Some Girls Bite- Capítulo 5

CAPÍTULO CINCO
SÓLO UNA MORDIDA RÁPIDA


Sullivan entró, seguido de Luc y de la pelirroja consorte de Ethan de la habitación de lucha. Desde que no había conocido oficialmente a la llama de Ethan, extendí mi mano cuando ella entró sin prisa por la puerta principal con unos pantalones de cintura alta de cuero y una camiseta sin mangas azul pálido, que ella cargaba injustamente con la tarea de sostener sus pechos colgantes.
“Merit,” dije.
Ella miró mi mano y la ignoró. “Amber,” ella dijo antes de seguir de largo.
“Un gusto conocerte,” murmuré y sombreé al trío a la sala. Encontré a Ethan parado, mientras su linda vampiro y su acompañante estaban en el sofá.
“Merit.”
Jugando segura, opté por los honores. “Liege.”
Él levantó una ceja. “Qué tienes que decir por ti misma?”
Abrí mi boca, luego la cerré nuevamente, tratando de imaginarme sin éxito que era lo que había hecho. “Por qué no empiezas tú primero?”
Hubo dos gemidos provenientes del sofá.
Ethan plantó sus manos en las caderas, barriendo los lados de su chaqueta del traje atrás en el proceso. “Has ido a ver al defensor del pueblo.”
“Fui a ver a mi abuelo.”
“Te advertí ayer-sobre tu rol, tu lugar-y pensé que habíamos acordado que no ibas a retar mi autoridad. Estar de acuerdo en espiar a la Casa, a traicionar a mi Casa, claramente cae en la categoría de “retar mi autoridad”. Él se quedó mirándome. Un momento pasó cuando yo intenté envolver a mi mente alrededor de la acusación.
Sus narinas se abrieron. “Estoy esperando Merit.”
Su tono era indignado. Condescendiente. Profundamente irritante.
Y por lo que había visto hasta ahora, típicamente Sullivan.
Traté de ser una mejor persona y explicarle, “No acordé espiar a nadie, y me molesta la acusación. Quizá no te agrade Sullivan, pero no soy una traidora. No he hecho nada para justificar la acusación.”
Esta vez, él pestañeó. “Pero admites que estuviste en la oficina?”
“Mi abuelo,” empecé cuidadosamente, controlando mi voz para no gritarle, “me llevó a la oficina para conocer a su staff, para decirme sobre los otros supernaturales de Chicago. No acordé en espiar a nadie ni a traicionar a nadie. Y cómo podría? Llevo siendo un vampiro por tres días, y estoy deseosa de admitir que sigo siendo bastante ignorante.”
Amber bufó. “Ella tiene un punto, Liege.”
Le dí crédito-mantuvo sus ojos en mí. Tuve una larga mirada antes que empezara a hablar nuevamente.
“No niegas que fuiste a la oficina del defensor del pueblo.”
Forcejeé para descubrir la lógica que subrayaba las preguntas, pero no encontré nada. “Sullivan, vas a tener que ayudarme acá, porque, contrariamente a la información que me diste, no acordé hacer nada para la oficina del defensor del pueblo. Fui ahí para aprender, para visitar, no para que me asignaran nada. No acordé ni espiar, ni mirar notas, ni dar datos, nada.” Estreché mi mirada, y crucé mis brazos.
“Y no veo que está mal en visitar a mi abuelo en su oficina.”
“Lo que está mal,” Ethan dijo, “es que la oficina de tu abuelo está tratando de sujetar el asesinato de Jennifer Porter en mi Casa.”

“El Departamento de Policía de Chicago está tratando de unir el asesinato con tu Casa,” corregí, “Por todo lo que he oído, mi abuelo y cualquiera en su oficina piensa que ustedes son inocentes. Pero sabes que había una medalla Cadogan en la escena del crimen. Asumiendo que los forenses no plantaron allí la evidencia, la medalla provino de tu Casa. Cadogan está involucrada, sin importar lo que mi abuelo hace, y si te gusta o no.”
“Nadie de mi Casa haría esto.”
“Quizá no el asesino,” estuve de acuerdo. “Pero al menos que entregues las medallas como souvenirs de fiesta, alguien de tu Casa está involucrado. Al menos alguien dejó entrar a la persona que lo tomó.”
No esperé su reacción.
Yo esperé otro delirio, un arranque sobre la lealtad de los vampiros de Cadogan. No esperé su silencio. No esperé que caminara al asiento y se sentara, con los codos sobre sus rodillas, sus manos unidas.
No esperé que pasara sus manos por el cabellos, luego descansara su cabeza en las palmas. Pero eso fue lo que él hizo. Y los movimientos, la postura, era tan humilde, tan cansada, y tan, tan humana, que tuve una repentina, sorprendente urgencia de alcanzarlo, tocar su hombro, reconfortarlo.
Era un momento de debilidad, o una brecha en sus defensas que yo había tratado de abrir contra Ethan Sullivan.
Y eso, en el momento endemoniado, hizo que el hambre se elevara.
Casi pierdo mi respiración por la repentina ráfaga de fuego que corrió a través de mis extremidades, y tuve que sostenerme de la parte de atrás del asiento para mantenerme en pie. Mi estómago se encogió, olas de dolor recorriendo mi abdomen. Mi mente se iluminó y toqué mi lengua hasta la punta de un colmillo, podía sentir el filo de éste.
Tragué instintivamente.
Necesitaba sangre. Ahora.
“Ethan”. Luc dijo su nombre, susurrando detrás de mí.
Una mano agarró mi brazo, y di vuelta mi cabeza para mirar. Ethan estaba parado a mi lado, amplios ojos verdes.
“Cazadora Principiante”. Anunció. Pero sus palabras no significaban nada. Miré hacia abajo, a los largos dedos sobre mi brazo, y sentí el calor de la ráfaga de fuego nuevamente. Arrollé mis pies en su contra, y me deleité con el golpe.
Eso significaba algo. El sentimiento, la necesidad, la sed. Miré a Ethan, mientras arrastraba mi mirada del triángulo de piel que quedaba al descubierto al tener el cuello de su camisa desabrochada, su cuello, la línea fuerte de su mandíbula y las curvas sensuales de sus labios.
Quería sangre, y la quería de él.
“Ethan” susurré en una voz tan áspera que apenas la reconocí.
Los labios de Ethan se abrieron y vi un flash de plateado en sus ojos. Pero se fue en un instante, remplazado por un verde nublado.
Afilé cerca de su cuerpo, mojé mis labios, y luego, sin un solo pensamiento sobre las consecuencias, o lo que el acto significaba, los presioné contra su garganta. Él olía tan bien-limpio, suave, todo hombre y masculino. Él sabía tan bien-poder y hombre. Las puntas de su cabello cepillaron mi mejilla cuando besé la larga línea de su cuello.
“Ethan,” susurré nuevamente, su nombre como una invitación. Una promesa.


Él estuvo paralizado hasta que besé su piel justo debajo de su oreja. Podía oír la sangre cantando en sus venas que arremetía milímetros debajo de mis dientes.
Entonces él suspiró, y el sonido hizo eco de a través de mi cabeza, un reconocimiento de pasión compartido, de deseo mutuo.
Los otros alrededor de nosotros comenzaron a hablar. No quería que hablara. Quería acción. Calor. Movimiento. Raspé mis dientes sobre su cuello-no rompiendo la piel, sólo lo bastante para indicar lo que quería. De la dirección que tomaría.
Su pulso se aceleró, y luché para no morderlo tan rápidamente, para no apresurar el placer de eso. 2: Pero a través de la quemadura de excitación, algo frío, no deseado pinchó. Sacudí mi cabeza y lo retiré.
“Liege, no puedes alimentarla por primera vez. Ella necesita sangre humana. Tienes mucho poder para una primera alimentación. Ella es lo suficientemente fuerte así.
Ethan gruñó pero no se movió. Él se quedó exactamente donde estaba, debajo de mis labios, en una silenciosa sumisión.
Contento, yo resbalé mis manos alrededor de su cintura.
“Sácala de encima de él Lucas!”
Sentí el frío toque nuevamente- una gota de agua enfriada contra mi piel acalorada. Irritante. No bienvenida. Era mi conciencia, me di cuenta, comenzando a despertarme, enfrentando el hambre.
Pero luchaba con el instinto profundo-sentado y la atracción latente. Ganó.
Yo gruñí y di un golpecito con la punta de mi lengua contra su oreja, mientras ignoraba mis propias advertencias.
“Ethan.”
“Luc debes-no puedo-”él gimió terrosamente-y Dios que sonido, suficiente para que cause efecto-tracé una línea de besos debajo de su cuello. “No he comido en dos días. Merit debes parar.” Dado que estaba apoyado en mi cuerpo cuando dijo eso, a sus palabras les faltó convicción. Una mano agarró mi brazo, muy lentamente di vuelta mi cabeza para encontrar unas uñas rojas clavadas en mis bíceps. El toque fue suficiente para distraerme, para hacerme dar cuenta de mis labios contra el cuello de Ethan, de que
Estaba actuando fuera del Canon. Sin hacer caso de sus protestas, había sido empujada a seguir, y estaba preparada para morderlo. Estaba preparada para rasgar sus ropas y tomarlo ahí mismo en el piso.
Estaba preparada, en todas las modas concebibles, para servir a mi señor. Esa visión lo hizo, me empujó a través del hambre con una mano helada, me empujó a través del deseo al otro lado-parte de atrás a la tierra de pensamiento racional y las buenas decisiones.
Reuniendo toda la fuerza que tenía, inhalé y me empujé a mi misma lejos de él y de ella, necesitando espacio para volver a tener el control de mi cuerpo. Me senté con las manos en mis rodillas, abriendo la boca para respirar.
El hambre me dejó sudando aún e mi camiseta delgada y jeans. Todavía podía sentir el hambre, un tigre enjaulado rondando a través de mi cuerpo, deseoso de sustancia, esperando alzarse de nuevo. Supe que cualquier control que desplegué era temporario. Ilusorio. Pero en un profundo, nuevo centro de mí, me deleité con ese conocimiento.
El tigre se paseaba y estaba ansiosa esperando su mero momento. Ella tendría su oportunidad. Ella bebería.
Luc preguntó. “Sangre?”
“Cocina,” Ethan contestó roncamente. “Ellos enviaron bolsas. Amber, ve con él. Danos un minuto.”
“Mucho control para haber pasado 72 horas,” Luc observó. “Ella lo contuvo.”

“Si quisiera observaciones, las hubiera pedido.” Su voz era firme, obviamente molesta.
“Ve a la cocina y prepara la sangre, por favor.”
Cuando estuvimos solos, cuando normalicé mi respiración, me paré derecha nuevamente y me reté a mirar sus ojos. Esperé por una respuesta sarcástica, pero él simplemente me devolvió la mirada, su expresión cuidadosamente inexpresiva.
“Esta bien,” dijo, su tono cortado. “Era de esperar.”
“No de mí.”
Ethan tiró de los bordes del cuello de su camisa, luego aplanó las solapas de su chaqueta. Volviendo a recomponerse, pensé, quizá porque él quería algo de mí, también. El plateado de sus ojos lo demostraban, por mucho que protestara.
“La primer Hambre puede levantarse de golpe,” Ethan dijo. “No hay necesidad de disculparse.”
Levanté una ceja hacia él. “No me iba a disculpar. Si no fuera por ti, no tendría esa sed.”
“No olvides tu lugar, Iniciada.”
“Como si me lo permitieras.”
“Alguien tiene que recordártelo,” Ethan dijo, parándose más cerca por lo que los puños de sus pantalones tocaron mis zapatillas.
“Me prometiste sumisión. Acordaste que tu comportamiento rebelde ya estaba terminado. Acordaste no retarme nuevamente.
Y todavía te empeñas en derrumbar las paredes de la Casa Cadogan alrededor de nosotros."
“Maestro o no,” dije, mirándolo con furia, “retráctate, o te retaré nuevamente.” Había sido traicionada tantas veces en la vida como para conocer el valor del honor y honestidad, y tratar de vivir con códigos.
“No te he dado ninguna razón para dudar de mi lealtad, que es una bastante tremenda cosa dado como me cambiaste.”
Sus narinas se abrieron, pero no contradijo la declaración. “Merit, entonces ayúdame, si apoyas a la oficina de Tate sobre mi Casa. . . .”
Lo miré en blanco. “Tate? Alcalde Tate? Ni siquiera sé que quiere decir apoyar a su oficina. Por qué apoyaría su oficina?”
“El defensor del pueblo es una creación del Alcalde.”
Todavía no entendía su punto. “Entiendo eso. Pero por qué le importaría al Alcalde lo que yo haga? Por qué le importaría que uno de sus empleados lleve a su nieta al trabajo?”
Ethan me miró fijamente. “Porque aunque estés separada de tu padre, él sigue siendo Joshua Merit, y ti sigues siendo su hija. Además de eso, eres la nieta de uno de los hombres más influyentes de la ciudad. Y en caso de que necesitáramos más combustible, eres claramente más fuerte de lo que sería normal.” Sacudió una mano en dirección a la cocina. “Hasta ellos lo reconocen.”
Ethan metió sus manos en los bolsillos y se alejó, volteándose para mirar una hilera de libros en el estante próximo a la puerta principal. “Tate no es de confianza,” dijo. “Él sabe sobre nosotras-ha sabido sobre nosotros- y aunque su cita de tu abuelo parece bien-intencionada, el hombre está reservando algo.
Entendemos que él sepa sobre los vampiros Rogue, pero no ha soltado esa información al público. Eso levanta preguntas-está él tratando de evitar más pánico, o es la información un arma que usará contra nosotros más adelante? Y, el no habla con las cabezas de las Casas; en vez de eso, él trabaja a través de la oficina del defensor del pueblo.
Tan útil como puede ser que él sea”-él retrocedió-tan bien intencionado pueda que sea, tu abuelo sigue trabajando para Tate. Tate controla el bolsillo y la dirección de la policía. Eso significa que él maneja las riendas.”
“Mi abuelo es su propio hombre.”
Ethan se alejó del estante de libros, cruzó sus brazos, y me miró. Una línea cruzaba su frente. “Piénsalo Merit: Los vampiros anuncian su existencia aquí, en Chicago. Somos las primeras Casas en USA que lo hacen. Tate está primero entre los Alcaldes en ese sentido-primero su mandato de establecer policía supernatural, o lo que se refiere a hacer las alianzas con las Casas, manteniendo seguridad.
Un hombre puede usar ese poder, esa posición. Pero lo que sea que ha planeado-y aseguro que le hombre tiene planes, probablemente los ha tenido desde que supo sobre nosotros-él no ha sido directo. No puedo permitirme que te vuelvas parte de sus planes, o que mi Casa quede atrapada en ellos. Así que hasta que hayas aprendido lo suficiente para actuar apropiadamente, para usar la discreción cuando tengamos que discutir nuestros asuntos, te mantendrás lejos de la oficina del Ombud.”
No me mantendría alejada, y el probablemente lo supiera, pero no tenía sentido comenzar a discutir otra vez.
En vez de eso, incliné mi cabeza hacia él. “Cómo supiste que fui a su oficina?”
“Tengo mis fuentes.”
No lo duda. Pero mientras me preguntaba qué fuente estaría cubriendo-Catcher, Jeff, el vampiro encubierto que servía a la oficina del defensor del pueblo, o alguien más asignado a cuidarme-No iba a preguntar. Él nunca me lo diría.
Pero alguien le había dado información de mis actividades, alguien que no había estado lo suficientemente cerca para saber exactamente porque estaba ahí. Eso era muy importante para pasarlo por alto.
“Un consejo gratis,” le dije. “La persona que te está dando información no estaba dentro del edificio. Porque si lo hubieran estado, hubieran sabido porque estaba yo allí, y que era lo que habíamos hablado. Y más importante, que no discutimos. Ellos hicieron deducciones y se arreglaron para convencerte de que esas deducciones eran ciertas. Ellos están jugando contigo, Sullivan, o al menos tratando de esparcir información para incrementar su propio sello.”
Por un momento, Ethan no habló. Él solo me miró, como si estuviera viéndome por primera vez, dándose cuenta repentinamente que era más que su nueva subordinada rebelde, más que la hija de un financiero mogul. “Ese es un buen análisis.”
Me encogí. “Estaba en la habitación. Sé lo que estaba pasando. Ella, o él, no. Y nuevamente al punto, él es mi abuelo. Además de Mallory, él es todo lo que tengo. Él es mi único lazo real familiar. No puedo cortar ese lazo. No lo haré, aunque pienses que es un reto. Aunque pienses que es una rebelión y que va en contra de tu soberana autoridad.”
“Tienes otros lazos ahora, Iniciada. La Casa Cadogan. Yo. Eres mi vampiro ahora. No lo olvides.”
Supuse que lo había dicho como un cumplido, pero su tono era demasiado posesivo para mi gusto.
“Sin importar lo que haya pasado seis días atrás, no le pertenezco a nadie más que a ti misma, Sullivan, y menos que nadie a ti.”
“Tú eres lo que yo te hice.”
“Yo me hice a mí misma.”
Ethan tomó un paso adelante, luego otro, hasta que estaba demasiado cerca para evitarlo, hasta que me puso contra la pared de la sala, hasta que sentí el frío yeso detrás de mí. Estaba atrapada.
Ethan colocó sus manos contra la pared, cada una en cada lado de mi cabeza, manteniéndome allí, mirándome.


“Quieres ser disciplinada, Iniciada?”
Lo quedé mirando, una llama encendiéndose en mi centro. “No especialmente.” Mentira.
Sus ojos buscaron en los míos. “Entonces por qué persistes en bufarte de mí?”
El contacto visual se sentía demasiado íntimo, así que giré mi cabeza y traté de tragarme la complicada excitación, incómodamente consciente que no podría culpar a mis acciones, mi interés, al vampiro oculto en mí. En el cambio genético. Ella y yo éramos la misma-misma mente, misma genética, misma no deseada, innegable, atracción por Ethan Sullivan.
Pero extendí el brazo en ese susurro de negación, puse las manos alrededor, y le sostuve como si se me fuera la vida en ello. En ese segundo, soñé con escapar, con empezar de nuevo, con un nuevo nombre, en una nueva ciudad, donde no anhelara pasar los dedos por sus cabellos, y empujar mi boca contra él hasta que capituló y me tomó contra la fría blanca pared, empujó su cuerpo contra el mío, aliviando la necesidad, para calentar la frialdad.
En vez, yo dije, quizá honestamente, “No me estaba bufando de ti.”
Él no se movió, no hasta que bajó su cabeza, sus labios más cerca de los míos que antes.
“Me querías un momento atrás.”
Esta vez, su voz era tranquila, sus palabras no eran el reto de un vampiro Maestro, pero eran enteramente de un chico, de un hombre: Tengo razón no Merit? Qué me deseabas? Me forcé a ser honesta, pero no me pude forzar a hablar. Así que me mantuve en silencio, y dejé que éste tomara el lugar de las palabras que no podía obligarme a decir: Te deseo. A pesar de mí misma. Te deseo. A pesar de lo que eres, te deseo.
“Merit.”
“No puedo.”
Dejó caer su cabeza, de manera que sus labios se cernieron sobre los míos, su respiración en mis mejillas.
“Cede ante mí.”
Sacudí mis ojos para encontrar los suyos, que eran, profundamente, verde oscuro, de bosques primaverales-ancianos, desconocidos, y escondiendo a un monstruo en el fondo de la madera. “Ni siquiera te gusto.”
Él sonrió un poco malvadamente. “Eso no parece importar.”
Un tortazo no podría haberme sacado del trance más rápido.
Yo torcí bajo sus brazos asegurados, entonces me alejé. “Ya veo.”
“No estoy contento con esto tampoco.”
“Sí, entendí que no querés estar atraído por mí, que piensas que estoy debajo de ti, pero gracias por señalarlo. Y en caso de que no te hayas dado cuenta, no estoy emocionada sobre ello tampoco. No quiero que me gustes, y ciertamente no quiero estar con alguien que está espantado por mí. No quiero ser . . .deseada a regañadientes.”
Él caminó hacia mí con la gracia de una pantera furtiva. Y tan peligroso como una.
“Entonces qué quieres que te diga?” Su voz era baja, poderosa.
“Qué quiero que me pruebes? Para todo lo que sos, terca, sarcástica, completamente incapaz de tomar seriamente mi autoridad, y claramente irrespetuosa, te voy a querer? Piensas que eso es lo qué voy a elegir?”
Ahí estaba nuevamente-la lista de defectos. Las razones por las que el no debería estar atraído por mí. Las razones por las que él odiaba la química esta, en contra de nuestros deseos, resoplando entre nosotros. Mi voz tranquila, el sonido extrañamente lejano, le dije, “No quiero nada de ti.”
“Mentirosa” acusó, y bajó su boca a la mía.
Él me besó, y el circuito se cerró nuevamente.
Sus labios eran suaves y cálidos, e imploraban una reacción, me retaban a unirme, a ceder, aunque fuera un momento, a la química. Mis miembros fallaban, mi cuerpo retándome a unirme a él, a deleitarme en él. Pero estaba demasiad cerca al fuego,
Cuando casi salté hacia él para sacar la sangre de sus venas. Había sido suficiente. Había sido demasiado. Así que mantuve mis labios juntos y traté de voltear mi cabeza-
“Merit,” él entonó, “quédate quieta.” Los dedos de Ethan se deslizaron por mi mandíbula, anudaron por mi cabello, y él usó sus pulgares para inclinar mi mentón hacia arriba. Él tomó un paso pequeño, nuestro cuerpos alineando, adelante, sólo tocándose.
Bajó su cabeza y me besó nuevamente, sus pulgares acariciando mis mejillas mientras movía sus labios sobre los míos, acariciando, calmados, sin forzar. Luego, cuando su lengua se resbaló entre mis labios y tocó la mía, cuando la emoción eléctrica subió por mi espina, yo cedí.
Provisional al principio-y solo respondiendo después de prometerme a mi misma que nunca nunca lo tocaría nuevamente-o besé. Devolví su beso, absorbiendo la lengua que me ofrecía, respondiendo a sus pellizcos y mordidas por mi propia cuenta.
No parecía poder ayudarlo. No podía no besarlo. Él sabía tan bien, olía tan bien.
Él era el cielo, tocino dorado en la oscuridad supernatural que giraba alrededor de mí.
Pero esto no era algo para culpar a la magia. Esto era mucho más elemental, mucho más poderoso. Era necesidad, deseo en su forma más básica.
Pero no me podía permitir eso, no querer a alguien que no me quería. No realmente.
Así que puse una mano en su pecho, y sentí el golpe de su corazón debajo del suave algodón de su camisa de vestir antes de apartarlo. “Detente.”
Él tomó dos pasos hacia atrás, su pecho elevándose y bajando mientras tomaba aire, y me miraba.
“Eso fue un error,” dije. “No debería haber pasado.”
Él mojó sus labios, luego pasó una mano por su mandíbula. “No?”
“No.”
Silencio luego, “Puedo ofrecerte más.”
Pestañeé, levanté la vista y encontré sus ojos. “Qué?”
“Poder. Acceso. Recompensas. Debés estar disponible sólo para mí.”
Mis labios se abrieron, palabras momentáneamente fallando, el shock fue tan abrumador.
“Estás pidiéndome que sea tu amante?”
Se detuvo, y tuve el presentimiento de que estaba decidiendo que es lo que era, de echo, que me estaba ofreciendo. Como si estuviera pesando los costos y beneficios, decidiendo si su erección valía todo los problemas que había causado.
Un rubor cruzó sus esculpidos pómulos. “Sí.”
“Oh, mi Dios.” Bajé mi mirada, puse una mano en mi abdomen, preguntándome cómo se habían vuelto las cosas tan bizarras. “Oh, mi Dios.”
“Es eso un sí?”
Lo miré nuevamente, vi el flash de pánico en su cara. “No, Ethan, Jesús. Definitivamente no.”
Sus ojos destellaron, y me pregunté si él alguna vez habría sido rechazado anteriormente, si alguna mujer en sus casi cuatrocientos años de existencia hubiese rechazado la oportunidad de servirle. “Entiendes que es lo que te estoy ofreciendo?”
“Y vos entendés que no estamos en 1815?”
“No es inusual para los Maestros tener Consortes.”
“Sí,” dije, “y tu actual Consorte está en mi cocina en este momento. Si necesitas. . . un relevo habla con ella.” el shock-el verdadero shock de su oferta-había empezado a irse, remplazado por un poco de dolor, un poco de insulto de que no le gustara lo suficiente para que me ofreciera algo más, y que haya pensado que me estaba halagando con lo poco que me ofrecía.
“Por mucho que me duela decir esto, Amber no es vos.”
Lo miré, “Ni siquiera sé que significa eso. Debería-qué?Es halagador que mientras que no te gusto, estas deseando sacrificarte solo para meterte en mi ropa interior?”
Sus narinas se abrieron, una minúscula línea apareció entre sus cejas. “Eres cruda.”
“Soy cruda? Mi voz, el susurro que salió fue fiero. “Me acabas de ofrecer que sea tu prostituta.”
Él tomó un paso más cerca, su mandíbula apretada, el músculo temblando. “Ser el Consorte de un Maestro vampiro es un honor Iniciada, no un insulto.”
“Es un insulto para mí. No voy a ser tu-de nadie-saliente sexual. Cuando eso. . . me pase, cuando lo conozca, quiero compañerismo. Amor. No confías en mi lo suficiente para lo anterior, y no estoy segura si sos capaz de hacerlo siquiera.”
Él se encogió, e inmediatamente lamenté las palabras.
Tomé un respiro, y tomé espacio, moviéndome al sillón.
Fue un momento largo antes de poder encontrar sus ojos nuevamente. “Lo lamento. Eso fue algo realmente horrible para decir. Es solo que-vivo en un diferente tiempo,” le dije, “con diferentes expectaciones. No nací para servirle a alguien indiscriminadamente, sin pensamientos propios. A pesar de cualquier cosa que puede haber hecho mi padre, me crió para ser independiente. Para encontrar mi propio camino.” Él solo no creía que mi propio camino fuera el correcto la mayor parte del tiempo.
“Estoy tratando de ser yo misma, Ethan. De mantener algo de mi misma en medio de todo esto”-levanté mi mano e hice un gesto abstracto con mis dedos-“Caos. No puedo ser esa clase de chica.”
Esa declaración significaba más, pensé, que solo una respuesta a su oferta, que una respuesta de ser su amante.
No estaba segura de poder llegar a ser lo que él quería-la vampiro accesible, la perfecta pequeña soldado de su armada de Cadogan.
La expresión de Ethan, antes molesta, era ahora completamente inexpresiva, sus ojos verdes vacíos.
“Entonces terminamos aquí. Ya te he explicado la situación. Aunque te guste o no, no somos humanos. No sos humana. No más. Nuestras reglas son diferentes a esas a las que estás acostumbrada, pero son las reglas. No las puedes desacreditar, si no las cumples, me estarás desafiando.”
“No me estoy revelando,” dije, tan calmada como pude, dándome cuenta cuantas líneas ya había cruzado, ya habíamos cruzado, a lo largo de la noche. “Ni estoy tratando de usurpar tu autoridad. Sólo estoy tratando”-busqué las palabras-“de evitarla.”
Ethan estiró los puños de su camisa. “Tenemos reglas por una razón, Merit. Tenemos Casas por una razón-por una multitud de razones, a pesar de tu opinión, a pesar de sí encuentres... validez a la idea. Te guste o no, eres mi subordinada. Si niegas tu Casa, habrán repercusiones-
Serás juzgada como una paria. Una Rogue. Serás rechazada por todos los vampiros-ignorada y ridiculizada porque elegiste no confiar en mí. No tendrás acceso a las Casas, a los miembros o a mí.”
Lo miré. “Tiene que haber algo entre medio de anarquía y subordinación.”
Ethan miró al techo, luego cerró sus ojos. Qué piensas que es subordinación? Tu ves a los vampiros de mi Casa. Tu ves la Casa. Era ésta un calabozo? Lucían ellos miserables? Cuándo me retaste, fui injusto contigo? Te traté cruelmente o te dí una chance justo para probarte a ti misma? Eres más inteligente que esto.”
Él tenía razón, por supuesto. Los vampiros de la Casa claramente lo respetaban y lucía al menos bajo mis ojos, que eran felices con el consentimiento de su líder. Pero eso no quería decir que yo estaba disponible para eso, para confiar ciegamente en él, o en ninguno de ellos. No tenía la determinación ni fe suficiente para eso.
Estuvimos de pie silenciosamente, hasta que Ethan hizo un sonido final y frustrado y llamó a Amber y a Luc.
Mientras ellos caminaban a través del salón, Amber me atravesó con una mirada que ambas sabíamos que era victoriosa.
Ella de alguna manera sabía, habría probablemente oído, lo que él me había ofrecido, y que lo había rechazado. No solo me había sacado de la carrera, sino que le había asegurado su posición. Guiñó desenfadada, y sentí una repentina, no bienvenida puñalada de celos. No quería sus manos en ella. No quería que ella lo tocara. Pero yo había tenido la chance de tomar su lugar, y la había rechazado. La decisión había sido tomada, así que ignoré la irritación y miré para el otro lado.
“Vamos nos,” dijo Ethan.
Luc asintió hacia mí. “Hay sangre en la mesada. Está tibia y lista para calentar.”
Ethan no me miró mientras volteaba hacia la puerta, y sentí el peso de su decepción. Sin embargo, ilógicamente, quería que estuviera orgulloso de mí, orgulloso de mi fuerza y nuestra lucha, no decepcionado por que yo había fallado en entender el básico criterio del comportamiento vampírico. En la otra mano, no debería disculparme por no meterme en la cama de la cabeza de mi Casa.
Luc y Amber lo escoltaron hasta afuera. Habían dos vehículos en el cordón-un Mercedes negro descapotable, supuse que sería de Ethan, y una enorme SUV negra. Luc y Amber se dirigieron a este último. Viajando seguros, supuse.
Cuando tomó el primer paso, Ethan giró y me miró, su cara cuidadosamente inexpresiva.
“Te hubiera preguntado si hubiera tenido la oportunidad Merit. Te hubiera pedido consentimiento, y dejarte tomar la decisión ahí y ahora. Pero no lo hice. No podía, sin que murieras. No había tiempo para debatir los méritos de la afiliación. Lo tendría que haber hecho, pero no podía, así que tuve que tomar la decisión.”
Después de una pauso, continuó, su voz de repente cansada. “El reloj esta moviéndose. Tienes cuatro días antes de la Comendación, antes de tu iniciación formal en la Casa. El tiempo de que tomes un bando va a llegar Merit. Un lado o el otro, decidirás aceptar la vida que se te ha dado, o escapar y vivir en los márgenes de nuestra sociedad, soportando la humillación de ser rechazada por la Casa, por todos los que son como tú. Por todos lo que entiendan que es lo que eres. Quién eres. Tú sed.” Su mirada se intensificó. “Tu deseo. Y esa decisión, tal como es, es tuya.” Con eso bajó trotando las escaleras. Lo seguí hasta afuera, y fui escoltada por los dos guardias de mi puerta, me paré en el porche y dije su nombre. Él miro hacia mí.
“Sobre el... hambre. Siempre será de esa manera?”
Me dio una arrepentida sonrisa. “Más bien ser un vampiro Cadogan, Merit, será como lo hagas que sea tu.”
Le tuve que dar crédito-él tenía razón sobre una cosa. Era tiempo de tomar una decisión. De hacer una elección, aceptar la vida que me había dado, tal como era, o evitar a Ethan, a la Casa, a la comunidad de vampiros. Podía elegir vivir como miembro de las Casas Americanas, o hacer una vida por mi misma en las afueras. Pero una eternidad de mirar amigos, al mundo, cambiando alrededor de mí mientras yo sigo siendo igual, sería estar lo suficientemente sola. Mirar mientras Mallory envejecía, mientras mi abuelo envejecía, mientras que yo lucía eternamente de veintisiete años.
Qué clase de vida sería, pero también rechazar a la Casa, pretender ser humana, sin familia, sin compañía, pero con libros húmedos y bolsas plásticas?
Igual, no estaba lista para tomar el siguiente paso. No todavía.
Había finales perdidos para ser envuelto. Bien, un final perdido mayor. Y ese era entrar al auto a las cuatro de la mañana, dejar el santuario de Wicker Park del barrio de los vampiros. Esta vez, no me dirigía a la Casa. Me dirigía a la universidad. Y era una mujer en una misión, así que cuando llegué, ignoré las advertencias y me estacioné en el primer lugar vacío en la calle que encontré.
Salí del auto, lo bloqueé, y caminé al campus central, con mi cartera vacía sobre mi hombro.
Me paré en el borde del campus y miré la extensión de pasto, caminos y árboles, con la mano en mi cuello. Siempre había amado este lugar, usualmente paraba antes de dirigirme al edificio Walker, en el que estaba el departamento de Inglés, así podía saborear el pasto y el cielo. Caminé hacia donde había sido atacada, me agaché en el lugar donde mi sangre había sido derramada, y toqué el césped con una mano.
No había nada allí, ni sangre, ni césped pisoteado, ninguna indicación en todas estas yardas de tierra de que habían sido testigos de mi nacimiento, mi muerte. De mí. De Ethan.
Las lágrimas que pensé que ya había terminado de derramar, empezaron a caer. Caí sobre mis rodillas, con los dedos clavados en el césped, deseando que las cosas hubieran sido diferentes. Que no hubiera tomado la lamentable decisión de dejar la casa, de caminar por el campus. Me quedé sollozando arrodillada, la frustración, el arrepentimiento, casi agobiante.
Hubo una risa del otro lado. Limpié las lagrimas, y levanté la cabeza. Dos estudiantes, una pareja, caminaban mano en mano por el caminillo, antes de desaparecer entre los edificios. Luego la noche estuvo quieta otra vez, la mayoría de las ventanas a oscuras, ni brisa para mover los árboles que poblaban el campus. Cerré mis ojos. Inhalé, exhalé. Abrí mis ojos otra vez. A pesar del pesar era una noche hermosa. Una de las eternas noches que tendría la oportunidad de ver. Pero además de ver esas noches, tendría que encontrar una manera para luchar contra la pérdida, lamentar vidas que acabarían aunque la mía continuara. Una manera de luchar con mis obligaciones con Cadogan.
Una manera de luchar con Ethan.
Yo tendría que deducir cómo apoyar Mallory, cómo mantener la relación con mi abuelo a pesar de nuestras posiciones. Tendría que deducir cómo decirle a los chicos buenos sobre los chicos malos en el extraño, nuevo mundo al que había sido llevada.
Más importante, tendría que deducir si yo era uno de los chicos buenos. Si Ethan era uno de los chicos malos.
Comprendí el significado de ese extremo. Tendría que haber una opción. Había sido convertida en vampiro sin mi consentimiento-atacada y violada, claro, sin mi consentimiento. El único camino que tenía para poder seguir, era construir una nueva vida, tomar el control de mi nueva vida, sería tomar la decisión consciente por mí misma para mejor o para peor. Vivir o no vivir, como un desconocido vampiro.
Podía tomar esa decisión. Aquí y ahora, podía tomar el control, tomar mi vida otra vez.
“Vampiro es la decisión.” Susurré. No era mucho, pero era suficiente para levantarme en medio de la noche, en el medio del campus.
Y esta vez, me levanté por mis propios términos.
Mi dirección decidida, resitué la cartera vacía, cruzada en mi pecho y me encaminé por el Walker.
El edificio estaba oscuro, cerrado. Saqué mis llaves, destrabé la puerta, y subí por las escaleras.
Cada estudiante graduado tenía una casilla de correo. Usaba la mía como un álbum de recortes, de mi tiempo en Chicago. Un talón del boleto de una función de medianoche de Rocky Horror que había mirado con unos compañeros de TA s y algunos graduados. Un talón de boleto de un partido de basketball que jugamos contra NYU, donde hice mi postgrado.
Abrí mi cartera y cargué papeles, recuerdos, memorias en mi bolso. Memorias tangibles. Evidencia de mi humanidad.
Pero además en mi caja había algo nuevo-un sobre rosado, sellado pero sin firma. Me descolgué la cartera, dejándola en el piso a mis pies, y deslicé mi pulgar debajo del sello. Dentro había una tarjeta rosa festoneada, letras brillantes felicitando a una niña en su sexto cumpleaños. Sonreí, la abrí, y encontré dentro, debajo de un unicornio igual de brillantes, las firmas de un buen trozo de estudiantes graduados del departamento, la mayoría con buenos deseos para mi nueva, colmilluda vida.
No me dí cuenta hasta que vi la tarjeta de cuanto había necesitado esto. Necesitaba la conexión de mi vieja vida y de la nueva. Necesitaba que ellos supieron porqué había desaparecido, porqué dejé de ir a las clases. Era un tipo de cierre. No era una excusa de que no hubiera llamado a mis amigos del departamento, ni de que no hubiera llamado a mi mentor, al jefe de comité. Sólo Dios sabía cuando tendría la fuerza suficiente para hacer eso.
Pero era algo.
Por hoy era suficiente.
Así que agarré mi cartera, dejé la llave en mi caja de correo, y caminé lejos.
Regresé a casa para encontrar, como fue prometido, un vaso ahora-frío de sangre en la mesada de la cocina. La casa estaba tranquila, Mallory todavía dormida. Estaba sola, y agradecida que ella no estuviera allí para ser testigo de lo que estaba a punto de hacer.
Miré hacia el naranja-rojo líquido en el vaso, y dejé que el hambre subiera nuevamente-
Señalada por el zumbido de mi sangre. Mi pulso se aceleró, y no necesitaba un espejo para saber que mis ojos eran plateados. Todavía, era sangre. Mi mente rechazó esto, aunque mi cuerpo la ansiaba.
El ansia ganó.
Envolví el vaso con una mano, dedos temblando, y lo levanté, sabiendo que este era realmente el final de mi vida como humana, y era el comienzo de mi vida como vampiro. No habían más justificaciones, no más racionalizaciones.
Llevé el vaso hasta mis labios.
Bebí.
Me tomó unos pocos segundos vaciar el vaso, y todavía no era suficiente. Drené dos bolsas más que saqué directamente del refrigerador-bolsas que no me molesté en calentar o preparar. Bebí el líquido-más de lo que nunca había puesto en mi cuerpo de una sola vez-en minutos, finalmente parando cuando sentí mi propia sangre lentamente otra vez. Tres bolsas de sangre, y las había ingerido como si estuviera hambrienta de comida y agua, negando sustancias por semanas.
Cuando el hambre fue saciada, obtuve una vista de las bolsas desechadas en el piso. Fui horrorizada por el hecho, por la sustancia, por el hecho de que finalmente había bebido-gustosamente bebido-sangre. Pero sujeté una mano sobre mi boca, obligándome a mi misma a no bajarla, sabiendo que si lo hacía, tendría que beber más. Me deslicé hasta el piso, mi espalda contra un lado de la mesada, y llevé mis rodillas hasta el pecho, forzándome a respirar. Forzando a mi cerebro a unirse con mi cuerpo-a aceptar mis necesidades. Aceptar lo que era.
Vampiro.
Iniciada Cadogan.
Allí fue cuando Mallory me encontró-sentada en el suelo de la cocina, con las bolsas médicas en mis pies-minutos después de que el sol comenzara a salir. Ella estaba preparada para trabajar-traje negro, tacos, joyas gruesas, maletín de satén, pelo azul enmarcando alrededor de su rostro.
Su sonrisa falló. Ella se agachó enfrente a mí. “Merit? Estás bien?”
“Acabo de tomar tres bolsas de sangre.”
Dejando su bolso a mis pies, Mallory agarró una bolsa plástica vacía con la punta de dos dedos. “Si, lo veo. Cómo te sientes?”
Solté una risita. “Bien, creo.”
“Acabas de reírte?”
Reí nuevamente. “No.”
Sus ojos se ensancharon. “Estás borracha?”
“Con sangre? No.” Alejé la idea con una mano. “Es más cómo leche para mí.”
Mallory agarró las otras bolsas, luego caminó hasta la basura y las soltó allí.
“Uh-huh.”
“Y cómo estás tú? Sintiéndote embrujada?”
Ella fue hasta el refrigerador y sacó una soda, luego la abrió. “Me estoy ajustando. Adivino que puedo decir lo mismo por ti?”
Fruncí el ceño, considerando, luego empecé a contar los eventos con los dedos. “Bueno, descubrí que mi abuelo estuvo mintiendo cuatro años sobre su trabajo. Conocí a un hechicero, un cambiador de forma de origen indeterminado, conseguí una propuesta por dicho cambiador de forma, descubrí que fui casi víctima de un asesino en serie, casi conseguí ser golpeada por unas luces eléctricas mágicas, besé a Ethan, rechacé a Ethan, fui amenazada por Ethan.” Me encogí de hombros. “Un día regular.”
Su boca calló abierta, y me miró boquiabierta hasta que la cerró con un clic de sus dientes. “No sé por donde empezar con todo eso. Qué sobre, tu abuelo mintiendo?”
Me levanté del piso, manos sobre la mesada para mantenerme. Tomé un momento para que mi cabeza parara de punzar-los post-efectos, supuse, de beber mucha sangre de una sola vez.
“Bebida, por favor?”
Mallory volvió al refrigerador y agarró otra soda, la mantuvo arriba esperando mi aprobación, y cuando asentí, abrió la tapa. Después de que me la entregara, tomé un largo sorbo, descubriendo para mi deleite que la soda dieta era refrescante después de un litro y medio de sangre humana. Le agradecí por la bebida, luego la llené con lo del Protector del Pueblo y su pizarra de empleados. No le dije sobre la recomendación de Catcher, de que Mallory necesitaba entrenar. Decidí que lo más seguro era ponerlos a los dos en una habitación juntos-todo lo hermoso y testarudo-y mirar la piel volar-
“Debo entrenar esta noche,” le dije. “Me debo encontrar con Catcher en el gimnasio de Near North Side. Quieres venir conmigo?” Ella se encogió de hombros. “Puedo hacer eso.”
“Necesitamos hablar sobre algo? Quiero decir, estamos bien?”
Mallory sonrió arrepentida. “Estamos bien. No es tu culpa de que sea. . .lo que sea que soy.”
“Y tal vez Catcher tenga algunas respuestas para ti.”
“Eso sería amable.”
Terminé la bebida y me deshice de la lata. “Necesito estar en el gimnasio a las ocho treinta. Pero primero debo dormir. El sol está saliendo, tu sabes.” Bostecé y señalé. “No me has preguntado sobre besar a Ethan.”
Ella rodó sus ojos. “Por qué lo necesitaría hacer? Es obvio que le tienes ganas.”
“No, no tengo.”
Ella me dio una mirada escéptica, en respuesta yo me encogí de hombros, faltándome la fuerza para rechazar ese punto. . . y hubiera necesitado bastantes mentiras y una densa negación de todos modos.
“Bien,” ella dijo. “Te daré la razón sólo porque te has convertido hace muy poco en una muerta caminante. Estuvo él bien?”
“Desafortunadamente.”
“Técnica? Habilidades? Manos?”
“Altas notas en todas las categorías. Claro, después de cuatrocientos años, el hombre tiene que tener algunas habilidades.”
“Todo un resume,” ella estuvo de acuerdo. “Y no importaría si era un inexperto e inepto. Sólo estar en la misma habitación, ustedes dos se cubren con ropajes. Todo ese calor, no es sorprendente que te haya venido todo eso,” ella agregó.
“No acertaste una, no?”
Me quedé en silencio.
“Merit?”
“Él me pidió que sea su amante.”
Ella sólo me miró, con la boca abierta.
“Yeah.”
Estuvimos paradas silenciosamente por un momento, hasta que se movió hasta el refrigerador y agarró helado del freezer. Ella encontró una cuchara, sacó la tapa del helado, y me entregó el dúo.
“Nunca nadie se ha merecido esto más que vos.”
No estaba segura de que eso fuera cierto, pero los tomé de todos modos y me ayudé a mi misma con una dosis de Chunky Monkey.
Mallory se inclinó sobre la mesada, y golpeó sus dedos con manicura sobre ella.
“Tú sabes, es una manera de adular medio asno, aunque él tenga un conflicto sobre esto, claramente te encuentra atractiva.”
Yo cabeceé alrededor de una cucharada de helado. “Sí, pero a él no le gusto. Él lo admitió. Él es un tipo de. . .atracción accidental.”
“Te tentaste?”
Me encogí de hombros.
“Eso no responde mi pregunta Merit.”
Qué podría haber dicho? Que hasta en el medio de esto, una pequeña parte de mí, una pequeña habitación en mi corazón (o con más precisión, mi pecho), quería decir sí? Terminar ese beso con caricias y algo más, nada más, que un solo día debajo de unas frescas sábanas?
“No realmente.”
Ella ladeó su cabeza hacia mí, pareciendo evaluarlo. “No puedo decir si estás mintiendo o no.”
“Tampoco yo,” Admití después de otra ronda de cucharada de helado.
Ella suspiró, y se levantó, golpeando mi espalda después de agarrar su bolso y dirigirse a la puerta principal. “Piensa en eso mientras estés hibernando. Te veré esta noche. Iré contigo a entrenar.”
“Gracias, Mallory. Ten un buen día.”
“Lo haré. Duerme bien.
Quizá sin sorprenderme, no lo hice.

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Some Girls Bite- Capítulo 4 Completo :)

LAS COSAS QUE ENCONTRÁS EN LA NOCHE . . .
SON PROBABLEMENTE VOTANTES REGISTRADOS EN EL PAÍS DE LA COCINA.

Había evitado mi deber como nieta por dos días, cuando arribé al ocaso la próxima noche, vestía jeans y una apretada remera, que me daba la imagen de una ninja (que ciertamente habría avergonzado a Ethan), y conduje hasta el Lado Oeste hasta la casa de mi abuelo.
Desdichadamente, hasta para la luchadora-feliz Merit tenía miedo al rechazo, así que estuve parada frente a su estrecha puerta, incapaz de obligarme a mi misma a golpear, cuando la puerta se abrió con un chirrido. Mi abuelo miró hacia fuera a través de la puerta de aluminio. “No ibas a venir a hablar con tu abuelo?”
Lágrimas-de duda, de alivio, de amor-inmediatamente brotaron fuera. Me encogí avergonzada.
“Ah, jeez, pequeña. No empieces con eso.” Él empujó la puerta para abrirla, manteniéndola abierta con sus pies, y con los brazos abiertos. Me moví hacia ellos, y lo apreté en un fuerte abrazo.
Tosió. “Tranquila ahora. Tienes un poquito más de fuerza en esos músculos desde la última vez que hiciste esto.”
Lo liberé y limpié las lágrimas de mi cara. “Perdóname, abuelo.”
Sostuvo mi cara con sus manos de oso y besó mi frente. “No te preocupes. Entra.” Me moví dentro de la casa y oí el cierre de la puerta detrás de mí.
La casa de mi abuelo-una de las casas-no había cambiado en todos los años que la recordaba. El mobiliario era simple y hogareño, las paredes adornadas con fotografías familiares de mis tías y tíos- el hermano de mi padre, sus dos hermanas y sus familias. Mi tío y tías habían soportado su educación con significativa más gracia que mi propio padre, y yo envidiaba la simple relación con sus hijos y mi abuelo. Ninguna familia era perfecta, lo sabía, pero yo había tenido que vivir una farsa por la escala-social de mis padres todos los días.

“Toma asiento, cariño. Quieres galletas? Tengo Oreos.”
Le sonreí y me senté el sofá floreado. “No, gracias abuelo. Estoy bien.”
Él se sentó en un asiento reclinable, y se inclinó hacia delante, con sus codos sobre las rodillas. “Tu padre me llamó cuando la Casa lo llamó a él.” Él se detuvo. “Fuiste atacada? Mordida?”
Asentí.
Él me miró. “Y todo está bien ahora? Tú estás bien?”
“Eso creo. Quiero decir, me siento bien. Me siento igual, excepto por la parte vampírica.”
Él se rió bajito, pero su expresión se serenó rápidamente. “Sabes sobre el ataque de Jennifer Porter? Eso fue parecido a tu ataque?”
Asentí nuevamente. “Mallory y yo vimos la conferencia de prensa en la televisión.”
“Seguro, seguro.” Mi abuelo comenzó a hablar, pero pareció que lo pensó mejor. Estuvo en silencio por un momento, el tictac del reloj de pared era el único sonido en la casa.
Al final levantó sus ojos preocupados hasta los míos. “Tu padre pidió que la policía no se involucrara en tu ataque. Pero tu nombre estaba en el diario, así que la ciudad sabrá que fuiste cambiada. Que eres vampiro ahora.”
“Lo sé,” le dije. “Ya he recibido llamadas de los reporteros.”
Mi abuelo asintió. “Seguramente. Habría esperado eso dado la notoriedad de su padre. Francamente, Merit, no esconderé una investigación policíaca, no para crímenes de esta magnitud. No puedo en mi buena conciencia hacer eso, no cuando un asesino sigue suelto ahí fuera. Pero yo tengo bastante tirón para guardar la naturaleza de tu transición bajo las envolturas, pero para un pocos detectives selectos. Si podemos limitar el acceso a esa información, mantenerla en una básica base de datos, no serás llamada cómo la víctima potencial del asesino.
Podemos impedir que la prensa se entere sobre eso, y podrás aprender a vivir como un vampiro, no sólo una víctima de ataque. Okay?”
Asentí, lágrimas empezaron a mojar nuevamente. Dí lo que quieras sobre mi padre, pero yo amaba a este hombre.
“Ahora que está dicho, como no voy a pasearte por un departamento de oficinas, seguimos necesitando una entrevista oficial para la grabación.” Puso una mano sobre mi rodilla. “Así que, porqué no me dices lo que sucedió con tus palabras?”
Mi abuelo, el policía.
Le dí el cuento entero, desde mi paseo a través del campus, hasta mi conversación con Ethan, Luc y Malik, incluyendo su Rouge-vampiro hipótesis.
Él público en general no sabía sobre la existencia de los Rogues, pero yo no le iba a ocultar ese echo a mi abuelo. Cuando terminé, él hizo preguntas consideradas- esenciales, haciéndome revivir los enteros cinco días nuevamente, pero esta vez sacando los detalles, que Ethan, Luc, y Malik no habían discutido, como el hecho de que el asaltador achicó al ver Ethan, aparentemente consciente de quién él era e involuntario para arriesgarse a una uno-en-uno confrontación. Cuando habíamos caminado por los eventos por segunda vez, el se retiró hacia atrás en su reclinadora y se rascó el poco pelo en su cabeza. Para todo su mente estaba impecablemente afilada, él lucía mucho más el abuelo-en una camisa de franela, pantalones a cuadros, calzado cómodo. Se sentó derecho nuevamente, con los codos en sus rodillas. “Así que la gente de Cadogan concluyó que la muerte de Porter está conectada con tu ataque?”
“Yo pienso que ellos desean considerarlo como una posibilidad.”
Después de cabecear pensativamente, el Abuelo se levantó y desapareció en la cocina. Cuando él volvió, había un archivo de manila en su mano. Se sentó, y lo abrió, luego sacó algunos documentos.
“Veintisiete años, blanca, femenina. Educada en un colegio. Morena. Ojos azules. Complexión delgada. Ella fue atacada justo después del anochecer, paseando a su perro por el Park Grant.
Su sangre fue drenada, y murió.” Sus pálidos ojos azules, que combinaban con los míos, me miraron intensamente. “Hay similitudes innegables.”
Asentí, no asustada de que el abuelo estuviera de acuerdo con la conclusión de Ethan. Pero lo que era peor, el primer vampiro probablemente había querido matarme. Lo que significaba que yo tendría que haber sido la segunda víctima y yo habría estado-muerta por desangración en el medio del campus-si Ethan no hubiera triunfado.
Yo realmente le debía a Ethan por salvar mi vida.
Y realmente no quería deberle nada a Ethan.
Mi abuelo extendió la mano y dio golpecitos a mi rodilla con su mano grande. “Creo saber que es lo que estás pensando.”
Yo fruncí el entrecejo y pasé una uña contra el tejido nudoso del sofá. “Estoy viva. Y realmente le tendría que agradecer a Ethan Sullivan por eso, lo cual es... perturbador.” Miré hacia mi abuelo.
“Alguien me estaba cazando. Porque luzco como Jennifer Porter? Si es así, porque lanzar un ladrillo a través de mi ventana? Este hombre me quería muerta, capaz que para él mismo, quizá en el beneficio de alguien más. Y sigue ahí afuera.” Sacudí mi cabeza.
“Los vampiros saliendo del closet fue lo suficientemente malo. La ciudad no estará preparada para esto.”
Dio golpecitos a mi mano de nuevo, luego se levantó de su silla y agarró su chaqueta para ponerla sobre su brazo.
“Merit, demos un paseo en auto.”
Mi abuelo, el hombre que cuidó de mí mucho más que mi niñez, anunció a mi familia cuatro años atrás, siguiendo la muerte de mi abuela, que estaba tomando su retiro parcial. Le dijo a mi despreciable padre que se retiraría de las calles, y en vez de eso se iría a un escritorio en el Departamento, a la División de Detectives, para ayudar a los activos detectives con los homicidios no resueltos.



Pero mientras conducíamos en su gigante Oldsmobile-con tapicería roja-el confesó que no nos había dicho la verdad sobre su rol en el departamento de policía de Chicago. Él seguía trabajando para la ciudad, pero en una total diferente capacidad.
Cuando los vampiros salieron del closet hace ocho meses atrás, mi abuelo no estaba sorprendido.
“Chicago ha tenido vampiros por más de un siglo.” Dijo, mientras manejaba por las oscuras calles de la ciudad.
“La Navarre ha estado aquí antes del fuego. Claro, la administración no ha estado todo ese tiempo, sólo unas pocas décadas. Pero igual, las autoridades sabían sobre ustedes. No hay muchos en la escala superior que no lo supieran.” Ojos en la ruta, el se inclinó ligeramente.
“De echo, La señora de O’Leary no tuvo nada que ver con esto.”
“Todo este tiempo y nadie pensó en decirle a la ciudad que los vampiros vivían con ellos? Todo este tiempo y ninguna filtración? En Chicago? Eso es bastante impresivo”
Mi abuelo se rió por lo bajo. “Si piensas que eso es impresivo, amarás esto. Los vampiros ni siquiera son la punta del iceberg sobrenatural. Cambiadores de forma, demonios, ninfas, hadas, trolls. La Ciudad del Viento tiene bastantes entradas en el libro de invitados. Y ahí es donde entro yo.”
Lo miré, con las cejas levantadas. “Qué quieres decir con que ahí es donde entras tu?”
Mi abuelo comenzó a hablar, pero se detuvo a sí mismo. “Déjame comenzar desde el principio.”
Asentí.
“Todos estos contingentes supernaturales-ellos también tienen disputas.
Drama entre las Casas, direcciones de hadas, disputas con los límites del Río entre las ninfas.”
“Como, el río Chicago?”
Mi abuelo volteó el auto dentro de una tranquila calle residencial.
“Cómo crees que vuelven el río verde para San Patricio?”
“Asumí que era tinta.”
Enfurruñó un sonido sardónico. “Como si fuera tan fácil. Una larga historia, las ninfas controlan las ramificaciones y los canales. Si tienes que hacer algo con el Río las llamas a ellas primero.” Levantó una mano. “Tú vez, estas no son disputas pequeñas e insignificantes robos. Estos son serios problemas-problemas para lo que la mayoría de los hombres de uniformes azules no reciben entrenamiento, experiencia, para resolverlos.
Bueno, el Alcalde Tate quería una manera para disolver estos problemas, por eso hizo una locación central, una sola oficina.
Gente que pudiera manejar estas disputas, ocuparse de estas cosas antes que pudieran afectar al resto de la ciudad. Así que cuatro años atrás, él creó la oficina de los Ombudsman.”
Asentí, recordando la referencia de Ethan. “Ethan mencionó eso, dijo algo sobre que Mallory debía hablar con el Ombud. Ellos piensan que ella tiene magia. Que es una bruja o algo.”
Abuelo hizo un sonido de interés. “No lo digas. Catcher estará interesado de oír eso.”
“Catcher?” Pregunté. “Es el Ombudsman?”
Mi abuelo se rió. “No, pequeña niña. Yo lo soy.”
Me congelé, viré mi cabeza y lo miré. “Qué?”
“El Alcalde prefiere llamarme “contacto” entre las personas y las criaturas. Personalmente, creo que “contacto” es una estúpida palabra burocrática. Pero el Alcalde me pidió que le sirviera, y yo acepté. Debo admitirlo-nunca me encontré con ningún vampiro ni nada de eso, y yo estaba curioso de conocer a esas gentes.
Amo esta ciudad Merit, y no me importa asegurarme que todos tengan un trato justo.”
Sacudí mi cabeza. “No tengo duda de eso, pero no sé que decir del resto de esto. Tu estabas retirado abuelo. Nos dijiste-me dijiste-que estabas retirado.”




“Traté de retirarme” dijo. “Hasta traté una temporada en el cajón de evidencias, un trabajo de escritorio. Pero fui un policía por treinta años. No podía hacer eso. No estaba listo para abandonarlo. Policías tienen muchas habilidades Merit. Mediamos. Resolvemos problemas. Investigamos.” Él se encogió de hombros. “Sólo que ahora lo hago para gente más complicada. Empecé en un escritorio en el City hall, y ahora tengo mi propio staff.”
Él explicó que había contratado a cuatro personas. La primera era Marjorie, su secretaria, una señora de cincuenta años, quién había luchado una dura batalla por veinticinco años de teléfonos en una ciudad con muchísimos crímenes.
El segundo fue Jeff Christopher, un prodigio de computación de veintiún años de edad, se convirtió en un camaleón, por una figura no identificada todavía. El tercero era Catcher Bell. Catcher tenía veintinueve años, y como decía mi abuelo, seco. Advirtió mi abuelo: “Él es lindo, pero es astuto. Mejor evitarlo.
“Esos son sólo tres,” apunté cuando mi abuelo se detuvo.
Silencio, luego, “Hay un vampiro. De una Casa, pero sus colegas no saben que trabaja para mí. Él evita la oficina solamente que sea absolutamente necesario. Ellos hacen el trabajo de terreno,” mi abuelo continúo, “lo único que debo hacer es entrar en juego y aparentar ser un chico bueno.” Dudé que estuviera tan poco involucrado, pero-especialmente en contraste con mi padre- la humildad era refrescante. “No creerás esto, dijo en una grave risita “pero no tengo tanta energía como solía tener.”
“No!” Exclamé, fingiendo shock, él rió en respuesta. “No puedo creer que nos hayas estado ocultando esto. No puedo creer que hayas estado jugando con magia por cuatro años no me hayas dicho. A mí! La chica que escribió sobre el Rey Arturo para ganar dinero.”
Él golpeó mi mano. “No era a ti a quién estaba tratando de ocultar la información.”
Asentí comprensivamente. El descubrimiento de mi padre del secreto de mi abuelo podría conducir a dos resultados: el arreglo del incendio de mi abuelo, o tratar de manipular a mi abuelo para acercarse al Alcalde. Así de maquinador era mi padre.
“Todavía,” dije, mirando fuera de la ventana, mirando pasar la ciudad, “podrías haberme dicho.”
“Si te hace sentir mejor, soy ahora tu Ombudsman. Y te estoy llevando a nuestro cuartel secreto.”
Miré sobre él, tratando de ocultar sin éxito una sonrisa. “Secreto, huh?”
Él asintió, oficialmente.
“Bueno, entonces,” dije. “Eso hace toda una diferencia.”
La oficina del Ombudsman era un bajo, edificio de ladrillo, que estaba ubicado al final de una tranquila cuadra de un barrio de media clase, en el lado Sur de la ciudad. Las casas eran modestas, bien cuidadas, el terreno que las rodeaba estaba cercado con rejas. Mi abuelo estacionó el Olds sobre el borde, y lo seguí hasta un estrecho camino. Él taladró los botones en un teclado pequeño de la alarma en la pared al lado de la puerta, entonces abrió la puerta delantera con una llave. El interior del edificio era igualmente modesto,y lucía como si no lo hubieran modernizado desde finales de los 60s. Había mucho naranja. Mucho naranja.
“Ellos trabajan tarde,” Noté, el interior estaba bien iluminado, a pesar de la hora.
“Criaturas de la noche sirviendo a criaturas de la noche.”
“Deberías poner eso en tu tarjeta de negocio,” sugerí.
Pasamos el área de recepción y llegamos a un vestíbulo central, luego entramos a la habitación de la derecha.
El cuarto alojó cuatro escritorios de metal que se pusieron intercalados, dos juego del parte de atrás-a-parte de atrás fuera enfrentando las paredes.
Las paredes delanteras y las traseras estaban cubiertas por gabinetes de gris metal. Posters alineados en las paredes blancas, la mayoría vistosos, algunas mujeres con pelo fluido.
Las pinturas lucían como si fueran partes de series: cada una destacaba una mujer diferente usando un apretado atuendo, pero los diferentes “vestidos” estaban hechos en diferentes colores, como lo eran los banderines que ellas sostenían en sus manos. Una mujer era rubia con un vestido azul, ella tenía un banderín que decía “La Isla del Ganso.” Una segunda tenía en el cabello oscuro y largo, y estaba vestida de rojo. Su banderín decía “La Rama del Norte.” Éstas conjeturé eran algunas de las ninfas del Río Chicago.
“Jeff. Catcher.”
Con la voz de mi abuelo, los hombres que estaban sentados en dos escritorios nos miraron dejando su trabajo. Jeff lucía exactamente como un prodigio de computación de veintiún años de edad. Él tenía la cara fresca, era alto, un hombre larguirucho, con pelo marrón sedoso. Usaba pantalones, y una camisa blanca, desabotonada en la parte superior, las mangas arrolladas hasta la mitad, mostrando sus delgados brazos, largos dedos posados sobre un teclado.
Catcher lucía como un exmilitar-cuerpo musculoso, con una camiseta verde oliva, que decía “Público, enemigo número uno.” Y jeans. Su cabeza estaba rapada, sus ojos eran verde pálido, sus labios llenos y sensuales. Si no hubiera sido para la mirada de fastidio en su cara, yo habría dicho que él era increíblemente sexy. Como él era, él apenas parecía enfadado. Extensamente amarre, de hecho.
Jeff sonrió abiertamente alegremente a mi abuelo. "Hey Chuck, quién es ella?”
Mi abuelo puso una mano en mi espalda y me hizo entrar más en la habitación. “Ésta es mi nieta, Merit”
Los ojos azules de Jeff pestañearon, “Merit Merit?”
“Sólo Merit,” dije, y extendí la mano. “Es un gusto conocerte Jeff.”
En vez de tomar mi mano para estrecharla, se la quedó mirando para luego mirarme a mí. “Querés sacudir la mano? Conmigo?”
Confundida, miré a mi abuelo, pero antes que pudiera responder, Catcher, echó una mirada a un libro antiguo enfrente a él y dijo, “Es porque tú eres un vampiro. Y los camaleones y los vampiros no son exactamente amigos.”
Esas eran nuevas noticias para mí. Pero luego, hacía veinte minutos no tenía idea de su existencia y los supernaturales ciudadanos de Chicago. “Por qué no?”
Catcher usó dos dedos para voltear una página amarillenta. “No son ustedes los que se suponen deberían saberlo?”
“Llevo siendo un vampiro por tres días. No estoy realmente enterada de los matices políticos. Ni siquiera he tomado sangre todavía.”
Los ojos de Jeff se ensancharon. “No has tomado sangre todavía? No se supone que tienen una loca sed luego de convertirse? No deberías estar, tu sabes, buscando víctimas para aliviar tú sed deseosa de sangre?” Su mirada hizo un desvío rápido al estiramiento de la camiseta por mi pecho; me sonrío y movió un poco de cabello marrón. “Soy O neg completamente saludable, si eso importa.”
Traté de no sonreír, pero su entusiasmo encima de mi pecho notablemente un-lozano estaba haciéndolo simpático. “No, no importa, pero gracias por la oferta. Lo tendré en mente cuando me golpeé la sed.” Miré alrededor por una silla,
Encuentre un aguacate la monstruosidad verde detrás de uno de los dos escritorios de metal vacíos, y me hundí en él. “Dime más sobre esta rara animosidad con los vampiros.”
Jeff se encogió de hombros negligente y volvió a ocuparse de un animal con forma de pulpo en su escritorio.
Un zumbido sonó y mi abuelo sacó un celular de su bolsillo, miró la pantalla, y luego a mí. “Necesito tomar esta llamada. Catcher y Jeff se encargaran de ti.” Él miró a Catcher. “Ella es confiable, y es mía. Puede saber todo lo que no esté marcado como Nivel Uno.”
Sonrió y cabeceó, él se volvió y desapareció a través de la puerta. No tenía idea que era el Nivel Uno, pero estaba bastante segura que era el tipo de cosa que no quería saber.

O era el tipo de cosa que me asustaría, por lo tanto no era buena idea apretar el punto hoy.
“Ahora podes conseguir la exclusiva real," dijo Jeff con una sonrisa. Catcher bufó y cerró su libro, luego se inclinó hacia atrás en su silla y unió sus manos detrás de la cabeza.
“Conociste a algún vampiro? Además de Sullivan, quiero decir.”
Me quedé mirándolo. “Cómo sabes-“
“Tu nombre estaba en el periódico. Eres un vampiro Cadogan, lo que quiere decir que eres vampiro de Sullivan-“
Mi piel picó. “No soy el vampiro de Sullivan-“
Pero Catcher ondeó su mano. “Bebé, ese no es el punto. El punto es que estoy adivinando por ese tono cerdoso que entiendes al menos lo básico de la política vampírica, que tu gente y yo utilizamos esos términos patéticos, que son un poco particulares.”
Le dí una sonrisa ladina. “Ya he conseguido ese sentido, yeah.”
“Bueno, los cambiadores de forma no. ellos son felices. Ellos son gente; luego son animales; luego gente de nuevo. Porque no estar felices con eso? Ellos viven con sus amigos. Ellos beben. Manejan sus Harleys. Festejan en Alaska. Tienen sexo caliente cambiante.”
Con esa revelación Jeff levantó sus cejas hacia mí, con una invitación en sus ojos. Miré abajo con una mueca y sacudí mi cabeza severamente en contestación.
Aparentemente desenfadado, se encogió de hombros y se volteó hacia su computadora.
Felizmente.
“Vampiros, por otro lado,” Catcher continuó, “juegan ajedrez con el mundo. Dejamos saber a la gente sobre nosotros, o no debemos? Somos amigos de esta Casa o de esta otra? Mordemos gente, o no mordemos a la gente? Eek!” Él mordió dramáticamente abajo en un dedo corvo.
“Espera,” dije, levantando una mano, recordando algo que había dicho Ethan sobre los vampiros Cadogan. “Para ahí. ¿Cuál es la historia sobre la mordida?”

Catcher rascó su cabeza de manera ausente. “Bueno, Merit, mucho, mucho tiempo atrás-“
“En un continente muy muy lejano,” Jeff continúo.
Catcher rió, el sonido bajo y sensual. “Volvamos cuando Europa comenzó a molestarse por los vampiros. Deducido que las estacas de álamo y luz del sol era el tratamiento mejor para una superabundancia de vampiros, sacó la mayoría de la población colmilluda de Europa. Larga historia corta, vampiros eventualmente formados por el precursor de la presidencia de Greenwich, quien hizo que los sobrevivientes tomaran un juramento de nunca volver a morder a un humano que no lo deseara.” Él hizo una mueca. “En vez de eso, en verdad, manipuló la forma vampírica, ellos encontraron gente que podría ser chantajeadas, sobornadas, cualquier cosa en darlo gratuitamente.”
“Por qué comprar la vaca?” Pregunté.
Él asintió aprobando. “Precisamente. Cuando la tecnología se desarrolló para preservar la sangre, para empaquetarla, la mayoría de los vampiros se alejaron de los humanos. La inmortalidad hace largas memorias, y algunas casas pensaron que estarían más seguros si cortaban contacto con los humanos casi completamente, aferrados en la sangre empaquetada, o compartiendo sangre entre ellos.” Con mi levantamiento de cejas él agregó, “Eso pasa. Los vampiros biológicamente necesitan nueva sangre, nuevos fluidos, no es precisamente fuente de nutrición. Pero pasa-a veces ritualmente, a veces para pasarse fuerza.”
La aclaración de garganta de Jeff llenó la breve pausa en la explicación de Catcher. “Y está la otra cosa,” apuntó, con rubor en sus mejillas. Catcher rodó sus ojos. “Y algunos vampiros encuentran eso... un sensual componente en compartir.”
Sentí un calor pasando por mis propias mejillas y asentí estudiosamente, tratando de no pensar en los detalles del acto- o en ningún vampiro de ojos verdes perteneciendo a él.

“De todas maneras,” Catcher continuó, “como algunas veces cambia, algunas Casas, Cadogan incluida, da a los miembros la opción.”
“De beber o no,” Jeff aclaró.
“Esa era la pregunta,” Catcher acordó. “Algunos vampiros piensan que los humanos son sucios y morderlos es retroceder también. Cadogan no. No hacerlo en secreto no lo hace mejor.
“Raves,” Jeff dijo, con un asentimiento.
“Qué son raves?” Pregunté, inclinándome hacia delante, ávido de recoger tanta información como ellos estaban deseosos de pasarme.
Catcher sacudió su cabeza. “Nos guardaremos ese sórdido pequeño capítulo para otra vez.”
“Okay, luego qué sobre los vampiros siendo particulares?”
“Vampiros piensan que sus políticas, las estupideces de las Casas, son el mayor problema en el mundo. Ellos piensan que sobre pasa la preocupación humana, hambruna del mundo, lo que sea.
Y mucha gente supernatural está de acuerdo. Vampiros son predadores, alfa depredadores, a donde los vampiros van, muchos de ellos los siguen.”
“Ellos?”
“Tu sabes-súper. Supernaturales,” él agregó irritadamente, por mi expresión confundida. “Digo, ángeles, demonios,
Sus hechiceros más pesados, ellos prestan la atención a las Casas. Quién está atornillando quién, quién esta aliado con quién, toda esa porquería. Cambiadores de forma, por otra parte, pueden cambiar. Ellos simplemente pueden tirarse atrás.
“Y nosotros somos muy neuróticos?”
Catcher sonrió. “Ahora estás tomando la idea. Vampiros no aprecian que los cambiadores sean indiferentes sobre sus problemas. Los vampiros quieren alianzas. Ellos colectan amigos de los que puedan depender. Especialmente los más viejos que recuerdan los Acercamientos Europeos. La próxima vez que estés en la Casa Cadogan fíjate en los símbolos de la puerta principal. Esos son la insignia de la alianza; ellos muestran con quién Ethan está aliado.
Realmente, ellos son auxiliares en caso de que molesten a los humanos u otras Casas deciden que Cadogan está bebiendo, es un poco demasiado arriesgado.
Y debido a que los cambiadores no juegan ese tipo de juegos-Keene nunca pondría una insignia sobre la puerta de Ethan Sullivan-los vampiros los ignoran.” Catcher suspiró. "Hay también rumores que los cambiadores tenían la oportunidad para caminar durante el Segundo Aclaramiento, pero escogió no actuar, no involucrarse.”
“Ni para salvar vidas?” Pregunté. Catcher asintió pesadamente, con su expresión tirante, y su mirada en Jeff, quién parecía estar trabajando e ignorando la dirección de la conversación.
“Ya veo. Y quién es Keene?”
“Mí líder,” Jeff ofreció, mirando sobre la pantalla con una expresión brillante.
“Gabriel Keene, el ápice del Central norteamericano. Él vive en Memphis.”
“Huh.” Me paré y pase del final de la habitación al otro extremo, y luego de nuevo. El banquete de información que él me ofreció-necesitaba ser digerido.
“Huh.”
“Verbal, este uno.” Catcher dijo. Luego rápidamente agregó. “Jeff quita tu mirada de su trasero.”
Hubo una aclaración de garganta detrás de mí antes de que empezara a teclear nuevamente.
Esto era mucho más complicado de lo que había imaginado. Concedido antes del cambio, no había pensado mucho sobre vampiros. Las pocas cosas que había pensado-especialmente después de mirar a Celina Desaulniers seduciendo a su manera a través del Congreso- no era halagador.
Y lo poco que había pensado desde la transformación-Bueno, involucraba mucho Ethan Sullivan y muy poco nada más.

“Me encantaría saber que estás pensando en este momento, bebé.”
Miré alrededor, vi a Catcher sonriendo concienzudo, con las cejas levantadas esperando una respuesta. Sentí el rubor desde las raíces de mi cabello, pero moví una mano negligente. “No-Nada. Sólo pensando.”
Su “Uh-huh” no sonó convincente, así que cambié las tablas.
“En dónde cabes en todo esto?”
no hubo respuesta hasta que, abruptamente, Catcher empezó a pasar por las páginas de su libro nuevamente. Esa fue suficiente respuesta, pensé.
Mi abuelo, volvió a la oficina, y desde que Catcher ya no estaba transmitiendo, tomó su lugar, dando los hechos básicos a su tripulación en los recientes eventos pertinentes en mi vida-el mordisco, la amenaza, el reto. Cuando les dio la réplica entera a Jeff y Catcher, él me puso al día en la investigación de la muerte de Jennifer Porter. Como una víctima potencial-y los tres estuvieron de acuerdo en que yo seguía en la línea de la lista-él pensó que era importante mantenerme informada.
Desafortunadamente, una falta de comunicación estaba parada en el camino de progreso en la investigación.
Aunque los vampiros de la Navarre prometieron trabajar con el departamento de policía de Chicago para resolver el crimen, ellos habían sido “apretados de labios” sobre sus descubrimientos, si tenían alguno.
Las conexiones vampíricas de mi abuelo ayudaban a rellenar varios espacios en blanco, pero en las palabras en Catcher, los vampiros eran hombres alistados, no-funcionario, entonces su acceso a la información era limitado. Además, los vampiros se etiquetaban como traidores de su casa, así que lo reportaban al Ombud, no al departamento de policía.
Eso quiere decir que la información que había descubierto había pasado a través de canales.
E incluso cuando encontró su manera al escritorio de un investigador, el departamento de policía de detectives todavía sospechaba. Policías estaban enseñados antiguamente, ellos no confiaban en la información dada por fuentes sobrenaturales.
Hasta los treinta y cuatro años de servicio de mi abuelo no lo inmunizaron de los prejuicios.
Muchos de los policías que trabajaron con él, que sirvieron con él, pensaban que andaba con raros.
Más importante, toda la comunicación en el mundo no podría ayudar en el hecho que la única evidencia que recuperó en la muerte de Porter era la medalla de Cadogan. Los detectives no encontraron ninguna otra evidencia física, ni testigos, y hasta la medalla estaba limpia de huellas dactilares.
Desdichadamente, con muy poco con lo que continuar, y muchos prejuicios en su favor, el departamento de policía no podían ignorar a la Casa Cadogan como la fuente de sus sospechas.
Cuando nosotros habíamos revisado todo eso, estaba sentada en uno de los escritorios vacíos, golpeando un lápiz ausente en éste. Miré hacia arriba, y encontré los ojos de Catcher. “Estamos de acuerdo en que él no lo hizo?” Asumí que no tenía que especificar quién era “él”.
“Él no lo hizo,” fue la respuesta inmediata de Catcher. “Pero eso no quiere decir que alguien de la Casa Cadogan no haya estado involucrado.”
Sobre en el escritorio, puse mi barbilla en mi mano, frunciéndole el ceño.
“Él dijo que estaba entrevistando a los vampiros que vivían en la Casa Cadogan. No pensó en que los vampiros Cadogan estuvieran involucrados.”
“Catcher no dijo vampiro de la Casa Cadogan,” mi abuelo aclaró. “Él dijo alguien en la Casa Cadogan. Sabemos que una medalla fue tomada de Cadogan. La Casa probablemente tenga medallas extras en caso que vampiros de otras Casa abandone o un colgante se pierda. Y la Alabanza está surgiendo. Ahí es cuando las medallas son entregadas a los nuevos vampiros. Ellos están ahí.”


“Y para ser tomadas,” Jeff apuntó.
Catcher se paró y desperezó, su camiseta se levantó, revelando un tatuaje redondo en su estómago. Catcher era seco, pero un poco delicioso.
“Los vampiros salen de su Casa,” él dijo, dejando caer sus brazos.
“Y algunas veces llevan a sus citas a su hogar. Si las medallas no estuvieran propiamente aseguradas, cualquiera de los visitantes podría haber robado uno. Y si Sullivan no fuera semejante endemoniado asno firme, él consideraría eso.”
“Ustedes dos no se llevan bien?” Pregunté.
Catcher se rió y se sentó nuevamente en su escritorio, la silla rechinó bajo él cuando lo hizo. “Oh, nos llevamos bien. Sullivan y yo nos llevamos a nuestra manera.”
“Y cómo es eso?”
Él sacudió su cabeza. “No tenemos tiempo para esa historia esta noche. Bastante para decir”-se detuvo pensativamente-“Sullivan aprecia mis talentos únicos.”
“Cuáles son?”
Catcher rió gravemente. “Nunca en una primera cita, sol.”
Él pasó una mano por su cabeza y volvió a abrir su libro. “Qué Sullivan y yo seamos amigos no quiere decir que no sea un tirante asno. Y eso no quiere decir que él esté deseoso de admitir que está equivocado.”
Esa había sido la declaración más exacta que había oído en días, reí sonoramente. “Oh, yeah,” dije, con mi corazón latiendo. “Eso me corrige directamente aquí. Ethan dijo algo sobre los vampiros Rogue estando involucrados.” Ofrecí. “Pero no suena cómo que ellos pudieran entrar a la Casa. Quiero decir, la seguridad parece ser muy tirante.”
“Los Rogues son una teoría,” el abuelo dijo. “Y la hemos pasado a lo largo del departamento.”
“Así que ese es tu rol en esto? Pregunté. “Pasar la información?”
“No somos investigadores,” confirmó el abuelo. “Esta oficina trabaja más cómo una corporación diplomática. Pero desde que nuestro vampiro no habla con los policías, tenemos información que los policías no tienen. El alcalde dijo que nos pasáramos la información, así que lo hacemos.”
“Y para ser sinceros,” añadió Catcher, “tú y tu pequeña hechicera están involucradas ahora, eso nos da un incentivo para prestar atención y para conseguir resolver esto-y al psicópata de las calles-más temprano que tarde.”
Levanté una ceja, preguntándome cuánto sabría él sobra la identidad secreta de Mallory, pero él miró lejos.
Sullivan, adiviné, habría hecho una llamada.
Mi abuelo puso una mano en mi hombro. Habían bolsas bajo sus ojos que eran lo único que reconocía, y me sentí culpable por haber esperado tanto para hablar con él, por preocuparlo innecesariamente, aún sabiendo que no era yo, era el asesino perdido, que ponía preocupación en sus ojos ahora.
“Eso es todo lo que tenemos,” mi abuelo dijo. “Sé que eso no es muy satisfactorio, no cuando has sido una víctima. Cuando tu vida se ha volteado al revés.”
Apreté su mano, apreciando su valoración. “Cualquier cosa ayuda,” le dije, encontrando sus ojos para que pudiera ver mi apreciación. “Ayuda.”
Luego de una ronda de adioses, Abuelo caminó conmigo para esperar mi taxi. Él miró hacia el edificio, luego me guió hasta un banco de madera que estaba situado en el pulcro césped de la esquina del lugar.
“Todavía no puedo creer que estés involucrada en todo esto,” me dijo él.
“Hay muchas cosas pasando en la ciudad, y las personas piensan que los vampiros son la suma total de eso.” Lo miré, con preocupación en mi mirada. “Y tú estás justo en las líneas frontales.”
El abuelo se rió entre dientes melancólicamente. “Esperemos que no llegue a las líneas frontales. Han sido ocho meses. Seguro, las cosas han sido un poco rocosas al principio, pero han estado estables por meses ahora. No diré que los humanos han aceptado a los vampiros, pero parece haber un tipo de . . . curiosidad.”
Él suspiró. “O estamos en el ojo del huracán. La calma viene antes del escándalo, del caos. Y no hay forma de que haya un balance de poder. Como Catcher estaba diciendo, muchos toman la superioridad de los vampiros por sentado. Ellos los ven-y a ti” corrigió, mirándome sobre sus gafas, un movimiento típico de mi padre, hizo que mi corazón golpeara nerviosamente, “como alfa depredadores. Las personas tienden a seguir a los vampiros por eso. Pero esa lealtad, si lo quieres llamar así, es condicionada por los vampiros que se quedaron fuera de foco. Manteniéndose bajo el radar, manteniendo los ojos humanos fuera del mundo supernatural. Ellos nunca han tenido PR bueno, los vampiros. Y has visto esos posters de ninfas ahí dentro?”
Asentí.
“Quién es decir, si las ninfas tuvieran la intención de controlar Chicago, ellas no pudieran?” Él rió. “Ellas tienen una gran facilidad para hacer que la población masculina las siga. Aunque los cambiadores de forma son probablemente el único grupo con el número y el poder para hacer que la nación se ponga en contra de los vampiros. Y no pienso que ellos estén interesados en eso, pero luego, estamos lidiando con desconocidos.” Él se encogió.
“La verdad es, Merit, esta es la primera excursión supernatural en la historia moderna, y pasa en la era post-Harry Potter. En la era post-El señor de los anillos. Los Humanos están más cómodos pensando sobre los hechos supernaturales, de lo que estaban en los días cuando las brujas y los vampiros eran quemados.
Por suerte, las cosas serán diferentes esta vez.”
Él se detuvo por un momento, dándonos la oportunidad de considerar esa posibilidad-la posibilidad que todos podemos, llevar bien.
Eso era mejor que imaginar el peor caso. Incendios. Inquisición-como procedimientos.
El tipo de multitud violenta que surge cuando la mayoría teme perder el poder, el desequilibrio de status.
Cuando mi abuelo comenzó a hablar de nuevo, su voz era más tranquila. Más solemne. Pesada, quizá.
“No hay un procedente. No hice treinta y cuatro en la fuerza para hacer suposiciones, así que no puedo saber que va a suceder, o si lo mal se convierte en peor, quién ganará. Así que mantendremos nuestros ojos y oídos abiertos, esperemos que sigan confiando en nosotros, y esperamos que el Alcalde intervenga si pasa eso.”
“Es un infierno de tiempo para haber sido cambiada en vampiro.” Suspiré. Él se rió alegremente-él sonido alejando la repentina melancolía-y golpeó mi rodilla. “Eso es, pequeña chica. Eso es.”
La puerta se abrió tras nuestro, y Catcher se paró afuera, sus botas golpeando en el pavimento. “Puedo tener un minuto?· Le preguntó a mi abuelo, inclinando su cabeza en mi dirección. El abuelo me miró pidiendo permiso, y yo asentí. Él se inclinó y besó mi frente, luego puso sus manos en las rodillas y se levantó.
“Te traje aquí porque quería que supieras que siempre tendrás un lugar seguro, Merit. Si necesitas ayuda o consejo, si tenés preguntas-lo que sea. Siempre podrás venir aquí. Sabemos con lo que estas tratando, y te ayudaremos siempre que podamos. Okay?”
Me paré y le dí un abrazo. “Gracias abuelo. Y siento haber tardado tanto en venir.”
Golpeó mi espalda. “No hay problema pequeña niña. Sabía que llamarías cuando tuvieras la chance y los términos.”
No pienso que estuviera pronta, pero no discutí ese punto.
“Dale algunas tarjetas,” Abuelo ordenó, luego de un rápido movimiento de manos. Y se arrastró dentro del edificio.
Catcher sacó un manojo de tarjetas de negocio de su bolsillo y me las entregó. Sólo tenían escrito un número de teléfono y una etiqueta “OMBUD.”
“Considérala una tarjeta de “Salida de la cárcel gratis”, Catcher explicó, luego se sentó en el banco de madera. Se desperezó, bajó los brazos y cruzó sus pies. “Así que retaste a Sullivan,” dijo finalmente.
“No a propósito. Fui a Cadogan para mostrarle la nota. Y estaba molesta por haber sido cambiada, pero no tenía la intención de discutir con él sobre eso.”
“Y qué paso?”
Me doblé hacia abajo y agarré un puñado de césped cubierto de rocío al lado del banco y lo lancé sobre el aire. “Ethan dijo algo ordinariamente posesivo y me encontró. Lo reté. Creo que la genética vampírica estaba un poco ansiosa de luchar de lo que yo estaba, pero él me ofreció un trato-liberarme de mis obligaciones con la Casa si obtenía golpearlo.”
Catcher me dio una mirada. “Supongo que no lo lograste.”
Sacudí mi cabeza. “Terminé tirada en el piso. Pero logré unos cuantos movimientos. Me manejé. Y él tampoco logró pegarme.
Él parecía sorprendido de que fuera fuerte, rápida.”
Catcher apagó una respiración mientras él cabeceó. “Si te manejaste con Sullivan, tus reflejos son mejores de lo que deberían ser para un bebé vampiro. Y eso significa Iniciada, que tendrás algunos poderes. ¿Qué sobre el olfato? Audición? Alguna mejora?”
Sacudí mi cabeza. “No mucho más que lo normal, solo cuando me enojo.”
Catcher pareció considerarlo, inclinando su cabeza para mirarme.
“Eso es. . . interesante. Puede ser que esos poderes no estén al descubierto todavía.”
Una motocicleta pasó por la oscura calle, y nos quedamos callados hasta que desapareció en la vuelta de la esquina.
“Si querés incrementar tu poder,” Catcher continuó, “cualquiera que sea tu poder, necesitarás entrenar. Los vampiros tienen sus propios métodos de trabajo-movimientos ofensivos, pautas defensivas. Necesitas aprenderlas.”
Habiendo vaciado el amargón de sus semillas, yo dejé caer el tallo vacío a la tierra.
“Si soy más fuerte, por qué necesito entrenar?”
“Vas a ser poderosa Merit, pero siempre va haber alguien más fuerte aún. Bueno al menos que seas Amit Patel, pero ese no es el punto. Confía en mí-van a haber unos cuantos vampiros que te quieran tomar. Tendrás retos de buenos y malos chicos.
Para mantenerte saludable, simplemente ser más fuerte o más rápida no será suficiente. Necesitas movimientos.” Se detuvo, y asintió. “Y hasta que el departamento de policía no resuelva el asesinato, servirá para que cuides de ti misma. Hará sentir mejor a Chuck, y si Chuck se siente mejor yo también lo haré.”
Sonreí, apreciando de que mi abuelo tuviera a Chuck tras su espalda. “Puede Jeff manejarse a si mismo?”
Catcher hizo un sonido sarcástico. “Jeff es un maldito cambiador. No necesita artes marciales para ir por el mundo.”
“Y tú, necesitas artes marciales?”
En vez de responder, levantó su mano en mi dirección. Una ráfaga de luz azul voló desde sus dedos, directo a mi cabeza. Inmediatamente, me tiré sobre el suelo, luego giré cuando tiró una segunda ráfaga. Con un chisporroteo eléctrico, la ráfaga envió una lluvia de chispas.
Dirigí mi mirada nuevamente al hombre sentado en el banco, murmurando una serie de maldiciones que podría haber puesto rojas hasta las orejas de mi abuelo. “Qué demonios eres tu?”
Catcher se paró y extendió una mano para ayudarme. La tomé y me puse nuevamente de pie. “No una persona.”
“Un brujo?”
Sus ojos se ensancharon peligrosamente. “Cómo me acabas de llamar?”
Obviamente lo ofendí, así que me arrepentí. “Um . . . Perdón. No estoy clara con esto de las . . . etiquetas.”
Me miró por un momento, luego asintió. “Aceptada. Es un gran insulto para alguien como yo.”
No le dije que los vampiros habían dicho la palabra con una casual facilidad. “Y qué es eso exactamente?”
“Yo soy-era-un cuarto clase hechicero, hábil en el menor y especializado en las Llaves mayores y menores.”
“Llaves?”

“Las divisiones de poder. De magia,” él agregó por mi mirada fija.
“Pero porque cagué la lista de la Orden-el apuntó hacia las palabras en su camiseta-“Yo me he excomulgado.”
“La Orden? Es eso una iglesia?”
“Más como una unión. Yo era miembro.” Aunque yo entendí las palabras que él usó, no tenía ningún contexto en que ponerlas, nada de lo que él había dicho, por lo que nada tuvo sentido. (Necesitaba un libro guía. Uno grande, pesado, ilustrado, etiquetado, con un índice de los raros de Chicago. Ellos hacían de esos?) pero la parte de la excomulgación era lo suficientemente claro. Así que me enfoqué en eso. “Eres un rogue mágico?”
Él se encogió. “Lo bastante cerca. Volvamos a ti, yo te entrenaré.”
“Por qué?” Miré al edificio, luego le di una mirada sospechosa. “Puedes disparar luces azules de tus manos, pero estás trabajando en un edificio venido a menos en el Lado Sur con mi abuelo. Entrenarme te alejará de tu trabajo-“ apunté a su camiseta-“y de cualquier otro negocio supernatural en el que estés. Además, no es ese el trabajo de los vampiros?”
“Sullivan lo aclarará.”
“Por qué?”
“Porque lo hará, ruidoso. Armas, objetos de poder, son la segunda Llave. Esa es mi bolsa, mi especialidad, Sullivan lo sabe.”
“Y por qué te importa quién me entrena?”
Catcher me miró por un largo tiempo, lo suficiente para que los grillos empezaran a chirrear alrededor de nosotros.
“Particularmente, porque Chuck me lo pidió. Y porque tienes algo de mí. Y el tiempo vendrá cuando lo tengas que proteger. Y necesito saber que estas lista para eso.”
Tomé mi propia pausa. “Es en serio?”
“Muy.”
Puse mis manos en los bolsillos, incliné mi cabeza hacia él.
“Qué estoy protegiendo?”
Catcher sacudió su cabeza. “No es tiempo para eso.”
No era “tiempo” para todas las cosas buenas, mi taxi giró por la esquina y paró frente a nosotros.
“Mañana a las ocho treinta,” Catcher dijo, luego me dio una dirección que supuse era del Río Norte. Caminé hacia el taxi y abrí la puerta trasera.
“Merit”
Miré hacia atrás.
“Ella necesita entrenamiento, mucho. Lo último que necesito es otra descaminada neófita alrededor con la menor Llave.”
Sullivan definitivamente hizo una llamada sobre Mallory. “Cómo sabes eso?” Le pregunté.
Catcher bufó. “Saber cosas es lo que hago.”
“Bueno, entonces, sabrás que ella no está tomando bien la nueva noticia. Quizá deberías llamarla.
Qué con los colmillos y asesinos en serie, estoy llena de drama supernatural por el momento.”
Él se sonrió, con sus dientes blancos resplandeciendo. “Bebé, tú eres un vampiro. Manéjalo.”
Mallory estaba dormida cuando llegue a casa, metida seguramente en su cama. Y cómo no iba a estar segura con un par de guardias armados fuera? Me dirigí directamente hacia el refrigerador. Las bolsas de sangre seguían sin ser apetecibles, así que agarré una manzana y me senté en la mesada de la cocina, revisando el periódico.
La página principal tenía una foto del Alcalde Tate, alto y oscuramente apuesto, debajo decía Alcalde Anuncia Nuevas Medidas Anticrímenes. Bufé, preguntándome que pensarían los lectores si supieran que las medidas anticrímenes eran tomadas en un pequeño edificio en el Lado Sur.
Después de mirar el periódico, miré el reloj. Eran las dos a.m., horas antes de irme a dormir. Estaba debatiendo sobre un baño caliente, cuando golpearon la puerta. Me dirigí al living, masticando la manzana en el camino, y miré por el agujero de la puerta. La nariz y el pelo eran distorsionados por en ángulo, pero no había duda que era un vampiro rubio, molesto, vestido en Arma ni. Destrabé la puerta y la abrí. “Buenas noches, Ethan.”


Su mirada inmediatamente bajó a la impresión ninja en mi pecho. Obtuve una ceja levantada por mi elección de moda-al menos, así fue como interpreté su disgusto-antes de que levantara unos flamantes ojos verdes a los míos.
“Piensas derrumbar mi Casa espiándonos?”
Anticipando la Pelea Número Dos, suspiré pero lo invité a entrar.

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PERFECCIÓN // Capítulo 4

La Caída.

“Después Tally.” Dijo Cray, tomando otra vez su mascara. De un tirón abrió la puerta, y el ruido de la fiesta se coló por las escaleras mientras él se lanzaba sobre ella, la seda gris de su traje desapareció entre la multitud.
Tally se quedó allí, mientras la puerta se volvía a cerrar, demasiado impresionada como para moverse. Como su viejo buzo, ella había recordado la fealdad de manera equivocada. La cara de Cray era mucho peor de la imagen mental de los de El Humo. Su sonrisa corvada, sus ojos embotados, y la manera en que su piel sudorosa tenían rojas marcas de cuando la mascara había apretado su cara...
Pero luego la puerta se cerró, y a través de los ecos, Tally pudo escuchar los pasos que todavía subían hacía ella, verdaderos Especialistas, y por primera vez en el día, un pensamiento claro pasó por su cabeza.
Corre
Ella abrió la puerta y se metió entre la multitud.
El ascensor estaba abriendo sus puertas, y Tally arremetió hacía una pandilla de enyesados naturales, con hojas de los últimos días de otoño que eran amarillas y rojas, las cuales se movieron mientras ella pasaba por al lado. Ella se mantuvo caminando-el piso estaba pegajoso por la champaña desparramada- y captó una mirada de la seda gris.
Cray se encontraba yendo hacía el balcón donde se encontraban los Crims. Ella se fue detrás de él. Tally no quería que nadie estuviera acechándola, inmiscuyéndose en sus fiestas, enredando sus memorias cuando ella necesitaba ser burbujeante. Ella tenía que alcanzar a Cray y decirle que nunca más la siguiera.
Esto no era la Ciudad de los Feos ni siquiera El Humo, él no tenía derecho de estar allí. El no tenía nada que ver con ella en sus días de fea.
Y había otra razón para conocer, los Especialistas. Había necesitado una simple mirada de ellos para que cada fibra de su cuerpo se pusiera alerta. Su velocidad inhumana hacía detestarlos, era como mirar una cucaracha atravesar un plato. Los movimientos de Cray parecían inusuales, su humeante confianza, al estar parado enfrente a una fiesta llena de perfectos, era distinta a los especialistas que eran una especie a parte.
Tally llegó al balcón justo a tiempo para ver a Cray escabullirse por la baranda, sacudiendo sus brazos por un momento. Luego recuperó su equilibrio, doblo sus rodillas, y se fue en la noche.
Ella corrió hasta la luz y se inclinó. Cray estaba dando volteretas, pero se encontraba fuera de vista, su cuerpo había sido tragado por la oscuridad. Y después de un momento volvió a aparecer, la gris seda alcanzando una luz de los fuegos artificiales, mientras él daba saltos cruzando el rio.
Zane se quedó a un lado de ella, mirando hacia abajo. “Hmm la invitación no decía que había que utilizar chaquetas de salto.” Él murmuro. “¿Quién era ese, Tally?”
Ella abrió la boca, pero la alarma comenzó a aullar. Miró a su alrededor y vio la multitud que había en la fiesta. El grupo de los Especialistas estaba en la puerta que daba a las escaleras, abriéndose paso ante los confundidos nuevos perfectos. Sus crueles caras no estaban disfrazadas más de lo que había estado la de Cray, y ellos estaban tan sorprendidos de ver los ojos del grupo de los Lobos, y su avance, con un gran sentido y peligroso como cazar gatos, hacía que su cuerpo gritara para mantenerse corriendo.
Al otro extremo del balcón, ella pudo ver a Peris, de pie congelado al lado de la baranda, atontado por el espectáculo. Sus chispas se estaban esfumando, al fin, peor la luz de su chaqueta de salto, brillaba en un verde claro.
Tally lo empujó a través de los otros Crims, juzgando por el ángulo, sabía exactamente cuando saltar. Por un momento, el mundo se convirtió extrañamente claro, como sí el lado de la fealdad de Cray y los crueles Especialistas perfectos, hubieran removido alguna barrera entre ella y el mundo. Todo era brillante y duro, los detalles tan filosos que Tally se encogió por el viento tan helado. Le pegó a Peris, sus brazos agarraban sus hombros, y en ese momento los levantó a los dos sobre la baranda del balcón. Se salieron de la luz y se encontraron con la oscuridad. El disfraz de Peris, se iluminaba por una última vez, las chispas saltaban de la cara e ella tan frías como copos de nieve. Él estaba riéndose y gritando a medias, como asegurando una molesta pero vigorosa broma.
A mitad de camino se le ocurrió a Tally, que la chaqueta de salto podría no sostenerlos a los dos. Ella apretujó con más fuerza, y escuchó como Peris gruñía cuando los levantadores comenzaron a subir. La chaqueta lo tironeo, casi tironeando los hombros de Tally desde sus calcetines. Sus músculos todavía eran poderosos de las semanas de trabajo artesanal que se hacía en El Humo, por el contrario la cirugía los había puesto a punto, pero ella apenas podía mantenerse agarrada, mientras la chaqueta absorbía toda la velocidad de su caída. Sus brazos se deslizaron aún más abajo, hasta la cintura de Peris, sus dedos, dolorosamente se sostenían de las correas de la chaqueta. Debido a que estaban llegando hasta una parada, Tally pudo sentir el pasto, y se soltó. Paris cayó después, su rodilla alcanzó la frente de Tally, y la mandó, tambaleándose hacia atrás, en la oscuridad. Ella había perdido la práctica, y aterrizó en las hojas que crujían debajo de ella. por un momento Tally se quedó quita. La pila de hojas olían suavemente a tierra y raíces, como algo viejo, algo cansado. Ella pestañó, ya que había algo cayendo sobre sus ojos. Quizás estaba lloviendo, miró hacía arriba, a la torre de la fiesta y al globo aerostático, pestaño y recupero el aliento. Ella podía reconocer algunas figuras que se asomaban por el balcón, diez pisos por encima. Tally se preguntaba si alguno de ellos era un Especialista.
Peris había desaparecido. Ella recordaba cuando saltaban, siendo feos, como las chaquetas podían cargarte y llevarte hacía debajo de un tirón. Él debía de haber rebotado hacía el rio después de Croy. Croy...ella quería poder decirle algo. Tally lucho por ponerse de pie y mirar hacia el rio. Su cabeza latía, pero la claridad que le había llegado desde que se había lanzado del balcón, no se había esfumado. Su corazón explotaba como lo hacen los fuegos artificiales cuando iluminan el cielo, de un rosado claro, y de repente sombras en los árboles, cada hoja de césped, estaba en un filoso alivio. Todo se sentía muy real, su intensa revolución al ver la cara fea de Croy, su miedo hacia los Especialistas, las formas y olores que la rodeaban, se sentía como sí una pequeña película se había pegado en sus ojos, dejando al mundo a un lado. Ella corrió colina abajo, hacía el espejo que mostraba el rio y la oscuridad de la Ciudad de los Feos.
“Croy!” ella llamó entre sollozos.
La flor rosa que estaba en el cielo desapareció, y Tally se tropezó con las raíces de un viejo árbol. Ella tropezó hasta una parada. Algo estaba brillando entre la oscuridad.
“¿Croy?” Los fuegos artificiales habían dejado manchas verdes en su visión.
“Tú no te rindes, no?”
él se encontraba en el rio, con los pies buscando un equilibrio, luciendo bastante cómodo. Sus sedas grises habían sido remplazadas con una campera negra, y su cruel mascara de perfecto estaba desechada. Detrás de él, dos figuras rodaron, feos más jóvenes, usando uniformes de universidad, lucían nerviosos. “Yo quería...”Su voz se apagó. Ella quería poder decirle que se vaya, y la dejara sola. Quería gritarle. Pero todo era mucho más claro e intenso...lo que ella quería ahora era poder mantener ese foco de claridad. La invasión de Cray en su mundo, era parte de eso, de alguna manera sabía. “Croy, ellos ya están viniendo”. Dijo uno de los jóvenes feos.
“Qué es lo que quieres Tally?” él pregunto calmadamente.
Ella pestaño, sin entender, preocupada por el hecho de que si decía algo equivocado, la claridad se podía ir, y la barrera se cerraría otra vez. Ella recordaba lo que él le había ofrecido en las escaleras. “Tienes algo para darme?”
Él sonrió, y sacó de su abrigo algo, “Esto? Sí, creo que estas lista para esto, sólo hay un problema, no debes tomarlo de mi todavía. Los Vigilantes ya están viniendo, quizás los Especialistas.”
“Sí, en unos 10 segundos.” Se quejó uno de los feos. Croy lo ignoró. “Pero te lo dejaremos en Valentino 317. Puedes recordarlo? Valentino 317.”
Ella asintió con la cabeza, y después pestaño otra vez. Su cabeza se sentía liviana. Croy frunció el ceño. “Eso espero” Dio vuelta con su tabla con un movimiento, y los otros dos feos lo siguieron. “Hasta luego, y perdón por lo de tus ojos.”
Ellos se desvanecieron en la oscuridad del rio, yéndose en tres distintas direcciones.
“Perdón sobre mi que?” Ella preguntó suavemente.
Y luego Tally se encontró pestañando otra vez, su visión era muy borrosa. Levantó su mano para tocarse la frente. Sus dedos estaban pegajosos, oscuras manchas chorrearon por su palma, ella se quedó mirando fijamente y enmudeció. Finalmente comenzó a sentir el dolor, su cabeza latía al mismo tiempo que su corazón. El choque con la rodilla de Peris, parecía haber lastimado la frente de ella. Sus dedos lograron rastrear una línea de sangre que goteaba alrededor de su frente y bajaba hasta su mejilla, tan calientes como lagrimas.
Tally se sentó en el pasto, sintiéndose mareada de pronto. Los fuegos artificiales iluminaban el cielo otra vez, haciendo que la sangre en su mano se viera de un rojo brillante, cada gota era un pequeño espejo, que reflejaba las explosiones sobre su cabeza. Ahora, habían autos con alas en el cielo, muchos de ellos. Tally sintió que algo se le escapaba mientras sangraba, algo que ella había querido tener...
“Tally”
Al mirar hacia arriba, vio a Peris, quien se reía entre dientes mientras subía la colina.
“Eso no fue un movimiento muy perfecto que digamos, Tally-wa. Yo casi me lastimó con el rio!” Dijo Peris, mientras hacía la mímica de que se estaba ahogando, mientras se resbalaba en el agua. ella se encontró riéndose de su actuación, era raro como se volvía a convertir en una chica burbujeante ahora que Peris estaba allí con ella. “¿Cuál es el problema? ¿Es que no sabes nadar?” Él se rió y se tiró sobre el pasto detrás de ella, mientras peleaba con las correas de su chaqueta de salto. “No estoy vestido apropiadamente” Dijo mientras se frotaba un hombro. “Además...se me pegaron al cuerpo”
Tally trató de recordar porque saltar de la torre le había parecido una buena idea, pero el ver su propia sangre la había dejado perdida, y lo único que quería era dormir. Todo era tan duro y pequeño. “Lo lamento”
“Sólo avísame la próxima vez” Los fuegos artificiales explotan otra vez sobre sus cabezas, y Peris la miró detenidamente, hermosamente confundido. “¿Y esa sangre?”
“Oh, si. Tu rodilla me pegó cuando saltaste. ¿No es eso vago?”
“La verdad que no es muy perfecto que digamos.” Él la alcanzó y apretó su brazo con suavidad. “No te preocupes Tally. Llamaré a un auto, hay toneladas esta noche.” Pero uno ya estaba viniendo. Pasó silenciosamente sobre ellos, con las luces encendidas, haciendo que el pasto se viera con un tinte rojo. Un foco de luz los apuntó. Tally suspiró, dejando que el brillo desconfortable, se llevara todo. Ella se dio cuenta en ese momento las razones por las cuales ese día había sido tan vago. Había estado tratando con demasiado empeño, preocupada por como los Crims votarían, como debería vestirse, demasiado preocupada y sería cuando tendría que haber sido divertida. Con razón, los que se habían colado a la fiesta, la habían llevado hasta el borde. Pero todo esta bien ahora. Con los feos y los malos perfectos fuera de la vista, y con Peris allí para cuidarla, un sentimiento de tranquilidad se apoderó de ella. era graciosos como una patada en su cabeza la había dejado confundida por unos momentos, incluso había hablado con esos feos como si realmente importaran. El auto con alas, aterrizó cerca de ellos, y dos vigilantes saltaron del auto. Uno de ellos traía un botiquín de primeros auxilios en su mano. Quizá mientras ellos le curaban su cabeza, Tally pensó que podría conseguir que le hicieran una cirugía en sus ojos como la de Shay. No exactamente la misma, que no sería divertido, pero de alguna manera una que pudiera combinar. Ella miró hacía uno de los vigilantes, que tenía la cara de un perfecto, calmo y sabio, sabiendo cada cosa que hacía. La cara de preocupación que ambos tenían, hacía que Tally se sintiera menos avergonzada, por tener su rostro cubierto de sangre. Gentilmente la llevaron hasta el auto y colocaron nueva piel en la herida, dándole una pastilla para que no se inflamara. Cuando ella preguntó por los hematomas, ellos se rieron y le dijeron que la cirugía se ocuparía de eso. Nunca más tendría moretones. Y debido a que era una herida en la cabeza, ellos le dieron a Tally un examen neuronal, mostrándole un señalador rojo y negro, una y otra vez, para ver el movimiento de sus ojos. Ese test parecía bastante tonto, pero los vigilantes le dijeron que probaba que ella no tuviera ninguna contusión, o daño en el cerebro. Peris les contó una historia, de cuando el había atravesado una puerta de vidrio en la Mansión de Lillian Russel, y había tenido que quedarse despierto o se podía morir, y todos estallaron en carcajadas. Luego los vigilantes hicieron algunas preguntas sobre los feos que habían llegado desde el rio, los cuales supuestamente habían causado todos esos problemas. “¿Ustedes los conocían?”
Tally suspiró, no quería tener que hablar sobre ello. Era muy vergonzante ser la razón por la que los feos habían estado allí. Pero eran, al final de todos perfectos, y no podría vedarlos tan fácilmente. Ellos siempre sabían, lo que ellos estaban haciendo, y no sería inteligente decir una mentira directamente en sus caras, tan calmas, autoritarias.
“Sí, creo que recuerdo a uno de ellos, Croy.”
“¿Él era de El Humo, no Tally?”
ella asintió, sintiéndose estúpida al usar la ropa de El Humo, que ahora estaba cubierta de polvo y sangre. Era culpa de la Mansión de Valentino, que había cambiado el código para vestirse. No había nada más vago que seguir disfrazado luego de haberte ido de la fiesta.
“¿Sabias lo que quería Tally? ¿Por qué estaba aquí?”
Ella miró a Peris en busca de ayuda. Él estaba escuchando atentamente cada palabra, con sus ojos bien abiertos. Eso la hizo sentir importante.
Se encogió de hombros. “Sólo eran trucos de feos. Tratando de lucirse delante de sus amigos, probablemente.” Lo cual sonaba vago. Croy no vivía en La Ciudad de los Feos, después de todo. Él era de El Humo y se quedaba en lo salvaje, entre las ciudades. Los otros dos que se encontraban con él, podían ser sólo niños de la ciudad que querían hacer algún truco, pero Croy definitivamente, tenía un plan. Pero los vigilantes, sólo asintieron y sonrieron, creyéndole. “No te preocupes, no ocurrirá otra vez. Te echaremos un ojo para asegurarnos de que no suceda.” Ella les devolvió a sonrisa, y ellos la llevaron de vuelta a casa. Cuando Tally llegó hasta su habitación, había un llamado de Peris, quien había regresado a la fiesta. “¿Adivina que?” él grito. El sonido de la multitud se mezclaba con las palabras, haciendo que Tally deseara haber vuelto a la fiesta, incluso con la piel nueva que le habían colocado. Frunció el ceño mientras se tiraba sobre la cama, y el mensaje continuaba. “Cuando volví, los Crims ya habían votado. Creyeron que era totalmente burbujeante que verdaderos Especialistas estuvieran en la fiesta, y nuestra zambullida en el rio, nos dio seiscientas mil helenas, de Zane. Eres toda un Crim, nos vemos mañana. Ah si, y no te borres esa cicatriz hasta que todos la hayan visto. Mejores amigos para siempre.” Cuando el mensaje termino, Tally sintió que la cama daba vueltas. Cerró sus ojos y soltó un largo y lento suspiro de alivio. Finalmente, era una Crim de carne y hueso. Todo lo que había querido se había hecho realidad, era perfecta y vivía en Ciudad Nueva Belleza con Peris y Shay y una tonelada de nuevos amigos. Todos los desastres y terrores del año pasado, haber escapado de El Humo, vivir en la Ciudad Oxido, viajando de vuelta a la ciudad por lo salvaje, de alguna manera todo había dado resultado. Era tan maravilloso, y Tally estaba tan exhausta, que creerlo tomó un tiempo. Volvió a escuchar el llamado de Peris varias veces, luego se sacó el oloroso buzo de El Humo, con sus manos temblorosas, y lo tiró en una esquina. Mañana haría que el Agujero reciclara el buzo. Tally se recostó y miro al techo por un momento. Un llamado de Shay sonó, pero ella lo ignoró, poniendo su anillo de comunicación en silencio. Con todo tan perfecto, la realidad parecía, de alguna manera, muy frágil, como sí la menor interrupción, pudiera impedir su perfecto futuro. Su cama, la Mansión Komachi, e incluso la ciudad alrededor de ella, todo eso parecía tenue, como una burbuja, vacía. Probablemente fuera el golpe en su cabeza, que le causaba esa sensación de rareza, un sentimiento de perdida, que opacaba su alegría. Sólo necesitaba una buena noche para dormir, y con suerte no tendría una resaca al otro día, y todo podría sentirse firme otra vez, tan perfecto como en verdad lo era. Tally se durmió unos minutos después, feliz de ser una Crim. Pero sus sueños fueron totalmente distintos.

Traducido por Dai

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