban con un malvado brillo de triunfo en sus ojos.

Para su crédito, la expresión de mi abuelo se mantuvo neutral. “Y qué significa eso exactamente, Sra. Alcaldesa?”

“Significa que el cargo de Defensor del Pueblo queda suspendida. Sus empleados están en licencia administrativa, y su oficina será cerrada hasta nuevo aviso.”

“Usted no puede simplemente—“ Jeff comenzó, pero mi abuelo levantó una mano, y luego me hizo sentir orgullosa.

“He cerrado la boca,” dijo. “Muchas veces, sobre muchos problemas, cerrado mi boca. Caminé por las calles de esta ciudad durante un largo tiempo—incluso antes de que hubiera nacido, supongo. Cada hombre y mujer que camina en esta tierra debe hacer su propio camino. Y veo que trata de hacer lo que cree correcto. Pero no podría estar más equivocada. Las poblaciones supernaturales de esta ciudad necesitan un amigo ahora más que nunca. Ahora es el momento de fomentar la comprensión mutua, no de dejar a las poblaciones supernaturales a la deriva en un mar de hostilidad.”

“Esa hostilidad es su culpa y su carga,” ella respondió. “Ellos se lo buscaron.”

“El alcalde Tate lo buscó,” corrigió él.

La alcaldesa puso sus ojos en blanco. “Esta ciudad ya no tolera el favoritismo, sea cual sea la etiqueta que le ponga, y sin importar cuan bien venda ese favoritismo a los intereses especiales que lo alimentan.”

La demagogia en su tono y el brillo en sus ojos llevaban definitivamente escrito Futura Candidata Presidencial.

“Y si los humanos nos atacan?” Le pregunté. “Si reúnen sus estacas y horcas—o sus armas—y se levantan contra las Casas, será eso tolerado? Serán tratados con impunidad?”

Ella cambió su mirada a la mío, el peón que la molestaba con una pregunta práctica. “Ese es el tipo de exageración que ha convertido a nuestra ciudad en el hazmerreír nacional. Este es el mundo real, y tenemos preocupaciones más importantes que si los vampiros merecen tratamiento especial.”

“Apelaremos al Consejo de la Ciudad,” Jeff dijo. “Hablaremos con nuestro concejal.”

“Y ellos le dirán lo mismo que yo les he dicho. Es tiempo de priorizar, Sr. Merit. Y así es como estoy comenzando ese proceso. Tienen veinticuatro horas para limpiar sus oficinas—y querrán recomendarles a sus constituyentes un plan para tener sus papeles de registración en orden. Buenas noches.”

Con eso dicho, giró sobre sus talones y caminó fuera nuevamente, sus guardaespaldas detrás de ella.

“No uso esta palabra ligeramente,” Marjorie dijo, “pero esa mujer es una perra fría hasta los huesos.”

Mi abuelo no sería menos que Marjorie. Dejó salir una sarta de maldiciones del un tipo que nunca había oído antes. Eran palabras que no podía creer que él hubiera escuchado antes.

“Si ella cree,” dijo finalmente a través de dientes apretados. “Que me quedaré sin hacer nada, lo pensará mejor. No voy a destruir todo el progreso que hemos hecho para los supernaturales de esta ciudad por la seguridad de su campaña presidencial.”


“Ella no puede hacer esto,” Jeff dijo. “No unilateralmente. No es correcto.”

“Esa mujer no podría diferenciar ‘correcto’ y un agujero en el suelo,” mi abuelo dijo. “Pero que me maldigan si este es nuestro fin.”

Los cinco nos quedamos en silencio en el vestíbulo.

“Saben,” Catcher finalmente dijo,” esto puede tener su lado bueno.”

“Cuál es?” Mi abuelo preguntó.

Catcher miró a mi abuelo con un brillo en sus ojos.

“En cada decisión que hemos tomado en los últimos cuatro años, siempre has mantenido en mente al alcalde. Estábamos en deuda por el cargo, lo que significaba que cualquiera que dependía de la oficina lo estaba también. Ya no tendremos patrocinio gubernamental—pero tampoco tenemos represión gubernamental,” Catcher dijo. “Hemos empezado de menos. Cuatro años atrás, no teníamos contactos, no teníamos amigos ni legitimidad. Los supernaturales nos temían. Ella puede ser capaz de quitarnos los fondos, pero no puede regresar el tiempo atrás.”

Mi abuelo sonrió, sólo un poco. “Sr. Bell, puede que tenga razón.”

Caminé hasta mi auto, dejando a Jeff, Catcher, Marjorie y a mi abuelo empacando sus cajas y considerando sus opciones. Dado el brillo en los ojos de mi abuelo, no tenía duda de que encontraría otra solución. Los cuatro—y su secreto empleado vampiro—tendrían probablemente una oficina establecida antes de que el sol se elevara de nuevo. Me preguntaba si el abuelo haría su pastel de carne para celebrar? Él hacía un pastel de carne fantástico.

Con el pastel de carne en mente, saqué mi teléfono. Llamé a Kelley y le dije que mi abuelo haría una investigación más profunda sobre la oscuridad del lago. También le prometí a Jonah que nos reuniríamos para desahogarnos. Y sí, dejaría a mi abuelo hacer el trabajo pesado sobre el problema del lago, pero no ignoraría la situación, especialmente ahora.

“Terminaste con tu proyecto?” Pregunté cuando Jonah contestó a mi llamado.

“Terminé. Reunámonos. Dónde estás?”

“Al sur. Yéndome de la oficina de mi abuelo. Dónde estás tú?”

“En la Casa Grey. No quiero que nos encontremos aquí, obviamente, y no iré a ningún lado cerca de Cadogan. Hay demasiados manifestantes.” Se quedó en silencio por un momento. “Qué te parece el Midway? Tendremos algo de privacidad allí.”

El parque Midway Plaisance era una franja de espacio verde de una milla de largo que iba de este a oeste cerca del campus de la Universidad de Chicago. Había sido creado para la Exposición Colombina en 1893, La Feria Mundial que hacía de Chicago la “Ciudad Blanca.”

“Seguro,” dije. “Estaré allí en quince.”

“Te veo entonces.”

Corté y lancé el teléfono sobre el asiento del pasajero, luego lo miré fijamente. Era en momentos como éste en los que normalmente llamaría a Ethan para desahogarme. Incluso aunque él no supiera precisamente qué hacer, tendría algún tipo de sugerencia. Tenía cientos de años de experiencia como vampiro y una comprensión ridículamente aguda de la política y estrategias—incluso si eso lo metía en problemas algunas veces.

Estoy segura de que Jonah tendría consejos valiosos, también; no hubiera estado de acuerdo en reunirnos de otro modo. Pero Ethan y yo teníamos camaradería. Un estilo. Habíamos aprendido cómo trabajar juntos. Ethan y yo teníamos una intimidad nacida de experiencias compartidas; Jonah y yo no. Tal vez, si en algún extraño y nuevo mundo aceptaba la oferta de la GR y él se convertía en mi compañero, la tendríamos. Pero esta noche…

Esta noche, extrañaba a Ethan.

Buscando olvidar, aparté mi mirada del teléfono y prendí la radio. Snow Patrol maldecía a través de los parlantes, y aunque descendí el volumen a uno menos destroza tímpanos, lo dejé suficientemente alto para que borrara los pensamientos desagradables de mi mente. La banda cantaba sobre coraje y tomar pasos difíciles, incluso si tenías miedo de ellos. Pretendí que el universo me estaba retando a ser valiente, a entrar en esta nueva vida como una vez lo hice.

La última vez—de una estudiante graduada a una guerrera de la Casa Cadogan. Esta vez—de estar constantemente acompañada por el Maestro de esa Casa a…

A qué?

Así que conduje en la oscuridad, la canción elevándose a un crescendo y llegué a la conclusión de que esa era la pregunta crucial. Qué sería sin Ethan? Quién sería sin Ethan?

Era probablemente tiempo de descubrirlo.

El Midway unía al Parque Washington con el oeste y al Parque Jackson con el este. Estaba rodeado por arte, incluyendo el monumento Masayk, una estatua de un soldado montado, en el extremo este. El caballo y el soldado estaban colocados encima de un pedestal rectangular elevado por el concreto. Jonah estaba de pie frente al pedestal, sus brazos cruzados, mirándolo.

“Llamaste?” Pregunté, saltando los peldaños.

Él se volteó. “Alguna vez te preguntaste si llegará el día en que seamos considerados parte de Chicago?” hizo un gesto hacia la estatua. “Lo suficiente para que consideren memorizar a uno de nosotros? Que estén realmente orgullosos de lo que hemos hecho?”

Me senté en uno de los escalones, se acercó y se sentó a mi lado.

“La ciudad ha estado pasando por un montón de fases desde la conferencia de prensa de Celina,” dije. “Hemos sido negados. Odiados. Celebrados.”

“Y ahora de regreso a ser odiados?”

Hice un sonido de acuerdo. “Algo profundo tendrá que cambiar antes de que nos consideren iguales a los humanos. Y hablando de igualdad,” dije, poniéndolo al día sobre la visita de la alcaldesa.

Sus ojos se agrandaron. “La oficina del Ombud—ellos no pueden cerrarla. La ciudad la necesita. Los supernaturales la necesitan. Ellos confían en tu abuelo. Ellos piensan que él les da voz. Sin él, las personas sólo sabrán sobre los problemáticos, sobre Celina y Adam Keene.”

“Estoy de acuerdo, pero no te preocupes. Cuando me fui, ellos ya estaban teniendo una lluvia de ideas para crear un plan de rescate. Ellos harán lo que deban hacer; sólo que los contribuyentes ya no tendrán que pagar por ello.

Nos quedamos en silencio por un momento, el aire frío provocando piel de gallina en mis brazos.

“Adivino que crees que algo más está sucediendo con el agua,” dijo. “Algo no relacionado con la sirena?”

“Exacto. Es demasiado conveniente, de otro modo. Yo estaba allí con ella, Jonah. Y ella no estaba haciendo magia.”

“Así que debemos seguir investigando.”

“Silenciosamente,” dije. “Dejemos que mi abuelo haga lo difícil, como él dijo. Hay demasiada presión sobre mí para poder ser más activa. Frank no está emocionado con que sea Centinela. No me sorprendería si trata de sacarme del cargo.”

“Él no tiene el poder para hacer eso.”

Le di una mirada seca. “Puede que no haya una regla en el Canon que diga que puede hacerlo, pero quién lo detendrá? Tiene a la Casa atrapada, y si todo se reduce a la Casa y a mí, Malik elegirá a la Casa. Cómo podría no hacerlo?”

Mi estómago se revolvió con ese pensamiento—no sólo por la posibilidad de no ser más Centinela, sino por haberle reprochado a Ethan sobre tener que elegir entre la Casa y yo. Yo sugerí que estaba mal de su parte siquiera considerar elegir a la Casa por encima de mí.

Tal vez, no le había dado el crédito suficiente—no porque estuviera de acuerdo con la decisión, sino porque la decisión había sido más difícil de lo que había pensado.

“Dónde estás justo ahora?”

Levanté la mirada hasta Jonah. “Sólo pensando.”

“Sobre?”

Aparté la mirada nuevamente, y el debió ver la vergüenza en mi expresión.

“Ah,” dijo.

“Ah,” repetí asintiendo.

“Puedo decirte algo?”

“Seguro.”

Lo que sea que fuera a decir, le llevó armarlo unos cuantos segundos. “Sé que no nos llevamos exactamente bien desde el principio, mayormente debido a mis admitidas ideas preconcebidas de quién eras.”

“Y porque te olvidé disfrazado de humano para salir en una cita con mi hermana mayor de veintidós años.”

“También por eso,” estuvo de acuerdo rápidamente. “Pero eso no cambia lo obvio.”

“Lo que es?”

“Es que eres intrigante, Merit, Centinela de la Casa Cadogan.”

“Gracias,” dije, pero no conseguí hacer contacto visual.

Jonah puso un dedo debajo de mi mentón y giró mi cabeza para que lo enfrentara. El toque de su dedo envió un templado zumbido de poder directo por mi columna.

“Qué demonios fue eso?”

Con sorpresa en sus ojos, apartó sus dedos y los miró fijamente antes de levantar su mirada a la mía. “Magia complementaria,” susurró. “Había oído que era posible, pero nunca la había visto. Los vampiros no son mágicos de por sí, lo sabes. La sentimos. La saboreamos. Sabemos que nos rodea. Rompemos su equilibrio cuando nos alteramos.”
Eso no era exactamente lo que yo había aprendido. “Pensé que filtrábamos magia cuando estábamos alterados.

Jonah sacudió su cabeza. “La magia no viene de nosotros. Fluye alrededor de nosotros. Las emociones fuertes—miedo, rabia, lujuria—cambian el modo en que interactuamos con ella, enviando ondas a través suyo. Nosotros no estamos haciendo la magia o derramándola. Estamos alterando las corrientes.”

“Ya veo,” dije.

“Pero esto,” comenzó, agarrando mi mano y trazando un dedo a través de mi palma—y enviando estremecimientos de magia por mi cuerpo. “Esto es inesperado. La teoría dice que algunos vampiros afectan la magia en modos complementarios—como si estuvieran en la misma frecuencia. Parece ser que nosotros tenemos algo de eso.”

Novedad mágica o no, sonaba como una complicación que no necesitaba. Y sin embargo, cada movimiento de sus dedos enviaba escalofríos por mi columna, y callaba a la parte de mi cerebro que debería estar pensándolo mejor.

“Está bien.” Dijo de repente, saltando de su asiento. “Regresemos al trabajo.”

El cambio abrupto en la conversación me sorprendió.

Él debe haber visto la sorpresa en mi rostro y sonrió. “La ciudad es más grande que una novedad magia. Más grande que tres Casas o dos vampiros o un dolor en el trasero de alcaldesa. No voy a sudar por pequeñas cosas.”

El alivio me atravesó por su tono casual. “Ahora soy ‘pequeñas cosas’?”

Sonrió. “Y te has conseguido un apodo. Estoy pensando en ‘Shorty’*” (baja de estatura)

“Mido 1.73 m sin tacones.”

“No es una descripción. Es un apodo. Acostúmbrate, Shorty.”

Nos quedamos allí de pie por un momento, esperando que la tensión se evaporara. Y cuando lo hizo, nos sonreímos. “No me llames Shorty,” le dije.

“Bueno, Shorty.”

“En serio. Eso es muy inmaduro.”

“Lo que digas Shorty. Digamos que es una noche.”

“Bien por mí.”

Me preocuparía sobre la humillación en la mañana.

Traducido por Luu

Tabaen  – (7 de enero de 2012, 16:53)  

wuuuuuuuiiiiiiiiii¡¡¡¡¡¡¡¡¡
gracias ;-)

kika  – (7 de enero de 2012, 23:03)  

Gracias x el capi!!
me encanta!!...

gisselle  – (10 de enero de 2012, 8:04)  

chicas... bueno yo sigo el blog pero solo puedo ver desde el capi 4 y no puedo ver los de antes.. alguine sabe porque? eske no kero leer desde ahí porke me perdi el principio.

Lucía  – (10 de enero de 2012, 11:37)  

GISSELLE: el uno, dos y tres estan en una entrada que dice Feliz Navidad!!

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