Hard Bitten - Capítulo XVI

CAPÍTULO DIECISÉIS

EL PERPETRADOR.

Lindsey me acompañó a mi habitación para que pudiera cambiarme a mis botas de nuevo y coger mi espada. Normalmente yo evitaba llevarla a paseos públicos, pero Paul Cermak era muy probablemente un capo de la droga, y me estaba dirigiendo a su guarida. No había forma en la que fuera a este viaje de reconocimiento sin acero.
No fue hasta que estuvimos dentro con la puerta cerrada, Lindsey en mi cama mientras yo me sentaba en el suelo, espada desenvainada delante de mí para asegurarme que estaba en forma para luchar, que ella soltó la confesión que aparentemente había estado aguantando.

“Nos besamos” – dijo.

Limpié la hoja con una lámina de papel de arroz. “No recuerdo haberlo hecho contigo”
“Lo hice con Connor”

Levanté la vista hacia ella y no pude impedir que la decepción cruzara mi cara. Connor era un vampiro Iniciado de mi clase. Un chico dulce con el que Lindsey había estado flirteando desde nuestra Comendación a la Casa. Era lindo y encantador a su manera… pero él no era Luc.

“¿Cuándo ocurrió eso?”

“Yo volví del Temple Bar, y algunos de nosotros estábamos hablando en el vestíbulo, y entonces todos se cansaron y se fueron. Todos menos él, quiero decir. Y entonces una cosa llevó a la otra…”

Con la hoja limpia, envainé la espada de nuevo.

“¿Una cosa te llevó a hacerlo con un vampiro novato?”

“Ese parecería ser el caso”.

Lo que era nuevo, pensé, era el hecho de que ella estuviera apesadumbrada por ello. Lindsey no era de las que se preocupaban demasiado, y este no era su estilo de los lunes-por la mañana de cuestionar sus propias decisiones. Tal vez Luc estaba progresando.

Incliné mi cabeza hacia ella. “¿Entonces por qué pareces extraña sobre esto?”
Manos en su regazo, los hombros caídos hacia delante con culpabilidad, Lindsey miró hacia otro lado.

Pensé en el filo que había oído la voz de Luc más temprano e imaginé la razón de ello. “¿Luc se enteró?”

Ella asintió.

“Mierda, Linds”.

“Sí, mierda”. Cuando ella miró atrás hacia mí, una lágrima se deslizó por su mejilla. La secó con indiferencia, pero no había duda sobre la culpa en sus ojos.
“Esta cosa con Connor-fue solo una aventura? Solo porque habías tenido una noche realmente larga?”

“No sé lo que es. Eso es parte de mi problema. Yo sólo—no sé—no estoy preparada para estar en algo grande.”—arremolinó sus manos en el aire—“Una relación de compromiso”.

“¿No estás preparada? ¡Tienes casi un siglo!”

“Ese no es el punto. Mira, Luc y yo nos conocemos desde hace mucho, mucho tiempo. Él tuvo una novia; yo tuve un pretendiente. Él es ardiente, seguro. Obviamente él es ardiente. Pero nosotros empezamos como amigos, y prefiero que sigamos como amigos antes de convertirnos en una especie de enemigos mortales”.

Le eché una mirada dudosa. “¿Cómo podrían Luc y tú convertirse en enemigos mortales? No estoy muy segura de que él haya tenido alguna vez enemigos mortales. Bueno, aparte de Celina. Y Peter”.

“Definitivamente Peter”. Estuvo de acuerdo, luego se encogió de hombros. “No sé. Es solo—la inmortalidad es mucho tiempo. Yo podría vivir durante mucho tiempo, y estoy pasando un momento difícil intentando imaginar a un solo chico siendo parte de eso”.
Espada en mano, me levanté, caminé hacia la cama y me senté a su lado. “Así que el punto final es nada de compromiso ahora mismo”

“Sí…”. Dijo tristemente.

Odié eso por los dos—por ella por la culpabilidad, él por el dolor. “¿Y qué vas a hacer?”

“¿Qué puedo hacer? ¿Romperle el corazón? ¿Decirle que no estoy preparada para sentar cabeza?”. Se dejó caer en la cama. “Este es el por qué he evitado esto tanto tiempo. Porque él es mi jefe, y si lo intentamos y no funciona…”

“Sería mucho más incómodo para todos”.

“Precisamente”.

Nos sentamos en silencio por un momento.

“Y… ¿Qué hay de los Cachorros?”. Finalmente dijo con falsa alegría en la voz.

“Nombra uno de los jugadores actuales de los Cachorros.”

“Um, ese caliente con hombros anchos y un remiendo en el alma”

“Y esto es lo que consigo por ser amiga de una maldita fan de los Yankees”

“Soy una inútil,” murmuró, luego puso una almohada sobre su rostro. Un ahogado, frustrado grito escapó.

“No eres una inútil. Oye, si no otra cosa, eres una de las diez más sexis en la Casa Cadogan, ¿Cierto? Te pondría al menos en el puesto tres”.

Ella levantó una esquina de la almohada y sopló el pelo de su cara. “¿Enserio?”

“Enserio”.

Ella sonrió un poco. “Tú eres la mejor Centinela que ha habido”.

Si… a veces me lo preguntaba.

***

Luc y Ethan se reunieron conmigo en el primer piso de nuevo.

“¿Tienes tu teléfono por si nos necesitas?”.

“Lo tengo”. Le aseguré palmeando el bolsillo de mi chaqueta. “Si la policía no encontró nada en su casa, él probablemente no estará lo suficientemente territorial como para empezar algo. Pero definitivamente te llamaré si surge la necesidad. No te preocupes-”.

“A ella le gusta bastante estar viva”. Acabó Ethan por mí.

“Sí”. Dije con una sonrisa.

“Mantén un ojo en busca de cómplices”. Ofreció Luc. “Si está realmente limpio, alguien más debe estar haciendo el trabajo sucio por él. Ellos deben estar alerta después de la redada del DPC”.

“También es posible que cambiaran su protocolo después”. Dijo Ethan.

“Echaré un buen vistazo antes de entrar. Sabe que está en la lista de vigilancia, por lo que probablemente no se sorprenderá de verme. La mayor pregunta es—si le encuentro, qué hago con él?”

Ethan arqueó una sospechosa ceja.

“No estoy sugiriendo homicidio”. Expliqué. “Pero si el DPC no encontró nada, no es como si yo pudiera traerlo”.

“Solo consigue toda la información que puedas”. Dijo Ethan. “Y permanece a salvo. No te preocupes en atraerlo. Nosotros sabemos quién es y dónde encontrarle”.

“Al menos hasta que huya”. Dijo Luc.

“Y regresa a tiempo para cenar”. Me recordó Ethan.

“Lo recuerdo. Estaré de vuelta a tiempo para asearme y vestirme respetablemente”. Tenía que hacerlo.—Me dirigía a una reunión con tres Maestros de las Casas y con la Cabeza del PG. No había manera de que yo fuera a partir sin estar emperifollada.

Ethan sonrío en respuesta. “Eso sería muy apreciado”.

Al sonido de pisadas sobre el suelo de dura madera, los tres miramos alrededor. Malik se detuvo al borde del pasillo, su expresión pálida.

“Darius está al teléfono”. Anunció. “Le gustaría hablar con nosotros”.

Luc y Ethan intercambiaron una mirada que me puso nerviosa, a pesar de que fuera una de esas miradas que comparten los comandantes para no tener que hablar en voz alta y asustar a los soldados.

“Mi oficina”. Dijo Ethan, entonces me miró. “Haz tu magia, Centinela—y acaba con esto”. Siguió a Malik de regreso por el pasillo, y ambos desaparecieron dentro de la oficina de Ethan.

Miré a Luc. “¿Me acompañarías hasta el coche?”

“Con mucho gusto.”

Encabecé el camino por la acera hasta la puerta de Cadogan. Como de costumbre, dos hadas estaban de pie y atentos mientras pasábamos, pero esta vez, uno de ellos era una chica. Tenía el mismo pelo liso y negro que los mercenarios masculinos, y su cara era esculpida y delgada parecida a una modelo europea. Usaba el mismo conjunto negro que su compañero y me dio la misma mirada desinteresada cuando pasó.

“¿Las hadas mercenarias han pasado al igualitarismo?” Le pregunté a Luc mientras bajábamos por la calle, ignorando los gritos de los protestantes. Había más acampados esta noche, probablemente por las noticias de la mañana, y encabezaban el nuevo clásico: “No más vampiros. No más vampiros”.

“Aparentemente, nosotros anteriormente habíamos tenido hadas hombre porque ninguna mujer solicitaba el trabajo. Ella lo hizo”.

“¿Cómo se llama?”

“Ni idea”. Dijo Luc. “Nunca he sabido el nombre de los tipos que están ahí, y hemos tenido a los mercenarios contratados durante años. Ellos prefieren mantenerse profesionales”.

Pasamos un cuadrado sedán negro aparcado frente a la Casa. Los dos tipos del asiento delantero comían sándwiches. Binoculares y vasos de papel con café estaban puestos en el salpicadero. Asumí que aquellos eran nuestros policías.

“No son exactamente sutiles, ¿no?”. Le murmuré a Luc.

“Casi tan sutiles como los Vampiros con V”

“Ouch”

“¿Demasiado pronto?”

“Vamos a esperar hasta que ya no estemos bajo amenaza de acusación”. Y hablando de temas incómodos, “Sobre Lindsey…”

“Me está matando, Centinela”.

“Lo sé. Lo siento”.

“La vi besarle”

“¿Sinceramente? Yo no creo que ella tenga sentimientos hacia Connor. Únicamente no creo que esté preparada para sentar cabeza”.

Se paró en la acera y me miró.

“¿Crees que se acercará?”

“Ciertamente lo espero. Pero ya sabes lo testaruda que es”.

Se rió tristemente. Habíamos alcanzado mi coche naranja. Apoyó un puño suavemente en la valija. “Definitivamente lo sé, Centinela. Supongo que decido esperarla, o no. No hay mucho más que pueda hacer.”

Le di una sonrisa simpática. “Supongo.”

“Por cierto, ¿Tienes planeado decirme que vampiros estaban usando V? Ellos tienen que ser entrevistados.”

Sacudí mi cabeza. “Pues no. Me di la vuelta cuando entregaron las drogas, y prometí no revelar sus identidades si lo hacían. Hice una promesa y no voy a romperla. No revelaré mi fuente.”

Yo esperaba irritación o un discurso sobre el deber con la Casa y sus vampiros, pero no lo recibí. Él casi parecía orgulloso. “Bien jugado, Centinela”. Le asentí, ajusté mi espada y entré en el coche.

“Mientras estoy fuera, asegúrate de que Ethan no asesina a Darius.”

“Lo haré lo mejor que pueda. Buena suerte”, dijo Luc, cerrando la puerta. Esperaba no necesitarla.

No era lo suficientemente elegante como para tener una unidad de GPS, que habría quedado extraño en el Volvo de todos modos. Así que encontré la casa de Paulie Cermak a la antigua usanza con la dirección de una calle y direcciones impresas de Internet, ofrecido por Kelley antes de salir de la casa.

Jeff estaba en lo cierto- lo de Cermak no estaba lejos del Conservatorio Garfield Park. El Conservatorio era un lugar increíble, pero esta área sin duda había visto días mejores. Algunos trozos del bloque estaban vacíos de casas, había basura esparcida por lo poco que quedaba de hierba. Muchos de los edificios de apartamentos, edificios de magnífica piedra y de era de las casas de la Segunda Guerra Mundial II—habían visto días mejores.

La casa de Cermak era indescriptible. Un estrecho edificio de dos pisos con tejas de color gris y un techo muy empinado. El patio estaba limpio, el césped cortado, pero sin paisaje real del que hablar. Los restos de una bolsa de papel de comida rápida estaban esparcidos por el césped, probablemente atrapados por una cuchilla del cortacésped, y nadie se había preocupado lo suficiente como para limpiarlo. Él tenía suerte en un aspecto, a diferencia del resto de las casas de este lado de la manzana, Cermak tenía un garaje lateral. No estaba conectado, pero era un garaje de todos modos, y le daba la oportunidad de evitar lo que miles de otros residentes de Chicago tenían que afrontar todos los días, aparcamiento residencial en la calle.

Aparqué mi coche a unas pocas casas más abajo en la cuadra, luego agarré la espada y una linterna negra pequeña de la guantera. Una vez afuera, abroché el cinturón de la espada y me metí la linterna en el bolsillo. Cerré el coche, eché un buen vistazo en busca de cualquier pista de McKetrick o vehículos policiales sin identificar, y empecé a caminar.

Había estado como Centinela desde hacía algunos meses. Y mientras que no estaba muy emocionada acerca de las batallas, me estaba acostumbrando a ellas. Pero la parte del trabajo que aún me ponía nerviosa era la expectación. Había estado nerviosa caminando por Michigan con Jonah, pero por lo menos había tenido a alguien para acompañarme y mantener mi mente fuera de la tarea por delante. Ahora yo estaba sola en un barrio oscuro y tranquilo, sin nada más que mis pensamientos.

Odiaba la anticipación de la violencia.

Paré al lado del buzón de plástico negro de la casa. La bandera roja estaba elevada, pero resistí la tentación de abrir la caja y ver lo que estaba enviando por correo.

Tenía bastantes problemas sin añadir manipulación de correo a la lista.

El garaje de Cermak estaba a oscuras, al igual que la planta alta de la casa. El primer piso brillaba con luz. La puerta de seguridad estaba abierta, la puerta de tela metálica estaba cerrada.

“Empieza por el garaje”. Murmuré, caminando de puntillas a través de la hierba hacia el lado opuesto de la parcela. El camino de entrada, tal como era, consistía en dos líneas delgadas de cemento, lo suficiente para darle al neumático un poco de protección contra el barro. Me pegué a la hierba para amortiguar el sonido de mis botas. Mientras yo pensaba llamar a la puerta de entrada en algún momento, quería ver la disposición de la tierra en primer lugar, y eso requería sigilo.

El garaje era estrecho, de estilo antiguo con una puerta de elevar y una hilera de ventanas a través de la parte superior. Saqué mi linterna, apunté hacia dentro, y miré en su interior.

Un estremecimiento me atravesó.

Un Mustang brillante estaba estacionado en el interior, el mismo coche que había visto en la cinta de seguridad, un coupé con franjas de carreras blancas y las reveladoras tomas de aire laterales de Mustang. El coche era precioso. Cualquier que fuera el problema de Cermak, no podría culparlo por su gusto en vehículos.

Saqué una foto con cámara de mi teléfono, y consideré marcada la casilla de "Confirmar vehículo". Siguiente parada, la casa.

Crucé el césped y me dirigí hacía el pequeño porche de hormigón. Un programa de
televisión de los ochenta—con risas grabadas y todo—sonaba a través de la puerta de tela metálica.

Cuando llegué al porche, envolví mi mano izquierda en torno al mango de la espada, apretándolo por seguridad. Podía ver a través de la casa a la cocina y a la estufa y el refrigerador verde aguacate. El interior de la casa estaba decorado de forma sencilla, con muebles de estilo motel. Simples y económicos, pero útiles. “¿Puedo ayudarte?” Parpadeé cuando un hombre se acercó a la puerta, el mismo hombre del video de Temple Bar. Llevaba una sudadera de los Yankees que había visto días mejores y un par de jeans bien gastados. Él sonrió, revelando una boca llena de rectos y blancos dientes. Y podría haber vivido en Chicago, pero su acento era todo Nueva York. Decidí ir al grano. “¿Paulie Cermak?” “Aquí lo tienes”, dijo, la cabeza inclinada hacia un lado mientras cogía mis rasgos. . . y luego mi espada. “Tú eres Mérit”. Él debió haber visto la sorpresa en los ojos, mientras él reía entre dientes. “Sé quién eres, chica. Veo la televisión. Y espero saber por qué estás aquí.” Pasó la cerradura de la puerta de tela metálica y la abrió un poco. “¿Quieres entrar?” “Estoy bien donde estoy.” Podría haber sido curiosa, pero no era estúpida. Prefería quedarme aquí con la ciudad a mi espalda a entrar de buen grado en la casa de un sospechoso. Dejó que la puerta se cerrara de nuevo y cruzó los brazos al el otro lado de la misma.
“En ese caso, ¿Por qué no vamos a ello? Me estabas buscando, ahora me has encontrado. ¿Qué quieres de mí?” “Ha pasado algún tiempo en la zona de Temple Bar últimamente.” “¿Pregunta o afirmación?" “Dado que los dos sabemos que estacionó su auto fuera del bar, vamos a decir que es una afirmación". Se encogió de hombros con negligencia. “Soy un pequeño hombre de negocios, tratando de hacer mi camino en el mundo". “¿Cuál es su negocio, Sr. Cermak?” Sonrió con grandilocuencia. “Relaciones con la comunidad.” “¿Wrigleyville es la comunidad en cuestión?” Paulie puso los ojos. “Niña, tengo intereses por toda la ciudad”. Todas estas preguntas, y yo estaba empezando a parecer un cruce entre un policía y un periodista de investigación-con ninguna credencial o la autoridad. “¿Es una coincidencia que usted comience a aparecer fuera de Temple Bar y un nueva droga
salga a la calle?” “En caso de que no estés al tanto, los hombres y mujeres de azul han atravesado mi casa de arriba a abajo. Das a entender que he estado distribuyendo drogas, pero ¿No crees que habrían encontrado algo si lo hubiera hecho?” Lo medí por un momento. “Sr. Cermak, ¿Le gustaría saber lo que pienso?” Él sonrió lentamente, como una hiena ansiosa. “Como resulta, sí. Me gustaría escuchar lo que piensas”. “Usted tuvo la precaución de mantener cualquier rastro de V fuera de su casa. Creo que eso le hace un hombre realmente inteligente e ingenioso. La cuestión es, entonces, donde estás guardando las drogas. . . y de quién las estás recibiendo. ¿Te gustaría completarme eso?” Cermak Paulie me miró fijamente, con los ojos abiertos, durante un momento antes de estallar en risa, el tipo de refunfuño que pronto le hizo toser incontrolablemente. Cuando finalmente se detuvo riéndose a carcajadas, se limpió las lágrimas de las esquinas de sus ojos con los dedos que eran más largos y más delicados de lo que me esperaba. Como los dedos de un pianista, pero unido a un bajito y fornido traficante de droga. “Oh, Jesús,” dijo. “Me vas a provocar una embolia, chica. Pero usted es astuta, ¿lo sabías? Y no eres exactamente tímida, ¿verdad?” “¿Es eso un no?” “El mundo de los negocios es un lugar muy delicado. Tienes subidas. Intermediarios. Y todos los días, vendedores normales y corrientes.” “¿Como usted?” “Como tú digas. Ahora, si yo llamo demasiado la atención a los otros niveles, la totalidad del saldo se tira fuera, y eso hace que al superior infeliz.” “¿Es McKetrick su superior?” Se quedó en silencio por un momento. “¿Quién es McKetrick?” Yo no podía estar seguro, pero me daba la sensación de que su confusión era de verdad, que Cermak realmente no sabía quién era McKetrick. Además, él había casi admitido que estaba vendiendo drogas. ¿Por qué empezar a mentir ahora? Se me ocurrió-y no el tipo de idea que me iba a ayudar a dormir mejor por la noche. Yo era la nieta de un policía y un vampiro, con conexiones a la Casa Cadogan. ¿Por qué no me iba a mentir a mí, a menos que él pensara que los vampiros no podían tocarlo... o a quien fuera para el que él trabajara? ¿Y quién era la única mujer a la que el PG no nos permitía tocar? Tenía que preguntar, pero no quería ponerlo a él—o a Celina—nerviosos. “¿Trabaja usted solo?” Le pregunté.
“La mayoría de las veces,” él dijo con cuidado, como si no estuviera seguro de adonde se dirigía la pregunta.
“¿Con vampiros?” “Cariño, tengo una carótida. Dada la naturaleza de la mercancía, prefiero entrar y salir con el menor número de colmillos posible”. “Usted fue le vio con una vampiresa llamada Marie." Paulie me devolvió la mirada, negándose a responder. Tal vez él no había notado la cámara de seguridad. Valiente como podría haber sido acerca de la V, Cermak, aparentemente, no estaba dispuesto a admitir la participación de Celina. Yo no estaba segura de lo que significaba, en todo caso. Me estaba quedando sin ideas. “Sé lo que crees que representa”, dijo Paulie. “¿El qué?” “V”, dijo. “El nombre de la droga. Piensas que significa “vampiro”, ¿verdad?”. Hice una pausa por un momento, sorprendida de que estuviera dispuesto a ser sincero al respecto. “Se me había ocurrido”, finalmente solté. Me señaló con el dedo. “Entonces, estabas equivocada. Es sinónimo de veritas. Es una palabra latina que significa “verdad”. La idea es, que supuestamente le recuerda a los vampiros lo que se siente siendo un vampiro de verdad. De la vieja escuela, murciélagos voladores, Transilvania, la sed de sangre de las películas de terror. El buen tipo de sed de sangre. Y luchando. Sin cobardía, un pensamiento humano de mierda. Salir y mezclarlo. Es un regalo, V, para los vampiros. Veritas. Verdad”, repitió. “Personalmente, lo agradezco.” Esa fue una explicación horriblemente filosófica. “¿Y qué te hace tan generoso con los vampiros?” “No estoy siendo generoso, chica. No estoy diciendo que haya visto V, pero si lo hubiera visto, no es el tipo de cosa que me involucraría por la bondad de mi corazón. Es más el tipo de cosa de la que consideraría ganarme la vida”. “¿Quién?” Paulie resopló. “¿Quién crees usted que tienen la motivación para hacer algo así? Para hacer que los vampiros se vuelvan locos por la sangre, para hacer que quieran actuar como “vampiros reales”?” Se encogió de hombros. “Todo lo que puedo decir es que tienes que ir más arriba de mí en la cadena, muñeca”. ¿Otra pista sobre Celina? ¿O tal vez otra encima de las casas de Chicago? Esto requería más información. “¿Quieres ponerme en la dirección correcta?” “¿Y tener la oportunidad de reducir mis ingresos? No, gracias, chica.” Un teléfono de la vieja escuela llamó desde algún lugar de la casa. Paulie miró a él, y luego a mí.
“¿Necesitas algo más?” “No por el momento.” “En ese caso, ya sabes dónde encontrarme.” Entró y cerró la puerta y la casa se sacudió un poco sobre sus cimientos, mientras caminaba de vuelta al teléfono y silenciaba su sonido. Cerré los ojos y bloqueé algunos de los ruidos extraños del barrio, centrándome en la llamada telefónica. “Número equivocado”, le oí decir, el timbre del teléfono sonando mientras él lo volvía a poner en la base de nuevo. Volví a bajar las escaleras y cruzar el patio a la entrada, y luego me volví para hacer frente a la casa. Me mordí el labio por un momento, tratando de decidir mi próximo movimiento. Incluso en la oscuridad, era obvio que la pintura se desprendía en grandes pedazos de las tejas. El techo se veía horrible, y la pantalla en la puerta estaba rasgada en la parte inferior. Eché un vistazo atrás al garaje. ¿La casa de Paulie estaba en bastante mala forma, pero él tenía un Mustang vintage perfecto? Si ni siquiera podía darse el lujo de arreglar la casa, ¿Cómo pudo permitirse el lujo de pagar el Mustang? Yo no sabía la respuesta, pero pensé que valía la pena explorar. Saqué mi teléfono y envió un mensaje a Jeff. "NADA EN LA CASA DE CERMAK. SIGUE BUSCANDO EN EL COCHE." Yo acababa de entrar de nuevo en el coche cuando Jeff llamó. “Eso fue rápido”, le dije. “Estábamos en la misma longitud de onda. He estado escudriñando las bases de datos desde que hablamos antes, y no tengo nada acerca de la venta del coche. Si este fue vendido—Quiero decir, a que si el dinero fue intercambiado en mano, fue una venta fuera de la red. La única forma en la que seremos capaces de rastrearlo ahora sería que Cermak pase a decirte quién se lo vendió.” “Negativo a eso. Supongo que eso hace que el coche un callejón sin salida.” “A menos que choques al azar con el tipo que se lo vendió a Cermak.” “¿En una ciudad de casi tres millones de dólares? Poco probable”. Pero él me dio una idea. Si bien no podría arrimarse exactamente a Celina y preguntarle si conocía a Paulie Cermak, conocía a alguien que podría. Miré el reloj. Solo eran las once. Tenía tiempo para un pequeño viaje al este. . . y algunos ejercicios Zen de respirar profundo antes de llegar allí, porque iba a necesitar toda la paciencia que pudiera reunir. “Hazme un favor, ¿vale, Jeff? Mándame por e-mail la imagen de Cermak de las secuencias de vídeo?”
“No hay problema.” Una vez que había recibido su e-mail, dejé el teléfono. Consideré llamar a Ethan para darle una actualización, pero la idea hizo que mi estómago se retorciera. Él acababa de estar al teléfono con Darío, y yo realmente no quería saber cómo había acabado la conversación. Ethan probablemente no habría aprobado mi próximo viaje. No, una visita a la Casa Navarro parecía una de esas cosas para las que sería más fácil pedir perdón antes de obtener el permiso en primero, sobre todo con un mal humorado líder de PG en la ciudad. Decisión tomada, me alejé de la acera. Era el momento de visitar Gold Coast.

Traducido por Rebecca.

Corregido por Lu (hasta la mitad, por que tengo que irmeeeee, pero mañana edito la entrada)

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Hard Bitten - Capítulo XV

CAPITULO 15

Todo ese brillo

Como Ethan había señalado, un inconveniente obvio de ser nocturna era el hecho de que el sol ejercía más poder sobre mí de lo que quería admitir. Por otra parte, no necesité cafeína para despertar. Habría pasado unos minutos estando aturdida, pero la niebla se disipó lo suficientemente rápido, dejando a una expectante (y por lo general hambrienta) vampiro a su paso.

Empecé la noche con un tazón de cereal crujiente de canela y tanta sangre como pudiera tragar. Había tenido muchos combates anoche, y mi nivel de estrés habìa estado muy alto. La lucha y el estrés generalmente disparan mi hambre más rápido que cualquier otra cosa.

Bueno, tal vez otro que no sea Ethan. Podía confirmar que esas cosas en bolsas no se comparan en gusto a la real, pero eso no quiere decir que sean menos agradables. La nutrición era buena y saludable, pero la comodidad emocional también valía la pena.

Me duché y vestí con mi negro Cadogan. No estaba segura que lo de anoche tuviera lugar en una tienda, pero confié en que después de las escapadas de las últimas noches Darius se apareciera en algún momento. Era probablemente mejor vestir un poco más agradable de como me había visto la última vez.

Me lavé el pelo hasta que brilló, añadí mi medalla Cadogan y los zapatos Mary Jane. Había estado tan ocupada con el drama vampiro que había olvidado el drama brujería de Mallory, por lo que antes fui a la planta baja abriendo de un tirón mi teléfono. Encontré un mensaje de mi padre, probablemente otra petición que le permita ayudar a la Casa Cadogan.

Joshua Merit no era nada persistente. Envié un mensaje a Mallory de verificación, y conseguí una respuesta rápida de regreso: "MEJOR ESTA NOCHE. PRÁCTICA DE MAGIA CURATIVA. ¡DIVERSIÓN!".

No estaba segura de si su "¡diversión!" fue sarcástica, pero "Magia curativa" sonaba mucho mejor que la magia oscura.

Mi teléfono sonó de nuevo justo cuando estaba cerrando mi puerta. En esta ocasión, se trataba de un mensaje de Lindsey, y no era prometedor.

"TENEMOS QUE HABLAR", escribió ella.

Odiaba escuchar eso. Mis dedos fueron rápidos sobre las teclas. "¿TRAUMA DE LA CASA?".

"TRAUMA DE CHICO", respondió ella, y mis hombros se tensaron un poco. "DRAMA DE MI PROPIA CREACION”.

No estaba del todo segura de cómo ella manejaría tener un trauma de chico o un drama. Ella había estado conmigo anoche, y todavía no había pasado una hora después del atardecer. No podía resistirme a preguntar.

"¿COMO PODRIAS TENER UN TRAUMA DE CHICO TAN TEMPRANO EN LA NOCHE?”

"SOLO ENCUENTRAME MAS TARDE", respondió ella.

"EL DIABLO ESTA EN LOS DETALLES".

¿No siempre era eso verdad?

***
Programé en mi agenda la conversación potencialmente angustiante con Lindsey para más tarde, hice mi camino al piso de abajo hacia la oficina de Ethan. Lo encontré solo, la puerta abierta, acomodando en sus estanterías nuevas las baratijas que había rescatado de la batalla.

"¿Un poco de decoración de interiores para comenzar la noche?"

"Tratando de sentir de nuevo a mi oficina como mi oficina"

"La espera puede ser muy satisfactoria"

Se rió con tristeza. "Como lo has señalado, puede ser una emoción muy humana, pero hay sin duda algo satisfactorio en pretender que el mundo está bien y sus problemas se mantendrán hasta que estés listo para tratar con ellos"

"Es un mecanismo de defensa encantador," estuve de acuerdo. "Me alegro que estés de acuerdo. ¿Dónde está Darius esta noche?"

"Scott ganó la lotería esta noche; Darius está en la Casa Gray" se volvió y me miró. "Dime que has aprendido algo de la noche anterior. Dime que este lío tendrá un buen fin"
.
"¿Cuánto debería decirte? Quiero decir, no quiero que te pongas en una posición incómoda con Darius".

Ethan hizo un sonido sarcástico. "Es evidente que no has visto las noticias locales de la noche anterior."

No lo había hecho, y por el tono de su voz, probablemente no quería hacerlo. "¿es malo?"

"Es tan malo, que Darius todavía no me ha llamado".

Hice una mueca. La única peor cosa que ser gritado por un jefe era haber metido la pata tan magníficamente, que se había movido justamente al tratamiento del silencio.

Decidí no endulzarlo. Hubo detalles que no necesitaba dar–información de alguien sobre vampiros que recientemente habían comprado y usado drogas–pero no iba a darle un sentido falso del problema.

"Todo se reduce a V," comencé. "Es una droga para los vampiros, no para humanos. Los hace de alguna manera más agresivos. Los bares de la Casa, al menos por Grey y Cadogan, han sido utilizados como puntos de distribución. No estoy segura sobre Navarro".
Le di un momento para procesar esa información, por la mirada de él, lo necesitaba. Puso el codo en la repisa, después frotó sus sienes con la mano.

"Tengo que soportar mucho en esta Casa", dijo. "Desafortunadamente, los vampiros no son más inmunes a la estupidez que los humanos." Bajó su mano y miró hacia otro lado, las esquinas de sus ojos arrugados con decepción. "Había esperado que ellos respetaran la Casa–y a mi–más que esto".

"Lo siento, Ethan".

Agitó su cabeza, y se sacudió. "Háblame sobre el bar".

"Colin no había visto nada fuera de lo común. Le pregunté a Jeff para sacar el material de seguridad para que podamos ver cómo están adquiriéndola. Definitivamente están comprándola, hice que todos dejaran sus escondites para que pudieran regresar a la Casa"

"Y así ellos no serían encontrados si la policía hacia una redada".

"Exactamente," estuve de acuerdo. "Pero mi abuelo ya lo había encontrado en el bar, por lo que ya había atado cabos. Le di el resto de las drogas, y fue entonces cuando trajeron al detective Jacobs".

"¿Tu teoría?"

"Todavía trabajándola. En cuanto al panorama global, hemos tenido hasta ahora dos casos de vampiros extraviolentos y de drogas en el mismo lugar al mismo tiempo. En cuanto al por qué de ello..." Me encogí de hombros. "¿Quién esta promocionando las drogas? ¿Alguien que nos quiere meter en problemas? ¿Alguien que quiere derribar las Casas de los vampiros por su cuenta? ¿Alguien que nos quiere acabar con una pastilla a la vez?"

"Eso no suena como a Celina," señaló.

"No a menos que ella decidiera que todos los vampiros deben sufrir por sus crímenes," estuve de acuerdo. "Morgan no creyó que fuera probable, pero no lo pondría en su pasado".

"Hasta que no haya más pruebas, no estoy concediendo ese punto. ¿Qué pasa con McKetrick? Él se enfocó en obligarnos a salir de Chicago. Tal vez ¿él está distribuyendo el V para sacar de quicio a los vampiros y presionar a Tate para deportarnos?"

"McKetrick estaba fuera del bar anoche", le dije. "Lo vi, después de señalárselo a Catcher. Fue siguiendo a McKetrick y pudo conseguir información". Hice una nota mental para seguir con él más tarde. "Dicho esto, McKetrick podría odiarnos, pero hacer vampiros extra-agresivos conllevaría a una gran cantidad de daño colateral. No lo veo siendo parte de este plan maestro".

"Quienquiera que esté detrás de esto, tenemos que encontrarlos y detener la distribución antes de que las cosas se pongan peor".

"La coincidencia–son aquellas dos primeras cosas en mi lista de tareas pendientes."

"Tengo el punto numero tres para ti. Cena esta noche en la Casa Grey con Darius y los Maestros. Darius también invitó a Gabriel y Tonya. A la una en punto. Saldremos de aquí. Y es formal, por supuesto".

Desde que Darius parecía un purista de las normas, la parte formal no me sorprendió. Pero sentía curiosidad por su invitación a Gabriel y Tonya, la esposa de Gabriel. Vampiros y Cambia-Formas han tenido una relación históricamente desagradable–mucha desconfianza y angustia por parte de los vampiros, mucho desacuerdo y negación por parte de los Cambia-Formas

"¿Por qué invitar a Gabriel y Tonya?" Pregunté.

"Si estuviera siendo generoso, diría que Darius estuvo interesado en la mejora de las relaciones inter-sup. Pero es más probable que se trate de una microgestión de nuestra relación con las manadas. Sería malo para las Casas de Chicago alejar completamente a las manadas. Pero en la mente de Darius, estaría todo mal empezar a ser demasiado agradable con ellos. Nunca antes han existido alianzas oficiales con una manada. Si lo logramos, indicaría un cambio definitivo en el poder de nuestra dirección".

En su mención de una potencial alianza con la manada, miré hacia otro lado. El miedo de Ethan de que nuestra relación–o nuestra futura ruptura–pudiera poner en peligro nuestra creciente amistad con la Central de América del Norte fue la razón que diera la ruptura que lamenta ahora.

"Vamos", dijo Ethan de repente, caminando hacia la puerta.

Miré de nuevo, saliendo de mi ensoñación. "¿A dónde vamos?"

"A la Sala de Operaciones. Se suponía que te llevaría al piso de abajo hace quince minutos".

Lo seguí obedientemente a las escaleras del sótano y hacia la Sala de Operaciones. La puerta estaba abierta, Luc, Juliet, Kelley, Malik, y Lindsey ya se habían reunido en torno a la mesa de conferencias. Luc, en una camisa vaquera descolorida y jeans, era un contraste interesante con el resto de los guardias, que estaban vestidos de negro.

Ethan cerró la puerta. Tomé un asiento vacío en la mesa, y él tomó la silla a mi lado.

Eché un vistazo entre Luc y Lindsey, que estaban sentados en extremos opuestos de la mesa, tratando de leer las hojas de té con respecto a su mensaje anterior. Pero ella llevaba su expresión habitual de aburrimiento ligeramente divertido; Luc miraba el papel sobre la mesa de la Sala de Operaciones, una taza humeante en la mano. Si están en desacuerdo, no lo podría decir, y no había ningún tipo de magia negativa obvia en el aire.

"Finalmente, se unen a nosotros", dijo Luc, tomando su bebida. Normalmente, ese tipo de comentario habría sido una tomadura de pelo por parte de él. Esta vez, sonaba como un reproche, y Luc normalmente no erraba hacia el mal humor. Tal vez él y Lindsey se había metido en algo.

"Nos estábamos comportando bien", le informó Ethan. "Merit me estaba informando sobre la investigación de anoche".

"Cuenta", dijo Luc.

"Lo breve de esta larga historia, es que el V ha sido la causa de la violencia".

Luc frunció el ceño, se sentó, y puso su taza sobre la mesa, envolvió sus manos alrededor de él como si le proporcionaran el calor necesario. Había tenido frío como un vampiro novato, y me había tomado algo de tiempo evitar esos escalofríos. Pero era agosto y probablemente con noventa grados fuera. No entendía a la gente que bebía café en pleno calor del verano.

"¿Por qué algunos delincuentes venderían drogas a vampiros y dárselos seguido en las fiestas? ¿Qué están tratando de lograr?"

"Merit piensa que McKetrick podría estar involucrado", dijo Ethan, "eso tal vez es una táctica para los vampiros fuera de la ciudad".

Alcé una mano. "Eso en realidad era idea de Ethan," dije, dando crédito a quien crédito merece... o distribuyendo por consiguiente la culpa.

Luc inclinó la cabeza hacia atrás y hacia adelante mientras lo consideraba. "Quien quiera que llegue a eso, no es una mala idea, aunque la fabricación de la droga, su distribución, la organización de las fiestas, y todo lo demás en la cadena significa un montón de trabajo sólo para deshacerse de una población. Hay maneras más fáciles".

"Estoy de acuerdo" dijo Malik. "Y con el riesgo de saltar en una de nuestras carrozas favoritas, el primer testigo vio a una mujer llamada Marie. ¿Alguien vota por Celina?"

"Pero no hemos oído nada de ella desde entonces", señalé. "Así que si está involucrada, ella se queda debajo del radar. Tengo a Jeff Christopher comprobando las cintas de seguridad del bar, así que si hay algún signo de ella–o cualquier otro detalle sobre el vendedor–nosotros los encontraremos".

Luc asintió, después tomó el mando a distancia que estaba a un lado de su taza. "En ese caso, una noticia un poco mas alegre para avivar la noche." Levantó el control remoto y apretó los botones hasta que el videoclip se reprodujo en la pantalla.

Era un programa de noticias grabadas. Capturamos el final de una historia sobre la guerra internacional antes de que se pudiera leer el encabezado, "Violencia Vamp en Wrigleyville." La conductora del noticiero–en un fino traje en tonos brillantes, su pelo espeso como un casco sobre su cabeza–ofreció silencio.

"En las noticias locales de esta mañana," dijo, "un brote de violencia en la ciudad fue el resultado de una droga llamada ‘V’ que esta circulando entre la comunidad vampírica de la ciudad".

Pasaron una imagen de una tableta V blanca en la mano de alguien, y luego hacia un destrozado Temple Bar.

"El disturbio de anoche se debiò a uno de estos eventos en un bar de Wrigleyville vinculado a la Casa Cadogan. Estábamos en vivo en la escena de anoche, y esto es lo que uno de los residentes locales tenía que decir".

Enfocaron el video a dos chicos de fraternidad en el Temple Bar.

"¡Oh, esos pequeños traidores de mierda", murmuró Lindsey. "Esos son los humanos que hablaron con Christine"

"Estuvo horrible allí", dijo el más alto de los dos chicos. "Todos esos vampiros sólo se lamentaban el uno con el otro. Era como si simplemente se volvieran locos".

"¿Tuviste miedo por tu vida?", Preguntó un reportero fuera de pantalla.

"Oh, absolutamente", dijo. "¿Cómo no tenerlo? Quiero decir, son vampiros. Nosotros solamente somos humanos".

"La bomba atómica fue inventada por solamente humanos'", murmuró Malik. "La Segunda Guerra Mundial y la Inquisición Española fueron perpetrados por "solamente humanos'"

No tuvimos claramente una multitud receptiva por el periodismo sensacionalista.

"Los Concejales Pat Jones y Clarence Walker hicieron declaraciones esta mañana pidiendo una investigación a las Casas de vampiros de Chicago y su papel en este nuevo fármaco. El alcalde Tate respondió a los acontecimientos de esta mañana tras reunirse con su consejo económico".

El noticiero cortó hacia un plano en la que Tate estrechaba las manos de una mujer en un traje poco favorecedor. Junto a un burócrata de aspecto sencillo, se veía mucho más como un héroe de novela romántica. Ojos seductores, cabello oscuro, sonrisa perversa. Había que preguntarse cuántos votos había obtenido porque los votantes sólo querían estar cerca de él.

Cuando los periodistas comenzaron a acribillarlo con preguntas acerca de la pelea en el bar, alzó las dos manos y sonrió con afecto. Esa sonrisa, pensé, caminaba entre la línea delgada de la empatía y la condescendencia.

"He hecho que las Casas de Chicago estén bien conscientes de sus responsabilidades, y estoy seguro de que van a tomar todas las precauciones necesarias para poner fin de inmediato a la propagación del V y a la violencia. Si no lo hacen, por supuesto, las medidas tendrán que ser tomadas. Mi gobierno no tiene miedo de tomar esas medidas. Hemos hecho mucho trabajo para reconstruir esta ciudad en la que Illinois pueda estar orgullosa, y vamos a seguir para garantizar que Chicago sigue siendo un lugar de paz y prosperidad".

La conductora del noticiero apareció de nuevo en la pantalla. "El índice de aceptación del Alcalde Tate se mantiene elevado constantemente incluso a la luz de la reciente violencia".

Con eso, Luc alzó el mando a distancia y detuvo el vídeo de nuevo.

La sala quedó en silencio y con gran preocupación. Supuse que ahora sabía por qué mi padre había llamado. Probablemente se moría por reprenderme por ser un vampiro y mancillar el nombre de la familia–a pesar del hecho de que no había tenido nada que decir sobre tener colmillos, y estaba haciendo lo mejor para mantener la paz en Chicago.

A menos que su tono hubiera cambiado también acerca de eso.

"Bien" dijo finalmente Ethan. "Me consuela saber que los índices de aceptación del alcalde Tate son fuertes".

"Tate debe ser la comilona con información de los reporteros", le ofrecí. "Apenas supimos sobre el incremento en la violencia, y mi abuelo se comprometió a mantener al V fuera de la prensa".

"Así que Tate esta usando a los vampiros para hacer heno político?" ofreció Luc. "Supongo que no es la primera vez que un político toma ventaja del caos, pero de seguro estaría bien si no fuera a expensa nuestra".

"Y si no tuviera lista una orden de arresto", estuve de acuerdo.

"La manera de poner primero a la ciudad", dijo Lindsey.

Luc miró a Ethan, preocupación en su expresión. "¿Algo sobre Darius?"

"Todavía está en silencio la radio".

"Esto no va a ir bien".

"¿Drogas y violencia en mi bar? Drogas y violencia cubiertas por los paparazzi locales que probablemente lo pondrán en cobertura nacional, ¿si no es que ya lo hicieron? No, no imagino que estará encantado, y hay una buena probabilidad de que la Casa sufra por ello".

"Dile la otra parte", dijo Kelley.

"¿La otra parte?" preguntó Ethan, con la mirada pasando de Kelley a Luc.

"La otra parte", confirmó Luc, recogiendo la tablet PC y tocando la pantalla. La imagen del proyector cambió desde el noticiero a una transmisión en vivo en blanco y negro de una calle oscura. Durante mi período como guardia activo de la Casa, había visto suficiente los tiempos de grabación para estar familiarizada con eso.

"Eso es fuera de la Casa Cadogan".

"Buen ojo, Centinela," felicitó Luc. "De hecho lo es." Tomó de nuevo la tablet PC y amplió la imagen, enfocándose sobre un sedán cuadrado que llevaba dos pasajeros. Ambos vestían trajes.

"Kelly fue a correr. Se dio cuenta del sedán cuando se fue, y aviso del sedán cuando regresó".

"Veinte y seis millas," dijo Kelley "Me llevó una hora y veinticuatro minutos".

No está mal para un maratón de larga distancia. Un tributo a la velocidad vampiro.

"Eso es mucho tiempo para que dos hombres en traje estén sentados en un coche fuera de la Casa", dijo Ethan, y luego volvió a mirar a Luc. "Es un coche sin identificación del Departamento de Policía de Chicago (CPD)".

"Eso es lo que pensamos. Ni el coche ni los trajeados se parecían al personal de McKetrick, por lo que nos dimos cuenta que eran detectives. Llamamos a la oficina del Ombudsman para confirmar, pero no tenían ni idea sobre el coche".

Murmuré una maldición. "Tampoco tenían ni idea sobre la rave del Sr. Jackson. En este momento Tate no está siendo del todo sincero con la oficina".

"¿Falta de confianza?" preguntó Ethan.

"O quizás el temor de que la oficina del Ombudsman este ligada muy de cerca a la Casa Cadogan", sugerí. "La oficina de Tate no le da a la oficina del Defensor toda la información, el cual actúa como un cheque y saldo sobre mi abuelo".

Lindsey hizo una mueca. "Eso es una bofetada en la cara".

"Sí, lo es", estaba de acuerdo. "Creo ¿que el coche de policía señala también la falta de confianza de Tate en nosotros?"

Ethan se revolvió en su silla. "Dado al hecho de que tiene lista una orden de arresto dispuesta a ejecutarla, yo diría que sí."

Mi teléfono celular sonó. Lo saqué y comprobé el identificador de llamadas. "Hablando del diablo. Es Jeff. " Lo abrí de un tirón. "Hey, Jeff. ¿Tienes algo para mí?".

Jeff se rió entre dientes. "Por supuesto, lo tengo. Pero estoy estrictamente fuera de los límites ahora. Ya sabes, por lo de la pequeña dama".

"Sin faltar al respeto a ti o los tuyos. Hola, estoy en la Sala de Operaciones con Ethan y todo el mundo. ¿Puedo ponerte en el altavoz?"

"Mátate tu solo. Probablemente ayudará que todos oigan".
Puse el teléfono en el centro de la mesa, después pulsé el botón del altavoz. "Okay. Estás en vivo. ¿Qué tienes?"

"Aw, si solamente hubiera preparado un monólogo".

Escuchamos la voz de Catcher en el fondo. "Enfoque, chico".

"Bueno", dijo Jeff, y escuché el chasquido de las llaves, "resulta que las cámaras de seguridad están encendidas, Colin y Sean graban el video. Este se almacena en el bar en un servidor dedicado, y también hay copias de seguridad externas en caso de que algunas cosas se pongan mal. En realidad me impresionó bastante. No esperas que los bares tengan ese tipo de protocolo de seguridad".

Desde el aspecto del duro fondo de la habitación, el Temple Bar definitivamente no parecía el tipo de establecimiento con un "servidor dedicado", no es que pudiera diferenciar un servidor dedicado de un servidor no dedicado.

"Así que, de todos modos, agarré el video y lo cargué".

Me incliné hacia delante, enlacé mis manos juntándolas sobre la mesa. "Dime que encontraste algo, Jeff."

"Tomó un poco embobinarlo", dijo. "Los camiones utilizan bastante el callejón para hacer una parte de las entregas. También está la camioneta del servicio de banquetes, camiones de basura, taxis, servicios de entrega a bares, etcétera, etcétera. Pero a partir de hace dos meses, cada par de días, usualmente en las primeras horas, un vintage Shelby Mustang–un coche horrible–se detiene en el callejón. A veces el coche se queda allí durante unos minutos, nada pasa, el coche se aleja. Algunas veces el conductor se baja".

Mi corazón comenzó a latir en anticipación. Estábamos cada vez más cerca, lo sabía. "¿Cómo lucía el piloto?"

"Bueno, aunque las copias de seguridad son impresionantes, el video es una mierda. Muy granulada. Pero me las arreglé para sacarte una imagen. Voy a enviarte la foto".

"Utiliza el correo electrónico," dijo Luc, leyendo una dirección a Jeff y cogiendo una de las tablets PC del escritorio. "De esa manera podemos proyectar la imagen."

"Considéralo hecho" Jeff apenas había dicho las palabras antes de que sonara la tablet de Luc, indicando un nuevo mensaje. Sus dedos bailaban sobre la tablet PC, y una imagen apareció en la pantalla.

El tipo era bajo–tal vez cinco pies con los zapatos–viejo con pelo liso y oscuro, y características redondas. No había nada destacable en su rostro, pero hubiera jurado que lo había visto antes.
"¿A alguien le parece familiar?" pregunté, pero capté murmuraciones de ‘no’s’ por la habitación.

Los otros no le habían reconocido, pero sentía que Sara podría.

"Él coincide con la descripción del tipo que Sarah–el humano de la fiesta de Streeterville–conoció," dije. "Haz que sea mi noche y dime que tienes el número de placa del coche, Jeff."

"Porque soy, de hecho, impresionante, fui capaz de anular el video. Tomé el número de placa del auto y la corrí a través del sistema del Departamento de Vehículos Motorizados (DMV). El coche está registrado a nombre de Paulie Cermak". Jeff leyó una dirección. "El interwebs dice que su dirección esta cerca del Conservatorio Garfield Park."

Hice planes para darle al señor Cermak una visita. También abrí los ojos y sonreí al teléfono. "Jeff, eres una perfección de hombre".

"Lo gracioso es que," continuó Jeff, "el título del vehículo muestra una venta reciente–hace solo unos meses atrás a nuestro Sr. Cermak. Pero no hay información sobre el propietario anterior o a quien le compró el coche".

Fruncí al teléfono. "Eso me parece raro."

"Definitivamente extraño", coincidió Jeff. "Cuando estuvimos viendo los registros, demasiados datos usualmente señalan un espionaje. No hay datos suficientes que señalen una depuración. Los vehículos vendidos casi siempre están en el sistema; no hay razón para que no esten. Este archivo estaba limpio por todas partes. Oh, y eso no es todo".

"Estamos escuchando."

"Porque soy, de hecho, no sólo sumamente impresionante, pero también todo eso y una bolsa de papas–preferiblemente algún tipo de las kettle-cooked jalapeño–he comprobado los antecedentes penales del Sr. Cermak en la base de datos del Condado de Cook. Quiero decir, probablemente no supone entrar en su sistema sin permiso, pero ¿qué otra cosa hace un chico cuando su vampiro favorito le hace una llamada?"

"De hecho. ¿Qué aprendiste?"

"De hecho, no mucho. Hay un registro penal sellado en el archivo, y eso es todo."

"¿Crees que también fue borrado el archivo?"

"Eh, no necesariamente. Puedes sellar los archivos criminales por todo tipo de razones legítimas. Para proteger a la víctima, porque quizás es menor de edad, porque quizás un zombi mente-muerta come-cerebros sin ninguna mens rea que sea––"

"¿Expediente sellado?" apuntó Ethan.

"Sí. Así que, el archivo esta sellado, y no puedo acceder a ningún dato. En realidad ellos están utilizando una muy buena encriptación sobre los registros cerrados. Necesitaría la clave de acceso o contraseña, o tendrías que obtener una orden judicial para extraer el archivo."

"Así que ¿es un callejón sin salida?"

"¡Ja! hiciste una broma. Pero sí. Muy muerto. Muerto y bien muerto. Incluso muerto y ciertamente muerto, aunque no estoy seguro de saber cuál es la diferencia entre esas dos cosas".

"Lo tenemos."

"Oh, una última cosa." Escuché el tecleo de más teclas, el sonido superpuesto por el zumbido de Jeff. Sonaba como ‘Blanca Navidad’.

"Es un poco antes para los villancicos de Navidad, ¿no es así, Jeff?"

"Nunca duele estar dentro del espíritu de las fiestas, Merit. Okay, se que el video no es grandioso, y el callejón donde esta la puerta del bar no está muy bien iluminado. Pero de vez en cuando, en luna llena, la luz brilla a la perfección..." mientras el se calló, oí más golpes de teclas. "Okay" dijo de nuevo. "Voy a enviar otra imagen".

Esta era una foto difusa en blanco y negro de un coche en el callejón. Jeff estaba en lo cierto, la imagen estaba granulada, pero el vehículo que se mostraba era un Mustang clásico sin lugar a dudas, lleno con franjas de carreras y aberturas laterales. Y eso no era todo.

Miré a la imagen, tratando en vano de ponerla en foco. "¿Es esa una mujer en el asiento del pasajero?"

"Parece ser que sí," dijo Jeff. "Es más una sombra, pero parece ser una mujer. Curvas, ¿sabes?"

"Lo sabemos", dijo Ethan secamente.

"De todos modos, estaba mirando la sombra de la mujer en el video, ¿verdad? Estaba poniendo la película a una velocidad media, y me encontré con otra cosa. Tengo un acercamiento, y te la voy a enviar."

Una vez más, sonó la tablet PC, y una nueva imagen en blanco y negro sustituyó a la anterior en nuestra pantalla.

Mirè de reojo, pero vista depredadora o no, todavía no podía obtener una buena lectura sobre la mujer en el coche. De hecho, no podía conseguir una buena lectura de algo más que píxeles.

"¿Qué se supone que debemos estar viendo?" Pregunté en voz alta.

"Checa el centro de la imagen", dijo Jeff, "sería aproximadamente donde esta su collar."

Iba a abrir la boca para protestar porque no podìa ver nada–y fue entonces cuando lo vi–alrededor de su cuello, un brillo innegable de la luz.

"Jeff, se parece a la medalla de una Casa." No diferente a la que le había visto llevara a Celina la noche en que regresó a la Casa Cadogan.

"Eso es lo que yo también pensaba."

"¿Se puede ampliar más cerca?" preguntó Ethan.

"Desafortunadamente, no puedo darte más detalles. El sensor de la cámara no registró ningún dato más. Pero eso es algo, ¿no? En cierto modo sugiere que tienes involucrada a una Casa Vampiro en el negocio de la droga."

Malik y Ethan intercambiaron una mirada pesada. "Eso sugiere," acordó Ethan. "Pero por ahora, vamos a mantener esto entre nosotros, ¿de acuerdo?"

"Tú eres el jefe," dijo Jeff amablemente.

"Gracias, Jeff. Lo apreciamos."

"Lamentablemente, tengo noticias malas estando junto a las noticias buenas."

"¿Qué es eso?" le pregunté.

"Paulie Cermak es el único sospechoso que tenemos en la difusión de V. Reduje el video anoche, y tuvo que darles la vuelta a los del CPD esta mañana."

"Por supuesto," dije. "El detective Jacobs había estado interesado en el video."

"Lo es y lo fue. Enviaron detectives a la casa de Cermak esta mañana."

Ethan frunció el ceño al teléfono. "¿Encontraron algo?"

"Esa no es la cosa. La casa estaba limpia. El coche estaba limpio. Todavía están procesando algunas cosas que levantaron para rastrear evidencia, pero no hay nada que lo ate a las drogas o las raves. Por lo que sabemos, sólo es un hombre en un callejón público. Tenía todo el derecho de estar allí."

Sea como sea, mi estómago dijo que Paulie Cermak era más que un transeúnte, y apostaría que si llamamos a todos los vampiros Cadogan que habían estado en Temple Bar en el último mes, lo señalarían como el tipo que vagaba fuera y promocionaba el V. Por supuesto, eso requeriría llamar a cada vampiro Cadogan. No estaba dispuesta, al menos en este punto, a arrastrar a cada vampiro en esto.

"Gracias, Jeff. ¿Hay algún problema si le hago una visita al Sr. Cermak por mi cuenta?" Ante mi sugerencia, la cabeza de Ethan saltó, pero no hizo ninguna objeción.

"No de nosotros. Y el CPD no tiene que saberlo. Hey, Chuck me esta llamando, así que me tengo que ir. Tenemos un par de hadas que lo necesitan para mediar una disputa de propiedad, y tengo que cargar algunos documentos. Estaremos en contacto."

"Gracias, Jeff," dije, y luego cerré el teléfono.

La Sala de Operaciones se quedó en silencio por un momento.

Miré arriba y alrededor hacia los vampiros en la habitación. "¿Alguna idea antes de que visite nuestro supuesto traficante de drogas?"

"¿Cómo oponerme a tu castigo capital?" gruñó Luc.

"Prefiero no jugar a ser juez, jurado y verdugo", le dije. "Pero si tienes alguna sugerencia estratégica o diplomática, soy toda oídos".

Ethan me dio unas palmaditas en la espalda de buen humor. "Bien Centinela."

Traducido por Chelo

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Hard Bitten - Capítulo XIV

CAPITULO CATORCE: LA LISTA DE ANTES DE PARTIR


Al tiempo que el amanecer se aproximaba, el resto de los vampiros comenzaron a emerger del bar, tropezando un poco entre las luces estroboscópicas de los patrulleros y los flashes de las cámaras. Estaban repletos de moretones que ya estaban verduzcos, resultado del veloz proceso curativo de los vampiros. Apuesto que las heridas de la comunidad tomarán más tiempo en sanar, desafortunadamente.

Mi abuelo y Catcher hablaron con los policías, probablemente compartiendo notas y teorías. Eventualmente Jeff llevó la computadora portátil al bar, posiblemente para descubrir todo lo que pudiera acerca de las cintas de seguridad.

Cuando la policía removió su cinta y los patrulleros comenzaron a partir, me dirigí hacia el sector donde Lindsey y los vampiros desafectados estaban aguardando.

Ella se puso en pie mientras me acercaba. “Sabes algo?”

“Aún no. Las escenas de crimen aparentemente implican un montón de espera y quedarse parado por ahí. Tú?”

Lindsey echó un vistazo hacia atrás a los vampiros, quienes lucían conmocionados por la combinación de drama policial, detectives, arco iris de alcohol, y paparazzi. “Aún nada. Escuché de uno de los paramédicos que tu abuelo trajo a un consejero para charlar con los humanos.”

“Fue una pelea de bar,” me quejé. Los humanos estaban ciertamente en su derecho a sus respectivos sentimientos, pero ninguno de ellos había sido lastimado – siquiera habían estado realmente involucrados.

“Pero fue una pelea de bar con locos y aterradores vampiros,” dijo ella exageradamente, moviendo sus dedos como un amenazante monstruo.

Bufé, pero reconocí que no era una pelea que fuera a ganar, no cuando los humanos estaban rodeados por reporteros y cámaras. Eché un vistazo hacia el bar. “Tal vez deberíamos regresar adentro. Limpiar un poco. Quieres reunir a las tropas?”

“Dios, por favor, sí. Luc quería que nos quedemos hasta que la policía nos diera el ok a todos, de modo que he estado aquí y aburrida. Voy a considerar tu pedido como el visto bueno.”

Esa racionalización me servía. “Dame un minutote ventaja. Quiero echar un vistazo.” Ella asintió con la cabeza, así que me dirigí adentro.

El piso del bar estaba en ruinas, no muy diferente al piso de Cadogan luego del ataque de los cambiaformas, aunque con una decoración más informal. Los recuerdos de los Cachorros, afortunadamente, habían logrado sobrevivir a la embestida, sin embargo las mesas y sillas estaban en su mayoría patas para arriba. Recorrí la habitación en busca de cualquier cosa que me diera una pista de por qué nuestros vampiros se estaban volviendo locos, pero asumí que cualquier cosa que pudiera haberlos ayudado ya no se encontraba, habiendo sido recogido por la policía. Y no había ningún hombre bajito con invitaciones a raves a la vista.

Si Celina estaba involucrada y de alguna manera, estaba dirigiendo esta masiva histeria vampírica, se las había ingeniado para conseguir echarnos de nuestro propio bar. Era justo la clase de cosa que ella hubiera disfrutado. Mientras estaba en pie allí sola, me imaginé a Celina apareciendo desde detrás de la barra, repleta de globos, con los brazos alzados en señal de victoria.

“Oh, el poder de la fantasía,” murmuré, y comencé a recoger mesas de bar volteadas.

Lindsey apareció por la puerta, su banda de vampiros a su espalda. “Muy bien niños y niñas,2 dijo. “Pongamos a este lugar de nuevo en forma para la lucha. Por así decirlo.”

Los vampiros se quejaron pero obedecieron, enderezando mesas y sillas. Colin gimoteó a tiempo que atravesaba la puerta y evaluaba su lugar.

Miró en mi dirección. “Vas a resolver esto?”

“Estoy trabajando en ello,” le aseguré. “Y hablando de eso, necesito un favor más. No se supone que sepas silbar no?”

Puso dos dedos sobre su boca y dejó escapar un chiflido agudo. Tomó solo un momento antes de que tuviera la atención de todos los vampiros en el bar.

“La discreción es la mejor parte del valor,” dije, “de modo que voy a ir para la oficina del fondo. Si alguien tiene información, éste sería un buen momento para hablarme.”

Como una irritada maestra de escuela primaria, me les quedé mirando hasta que obtuve un par de expresiones avergonzadas cruzando por sus caras. Esto probablemente no fuera a hacer nada por mi popularidad, pero necesitaba hacerse. Interpretar a la organizadora social de eventos era secundario a interpretar a la Centinela y en verdad mantener intacta a la Casa.

Miré de reojo a Colin y extendí una mano hasta que me ofreció las llaves de la oficina. Cuando las tuve en la mano, me dirigí de regreso a la oficina. Quité el cerrojo y me fui inmediatamente al gabinete de archivos. Me vendría bien un trago, y no pensaba que a él le fuera a importar si testeaba su petaca. Abrí el cajón superior, saqué la petaca, y le dí a su contenido una olfateada previsora. Arrugué mi nariz. Sea cual fuere su mezcla secreta, olía potente. Cerré mis ojos con fuerza y tomé un sorbo.

Era…no tan malo en realidad. No era un sabor que pudiera fácilmente describir – “avinagrado” le pegaba cerca, pero también estaba el sabor de la sangre y un toque dulce que balanceaba el sabor, no muy diferente de un vinagreta de frambuesa. Por supuesto, no quería beberme toda una vinagreta de frambuesa, así que la tapé y me prometí una Mallocake de más cuando finalmente regresara a casa.

La noté en la puerta tan pronto cerré el gabinete de archivos. Era una vampira que había visto por la Casa pero que no conocía realmente, una linda morocha con cabello largo y ondulado y una figura curvilínea.

Miró a ambos lados por el pasillo como si temiera que pudiera llegar a ser vista próxima a la puerta de la maestra.

“Puedes cerrar la puerta si lo deseas,” le dije.

Se metió dentro y cerró la puerta tras ella. “Soy Adrianna,” dijo. “Estoy en el tercer piso de la Casa.”

“Un placer conocerte.”

Fue directo al punto. “No me gusta jugar a la chismosa, pero soy leal a mi Casa, y soy fiel a Ethan.” No había duda de la ferocidad de ese afecto en su mirada. “Y si alguien amenaza eso, o a la Casa, es hora de hablar.”

Asentí con solemnidad. “Te escucho.”

“Lo vi por primera vez un par de semanas atrás. Fue en una fiesta – sin humanos – y a un vampiro de la Casa Grey usándola. La probó y veinte minutos más tarde estaba dándole una paliza a alguien que, según él, había intentado una movida con su novia.”

Adriana se pausó, pareció reunir coraje, y luego alzó su mirada hacia mí nuevamente. “Y luego, esta noche, encontré esto en el baño.” Extendió un puño cerrado, y luego lo abrió. En su palma se hallaba un pequeño envoltorio con una V inscripta en el frente.

No necesité ver dentro para saber qué contendría. Cerré mis ojos con fuerza, irritada ante mi propia estupidez. Las drogas no eran para los humanos. No las habían estado usando para hacer a los humanos más dóciles; eso era simplemente el buen y viejo glamour.

Eran para los vampiros. No era el derramamiento de magia o un virus o alguna clase de histeria masiva lo que los estaba haciendo agresivos – había sido una droga la cual ellos habían sido lo suficientemente estúpidos como para tomar.

Tal vez debilitara sus inhibiciones hacia la violencia, tal vez aumentara su testosterona. Cual fuera su química, ésta era la razón de que los vampiros en el bar pelearan por un trago arco iris….. y probablemente las razones de por qué el Alcalde Tate pensara que tres humanos habían sido asesinados en West Town.

“gracias,” dije, abriendo nuevamente mis ojos y extendiendo mi mano. Ella entregó las drogas.

“Si es de algún consuelo, la inmortalidad hace que algunos de ellos se aburran,” dijo Adrianna, “de modo que hacen cosas – prueban cosas – que comúnmente no probarían. Pero ahora está circulando a través del Bar Temple, y no quiero ver que se infiltre en la Casa.”

“Excelete decisión. Alguna vez conociste al traficante?” pregunté.

Negó con la cabeza. “estas cosas se mueven de vampiro en vampiro. A menos que estás buscando drogarte, cosa que no hago, ni siquiera te pones en contacto con el traficante.”

Otro fallo, pero al menos logré reunir algo de información. Alguien por ahí estaba vendiendo V a los vampiros de Cadogan. Otro alguien – tal vez el mismo? – que estaba solicitando humanos para las raves.

Quien quiera que sea que estuviera orquestando esto, pon las dos cosas juntas y tendrás una situación explosiva.

“Gracias por hacérmelo saber. Veré que Ethan se entere acerca de V para que podamos detenerlo, pero no le diré quién me lo dijo.”

Podía ver el alivio en su rostro, pero rápidamente se enderezó de hombros. “Tú averígualo,” dijo. “Averigua quién está poniendo esto por ahí, quien nos pone en riesgo.”

“Tengo la intención de hacerlo,” le prometí.

Para la hora en que regresé al bar, las sillas y mesas estaban nuevamente en pie. Christine estaba limpiando los vidrios rotos mientras que otro miembro de nuestra clase de Noviciados le sostenía la pala. Colin estaba de regreso tras la barra, limpiando el alcohol vertido y las botellas rotas de cerveza.

Las cabezas se giraron mientras ingresaba, los vampiros mirándome con curiosidad. Probablemente se preguntaran qué sabía ahora – y en cuántos problemas iban a estar a causa de ello. Era una buena pregunta. Porque en este preciso momento, a nombre mío, de Ethan, y de la Casa, yo estaba molesta. Podría haber sido comprensiva con los alborotadores cuando imaginé que esto era algún tipo de histeria pasajera. Pero esto era algo que ellos había elegido hacer. Todo este problema – la policía, la mala prensa que inevitablemente íbamos a recibir, la furia de Tate, las raves – eran causados porque vampiros idiotas decidían tomar drogas.

Habían hecho una elección que desató estragos, y no tenía compasión para con eso.

Aceché la barra y la salté, luego tomé la soga de la gigantesca campana que colgaba tras ella. Era usada para tonterías vampirescas, usualmente como señal del inicio de un juego de tragos basado en la idiosincrasia de Ethan.

Pero ahora la usaría como señal de algo más serio. Tomé la soga y la agité de lado a lado hasta que la campana resonó a través de la habitación. Entonces saqué una cubeta de hielo de una estantería y la puse justo en medio de la barra. Eché un ojo a la multitud para asegurarme de que sólo había vampiros, y cuando la magia se disipó, dejé fluir los improperios.

“Así que esto se trata de drogas,” dije, y me sentí algo mejor cuando algunos de los vampiros desafectados se mostraron sorprendidos; al menos ellos no la habían esta consumiendo.

Pero aparentemente, ellos habían sido los únicos.

“Algunos de ustedes la han estado co0nsumiendo,” dije. “no sé por qué, y no estoy segura de que me importe. De cualquier forma, no podían haber elegido peor momento. Darius está en la ciudad, y Ethan ya está en problemas. La Casa está en el banquillo de los acusados con Tate, y esto ciertamente no va a ayudar.”

Dejé que eso se asentara por un momento, embebiéndome de los susurros y miradas de preocupación. “Las cosas están cambiando,” dije, con mi tono algo más suave. “Nuestra Casa ha atravesado un infierno recientemente, y el futuro no luce mucho mejor. No voy a decirle a Ethan quiénes de ustedes estuvieron aquí esta noche.” Hubo miradas de evidente alivio alrededor del salón. “Pero no podemos permitir que esto suceda otra vez. Nosotros no podemos – yo no puedo – permitir a V dentro de la Casa. Además, dado que yo tendré que contarle a la policía acerca de las drogas, hay una gran posibilidad de que todos sean registrados antes de salir.”

Extendí la cubeta para demostrarles que hablaba en serio, luego la puse nuevamente sobre la barra. “Si tienen V con ustedes, va a la cubeta. La sacaré del bar yo misma y la entregaré a la policía. Será mejor viniendo de mí que de ustedes en forma individual. No podemos permitir que esto empeore. Así que por el bien de la Casa, hagan lo correcto.” Me volteé, de cara a la pared, dándoles la privacidad para hacer sus depósitos. Tomó unos segundos, pero finalmente escuché pasos y movimientos de sillas, y luego el sonido de las pastillas o el silencioso sonar de un sobre, tocando la pared de la cubeta.

El sonido de la conciencia limpiándose.

Luego de un momento, Collin gritó mi nombre. “Creo que ya han terminado,” me dijo silenciosamente cuando miré en su dirección. Asentí, luego miré nuevamente a la multitud.

“Gracias. Me aseguraré de que él sepa que ustedes colaboraron, que comprendieron sus responsabilidades. Y que pueden siempre, siempre, venir a mí si tienen algún problema.” Dicho eso, pero aún sintiéndome como una completa narcotraficante, agarré la cubeta y me dirigí hacia la puerta.

Ahora sabía por qué esto estaba sucediendo, sabía por qué las raves eran más grandes y malévolas que antes. Esperaba ser capaz de mantener el caos lejos de nuestra Casa.

Ahora tenía que hallar al traficante y ponerle un alto al caos en cualquier otro lado.

Me hice camino afuera y encontré a mi abuelo, Catcher, y Jeff. Mi abuelo estaba sentado en el cordón, con su expresión sombría.

Se puso en pie cuando me acerqué y lo guié detrás de uno de los patrulleros – y lejos del camino de los reporteros – antes de entregarle la cubeta.

“Esto es V,” dije. “La misma cosa que vimos en la fiesta en Streeterville. Aparentemente difundida desde Benson a la Casa Grey, al Bar Temple, donde los vampiros fueron lo suficientemente estúpidos como para probarla.” Miré a Catcher. “Esta es la razón por la que habían sido tan violentos. No es el glamour ni la magia --”

“Son las drogas,” acordó con un movimiento de cabeza. “No eran para los humanos, sino para los vampiros.”

“Supongo que estás en lo cierto acerca de eso,” dijo mi abuelo, sacando dos pequeñas, bolsas plásticas de evidencia del bolsillo de su chaqueta. Había píldoras y sobres en cada una.

“En dónde encontraste esas?”

“En el piso del bar,” dijo. “Alguien debe haberlas tirado en la confusión. Tal vez la V sea de ‘vampiro’ o ‘violencia’?”

“Como quieras llamarle,” dijo Catcher, “es malo. V está en los boliches, en las fiestas, en los vampiros.”

Mi abuelo echó un vistazo a los reporteros, quienes estaban tomando fotos desde detrás de las cintas de la policía, sus lentes grises y negras haciendo zoom mientras intentaban tomar cada centímetro de la escena. “No puedo evitarles que tomen fotos,” dijo, “pero retendré el asunto de V tanto como me sea posible. A estas alturas, el único objetivo de la droga son los vampiros, y no parece haber ningún riesgo evidente para los humanos.”

“Aprecio eso, y estoy segura de que Ethan también lo hace.”

Un policía abatido se acercó a mi abuelo, echándome el ojo mientras lo hacía. Catcher, Jeff y yo estábamos en silencio mientras mi abuelo se hacía a un lado, charlando en voz baja con el oficial y, cuando hubieron terminado, le pasó la cubeta.

Cuando mi abuelo regresó, con sus cejas fruncidas, asumí que nada bueno iba dirigido en mi camino.

“Cómo te sientes acerca de venir conmigo al precinto y dar una declaración?”

Mi estómago se retorció. Me estaba haciendo un favor por dejar que sea yo la que hable – dejándome controlar el destino de la Casa, por así decirlo – pero eso no significaba que estaba ansiosa con la idea de ir voluntariamente a la estación de policía.

“No genial, para serte realmente honesta. Ethan tendrá un ataque.”

“No si la otra opción es un vampiro de Cadogan al azar sin tu entrenamiento ni alianzas. Necesitamos hablar con un vampiro de Cadogan,” dijo, “y serás mejor tú que cualquier otro.”

Suspiré. Ahora yo no sólo era la portadora de malas noticias; era la mugrosa rata encargada de reportar todos los sucios detalles al Departamento de Policía de Chicago. Pero mi abuelo estaba en lo cierto – qué mejor opción teníamos?

Asentí mi consentimiento, dejé salir una bocanada de aire, y saqué mi celular nuevamente.

Puede que no fuera la portadora de buenas noticias pero al menos le podía dar una pequeña advertencia – y rezarle a Dios que él no estuviera esperando a despojarme de mi medallón para el final de la noche.

Me subí al asiento delantero del vehículo del Defensor del Pueblo, la adrenalina convirtiéndose en cansancio mientras conducíamos hacia la Estación de Policía en el distrito bucle. Él estacionó en un sector reservado y me escoltó al edificio, con una mano en mi espalda para contenerme.

Dada la tarea en mano, apreciaba el gesto.

El edificio era relativamente nuevo y bastante estéril – la pintura descascarada y los muebles antiguos de metal de las series policiales reemplazados por cubículos y kioscos automáticos y resplandecientes pisos de azulejos. Eran casi las cuatro de la mañana, de modo que el edificio estaba tranquilo y en su mayor parte vacío excepto por un manojo de oficiales uniformados moviéndose a través de los pasillos con perpetradores esposados: una mujer de falda corta y botas altas con un innegable agotamiento en sus ojos; un nervioso hombre con mejillas huesudas y jeans sucios; y un chico corpulento cuyo pelo lacio cubría sus ojos, y su amplia camiseta gris manchada de sangre. Era una escena triste, una foto instantánea de tipos teniendo una indudable noche miserable.

Seguí a mi abuelo a través de lo que parecía un calabozo para detectives, hileras de escritorios idénticos y sillas llenando una habitación bordeada por un anillo de oficinas. Los detectives alzaban sus miradas mientras pasábamos, ofreciendo algún saludo a mi abuelo y curiosas – o simplemente suspicaces – miradas hacia mí.

Al otro lado del calabozo, nos trasladamos por un corredor hacia un cuarto de interrogación que contenía una mesa de conferencia y cuatro sillas. La habitación, parte de la renovación, olía como un salón de exposición de muebles - a madera cortada, plástico, y esmalte de limón.

Ante el gesto de mi abuelo, tomé asiento. La puerta se abrió justo mientras él tomaba asiento a mi lado. Un hombre – alto, de piel oscura, y vistiendo un traje a rayas – entró y cerró la puerta. Tenía un anotador amarillo y una lapicera en mano, y usaba su placa en una correa alrededor de su cuello.

“Arthur,” dijo mi abuelo, pero Arthur extendió una mano antes de que mi abuelo pudiera pararse a saludar.

“No se moleste por mí, sr Merit,” dijo Arthur, intercambiando un apretón de manos con mi abuelo. Luego me miró, con algo más de sospecha en sus ojos. “Caroline Merit?”

Caroline era mi nombre de pila, pero no el usaba. “Llámeme Merit, por favor.”

“El detective Jacobs ha estado en la División por quince años,” explicó mi abuelo. “Él es un buen hombre, un hombre de confianza, y alguien a quien considero un amigo.”

Eso era indudablemente cierto dada las miradas de mutuo respeto que compartieron, pero el Detective Jacobs claramente no se había decidido respecto de mí. Por supuesto, no estaba aquí para impresionar a nadie. Estaba aquí sólo para contar la verdad. Así que eso es lo que intenté hacer.

Revisamos lo que yo había visto en la rave, lo que me había enterado por Sarah, y qué había visto esta noche. No ofrecí un análisis o sospechas – sólo hechos. No había necesidad, ni razón alguna que pudiera imaginar, para insertar a Celina o el drama del PG en eventos que ya eran suficientemente dramáticos de por sí.

El Detective Jacobs hizo preguntas en el camino. Rara vez hizo contacto visual mientras hablábamos, en su lugar, mantuvo sus ojos sobre su papel mientras tomaba nota. Como su traje, su caligrafía era clara y prolija.

No estaba segura de que él estuviera menos suspicaz para el final de mi perorata, pero me sentí mejor por haberle contado. Puede que él sea humano, pero también cuidadoso, analítico, y enfocado en los detalles. No me dio el presentimiento de que estuviera ante una cacería de brujas, sino más bien su profundo interés en resolver un problema que casualmente involucró a vampiros.

Desafortunadamente, él no tenía ninguna información acerca de V o de dónde podría provenir. Como había dicho Catcher, como la tercera ciudad más grande del país, Chicago no era exactamente inmune a problemas de drogas.

El Detective Jacobs tampoco compartió ninguna estrategia conmigo, de modo que si tenía planes para hacer su propia tarea de infiltración, no estaba al tanto. Pero sí me dio una tarjeta y me pidió lo llamara si descubría algo más, o tenía algo que pensara que él me pudiera ayudar. Dudaba que Ethan quisiera que involucre a un veterano del Departamento de Policía de Chicago en las investigaciones de nuestro problema de drogas.

Pero es por eso que había sido nombrada Centinela, pensé, metiendo la tarjeta en mi bolsillo.

Ethan estaba sentado en una silla plástica en el pasillo. Estaba encorvado, con los codos sobre sus rodillas, las manos juntas. Estaba golpeteando sus pulgares entre sí, con su cabellera rubia metida tras sus orejas. Era la clase de postura que le has visto a un miembro de la familia en la sala de espera de un hospital – cansado, tenso, anticipando lo peor.

Su cabeza se elevó al sonido de mis botas sobre el piso de baldosa. Se paró de inmediato, luego se movió hacia mí. “Te encuentras bien?”

Asentí. “Estoy bien. Mi abuelo pensó que sería mejor conseguir la historia de parte mía.”

“Parecía la decisión más justa,” dijo una voz detrás de mí.

Eché un vistazo atrás para ver a mi abuelo caminando por el corredor hacia nosotros. Ethan extendió su mano. “Sr Merit. Gracias por su ayuda.”

Mi abuelo le estrechó la mano, pero a su vez negó con la cabeza. “Agradece a tu Centinela. Ella es una muy buena representante de su Casa.”

Ethan me miró, con orgullo – y amor? – en sus ojos. “Estamos de acuerdo en eso.”

“estoy cansada,” dije, “y no tengo auto. Podríamos regresar a la Casa?”

“Por supuesto.” La mirada de Ethan se desvió hacia mi abuelo. “Necesita algo más de parte nuestra?”

“No. Hemos terminado por el momento. Disfruten del resto de su noche – hasta donde sea posible.”

“Poco probable,” dije, dándole unos golpecitos en el hombro. “Pero haremos lo mejor que podamos.”

Pero antes de que pudiéramos dar un paso hacia la salida, las puertas al final del pasillo se abrieron de golpe. Tate las atravesó, seguido de un escuadrón de asistentes trajeados. Lucían soñolientos, y me compadecía; era un trabajo de porquería que requería de pelmazos para vestir trajes a las cinco y media de la mañana.

Tate se nos acercó a toda prisa, tanto con simpatía como con irritación en su expresión. Supuse que su irritación era ofrecida por su otra estratégica mitad, el potencial líder anticipando desagradables comerciales acerca de “el problema vampírico.” La simpatía probablemente sea ofrecida por su mitad besa-bebés.

Miró a mi abuelo primero. “Está la situación contenida?”

“Lo está, sr Alcalde. Las cosas en el bar están en mano, y Merit vino y nos proveyó de una muy detallada declaración de modo que podamos manejarnos en el asunto.”

“El cual es?”

“Aún estamos descifrando eso, señor. Tendrá mi reporte tan pronto pueda redactarlo.”

Tate asintió. “Aprecio eso, Chuck.” Miró a Ethan. “Está esto relacionado con el problema que te pedí te encargaras?”

“Puede que lo esté,” dijo Ethan vagamente. “Merit está pasando la mayor parte de su tiempo libre investigándolo, incluyendo esta noche.”

La expresión de Tate se suavizó y se tornó completamente política. “No puedo decirte cuánto aprecio eso.”

Oh, me doy cuenta, pensé a la ligera. Probablemente lo apreciarías de diez a quince puntos en las encuestas.

Tate se acercó y estrechó mi mano, y luego la de mi abuelo. “Merit, mantengámonos en contacto. Chuck, espero con ansias su reporte.”

Se acercó para estrechar la mano de Ethan, pero en lugar de una simple sacudida de manos, se inclinó hacia Ethan y susurró algo en su oído.

Los hombros de Ethan se tensaron, y se quedó mirando ausentemente hacia delante, apenas controlando su furia, cuando Tate se alejó.

El auto de Ethan estaba estacionado en un lote asegurado junto al precinto. A duras penas hice la corta caminata. El drama estaba comenzando a pasar factura colectiva; por toda mi fuerza vampira de más, estaba agotada. Mi cerebro estaba borroso, mi cuerpo exhausto, y mi temperatura estaba de ese extraño y profundo frío que tienes antes de que el resfrío se ponga en marcha.

Ethan abrió la puerta por mí y la cerró de nuevo cuando estuve dentro. Verifiqué la hora sobre la consola; eran casi las cuatro cuarenta y cinco, cerca de veinte minutos antes del amanecer. Otra trasnochada – y otra corrida contra el sol en ascenso.

Silenciosamente, Ethan se subió al auto y encendió el motor.

Hice una última jugada como obediente Centinela. “Quieres el interrogatorio ahora?”

Él debe de haber visto el agotamiento en mis ojos, porque negó con su cabeza. “Luc me puso al tanto de los puntos principales, y los programas de noticias matutinos ya están sobre el caso. Descansa por ahora.”

Debo haber tomado la directiva literalmente, porque recuerdo asentir en acuerdo – pero no el resto del viaje a casa. Tan pronto como él salió de su lugar de estacionamiento y comenzó la espiral de regreso a su propio garaje, dejé caer mi cabeza sobre el respaldo del asiento. Me desperté nuevamente mientras el auto descendía hacia el estacionamiento de Cadogan.

“Estás cansada,” dijo.

Puse una mano sobre mi boca para esconder el creciente bostezo. “Es casi el amanecer.”

“Así es.”

Nos sentamos allí torpemente por un momento, como una pareja al final de su primera cita, no muy segura de qué esperar del otro.

Ethan dio el primer paso, abriendo su puerta y saliendo. Hice lo mismo, tambaleando un poco mientras salía del auto, pero manteniéndome en pie. Podía sentir el jaleo del sol, mis nervios carcomiéndome del cansancio, mi cuerpo gritando que era hora de encontrar un lugar suave, oscuro donde pasar el día.

“Lograrás llegar arriba?” preguntó.

“Lo lograré.” Me concentré en poner un pie delante del otro, parpadeando para mantener mis ojos en foco.

“El sol hace estragos sobre ti,” dijo Ethan mientras ingresaba el código de la puerta del sótano, luego la mantuvo abierta mientras yo la atravesaba casi como una zombie. Estaba lo suficientemente conciente como para darme cuenta de que él no tenía el mismo problema.

“Tú estás menos afectado?” pregunté mientras caminábamos hacia las escaleras.

“Soy más viejo,” explicó. “Tu cuerpo está todavía adaptándose a la genética del cambio, a las diferencias entre ser diurno y nocturno. Tan pronto te vuelvas más vieja, te encontrarás con que el tirón es más fácil de manejar. Más como una gentil sugerencia que como un toma-y-vé.”

Fui capaz sólo de mascullar un sonido de acuerdo. De milagro logré llegar hasta el descanso del segundo piso sin caerme.

“Hablaremos mañana,” dijo Ethan, y se dirigió hacia las escaleras. Pero lo llamé para detenerlo. Miró nuevamente.

“Qué es lo que Tate susurró en tu oído?”

“Él dijo, ‘Arregla esto, maldición, o de lo contrario…’ Hablaremos de eso mañana.”

No tuvo que decírmelo dos veces.

Traducido por Chloe♥

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Hard Bitten - Capítulo XIII

CAPÍTULO TRECE

LA REVOLUCIÓN SERÁ TELEVISADA.
 

 
“Yo lo vi primero,” dijo un vampiro al final de la barra con rastas debajo de una boina.

“Yo lo estaba por tomar cuando metiste tu manota,” dijo un segundo, esbelto y castaño hombre vestido con una remera oscura y pantalones kakis. Parecían más bien poetas ó chicos de cafetería que matones de Temple Bar… hasta que comenzaron a golpearse el uno al otro en el rostro.

“¿Qué mierda?” exclamó Lindsey mientras yo saltaba por la para separarlos. Tomé al chico de la remera oscura por el brazo y lo tiré hacia atrás. Se tambaleó un par de pies antes de chocar el piso con su trasero. Rastas -aún en el calor de la pasión- se abalanzó hacia mí -pero atrapé su puño y retorcí su brazo hacia atrás, aprovechando su peso para ponerlo de rodillas.

Luego miré sus ojos. Sus pupilas estaban pequeñas, sus plateados irises como anillos de diamantes a su alrededor.

Murmuré una maldición. Estaban actuando como lo habían hecho los vampiros del rave -con impulso a actuar violentamente y propensos a la ira- y tenían los mismos largos irises. Mi estómago dio un vuelco en aviso, y temí lo peor. ¿Era este el escenario de la próxima histeria vampírica en masa?

Le di a Rastas un golpe en el cuello que le cortó un poco el oxígeno y lo dejó tirado en el piso.

Desafortunadamente, para el tiempo en que volví a pararme, una docena más de vampiros había sucumbido a lo que fuera que los afligía. Volaban puños furiosos e insultos alrededor, los vampiros se golpeaban como si sus vidas -y no un vaso de alcohol barato- estuvieran en juego.

La irritación se había expandido como un virus. Cada vampiro que estaba peleando e inadvertidamente tropezaba con otro comenzaba un segundo round, y en consecuencia la violencia ondulaba a través de la multitud.

Sin otra opción más que saltar en la lucha, miré a Lindsey, compartí un asentimiento de acuerdo con ella, y me moví. Mi objetivo no era ganar la pelea, sino separar a los peleadores. Comencé por saltar en medio de los dos vampiros más cercanos. Obtuve un golpe en el hombre por ello, pero me las arreglé para separar a los dos vampiros. Los empujé en direcciones contrarias y me encaminé hacia el siguiente par.

Lindsey hizo lo mismo, saltando por encima de la barra -derramando el arcoíris de bebidas en el proceso- y apartando a los vampiros.

Desafortunadamente, no tenían la intención de irse. Lo que fuera que los había poseído los había consumido, haciendo que siguieran enterrando sus uñas los unos a los otros, dispuestos a continuar peleando por nada substancial.

Afortunadamente, aquellos que no estaban afectados -un par de hombres y mujeres que había visto en la Casa- nos ayudaron a separar a quienes luchaban. Nos convertimos en un equipo. Peleando contra los nuestros, desafortunadamente, pero aún así peleando por el bien de la causa.

Apreciaba el esfuerzo, incluso si no era suficiente. Con cada par que separaba, otro aparecía, hasta que la masa de vampiros que
peleaban atravesó la puerta del bar.

Sobre el rugido de las peleas, podía escuchar la sirena de policías. Alguien debió haber llamado a la policía por las peleas. Esto se estaba por poner aún más feo; era tiempo de un nuevo plan.

Miré alrededor, buscando por Lindsey, y la encontré a mi izquierda, arrastrando a un vampiro chillón por el tobillo.

“¡Lindsey, voy a sacar a los humanos del bar!” grité, sacándome de encima a un vampiro y evitando el hecho de que otro me había dado un puntapié.

A los policías no les interesaría que los vampiros estuvieran peleando contra otros vampiros, pero sí estarían completamente molestos si quedaban humanos atrapados en medio de las líneas de fuego.

Con Tate al pie de guerra, no estaba segura de que pudiéramos superar ese tipo de escándalo con la Casa intacta, mucho menos sin un recibidor.

“Estoy en camino” replicó, volcando a su vampiro unas mesas lejos. Otro vampiro de Cadogan tomó su lugar, ayudando a mantener a ese vampiro lejos mientras ella se acercaba a mí y empujaba al vampiro que había tratado de someterme a patadas.

“Sos una muñeca” le dije, saltando una valla de vampiros mientras corría hacia la puerta. Comencé a construir un pasaje tomando la mesa más cercana y deslizándola hacia la puerta. Tres más formaron una falsa pared contenedora entre la salida y el resto del bar, lo que mantenía acorralados a los vampiros que peleaban y les otorgaba a los humanos un camino libre.

Volví a mirar a la multitud, y principalmente vi a una pareja arrinconada contra una de las mesas, con los ojos abiertos de par en par. Corrí hacia ellos, los apresuré a que se levantaran, y les indiqué el camino parcialmente seguro hacia la salida.

“Salgan por ese camino” dije, y mientras ellos se encaminaban a la puerta, reuní al resto. Los humanos fueron fáciles de ubicar. Los pocos vampiros que no estaban afectados por la violencia trataban de ayudar; la mayoría de los humanos se acobardaban, probablemente shockeados por la violencia y tratando de mantenerse alejados. Localicé a tantos como pude y los envié hacia la puerta, las sirenas de policías haciéndose más fuertes mientras corrían hacia fuera.

Cuando disipé a todos los humanos, fui hasta la puerta y encontré la calle inundada de luces azules y rojas mientras los humanos huían del bar como si fueran rehenes liberados de un robo de bancos.

Policías comenzaron a emerger de sus vehículos, y empecé a temer lo peor -que nos arrestarían a todos por incitar la violencia pública. Por supuesto, eso haría a la orden de arresto de Tate una amenaza discutible.

Me moví despacio hacia la vereda, no dispuesta a ser disparada por policías que pensaban que era un criminal. Nuevamente la adrenalina comenzó a pulsar mientras me preparaba para el segundo round- la secuela. Pero cuando un oldsmobile muy familiar dobló la curva, di un respiro de alivio.

Mi abuelo salió del asiento pasajero, vistiendo un pantalón kaki y una remera de mangas cortas amarilla. Jeff salió del asiento trasero, y Catcher salió del piloto con una remera negra que advertía “Bang Bang Reparador de Viviendas”. Sus más usadas podrían traer un sentimentalismo irónico, pero su expresión era de negocios.

Los tres asintieron a los policías que pasaban. Caminé hacia ellos.

“¿Problemas?”

“Violencia,” dije. “Lindsey estaba haciendo tragos en el bar, y los vampiros comenzaron a pelear por quién iba a conseguir cual bebida.

La agresión se expandió como un virus después de eso.”

“¿La misma cosa que viste en el rave?” preguntó Catcher, y yo asentí en acuerdo.

“Eso parece. ¿Algo en el aire, quizás, ó algo en sus bebidas? No lo sé.” señalé al grupo de humanos. “Sacamos a los humanos del bar, pero las cosas todavía están tensas adentro. Siguen peleando, y haberlos apartados los unos a los otros no funcionó realmente.”

“¿Cómo los habían calmado en el rave?” preguntó Jeff.

“No lo hicimos. Básicamente falsificamos una alarma de incendios y volamos de la escena. Y puesto que no llegó a las noticias, asumí que se habían calmado por sí mismos.”

Una mesa del bar de repente voló a través de la puerta abierta y se estrelló en la vereda, deteniéndose frente a los neumáticos delanteros de unos de los autos de la policía.

“Quizás no tengamos tanto tiempo,” dijo Catcher.

“Métete allí,” solicitó mi abuelo, haciendo señas para llamar la atención de uno de los policías. Intercambiaron algún tipo de señales policíacas secretas, los demás policías se mantuvieron agachados mientras Catcher trotaba hacia el bar y desaparecía dentro.

Pasó solo un momento hasta que Lindsey y el resto de los vampiros no peleadores salieron trotando hacia la acera. Colin fue el último, con una terca expresión en su rostro.

“¿Qué es lo que Catcher -?” fue lo único que alcancé a decir antes de que el bar se silenciara. No más vidrios rotos, no más epítetos descriptivos, no más sonidos secos de carne contra carne.

Aunque sabía que probablemente no era posible, mi primer pensamiento fue que Catcher de alguna manera había sacado a cada vampiro en el bar con sus locas habilidades de combate. Pero Jeff se inclinó hacia mí con una respuesta más apropiada.

“Magia,” susurró. “Catcher sacó a los vampiros felices del bar. Eso le dio espacio para trabajar las Llaves en el resto de los que quedaron.”

“¿Poniéndolos a dormir?” pregunté.

“Nah, probablemente algún hechizo calmante. Es bueno en eso -obligando a las personas a tranquilizarse. Es una habilidad que en ocasiones viene bien para tratar con los sups.”

No estaba completamente segura de cómo sentirme acerca de ese hechizo. Aunque confiaba en Catcher, no me emocionaba el hecho de que un hechicero estuviera usando su magia para sedar vampiros. Hubiera preferido estar allí adentro con él, manteniendo un ojo en el procedimiento y supervisando.”

Pero antes de que pudiera formular mi preocupación, se acabó. Catcher apareció en la puerta otra vez y sacudió una mano al resto de los policías. Al momento, había una docena de policías merodeando nuestra esquina en Wrigleyville. La mayoría llevaba uniformes, pero unos pocos eran detectives en traje y camisa, sus insignias enganchadas en la cadera ó colgando en una cadena alrededor de sus cuellos.

“Entraremos,” dijo mi abuelo. “Mi esperanza es que nadie será arrestado hasta que resolvamos esto. Estos oficiales saben que esto no es solo una llamada por ebriedad y desorden -sino que se trata de algo más supernatural.”

“Y nosotros mantendremos un ojo en los vampiros hasta que recuperen sus sentidos.” agregó Jeff, posando una mano en mi brazo. “Es parte de nuestra descripción de trabajo -haciendo de ángeles guardianes ocasionalmente.”

“Lo apreciaría.”

“Estaremos en contacto en cuanto podamos,” dijo mi abuelo. “Mantente lejos de problemas hasta entonces.”

Volví a mirar hacia el bar y pensé sobre mi investigación. Nuestros chicos de la fraternidad y Sarah quizás habrían sido solicitados por el mismo tipo, al menos basados en sus mínimas descripciones. Eso valía más preguntas. “De hecho, creo que voy a dar un vistazo.”

Mi abuelo frunció el seño. “No estoy seguro de estar cómodo acerca de que merodees alrededor cuando hay algo extraño en el aire.”

“Tengo una daga en mi bota, y estoy rodeada por policías.”

“Buen punto, bebita. Solo hazme un favor -¿se cuidadosa? Me voy a tensionar mucho si los de uniforme terminan arrestando a mi nieta, sin mencionar la llamada que tendré que hacer a tu padre.”

“Ninguno de los dos quiere ninguna de esas opciones.” le aseguré.

Mientra mi abuelo y Jeff se encaminaban al bar, escaneé la cuadra.

Lindsey y Christine habían agrupado a los vampiros inafectados a una esquina opuesta a mí. Los humanos, ahora testigos, remolinaban alrededor entro del perímetro de cinta amarilla. Los paparazzi ya se habían reunido a los bordes, sacando fotografías como si se estuvieran pasando de moda.

El clic de sus disparadores sonaban como una plaga descendiente de insectos.

A ambos Ethan y Darius les iba a dar un ataque de histeria por esto. Y hablando de ello, saqué mi celular del bolsillo. Odiaba ser la quien llevara malas noticias, pero necesitaba avisarle a Ethan. Escribí un mensaje de texto con un resumen rápido (“PELEA EN TEMPLE BAR. HAY POLICIAS:”) y una advertencia (“FOTÓGRAFOS SUELTOS. NO DEJES A DARIUS CERCA DE UNA TV.”). Un mensaje de texto tendría que ser suficiente por ahora.

Con eso hecho, miré la calle en la dirección opuesta. La cuadra estaba segmentada por un callejón que corría a lo largo junto al bar. Si nuestro solicitor de raves había estado merodeando por Temple Bar, ¿se habría movido a través del callejón? Parecía una movida razonable, así que decidí darle un vistazo.

Arrugué la nariz en cuanto di unos pasos en el callejón. Era una noche calurosa de verano, y probablemente olía como muchos de los callejones urbanos lo hacían -basura, suciedad, y orina de recursos desconocidos. Estaba oscuro, pero lo suficientemente amplio como para que pasara un auto. Una señal que algún día habría leído NO SEBICICLETAS NI SCOOTERS ahora leía NO CICLETAS NI COOTERS.

Me contuve para no dejar escapar una risita, pero aún así sonreí un poco.

A mitad del callejón, llegué a la puerta de servicios del bar. La pesada puerta de metal era roja, oxidada y marcada con SOLO DELIVERIES y señales de PROTEGIDO POR AZH SECURITY. Con latas de cerveza aplastadas y apiladas junto a la puerta. A parte de eso, no había mucho más para ver.

Por que se me daba la gana, caminé hasta el otro final del callejón. Allí había un par de contenedores de basura y otras dos entradas a otras áreas, pero eso era todo.

Fruncí el seño con desilusión. No estaba segura de qué esperaba ver, quizás un hombre bajito de cabello negro parado debajo de una flecha flotante de neón que dijera TIPO MALO AQUÍ hubiera sido lindo. Una sospechosa y rápida confesión no hubiera sido inoportuna tampoco.

Esto era mucho más difícil que en las películas.

Oh, se me prendió la lamparita. Eso era.

Mi corazón repentinamente acelerándose con emoción, troté hasta la puerta trasera del bar. Efectivamente, había una cámara de seguridad encima de la puerta. El área estaba oscura y sucia, así que la cámara quizás no habría capturado nada digno de un Oscar, pero al menos era una iniciativa. Pero lo primero, necesitaba encontrar a Jeff.

Corrí otra vez fuera del callejón, pero Jeff todavía no había salido del bar. Y puesto que no entraría y saltaría en medio de un drama policial, decidí ir por Lindsey.

No había dado dos pasos, cuando sentí un golpecito en el hombro.

“¿Está todo bien?”

La voz era familiar, pero me había sorprendido lo suficiente como para darme escalofríos. Me di la vuelta y me encontré a Jonah detrás de mí en una remera ajustada y jeans. Acompañado por dos vampiros que no conocía. Uno vestía un jersey azul y amarillo con un número al frente. El uniforme de la Casa Grey, asumía.

Jonah estaba aquí con sus amigos, lo que significaba que estábamos jugando a ser Centinela y Capitán, sin la conexión de la GR. Y en
esos roles, puesto que nadie nos había visto juntos en la Casa Grey, no nos habíamos conocido. Podría seguir el juego.

“¿Eres Merit, cierto? La Centinela de Cadogan.”

“Sí. ¿Y tú eres?”

“Jonah. Capitán. Casa Grey.” miró hacia el bar. “¿Necesitas ayuda por aquí?”

“Creo que estamos bien. Hubo una pelea en el bar.”

Los ojos de Jonah se abrieron de par en par. “¿una pelea?”

Miré a los dos chicos detrás de él. Quizás podría darle información a Jonah, pero estos dos eran completos extraños. “No conozco a tus amigos.”

“Danny y Jeremy,” dijo, señalando a cada uno. “Son guardias de Casa Grey.”

Danny sonrió y asintió con la cabeza; Jeremy me ofreció un pequeño saludo con la mano. “¿Cómo va?” dijo.

“Puedes ser cándida,” dijo Jonah, y tuve la impresión de que me estaba hablando como a una miembro potencial de la GR, no solo una testigo del caos.

En ese caso, “Había muchos vampiros. Se sacaron de quicio por relativamente nada, y luego se volvieron locos. El bar prácticamente explotó.”

“Escuchamos que hubo algunas reuniones. Violentas.”

“Yo lo he visto con mis propios ojos.” lo miré y luego a sus amigos. “¿Qué están haciendo por aquí?”

“Estábamos por el vecindario pero ahora nos dirigíamos devuelta a la Casa.” sacó una tarjeta blanca y me la extendió. Era una tarjeta de negocios con su nombre, posición, y número de teléfono. “Mi teléfono está allí. Siéntete libre de llamarme si necesitas algo.”

“Gracias, aprecio la oferta.”

“Nada como un poco de cooperación entre Casas.” dijo él. “Buena suerte.”

“Lo aprecio.”

Con un asentimiento, el Capitán de Casa Grey y sus empleados se marcharon y desaparecieron en la multitud. Hubiera sido agradable pedirle ayuda nuevamente -¿pero qué hubiera podido hacer esta noche?

Guardé la tarjeta en mi bolsillo y, cuando me di la vuelta otra vez, encontré a Catcher detrás de mí.

“¿Conoces a Jonah?”

“Ahora sí,” dije, mi estómago comprimiéndose ante la mentira. “Es el Capitán de Casa Grey.”

“Eso he escuchado.” Me observó un momento.

“¿Qué?” pregunté, mi propia curiosidad despertando.

¿Sospecharía que conocía a Jonah? ¿Sospecharía que Jonah sabía más de lo que admitía?

Pero Catcher se mantuvo callado, guardándose cualquier sospecha que tendría para sí mismo.

Ahí fue cuando lo vi -una sombra al costado de mi visión al principio, pero luego un distinguible hombre parado al otro lado de la calle, con una de sus soldados a su espalda.

Era Mcketrick, vestido en jogging negros y remera negra. Sin armas, aunque con todos los policías cerca, era difícil de decir si llevaría algo oculto. Lo que sí tenía era un par de binoculares en la mano, y el hombre detrás de él garabateaba en un pequeño cuaderno.

Aparentemente nuestro amistoso vecino militar anti-vampiro estaba haciendo un poco de reconocimiento esta noche. Escaneaba la
multitud, aparentemente sin saber que yo me encontraba cerca con un par de simpatizantes de vampiros. No imaginaba que tendría algo agradable que decir acerca de eso.

Me incliné hacia Catcher. “Al otro lado de la calle en la esquina. Está McKetrick y uno de sus matones.”

Con toda la habilidad de un operativo de la CIA, Catcher señaló hacia un edificio hacia la dirección de McKetrick. “¿Sabías que ese edificio fue creado por un mono que vivía en el último piso de la Torre Tribune?”

“No lo sabía. ¿Un mono, dices?”

“Pelaje, bananas, mierda por todos lados, todo completo.” Volvió a darse vuelta y metió sus manos en los bolsillos. “No conozco el rostro. Pero está en negro, y tiene binoculares y un subordinado. ¿Ex militar?”

“Dado el atuendo que llevaba el otro día, eso sospechaba. ¿Qué crees que esté haciendo por aquí?”

“Probablemente tiene un dispositivo policial.” dijo Catcher, el gruñido en su voz dándome toda la información que necesita sobre su opinión de ellos. “Es posible que haya escuchado la llamada y decidido venir y ver en que clase de problema se estaban metiendo los vampiros esta noche.”

“Malditos vampiros.” murmuré.

“Siempre metiéndose en algo.” dijo en acuerdo. “Dado que está enfocado en los vampiros, voy a mandar una Evasión Chicago y lo voy a vigilar.”

“¿Evasión Chicago?”

“Voy a ir por el lado contrario y lo voy a atrapar de espaldas.”

“Claro que sí, jefe.” dije “Solo ten cuidado con los militares y cualquier dama con lindas piernas.”

Catcher me dio una mirada oscura. “A veces, no se por qué me molesto.”

“Porque soy genial, y me suplantaste en mi propio hogar.”

Él sonrió maliciosamente. “Eso sí que alivia herida. Vigílalo desde aquí y mándame un mensaje de texto si pareciera ser que quiere unirse a la diversión.”

“Lo haré.”

Catcher bajó su gorra, y se escabulló en la oscuridad de la calle en dirección contraria.

“Evasión Chicago,” murmuré despacio, solo queriendo decir la frase en voz alta. Decidí que todas las operaciones futuras necesitaban nombres tan astutas como esa.

Jeff apareció tan pronto como Catcher desapareció. “¿A dónde se fue?”

“Vimos a McKetrick -el que odia a los vampiros- al otro lado de la calle. Catcher fue a reunir alguna información. ¿Tu que encontraste adentro?”

“Hay un montón de vampiros atontados, y los policías no están sorprendidos de que estén causando problemas en público. Van a querer adjudicar esto a Cadogan, sabes.”

“Lo sé. No estoy entusiasmada de tener que hablar con Ethan sobre esto.”

“Yo tampoco lo estaría. Los policías estaban hablando con Chuck acerca de llamar al Intendente Tate, advirtiéndole sobre lo que ocurre.”

“Es un asunto un poco pequeño como para molestar al intendente, ¿no?”

“Aparentemente no cuando hay vampiros involucrados.” hizo señas hacia los paparazzi, aún tomando fotos, ahora de los que habían estado dentro del bar.

“No hay mucho que podamos hacer ahora.” dije. “Pero sí hay algo que puedes hacer por mí.” Levanté una mano antes de que me recordara acerca de Fallon otra vez. “Y no es nada lascivo. Pero requerirá tus habilidades tecnológicas.”

“Esa es mi segunda favorita habilidad.”

“Hay una cámara en la puerta trasera del bar. ¿Puedes ir a ver a Colin y descubrir si están grabando?”

“Lo haré. Si lo encuentro, ¿Qué es lo que estoy buscando?”

“Lo que sea. Actividad sospechosa. Vendedores de drogas, cosas así.”

“Eso no es muy específico.”

Palmeé su brazo. “Es por eso que vine a ti, Jeff. Porque tienes habilidades locas. Y mantén los ojos abiertos por un hombre bajito con cabello negro. Lo encuentras, te ganas el gran premio.”

Jeff se tambaleó sobre sus tacones. “Define gran premio.”

Me tomó un momento imaginar un premio que no lo metería en problemas con Fallon -o a mí en problemas con el Pack Central de Norte América. Pero Jeff era un americano, cambia formas de sangre roja, así que tenía una idea.

“Llamaré al carnicero favorito de mi abuelo y ordenaré su especial de fin de semana para la oficina.”

Sus cejas se levantaron, un destello de apreciación depredadora en sus ojos. “No se supone que no debemos, ya sabes, aceptar gratitudes -empleados de la ciudad y todo eso-”

“Estoy bastante segura de que habrá media docena de filetes, probablemente algunos solomillos, hamburguesas, chuletas, salchichas. Pero si crees que es inapropiado, lo saltearé. No quiero que te metas en problemas.”

Jeff asintió con absoluta certitud. “Si hay un video, lo buscaré. Encontraremos a tu hombre.”

“Lo aprecio.”

Con su asignación en mano, Jeff se encaminó nuevamente hacia el Olds de mi abuelo, donde se subió al asiento trasero y abrió una laptop negra.

Sonreí ante el entusiasmo, contenta de tener amigos que estaban del lado de la verdad y la justicia. Ser Centinela hubiera sido mucho más difícil sin Jeff, Catcher, mi abuelo, Mallory, y todo aquel que movía información en mi dirección. Realmente no podrías subestimar el valor de un buen equipo.

Y ahora estaba comenzando a sonar como Jonah.

Quizás su charla acerca de la GR me estaba afectando después de todo.
 
 

Traducido por Ro

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